1ª bajada (mínima) de los tipos de interés
El BCE ha bajado hoy jueves el precio
oficial del dinero, un -0,25%, tras subirlo 10 veces (del 0
al 4,5%) en 14 meses (julio 2022-septiembre 2023), para recortar la inflación, que
bajó por otras medidas (cambios mercado energético y ayudas públicas). El BCE
lleva 9 meses retrasando esta bajada, por temor al repunte de la inflación,
a pesar del daño que este “ricino” monetario ha hecho a
la economía europea (estancada y Alemania en recesión), a familias y
empresas: los hogares y compañías españolas han pagado 48.000 millones
más en intereses, permitiendo a los bancos beneficios récord.
Ahora, el BCE no tiene prisa en aprobar nuevas bajadas, quizás en
septiembre (otro -0,25%), si los baja EEUU. Y podría no hacer más rebajas
este año, para bajar otro -1% en 2025 (hasta el 3%). Pero el BCE y la Reserva Federal USA) no piensan volver a tipos al 0% (como tuvimos de 2016 a 2022), aunque Europa necesita
invertir mucho. La ortodoxia del BCE y la derecha económica defiende tipos
altos, caiga quien caiga. Enrique Ortega
Hoy se ha iniciado una nueva era en la política
monetaria internacional, con la primera rebaja de tipos en los
últimos 8 años, aprobada por el Banco Central Europeo (BCE), que ha
reducido el precio oficial del dinero un -0,25%, dejándolo en el 4,25%,
el precio que tenía en agosto de 2023. Una rebaja que ha retrasado 9
meses, tras aprobar en septiembre de 2023 la última subida de tipos
(+0,25%), la
10ª subida aprobada en sólo 14 meses (desde julio de 2022 a
septiembre de 2023), que elevó el precio del dinero del 0% (en que
estaba desde 2016) al 4,50%, el tipo más alto
en Europa desde 2008.
Esta subida del BCE, en 2022 y 2023, siguió
la estela de otros bancos centrales, que utilizaron la política
monetaria (encarecer el dinero) como la herramienta básica para atajar la
inflación, desatada tras la pandemia, la invasión de Ucrania y los precios
disparados de la energía y las materias primas. El primero en romper la
tendencia de tipos al 0% fue el Banco de Inglaterra, que aprobó una
primera subida el 16 de diciembre de 2021 (antes de la invasión de Ucrania) y realizó
14 subidas de tipos hasta la última de agosto de 2023 (del 0 al 5,25%
actual). Le siguió la Reserva Federal USA, que aprobó su 1ª subida
en marzo de 2022 y ha hecho en total 11 subidas, la
última en julio de 2023 (del 0 al 5,25% actual). Y quien más retrasó
la 1ª subida fue el BCE, hasta el 27 de julio de 2022, realizando 10
subidas en total, la
última el 14 de septiembre de 2023 (del 0 al 4,50% de subida en sólo 14 meses).
Los expertos esperaban que la Reserva Federal, el Banco
de Inglaterra y el BCE iniciaran antes el camino de las bajadas,
a finales de 2023 y esta primavera. Pero EEUU no se atrevió a aprobar
bajadas, tampoco
en mayo pasado, a la vista del último repunte de la inflación (3,4% anual
en abril) y de que la economía y el empleo crecen con fuerza. El Banco de
Inglaterra ha seguido su senda, de mantener los tipos desde el verano
pasado. Y el
BCE no se atrevió tampoco a bajarlos en las
reuniones de octubre y diciembre de 2023 ni en las de enero, marzo y abril de
2024, a pesar de que muchos expertos y paises pedían “bajar la guardia”
y los tipos, para reanimar la economía europea. Pero el BCE ha desaprovechado 5
reuniones para bajar los tipos, porque piensa que la inflación no está
controlada, y ha apostado en la reunión de hoy (6 de junio) por una
mínima bajada (-0,25%).
Con ello, el BCE mantiene un precio oficial del dinero altísimo
(4,25%, el más alto desde 2008) y lo justifica por dos razones.
Una, que la inflación no está controlada (2,6%
de inflación anual en mayo en la UE-27, por encima de su objetivo del 2%) e
incluso ha subido el último mes (+0,2% en la UE y +,04% en Alemania o España).
Y temen que todavía suba más en el verano (algo habitual), por los alimentos y
la energía. El otro motivo de preocupación del BCE son los
salarios, que suben en Europa más que el año pasado (+4,7% en el
primer trimestre en la zona euro y +6,2% en Alemania), algo lógico tras
dos años de pérdida de poder adquisitivo y de subida disparada de los beneficios
empresariales. Pero temen que los mayores salarios se trasladen a
precios, olvidando que el
mismo BCE indicó que el principal responsable de la subida de precios
(dos tercios) fueron los altos márgenes empresariales.
