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jueves, 21 de noviembre de 2024

Las exportaciones, estancadas

Al leer que este Blog va de exportaciones, muchas personas pensarán que no les interesa. Pero es un tema importante para los españoles, por tres razones: son el 2º motor de nuestro crecimiento, mantienen 4,6 millones de empleos y los paises más ricos son los que más exportan. Por eso, si las exportaciones españolas (y europeas) están “estancadas”, tenemos un problema. Sobre todo porque España lleva décadas abierta al exterior y exportamos 17 veces más que en 1986, cuando ingresamos en Europa. Eso nos permite tener superávit comercial con la UE , aunque tengamos déficit con el resto del mundo, por las compras de energía. Y tanto en 2022 como en 2023, un tercio del crecimiento  (y el empleo) de España fue gracias a las exportaciones. Ahora, una Europa estancada y la amenaza de aranceles en EEUU (más el proteccionismo y las guerras), amenazan nuestras exportaciones y el crecimiento futuro. Urge aprobar un Plan de estímulo a las exportaciones, porque nos jugamos el crecimiento, la competitividad y el empleo.

                            Enrique Ortega

Uno de los grandes cambios de la economía española en las últimas décadas ha sido la apertura al exterior. En 1986, España ingresa en la Comunidad Europea y a partir de ahí, las empresas extranjeras entran en España y nuestras empresas empiezan a vender fuera. Sobre todo, tras la crisis de 2008, cuando se desploma la demanda interna. Con ello, España pasa de exportar 22.933 millones de euros en 1986 (el 10% del PIB) a 159.889 millones en 2009 (15% del PIB) y 389.208 millones en 2023 (25,6% del PIB). Un salto tremendo: las exportaciones se han multiplicado casi por 17 en los últimos 37 años. Y España, que era un país cerrado al exterior, es hoy el 6º país que más exporta en Europa, sólo por detrás de Alemania (exportó 4 veces más: 1.574.602 millones de euros en 2023), Paises Bajos (866.610 millones exportados con menos de la mitad de población que España), Italia (625.949 millones), Francia (602.233 millones) y Bélgica (525.287 millones exportados).

Este “milagro exportador” de España ha sido constante y continuado en las últimas décadas, con las exportaciones creciendo año tras año, salvo en 2008 (por la crisis financiera) y en 2020 (por la pandemia), hasta alcanzar un máximo histórico en 2022 : 389.208 millones de euros. Y aunque las exportaciones “pincharon” ligeramente en 2023 (-1,4%, hasta 383.688 millones de euros), España es el país europeo donde más han crecido las exportaciones respecto a antes de la pandemia: +32,3% entre 2019 y 2023, frente al +27,9% en la UE-27, +30,4% en Italia, +20% en Francia y +17,6% en Alemania. Y fuera de la UE, las exportaciones crecieron también menos: +16,4% en Reino Unido, +22,9% en USA y +31,1% en Japón, superándonos sólo China (sus exportaciones crecieron +39,7% entre 2019 y 2023). Con ello, España superó la pandemia mejorando su cuota exportadora en  Europa: de suponer el 5,7% de las exportaciones europeas pasó al  5,9% en 2023.

Pero quizás lo más importante es que este “milagro” exportador ha ayudado mucho al crecimiento de la economía en los últimos años, sobre todo en las dos últimas crisis. Primero con la crisis de 2008: entre 2009 y 2013, la economía estuvo en recesión, con bajadas del PIB, pero habríamos caído mucho más si las exportaciones no hubieran crecido. Un ejemplo, el año 2009, el peor de esa crisis financiera: el PIB cayó un -3,6%, pero habría caído mucho más (y el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento. Y las exportaciones volvieron a salvarnos en la pandemia: en 2020, las exportaciones cayeron menos que la economía (-2,2% frente al -10,9% que cayó el PIB). Y en la recuperación posterior han sido claves, aportando un tercio del crecimiento en 2022 (2,3% del 6,2% que creció el PIB) y en 2023 (1% del 2,7% que crecimos). Y en 2024, aportan una quinta parte del crecimiento (0,7% del 3,4% anual hasta septiembre).

Así que las exportaciones llevan décadas creciendo, ganando cuota de mercado en Europa y ayudando a que España crezca más que la mayoría de paises occidentales (3% creceremos este año, según Bruselas, y la cuarta parte lo aportarán las exportaciones). Por eso, preocupa que se hayan estancado en 2024, cayendo un -0,3% hasta septiembre, según los últimos datos publicados por Comercio (tras caer un -1,3% en todo 2023). Y eso, a pesar de que las exportaciones llevan creciendo tres meses seguidos (julio, agosto y septiembre, +4,6% el tercer trimestre) y también en el 2º trimestre (+4,5%) , pero todavía no se han recuperado del desplome en el primer trimestre (-9%). Una caída que se explica por el estancamiento económico de Europa y la recesión en Alemania (nuestro 2º cliente) y por el bajo crecimiento y el aumento del proteccionismo comercial en el resto del mundo.

