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lunes, 10 de marzo de 2025

6ª bajada tipos, pero hipotecas más costosas

El Banco Central Europeo (BCE) bajó el jueves los tipos de interés oficiales (-0,25%), por 6ª vez en los últimos nueve meses, tras haberlos subido 10 veces antes, entre 2022 y 2023. Ahora, el BCE podría darse una tregua en las bajadas, por temor a un repunte de la inflación tras los aranceles de Trump. Con todo, el Euribor bajó al 2,40% en febrero y eso abarata la cuota de las hipotecas que se revisen los próximos meses. Pero ojo: la bajada de tipos no abarata las nuevas hipotecas, porque el precio de los pisos se ha disparado y eso provoca que la cuota a pagar ahora sea más alta en muchas ciudades. Y los precios seguirán subiendo, porque hay poca oferta y resulta más barato pagar una hipoteca que un alquiler en las grandes ciudades (para los que tengan ahorros y un salario suficiente, no para jóvenes y familias vulnerables). Por mucho que bajen los tipos, si no se promueven más viviendas, las hipotecas serán prohibitivas.

                            Enrique Ortega

Como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) bajó el jueves los tipos de interés oficiales, otro -0,25%, la 6ª bajada del precio oficial del dinero en los últimos meses (junio, septiembre, octubre y diciembre de 2024, enero y marzo de 2025), dejándolos en el 2,50%, el tipo en que estaban en diciembre de 2022 y a finales de 2008. Con ello, el BCE desanda parcialmente el camino de las 10 subidas de tipos aprobadas entre julio de 2022 y septiembre de 2023, cuando disparó el precio del dinero del 0 al 4,5%.

Con esta 6ª bajada de tipos, el BCE se distancia de la Reserva Federal USA, que sólo ha aprobado 3 bajadas de tipos en los últimos meses (septiembre, noviembre y diciembre de 2024) y que decidió no bajarlos el 29 de enero, a la vista de la amenaza de aranceles de Trump, aunque los había subido antes que Europa (en marzo de 2022), más veces (11 subidas de tipos entre 2022 y 2024) y los mantiene en un nivel más elevado (4,50%, frente al 2,5% el BCE). Y también se distancia del Banco de Inglaterra, que sólo ha aprobado 3 bajadas de tipos en los últimos meses (agosto y noviembre 2024 y febrero 2025), tras 14 subidas de tipos entre 2021 y 2024 y que también tiene el dinero más caro que Europa: 4,25%.

El BCE ha bajado más veces y más los tipos en los últimos meses (-1,50%) que EEUU (-1%) y Reino Unido (-0,75%) porque la economía europea está estancada y crece mucho menos y los tipos altos no ayudan sino que perjudican la recuperación. En 2024, la zona euro apenas creció un +0,7% (frente al +2,7% que creció USA y el +1% el Reino Unido), mientras Alemania seguía en recesión (-0,2% caía su PIB) y apenas crecían Francia (+1,1%) e Italia (+0,5%), sólo España (+3,2%), según Eurostat. Y el panorama para 2025 no es muy halagüeño, según el propio BCE, que ha rebajado la previsión de crecimiento de la zona euro (+0,9% frente al +1,1% que esperaban crecer hace unos meses). Así que necesitaban bajar los tipos en marzo, para no hundir más la economía europea.

Y se podía hacer, porque la inflación en Europa está medianamente controlada: ha bajado al 2,4% en la zona euro en febrero, tras 4 meses antes de subidas (desde el 1,7% de septiembre al 2,5% de enero). Ahora, el BCE espera que la inflación de la zona euro siga estable y acabe el año en el 2,3%, algo más de lo previsto hace unos meses (2,1%), pero en un nivel asumible, para poder bajar del 2% (su gran objetivo) en 2026.

