La televisión es un medio de comunicación y ocio relativamente reciente. Comenzó a verse en Nueva York, en julio de 1941, y en España comenzaron las emisiones en 1956, primero en blanco y negro y desde 1972 en color (con las Olimpiadas de Múnich). Y no ha parado de evolucionar. Al inicio de los 90 llegaron a España las TV privadas, con Antena 3 (enero 1990), Tele5 (marzo 1990) y Canal+ (junio 1990). Y el siguiente hito, en la pasada década, fue la irrupción de las TV de pago españolas (Movistar 2013) y la posterior llegada de las plataformas internacionales de TV de pago: Netflix (octubre 2015), HBIO (noviembre 2016), Amazon Prime (diciembre 2016), Sky TV (septiembre 2017), el canal de deportes DAZN (febrero 2019), Apple TV+ (noviembre 2019) y Disney+ (marzo 2020).
Cara al futuro de la TV, los
expertos creen que seguirá bajando la audiencia de la TV tradicional y
subiendo la de la TV conectada, pero que ambas están llamadas a “convivir
en el futuro”. Eso sí, con cambios y transformaciones, “reinventándose”.
La TV tradicional tendrá que ajustar sus medios y recursos a una audiencia menor
y mucho más fragmentada, que tiene acceso a una oferta casi infinita. Por
eso, los programas de éxito en abierto ahora apenas
superan el millón de telespectadores (Got Talent, la Voz, Master Chef
Celebrity o Gran Hermano) , una audiencia que hace 6 años sería un fracaso… Y
mientras, el futuro avanza hacia “la TV conectada”, la oferta
audiovisual por Internet a través de la TV.