En concreto, las exportaciones españolas a Europa han caído un -0,8% hasta septiembre, cayendo más las dirigidas a la UE (-1,1%) y sobre todo a Francia (-2,1%), nuestro primer cliente, a Alemania (-1%) y a Bélgica (-21,9%), creciendo sin embargo nuestras exportaciones a Paises Bajos (+1,4%) y a Portugal (+0,9%), también al Reino Unido (+5,5%). Pero la caída de exportaciones es mayor fuera de Europa: -2,1% cayeron nuestras ventas a América (-1,2% a USA), -3,1% las exportaciones a Latinoamérica y -4,9% a Oriente Medio. Eso sí, crecen las exportaciones a Asia (+1,2%), aunque caen las ventas a China (-0,7) y mejoran las ventas a Africa (+5%), por la reanudación del comercio con Argelia (+220% exportaciones). Y por productos, siguen creciendo las exportaciones españolas de alimentos (+7% hasta septiembre) y calzado (+6,8%), pero “han pinchado” las exportaciones de automóviles (-0,6%), medicamentos (-20,3%) y bienes de equipo (-0,6%).

Lo positivo es que las importaciones, las compras españolas en el extranjero (que crean riqueza y empleo fuera, no en España) también caen y más que las exportaciones (-1% hasta septiembre, hasta 313.896 millones de euros), porque España ha comprado mucho menos gas (-34,4%), carbón y electricidad (-34,6%), por el auge de las energías renovables, aunque sigue comprando más petróleo (+3,6%). Estas menores compras energéticas han conseguido que el déficit comercial (importaciones- exportaciones) se reduzca este año (-8,4%), hasta los -27.091 millones de euros, aunque el 82% de ese déficit sea por las compras de energía.

España consigue “tapar” sin problemas este déficit comercial, gracias a los ingresos por turismo y a otras exportaciones de servicios (no de mercancías) que hacen las empresas españolas, desde consultaría e ingeniería a servicios financieros, de transporte o tecnológicos en el extranjero. Así, en 2023, las exportaciones españolas de servicios batieron otro récord, con 183.095 millones de euros de ingresos (y 90.072 millones de pagos), menos de la mitad por ingresos turísticos (85.181 millones) y la mayoría (97.955 millones) por exportaciones de servicios prestados fuera de España (el 66,5% en Europa y el 22,7% en América, donde exportamos muchos más servicios que mercancías).

Con estos ingresos por turismo y servicios, España consigue tener superávit con el exterior desde 2013, algo inaudito en nuestra historia: de 1961 a 2012, España tuvo déficit con el exterior 45 de estos 52 años, lo que limitó extraordinariamente la capacidad de maniobra económica del franquismo y la democracia. Ahora, este histórico superávit con el exterior (ingresamos más divisas de las que pagamos) desde 2012 a 2023 (+36.600 millones de euros), que se repetirá en 2024 (+25.400 millones hasta junio), nos convierte en un país más solvente y más independiente, con más inversión extranjera y más capacidad para invertir sin endeudarse tanto en el exterior y poder reducir nuestra deuda externa : debemos 791.115 millones en 2023 (52,8% del PIB), frente a un billón de deuda en 2013 (96,2% del PIB). Más independencia y más solvencia económica gracias a todas las exportaciones, desde las mercancías al turismo y los servicios empresariales en el extranjero.

Como ha podido verse, las exportaciones son una cuestión económica clave, no sólo para crecer y ser un país solvente sino porque mantienen 4,6 millones de empleos en España. Por eso preocupa que se hayan estancado y que aunque este año “se salven”, caigan más en 2025, no ayudando o incluso restando crecimiento a la economía. Y eso porque Europa, donde se dirigen el 74% de todas las exportaciones de mercancías (y dos tercios de los servicios, así como la mayoría de turistas que nos visitan) apenas va a crecer en 2025, según la última previsión de la Comisión Europea: un +1,5% la UE-27 (tras un +0,9% en 2024), un +0,7% Alemania (tras 2 años en recesión), un +0,8% Francia (menos que el 1,1% de 2024) y +1% Italia (tras 0,7% este año). Y encima, Trump amenaza con poner un arancel del 10% a las exportaciones europeas (serían un 10% más caras), mientras China y muchos paises toman medidas proteccionistas que dificultarán nuestras exportaciones.

Las exportaciones españolas han aguantado bien hasta la fecha, creciendo más que las del resto de Europa, ayudadas por una inflación contenida (en España era del +1,7% anual en septiembre, frente al +2,1 en la UE-27 y el +1,8 en Alemania, aunque Francia tiene un +1,4% e Italia el +0,7%) y, sobre todo, por unos salarios que son de los más bajos de Europa: 18,2 euros por hora trabajada en 2023, un -24,2% menos que en la UE-27 (24 euros) y bastante menos que en Dinamarca (42 euros/hora), Bélgica (36,3), Irlanda (33,3), Paises Bajos (33), Alemania (31,6), Francia (28,7)o Italia (21,5), según Eurostat. O sea, que nuestra fortaleza, que nos permite ganar mercados, es intentar ser “la China de Europa” (bajos precios y salarios). Pero nuestras exportaciones tienen varias debilidades estructurales: un exceso de concentración, en destino (Europa), en origen (sólo 6 autonomías exportan de verdad y pocas empresas, la mayoría muy grandes) y en productos (mercancías de poco valor añadido).