Ahora, el BCE espera a ver qué hacen la inflación
y los salarios en los próximos meses para decidir cuando vuelve a
bajar los tipos. Otro elemento clave es lo
que haga la Reserva Federal USA, que se reúne del 11 al 13 de junio,
aunque no se espera que siga al BCE y baje los tipos. La primera
bajada en EEUU podría aprobarse en la reunión del 30 y 31 de julio
o si no, en la reunión del 17 y 18 de septiembre, la última antes de las
elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Para el BCE es importante ver
lo que hace la Reserva Federal USA por dos razones. Una, porque si el
BCE baja tipos y no lo hace EEUU (que mantiene un 5,25% de interés
frente al 4,25% en la zona euro), los ahorradores se sentirán aún
más atraídos a invertir en Norteamérica, que crece más y tiene más competitividad
industrial y tecnológica. Y la otra, que la diferencia de tipos entre USA y
Europa puede depreciar al euro (ahora cotiza a
1,0873 dólares, frente a 1,111 a finales de 2023) y eso encarecería las
importaciones europeas y nos provocaría “inflación importada”.
Así que el BCE se piensa cuando volver a
bajar los tipos. No se espera que lo haga en la próxima reunión, el 18
de julio, aunque hay
mayoría de expertos que apuestan porque los baje en la reunión siguiente,
el 12 de septiembre (sobre todo si los baja la Fed USA el 31 de julio). No esperan
que los baje después, en la reunión del 17 de octubre (en Eslovenia) y dudan si
los bajará (por 3ª vez este año) en la reunión del 12 de diciembre. Todo dependerá
de lo que haga la inflación, los salarios y la Fed USA, pero la mayoría de
expertos creen que el
BCE va a ser muy conservador y sólo bajará los tipos 2 veces, hasta
el 4% a finales de 2024. Y luego, en 2025, esperan que los baje sólo un -1%,
hasta dejarlos en el 3%.
Todo dependerá también del resultado de las elecciones europeas,
porque dentro
del BCE hay dos tendencias: los “halcones”, que defienden
una mayor “ortodoxia” (hasta que la inflación no se afiance en el 2%
objetivo, no hay que bajar mucho los tipos), apoyados por Alemania, Paises
Bajos, Austria y los paises bálticos, y las “palomas”, los
consejeros del BCE que defienden unos tipos más bajos, para reanimar la
deprimida economía europea, apoyados por Francia, Italia y España. Si la
derecha conservadora (y la ultraderecha) ganan
peso en el Europarlamento y en la futura
Comisión Europea, eso jugará a favor de la “ortodoxia” monetaria
en el BCE, retrasando y suavizando la bajada de tipos.
La realidad es que esta “ortodoxia” monetaria se ha
revelado “inútil” y “dañina”
para Europa, por lo que urge cambiarla. “Inútil” porque la
drástica subida de tipos (la más rápida en la historia del BCE) apenas ha
contribuido a rebajar la inflación en Europa, que se ha recortado
por otros motivos. Y eso porque no hemos sufrido una “inflación
de demanda” (la economía crece mucho, está “recalentada” y por eso
se disparan los precios, que pueden frenar una subida de tipos), sino una “inflación
de oferta”, de costes, motivada por la subida disparada de la
energía y los alimentos, ya antes de la invasión de Ucrania y agravada después.
Así que por mucho que subieran los tipos, eso no iba a bajar los precios
del petróleo, el gas, la electricidad o los alimentos. Por eso, la inflación
subió del 8,6% en junio de 2021 al 11,1% en noviembre y en agosto
de 2023 todavía estaban en el 5,3%, a pesar de las 9 primeras subidas
de tipos del BCE. Y la inflación europea bajó
del 3% en octubre pasado, no por las subidas de tipos sino
por las medidas tomadas para reducir el consumo de gas ruso, los
cambios en el mercado eléctrico y las ayudas públicas contra la inflación.
Pero lo más grave es que estos tipos disparados han
sido “dañinos”
para la economía europea, sus empresas y familias. El balance
económico es evidente: la zona euro acabó el año 2023 en recesión
(el PIB de los 19 paises euro cayó
un -0.1% en el 3º y 4º trimestre), la UE27 estancada
(+0% creció el PIB entre junio y diciembre) y Alemania, “el motor” del
continente cayó un -0,3% en todo 2023, mientras Francia creció sólo un +0,7%
e Italia un +0,9% (sólo España creación un 2,5%), según Eurostat. Y este
año 2024, en el primer trimestre, la economía europea sigue estancada,
crece sólo un +0,3%, con un mínimo crecimiento de Alemania y Francia (+0,2%) e
Italia (+0,3%), algo más España (+0.7%).
