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lunes, 29 de enero de 2018

Los alquileres se disparan (y los desahucios)


Alquilar una vivienda, sobre todo en las grandes ciudades, es difícil y muy caro: los alquileres han subido una media del 18,4% en 2017, la mayor subida en once años. Y un alquiler medio en Madrid o Barcelona cuesta ya de 900 a 1.500 euros al mes. Un dinero que no puede pagar mucha gente, sobre todo los jóvenes, que en un 80% siguen viviendo con sus padres. Y por eso, se han disparado también los desahucios por impago de alquiler: se hacen 147 al día, la cuarta parte en Cataluña. Ahora, una moción en el Congreso pretende limitar los alquileres, como se hace en Berlín o Paris o como pretende hacer Cataluña. Pero la mejor solución sería crear un parque de viviendas públicas para alquilar, con autonomías y Ayuntamientos, como tienen otros países, hasta 500.000 en cinco años. Y aumentar las ayudas públicas al alquiler, recortadas por Rajoy. Con más oferta pública de alquileres baratos, bajarían los precios del alquiler privado. Seguro.


enrique ortega

España es un país de extremos y también en el alquiler. Si en 1970 vivían en alquiler más de un tercio de los españoles (el 36,6%), con la democracia y los años del ladrillo, a los españoles nos dio por ser propietarios, por comprar y no alquilar. Y en 2001 sólo vivían de alquiler el 11,3% de españoles, según el Censo. Pero luego, a partir de la crisis y el paro, muchos no podían pagar una hipoteca y volvieron a alquilar, hasta alcanzar hoy un 22.2% de españoles en alquiler, según el último dato de Eurostat (2016). Así que el alquiler ha vuelto y crece año tras año, aunque todavía somos el país de Europa con más propietarios, sólo por detrás de varios países de Europa del Este: hay un 77,8% de viviendas en propiedad, frente al 69,2% de media en Europa (UE-28), el 75,2% de Portugal, el 74% de Italia, el 64,9% de Francia, el 63,4% de Gran Bretaña o el 51,7% de casas en propiedad en Alemania, según Eurostat.

Tenemos todavía más viviendas en propiedad que Europa, pero el alquiler ha dado un gran salto en esta década. Baste decir que Madrid, con 375.000 familias en alquiler, es la tercera ciudad europea con más alquileres, tras Londres y Varsovia, y que Barcelona (con 200.000 alquileres) es la sexta. Y que los alquileres llevan tres años subiendo (2014 a 2017), más de un 30%, con lo que las grandes capitales tienen ya precios “europeos”. La fuerte demanda ha provocado una subida media de los alquileres del +18,4% en 2017, según el portal Idealista, subida que pisos.com rebaja al +13,8% y Fotocasa al +8,9%. Pero todos coinciden en que la subida de alquileres de 2017 es la mayor de los últimos 11 años. Y que aunque la subida se ha frenado algo en Madrid (+7,9% y Barcelona (+4%), hay 20 provincias donde el alquiler subió más del 10%, destacando Canarias (+27,8%), Girona (+20,5%), Tarragona (+17,6%), Palma (+16,2%), Málaga (+15,4%) y Sevilla (+15,4%).

Los alquileres están más caros en toda España, donde el precio medio es de 9,7 euros por metro cuadrado, según Idealista: 873 euros de alquiler por una casa de 90 m2. Pero hay 10 ciudades donde alquilar es mucho más caro, sobre todo Barcelona (17,5 euros/m2), Madrid (15,5 €/m2), San Sebastián (14,1 €/m2), Palma de Mallorca (12,2 €/m2), Bilbao (11,4  €/m2), las Palmas (10,6), Málaga (10), Álava (9,7), Girona (9,5) y Sevilla (9,2), según este mapa de precios de Idealista. Y eso son medias, porque en el centro y zonas turísticas de algunas capitales, el precio de los alquileres (si se encuentran) es aún mayor. Con ello, alquilar en una gran ciudad un piso de 60 metros cuadrados cuesta ahora entre 800 y 1.050 euros al mes. Y si tiene 90 metros, entre 1.080 y 1.575 euros al mes. Una barbaridad.

Los alquileres se han disparado no sólo por el aumento de la demanda, al mejorar el empleo y los ingresos de algunos españoles, sino también porque en 2016 y 2017 se han renovado contratos hechos durante la crisis (entre 2012 y 2014), con alquileres bajos, y ahora los propietarios han aprovechado para subirlos. Pero la razón principal de la subida de alquileres es que la vivienda se ha convertido en una inversión para muchos, particulares y empresas, que buscan rentabilizar su compra con un alquiler alto, ahora que pueden porque hay zonas donde faltan viviendas. Una buena parte de los propietarios son ahorradores que han dejado la Bolsa o los depósitos bancarios y han comprado uno o varios pisos para alquilarlos. De hecho, en 2017, la rentabilidad bruta de una vivienda para alquilar ha sido del 7,3%, similar a la de la Bolsa (7,4% de beneficio anual) y el triple que la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años. Y antes, entre 2014 y 2016, la rentabilidad del alquiler ya había superado a la Bolsa. Así que muchos alquilan como inversión, sobre todo bancos, inmobiliarias, fondos y sociedades de inversión inmobiliaria (las SOCIMIs), que se han convertido ya en “los grandes caseros de España”, con más de 100.000 viviendas en alquiler como negocio boyante.

Y luego, el empujón final al alquiler se lo ha dado el turismo, con el auge de las plataformas que alquilan pisos turísticos por noches en las grandes ciudades, como Airbnb, HomeAway, Windu, House Trip, Only Apartments, Room4Exchange, BeMate o Niumba. Esto ha forzado la subida de todos los alquileres  en ciudades como Barcelona, San Sebastián, Palma de Mallorca, Madrid o Málaga, además de expulsar a vecinos e inquilinos a la periferia. No es casual que entre las 10 ciudades con los alquileres más caros, 8 sean ciudades turísticas.

Al final, entre la fuerte demanda, la revisión de alquileres, el negocio de particulares y empresas más el tirón de los apartamentos turísticos han disparado los alquileres, sobre todo en las zonas donde hay menos viviendas disponibles. Y también porque ahora hay más demanda, debido a que hay 2 millones de españoles más trabajando que en 2014. Y muchos de ellos, con sueldos bajos y empleos precarios, sólo pueden pensar en alquilar, no en comprar. El inquilino medio español es un hombre, treintañero, soltero (aunque mayoritariamente comparte piso, para poder pagarlo), con contrato indefinido, que trabaja en los servicios y gana unos 1.100 euros al mes, según el perfil de Alquiler seguro.

Aunque crecen los inquilinos, como también se ha encarecido el alquiler, crecen también los que no pueden pagarlo. Y por eso, todavía hay un 80% de jóvenes menores de 30 años que viven con sus padres, según el Instituto de la Juventud, frente a un 70% en Europa. Pero lo más preocupantes es que se han disparado los desahucios por alquiler, que son el 60% del total de desahucios (tercer trimestre 2017) y superan desde 2012 a los desahucios por impago de hipotecas: fueron 26.467 desahucios por impago de alquiler entre enero y septiembre de 2017, un 3% más que el año anterior, según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial. Son una media de 147 desahucios por alquiler cada día laborable. El problema se concentra sobre todo en Cataluña (el 23% del total), Andalucía (el 14%), Madrid (13,5%) y Comunidad Valenciana (11,5%). Y el problema se va a agravar todavía en 2018, porque este año llegarán los desahucios de los que no pudieron pagar el alquiler en 2017, porque hay un retraso medio de 347 días entre que un inquilino deja de pagar y un juez ordena el desalojo, según un estudio de Pluslegal Abogados.

Este año 2018 se espera que sigan subiendo los alquileres, otro 10%, por la fuerte demanda, que aumentará una vez que suban los tipos y las hipotecas, encareciendo la compra de pisos. Y el alquiler seguirá siendo una buena inversión, aunque los expertos creen que se producirá un trasvase de alquileres turísticos a alquileres “normales”, porque Hacienda y los Ayuntamientos están controlando más los alquileres turísticos y, dados los crecientes gastos de gestión que tienen sus propietarios, cada vez les rentan menos. De hecho, un propietario sólo ingresa más neto (descontando impuestos y gastos) por su piso si lo alquila a turistas cuando lo alquila más de 21 noches al mes (que son muchas), según Alquiler Seguro.

