Otro curso más, 1,6 millones de jóvenes estudian en la Universidad española, muchos temiendo que tener una carrera no les sirva para trabajar. Porque más de un tercio de los universitarios (37,6%) están "subempleados" , trabajan en empleos de menor cualificación, mientras las empresas se quejan de que no encuentran trabajadores cualificados. El hecho es que la Universidad se ha convertido en una “fábrica de parados”, 114.000 licenciados que salen cada año sin muchas expectativas: menos trabajo que en Europa y el doble de paro universitario. La Comisión Europea acaba de pedir a España dos cosas: más gasto educativo (gastamos una quinta parte menos por universitario) y una mayor colaboración entre la Universidad y las empresas, para que formen en los empleos que hacen falta. Y los Rectores urgen a los políticos a aprobar una nueva Ley Universitaria (de 2001 y reformada en 2007), que les aporte más autonomía y medios. Hay que reformar a fondo la Universidad.
enrique ortega |
Este Curso universitario 2019-2020 será el 2º consecutivo en que aumentan (poco: menos del 1%) los alumnos, tras 6 años antes de reducción en los alumnos de Grado (-169.000 alumnos entre 2011-12 y 2017-18), por la caída de la natalidad y el aumento de las tasas universitarias, aunque aumentaron los alumnos de Máster y Doctorado. Este año estudian en la Universidad española 1,6 millones de jóvenes, cursando un Grado universitario (casi 1,3 millones), un Máster (220.000 alumnos) o un Doctorado (otros 90.000 universitarios), en su mayoría mujeres (55%) y españoles (sólo el 0,9 % de los estudiantes de Grado son extranjeros, frente a un 6,5% en las Universidades europeas). Y cada vez estudian más alumnos en las Universidades privadas: ya son un 15,3% del total de estudiantes de Grado (y un 36,2% de Máster). De hecho, hay un “boom” de Universidades privadas: desde la creación de la última Universidad pública (Politécnica de Cartagena en 1998) se han autorizado 23 Universidades privadas, según la Fundación CYD.
¿Qué estudian los universitarios españoles? De los 340.000 nuevos universitarios matriculados este Curso 2019-2020, la mayoría Ciencias Sociales y Jurídicas (40%), seguida de Ingeniería y Arquitectura (20%) y Humanidades (18%), optando por Ciencias sólo el 6,4% de los nuevos universitarios, según los datos de Educación. Precisamente, esta elección de estudios (muy ligada a la nota que se ha sacado en Selectividad) determina que sean pocos jóvenes los que elijan carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), que son las que tienen más salidas profesionales y más futuro. De hecho, las matriculaciones en Ingeniería y Arquitectura han caído un 28% entre los cursos 2010-2011 y 2016-2017, según un informe de la Fundación CYD. Y seguirán cayendo estas matriculaciones en el próximo lustro, según la Asociación Española de Inteligencia Artificial. Algo que contrasta con este dato, aportado por Digital.es: las empresas españolas tienen 10.000 puestos tecnológicos vacantes, sin cubrir, porque no encuentran los profesionales competentes.
¿Por qué los universitarios españoles estudian menos carreras tecnológicas? La mayoría (el 40%) las rehúye por su dificultad académica y otro 35% por desconocimiento de los caminos que abren, según una encuesta de Ernest&Young hecha a jóvenes de 12 a 18 años. Este rechazo a elegir carreras técnicas se gesta en la ESO y Bachillerato, según la Fundación CYD, donde los alumnos “cogen miedo” a las matemáticas y a la tecnología, impartidas además por profesores poco formados en estas ramas (sólo el 12% de los créditos de Magisterio corresponden a Matemáticas y Tecnología). Y además, la asignatura de Tecnología es opcional en la ESO y Bachillerato en muchas autonomías. El resultado es que se opta poco por carreras STEM, sobre todo las chicas (sólo 25% en Ingenierías).
Además de estudiar poco las carreras con más futuro profesional (carreras STEAM), los universitarios españoles tienen un alto grado de fracaso escolar: el 21,5% abandonan la Universidad tras el primer curso (y un 12,1% en los Máster), según datos de la Comisión Europea. Y 2 de cada 3 universitarios (el 65,1%) necesitan más de 4 años para graduarse, subiendo hasta el 89,9% en Informática. Y tampoco acaban a tiempo el 29,6%% de los que hacen un Máster de un año y el 27% de los que estudian uno de 2 años), según revela la Fundación CYD. Además, los universitarios españoles tienen poca movilidad, salen poco a formarse en otros paises: sólo el 1,9% se gradúan fuera de España, muchos menos que los universitarios europeos (3,6%), según la Comisión Europea.