Con este panorama, la estrategia del BCE era seguir bajando los tipos en 2025, al menos otras dos veces más, hasta acabar el año en el 2%, para no entorpecer el bajo crecimiento europeo. Pero Trump ha trastocado esta estrategia y el BCE ya ha anticipado que podría darse una tregua en las bajadas y no aprobar otro recorte en su próxima reunión, el 17 de abril. El temor es que la amenaza de aranceles de Trump a Europa (a partir del 2 de abril) dispare la inflación en los próximos meses, no sólo en la UE sino en el resto del mundo, por la generalización de aranceles. Y que este proteccionismo provoque una recesión en Europa. Así que el BCE se coloca en posición de “esperar y ver” antes de aprobar nuevas bajadas.

Este complicado panorama económico internacional podría frenar la bajada de tipos no sólo en Europa, sino también en EEUU y el resto del mundo, afectando negativamente a las empresas y a las familias, a la inversión, el consumo y el crecimiento. Y podría frenar la caída del Euribor, que ya ha bajado mucho en los últimos meses: ha caído del 4,16% en octubre de 2024 (tipo más elevado en los últimos 4 años) al 2,40% con que cerró febrero de 2025. Y algunos expertos creen que bajará al 2,2% en verano y rozará el 2% a fin de año.

Todo va a depender de los aranceles y los enfrentamientos geopolíticos, pero, de momento, los 4 millones de familias que están pagando una hipoteca verán reducida su cuota cuando les toque revisar su hipoteca a tipo variable. Ya ahora en marzo, la rebaja será de 110 euros al mes para una hipoteca media de 150.000 euros a 25 años (que paga el Euribor+1%). Y lo notarán más los que revisen su hipoteca a partir de junio, porque el Euribor superó el 4% en junio de 2024 (hasta diciembre, que bajó el 3,67%) y esta primavera rondará el 2,2%, lo que supondrá rebajas de cuotas de unos 160 euros mensuales. También notarán la rebaja de tipos las empresas que tienen créditos referenciados al Euribor.

El problema lo tendrán los que están pensando en pedir una hipoteca nueva para comprar una casa. Con las anteriores rebajas de tipos del BCE, la contratación de hipotecas se ha reanimado y hasta disparado en diciembre de 2024, cuando aumentaron un 30% (32.377 hipotecas), según el INE. Así, en 2024, los españoles contrataron 423.761 hipotecas, +11,2% que en 2023 y la 2ª mayor cifra (tras las 464.107 de 2022) desde la caída iniciada en 2013 (199.703 hipotecas).Ahora, se espera que la demanda de hipotecas siga creciendo, con la bajada de tipos, aunque el precio que se paga apenas haya bajado (3,25% pagado en diciembre de 2024, frente al 3,33% en diciembre de 2023).

Pero los que piensan en contratar una hipoteca tienen un problema, que no son los tipos: el precio de coste de las viviendas que vayan a comprar se ha disparado estos años, más de lo que han bajado los tipos. Y, en consecuencia, las hipotecas son ahora más costosas, hay que pagar una mensualidad más alta, aunque los tipos bajen. Veamos algunos ejemplos.

Un piso cuesta ahora de media en España 2.271 euros/m2, según los datos del portal Idealista, frente a 2.056 euros que costaba en febrero 2024, 1.960 euros en febrero 2023 y 1.801 euros que costaba en febrero 2022 (cuando el Euribor estaba en negativo). Si calculamos la evolución del precio de una vivienda media, de 90 metros cuadrados, el precio ha saltado de 162.090 euros en 2022 a 204.390 en febrero 2025. Y si comparamos el coste mensual de una hipoteca (por el 80% del valor en cada momento, a 25 años y pagando el euribor+1%), comprobamos la subida de la cuota: de 469,28 euros en febrero de 2022 a 787,12 en febrero de 2023 y a 837,24 euros en febrero de 2024. Y tras las 5 bajadas de tipos anteriores del BCE, la mensualidad apenas baja y se quedaba en 810,45 euros en febrero…

