Enrique Ortega |
La pandemia, sobre todo el confinamiento, nos hizo a todos “más digitales”. En 2020 se batió el uso de Internet, según el estudio “Sociedad Digital en España 2020-2021”: el porcentaje de españoles que utilizan la Red cinco días a la semana subió al 83,1% (+5,6%) y los usuarios que utilizan Internet varias veces al día subieron al 81% (+6,1%). Más del 50% de los adultos han usado el comercio electrónico y 8 millones de hogares reciben TV de pago. Y hasta un 16,2% de los ocupados teletrabajaron desde sus casas en el 2º trimestre de 2020, frente a sólo un 9,4% en 2019, según el INE. Sin embargo, tras la vuelta a la normalidad, el elevado uso de Internet se mantiene al alza (un 91% de los adultos en 2021, según Hootsuite), pero el comercio electrónico crece a menor ritmo (+11% hasta julio 2021, frente al +42% en pleno confinamiento) y el teletrabajo se ha desinflado (bajó del 16,2% de trabajadores en 2020 al 9,4% en el 2º trimestre de 2021).
Así que la digitalización de nuestra vida durante la pandemia ha sido “un espejismo” y ahora lo que quedan son más internautas, que se relacionan, juegan e informan, pero que apenas trabajan por la Red y unas empresas que utilizan poco Internet en su actividad diaria. La realidad nos la muestra el último ranking de competitividad digital 2021, elaborado por el Instituto IMD: España ocupa el puesto 31 entre los 64 paises analizados, un lugar que se mantiene en torno al 30 en los últimos 5 años, por su escasos avances en conocimiento, tecnología y preparación para el futuro, los tres indicadores que valoran. Encabezan este ranking de competitividad digital Estados Unidos, Hong Kong, Suecia, Dinamarca, Singapur, Suiza y Paises Bajos, quedando también por delante de España Reino Unido (puesto 14), China (15), Austria (16), Alemania (18), Irlanda (19), Luxemburgo (22), Francia (24), Estonia(25), Bélgica (26), Japón (28) y Lituania(30). Y solo están peor en competitividad digital, dentro de Europa, Portugal (puesto 34), Italia (40) y Grecia (44).
La Comisión Europea también valora periódicamente la digitalización de los paises europeos. En el último informe, DESI 2020, anterior a la pandemia, España ocupaba el puesto 11 de 28 paises (incluyendo el Reino Unido), perdiendo un puesto sobre 2019. En este ranking europeo de competitividad digital, España queda algo mejor que en el ranking mundial de IMD, al situarse por delante de Alemania (puesto 12), Francia (15º), Portugal (19º) o Italia (25º), porque la Comisión valora 5 indicadores y en dos de ellos España está muy bien colocado: conectividad (5º puesto en la UE-28: España tiene la mayor red de fibra óptica de Europa y un gran alcance del 5G) y servicios públicos digitales (2º puesto, por el avance de la Administración electrónica: pago de impuestos y otras gestiones online). Pero España “pincha” en los otros 3 indicadores, que son fundamentales: capital humano o formación (16ª de 28), uso de Internet (11º puesto) e integración de la tecnología digital en las empresas y el comercio electrónico (19º puesto).
Ahí se ve las fortalezas y debilidades de España ante el reto digital, que refleja muy bien el último informe (febrero 2021) del Consejo Económico y Social (CES) sobre la digitalización de la economía española. Tenemos 4 grandes fortalezas: unas potentes infraestructuras digitales (la red de fibra óptica instalada en España supera a las de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia juntas, además de liderar el despliegue del 5G en Europa), unas grandes empresas de telecomunicaciones muy competitivas, un altísimo número de internautas (con ese 91% de población conectada, somos el 17º país del mundo con más usuarios) y tenemos un gran uso de los servicios públicos digitales (82% españoles utilizan la Administración electrónica). Pero también tenemos 5 grandes debilidades, según detalla el informe DESI 2020: baja formación digital de la población (el 43% de los españoles carecen de competencias digitales básicas, frente al 41,7% en la UE-28 y el 23,4% en los tres paises europeos más avanzados: Finlandia, Suecia y Dinamarca), el bajo porcentaje de especialistas TIC entre los trabajadores (3,2% en España frente al 3,9% en la UE-28 y el 6% en los tres paises más digitalizados), el gran retraso digital de las pymes (el comercio electrónico representa en España el 9,2% de su negocio, frente al 11,5% en la UE-28 y el 22,5% en los tres paises más digitalizados), la enorme brecha digital por edades, regiones y empresas y las menores inversiones en Ciencia e innovación (España invirtió en I+D+i el 1,25% de su PIB en 2019, frente al 2,13% la UE-28).