Aunque la demanda suba, cuanto más caros sean los alquileres habrá menos españoles que puedan pagarlos. Por un lado, los 3 millones de personas en pobreza extrema (Caritas) y los 3,6 millones de españoles en paro (EPA), dado que la mitad no cobran subsidio. Y luego, muchos de los que tienen trabajo, tampoco pueden pagar alquileres de 800 a 1.200 euros, porque el sueldo bruto medio en España es de 1.809 euros (1.450 euros netos), según el INE. Y menos los jóvenes, cuyo sueldo neto medio es de 690 euros. Así que la subida de alquileres agrava el problema de la vivienda para millones de españoles.

Podemos ha sido el grupo político que más se ha ocupado de este problema, apoyando el nacimiento de sindicatos de inquilinos (ya existen en Barcelona, Madrid y Gran Canaria) y  presentando una proposición no de Ley para “regular los alquileres abusivos”, proposición que el Congreso aprobó mayoritariamente (166 votos a favor, 155 en contra y 7 abstenciones) el 19 de septiembre de 2017. Luego, en enero de 2018, ha presentado una proposición de Ley similar, a la que el PSOE y los nacionalistas han prometido su apoyo. Pretende fijar por Ley un precio máximo a los alquileres, como ya se hace en Berlín y París, y ampliar la duración mínima del alquiler (de 3 a 5 años y 10 para sociedades) y obligar a bancos y Fondos de inversión a ceder sus pisos vacíos para ponerlos en alquiler, además de destinar más recursos públicos y créditos del ICO a crear un parque público de viviendas en alquiler.

La fijación de precios máximos para alquileres ya se hace en Berlín y París, aunque estos precios son indicativos, no obligatorios. En ambas capitales, se ha establecido un índice de alquileres, según zonas, tamaño y tipo de piso, que sirven como referencia a los jueces en caso de que un inquilino reclame. En París, el propietario no debe superar en un 20% ese índice de precios, porque entonces el inquilino puede reclamar. Y en Alemania, en 2015 se aprobó una Ley federal que prohíbe subir la renta un 10% por encima de los índices de alquileres que tienen vigentes más de 200 ciudades alemanas. Con esta filosofía, la Generalitat de Cataluña aprobó en junio de 2017 su Índice de referencia de precios de alquiler, que se aplica en 27 municipios catalanes y que cualquiera puede consultar online. El índice de alquiler no es de aplicación obligatoria, pero los propietarios que lo apliquen tendrán ventajas fiscales y ayudas. Mientras, el Ayuntamiento de Barcelona prepara su propio índice de alquileres, que tendrá en marcha antes del verano.

La idea puede ayudar a frenar las subidas más abusivas, pero el índice de alquileres sólo será algo orientativo, no se puede imponer a los propietarios, salvo que queramos cargarnos el mercado de alquileres. Por eso, hay que pensar, además, en otras medidas más eficaces. Por un lado, aumentar y mejorar las ayudas al alquiler para los que no pueden pagarlo. Y por otro, crear un gran parque de viviendas públicas para alquilar (como existen en toda Europa), a precios asequibles, que forzará a la baja, a medio plazo, a los alquileres privados.

El Gobierno Rajoy está retrasando la aprobación del nuevo Plan de vivienda 2018-2021, que debe contemplar ayudas al alquiler de viviendas. Mientras, en la prórroga del Plan actual (2013-2016), se contempla una ayuda del 40% del precio del alquiler, para 200.000 familias. Una ayuda muy poco útil, ya que sólo se contempla para alquileres de menos de 600 euros (en las grandes ciudades no hay) y se concede sólo a los más pobres de entre los pobres, a las familias que ingresan menos de 1.129 euros al mes (matrimonio y dos hijos). Son ayudas que se han revelado insuficientes y que dejan fuera a mucha gente, además de que se están pagando con mucho retraso (en enero de 2018, los primeros meses de 2017). Haría falta duplicar los beneficiarios (al menos 400.000 familias) y ayudar a alquileres más altos (Fomento dice que está pensando, para el nuevo Plan, en alquileres de 900 euros).

Pero siempre habrá familias y jóvenes que se queden fuera, porque ni con el 40% de ayuda pueden alquilar o porque no encuentran alquileres de menos de 900 euros. Para ellos hay que crear un parque de viviendas públicas en alquiler, promovidas por el Estado, las autonomías, los Ayuntamientos, Fundaciones, ONG y promotores que quieran entrar en este mercado (por las ayudas y créditos que reciben). Hoy por hoy, las ayudas del Plan de Vivienda 2013-2016 no han funcionado y apenas hay viviendas públicas para alquilar: no llegan al 2% del parque en España, frente a una media del 15% en Europa (y más del 20% en Francia, Reino Unido o Alemania). Baste decir que la ciudad de Berlín tiene un parque de 300.000 viviendas públicas para alquilar mientras Barcelona tiene 10.000 y Madrid 5.800.

El objetivo debería ser alcanzar un parque público de 500.000 viviendas para alquilar en 5 años (100.000 al año) y ofrecer dos tipos de alquileres públicos: un alquiler social de 150 a 250 euros al mes para los más pobres y otro alquiler subvencionado de 250 a 450 euros para las personas con bajos ingresos que no pueden pagar un alquiler de mercado. Este parque público de 500.000 viviendas para alquilar se puede conseguir incorporando las 15.000 viviendas protegidas (VPO) vacías, añadiendo las 76.000 viviendas del banco malo (SAREB), promoviendo 20.000 viviendas anuales desde autonomías y Ayuntamientos (costarían 1.000 millones extras al año) y comprando a precio razonable parte de las viviendas sin vender que tienen particulares y bancos (en España hay 485.502 viviendas en stock).

Aumentar las ayudas a los compradores y crear un gran parque público de viviendas en alquiler no sólo son medidas necesarias y eficaces, sino de justicia, porque España gasta mucho menos en vivienda (un 0,23% del PIB) que el resto de Europa (0,6% del PIB la UE-28 y el 1,6% Reino Unido). Así que debemos gastar más y se puede siempre que España recaude como el resto de Europa, reduciendo el fraude fiscal y haciendo que paguen más las grandes empresas, multinacionales y los más ricos, lo que permitiría recaudar 72.000 millones más al año. Y una parte de esos mayores ingresos deberían ir, además de al empleo, las pensiones, la educación, la sanidad o el gasto social, a la vivienda, una de las grandes preocupaciones de los españoles. Porque sin ayudas y sin viviendas públicas, muchos españoles y la mayoría de los jóvenes no podrán tener una vivienda, ni en propiedad ni en alquiler. Y menos con las fuertes subidas de los últimos años. Ahí están, esperando soluciones.

lunes, 13 de febrero de 2017

Los alquileres, por las nubes


No sólo suben la luz, los carburantes o los móviles. También los alquileres: más del 10% en diez grandes ciudades españolas, un 6,7% de media en 2016, la mayor subida en 10 años. Y este año subirán más, entre el 10 y el 12%. Estas subidas han atraído al alquiler a inmobiliarias e inversores extranjeros, que compran edificios para alquilar. Y con alquileres medios de 620 euros, que suben a 900 euros al mes en grandes capitales (60 m2), muchos españoles no los pueden pagar: parados, familias pobres y jóvenes (el 80% viven con sus padres). Urge explotar la “burbuja” del alquiler y crear un parque público de viviendas para alquilar: 500.000 viviendas en cinco años, a partir de la promoción pública de autonomías y ayuntamientos y la compra de pisos vacíos a la banca y a particulares. Es lo que hacen en Europa, con un 15% de alquileres públicos, mientras en España no llegan al 2%. Alquileres sociales entre 150 y 250 euros y promociones para alquilar a precios asequibles. Se puede.
 
enrique ortega

Los alquileres subieron con fuerza en 2016, por segundo año consecutivo tras la crisis: un 6,7% de media, según Fotocasa, casi el doble que en 2015 (+3,8%) y la mayor subida en los últimos 10 años. Incluso algunos expertos creen que los alquileres subieron más: un 9,16% pisos.com y un 15,9% el Idealista.com. Las mayores subidas se dieron en las grandes capitales, sobre todo en Barcelona (+23,4%), Valencia (+20,3%) y Madrid (+18%), que ya están en precios históricos de los alquileres: 15,36 euros/m2 en Barcelona y 12,9 euros/m2 en Madrid, lo que eleva un alquiler de sólo 60m2 a 921/774 euros mensuales. En el último año, la subida de los alquileres se ha trasladado del centro a la periferia de las grandes capitales, ante la falta de alquileres en zonas céntricas. Y otro fenómeno: la subida de los alquileres ha sido un factor determinante del encarecimiento de la vivienda, que lleva año y medio subiendo sus ventas y precios, un 4,5% de subida media en 2016.

Para este año 2017, los expertos auguran una subida incluso mayor de los alquileres, entre el 10% (ServiHabitat) y el 12% (pisos.com), e incluso más en Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla y San Sebastián, junto a Baleares y Canarias (por el turismo). La promotora inmobiliaria Cushman&Wakefield cree que los alquileres ya están cerca de su techo en Barcelona (podrían subir el 5%) pero menos en Madrid (subirán un 10%), pero apuestan por una subida media que duplique con creces la de los alquileres europeos (+2/3%). A favor de la subida de alquileres jugará este año el encarecimiento de las hipotecas (por la subida de tipos y la repercusión del coste de las cláusulas suelo), retrayendo la compra de viviendas. Y en contra de la subida de alquileres jugará la subida de tipos, que hará más atractiva la Bolsa y los bonos frente a invertir en alquileres.

¿Por qué suben tanto los alquileres? La razón fundamental es que se ha disparado la demanda, mientras apenas crece la oferta de viviendas en alquiler. Crece la demanda porque hay muchos españoles con trabajo precario y sueldos bajos que ni se plantean ya comprar un piso, no tanto por la hipoteca (en muchos casos, con sus ingresos, el banco no se la daría) como porque no consiguen ahorrar el 25% de su coste (de 35.000 euros para arriba), necesario para complementar la hipoteca (dan un 80% del valor del piso), gastos e instalación. Y también hay cada vez más jóvenes (los “millennials”, menos 35 años) que han cambiado su “filosofía” (¿a la fuerza?) y ya no se plantean ser propietarios como sus padres sino “inquilinos de por vida”. Además, hay más “movilidad geográfica”, cambios de ciudad para trabajar o buscar empleo o estudiar. Y sobre todo, porque se han sumado a la demanda los inversores, particulares, inmobiliarias y fondos que buscan pisos para alquilar.

Este es el gran cambio de los últimos dos años: particulares y grandes inversores que se han lanzado al mercado de alquiler, como una forma rentable de inversión: compran pisos o edificios enteros para alquilar y eso hace subir los precios. Les resulta un negocio más rentable que la Bolsa, los bonos (1,5%) o los depósitos bancarios (0,5/1%). Actualmente, la rentabilidad bruta del alquiler es del 6,3%, según el Idealista: un 4,4% se obtiene sólo por el alquiler y el resto por el beneficio de vender el piso al año. Incluso el Banco de España señaló que la rentabilidad del alquiler alcanzó el 8,3% en el tercer trimestre de 2016. No hay nada tan rentable y con poco riesgo (que el inquilino no pague, pero ahora se le puede desahuciar con más facilidad). Esta profesionalización” del alquiler, con cada vez más “caseros” que son Fondos de inversión, inmobiliarias y bancos ha presionado al alza los precios, porque estas empresas necesitan conseguir una rentabilidad y añadir ingresos para costear sus gastos de administración y mantenimiento, mayores que los de un “casero” particular.

Por todo ello, el mercado del alquiler está cambiando y los grandes “caseros” en España son hoy bancos, Fondos de inversión, SOCIMIs (Sociedades de inversión inmobiliaria) e inmobiliarias: CaixaBank (38.000 pisos en alquiler), Lazora fondo inmobiliario (11.500), el fondo Blackstone (10.500 viviendas), la SOCIMI Testa Residencial (9.400 viviendas en alquiler, tras traspasarle 3.300 viviendas el BBVA, Santander y Popular), banco Santander (8.000 viviendas), Sabadell (5.500), fondo Goldman Sachs (4.860) y el banco malo Sareb (4.297 viviendas en alquiler). Y cada semana hay un nuevo desembarco de inversores españoles y extranjeros en el mercado de alquiler (viviendas y oficinas), lo que está creando una inquietante “burbuja”. 

Y enfrente, cada vez hay más españoles buscando un alquiler: ya son el 22,3% de la población los que viven en alquiler, frente a sólo el 19,4% en 2007, aunque todavía somos “un país de propietarios” y tenemos un porcentaje de alquiler mucho más bajo que la mayoría de Europa: un 30,1% de europeos viven en alquiler, siendo un 26,7% en Reino Unido,  un 39,5% en Francia, un 47,4% en Alemania y un 56% en Suiza, según Eurostat. En España, los más activos en el alquiler son los jóvenes (25-34 años), que se decantan cada vez más por el alquiler, aunque mayoritariamente creen que  comprarán un piso en el futuro (58% en España, frente al 71% de los jóvenes europeos), según la consultora CBRE. También crece el alquiler entre los profesionales que “se mueven” por motivos laborales y entre los “nuevos modelos de familia”: mujeres sin hijos, parejas solas, personas que comparten piso… Y sólo dos capitales, Madrid y Barcelona, concentran el 50% de los alquileres en España.

Los alquileres por las nubes provocan una serie de problemas inquietantes. El primero, que mantienen un alto nivel de desahucios: el número de desahucios por impago de alquiler ha bajado en 2015 (35.677) y 2016 (habrá acabado con unos 28.000), pero crece su peso en el conjunto de desahucios (si en 2015 los desahucios por alquiler eran el 53% de todos los desahucios, en el tercer trimestre de 2016 fueron ya el 55% del total). La mayoría de los desahucios por alquiler se dan en Cataluña (26% del total), seguidos de lejos por Madrid (14,5%), Andalucía (12,8%) y Comunidad Valenciana (11,7%). Y siguen elevados no sólo los desahucios de la vivienda habitual, sino de locales y oficinas, por la crisis y porque los “caseros” aprovechan las últimas renovaciones de contratos para subir mucho los alquileres sobre lo fijado hace cuatro o cinco años.

Otro efecto pernicioso de la fuerte subida de alquileres es la fuga” de habitantes del centro de las ciudades, que se están poblando de pisos turísticos, viviendas de alto standing, oficinas y negocios en alquiler. Tanto es así que los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona, controlados por la izquierda, han pedido en enero al Gobierno que cambie la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) para regular mejor el alquiler y evitar “precios desmesurados que favorecen la expulsión de los vecinos de sus barrios”, algo que ya ha provocado protestas ciudadanas en Barcelona. De momento, la Generalitat de Cataluña ha anunciado que va a penalizar fiscalmente los alquileres altos: en primavera fijará un índice de referencia que marcará precios orientativos y los que suban por encima serán penalizados con recargos fiscales en el IBI y el IRPF.

Con todo, el peor efecto negativo de unos alquileres tan caros es que impiden acceder a una vivienda a muchas familias y a los jóvenes. Empezando por los 3,3millones de españoles en situación de pobreza extrema, según Cáritas, entre los que están muchos de los 2.246.957 parados EPA que no cobran ningún subsidio (un 53% de todos los parados). Y siguiendo con muchos españoles que sí tienen un trabajo pero cuyo sueldo es mileurista o incluso menor. De hecho, “el salario más frecuente” en España son 16.490 euros brutos al año, según el INE, y eso supone 965 euros netos en 14 pagas. Si en la familia sólo entra un sueldo, resulta difícil pagar un alquiler, cuya media está en 620 euros mensuales (y en Madrid y Barcelona rondan los 900 euros mínimos). Y lo mismo les pasa a la mayoría de los jóvenes: ingresan de media 763 euros netos mensuales si están solos o 1.460 euros por hogar joven, según datos del Instituto de la Juventud. Y claro, con estos ingresos, no es que no puedan comprar un piso sino que tampoco pueden alquilarlo. Y en consecuencia, el 80% de los jóvenes españoles de 16 a 29 años siguen viviendo con sus padres (según el Observatorio del Instituto de la Juventud), frente al 70% en Europa.

El Gobierno Rajoy ha anunciado que este mes de febrero aprobará el Plan de Vivienda 2018-2021, para negociarlo después con partidos, autonomías e instituciones y que pueda aprobarse en el Congreso antes del verano. Y plantean incluir en este Plan dos medidas de fomento del alquiler: crear un Fondo de viviendas para alquilar con aportaciones de bancos y particulares y establecer unas ayudas de 150 a 400 euros al mes para los colectivos más desfavorecidos. Suena bien, pero hay que desconfiar un poco, porque los cinco años de Gobierno Rajoy han sido un “rosario de medidas” en contra del alquiler. Primero, en julio de 2013, el Gobierno suprimió las ayudas al alquiler para los jóvenes y endureció el resto, además de liquidar la Sociedad Pública del Alquiler y reducir las ayudas fiscales a inquilinos y propietarios. Después, en el Plan de vivienda 2013-2016 (prorrogado en 2017), destinó sólo 65 millones a promover viviendas públicas en alquiler, lo que da para unas 2.000 al año. Y el 1 de enero de 2015, con su “mini-reforma fiscal”, el Gobierno Rajoy suprimió la deducción fiscal del 10% a los inquilinos y la rebajó a los propietarios (del 100 al 50% del alquiler).