Así que los universitarios españoles estudian carreras con pocas salidas, con poco aprovechamiento académico y sin beneficiarse de la formación en otros paises. Mala base formativa para trabajar después, sobre todo en un país con un modelo económico que ofrece menos empleo que Europa (recuerden: tenemos 1.800.000 empleos menos que la media de Europa: un 67% de adultos trabajando frente al 73,2% en la UE-28).
La Comisión Europea (también en funciones) acaba de alertar a España sobre el problema de la Universidad: tenemos más universitarios que Europa (44,3% de los jóvenes de 25 a 34 años, frente al 42,9% en la UE-23) pero nuestros graduados tienen menos oportunidades de empleo que los europeos: sólo trabajan el 77,9% de los graduados (20-34 años) que terminaron entre 1 y 3 años antes, frente al 85,5% que trabajan en Europa (UE-28). Y por eso, porque tenemos menos universitarios trabajando (20,5% de los jóvenes de 18 a 24 años frente al 30,2% en la UE-23), tenemos más jóvenes que siguen estudiando (59,3% de 18 a 24 años frente a 56,7%) y más jóvenes (18 a 24 años) que “ni estudian ni trabajan” (20,2% de “ni-nis” frente al 13,1%), la mayoría porque están parados.
Ser universitario supone, eso sí, tener más empleo y menos paro que el resto de españoles con menos estudios. Pero comparados con los universitarios europeos, salen perdiendo en empleo y paro, aunque menos en sueldos, según el reciente informe “Education and Glance 2019” de la OCDE. Veámoslo.
En empleo, los universitarios españoles de 25 a 34 años tienen una tasa de ocupación del 78%, inferior al 84% de universitarios ocupados en la OCDE (36 paises desarrollados) y en la UE-23. Y con la crisis (2008-2018), su tasa de empleo ha caído un 6% en España y sólo el 2% en la UE-23 y el 1% en la OCDE. Y si miramos a todos los adultos universitarios (25 a 64 años), en España trabajan el 82% y en Europa el 86% (y hasta el 89% en Alemania, el 88% en Portugal, el 86% en Reino Unido y el 85% en Francia), según la OCDE. Y la estadística demuestra que tienen más empleo, en España y en Europa, los licenciados en TIC (86% ocupados en España y 91% en la UE-23) e ingenierías (85 y 89%) que los graduados en Educación (76 y 85% ocupados) y Humanidades y Ciencias Sociales (79% ocupados en España y 84% en la UE-23), aunque lidera el empleo la Salud (85 y 88% de ocupación).
En paro, los universitarios españoles de 25 a 34 años tienen una tasa de desempleo (12%) que duplica la de la OCDE, la UE-23 y Francia (el 6% de paro entre universitarios) y cuadruplica la de Alemania (3% de paro entre universitarios) y Reino Unido (2% de paro entre licenciados). Y si tomamos a todos los adultos universitarios, la tasa de paro en España es del 8,2%, la segunda más alta de Europa (tras el 11,5% de Grecia), casi el triple que la media europea (3,7% de paro en UE-28) y muy por encima del paro entre adultos universitarios en Alemania (1,7%), Reino Unido (2,6%), Francia (4,6%) o Italia (5,5%), según Eurostat. Y también es mayor en España la proporción de universitarios que llevan más de un año sin trabajar (28,2% del total frente al 24.8% en la UE-23).
Donde apenas hay diferencia con Europa es en los sueldos de los adultos universitarios (25 a 64 años): en España ganan un 57% más que los que sólo estudiaron Secundaria (y éstos, un 24% más de los que sólo tienen la ESO o menos), igual que en la OCDE y algo más que en Europa : en la UE-23, los universitarios ganan un 52% más que los bachilleres, aunque ganan un 69% más en Alemania o Portugal y sólo un 39% más en Portugal, según la OCDE. Eso sí, en España hay menos brecha de género entre universitarios: las mujeres licenciadas ganan el 82% del sueldo de los hombres licenciados, una diferencia menor a la de toda Europa, donde la brecha varía de ganar el 70% en Italia, el 71% en Francia o el 74% en Alemania al 76% de media en la UE-23, según el informe de la OCDE.
Un preocupante panorama, de menos empleo y más paro, que espera cada año a los 114.000 nuevos licenciados que salen de la Universidad. Su primer gran problema es conseguir un empleo. Y los datos son preocupantes: los licenciados en 2013-2014, a los cuatro años de salir de la Universidad (2018) sólo estaban afiliados a la Seguridad social un 27,7%, según la Fundación CYD .O sea, a los 4 años de licenciarse, solo 1 de cada 4 universitarios trabajaban legalmente. El resto estaban parados o empleados ilegalmente, muchos como “falsos becarios”. Y mientras, muchas empresas se quejan reiteradamente de que no encuentran personal de algunas cualificaciones, sobre todo con perfiles tecnológicos y digitales.