Al final, el retraso digital de España se asienta en 2 grandes problemas que arrastramos desde hace décadas y que ahora la pandemia ha revelado con claridad: el retraso en la formación digital de los españoles (desde la escuela y la Universidad al trabajo) y la baja digitalización de las empresas españolas, en especial las pymes. Veamos su alcance.
Sobre el retraso formativo, baste otro dato aportado por un estudio de UGT (2020): 10,7 millones de trabajadores no se han formado nunca en competencias digitales. Y del total de la población, 12 millones (un 33,5%) “no son capaces de manejarse” en entornos digitales y otros 7,6 millones de españoles (21%) sólo acredita “habilidades digitales básicas”, lo que dificulta encontrar empleo a medio y largo plazo a más de la mitad de los españoles. Y además de tener pocos trabajadores cualificados en TIC (tecnologías de la información y la comunicación), un 3,2% frente al 3,9% en Europa, el otro problema es que la mayoría de empresas españolas (el 82,5%) no contratan expertos TIC.
Este estudio de UGT, “Digitalización de la empresa española”, demuestra con múltiples datos el 2º gran problema de fondo que tenemos, la escasa digitalización de las empresas españolas, sobre todo las pymes. Como primera conclusión, España se encuentra “en el furgón de cola” (puesto 22 de 28 paises UE) de las empresas con alto nivel de intensidad digital: el 13% del total, frente al 18% en la UE-28, el 21,7% en Reino Unido, el 16,4% en Alemania o el 14,8% en Francia. Y ocupamos el 24º puesto europeo (sólo por delante de Estonia, Croacia, Hungría y Lituania) en el ranking de paises con más empresas de bajo nivel digital: el 56,8% del total de empresas españolas, frente al 45,8% en la UE-28, el 38,4% en Reino Unido, el 41,4% en Alemania y el 50,3% en Francia. Y hay una presencia solo testimonial de empresas españolas en las tecnologías digitales más vanguardistas (cloud computing, big data, robots e impresoras 3D).
Además, el
estudio destaca el escaso uso de las tecnologías digitales,
sobre todo en las pymes. El 99,26% de las empresas españolas utilizan ordenadores, la mayoría (98,39%) con
conexión a Internet. Pero menos de dos
tercios de sus trabajadores usan el
ordenador para trabajar (el 60,37%) y sólo poco más de la mitad (el
53,4%) usan Internet para trabajar. Sólo tres de cada cuatro empresas
(78,16%) tienen página web (nos
sitúa en el puesto 17º en la UE-28),
pero ese porcentaje baja al 30,21%
en las micropymes (menos 10 trabajadores. Y son muchas menos las empresas que venden por Internet: un
20,36% (lo que nos sitúa en el puesto 11º en la UE-28), un porcentaje que
baja en el caso de las micropymes (sólo 5,81%
venden online) y las pequeñas empresas (18,17%) y sube (al 41,68% en las
grandes). Si vamos al uso de herramientas
TIC más sofisticadas, el porcentaje de empresas usuarias baja: el 28,08% usan “la nube” (10,35% de las
micropymes), un 8,31% utilizan el “Big data” (1,79% las micropymes), el
10,96% usan robots y el 3,24%
utilizan impresoras 3D, herramientas
donde las empresas españolas se sitúan a
la cola de su uso en Europa.
Visto el panorama, debería preocuparnos que todos los expertos coincidan en que la digitalización es una de las llaves del futuro, de la mejora de la competitividad y del empleo que viene. De hecho, la mejora de la digitalización podría aumentar el crecimiento del PIB de España entre un +1,5% y un 2,5% anuales (eso son más de 25.000 millones extras al año) de aquí a 2025, según estima el consejero delegado de Telefónica. Y podría mejorar la productividad de las pymes españolas entre un 15 y un 25% (producir una quinta parte más). Pero hay otra ventaja más: la digitalización podría ayudar a salvar muchos de los empleos que se van a perder en las próximas décadas. Según la OCDE, la tecnología y los robots suponen que el 21,7% de los empleos están “en riesgo” en España (el 14% en el mundo) y otro 30,2% de empleos más están “amenazados” (el 30% en el mundo), con lo que la mitad de los empleos actuales peligran, lo que obliga a mejorar la formación de los trabajadores y convertirlos en “empleados digitales” si quieren trabajar en el futuro.