Mientras llegan las nuevas medidas, el sector inmobiliario pide reanimar la oferta de alquileres, con promoción pública y ayudando también a multiplicar las promociones privadas para alquiler, con financiación y ayudas públicas, además de menos trabas municipales. También se pide “regular y normalizar” el “boom” de los apartamentos turísticos (1,8 millones) y establecer un censo de alquileres, para luchar contra los “sumergidos” (se estima que un tercio de los alquileres no se declaran). Y además, dotar con más medios y plantilla a los juzgados, para agilizar de verdad los desahucios, que a veces tardan meses en materializarse por falta de personal en las “comisiones de lanzamiento”.

En España hay unos 3,8 millones de viviendas de primera residencia (no turísticas) en alquiler, el 97% alquiladas por particulares. Pero son insuficientes para una demanda creciente. El sector inmobiliario considera que, a medio plazo, hacen falta en España 1.200.000 viviendas más en alquiler, lo que supondría destinar al alquiler la mitad de las nuevas promociones. Y una parte importante de la oferta, unos 500.000 alquileres, deberían ser para jóvenes y familias que no pueden pagar el alquiler de mercado, a los que habría que ofrecer 2 tipos de alquileres: un alquiler social de 150 a 250 euros al mes (para los más pobres y desfavorecidos)  y otro alquiler subvencionado de 250 a 450 euros, para las personas con bajos ingresos. Y la responsabilidad de crear este parque de ´500.0000 viviendas sociales en alquiler es de la Administración pública, desde el Estado a las autonomías y Ayuntamientos.

Crear este gran “parque público de alquiler” es necesario para equiparar a España con el resto de Europa: aquí el parque público de alquiler no llega al 2% de las viviendas, frente al 15% de media en Europa (y más del 20% en Francia, reino Unido o Alemania). Y además, es posible. Se pueden conseguir esas 500.000 viviendas en cinco años, incorporando a ese parque público de alquiler las 15.000 viviendas de protección oficial (VPO) vacías, añadiéndole las 76.000 viviendas del banco malo (SAREB), promoviendo 20.000 viviendas anuales desde las autonomías y Ayuntamientos (costarían unos 1.000 millones extras al año) y comprando el resto, a precios “justos”  a bancos y particulares que tienen viviendas sin vender (el stock actual es de 492.314 viviendas y hay promotores que plantear “demoler” un tercio por invendibles). Lo más fácil y razonable sería que la banca (rescatada con dinero público) colaborara, sin querer “hacer negocio”, porque si no se arriesga a medidas más duras: el Parlamento valenciano ha aprobado, el 25 de enero de 2017 (con la única oposición del PP), una Ley para obligar a la banca a poner sus pisos vacíos en alquiler social…

España gasta menos dinero público en vivienda que otros paises : un 0,23% del PIB frente al 0,6% de la UE-28 (y el 1,6% de Reino Unido). Eso significa que equipararnos a Europa obliga  a gastar 4.025 millones de euros públicos más en vivienda. O sea, unos 1.000 millones anuales en los próximos 4 años. Es asumible si España consigue ingresar más (recaudamos 50.000 millones menos que la media europea, según la Comisión Europea) y si establecemos la vivienda como una de las prioridades básicas de los españoles, tal como reconoce la Constitución. Y habría que volcar es dinero extra en el alquiler, en conseguir en cinco años ese parque público de 500.000 viviendas para alquilar, una medida con dos efectos: permitir tener casa a muchas familias y jóvenes que no pueden pagar un alquiler “de mercado” y de paso, presionar a la baja al resto de alquileres y desinflar así la “burbuja” antes de que estalle. Es un objetivo necesario y posible. Habría que alcanzar un gran acuerdo entre partidos, Administraciones, empresas y bancos para lograrlo. Muchos sin casa lo esperan.