Pero eso es la media en el conjunto de España. Si tomamos los precios de las grandes ciudades, resulta que la cuota que pagamos ahora por comprar un piso es más alta que hace un año, a pesar de las bajadas de tipos. En Madrid capital, la hipoteca de un piso medio de 90 metros (que cuesta ahora 471,420 euros, según Idealista) sale por 2.133 euros, frente a los 1.738 euros que había que pagar de hipoteca por ese mismo piso en febrero de 2024 (cuando costaba 384.000 euros). Y en Barcelona, la cuota hipotecaria para comprar un piso de 90 metros (que cuesta ahora 427.590 euros, según Idealista) es de 1.934,70 euros mensuales, frente a los 1.755,12 euros de hipoteca que costaba comprar es mismo piso en febrero de 2024 (cuando costaba 387.900 euros). Y eso mismo pasa en ciudades como Bilbao, Málaga , Valencia, Sevilla, Palma, San Sebastián, Cádiz, Las Palmas, Coruña…: los precios de los pisos han subido mucho más de lo que han bajado los tipos de las hipotecas. Hay que pagar más cuota mensual para comprarlos (y más entrada y gastos).

Este es un grave problema con el que se van a encontrar los jóvenes y familias que piensen ahora en comprar piso, tras haber bajado los tipos: les saldrá más caro. Y más cada mes, porque hay una falta de viviendas en el mercado y los pisos siguen subiendo, tras haberse encarecido un +11,3% en 2024 (según el INE) y un +43,8% entre 2014 y 2023, según el INE. Pero a la vez, mucha gente se hace esta otra cuenta: ahora sale más barato comprar que alquilar. Y es verdad. Un alquiler medio en España cuesta 1.260 euros (14 euros por metro cuadrado, un piso de 90 metros), según el portal Idealista (febrero 2025) y la cuota de una hipoteca por el 80% del precio medio de un piso de 2ª mano (204.390 euros) sale por 810,45 euros, dos tercios del precio del alquiler. En el caso de Madrid capital, el alquiler medio es de 1.908 euros (21,2 €/m2) y una hipoteca para comprarlo (80% de los 471.420 euros de precio de venta) cuesta poco más, 2.133 euros. Y en Barcelona, con un alquiler medio más alto, de 2.133 euros, el coste de una hipoteca para comprarlo (80% de los 427.590 euros de precio de venta) sale por 1.935,70 euros mensuales, menos que el alquiler.

Estas cuentas se pueden hacer extensivas a la mayoría de España: en 2024, en 60 de las 64 ciudades con más de 100.000 habitantes costaba menos la cuota de una hipoteca que el alquiler, según este estudio de UVE Valoraciones. Sólo había cuatro grandes ciudades donde alquiler era más barato que comprar: San Sebastián, Marbella, Cádiz y Palma. Y ahora, en 2025, se ha sumado Madrid, por la fuerte subida precio vivienda en los últimos meses.

Pero estas cuentas no tienen presente un doble problema. Por un lado, que hay muchos jóvenes y familias que no pueden pensar en comprar un piso, aunque la cuota les sea más baja que el alquiler, porque no tienen dinero ahorrado para pagar la entrada (el 20% del valor del piso que no cubre la hipoteca) y los gastos e impuestos que hay que pagar (otro 10% más). O sea, que para comprar un piso “medio” que vale ahora 204.390 euros (no en una gran ciudad, donde este precio se duplica), habría que tener “ahorrados” ( o que se lo dejen los padres) unos 62.000 euros (o 135.000 en el caso de Madrid o Barcelona), algo inalcanzable para la mayoría de los jóvenes y para muchas familias.

Pero además de tener ahorros para la entrada y gastos, conseguir una hipoteca no es algo sencillo, como todo el mundo sabe. Hay que tener unos ingresos regulares y un contrato laboral medianamente estable, pero sobre todo, hay que asegurarle al banco que el pago mensual de la hipoteca no supera el 30% de los ingresos. Así, si un joven o una familia se plantea pedir una hipoteca de 163.500 euros, para pagar el 80% del precio de ese piso “medio” (de 204.390 euros, que “no existe en la mayoría de ciudades), debe saber que la cuota mensual a pagar (810 euros ahora, con el Euribor de febrero) no puede ser más del 30% de su sueldo. O sea, que esa familia tiene que ingresar 2.700 euros al mes… Y si piensa comprar un piso en Madrid, pagando una hipoteca  de 2.133 euros mensuales, debe justificar que la familia gana al menos… 7.110 euros al mes. Algo imposible para casi todos.