Por todo esto, queda claro que la digitalización de la economía es uno de los 2 grandes retos de este siglo XXI, junto a la sostenibilidad medio ambiental. El actual Gobierno, cuando tomó posesión en enero de 2020, mandó el primer mensaje de que la digitalización iba a ser una de sus prioridades: nombró a Nadia Calviño Vicepresidenta de Asuntos Económicos “y Transformación Digital” , creando 2 nuevas Secretarías de Estado (de Digitalización e Inteligencia artificial y de Telecomunicaciones e Infraestructuras digitales). El segundo fue unos meses después, en julio de 2020, al aprobar la Agenda Digital España 2025, una hoja de ruta para movilizar 140.000 millones de inversión (un tercio, dinero público) para avanzar en la digitalización de la economía y conseguir 6 objeticos básicos: que el 100% de la población tenga cobertura de Internet de 100 Mbps (89% en 2020), que el 80% de los españoles tengan competencias digitales básicas (57% hoy), que las pymes alcancen un 25% de negocio online (hoy 10%), que el 50% de los servicios públicos sean online y en móviles (hoy 10%), que el 25% de las empresas utilicen Big data e inteligencia artificial (hoy son menos del 15%) y aprobar para ese 2025 una Carta de derechos digitales.
Unos meses antes, en febrero de 2020, la Comisión Europea aprobaba la Estrategia Digital Europea, una apuesta por situar a Europa en la vanguardia de la digitalización, recuperando el retraso actual respecto a Estados Unidos y China. Y para remacharlo, situó a la digitalización como una de las dos grandes apuestas (junto a la lucha contra el Cambio Climático) de su Plan de futuro, Next Generation UE, aprobado en julio de 2020 para promover la recuperación de la economía europea, con una inversión de 750.000 millones de euros, fijando que “al menos el 20% de estos fondos” los gasten los paises europeos en la digitalización de sus economías.
España ha aprovechado este Plan europeo para aprobar un Plan de recuperación donde canalizar los 140.000 millones que nos corresponden (70.000 millones en subvenciones a fondo perdido, entre 2021 y 2023). Y en ese Plan de recuperación español, aprobado por Bruselas en julio de 2021, la digitalización es el 2º mayor bloque de gasto: 20.300 millones entre 2021 y 2023, el 29% del total de los Fondos UE (la transición ecológica se lleva el 39,1%). Con este apoyo europeo, el Gobierno pretende financiar los objetivos de la Agenda Digital España 2025, centrando el gasto en una serie de grandes partidas: digitalización de las pymes (4.066 millones), desarrollo del 5G (3.999 millones), desarrollo de competencias digitales (3.593 millones), inteligencia artificial (500 millones) y gran parte del gasto de otras partidas del Plan, como modernización de las Administraciones públicas (4.315 millones), modernización y digitalización del sistema educativo (1.648 millones), modernización del sector turístico (3.400 millones) y modernización del sistema sanitario (1.069 millones).
Así que ahora, la digitalización en España tiene una vicepresidencia, una hoja de ruta hasta 2025 (Agenda Digital) y un Plan de recuperación para gastar ahí 20.300 millones de los Fondos europeos entre 2021 y 2023. El primer esfuerzo inversor ya se ha hecho este año, con una partida de gasto de 4.230 millones para digitalización y telecomunicaciones en los Presupuestos 2021, lo que supone multiplicar por seis los 718 millones de 2020. Y para 2022, el proyecto de Presupuestos presentado incluye 6.941 millones para digitalización, investigación e innovación, de los que 1.559 millones son para digitalizar las pymes, 650 millones para el despliegue del 5G, 386 millones para digitalizar la Administración. 256 para extender la banda ancha en las zonas rurales, 250 millones para infraestructuras digitales, 182 millones para ciberseguridad, 113 millones para inteligencia artificial, 35 para una base de datos sanitaria y 40 millones para ofrecer bonos de conectividad a las pymes.
El dinero es clave para la digitalización del país, pero también lo es apostar por la formación digital de las personas y por la reconversión digital de las empresas, sobre todo las pymes. Urge reforzar la formación digital desde la escuela (se va a reforzar en la ESO) hasta la Universidad, donde los licenciados tienen hoy una baja formación digital y hay pocos especialistas, pocos estudiantes de Informática (el 50% abandonan antes de licenciarse). Y las empresas que sí apuestan por contratar especialistas digitales se quejan de que no los encuentran: hay un déficit de 75.000 especialistas TIC, según la patronal DigitalES. Y se estima que harán falta 200.000 empleos digitales en el futuro.
En resumen, que el futuro se va a jugar en la transformación digital y la sostenibilidad medioambiental, los dos grandes retos del siglo XXI. Y los paises que no digitalicen y cuiden su medio ambiente, serán menos competitivos y quedarán rezagados. Así que tenemos que reconvertirnos digitalmente, las personas y las empresas. Nos jugamos el empleo.
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