lunes, 3 de diciembre de 2018

Cambio climático: avanza y no lo frenamos


Esta semana y la próxima se celebra en Polonia la 24 Cumbre del Clima, para concretar las medidas que aprobó la Cumbre de París en 2015. Mientras, los expertos dan la “alarma”: las emisiones crecieron en 2017 y el CO2 bate otro récord histórico. Y el clima sigue “loco", con altas temperaturas, inundaciones, incendios y sequías, más en el sur de Europa y España, que se calienta 2 veces más rápido que el Planeta. Pero las medidas para recortar emisiones no avanzan y sólo 57 países cumplen, según la ONU, que exige triplicar los esfuerzos para que la temperatura no suba más de 1,5º para 2100. Europa ha tomado el testigo y promete reducir a cero sus emisiones en 2050, prohibiendo los coches de gasoil y gasolina desde 2040. Y España, que aumentó sus emisiones de CO2 en 2017, ultima la Ley de Cambio Climático. Pero las elecciones, en Europa y España, pueden hacer que 2019 sea otro año perdido contra el Cambio climático. No den tregua al CO2.

enrique ortega

Los humanos seguimos destruyendo el Planeta. En 2017 volvieron a aumentar las emisiones de CO2, después de tres años estabilizadas: se emitieron 53,5 gigatoneladas de CO2 equivalente, un 1,2% más que en 2016, según acaba de informar la Agencia de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), que lo achaca al mayor crecimiento de la economía mundial (+3,7%) y a que ha seguido alto el consumo de carbón, sobre todo en China, donde subieron  las emisiones (+0,9%), aunque más en la  India (+3%), aumentando también en Europa (+0,7%) y cayendo en EEUU (-0,3%), por el trasvase de carbón a gas natural. La mitad de las emisiones mundiales de CO2 proceden de Asia y los paises en desarrollo (26,8% de las emisiones mundiales son de China, 7% de India, 2,3% de Brasil, 1,7% de Indonesia, 1,6% de Corea y 1,5% de Arabia Saudí y México), seguidas de EEUU (13,1% de las emisiones totales), Unión Europea (9%) y Rusia (4,6%), según los datos de PNUMA.

España fue el país europeo donde más aumentaron las emisiones de CO2 en 2017: crecieron un 2,6% (tras caer un 3,7% en 2016), hasta los 344 millones de toneladas equivalentes de CO2, entre las emisiones de CO2 (82,9%), metano (9,2%), óxidos de nitrógeno (5,1%) y otros gases de efecto invernadero, según la última estadística del INE. Las emisiones venían cayendo, por la crisis, desde el máximo histórico de 2007 (443,5 millones de Tm de CO2 equivalente), pero esa tendencia se rompió en 2014, cuando las emisiones volvieron a subir, como en 2015. Ahora aumentaron por las emisiones de las eléctricas (que aumentaron en 2017 su consumo de carbón, por la sequía) y por la industria. En 2017, los culpables de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en España fueron la industria (24,7%), las eléctricas (23,1%), los hogares (20,9%), el transporte (14,2%) y la agricultura (11,75%).

Con el aumento de emisiones mundiales en 2017, la Tierra ha vuelto a batir otro récord de gases de efecto invernadero (CO2, metano y óxido nitroso): se alcanzó la cifra récord de 405,5 partes por millón, la mayor obtenida con los registros modernos (desde hace 38 años) y la más elevada de los últimos 800.000 años (estadística de CO2 obtenida con muestras de hielo ártico), según informó el 20 de noviembre la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La última vez que la Tierra registró una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era de 2 a 3º más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual, según señala la OMM.

Estos gases de efecto invernadero, emitidos en su mayoría por el hombre, provocan una especie de paraguas” que favorece el calentamiento del Planeta (el 82% por el CO2 y el resto por el metano y NO2). Así, 2017 fue uno de los tres años más cálidos desde 1880 y la temperatura promedio del Planeta fue 0,48ºC superior a la de 1981-2010 y 1º más elevada que en 1880, al inicio de la industrialización. Este aumento de la temperatura, además de provocar sequías e incendios (California) y trastocar el clima (inundaciones y tornados), deshiela los glaciares y sube el nivel del mar: 7,7 centímetros en 2017 sobre 1993, cuando empezaron las mediciones, según la OMM.Y con ello, el mar ya ha subido 19 centímetros desde 1901, según Greenpeace, que alerta de que el nivel del mar podría subir entre 19 y 58 centímetros más hasta finales de este siglo.

Los efectos del Cambio climático son bastante evidentes para casi todo el mundo (salvo para Trump), pero más para los habitantes del sur de Europa, una de las zonas más afectadas, junto a Asia y el Pacífico, según los expertos. De hecho, los europeos son los más preocupados por el Cambio climático, según una encuesta mundial encargada por el Banco Europeo de Inversiones (BEI): un 24% están alarmados y un 54% preocupados, el 78% en total, frente al 63% en EEUU y el 65% en China. Y según un informe del Centro Común de Investigación (JRC), Europa podría perder 240.000 millones anuales para 2100 si la temperatura aumenta 3ºC, por los efectos de las olas de calor, las inundaciones en costas y ríos, las pérdidas en la agricultura y la pérdida de productividad. Y los paises del sur de Europa (España, Portugal, Italia, Grecia, Malta y Chipre) sufrirán 8 veces más daños que la Europa del norte, señala este informe encargado por Bruselas.

España es uno de los paises más vulnerables al cambio climático, según los expertos. De entrada, España se está calentando dos veces más rápido que el resto del globo, 0,42 ºC de promedio anual cada década en los últimos 40 años, según Manola Brunet, que preside la Comisión de Climatología de la Organización Meteoróloga Mundial (OMM). Y un informe de Greenpeace alerta que la temperatura ha subido en España 1,5ºC las tres últimas décadas (+2º en Murcia), frente a 0,4ºC que ha subido la temperatura global en el último siglo. Y si no se toman medidas, podría subir entre 1,1 y 6,4ºC más para 2095. Un aumento de temperatura que ha provocado el deshielo de gran parte de Pirineos y numerosas sequías, olas de calor, inundaciones y temporales en los últimos años. Y la pérdida de playas y zonas costeras en el Cantábrico, deltas del Ebro y Llobregat, Mar Menor y costa de Doñana, con una subida de 10 centímetros en el nivel del mar desde 1901 (y podría subir entre 10 y 68 centímetros más para 2100). Además, Greenpeace destaca que el 20% de la Península es ya un desierto y que de las 10 cuencas hidrográficas con mayor sequía de Europa, 7 están en España. Y que el Cambio climático está afectando a muchas especies, a la agricultura (uva y huerta), al turismo (daños en playas y paseos) y a la salud: el aire se degrada con las emisiones y junto a las olas de calor, causa numerosas enfermedades y muertes (30.000) cada año.

Frente a un Cambio climático que avanza imparable, y más en el sur de Europa, los paises hacen poco por combatirlo y aumentan sus emisiones. Tres años después de la Cumbre de París (diciembre de 2015), cuando 195 paises firmaron recortar sus emisiones de CO2 a partir de 2020 (entre un 20 y un 30%), el balance es muy pobre: sólo 57 paises han tomado medidas efectivas (de ellos, sólo China, Brasil y Japón entre los grandes) y “ninguno de los grandes paises del G-20 lleva un ritmo de reducción de emisiones que le permita cumplir sus compromisos, ni siquiera la UE”, según alerta el estudio de la ONU (PNUMA) publicado el 27 de noviembre y dirigido a la 24 Cumbre del Clima, que reúne en Katowice (Polonia) a 20.000 expertos de 195 paises, del 2 al 14 de diciembre. Otra Cumbre más para afrontar los dos retos pendientes: fijar un calendario creíble de recorte de emisiones por paises y aportar los 100.000 millones de dólares del Fondo verde del Clima, que debe ayudar a los paises pobres.

La ONU ha lanzado una alerta al mundo, a la Cumbre del G-20 en Argentina y a esta Cumbre del Clima de Katowice: hay que triplicar los esfuerzos contra el Cambio Climático, porque se acaba el tiempo y porque el recorte ha de ser más drástico del previsto en la Cumbre de París, que fijaba como objetivo una subida de temperatura entre 1,5ºC y 2ºC para 2100 (sobre la de 1.880). Un estudio de los científicos mundiales que asesoran a la ONU (el IPPC), publicado en octubre, alertaba de que es importante no subir la temperatura más de 1,5ºC, porque llegar a 2ºC de aumento supone un alto riesgo de olas de calor, incendios, sequías, inundaciones, cosechas, pérdida de especies y una subida del nivel del mar (10 cm) que afectaría a 10 millones de personas en el Planeta. Para evitarlo y que la temperatura no suba más de 1,5ºC, proponen recortar las emisiones de CO2 más de lo previsto en la Cumbre de París (entre un 20 y un 30% sobre 1990): recortarlas un 45% en 2030 (sobre 2010), un reto tremendo que exige renunciar al carbón, huir del petróleo en el transporte y que entre el 70 y el 85% de la electricidad del mundo se genere con energías renovables en 2050.

La advertencia de los expertos está ahí y ahora son los Gobiernos los que tienen que tomar medidas. De momento, la Unión Europea ha recogido el guante y acaba de aprobar, el 28 de noviembre, un objetivo más ambicioso: cero emisiones (nada de CO2) en 2050, frente a los 4.451,8 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2017, cuando el objetivo anterior era reducirlas en un 80%. Eso va a suponer, de entrada, una reducción de emisiones del -20% para  2020 y del -45% para 2030, un objetivo muy difícil, teniendo en cuenta que entre 1990 y 2016, la Unión Europea sólo redujo sus emisiones un -22%. Para conseguirlo, la UE va a reducir drásticamente el uso del carbón, va a seguir penalizando las emisiones de eléctricas e industrias (el coste de la Tm. de CO2 ha pasado de 6 euros en agosto 2017 a más de 20 ahora y podría cerrar el año en 25 euros), va a potenciar las energías renovables y, sobre todo, va a prohibir la venta de coches diesel y gasolina a partir de 2040.

España tiene previsto aprobar antes de final de año una estrategia propia, en una prometida Ley de Cambio Climático (ver borrador), que tardaría meses en aprobarse en el Congreso (dependerá de si hay elecciones), aunque el Gobierno Sánchez estudia  aprobar antes las medidas más urgentes, por decreto-Ley. El objetivo de la ministra de Transición Ecológica es recortar las emisiones un -30% en 2030 sobre las de 1990 (menos que el 45% de recorte que estudia Bruselas para los 27), un objetivo que los ecologistas consideran "insuficiente" (piden un -50% de recorte). Pero lograr ese -30% ya es muy difícil, si tenemos en cuenta que España es uno de los cinco únicos países europeos (junto a Chipre, Irlanda, Austria y Portugal) que aumentó sus emisiones un +16,6% entre 1990 y 2015 (y +15,5% entre 1990 y 2017). O sea que plantearse ahora recortarlas en total un 20% supone realmente reducir las emisiones un -35,5% entre 2017 y 2030, todo un reto.

Para lograrlo y evitar los grandes daños del Cambio Climático en España, habrá que hacer muchas cosas. La primera, acabar con el uso del carbón, cerrando todas las centrales, algo que debería estar hecho para 2025. En paralelo, reducir el consumo de petróleo y gas en la generación de electricidad, sustituyéndolo por renovables: el objetivo de la Ley de Cambio Climático del Gobierno Sánchez es que el 100% de la electricidad sea renovable en 2040 (hoy es el 45,8%). Y reducir el peso del carbón y el petróleo en la industria (aumentando el coste por Tm de CO2 emitido), así como en los hogares y en el transporte. Aquí, la medida estrella es prohibir la venta de vehículos diesel y gasolina en 2040, mejorando desde principios de 2019 las ayudas y la fiscalidad a la compra de coches híbridos y eléctricos.

El combate contra el CO2 no va a ser fácil y supone una tremenda reconversión de toda la economía y de nuestras vidas. Y va a exigir  enormes inversiones: la Comisión Europea estima que se necesitarán entre 175.000 y 290.000 millones anuales en la UE, aunque también habrá importantes ahorros (de 2 a 3 billones en petróleo entre 2030 y 2050 y 200.000 millones menos en costes sanitarios). En España, el coste de la reconversión energética puede suponer unos 10.000 millones anuales de aquí a 2050, el 65% en el sector eléctrico, según un estudio de Deloitte. Un coste que habrá que financiar vía tarifas (la luz más limpia será más cara), impuestos (subiendo impuestos al diesel y la gasolina y creando impuestos medioambientales más potentes), ayudas públicas (españolas y de la UE) y con inversiones públicas y privadas, que apuesten por infraestructuras, empresas, transportes, cultivos y hogares menos contaminantes como algo rentable. Y con esta certeza científica: no hay otro camino que crecer de forma sostenible si queremos salvar la economía y el Planeta.

La lucha contra el Cambio Climático es compleja y difícil, sin duda uno de los grandes retos del siglo XXI. Y exige la colaboración de todos, sobre todo de los que más emiten (China, India y los paises en desarrollo) pero también de los paises ricos que llevan más de un siglo emitiendo y que tienen que ayudarles financieramente. Europa quiere liderar esta batalla y puede hacerlo, aunque el riesgo es doble: la presión de las industrias europeas (sobre todo el automóvil alemán y francés, que amenazan con el empleo) y las elecciones europeas de mayo 2019, que podrían paralizar las medidas y el recorte de emisiones. Lo mismo que en España, donde las seguras elecciones en 2019 retrasarán el ajuste energético. Y con ello, 2019 podría ser otro año perdido contra el Cambio Climático. No den tregua al CO2.

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