Así que bajan los tipos, pero comprar un piso sigue siendo algo difícil para la mayoría, aunque sobre el papel sea “más barato” que alquilar. Sobre la base de las bajadas, los bancos españoles ya preparan “una guerra de hipotecas” para primavera, buscando clientes que puedan pagarlas (no es fácil encontrar quienes tengan sueldos “suficientes). Así que la estrategia es “filtrar” clientes, conseguir aquellos con nóminas estables y suficientes y ofrecerles “tipos escaparate” bajos, a ser posible “fijos” (más rentables para las entidades a medio plazo) y que ronden la cifra mágica del 3%. O tipos variables con el “gancho” de Euribor más 1% y menos, a cambio de que el hipotecado se “vincule” con el banco: nómina, tarjetas, seguros y todo aquello que genere comisiones para sumarlas al margen en los tipos. Es el “secreto” que ha permitido a los 6 grandes bancos españoles ganar 31.768 millones de euros en 2024, más del doble que antes de la pandemia (13.222 millones en 2019).

En resumen, los tipos bajan, pero podrían no seguir bajando este año, si los aranceles siguen adelante y se despierta la inflación en el mundo y en Europa. Pero el problema es que la rebaja de tipos no beneficia a jóvenes y familias que busquen casa, porque la fuerte subida de precios hace que el coste mensual de las nuevas hipotecas suba, sobre todo en las grandes ciudades. Así que cada vez será más difícil comprar. Y cuanto más suban los alquileres, peor, porque se encarecerán las compras y las hipotecas. Así que la clave no está en las hipotecas y los tipos sino en aumentar la oferta de viviendas (para compra y alquiler), consiguiendo más suelo, financiación y promociones, con un Pacto (que parece imposible) entre el Gobierno, las autonomías, Ayuntamientos, promotores y bancos. Y ayudar a los que tienen viviendas vacías a que las alquilen, con garantías de seguridad y precio. Pero nada de esto se hace y la angustia de los que buscan casa crece cada día. Un problemón.

lunes, 23 de octubre de 2023

Alquileres disparados

Este jueves se cumplen 5 meses de aplicación de la nueva Ley de vivienda, aprobada en el Congreso con la oposición de la derecha, cuyas autonomías (11) amenazan con no aplicarla. Hasta fin de año no estarán listos los topes al alquiler, pero la Ley ha sido inútil y contraproducente: los alquileres siguen subiendo y se cobran ya precios récord en 27 capitales, entre ellas Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Valladolid. Y las familias destinan el 40% de sus ingresos (y más) al alquiler, agravando la pobreza y forzando a que dos tercios de los jóvenes vivan con sus padres. La causa de estos alquileres carísimos (más de 1.000 euros de media) está en la falta de viviendas, sobre todo en grandes ciudades: necesitamos 1,2 millones de pisos más para alquilar. Urge un Pacto entre el próximo Gobierno, autonomías y promotores para conseguir suelo y financiación para construir viviendas en alquiler a precio tasado. Y facilitar el alquiler de 1,9 millones de viviendas vacías. Más viviendas, no topes al alquiler.

                 Enrique Ortega

Los alquileres siguen subiendo este año 2023, trimestre a trimestre. En el tercer trimestre, han vuelto a subir un +0,3% (tras subir un +2,4% en el primero y un +4,5% en el 2º trimestre), con una subida anual del +9,3%, según el último dato del portal Idealista. Esta subida anual es mayor en Valencia (+22,1%), Alicante (+18,6%), Barcelona (+18,1%), Palma (+16,7%), Madrid (+10,7%), Ceuta y Las Palmas (+10%), mientras sólo bajan los alquileres en Palencia (-1,6% anual). Otra subida que se suma al +8,4% que subieron los alquileres en 2022, tras caer un -3,6% en 2021 (por la pandemia) y subir otro +4,6% en 2020. Así que los alquileres suben un +18,7% en los últimos 45 meses, tras aumentar un +50% entre 2014 y 2019, según Idealista. Resumiendo: han subido +68,7% en menos de una década.

Con estas fuertes subidas anuales, el precio medio de alquilar una vivienda en España alcanza hoy otro máximo histórico: 11,8 euros por metro cuadrado, superando los 1.000 euros (1.062 euros un piso de 90 m2), según el portal Idealista. Pero es mucho más caro en capitales como Barcelona (20 euros/m2), Madrid (17,7 euros), San Sebastián (16,9), Palma (14,6), Bilbao (13,2), Valencia (12,4), Las Palmas (11,6), Ceuta (11,5), Vitoria (11,1), Sevilla y Girona (11), Santa Cruz de Tenerife (10,9), Cádiz (10,6), Alicante (10,5) y Pamplona (10,4 euros/m2), las capitales donde es más caro alquiler. Y Zamora (6,1 euros/m2), Ciudad Real y Cáceres (6,2), Orense (6,4), Palencia o Lugo (6,6 euros) las más baratas.

Lo preocupante es que son ya 21 las ciudades donde los alquileres han alcanzado su máximo histórico en septiembre, según Idealista: Ávila, Barcelona, Burgos, Castellón, Granada, Guadalajara, Logroño, Lugo, Madrid, Murcia, Oviedo, Pamplona, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Soria, Tarragona, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza.

La subida de alquileres también se está produciendo en toda Europa (+21% entre 2010 y 2023), pero, desde 2022,  sube más el precio de los alquileres que la compraventa de vivienda, según Eurostat. Entre 2015 y 2022, el precio medio del alquiler en Madrid se ha encarecido un +39%, frente a un +26% de subida en otras capitales europeas, según este estudio de FUNCAS. Con ello, el alquiler en Madrid es el 9º más caro entre las grandes ciudades de Europa, con un índice 134 (el 100 sería Bruselas), superado por Londres (295), Dublín (232), Copenhague (198), Luxemburgo (189), Estocolmo (182), París (179), Múnich (156) y Helsinki (134). Y cuesta menos alquilar una vivienda en Berlín (índice 133), Lisboa (129), La Haya (126), Viena (113), Bruselas (100), Roma (98) o Atenas (96).

Con estos precios disparados en España, las familias tienen que hacer un esfuerzo mucho mayor para alquilar. Según un estudio de la inmobiliaria Culmen, en España hay 1,8 millones de hogares que viven en alquiler y el 75% de ellos (1,37 millones de hogares) tienen que destinar más del 30% de sus ingresos a pagar el alquiler, el tope que se considera recomendable. Pero la mitad de ellos (750.000 hogares) tienen que destinar más del 50% de sus ingresos a alquilar, lo que hunde sus economías o les obliga a dejar su vivienda (y volver con sus padres o vivir “amontonados” con amigos o familiares).

Otro estudio de Funcas revela que el 40% de los inquilinos destinan más del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler, un esfuerzo que duplica al que hacen los inquilinos en Europa. Y eso es una media, porque hay ciudades donde el esfuerzo de los inquilinos es mayor, según otro estudio de Idealista: en Barcelona, el alquiler medio se lleva el 43,1% de los ingresos medios, en Palma el 42%, en Valencia el 39,1%, en Málaga el 36,8%, en Alicante el 35,3%, en Madrid el 34,7%, San Sebastián el 32,6% y en las Palmas el 30%. Y otro dato sorprendente: en 47 capitales, es mayor el esfuerzo para alquilar un piso que el coste de una hipoteca para comprarlo (si se tiene dinero para la entrada y los gastos y se consigue que un banco conceda esa hipoteca). Sólo es más barato alquilar que comprar un piso hoy en 5 capitales españolas: A Coruña, San Sebastián, Palma, Málaga y Granada.

Este panorama, unos alquileres que se llevan hasta el 40% (y más) de los ingresos de una familia, son la principal causa del aumento de la pobreza en España, según el último Informe sobre la pobreza en 2022 de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), más decisiva incluso que tener o no tener trabajo. Y eso, porque las familias más vulnerables (hay 12,3 millones de españoles en riesgo de pobreza) alquilan más y el coste del alquiler se lleva casi el 40% de sus ingresos, el triple que en las familias con más recursos (donde el alquiler supone sólo el 12,5% de sus gastos). Y aportan un dato revelador: en 2022, 4 de cada 5 personas con un elevado gasto en pagar el alquiler eran pobres.

Esto puede provocar  que muchas de estas familias no puedan ahora pagar su alquiler, al haberse disparado. De momento, las medidas legales tomadas por el Gobierno tras la COVID han frenado los desahucios: de 36.467 por impago de alquiler en 2019 a 21.141 en 2020 y 27.533 en 2022 (y 10.166 en el primer semestre de 2023). Pero hay expertos que creen que la caída de desahucios este año (-37% sobre primera mitad de 2022) se debe no a la protección legal de las familias vulnerables, sino a dos huelgas en el personal de Justicia (primero secretarios y luego funcionarios judiciales). Y temen que los desahucios por impago de alquileres repunten en los próximos meses. Eso sería muy preocupante, porque un 70% de los 700.000 desalojos de viviendas que se han hecho en España desde 2008 (por impagos de alquileres e hipotecas) afectaron a familias con menores, según Save the Children.

Los alquileres disparados afectan también muy especialmente a los jóvenes, que ven más difícil emanciparse y formar un hogar. Si el salario medio de un joven era, en junio de 2022, de 1.089 euros (según el Consejo de la Juventud), pagar un alquiler le supondría de media el 83,9% de su sueldo. Y con el pago de los recibos obligatorios, “se comería” el 93,6% del sueldo. Por eso, la mayoría de los jóvenes españoles no pueden emanciparse: el 69,1% de los jóvenes (de 16 a 34 años) siguen viviendo con sus padres, un 10% más que hace una década. Y entre 25 y 34 años, el 46,3% de los jóvenes españoles viven con sus padres, frente a sólo el 30,3% de media en Europa, según este estudio de Funcas.

Pero no es sólo que los altos alquileres acrecienten la pobreza y dificulten la emancipación de los jóvenes, es que además, cada vez resulta más difícil alquilar, incluso a estos precios desorbitados, porque salen pocos pisos a alquiler cada día: la oferta de alquileres se ha reducido un -28% en esta Legislatura, entre principios de 2019 y principios de 2023, según el portal Idealista. Una caída de oferta que ha sido mucho mayor en las grandes ciudades, como Barcelona (-51% alquileres), Valencia (-45%), Madrid (-44%), San Sebastián (-35%), Alicante y Málaga (-33%), Sevilla (-28%) o Bilbao (-24%). Menos oferta de alquileres porque se hacen menos viviendas nuevas (80.000 en 2022) y, sobre todo, porque muchos propietarios prefieren vender y obtener una alta plusvalía con la subida de precios, sobre todo tras la aprobación de la nueva Ley de Vivienda, que establece topes al alquiler.

Con esta poca oferta, alquilar un piso (carísimo) es cada día más complicado (“la jungla del alquiler”). La demanda de inquilinos es tan alta que los alquileres “vuelan”, se colocan en horas. Y los propietarios “eligen” cada vez más al inquilino, incluso convocando a varios a la vez para “hacer un casting, donde se valora sus ingresos, su contrato, su estilo de vida y hasta su color de piel…Y ahora, aunque la nueva Ley de Vivienda prohíbe que el inquilino pague la comisión de la inmobiliaria (la tiene que pagar el propietario), se multiplican las denuncias de que las siguen cobrando, o bien ilegalmente (si no, no hay piso) o camuflada como un “servicio post- alquiler” al inquilino, que le imponen. Y además, cada vez se alquilan pisos de menor calidad (“infrapisos”) y hasta viviendas que no lo son.

El problema de fondo de los alquileres en España es la falta de oferta y la escasez de viviendas: desde 2015 se han iniciado una media de 75.000 nuevas viviendas al año frente a 120.000 nuevos hogares anuales que se han creado en ese periodo, según destaca Funcas. No sólo ha caído drásticamente la construcción de nuevas viviendas “libres” (desde el récord de 597.632 viviendas terminadas en 2006 a las 365.000 en 2009 y un mínimo de 35.382 viviendas en 2014 hasta 79.935 terminadas en 2022). También se ha desplomado la construcción de viviendas de protección oficial (VPO): de terminarse 85.028 en 1997 se bajó a 67.514 en 2007, sólo 17.059 VPO en 2013 (tras los recortes) y un mínimo de 9.221 VPO terminadas en 2022. Así que no se promueven nuevas viviendas, ni las empresas privadas ni la Administración Pública (Estado, autonomías y ayuntamientos), mientras cada año hay nuevas familias y jóvenes que necesitan una vivienda. Y encima, en España el parque público de viviendas sociales es ridículo: sólo 300.000 viviendas, el 2,5% del parque total, frente al 9,3% en Europa (el 30% en Paises Bajos, 17,5% en Reino Unido y el 5% en Alemania).

Por todo ello, la solución al grave problema de los alquileres pasa por construir más viviendas y destinar la mayoría al alquiler: más oferta para bajar los precios. España necesita construir 1,2 millones de viviendas de alquiler protegido en 10 años para rebajar la tensión del alquiler, según un reciente estudio de la inmobiliaria Culmia y GAD3. Proponen que 761.000 sean viviendas de alquiler asequible (un 20% más bajo que el de mercado) y otras 442.000 se construyan para alquiler social (un alquiler bajo, para las familias más vulnerables). Y además, creen que haría falta construir otras 166.000 viviendas en 10 años para alquiler “libre”. En total, proponen construir 1.369.000 viviendas para alquilar en los próximos 10 años, una media de 140.000 al año (casi el doble de las que se construyen ahora). Y para conseguirlo, proponen la colaboración público-privada: que las distintas Administraciones ofrezcan suelo a cambio de que se construyan viviendas con alquiler tasado durante 80 años, con ayudas financieras y fiscales a los promotores (privados y públicos).

Este es el camino para rebajar los impagables alquileres actuales. Pero el Gobierno Sánchez, forzado por Podemos, aprobó una Ley de la Vivienda que sólo en parte sigue esa vía (prevé construir 140.000 viviendas públicas en 5 años), pero que sobre todo defiende “un atajo populista”: poner controles al precio de los alquileres, topes a su subida en las zonas tensionadas. De momento, la Ley entró en vigor el 26 de mayo, pero los topes de precios no se han aprobado y se retrasarán hasta finales de año. El problema ya no es sólo que estos topes hayan retraído a muchos particulares (e inmobiliarias) a alquilar, recortando más la oferta, sino que no se van a aplicar, creando una gran incertidumbre en el mercado. Porque las autonomías gobernadas por el PP (11, 6 de ellas con VOX) ya han dicho que no aplicarán estos topes, que sí adoptará Cataluña (ha establecido ya 140 municipios con alquileres “tensionados” y reclama al Gobierno los topes ya). Así que tenemos una Ley contraproducente que no se va a aplicar y no se avanza en la vía eficaz: promover más viviendas. Y facilitar el alquiler (sin imposiciones, con incentivos) de los 1,9 millones de viviendas vacías.

Urge que el futuro Gobierno sea más realista y promueva un gran Pacto por la vivienda, sentando a las autonomías, Ayuntamientos y promotores para aprobar un ambicioso Plan de construcción de viviendas, al menos esas 140.000 al año que se proponen. Y eso pasa por sacar al mercado todo el suelo disponible y ofrecerlo gratis a los que promuevan viviendas de alquiler asequible, asegurándoles una financiación y una rentabilidad suficientes. No podemos seguir permitiendo que los alquileres sigan disparados, asfixien a las familias y frenen en seco la emancipación de los jóvenes. La vivienda tiene enmienda: construir más.