El primer problema de fondo que tienen las exportaciones españolas es que están demasiado concentradas en Europa: allí van el 74% de las exportaciones, de ellas el 62,2% a la UE-27. Y además, en los últimos años, esta tendencia a exportar a Europa se ha agravado (en 2019 sólo exportábamos allí el 71,5%), aunque ahora exportamos más a paises europeos que no están en la UE. Lo más preocupante es que nuestras exportaciones a Asia suponen sólo el 7,7% del total (y ha bajado, porque en 2019 iban el 9% de las exportaciones), cuando esa zona concentra el 40% del comercio mundial. Y otro tanto pasa con las exportaciones a EEUU (estancadas en el 4,7% del total, ahora y antes de la pandemia) y a Latinoamérica (estancadas también en el 5,2% del total), mientras ha caído el peso de nuestras exportaciones a Oriente Medio (del 2,6 al 2,1%) y a Africa (del 6,5 al 5%).

Otro problema de fondo es el origen de estas exportaciones. Están concentradas en 6 autonomías y el resto apenas exportan: Cataluña (25,9% del total), Madrid (12,7%), Andalucía (10,6%), Comunidad Valenciana (9,9%), País Vasco y Galicia (8% cada una). Y eso ahora (74,9% de las exportaciones proceden de ellas) y en 2019 (74,3%). Y lo mismo pasa con las empresas: la exportación se concentra en 44.838 empresas (de casi 3 millones), que son las que venden fuera regularmente más de 50.000 euros anuales. Y ojo, las 1.000 empresas españolas que más exportan hacen el 66,3% de todas las exportaciones.

Un tercer problema es lo que exportamos. España se ha especializado en exportar alimentos (el 18,7% de nuestras exportaciones: somos “la despensa de Europa”), automóviles (el 13,8% de las exportaciones) y semimanufacturas (metales, hierro, papel y cerámica, un 9,9% más). Y por ello, exportamos pocos productos de alta tecnología, de alto valor añadido: un 6,8% del total, frente al 17,7% de las exportaciones europeas. Y hay otro problema más: mucho de lo que exportamos obliga antes a incorporar productos intermedios  importados, lo que agrava nuestro déficit comercial. A lo claro; que España, por sus bajos salarios y su posición geográfica, es un país ideal para producir, importando productos intermedios y exportando luego los productos finales, dentro de las cadenas internacionales de producción (un ejemplo es el automóvil). La consecuencia es que sólo una parte de las exportaciones españolas, el 75%, generan realmente “valor añadido doméstico”, frente al 77,4% de media en Europa y el 92% de las exportaciones en EEUU, según un estudio de la Fundación BBVA.

En definitiva, que aunque las exportaciones se hayan disparado en las últimas décadas, queda mucho por mejorar para que España tenga un sector exportador más potente, donde haya más empresas de todas las regiones exportando productos de más valor por todo el mundo. Un reto que es clave para conseguir una economía más competitiva, más eficiente y que mejore el nivel de vida de los españoles. Porque basta ver los países europeos donde las exportaciones tienen más peso (en % del PIB) para hacer la lista de los paises más ricos: Bélgica (exportaciones aportan el 88% del PIB), Paises Bajos (81%), Austria (43,80%), Alemania (38%), Suecia (34%), Irlanda (37,7%), Dinamarca (32%), Italia (29,43%) …, todos por delante de España (aportaron 25,6% del PIB en 2023).

Ahora que las exportaciones se han estancado y se enfrentan a un año 2025 comercialmente muy difícil, sería un buen momento para que el Gobierno propusiera un Plan de choque para reanimar las exportaciones, con medidas en varios frentes, que llevan años pidiendo los exportadores españoles: más oficinas comerciales y asistencia por el mundo, más viajes y misiones comerciales en paises emergentes, más ayudas a la internacionalización de las pymes, aumentar y mejorar la financiación pública a la exportación, facilitar la integración de empresas para ganar tamaño y vender fuera, mejorar la formación exportadora y aumentar las ayudas e incentivos fiscales a las empresas exportadores, que generalmente facturan e invierten más, tienen más tecnología e innovación y crean más empleo estable que las empresas no exportadoras. Hay que “mimar” las exportaciones, que nos salvan a todos.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Las exportaciones (récord) nos salvan

La alta inflación se está comiendo los ingresos de las familias y frena el consumo, la actividad y el empleo. Pero de momento, el crecimiento económico no cae (el PIB aumenta un mínimo +0,2% este 4º trimestre, según el Banco de España). Y en parte, eso se debe a las exportaciones, que crecen un +23,6% este año y baten récords históricos, sosteniendo parte de la actividad y 2,5 millones de empleos. Así que las exportaciones vuelven a “salvarnos” ahora, como en la crisis de 2008 y en la pandemia, aunque las importaciones también se han disparado a máximos históricos, al encarecerse las compras de energía, lo que ha casi cuadruplicado el déficit comercial de España. Ahora, 2023 se presenta como un año difícil para que las exportaciones nos “salven”, por la recesión en Europa y el estancamiento del comercio mundial. Por eso es importante tomar más medidas para contener la inflación y mejorar los salarios, para que no caigan más el consumo, la economía y el empleo. Y cuidar el flanco exterior.

Enrique Ortega a partir de Flash Gordon de Alex Raymond

Uno de los mayores cambios que se han dado en España en las últimas décadas ha sido la apertura comercial al exterior, sobre todo tras el ingreso en la CEE (1986) y en el euro (2000). Con ello, las exportaciones españolas han crecido, año tras año, desde 1985 a 2021, con sólo tres años de caída (2008, 2009 y 2020), según los datos de Comercio. El tirón de las exportaciones se ha notado más desde 2010, cuando la crisis obligó a las empresas españolas a buscar mercados fuera, ante el desplome de la demanda dentro. Eso ha provocado que las exportaciones españolas se hayan duplicado con creces: de 159.889 millones vendidos fuera en 2009 se pasó a 316.609 millones exportados en 2021. Y este año 2022, sólo hasta octubre, las exportaciones ya alcanzaron los 319.731 millones (+23,6%). Una parte se debe, claro, a la inflación, que aumenta el valor de lo que se exporta, pero descontando "la ayuda" de los precios más altos, las exportaciones crecieron "en volumen" un +4,2% anual, como la economía, aunque es la tercera parte que en 2021 (+13,3% en volumen). 

Mucha gente podría pensar que este tirón de las exportaciones sólo beneficia a las empresas y sectores que venden fuera de España. Pero no es así: las exportaciones son claves para la economía y el empleo de todos (mantienen 2,5 millones de puestos de trabajo, el 12% del total), a los que contribuyen cada vez más. Si en 2009 aportaban un 15% del crecimiento total (PIB), en 2021 aportaron ya un 26,3%, más de la cuarta parte. Y si añadimos a las exportaciones de mercancías las de servicios (trabajos realizados fuera por empresas españolas), la aportación de todas las exportaciones supone ya más de un tercio de toda la economía, el 35% en 2021 (22% en 2009).

Además de aportar un tercio del crecimiento, las exportaciones “nos han salvado” ya tres veces en poco más de una década, creciendo cuando el resto de la economía caía. La primera vez fue con la crisis de 2008: entre 2009 y 2013, la economía española estuvo en recesión, con bajadas del PIB, pero habríamos caído mucho más si las exportaciones no hubieran crecido. Un ejemplo, el año 2009, el peor de esa crisis financiera: el PIB cayó un -3,6%, pero hubiera caído mucho más (también el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento.  La segunda vez fue con la pandemia, en 2020: las exportaciones cayeron menos que la economía (-1,9% frente al -10,8% que cayó el PIB). Y ayudaron también a la recuperación en 2021: el sector exterior aportó un 0,2% del +5,5% que creció España. Ahora, con la crisis de la inflación de 2022, las exportaciones vuelven a “salvarnos”: aportaron el triple que la demanda nacional al crecimiento del tercer trimestre (PIB +0,2%) y el doble en el 2º trimestre (PIB +1,5), impidiendo una mayor caída en el 1º (-0,2%).

En definitiva, que ahora, cuando el consumo apenas crece (por la inflación, que se come salarios, pensiones y ahorro), las exportaciones españolas sirven de contrapeso, creciendo con fuerza a pasar de la incertidumbre internacional. Así, de enero a octubre (último dato publicado por Comercio, el jueves), España ha exportado por valor de 319.731 millones de euros, un +23,6% más que el año pasado y el mayor aumento en ese periodo desde 2013. Un aumento de las exportaciones que supera al del resto de Europa, donde crecen un +18% en la zona euro, un +14% en Alemania, +20% en Francia y  +21% en Italia, superando incluso al crecimiento de las exportaciones en EEUU (+19,9%), Japón (+18,7%) y China (+13%), sólo por debajo del +25,7% que crecen en Reino Unido, según Eurostat. 

¿Por qué las exportaciones crecen más en España? Por un lado, por lo mismo que en las crisis de 2008 y en la pandemia: porque las empresas buscan compensar fuera lo que no venden dentro, por la mayor inflación y la escasa subida de los salarios. Pero además, hay otras tres causas particulares. La primera, que afecta a media Europa, es la ayuda que presta  la débil cotización del euro, que se ha depreciado frente al dólar, lo que abarata de hecho los productos que se exportan a paises que pagan en dólares. En concreto, el euro ha caído de valer 1,1379 dólares el 1 de enero a perder la paridad y caer por debajo del euro (hasta 0,9607 dólares por euro) entre el 26 de septiembre y el 4 de noviembre. Y aunque hoy se ha recuperado algo, cotiza a 1,0607 dólares por euro (viernes 16), lo que supone una caída del -6,8% sobre enero. O sea, que los productos europeos  son un 6,8% más baratos para los que pagan en dólares, lo que ayuda a los exportadores europeos. Pero hay otras dos causas que ayudan específicamente a los españoles: tener menos inflación y menores salarios.

Las exportaciones españolas son ahora más competitivas porque la inflación en España es más baja que en el resto de Europa, Reino Unido y EEUU: en noviembre, último dato publicado, la inflación anual en España era del 6,6%, inferior al 10,1% de la zona euro, el 11,3% de inflación en Alemania, el 12,6% de Italia, el 7,1% de Francia, el 10,7% en Reino Unido o el 7,1% de inflación en EEUU. Esto facilita la venta de los productos y servicios españoles en otros mercados. Y también ayuda decisivamente que las empresas españolas y los exportadores paguen menos salarios, lo que refuerza su competitividad en el exterior. Los sueldos por hora en España (17 euros) son un 30% inferiores a los de los paises euro (24,5 euros/hora) y bastantes más bajos que los sueldos en Alemania (29 euros/hora), Francia (25,7 euros) o Italia (21 euros), siendo los más bajos de toda Europa, salvo Grecia (13,6), Portugal (12,7) y los países del Este (9,4 euros en  Polonia), según Eurostat.