Pero además, un tercio de los universitarios que sí trabajan están “subempleados”: trabajan en empleos que exigen una formación inferior a la que tienen (vendedores, cajeras de supermercado, tele operadores, hostelería…). En 2018, trabajaban sobrecualificados el 37,6% de los universitarios españoles, frente al 23,4% en la UE, según refleja el último informe de la Fundación CYD, que sitúa a España como el país con más jóvenes que trabajan sobrecualificados en Europa, por delante incluso de Chipre (35,6%) o Grecia (33,9%) y de Reino Unido (27%), Francia (23%), Italia (22%), Alemania (19%), Portugal (14%) o Luxemburgo (8%). Y donde más se da esta “sobre cualificación” es en la hostelería y el comercio, los empleados, contables y profesionales.
Y mientras, las empresas se quejan de que les faltan profesionales cualificados en muchas áreas, sobre todo TIC, ciencia de datos, inteligencia artificial y carreras ligadas a ingenierías y matemáticas, donde no hay paro ni lo habrá en el futuro, según los expertos. Por eso, la Comisión Europea acaba de recordar a España la recomendación que nos hizo el último Consejo Europeo de 2019: “incrementar la colaboración entre los sectores educativo y empresarial, con vistas a mejorar la capacitación y cualificación demandadas en el mercado laboral, especialmente en el ámbito de las TIC”. Coordinar la Universidad y las empresas. Algo que reitera la Fundación CYD: “no hay flexibilidad en la Universidad española para adaptar las titulaciones a lo que demandan las empresas”.
El último informe de la Comisión Europea sobre la educación en España, presentado el 26 de septiembre, alerta sobre dos problemas: el bajo empleo de los universitarios españoles (por lo que urge colaborar más con las empresas) y el bajo gasto en educación, sobre todo tras los 10.000 millones recortados a la Universidad durante la crisis. Recuerda que España gasta en toda la educación un 4% del PIB frente al 4,6% la UE y el 5% la OCDE. Y en concreto, en la Universidad, el gasto por alumno en España es de 12.614 dólares frente a 15.556 en la OCDE y 15.803 dólares en la UE-23, que sube a 16.173 dólares por alumno universitario en Francia, 17.429 en Alemania o 23.771 dólares en Reino Unido, según la OCDE. Y como el Estado aporta menos (un 66% de la financiación universitaria en España frente al 73% en la UE-23) y también las empresas (4% frente al 7%), las familias tienen que aportar más para financiar la Universidad (29% frente al 17% en la UE), pagando mucho más tras las subidas de tasas universitarias implantadas en 2012 y 2013.
Los Rectores han dado la alerta: urge una reforma de la Universidad, para conseguir más recursos y un nuevo modelo educativo que consiga mejorar el empleo de los universitarios. Para ello, los expertos piden promover la tecnología y las matemáticas en la ESO y Bachillerato, para conseguir que más jóvenes (sobre todo mujeres) elijan estudiar carreras técnicas (STEM), que aseguran más empleo. Y una mayor vinculación entre formación y prácticas, ligando FP superior y Grados. También reducir la oferta de titulaciones, hoy excesiva (8.526 títulos y 3.527 Másteres). La Fundación CYD también promueve una reforma del profesorado universitario, para rejuvenecerlo (el 16% tiene 60 años o más y se tiene que jubilar pronto) y abrirlo al mundo profesional y de la empresa, porque ahora hay un exceso de endogamia: el 68,8% de los profesores enseñan en la misma Universidad donde se doctoraron. Y también urge internacionalizar más la Universidad española, atrayendo más profesores y alumnos extranjeros, con más trabajos e investigaciones internacionales.
La Universidad española no funciona bien y es un despilfarro de dinero y de ilusiones para acabar en el paro o el subempleo. Hay que pactar una reforma universitaria y aprobar una nueva Ley de Universidades, que sustituya a la aprobada por Aznar en 2001 (reformada parcialmente por ZP en 2007, con los votos en contra del PP), con más recursos (harían falta unos 4.000 millones de euros más al año), más autonomía y un cambio drástico en los planes de estudio, en colaboración con las empresas. Y una política de becas que prime a los jóvenes que se esfuerzan, para que nadie deje la Universidad por su coste. Al final, se trata de tener una Universidad más eficiente, que forme mejor y ayude al empleo. A ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario