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lunes, 1 de junio de 2020

COVID 19: rebrotes, muertos, turismo y Europa


Entramos en la semana 12ª de confinamiento, suavizado para el 70% de españoles en fase 2, mientras Madrid, Barcelona, Lérida y la mayoría de Castilla y León siguen en fase 1. Los contagios aumentan poco (pero aumentan), aunque se han cambiado los datos y puede haber 10.000 fallecidos más por coronavirus. Y mientras aparecen rebrotes (Lérida, Murcia, Ceuta, Córdoba, Badajoz, Gijón), hoteleros y autonomías turísticas presionan para que lleguen extranjeros el 15 de junio, 2 semanas antes de lo previsto. Y empiezan los despidos industriales (Nissan y Alcoa), que aumentarán en julio, cuando no esté prohibido despedir. La Comisión Europea ha presentado un Plan de reconstrucción tacaño (750.000 millones frente a 1,5 billones que pedían España e Italia), insuficiente (140.000 millones para España, que ya hemos gastado), tardío (el grueso del dinero llegará entre 2022 y 2024) y con condiciones (reformas y ajustes). Así que debemos reconstruir el país casi solos, con deuda y recaudando más como sea. Y sobre todo, unidos, algo imposible hoy. Nos jugamos el futuro.

enrique ortega

 Ayer se cumplieron 5 meses desde que China comunicara el primer contagio por coronavirus, el 31 de diciembre de 2019. Pero la pandemia sigue imparable y batiendo récords: 134.700 contagios nuevos el sábado 30 de mayo, según la Universidad Jhons Hopkins. Son ya 6.170.556 contagiados en 118 paises, un tercio en Europa (2.106.381), aunque el epicentro de la pandemia sigue en América, especialmente en Estados Unidos (1.790.191 contagiados, +18.123 diarios) y Brasil (514.849 contagiados, +33.274 diarios), seguidos por Rusia (405.843 contagiados, +9.268 diarios), Reino Unido (276.156, +2.445 diarios), España (239.429 contagiados, +96 diarios), Italia (232.997 contagiados, +416 diarios), India (190.622 contagiados, +8,380 diarios), Francia (189.009 contagiados, +1.828 diarios) y Alemania (183.410, +286 diarios). El coronavirus ha causado ya 372.099 muertos en el mundo, casi un tercio en EEUU (103.853 fallecidos), seguido por Reino Unido (38.751), Italia (33.415), Brasil (29.314), Francia (28.805), España (27.127 muertos), México (9.930), Bélgica (9.467) y Alemania (8.546 muertos).


En España, tras 11 semanas de confinamiento, los nuevos contagios se estabilizaron ligeramente al alza la semana pasada (+132, +194, +231, +182, +187 y +271  diarios, bajando ayer domingo a +96), mientras todavía hay 7 autonomías con más contagios que la media española, que sube muy ligeramente (de 14,36 a 14,77 contagios por 100.000 habitantes los últimos 14 días), según Sanidad: Cataluña (39,74, Castilla y León (24,63) y Madrid (24,36), las tres en fase 1, más Ceuta (Ojo: 33,03), Castilla la Mancha (21,60), Navarra (20,02) y Aragón (17,21), estas cuatro en fase 2. Pero resulta muy difícil el seguimiento de los datos, porque Sanidad volvió a cambiar las estadísticas, el lunes 25 de mayo, rompiendo las series, y las autonomías siguen reportando “a su aire”. Un ejemplo: el miércoles y jueves sólo se contabilizó 1 muerto diario por coronavirus entre todas y el viernes y domingo 2 muertos cada día, un dato que ahora se da por semanas (+39 muertos en la última semana).


Precisamente, la estadística de muertos por coronavirus ofrece muchas dudas. Primero, Sanidad hizo un reajuste el lunes 25 y rebajó los muertos en casi 2.000 (de 28.752 el 24 de mayo a 26.834 el 25), aunque el martes volvió a reajustarlo (a 27.117 muertos). Y segundo, con la vuelta a la normalidad de los Registros Civiles, afloraron 12.000 muertos no registrados y con ellos, entre el 1 de maro y el 12 de mayo se han registrado 43.295 muertos más que el año pasado, según el sistema MOMA del Instituto de Salud Carlos III. Una parte importante, 27.302 eran los muertos “oficiales” por coronavirus (a los que se hizo la prueba), pero hay otros 15.993 muertos “extras” (más que el año pasado), la mayoría en Madrid (+6.695), Cataluña (5.495), Castilla y León (2.681) y Castilla la Mancha (+2.493), los cuatro “epicentros” de la pandemia. Sólo con que dos tercios de estos muertos “extras” hayan sido también por el COVID19, tendremos 10.000 muertos más por coronavirus de los oficiales (que son hoy 27.127).


Al margen de la disparidad estadística, Sanidad ha decidido los nuevos avances en la desescalada desde hoy, que esta vez suponen menos cambios (ver mapa) porque mantiene la exigencia de estar 2 semanas en cada fase. Así, un 30% de España (22 millones de personas) siguen en fase 1, concretamente la mayoría de Castilla la Mancha, Barcelona, Lérida (por un rebrote) y Madrid, que no ha conseguido anticipar la apertura de los Centros Comerciales ni abrir hoy los colegios para algunos alumnos. Siguen en fase 2 las autonomías que ya lo estaban más la Comunidad Valenciana, Granada, Málaga, Ciudad Real, Albacete y Toledo (70% del país, 25 millones de habitantes). Y se mantienen en fase 3 sólo Formentera, Hierro, La Gomera y la Graciosa (45.000 personas), no aceptándose que pasaran todas las islas  Baleares y Canarias.


Mientras, los centros de atención primaria intentan detectar los nuevos contagios y hacer pruebas PCR a los que tienen síntomas, aunque faltan medios para hacer test : se han hecho 314.737 test PCR la última semana, según Sanidad, sumándose ya 2.536.234 test hechos (53,8 por 1000 habitantes), muchos en La Rioja (110,5/1.000) o Asturias (90,5), en Barcelona (80,5) o Madrid (61,4) y bastantes menos en Andalucía (21,7) o Murcia (25,4). Y también falta personal para rastrear los nuevos contagios (sobre todo en Madrid y Barcelona). Una novedad es la “carrera” entre algunos Ayuntamientos de Madrid, gobernados por el PP, para hacer test a todos sus habitantes. La ha comenzado Torrejón de Ardoz, que inició el viernes un test a sus 135.000 habitantes, un negocio para Ribera Salud, la empresa privada que gestiona el Hospital público de Torrejón (desde Esperanza Aguirre) y que ha desplazado a 100 sanitarios desde la Comunidad Valenciana (donde gestiona varios hospitales), por lo que la han abierto un expediente. Otro Ayuntamiento madrileño que quiere pagar pruebas a sus vecinos es Pozuelo, el municipio más rico de España, también gestionado por el PP, en una “carrera” desaconsejada por la OMS y Sanidad, que recomiendan hacer test “solo a los que tengan síntomas” de coronavirus.


Y seguimos sin saber nada de los protocolos sanitarios aplicados en las residencias de ancianos, epicentro de contagios y muertes por coronavirus, porque Sanidad no publica los datos. Pero el último balance hecho por la Cadena SER revela que 19.200 ancianos han muerto en residencias “por coronavirus o síntomas compatibles” desde el 8 de marzo, el doble de los ancianos muertos oficialmente por COVID 19 (9.600). El mayor número de muertos en residencias corresponde a Madrid (5.972), donde varios ancianos murieron hace días sin prueba PCR, Cataluña (3.928), donde se han detectado síntomas de COVID 19 al 80% de los 64.000 ancianos que viven en residencias, Castilla y León (2.560) y Castilla la Mancha (2.405). Un tema especialmente preocupante y más cuando Sanidad permite ya las visitas a residencias, aunque con condiciones.


En definitiva, que sigue la desescalada, con más de 10 rebrotes locales, pero también sin información sobre los efectos de la mayor movilidad en los contagios y con una capacidad limitada de los centros de salud, donde empiezan a volver los enfermos de siempre (muchos, mayores vulnerables). Y siguen las presiones del comercio y el turismo para ir más rápido. El presidente Sánchez ya se comprometió a permitir el 1 de julio el turismo extranjero, mientras negocia “pasillos turísticos seguros” con Francia, Alemania, Italia y Portugal. Pero los hoteleros (y los tour operadores alemanes) quieren anticiparlo, sobre todo en Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana y Andalucía. De hecho, el gobierno balear y la patronal hotelera proponen recibir turistas extranjeros a partir del 15 de junio, un enorme riesgo por mucho que multipliquen las precauciones. Y más en julio, a pesar de que el BOE y los Ayuntamientos prometan controlar el aforo a las playas (algo imposible: ver Playa de la Concha el viernes).


Todo el mundo parece volcado en el verano, mientras el día a día nos revela el alcance de la emergencia económica, “atenuada” porque hay 5,7 millones de personas cobrando algo entre ERTES (3,4 millones), autónomos con cese temporal (1,3 millones) y nuevos parados (1 millón). El problema vendrá cuando se acaben los ERTES (aunque se prorroguen unos meses) y cuando las empresas puedan volver a despedir, a partir del 1 de julio. Es lo que ya han anunciado Nissan (que cierra en diciembre sus tres centros de Barcelona: 3.000 empleos director y 20.000 indirectos) y Alcoa (500 despidos directos más 700 indirectos en Lugo). Y vendrá “un rosario” más de despidos, en el automóvil, aerolíneas, industrias, hoteles y comercios. En muchos casos, porque hay grandes multinacionales que reajustarán su estrategia mundial, cerrando plantas en España. Otra desventaja que tenemos: el poco peso de la industria puramente española, mientras Francia ayuda a sus multinacionales (10.000 millones para salvar Renault o Air France), como Alemania (9.000 millones para salvar Lufthansa, 2.000 millones para Adidas y 1.800 millones para TUI).


Precisamente, esto nos lleva a una cuestión europea “escondida” estos meses: las ayudas de los Estados a sus empresas. A fecha 10 de mayo, se habían aprobado 1.950.000 millones de ayudas públicas a empresas, según la Comisión Europea. Y el 51% de todas esas ayudas de Estado las ha concedido Alemania (994.500 millones), seguida de Francia (el 17%: 331.500 millones), Italia (15,5%), Reino Unido (4%: 78.000 millones), Bélgica (3%: 58.500 millones) y Polonia (2,5%: 48.700 millones), colocando la Comisión a España en 7º lugar, con el 1,4% del total , porque solo contabilizó los primeros 20.000 millones de créditos del paquete aprobado de 100.000 millones. En realidad, España ha gastado ya 138.900 millones en ayudas a empresas, trabajadores y familias, lo que sería un 7% del total comunitario, pero muy lejos de Alemania, Francia o Italia.


Al final, la cuestión es que Alemania sobre todo, y también Francia e Italia, han aprovechado su potencial económico (y en el caso alemán, su superávit público) para volcarse en ayudar a sus empresas, lo que muchos expertos europeos critican, por “competencia desleal”, por utilizar la pandemia para fortalecer sus empresas y su economía más que el resto de paises. Con lo que si hoy ya son más competitivos y más ricos (Alemania tiene el 123% de la renta europea, 9.400 euros anuales más por habitante que España, según Eurostat), lo serán más tras la pandemia. Es una cierta “selección natural”, la supervivencia de los paises más fuertes, que lo serán aún más tras la reconstrucción.


Lo escandaloso es que mientras la Comisión Europea “hace la vista gorda” a que Alemania concentre el 51% de todas las ayudas de Estado europeas, “racanee” a la hora de aprobar un Fondo de Reconstrucción para Europa. Lo han vendido como “un gran avance para Europa”, 750.000 millones para las nuevas generaciones (“Next Generation EU"), pero el Fondo resulta claramente insuficiente: España e Italia pedían 1,5 billones y el Parlamento Europeo pidió 2 billones. Supone sólo el 0,7% del PIB de la UE-27 y además se repartirá en 4 años (2021-2024). Además, sólo 500.000 millones son a fondo perdido (España e Italia querían que fuera todo) y 250.000 son créditos, a devolver en 30 años. Y, sobre todo, cobrarlo se va a retrasar (el grueso se repartirá entre 2022 y 2024) y estará condicionado a un Plan de reformas, que habrá que presentar para abril de 2021 y sobre el que podrán opinar (y vetar) los demás paises, especialmente la Europa del norte partidaria de los "ajustes".


Así que este Plan europeo de reconstrucción no es para echar las campanas al vuelo. Primero, porque es sólo una propuesta de la Comisión, que ahora exige la unanimidad de los paises y que no convence a los 4 paises del norte calificados de “frugales”: Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, apoyados “en la sombra” por Merkel, que presionan para que todo el Fondo sean créditos y que ese dinero sólo se conceda a cambio de planes de reforma (a lo claro: de ajustes y recortes como los que nos exigieron en 2010). Y segundo, porque la aprobación del Fondo va a ser lenta: se debatirá en la Cumbre europea del 19 de  junio y quizás en otra después, pasará luego al Parlamento europeo y tiene que aprobarse, junto al Presupuesto plurianual 2021-2027 (también ridículo: 1,1 billones en 7 años), en los 27 Parlamentos nacionales. Al final, el Fondo estaría disponible a principios de 2021 pero no se abonaría hasta que los paises consiguieran aprobar sus planes de reformas, en abril de 2021. Bruselas espera asignar el  60% del Fondo a finales de 2022 y terminar de repartirlo en 2024.


Para entonces, “todos calvos”. Y más España, que podría recibir de este Fondo europeo de reconstrucción 140.446 millones de euros (77.324 euros a fondo perdido y 63.122 euros en créditos a 30 años), la segunda mayor cantidad, tras Italia (172.745 millones), por delante de Polonia (63.838 millones), Francia (38.772), Grecia (31.997), Rumanía (31.206 millones), Alemania (28.806 millones) y Portugal (26.361 millones). Un dinero que no se puede utilizar para financiar la sanidad o las ayudas a empresas y familias (obligadas por la pandemia) sino a la reconstrucción: han de ser inversiones en turismo (161.000 millones), comercio (115.000), energías renovables (100.000), energía e industrias intensivas (88.000), digitalización (66.000), transporte y automoción (64.000) y construcción (54.000).


España, de momento, tiene que financiar la factura más inmediata, los 138.900 millones ya gastados en créditos y ayudas a empresas, autónomos, parados y familias, más exenciones de cuotas e impuestos, que no se pueden pagar con el futuro Fondo de reconstrucción europeo. Podríamos acudir a los créditos del MEDE (240.000 millones ya aprobados), pero España e Italia no quieren porque “suena a rescate” y temen la reacción de los mercados. Lo que sí pediremos serán los 15.000 millones de créditos que nos tocan del Programa SURE (100.000 millones), para pagar la factura de los ERTEs (dará para pagar el gasto de 2 meses). El resto, tendrá que salir de endeudarse en los mercados, hasta 300.000 millones este año (110.000 más de lo previsto antes del coronavirus). Y falta el grueso de la factura, el coste de la reconstrucción, muy superior a lo gastado hasta ahora y para lo que llegará tarde el dinero europeo.


Por eso, urge poner en marcha en España un Presupuesto de emergencia para la reconstrucción, listo para octubre y vigente en 2020 y 2021. Ahí habría que evaluar los gastos imprescindibles, antiguos y nuevos, y ver cómo los pagamos, con deuda y con recaudación, teniendo en cuenta que Hacienda va a ingresar este año 42.000 millones menos de lo previsto por la recesión. Y que con la economía en la UVI, resulta difícil subir impuestos, aunque habrá que buscar dinero como sea porque el endeudamiento tiene un límite. Esto es lo que deberían estar discutiendo y pactando los partidos, no mentando a los padres de nadie ni acusando de golpismo. Pero no parece que los políticos, sobre todo PP y Vox, estén por la labor de pactar la reconstrucción y cómo pagarla. Si no lo hacemos, nos lo harán desde fuera, desde Europa: o vía mercados (disparando el coste de nuestra deuda) o vía Bruselas y paises del norte, imponiéndonos más austeridad y recortes a cambio de las ayudas.


Es lo que hay, aunque muchos políticos no se enteren. Mientras, todos tenemos que ayudar con nuestro comportamiento para no retroceder contra la pandemia, exigiendo al Gobierno y las autonomías que frenen los rebrotes, aíslen los contagios y refuercen al máximo la sanidad y las residencias de ancianos. La reconstrucción económica es prioritaria, pero mucho más frenar al virus y salvar vidas (lean este clarificador artículo del Nobel Paul Krugman). La vida, no la bolsa. Porque si rebrota el virus no hay reconstrucción posible. Que lo piensen los que tienen tanta prisa en abrir negocios o Centros comerciales y en que lleguen turistas. Nos jugamos algo mucho más importante.

lunes, 18 de mayo de 2020

Desescalada : prisas de muchos contra la salud


Entramos en la 10ª semana de confinamiento, atenuado en el 70% de España, y arrecian las presiones políticas y económicas para una desescalada más rápida. La derecha y la extrema derecha votarán juntas contra el estado de alarma, que ha permitido frenar la pandemia. Y sus autonomías, en especial Madrid, siguen presionando al Gobierno Sánchez para pasar de fase, en una carrera política por no ser “los últimos”. Mientras, el poderoso sector turístico se queja de la cuarentena a los viajeros de fuera (vigente en 160 paises) y presionan para que se faciliten viajes internacionales, con apoyo de la Comisión Europea y el lobby turístico alemán, mientras esa Europa nos bloquea ayudas directas y dice que pidamos créditos. También los comercios tienen prisa y quieren rebajas (ya autorizadas). Todo ello mientras los contagios y los muertos crecen cada día (menos). Y cuando el Estudio de seroprevalencia revela que el 95% no hemos pasado el coronavirus. Si los que presionan consiguen que vayamos más rápido y hay rebrotes, puede ser dramático. Recuérdelo cada día.

enrique ortega

El coronavirus avanza imparable por el mundo y el viernes 15 de mayo batió su récord: 100.200 nuevos contagios diarios. Son ya 4.716.931 contagiados hoy en 188 paises, con 315.248 muertes en cuatro meses y medio, según la Universidad Jhons Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue estando en Europa (1.830.728 contagiados), pero donde más crece es en América, en Estados Unidos (1.486.742 contagios, +25.000 diarios) y Brasil (241.080, +15.000 diarios), y en Rusia (+10.000 diarios: hay 281.752 contagiados), destacando Reino Unido (244.995 contagiados), España (231.350), Italia (225.435), Francia (179.693) y Alemania (176.369). Una de cada cuatro muertes por coronavirus se ha dado en EEUU (89.564 fallecidos), seguido de lejos por Reino Unido (34.908 muertes), Italia (31.908), Francia (28.111), España (27.650), Brasil (16.122), Bélgica (9.052) y Alemania (7.962). El país con más muertos por cada millón de habitantes es Bélgica (790), seguido de España (588). Pero tenemos menos letalidad (muertos/contagiados: 12) que Francia (19,4), Bélgica (16,4), Reino Unido (14,4), Holanda (12,9) o Suecia (12,4), según los datos de Sanidad


Tras 9 semanas de confinamiento, en España sigue bajo el ritmo de contagios, aunque se estabilizó esta última semana (+0,20%, 421 nuevos contagios ayer), quizás porque hay más movilidad. Los datos de Sanidad confirman que la pandemia sigue siendo muy desigual en España, aunque los datos “bailan” en algunas autonomías, por retrasos y poca homogeneidad. Hay 7 regiones con más contagios que la media (21,34 por 100.000 habitantes): Castilla y León (50,18), Cataluña (40,65), Madrid (38,69), Navarra (38,06),  Castilla la Mancha (30,50), Aragón (24,26) y La Rioja (23,04), mientras son muy bajos en Canarias (3,34),Murcia (3,41), Andalucía (3,74), Melilla (4,62) y Asturias (5,38). Los nuevos contagios se concentran  en Cataluña (123 ayer), Madrid (menos de 50), Castilla y León (74), País Vasco y Comunidad Valenciana (37) y Castilla la Mancha (28 ayer), mientras 8 autonomías, Ceuta y Melilla  tienen entre 10 y ninguno. Los nuevos hospitalizados se concentran en Cataluña (110), Madrid (70), Castilla y León (41) y Castilla la Mancha (27), con menos de 10 en doce regiones. Los ingresos en UCIs están concentrados en Cataluña (13) y Madrid (7), con 10 regiones sin ningún ingreso. Y los muertos (+1.029 la última semana) aumentan en Cataluña (29 ayer), Madrid (21), Castilla la Mancha (10) y Castilla y León (6), mientras 5 regiones no tuvieron ninguno ayer y 8 uno o dos.


Con estos datos sanitarios, los Planes de detección y seguimiento de nuevos contagios más los riesgos de movilidad y recesión, Sanidad decidió el viernes que pasen hoy a la fase 1 toda la Comunidad Valenciana, toda Andalucía (se suman Granada y Málaga) y toda Castilla la Mancha (se incorporan Toledo, Ciudad Real y Cuenca), lo que incluye ya al 70% de españoles (32 millones). Siguen en la fase 0 la Comunidad de Madrid, área metropolitana de Barcelona y la mayoría de Castilla y León (el 90,6%), en total 14 millones de personas (30% de españoles), aunque con algunos “alivios”: apertura de comercios minoristas, préstamo libros en bibliotecas, museos y templos a un tercio del aforo y velatorios con 10 personas. Y pasan hoy a la fase 2 cuatro islas, donde viven 45.000 personas: Formentera, Hierro, la Gomera y la Graciosa


Lo que más preocupa ahora a Sanidad es detectar a tiempo posibles rebrotes de la pandemia. La clave es que las autonomías sean capaces de detectar con rapidez los nuevos casos y rastrear sus contactos. Esta es la razón por la que Madrid no pasa de fase (ver Informe de Sanidad aquí). Su primer reto es multiplicar los test a los que tengan síntomas y comunicar los contagios en 48 horas. El primer problema es que no se hacen suficientes test, aunque el Gobierno habla de 40.000 PCR diarios. A 14 de mayo, se habían hecho 1.919.411 test PCR (detectan el virus) y 1.118.429 test serológicos (detectan anticuerpos que indican que se ha tenido el virus), según Sanidad. Pero hay mucha desigualdad por autonomías (ver cuadro), con 70 test PCR por 1.000 habitantes en el País Vasco y Asturias, 61 en Madrid y Navarra, 47 en Castilla y León, 45 en Cataluña, 29 en Castilla la Mancha, 26 en Extremadura, 19 en Murcia o 15 test en Andalucía. Además, los médicos de familia no dan abasto y les faltan test: en Madrid, al ambulatorio que hay debajo de mi casa les mandan 20 test PCR al día… Y como hay falsos negativos, tienen que repetir muchos.


El otro reto ahora es tener medios para rastrear los nuevos contagios que se detectan por PCR .Para ello, los ambulatorios deben dedicar sanitarios para llamar a los pacientes e investigar sus contactos. Y falta personal para hacerlo, por lo que todas las regiones han tenido que reforzar sus equipos (Madrid dice que ha hecho 648 contratos en atención primaria, pero muchos son renovaciones de sanitarios ya en activo). Y otras se apoyan en Call centers. Pero siguen siendo insuficientes. Alemania ha montado 3.280 equipos de rastreo de 5 personas cada uno y Reino Unido ha anunciado 18.000 contrataciones para rastrear contagios. Con estos baremos, España necesitaría 8.000 rastreadores.


El gran cambio ahora es que “el frente” en la lucha contra el coronavirus se ha desplazado de los hospitales (la 1ª línea estos meses) a los centros de salud, a la atención primaria, los responsables de detectar y rastrear los nuevos contagios. Y lo preocupante es que no tienen medios, básicamente porque han sufrido los recortes sanitarios (2009-2014) más (-16,7%) que el resto de la sanidad (-12,2%). Y así, tenemos menos médicos de atención primaria que la mayoría de Europa: 77 por 100.000 habitantes, frente a 253 en Portugal, 152 en Francia o 97 en Alemania). Y el reparto es muy desigual por autonomías, según los datos de Sanidad: 111 médicos de atención primaria por 100.000 habitantes en Castilla y León, 82 en Castilla la Mancha o Galicia, 80 en el País Vasco, 76 en Cataluña, 75 en Andalucía o Murcia, 68 en Madrid y 62 en Baleares. Y Madrid, el epicentro de la pandemia, tiene 3.627 médicos de familia más que en 2009 y 232.590 habitantes más. Y 74 enfermeras de atención primaria más que en 2009 (30.499 en total), la mitad de enfermeras que en Europa.


Otro frente clave para atacar esta pandemia son las residencias de ancianos, el origen del 60% de los muertos por coronavirus. Sigue faltando información y “medicalizarlas” o al menos establecer protocolos claros para detectar, rastrear y tratar los nuevos casos, para evitar que sean focos de contagio y muerte (algo que tampoco asegura Madrid, según el informe de Sanidad contra el cambio de fase). Este estudio hecho por El País revela que las residencias han sido la primera causa de propagación del coronavirus en 8 provincias de Castilla y León y Castilla la Mancha y la 2ª causa en Cuenca y Cáceres, por delante de la población, la movilidad o la falta de camas UCI. Y no es por casualidad: el informe del Defensor del Pueblo, hecho en 2019, denuncia que en las residencias falta personal especializado y atención sanitaria (médicos y enfermeras).


Hoy avanzamos en la desescalada cuando los datos preliminares de la Encuesta epidemiológica hecha a 60.000 españoles revelan algo preocupante: que sólo un 5% de españoles se han contagiado, (llegan al 14,2% en Soria o al 11,3% en Madrid, frente  al 2% en Murcia y Asturias), lo que indica que un 95% de españoles no han cogido la enfermedad y podrían hacerlo. Primera reflexión: si un 5% de contagiados (2.339.826, un tercio de ellos asintomáticos) han colapsado la sanidad, ¿qué pasaría si hay rebrotes y se contagia una parte importante del 95% restante? Segundo dato preocupante del Estudio: la letalidad del coronavirus es muy elevada, 1,1 muertos por cada 100 contagiados, el doble de lo que pensaban los expertos. Y me lleva a una segunda reflexión: si hay rebrotes antes de que haya una vacuna y se contagiaran “sólo”  la mitad de los españoles, tendríamos 258.000 muertos…


Es sólo un dato para que veamos la gravedad de esta pandemia, el tremendo riesgo al que nos enfrentamos. Y frente a este panorama, se multiplican las prisas por “volver a la normalidad”. Por un lado, las autonomías, lanzadas a una carrera por no ser la última, (salvo Cataluña y Castilla y León), con Madrid a la cabeza de la oposición al Gobierno, incluso con su presidenta azuzando las manifestaciones en la calle. Y con muchos gobiernos autonómicos intentando recuperar su poder, forzando elecciones en julio (País Vasco y Cataluña), criticando día a día (y torpedeando) el mando único de Sanidad. Y “prisas políticas” por salir del estado de alarma, con el PP  y VOX votando esta semana contra ampliarlo un mes, hasta finales de junio (“Hay que convivir con el virus”, dijo Casado en Tele5). Una derecha y extrema derecha cada vez más radicalizadas, que han desunido a la población frente al coronavirus.


Y sobre todo, “prisas económicas”, de sectores empresariales que presionan día a día al Gobierno para que facilite sus negocios, presionando con los empleos y empresas en juego. Es el caso del comercio, que ha presionado  para abrir cuanto antes (sobre todo en Madrid)  y se quejó de que les prohibieran las rebajas (finalmente, se autorizan desde hoy). Y la industria turística, que lleva semanas presionando para que se permitan vuelos, hoteles y viajes cuanto antes. Y que ha puesto el grito en el cielo porque España haya impuesto una cuarentena de 14 días a los viajeros que vienen de fuera, como hacen 160 paises (ver mapa de Exteriores). ¿Qué pasa, que tenemos que dejar que entren turistas y repunten los contagios y los muertos?


Sorprende estas prisas y presiones del sector turístico y del comercio cuando son los dos sectores más protegidos por los ERTEs y las ayudas públicas, con dinero de todos, que además se han prorrogado hasta finales de junio. Así, de los 3,3 millones de trabajadores protegidos por los ERTEs, un 28% (929.855) son de empresas turísticas y otro 24% (880.075) del comercio. Y de los 1,17 millones de autónomos con ayudas por cese de actividad, 230.000 son autónomos ligados al turismo y 275.000 al comercio. En resumen, un 93% de los trabajadores afiliados (el 12 de marzo) a la hostelería cobran hoy ayudas de ERTEs, ceses de actividad de autónomos o desempleo, según dijo Pedro Sánchez el sábado en la Moncloa. En total, hostelería y comercio reciben unas ayudas públicas de 10.000 millones mensuales. Pero aún así, presionan para que se abran hoteles, bares, playas, aviones, comercios y grandes superficies, prometiendo "medidas de seguridad”. La bolsa antes que la vida.


El  turismo es una industria europea muy potente y ha conseguido el apoyo de la Comisión Europea, tras la presión de los tour operadores alemanes (los que más se benefician de esta industria) ante Merkel. La semana pasada, la Comisión Europea dio luz verde a que los aviones puedan ir llenos (falta que los clientes quieran viajar así) y aprobó un plan de desescalada en tres fases, que prevé los viajes europeos a partir del 15 de junio, aunque con limitaciones y acuerdos (“pasillos”) entre paises. Sí, hay casi 3 millones de empleos ligados al turismo en España, pero no podemos olvidar que en julio y agosto de 2019 llegaron a España 20 millones de turistas. ¿Vamos a arriesgarnos a que vengan aunque sólo sean 5 millones? ¿Va a cargar la industria con la responsabilidad de posibles rebrotes y más muertos?


Sorprenden estas “presiones europeas” por la vuelta a la “medio libre circulación” cuando Europa es incapaz de aprobar ayudas para los paises más afectados por la pandemia, en especial Italia y España. La misma Comisión que intenta ayudar a las compañías aéreas y al turismo ha vuelto a retrasar la aprobación de un Fondo de reconstrucción europeo de 1,5 billones, como lleva semanas pidiendo la Europa del sur. Y se retrasa porque Alemania y  Holanda (como Austria y los nórdicos) no quieren dar dinero a fondo perdido. Y por eso, insisten en que antes pidamos los créditos del fondo de rescate MEDE, que ya ofrece los primeros 240.000 millones para gastos sanitarios (España podría pedir 24.500 millones) al 0,115% y a devolver en 10 años. Pero España e Italia no parecen interesadas en pedir estos créditos, porque “huelen a rescate”, serían como “un estigma” más de la Europa del sur ante los mercados. 


Mientras, la factura del coronavirus crece cada día y España ya lleva gastados 52.000 millones extras entre gastos sanitarios, transferencias a las autonomías, ayudas a ERTES, autónomos y parados, exención de cotizaciones e impuestos, avales y menos ingresos públicos. Y los expertos advierten que esta factura obligará a España a endeudarse en  110.000 millones de euros adicionales sobre los 190.000 ya previstos. En total, tendremos que colocar” 300.000 millones de deuda este año, en un mercado donde todo el mundo tendrá que endeudarse: se habla de 1,5 billones de deuda extra en Europa. Eso disparará los costes y penalizará a los paises más endeudados ya antes de la pandemia, como España e Italia. De hecho, el tipo de la deuda española a 10 años ya ha subido al 0,810% (estaba en 0,460% en enero) y los especuladores “huelen la sangre” en unos meses: los seguros sobre la deuda española (los CDS) han disparado su precio, porque los fondos buitres apuestan  que España (e Italia) tengan pronto problemas para financiarse. Nuestra UCI son las compras de deuda del BCE, recientemente cuestionadas por el Tribunal Constitucional alemán. Por eso es tan importante que Europa no ofrezca más deuda, sino ayudas a fondo perdido.


Y no sólo para pagar los costes del coronavirus, sino para afrontar los costes de la reconstrucción, que va a ser infinitamente mayores, porque habrá que salvar empleos y empresas con más ayudas este año y el que viene. Y además, hay que afrontar el coste social de esta pandemia, que ha disparado “las colas para comer” y ha sumado otros 6 millones de españoles a los que ya estaban en riesgo de pobreza (8,5 millones), según el informe FOESSA (Cáritas). Y eso porque un tercio de los hogares españoles, 6,3 millones, no tienen “hucha para aguantar más de 3 meses sin ingresos, según este informe del BBVA


Todo esto es muy preocupante, pero no perdamos de vista la prioridad: salvar vidas. Porque si no vencemos al virus, no salvaremos la economía. Y si las prisas se imponen a la prudencia en la desescalada, si hay un rebrote, el número de contagios y de muertos puede ser terrible, a la vista de los pocos españoles inmunizados. Seamos sensatos. Y volvamos poco a poco a una situación que no será de normalidad. Hagámonos a la idea de que el verano, el trabajo, los estudios, los viajes, la vida no serán como antes hasta que haya una vacuna. Y que todos, empresas y trabajadores, lo sufriremos para salvar vidas.

lunes, 11 de mayo de 2020

Coronavirus: 2 décadas pagando su factura


Comienza la fase 1 de la desescalada, aunque sólo para 29 provincias y el  51% de españoles, quedando fuera Madrid y la mayor parte de Cataluña, las dos Castillas y la Comunidad Valenciana. Crucemos los dedos: avanzamos casi a ciegas, sin saber cuántos contagiados asintomáticos hay y si sufriremos un repunte que nos haga perder lo ganado. Mientras, avanza la “emergencia económica”, aunque muy diferente a la de 2008. Primero, porque se han perdido 950.000 empleos en mes y medio, frente a 3.500.000 entre 2008 y 2014. Y eso, porque hay 3,4 millones de trabajadores “aparcados” en ERTEs, más 1.400.000 autónomos, que esta vez han salvado temporalmente su empleo. Y otra diferencia: hay 8 millones de trabajadores, autónomos y parados (más de 1 de cada 3 activos) que cobran una ayuda mensual, mientras en la otra crisis, la mitad de parados no cobraban nada. Y hay ayudas millonarias a empresas y autonomías. Una elevada factura, que tardaremos 2 décadas en pagar. Ya hay quien pide “ajustes” para los próximos años, por un déficit “insostenible”, del que culparán al Gobierno. ¿Les suena?

enrique ortega

El coronavirus avanza imparable por el mundo y en las últimas 2 semanas ha contagiado a 1,1 millones de personas más: hoy, a los 131 días de detectarse el primer caso, son ya 4.103.136 contagiados en 187 paises, con 282.726 muertos, según la Universidad Jhons Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue en Europa (1.677.046 contagiados), pero donde más crece es en Estados Unidos, con 1.329.799 contagiados, seguido de España (224.390 contagiados), Reino Unido (220.449), Italia (219.070), Rusia (209.688), Francia (177.094), Alemania (171.879) y Brasil (162.699), que podría ser el epicentro de la pandemia en las próximas semanas. Una de cada cuatro muertes por coronavirus se han dado en Estados Unidos (79.528 muertos), seguido de lejos por Reino Unido (31.930 muertos), Italia (30.560), España (26.621 muertos), Francia (26.383), Brasil (11.123) y Bélgica (8.656), el país con más muertos por millón de habitantes (755), seguido de España (566). La letalidad (muertos/contagiados) es menor en España (11,9) que en Francia (18,9), Bélgica (16,3), Reino Unido (14,7), Italia (13,9), Holanda (12,8) o Suecia (12,4), según los datos de Sanidad.


Tras 8 semanas de confinamiento, en España sigue bajando el ritmo de contagios, aunque todavía crecen algo cada día (+621 ayer, un 0,27%), también porque ahora se hacen más test, aunque las cifras no siempre son homogéneas entre autonomías. También aumentan menos los hospitalizados (465 ayer, +0,38%) y los enfermos COVID en las UCIs (+36 ayer, un 0,31%). Y aumentan menos los muertos (143 ayer, un +0,54%, frente a los 950 del 1 de abril), el 86,6% mayores de 70 años. Un dato importante: 17.500 mayores han muerto en residencias de ancianos por coronavirus o síntomas compatibles con COVID19, el 68% de todos los muertos en esta pandemia, según este estudio de El País.


Otra semana más, los datos confirman que la pandemia se reduce de forma muy desigual por autonomías. El mapa de contagios demuestra que siguen concentrados en 6 autonomías, con más contagiados por 100.000 habitantes que la media española (32,70): Castilla y León (70,64), Cataluña (68,73), Navarra (51,97), Madrid (51,79), La Rioja (46,40) y Castilla la Mancha (36,11). Y hay muchas regiones con un nivel mínimo de contagios: Murcia (2,28 por 100.000 habitantes), Canarias (4,23), Andalucía (6,94), Baleares (8,35), Asturias (9,48), Melilla (10,41) y Ceuta (11,80), según los datos de Sanidad de ayer. Hay autonomías donde no hay apenas nuevos hospitalizados por COVID 19 (Ceuta, Melilla, Murcia, Canarias, Baleares, Cantabria, Navarra o la Rioja) mientras aumentan 123 en Madrid, 97 en Cataluña o 74 en Castilla y León. No hay nuevos ingresados en UCI por coronavirus en 10 autonomías, Ceuta y Melilla, de 1 a 3 en otras 4, mientras aumentan en 36 en Madrid y 12 en Cataluña. Y  hay 11 regiones con casi ningún muerto nuevo por COVID 19, mientras los fallecidos ayer se concentran en Madrid (46), Cataluña (25), Madrid (38), Castilla la Mancha (21), País Vasco (15) y Castilla y León (12), según los datos de Sanidad.


Estas diferencias en contagios, hospitalizados, enfermos en UCIs y muertos han sido el factor más determinante para decidir si una autonomía (sus provincias y zonas sanitarias) podían pasar hoy a la fase 1 de la desescalada, que supone abrir parcialmente terrazas y comercios, permitir visitas y grupos de 10 personas y realizar muchas actividades culturales y económicas con precaución. Pero Sanidad y el Comité de expertos han añadido otros criterios, entre los que destacan 2  indicadores sanitarios claves (poder disponer en 5 días de entre 1,5 y 2 camas de UCI para enfermos COVID por 10.000 habitantes y entre 37 y 40 camas hospitalarias para enfermos agudos de coronavirus) y un sistema de detección precoz de los nuevos contagios a través de atención primaria, que permita realizar test PCR a los pacientes con síntomas y detectarlos y aislarlos en 48 horas. Y protocolos para las residencias de ancianos. Además, Sanidad tiene en cuenta la capacidad de rastreo y seguimiento de los contagios de las autonomías, su movilidad y datos socioeconómicos (actividad y empleo).


Teniendo en cuenta estas exigencias, todas las autonomías pidieron a Sanidad pasar a la fase 1 desde hoy, salvo Cataluña y Castilla y León, que reconocían no estar preparadas en la mayor parte de su territorio. La sorpresa la dio Madrid, que pidió pasar a la fase 1, en contra de la opinión de su directora de salud pública, que dimitió antes de firmar la solicitud, por considerar que Madrid  no estaba preparado para un rebrote, tras ser el epicentro de la pandemia, con 1 de cada 3 contagiados, hospitalizados y muertos en España. Sanidad se ha resistido a la presión (del gobierno de Madrid, los empresarios, el PP y Ciudadanos) y retrasa la entrada de Madrid en la fase 1, como parece lógico dado el tremendo alcance de la epidemia en la capital. Pero la presidenta Díaz Ayuso (ver foto portada El Mundo ayer) lo ha tomado como "una crítica política" a su gestión sanitaria (ver aquí un balance), que el líder del PP, Pablo Casado, elogió el 2 de mayo como "lo que haríamos para toda España". 


Al final, Sanidad ha decidido que pasen hoy a la fase 1 un total de 29 provincias, donde viven el 51% de los españoles (ver mapa). Quedan todavía en la fase 0 y no pasan Madrid y  la mayor parte de Cataluña (6 de las 9 zonas sanitarias, entre ellas Barcelona, Girona y parte de Lleida), de Castilla y León (salvo 26 zonas sanitarias en todas las provincias, menos en Segovia), de Castilla la Mancha (no pasan Toledo, Ciudad Real y Albacete), de la Comunidad Valencia (sólo pasan 10 zonas sanitarias, 1 en Castellón, 3 en Valencia y 6 en Alicante) y  tampoco Málaga y Granada en Andalucía. Estas 21 provinciassuspendidaspueden  solicitar durante esta semana pasar a la fase 1 el lunes 18, si mejoran su situación y corrigen las deficiencias. 


Ahora, con media España en la fase 1 de desescalada, habrá que “cruzar los dedos” para que no se produzca un rebrote de contagios y muertes. La estrategia para evitarlo exige un comportamiento ejemplar de los ciudadanos (evitar contactos, desinfectar y limpiar manos y zonas comunes, utilizar guantes y mascarillas) y, sobre todo, hacer más test (se han hecho ya 1.625.211 PCR y 842.550 test serológicos, según el presidente Sánchez, aunque de forma muy desigual según las autonomías) y rastrear los contagios y sus contactos, dos tareas en las que deben centrarse ahora los Centros de salud, los médicos y enfermeras de atención primaria, que carecen de personal y medios, a pesar de los nuevos contratos prometidos y del dinero transferido a las autonomías.


Sobre los test, la novedad es que los médicos de atención primaria tienen que hacer test PCR a los pacientes con síntomas de coronavirus, lo que debería detectar nuevos casos. Hasta ahora, sólo se hacían a sanitarios, residencias de ancianos y personal de riesgo, pero ahora deben generalizarse. Y parece que hay test PCR suficientes, una vez que la industria farmacéutica española “se ha puesto las pilas” y fabrica ahora 3 millones de test PCR al mes (100.000 diarios), según asegura la patronal Fenin. Además, la multinacional catalana Grifols ha descubierto un nuevo test para detectar el COVID 19, del que va a fabricar 1 millón a la semana en San Diego (USA), y dará prioridad de suministro a España. En paralelo, las grandes empresas están haciendo test PCR (5.800 Seat) y serológicos (Endesa e Iberdrola) a sus empleados, a través de laboratorios privados, “al margen” de Sanidad, que teme que empresas y trabajadores se crean así seguros y descuiden las medidas de protección.


Pero no basta con detectar nuevos casos de coronavirus. Es importante rastrearlos, hacer un trabajo de investigación para detectar el origen  de los contagios y, lo más importante, descubrir todas las personas con las que ha estado en contacto, para hacerles un test y aislar a los contagiados asintomáticos. Para este trabajo, que los epidemiólogos consideran clave, España sólo cuenta con unos 500 sanitarios destinados a vigilancia epidemiológica, cuando necesitaríamos 14.000 “rastreadores”, según estima el Instituto Johns Hopkins, que deberían salir de nuevos contratos de médicos y enfermeras jubilados o estudiantes. Y en paralelo, urge contar ya con alguna aplicación informática para móviles que ayude a detectar contactos de posibles contagiados. Y, de cara a detectar posibles rebrotes, hay una herramienta nueva, que se ha probado con éxito en Holanda y la Comunidad Valenciana: el análisis de las aguas residuales, que detectan 16 días antes la emisión de restos de virus en las heces.


Mientras se intenta evitar el rebrote de la pandemia, sus daños económicos son más patentes cada día. La Comisión Europea acaba de publicar sus previsiones de primavera y confirma lo que ya habían dicho el FMI, el Banco de España y el Gobierno: los efectos de la pandemia van a ser más graves en España, porque tenemos un modelo económico y un exceso de precariedad laboral que nos hacen más vulnerables. La economía caerá un -9,4%, más que la media UE (-7,4%), Francia (-8,2%) o Alemania (-6,5%) y como Italia (-9,5%). El paro aumentará mucho más, al 18,9% en España (+4,8%), frente al 11,8% en Italia  (+1,8%), el 9% en la UE-27 (+2,3%), el 10,1% en Francia (+1,6%) y el 4% en Alemania (+0,8%). Y lo más preocupante, se disparará en España el déficit público (del -2,8% al 10,1% del PIB) y la deuda pública (del 95,5 al 115,5%: 117.868 millones más en un año). O sea, que el coronavirus no sólo nos daña más ahora sino que nos hipoteca para el futuro


Y eso, porque la crisis del coronavirus se ha afrontado de una forma distinta que la crisis de 2008. Hay 2 diferencias importantes. Una, que se ha tratado de salvar el empleo. Basten dos datos. En 2009, la economía cayó un -3,8% y se perdieron 1.210.800 empleos. Ahora, la economía se ha desplomado un -5,2% en el primer trimestre y se han perdido 947.896 empleos (898.822 entre el 12 de marzo y el 31 y sólo 49.074 en abril, tras “prohibirse” los despidos por el Gobierno a finales de marzo). Y entre 2019 y 2013, la economía española cayó un -8,8% y perdió -3.560.000 empleos, mientras ahora se espera que el PIB caiga -9,4% en 2020 y se pierdan -1.737.000 empleos, según la Comisión Europea. Esto es porque se han evitado despidos con los ERTES, donde hay “aparcados” 3,4 millones de trabajadores y 1,4 millonesde autónomos, la cuarta parte de la población ocupada en España.


La otra gran diferencia con la crisis de 2008 es que se ha tratado de ayudar a los afectados (“no dejar a nadie atrás). Y así, además de que todos los 947.896 parados nuevos cobren el paro (al margen de lo cotizado), cobran también ayudas los afectados por ERTEs (3,4 millones), los autónomos que han cesado su actividad (1,4 millones)  y la mayoría de empleadas de hogar (250.000 que cotizan de las 400.000). En total, son 8 millones de personas que cobran ayudas públicas desde que se inició el estado de alarma y hasta nueva orden (se han prorrogado los ERTES hasta finales de junio). Algo que contrasta con la crisis de 2008: con Zapatero, cobraron ayudas el 78,68% de los parados en 2009, el 76,70% en 2010 y el 69,20% en 2011, según los datos del SEPE. Y con Rajoy y sus recortes, la cobertura bajó al 64,3% en 2012, al 61,43% en 2013 y al 57,88% de 2014. Y si contabilizamos los parados estimados por la EPA (5.896.300 en 2013, el peor año de la crisis), menos de la mitad cobraban un subsidio (el 47,5%). Y aún bajaron al 45,11% en 2014. 


Al final, las ayudas a estos 8 millones de trabajadores afectados hoy por el coronavirus cuestan cada mes (mitad de marzo, abril, mayo y seguro junio) 4.512 millones, a los que sumar 2.000 millones en pago de cotizaciones y 750 millones en moratorias y aplazamientos de cuotas, 6.750 millones al mes, según Trabajo. Y a eso hay que sumar el resto de ayudas a empresas y autónomos, más las ayudas para alquileres y los fondos para la sanidad y gastos sociales. Todo ello suma ya 36.000 millones de euros, según el Gobierno, a los que sumar el nuevo Fondo de 16.000 millones aprobados la semana pasada para las autonomías (10.000 para sanidad), que se les da sin tener que devolverlo. Todo esto y más que habrá que gastar después, en la reconstrucción de la economía. Por eso, la Comisión Europea cree que el déficit público subirá este año al -10,1% (+69.337 millones).


Un agujero en las cuentas públicas que habrá que tapar con más ingresos (difícil con una economía en recesión), con ayudas europeas (será difícil que nos den ayudas a fondo perdido, sólo créditos: más deuda) y básicamente, con más deuda pública, que ya era muy elevada por la anterior crisis : pasará del 95% del PIB en 2019 al 115,6% en 2020 (+117.868 millones) y se mantendrá en el 113,7% en 2021, según las previsiones de la Comisión Europea. Una “hipoteca” que será una losa para la reconstrucción, no sólo porque nos obligará a pagar unos 50.000 millones al año en intereses (dos tercios del gasto en sanidad), sino porque nos deja a merced de los inversores, de los “mercados”. Y si nos suben la deuda sólo un 1%, serían 35.000 millones extras.


Ya se han alzado voces que hablan de una deuda “insostenible”. La Autoridad Fiscal independiente (la AIReF) ha publicado este informe donde indica que, aún con ajustes (10.000 millones al año, como hizo Rajoy desde 2012), el déficit público de España no volverá al nivel previo al coronavirus (2,8% del PIB en 2019) hasta 2028. Y la deuda, que se reduce más lentamente, no bajaría al nivel de 2019 (95% del PIB) hasta 2038. Así que saldar la factura del coronavirus nos costará 2 décadas. Y eso, con ajustes.


Este es un debate que vendrá en unos meses, cuando ya no haya muertos por el coronavirus y sólo se hable de la reconstrucción, de la mano de “expertos económicos” y  “fundamentalistas”de la austeridad, en Alemania, Holanda, Austria, Finlandia y buena parte de la Comisión Europea. Y en España, de la mano del PP (quizás con ayuda de Ciudadanos), que aprovecharan el debate de los Presupuestos 2021 para tumbar al Gobierno (tiene una mayoría muy débil), forzar elecciones anticipadas y llegar al poder para “sanear la economía y las cuentas públicas tras una gestión desastrosa de los socialistas”. ¿Les suena? 


Ahora, el reto es otro: salvar vidas y empleos, cueste lo que cueste. Eso obliga a mantener los ERTEs y las ayudas lo que haga falta, seguir prohibiendo los despidos y evitar que las cifras del paro se disparen como en la crisis de 2008. Y ayudar a los que se quedan sin ingresos, a esas nuevas familias que han caído en la pobreza y triplican sus peticiones  a Cáritas y la Cruz Roja. Hay que vencer al virus y ayudar a los que sufren la pandemia, lo que haga falta y durante el tiempo que haga falta. Ya afrontaremos después cómo pagarlo, solos o con ayudas de Europa. Y por supuesto, sin nuevos recortes.