Gracias al esfuerzo exportador de las últimas décadas y a la ayuda del euro, la menor inflación y nuestros bajos salarios, España bate los aumentos de exportaciones del resto de Europa. En lo que va de año, el mayor aumento de las exportaciones españolas se da en los productos químicos (+33,2%), gracias a los productos químicos orgánicos (+38,6) e inorgánicos (+41,1), al tirón de los medicamentos exportados (+45,3%) y los abonos (+89,6%), los productos energéticos (la exportación de gas crece un +110%, petróleo y derivados un +76,5% y carbón y electricidad un +270,6%), hierro y acero (exportaciones +27,7% ) y papel (+31,2%), aceites y grasas (+36,9%), lácteos y huevos (+23,8%), buques (+74,6%) y aeronaves (+34,4%), motores (23,7%) y calzado (+22,7%). Mientras, la exportación de automóviles y componentes (nuestro 5º renglón exportador) creció sólo un +5,4% y los alimentos (la 3ª partida exportadora) un +13,8%, según los datos de Comercio.

Por paises, casi las tres cuartas partes de las exportaciones van a Europa (73,4%, el 62,4% a los 27 paises de la UE), donde crecen como la media (+23,2% hasta octubre), desde +15,7% las exportaciones a Alemania, +19,4% a Francia o +18,5% a Italia hasta un récord de +32,9% en las exportaciones a Portugal. Y crecen mucho más las exportaciones españolas fuera de Europa, sobre todo a Singapur (+72,8%), Arabia Saudí (+47,1%), Argentina (+44%), Brasil (+36,4%), México (+34,2%), EEUU (+30,9%), Marruecos (+27,7%) y Turquía (+24,2%), mientras caen nuestras ventas a Argelia (-36,1%), Nigeria (-12,4%), China (-9,8%) y Egipto (-4,4%), según los datos de Comercio. Y en el origen, el mayor salto exportador lo ha dado este año Madrid (+46,6% de aumento), que aporta el 14,5% de las exportaciones españolas, por detrás de Cataluña (origen del 24,2% y donde crecen un +17%). Les siguen Andalucía (11,2% de las exportaciones totales y crece +28,8%), Comunidad Valenciana (aporta el 10,3% y crecen +24,6%), País Vasco (8,5% y +29,1%) y Galicia (7,8% y +20,6%).

Las exportaciones españolas baten récords pero ha bajado el número de exportadores, por debajo de los 100.000 en 2021 (91.649, un -0,7% sobre 2020), aunque crecen los que exportan más de 50.000 euros anuales: 40.221 exportadores, un +4,8%. El problema sigue siendo que hay pocas empresas exportadoras (un 0,33% de los 3 millones existentes) y, sobre todo, que la mayoría exportan poco, dado que sólo hay 857 exportadores que vendan fuera más de 50 millones de euros. Y los 5.000 mayores exportadores concentran el 87% de las ventas exteriores, aunque en realidad los 25 mayores exportadores aglutinan el 25% de las ventas exteriores. Falta que la exportación cale más entre empresas medianas y pequeñas. Y otro problema de fondo es que España exporta, sobre todo, productos de bajo valor añadido.

Junto a este nuevo récord histórico de las exportaciones españolas, también este año asistimos a otro récord histórico de las importaciones, impulsado por el tirón de precios de las importaciones energéticas. El total de importaciones alcanzó los 380.020 millones de euros, un 38% más que el año pasado. La partida que más creció fue la importación de productos energéticos (76.158 millones, +114,2%), por el salto en las compras de gas (21.900 millones, +249% sobre el año pasado), petróleo y derivados (49.075 millones, +83,4%) y carbón y electricidad (5.182 millones, +106,8%), según Comercio. Y del resto, destacan las importaciones de alimentos (42,740 millones, +34,2%), metales (7.556 millones, +55%), hierro y acero (11.735 millones, +33,8%), papel (4.385 millones, +39,5%), abonos (1.469 millones, +66,7%), equipos de oficina y telecomunicaciones (17.061 millones, +33,6%), material de transporte (8.345 millones, +58,9%), aeronaves (3.744 millones, +109%, automóviles (14.861 millones, +22,7%), textiles (23.519 millones importados, +33%) y calzado (3.007 millones, +45%). Los paises que se han beneficiado de nuestras mayores importaciones son EEUU, Brasil, Nigeria, Irak (por la energía), Bangladesh, China, Turquía y Camboya por la ropa y varios paises europeos por la compra de equipos.

El problema de que las importaciones se disparen y crezcan más que las exportaciones es que se agrava el histórico déficit comercial de España: la diferencia entre importaciones y exportaciones era, a finales de octubre, de -60.289 millones de euros, 3,6 veces más que el año pasado (-16.628 millones) y el récord desde 2008. Todo apunta a que cerraremos 2022 con un déficit que rondará los -75.000 millones de euros, el triple que en 2021 (-26.177 millones). Con ello, España se consolida como el 2º país europeo con más déficit comercial, sólo por detrás de Francia (-156.700 millones de euros hasta octubre) y con el doble de déficit comercial que Italia (-33.600 millones), mientras Alemania mantiene su superávit comercial, aunque lo ha reducido este año a la tercera parte (+58.400 millones), según Eurostat.

Este indicador, el déficit o superávit comercial, es un claro indicador de la competitividad de un país y de su riqueza, ya que, en general (Francia es un caso aparte), los paises más competitivos exportan más de lo que importan y eso les permite crecer más (más PIB) y mantener más empleo (por la actividad dentro y por lo que exportan). Es el caso de Alemania, Italia (suele tener superávit comercial), Bélgica, Paises Bajos, Chequia, Irlanda o Dinamarca, paises con  superávits comerciales. En el caso de España, este déficit comercial se ha podido compensar, “tapar”, entre 2012 y 2021, gracias a los ingresos del turismo y las remesas exteriores. Así, en 2021, España consiguió tener un superávit con el exterior de +11.523 millones, según el Banco de España. Pero este año, con el triple de déficit comercial y unos ingresos por turismo aún recuperándose, el superávit exterior se ha reducido drásticamente: era sólo de +1.376 millones a finales de septiembre, la cuarta parte que en 2021 (+6.223 millones en septiembre), según el Banco de España.

Así que la crisis de la energía y sus precios disparados está haciendo mucho daño a la independencia económica de España, al amenazar con volver a tener un déficit con el exterior, tras haber superado este viejo problema desde 2012, gracias al tirón de las exportaciones y al turismo. De momento, la previsión de la Comisión Europea y del Gobierno español es que España siga con superávit con el exterior en 2023, pero todo va a depender de las importaciones, las exportaciones y el turismo. Y las perspectivas son preocupantes, porque todavía tendremos que importar petróleo, gas y carbón muy caros, así como otros productos con precios altos. Y en paralelo, será difícil que las exportaciones nos vuelvan a salvar en 2023, porque no se espera que crezcan tanto por la recesión en Europa y el estancamiento del comercio internacional (crecerán sólo un +1%, frente al 3,5% en 2022, según la OMC).

En principio, la previsión del Gobierno es que España crezca un +2,1% en 2023 y que todo venga de la demanda interna, que el sector exterior reste (-0,3% del PIB) y no sume (como en 2020 y 2021). Pero si el consumo no nos salva en 2023 (se espera que aporte +2,4% al PIB), porque entremos en recesión, las exportaciones serán claves para crecer algo más o para evitar una mayor caída (como en 2008 y 2020). Por eso, el Gobierno debería aprobar un Plan de apoyo a las exportaciones, para “cubrirse las espaldas” ante lo que pueda pasar con el consumo y la actividad interna. Un Plan para conseguir diversificar las exportaciones, en origen (las tres cuartas partes están concentradas en 6 autonomías) y en destino (sólo el 26,6% van fuera de Europa, un 4,7% a Latinoamérica. un 8,2% a Asia y un 5,6% a Africa), con ayuda de más medios para las oficinas comerciales y más asesoramiento exterior, financiación e incentivos fiscales a las empresas españolas, sobre todo pymes. Y en paralelo, aprobar también un Plan de choque para reducir las importaciones energéticas, fomentando más el ahorro y diversificando compras. Tenemos que tener claro que el crecimiento y el empleo en España dependen mucho de competir mejor fuera y de reducir nuestra costosa dependencia energética. Cuidar el flanco exterior es clave.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Pinchan las exportaciones (y nos afecta mucho)


Las ventas de España en el extranjero apenas han crecido este año un +3.8%, tras casi duplicarse desde 2008, según el último dato publicado el viernes. Y con ello, por primera vez, las exportaciones no aportarán nada al crecimiento este año, después de haber sido uno de los motores de la recuperación. Las causas son el Brexit (han caído nuestras ventas a Reino Unido), el bajo crecimiento europeo y las tensiones mundiales, por Trump y el proteccionismo, que hacen peligrar la recuperación, según alertan la OCDE y el FMI. Un pinchazo exterior preocupante porque las exportaciones aportan un tercio de la riqueza española (PIB) y mantienen 1.300.000 empleos. Urge un Plan de choque, para reanimar las exportaciones y ayudar a más empresas (sólo 49.000 exportan habitualmente) a vender más fuera de Europa. Nos jugamos un tercio de la recuperación y un 9% del empleo. Otro tema clave (aunque “no vende”) para pactar soluciones, mientras el país sigue empantanado en másteres y tesis.

enrique ortega

La crisis económica estalló hace 10 años, en septiembre de 2008, y en 2009, la economía española se desplomó, cayendo el PIB un -3,6%. En 2010, muchas empresas buscaron una “válvula de escape” con la exportación, intentando vender fuera lo que no conseguían vender dentro, tirando por los suelos precios, salarios y empleos para lograr ser competitivos. Y lo consiguieron: en 2010, las exportaciones crecieron un +16,8%, en 2011 otro +15,2% y entre un 2% y un 9% los años siguientes, consiguiendo un récord en la exportación de bienes en 2017: 277.125 millones de euros vendidos fuera, casi el doble (1,75 veces) de lo exportado en 2009 (159.889 millones). Y si sumamos a la exportación de bienes la de servicios (turismo, finanzas, telecomunicaciones, transporte, servicios informáticos y consultoría), el total de ventas de España al exterior alcanzó los 400.216 millones de euros en 2017, más de un tercio de la producción total española (el 34,3% del PIB, cuando era del 25,3% en 2008). O sea, que un tercio de lo que crecemos viene de las ventas hechas fuera de España, uno de los tres motores de la recuperación, junto al consumo interno y el turismo. Y  las exportaciones mantienen 1.300.000 empleos (el 9% del total).

Por todo esto es preocupante que las exportaciones españolas hayan “pinchado” este año 2018. En el primer semestre, crecieron sólo un 2,9%, la tercera parte que en 2017 (+8,9%) y sólo un +0,7% real si descontamos la inflación (+2,2%). Con ello, las exportaciones españolas crecieron por debajo de la exportación de la UE-28 (+4,1%), de la zona euro (+4,2%) y menos que las exportaciones de Alemania (+4%), Francia (+3,1%), Italia(+3,7%), Reino Unido (+4,5%), China (+11,9%), EEUU (+9,6%) y Japón (+6,2%). Y es el primer año desde 2008 en que las exportaciones españolas crecen menos que el comercio mundial (+4,3%). Y aunque en julio han crecido más las exportaciones (+9,8%), según el dato de Aduanas conocido el viernes, el crecimiento exportador en los 7 primeros meses es +3,8%, casi la tercera parte que el año pasado (crecieron un +9,1% hasta julio).

¿Qué está pasando? Básicamente, que España está sufriendo los efectos del Brexit, el enfriamiento de la economía europea y las turbulencias proteccionistas en el comercio mundial, tras las amenazas de Trump. Las exportaciones españolas han caído este año (enero-julio) al Reino Unido (-1,6%), nuestro 5º mejor cliente, por sus dificultades económicas tras el Brexit, a Noruega (-4,1%), Brasil (-0,7%), Perú (-16%), Canadá (-7,7%), Hong-Kong(-11,4%),  Nigeria (-11%)  y Emiratos (-18,3%). Pero, además, se han “enfriado” mucho nuestras ventas al resto de Europa, en especial a Italia, nuestro tercer cliente (han crecido sólo un 0,7%) y Francia, nuestro primer cliente, donde nuestras exportaciones crecen sólo un 1,4%. Y las ventas a Alemania, nuestro segundo cliente, crecen sólo un 2,7%. Fuera de Europa, las ventas a Asia crecen un mínimo 0,5% (+1,7% a China y +1,3% a Japón), a América crecen un 2,5% (+1% a México) y a Oriente Medio un 1,1%.

Por productos, las exportaciones españolas que han caído este año (enero-julio) son los alimentos (-0,2%), debido a las menores ventas de aceites (-15,6%) y tabaco (-6,8%), la energía, por las menores ventas fuera de carbón y electricidad (-36,7%), los  juguetes (-1,6%), la electrónica de consumo (-3,1%) y los medicamentos (-4,7%). Pero apenas han crecido algunas exportaciones claves, como las de automóviles (+0,5%), motores, material de transporte y bienes de equipo (+1,6%), calzado (+0,3%) y manufacturas de consumo (+2,4%). El pinchazo de las exportaciones se ha notado más en Madrid (-3,4%), Asturias (-6,4%) y Murcia (-0,3%), cayendo también en Aragón, Castilla y León y La Rioja. Las zonas más afectadas por el pinchazo exportador son varias comarcas de Levante y Murcia (por los alimentos, juguetes y calzado), País Vasco, Madrid y Cataluña por los bienes de equipo y media España por las menores exportaciones de automóviles.

Este “pinchazo” de las exportaciones debería preocuparnos  porque la exportación es  uno de los tres motores de la recuperación, junto al consumo interno y el turismo (que también “pinchan” desde junio). No es sólo que las exportaciones de bienes y servicios aporten un tercio de la riqueza y un 9% del empleo sino que contribuyen de forma decisiva al crecimiento cada año. Durante la crisis, la caída del PIB no fue mayor porque las exportaciones crecieron entre 2010 y 2014, compensando la caída del consumo interno. Así, en 2012, por ejemplo, el PIB cayó un -1,4%, pero podría haber caído el triple si no hubiera sido porque el sector exterior aportó al PIB un crecimiento del +2,5% que compensó dos tercios de la caída de la demanda interna (-3,9%). Y así ha ido pasando, aunque en menor medida, durante la recuperación: en 2016, España creció un 3,2% y la cuarta parte fue gracias al sector exterior, que aportó un 0,8% a ese crecimiento. En 2017, España creció un 3% y todo fue por la actividad interna, porque el sector exterior no aportó nada, según la última revisión del INE. Y este año 2018, las exportaciones aportaron un 0,2% al crecimiento del primer trimestre (+0,7%) y restaron un -0,2% en el segundo trimestre (+0,6% PIB), según el INE. O sea que este año, las exportaciones no ayudarán nada a la recuperación, según ha pronosticado el Banco de España.

El problema no es sólo que uno de los tres motores de la recuperación española se haya “gripado”, sino que los vientos que vienen de fuera no auguran mejoría en los próximos meses. De hecho, la OCDE acaba de pronosticar  el jueves un menor crecimiento de la economía mundial en 2018 (+3,7%), rebajando dos décimas las previsiones que hizo en mayo para Europa (zona euro), que espera crezca sólo un 2% este año y un 1,9% en 2019, mientras esperan que crezcan muy poco Italia y Francia, dos importantes clientes de España. Y en el resto del mundo, detectan “alta incertidumbre”, por la guerra comercial desatada por Trump y los problemas en Turquía o Argentina, al igual que hizo el FMI en julio. Y piensan que la recuperación internacional puede “haber tocado techo, lo que va a dificultar que aumenten las ventas de España fuera. Y con ello, parte de nuestro crecimiento y empleo.