Europa está estancada y las 10 subidas de tipos han
sido “la puntilla”, al recortar drásticamente el consumo y la
inversión, mucho más que los precios. El coste de las subidas de tipos para España
es impresionante, según
los datos del Banco de España: las familias y las empresas han pagado
47.971 millones de euros más en intereses por hipotecas y créditos entre
2022 y 2023 (+14.035 millones los hogares y +33.936 millones las empresas), multiplicando
por 2,6 los intereses pagados entre 2023 y 2021. Esta enorme factura de intereses
extras explica que la banca española haya tenido unos beneficios
récord en 2023:
26.088 millones ganados entre los 5 grandes (Santander, BBVA, Caixa,
Sabadell y Bankinter), un 26% más que en 2022.Y este año 2024, gracias a que el
BCE no ha bajado antes los tipos, la gran banca ganó 6.676
millones en el primer trimestre (+17,2%). Y eso gracias a que cobran
más por hipotecas y créditos, pero apenas pagan más por los depósitos:
la banca española es la 5ª que menos paga por los depósitos a plazo, una media
del 2,49% (marzo 2024), frente al 3,16% de media en la zona euro, 3,75%
en Italia, 3,59% en Francia o 3,22% que pagan en Alemania, según
el BCE. Y por el ahorro a la vista, el 0,19%.
El daño de los tipos altos a la economía se
concreta en el daño a las familias, las empresas y los Gobiernos (por
el mayor coste de la deuda pública). Respecto a los hogares, la mayor factura
son la subida de las hipotecas, que están pagando 4 millones de
familias y que han subido con el Euribor:
de ser negativo hasta marzo de 2022 (-0,237%), ha subido después mes a mes,
hasta un máximo del +4,160% en octubre de 2023, encareciendo la revisión
de hipotecas (anual o semestral). Y aunque el Euribor baja en los últimos
meses, cerrando a 3,680% en mayo, las últimas revisiones de
hipotecas apenas reducen la factura (16
euros al mes las que se revisen en junio). Y todavía las hipotecas son muy
caras: 833 euros al mes ahora (150.000 euros a 25 años, con Euribor+1%),
frente a 585 euros que costaban hace dos años. Y si pedimos un crédito
personal, nos cobran el 7,78% (marzo 2024), similar al de hace un año
(7,95%) y mucho más caro que en 2021 (6,10%), según
el Banco de España.
Las empresas también han visto encarecer sus
créditos, además de ser más difíciles. Los créditos hasta 250.000 euros han
pasado del 1,69% en 2021 al 4,30% en marzo de 2023 y al 5,13% en
marzo de 2024, según
el Banco de España. Los créditos de 250.000 a 1 millón de euros han pasado
de 1,29% al 4,15% y el 4,86%. Y los créditos superiores al millón de euros
pasaron de costar 1,04% a 3,94% y 4,72% en marzo 2024. También
los Gobiernos europeos tienen que pagar más por colocar su deuda pública.
En el caso de España, el bono a
10 años ha saltado de pagar 0,41% en noviembre 2021 a 2,46% en
noviembre 2022, 3,94% en septiembre 2023 (el máximo) y 3,29% en
junio 2024. Más gasto público en intereses que no se puede gastar en
sanidad, educación, Dependencia, pensiones y ayudas sociales.
Como se ve, el coste económico y social de la “ortodoxia
monetaria” del BCE ha sido y es elevado, aunque no parecen tener prisa
en “bajar la guardia”, al menos hasta
que la inflación baje al 2% objetivo (tras el verano de 2025). Por eso,
parece evidente que Europa (y el mundo) no volveremos por un tiempo a los
tipos al 0% , que tuvimos en Europa y en EEUU durante 6 años (entre
marzo de 2016 y marzo o julio de 2022). La
idea del BCE es bajar este año un -0,5% y otro -1% en 2025,
manteniendo después los tipos en el 3% “el tiempo que haga falta”. Y algo
parecido en EEUU y Reino Unido. Eso suponiendo que la derecha más
conservadora (y más “ortodoxa” monetariamente) no
avance en Europa e imponga tipos de interés altos, combinados con más
austeridad presupuestaria.
Frente a esta “ortodoxia monetaria”, algunos
expertos defienden un cambio de política del BCE, que pasaría por
subir
ligeramente el objetivo de inflación, del 2 al 3%, para reanimar a
la economía europea , que está estancada frente a la economía USA (su PIB creció
un 2,5% en 2023, frente al 0,4% que creció la zona euro y la UE-27). Eso permitiría
rebajar algo más los tipos, al entorno del 1-2%, y facilitar
las inversiones que tanta
falta hacen en Europa: en energías renovables y
descarbonización, digitalización, tecnología, Defensa y Seguridad, reindustrialización
y mejora de la competitividad. Para todo eso hace falta un proyecto
europeo, que se juega en las elecciones de este domingo, pero también
otra política monetaria, un BCE, que ayude a la economía,
empresas y familias, no que las hunda con una “ortodoxia trasnochada”, que
prioriza la inflación y no el crecimiento y el empleo. Un debate que nadie
abre y que resulta clave para nuestro futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario