lunes, 6 de noviembre de 2023

Jóvenes sin oportunidades

La OCDE ha dado la alerta en su reciente informe sobre España: los casi 7 millones de jóvenes españoles tienen serios problemas de altísimo paro, poco empleo y precario, bajos sueldos y difícil acceso a la vivienda, lo que hace que dos tercios sigan viviendo con sus padres. Y el 16% de nuestros jóvenes  tienen problemas de salud mental. Toda esta preocupante situación de los jóvenes es “un lastre para el potencial de crecimiento futuro de España”, advierte la OCDE.  Y propone medidas para mejorar la formación de los jóvenes, de la escuela a la Universidad, potenciando la Formación Profesional y contando más con las empresas para saber los perfiles que necesitan. También mejorar las oficinas de empleo, que hoy no sirven para colocar a los jóvenes. Promover viviendas en alquiler para jóvenes, además de ayudas autonómicas que hoy no funcionan. Y un Plan de empleo juvenil para incentivar su contratación y ofrecerles empleos decentes. Hay que dar más oportunidades a los jóvenes: nos jugamos el futuro.
   
                 Enrique Ortega

En España hay casi 7 millones de jóvenes entre 16 y 29 años (6.906.808 en 2022), un 14,5% de toda la población, según el INE. De ellos, el 46% trabajan (3.178.500 a finales de septiembre de 2023), otro 41,3% estudian (2.852.511) y el 12,7% restante (877.164 jóvenes) ni estudian ni trabajan, son “ni-nis”: España es el 4º país europeo con más jóvenes “ni-nis, tras Rumanía (19,8%), Italia (19%) y Grecia (15,4%), por encima de la media europea (11,7%) y sobre todo de Paises Bajos (sólo el 4,2% jóvenes son “ni-nis”), Suecia (5,7%), Portugal (8,4%), Alemania (8,6%), Irlanda (8,7%), Finlandia (9,5%) y Francia (12%).

El problema de fondo de muchos jóvenes españoles empieza en su educación, insuficiente en muchos jóvenes, señala el informe de la OCDE, que habla de que “salen de sus estudios con pocas habilidades”. De hecho, España es uno de los paises occidentales con más porcentaje de jóvenes poco formados: el 26,5% de los jóvenes de 25 a 34 años tiene sólo la ESO o menos, frente al 12,2% en Europa (UE-25) y el 13,8% en la OCDE, según el informe Panorama de la Educación 2023 de la OCDE. Y por el otro lado, España es uno de los paises occidentales con más jóvenes universitarios: el 50,5% de los jóvenes (25 a 34 años) tiene un título, frente al 44,7% en la UE-25 y el 47,2% en la OCDE. Pero, en cambio, tenemos pocos jóvenes con una formación intermedia (Bachillerato o FP), la que consigue muchos empleos: la tienen el 22,9% de los jóvenes españoles frente al 43,1% de los europeos y el 39,4 % en la OCDE. Y ello se debe, en gran medida, al poco peso de la Formación Profesional (FP) en España: sólo la cursaban (en 2021) el 24% de los que estudian al terminar la ESO (la mayoría hacen Bachillerato), frente al 37,2% en Europa, el 55% en Paises Bajos, el 51,5% en Italia, el 36,9% en Francia y el 32,1% en Alemania, según la OCDE.

En definitiva, tenemos muchos jóvenes con poca formación, demasiados que estudian carreras sin salida y pocos con estudios intermedios y FP, lo que más buscan las empresas. Una formación deficiente, que es fruto de nuestro menos gasto en educación, de unos planes de estudios muy memorísticos y poco prácticos, un profesorado insuficiente y precario (que precisa reciclarse) y una enseñanza pública colapsada por alumnos con problemas. Todo ello se traduce en altas tasas de repetición de los jóvenes (un 7,6% en ESO, el porcentaje más alto en Europa, donde sólo repiten curso el 2,2%) y en un mayor abandono escolar temprano (jóvenes que no estudian al acabar la ESO): un 13,9% en España frente al 9,7% en la UE. Además, los jóvenes españoles tienen peores resultados educativos en matemáticas, ciencias y comprensión lectora, según los informes PISA.

Con esta deficiente formación, a los jóvenes españoles les resulta más difícil trabajar que al resto de jóvenes europeos, también porque nuestra estructura económica (más pymes,  más servicios y menos industria, menos innovación y tecnología) ofrece menos empleo (75% de los adultos europeos trabajan frente al 64,5% de españoles). El informe de la OCDE revela que son más los jóvenes españoles que van directamente al paro al acabar sus estudios (el 9%, frente al 4% en la UE, el 2% en Alemania y el 3% en Holanda) y menos los que encuentran directamente un trabajo. La mayoría han de esperar 4 años o más, en el subempleo y en empleos precarios. Y al final, la tasa de ocupación de los jóvenes españoles no llegaba al 40% en 2022 (38,8% entre 15 y 29 años), según Eurostat, mientras en la UE-27 trabajan casi la mitad de los jóvenes (49,2%), el 79,3% en Paises Bajos, el 64,2% en Dinamarca, el 63,9% en Austria, el 61,7% en Alemania, el 58,7% en Irlanda, el 57,2% en Finlandia y Suecia, el 48,6% en Francia o el 43,1% en Portugal, estando sólo peor en Italia (33,8% jóvenes trabajando) y Grecia (33,1%).

Además de trabajar menos, los jóvenes españoles tienen trabajos muy precarios. Por un lado, tienen un mayor porcentaje de contratos temporales que el resto de españoles, aunque esta temporalidad se ha reducido con la reforma laboral de 2022: un 68,11% de los contratos son temporales entre que trabajan entre 16 y 19 años, un 47,86% entre 20 y 24 años y un 26,48% entre 25 y 48 años, frente al 17,25% de contratos temporales entre todos los españoles que trabajan, según la EPA de septiembre. Y esa tasa de temporalidad de los jóvenes en España (35% entre los 16 y 29 años) es el triple que la media europea. Además, los jóvenes tienen un mayor porcentaje de empleo a tiempo parcial (por horas o por días): el 48,6% de los jóvenes que  trabajan con 16 a 19 años, el 30,9% de los ocupados con 20 a 24 años y el 14,3% de los que trabajan con 25 a 29 años. Eso da una media de un 22,5% de contratos a tiempo parcial entre los jóvenes (16 a 29 años), frente al 12,6% con trabajo parcial entre todos los ocupados en España. Y lo más importante: el 44% de los jóvenes que trabajan pocas horas(o días) lo hacen “obligados”, porque no encuentran un trabajo a tiempo completo, mientras en Europa sólo les pasa esto al 17% de los jóvenes que trabajan a tiempo parcial, según este informe de Trabajo.

Los jóvenes no sólo tienen trabajos más precarios, más contratos temporales y a tiempo parcial, sino que un tercio largo están “sobre cualificados”, realizan un trabajo para el que no necesitan la alta formación que tienen (economistas trabajando en un bar o abogadas de cajeras de supermercado): España lidera la sobre cualificación en la UE, con un 36,1% de nuestros universitarios, frente al 22,1% de los licenciados europeos, según Eurostat.

Con tanto empleo precario, los jóvenes españoles tienen sueldos más bajos que el resto de trabajadores: si el sueldo medio en España era de 25.896,22 euros brutos en 2021 (1.900 euros netos al mes en 12 pagas), según el INE, un joven de menos de 20 años ganaba casi la tercera parte (9.180 euros brutos, 675 euros netos al mes en 12 pagas),  un joven de 20 a 24 años ganaba la mitad (13.224 euros brutos, menos de 1.000 euros mensuales en 12 pagas) y un ocupado con 25 a 29 años ganaba una cuarta parte menos (19.089 euros brutos, sobre 1.400 euros netos al mes en 12 pagas). En definitiva, el sueldo medio de los menores de 29 años ronda los 13.830 euros brutos al año, la mitad que el conjunto de trabajadores. Y  los universitarios ganan menos de 1.500 euros al mes en los 4 años siguientes a licenciarse, según un estudio del BBVA e IVIE.

Estos bajos ingresos de los jóvenes les llevan a muchos a una situación real de pobreza y exclusión social, que se considera cuando alguien gana menos del 60% de los ingresos medios del país. En España, en 2022, había 9.522.000 personas en situación de pobreza, un 20,4% de los españoles, según los datos oficiales publicados por el INE. Y de ellos, 1.474.000 eran “pobres jóvenes”, de 16 a 29 años, según la EAPN. En consecuencia, los jóvenes son el 2º grupo de edad con más tasa de pobreza (el 22,5%), solo por detrás de los niños (27,7% de menores de 16 años viven en hogares “pobres”) y por encima de la tasa de pobreza de los de 30 a 44 años (19,2%), de 45 a 64 años (18%) y de los jubilados (18,7% pobres).

Con estos ingresos tan bajos, a los jóvenes les cuesta mucho emanciparse y aún más formar una familia, sobre todo en la última década, al haberse disparado los alquileres: han subido un +68,7% desde 2014 hasta ahora, según Idealista, y el alquiler medio está ya en 11,8 euros por metro cuadrado, lo que implica que un piso de 90 m2 se alquila ya por 1.062 euros (y por mucho más en Madrid, Barcelona y las grandes ciudades). Si el sueldo medio de un joven era de 1.089 euros en 2022 (según el Consejo de la Juventud), pagar un alquiler le suponía de media el 83,9% del sueldo. Y sumando los recibos obligatorios, se “comería” el 93,6% del sueldo.

 Por eso, la mayoría de los jóvenes españoles no pueden emanciparse, como alerta el reciente informe de la OCDE sobre España: el 66% de nuestros jóvenes (de 18 a 34 años) viven con sus padres, frente a una media del 49% en la UE-27. Y somos el 4º país europeo donde más jóvenes siguen viviendo con sus padres, tras Grecia (72% no se emancipan), Portugal (71%) e Italia (69%).Y este altísimo porcentaje de jóvenes que siguen viviendo  con sus padres (66%) contrasta con el bajísimo porcentaje en los paises nórdicos (13% en Suecia, 16% en Dinamarca) y el bajo porcentaje en centro Europa (31% jóvenes viven con sus padres en Alemania, 36% en Paises Bajos, 37% en Reino Unido, 43% en Francia y 44% en Bélgica), según el informe de la OCDE.

Esta imposibilidad de independizarse (el 65% de los jóvenes que viven con sus padres querrían dejar el hogar familiar), junto al elevado paro juvenil (el 27,8% de los menores de 25 años están en desempleo en España, el doble que en la UE-27, con 14,2% de paro, y cinco veces el paro de los jóvenes alemanes, el 5,8%), la tremenda precariedad de su trabajo y el bajo sueldo de la mayoría provocan una gran insatisfacción en los jóvenes y aumentan su desinterés por participar en la sociedad donde viven y en la política. Y esa insatisfacción se manifiesta además en problemas de salud mental: un 16% de los jóvenes españoles encuestados por la OCDE reconocen haber sufrido algún trastorno mental (más del doble que en 2017). Y sólo la mitad buscó ayuda profesional. Otro estudio reciente, de la Fundación Mutua y FAD Juventud, alerta que el 59,3% de los encuestados (de 15 a 29 años) “reconocen padecer problemas de salud mental. Y un 31,7% de ellos están tomando fármacos por ello.

Este informe de la OCDE sobre España es tajante, tras analizar esta falta de oportunidades de nuestros jóvenes, su baja tasa de emancipación y su preocupante salud mental: “es un lastre para el potencial futuro de España”. Y a continuación, la OCDE aporta una serie de medidas para corregir lo que considera un hecho: que los jóvenes españoles “tienen más difícil que los de otros paises de su entorno la transición a una vida adulta independiente, productiva y feliz”. Proponen  al futuro Gobierno actuar sobre todo en la educación, el empleo, la vivienda y la salud mental de los jóvenes.

El primer conjunto de medidas que proponen se refieren a la mejora de la educación, desde la escuela a la Universidad, con programas concretos para reducir el abandono escolar, la mejora de la formación de los docentes y una enseñanza que mejore las habilidades de los alumnos. Y se centran sobre todo en potenciar más la Formación Profesional, donde faltan plazas públicas (300.000 según los sindicatos) y donde la nueva formación dual (que contempla impartir entre un 25% y un 35% de prácticas, unas 500 horas anuales) exige más de 1 millón de empresas que colaboren. Y sobre la formación universitaria, la OCDE pide que las empresas participen más con las Universidades en los planes de estudio.

Otro frente donde proponen cambios es en las políticas de empleo, para que las oficinas públicas de empleo ayuden más a los jóvenes a colocarse, sobre todo a conseguir el primer empleo (ahora, sólo el 2% encuentra empleo gracias a las oficinas de empleo). Advierten que los jóvenes españoles apenas acuden al SEPE: sólo el 25% contactan con las oficinas para buscar trabajo, frente al 53% que lo hacen en la UE o el 52% en Francia. Proponen más gasto y más personal (España destina la mitad que Europa) para conseguir que los jóvenes tengan más acceso a un trabajo, como se hace por ejemplo en Holanda.

Otra propuesta de la OCDE es que España aumente el parque público de viviendas, que sólo son 300.000 viviendas,  el 2,5% del parque total, frente al 9,3% en Europa (el 30% en Paises Bajos, 17,5% en Reino Unido y el 5% en Alemania). Urge promover más viviendas en alquiler (públicas y privadas), para afrontar los 120.000 viviendas que se necesitan cada año (y sólo se terminan 80.000), la mayoría para los jóvenes. Y mejorar las ayudas públicas a los jóvenes que conceden las autonomías, que la OCDE considera insuficientes: sólo benefician al 10% de los jóvenes en Madrid, por ejemplo, según lo que ingresan los jóvenes (los que ganan menos de 1.800 euros) y que el alquiler sea inferior a 900 euros al mes. Y además, la OCDE propone más atención a la atención pública mental de los jóvenes españoles.

En resumen, la OCDE propone mejorar las oportunidades de los jóvenes españoles, con más  empleo, mejores sueldos y alquileres más asequibles, para lo que se deben mejorar la educación y la contratación de los menores de 29 años, su inserción laboral, las ayudas al alquiler y a su salud mental. Urge mejorar el empleo de los jóvenes, su trabajo y su sueldo, facilitarles una vivienda y formar una familia. Conseguir que vivan mejor que nosotros.

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