Lo normal, en un “país normal”, sería que el Gobierno y las fuerzas políticas cerraran filas y acordaran un Plan de choque para reanimar las exportaciones, porque nos jugamos en ello buena parte de la riqueza y el empleo. Y porque la exportación, aunque ha salvado al país, tiene problemas estructurales sin resolver, que alguien debería afrontar ahora. Básicamente, que las exportaciones españolas están excesivamente concentradas. Primero, concentradas en pocos sectores: tres actividades concentran casi la mitad de nuestras ventas fuera, los automóviles (16,7%), la alimentación (16,2%) y la ropa y calzado (6,7%). Segundo, concentradas en pocos paises: el 72% de las exportaciones españolas se dirigen a Europa (52% a los paises euro) y sólo una cuarta parte van a América (10,5%), Asia (8,9%), África (6,4%) y Oceanía (0,7%), las zonas con más potencial del mundo. Tercero, concentradas en pocas regiones españolas: más de la mitad de toda la exportación se concentra en 4 autonomías, Cataluña (25,4%), Andalucía (11,7%), Comunidad Valenciana (10,8%) y Madrid (10,1%), mientras las 13 restantes exportan poco, especialmente Baleares (0,6% del total), la Rioja (0,7%), Extremadura (0,7%), Cantabria y Canarias (0,9%). Y cuarto, concentradas en muy pocas empresas: sólo hay 49.086 empresas españolas que exportan habitualmente (de más de 3 millones), según el ICEX, y sólo 1.000 empresas exportan dos tercios del total, la mayoría grandes empresas y multinacionales (un 35%).

Así que el reto es conseguir exportar más de otros productos, a más paises fuera de Europa, desde toda España y que entren a exportar las pymes (el 98% de las empresas), que hoy apenas exportan. Con ello, podríamos conseguir que España se homologue a otros paises, ya que aunque ha dado un gran salto exportador en 10 años, aun está retrasada respecto al resto de Europa. Así, el peso de las exportaciones de bienes y servicios en España (34,3% del PIB en 2017) es muy inferior a la  media europea: 46% del PIB en la UE-28, según Eurostat. Y somos el 5º país europeo con menos peso de las exportaciones en la economía (34,3%), sólo por delante de Reino Unido (30,2% del PIB), Francia (30%), Italia (31,3%) y Grecia (33,1% del PIB). Y muy lejos de los paises europeos punteros en la exportación: Luxemburgo (aporta el 230% de su PIB), Malta (136,1%), Irlanda (120%), Bélgica (85,1%), Holanda (83%), 11 paises del Este como Hungría (90,1%), Bulgaria (66,3%) o Polonia (54%), Alemania (47,2% de su PIB lo aportan las exportaciones) y hasta Portugal (43,1%), según las estadísticas de Eurostat.

Pero lo más preocupante es que la exportación, a pesar del salto dado en la última década, crea  y mantiene en España menos empleo que en Europa, porque aquí pesa menos y exportan menos las pymes (98% empresas). Así, en España, la exportación aporta el 9% del empleo (1.300.000 ocupados en 2017), frente al  26% en Irlanda (450.000 empleos), 20% en Alemania (6.200.000 trabajadores en la exportación), 12,5% en Italia (2.700.000 empleados) o 10% en Francia (2.200.000 empleados en la exportación), según los datos de la Comisión Europea. De hecho, España es el tercer país europeo donde la exportación crea menos empleo, sólo por delante de Grecia (7%: 370.000 empleos) y Portugal (8,3%:335.000 empleos). Una enorme asignatura pendiente para el 2º país con más paro de Europa.

Los datos son claros: la exportación española ha mejorado mucho pero queda mucho por hacer. Y no se puede perder el tiempo, máxime ahora que ha “pinchado” y que vienen malos vientos del exterior. Por eso la urgencia de pactar un Plan de choque, que reanime las exportaciones y con ellas el crecimiento y el empleo. Un Plan con varias medidas: aumentar el número de empresas que exportan, con ayudas fiscales y financiación (faltan créditos y avales), con asesoramiento y formación, con más oficinas de ayuda exterior, dotando de más recursos al ICEX, cuyo presupuesto se ha recortado a la tercera parte desde 2007. Se trata de “volcarse en la exportación”, desde el Gobierno, las patronales y sindicatos, fomentando en paralelo las fusiones de empresas (las más grandes exportan más), la tecnología, la innovación y la industrialización (la industria es más estable exportando que los servicios).

Además, hay otros dos retos de fondo. Uno, exportar más fuera de Europa, sobre todo en Asia, América y Oriente Medio, las regiones con más potencial económico. Y el otro, diversificar lo que se vende, consiguiendo más ingresos. Porque la mayoría de lo que exporta España son productos de tecnología baja (alimentos, ropa y calzado) y media (automóviles, plásticos y metales), y sólo un 10% de lo exportado tiene un alto contenido tecnológico, a pesar de que estos productos suponen casi la cuarta parte de la demanda mundial. O sea, exportamos productos de menos valor que otros paises y competimos en precio (gracias a los bajos costes salariales, un 22% más bajos que la media europea, según Eurostat) y no en tecnología y calidad. En resumen: hay que exportar más y otras cosas, no intentar  ser “la China de Europa”, no competir fuera tirando los salarios de los españoles.

Ya ven, la exportación no es una cuestión de expertos en economía sino que afecta y mucho a la recuperación, al empleo y a los salarios, a nuestra vida diaria. Pero no leerán ni oirán hablar mucho de ella: no “vende” en los medios  ni interesa a los políticos, que siguen enrocados en temas recurrentes como doctorados y másteres, Cataluña o elecciones. Y por supuesto, no están por la labor de aprobar un Plan de choque por la exportación ni medidas de apoyo a los exportadores en el hipotético Presupuesto 2019. Así nos va.