lunes, 31 de mayo de 2021

Ciencia: recuperar una década perdida

La Ciencia nos está salvando en esta pandemia, pero seguimos sin apoyarla. En 2020, el gasto público en Ciencia aumentó sólo en 38 millones y fue un 52% inferior al de 2009. Tras años de recortes, llevamos una década perdida para la Ciencia: menos Presupuesto ahora que en 2009 y encima gastando sólo la mitad de lo presupuestado. Y estamos a la cola de Europa, gastando en Ciencia casi la mitad que la UE y un tercio que Alemania. Ahora, en 2021 se empieza a remediar este retraso de nuestra Ciencia, con un Presupuesto que aumenta el gasto un 60%, gracias a los Fondos europeos. Y se ha firmado un Pacto por la Ciencia, con 72 organizaciones científicas, para reconstruir la investigación en España y gastar como Europa en 2030, apoyados por una Ley de la Ciencia, que mejorará el trabajo de investigadores y sus instituciones, reduciendo burocracia. Hay que volcarse con la Ciencia, para mejorar la salud y la economía. Nos jugamos el futuro.

Enrique Ortega

En 2020, el año de la pandemia, el Presupuesto público para Ciencia fue similar al de 2019 y 2018, al prorrogarse el Presupuesto de Montoro: 7.044 millones de euros, de los que el 60% eran créditos y el resto subvenciones y ayudas. Un Presupuesto público en Ciencia algo superior al de 2017 (6.513 millones), pero muy por debajo del que había en 2009 (10.360 millones). Así que, tras 11 años, el gasto público en Ciencia (administraciones públicas y Universidades) es un 68% inferior al de 2009, como consecuencia de los drásticos recortes impuestos a la Ciencia entre 2010 y 2016 (-21.728 millones).

Pero todavía hay más recortes. Porque el problema no es sólo que baje un -68% el Presupuesto de 2020 (7.044 millones) sobre el de 2009 (10.360), sino que además, ese Presupuesto no se ha gastado, año tras año. En 2009, se gastó finalmente en Ciencia un 81,6% de lo presupuestado (8.476 millones gastados), pero en los años posteriores se ejecutó mucho menos, en 2011 (se gastó el 57,6% de lo presupuestado), en 2016 (el 38,22%), sobre todo en 2017 (se gastó el 29,7%, menos de 1 de cada 3 euros disponibles), en 2018 (el 46,8%), en 2019 (el 51,3%) y también en 2020: se gastaron en Ciencia el año pasado 3.667 millones, el 52,1% de lo presupuestado, según demuestra este informe de COTEC a partir de los datos de la Intervención General del Estado (Hacienda). Con ello, el gasto real en Ciencia aumentó en 2020 en 38 millones y 642 millones entre 2018 y 2020.

Así que a los recortes de cada Presupuesto se han sumado los “recortes escondidos” del Presupuesto no ejecutado, la mitad del dinero disponible en los últimos años: otros -32.786 millones perdidos en la última década, que se suman a los -21.728 millones recortados en los sucesivos Presupuestos. En total, 54.500 millones perdidos para la Ciencia en los últimos 11 años (casi 5.000 por año), o bien porque no se presupuestaron o bien porque no se consiguieron gastar. ¿Cómo es posible. La explicación es doble. Por un lado, los expedientes para conseguir y ejecutar subvenciones y ayudas a la investigación son muy largos y complejos, muy burocráticos, lo que retrasa y dilata su ejecución. Pero la razón básica es que, desde 2012 (con Rajoy), la mayoría del gasto presupuestado en Ciencia son créditos (no subvenciones) y los organismos y Universidades no los podían pedir porque estaban endeudados en exceso o se lo limitaba  Hacienda (Montoro).

Veamos el ejemplo reciente de 2020, que es muy ilustrativo. De los 7.044 millones presupuestados para Ciencia, casi el 60% son créditos (4.078 millones) y el resto subvenciones a fondo perdido (2.965 millones). De estas subvenciones, el 89,2% se han gastado (2.644 millones), pero de los créditos sólo se ejecutaron 1.023 millones, el 25,1%, lo que explica que al final se haya ejecutado 3.667 millones, un 52,1% de lo Presupuestado. En definitiva, que España sólo consigue gastar en Ciencia la mitad de lo presupuestado, algo que contrasta con el gasto en pensiones (se gasta el 99,9% de lo presupuestado), Defensa (se gasta el 97,8%), Justicia (97%), Seguridad Ciudadana (96,4% se gasta), Fomento del empleo (95,9%) o Industria y Energía (gastan el 58,4% de lo presupuestado), según COTEC. Y hay más: el Estado sólo gasta el 38% de lo presupuestado en Ciencia mientras los organismos y Agencias estatales funcionan mejor y gastan el 86,7% del Presupuesto.

El problema de la Ciencia en España no es sólo que se hayan perdido muchos recursos e inversiones públicas, por los recortes y la pésima ejecución de los proyectos. Otra consecuencia de esta “década perdida” es que se han perdido investigadores en el sector público (124.420 en 2019 frente a 129.308 en 2009), aunque han aumentado en las empresas privadas (de 92.714 a 106.993), según la Fundación COTEC. Y además, ahora hay menos empresas que investigan: eran 11.096 en 2019 frente a 13.603 en 2009, una pérdida de 2.507 empresas para la investigación, sobre todo pymes. Y si desglosamos la evolución de la inversión pública en Ciencia por autonomías, hay 9 regiones que gastan hoy en investigación menos que en 2009: Cantabria (-24,6%), La Rioja (-20,5%), Canarias (-18,2%), Asturias (-17,1%), Andalucía y Extremadura (-10,9%), Navarra (-8,4%), Castilla la Mancha (-4,8%) y Aragón (-4,2%). Y entre las 8 que gastan más en Ciencia destacan Murcia (+26,3%), Baleares (+21,6%), Comunidad Valenciana (+12,8%) y Cataluña (+9,4%).

Hasta aquí el drama del gasto público en Ciencia (gasta poco y gasta mal), que supone algo menos de la mitad del gasto total de España en Ciencia. El resto es el gasto en Ciencia de las empresas, que también se recortó con la crisis (pasaron de invertir 7.562 millones en I+D+i 2009 a 6.784 millones en 2014) pero que luego se ha ido recuperando año tras año, hasta alcanzar los 8.741 millones de euros invertidos en 2019, el último dato publicado por el INE, más que el gasto público ejecutado en Ciencia (6.831 millones). Con esta mejoría de la inversión empresarial en investigación, el gasto total de España en Ciencia es algo superior: 15.572 millones de euros en 2019 (último dato INE) frente a 14.582 millones en 2009.

Pero como España produce más hoy que hace 11 años, el peso del gasto en Ciencia ha bajado en porcentaje del PIB: gastamos el 1,25% del PIB (2019) frente al 1,39% en 2009. Y la brecha tecnológica con Europa se ha ampliado: en 2009, la UE-28 invertía en Ciencia el 1,84% de su PIB (+0,45% que España) y en 2019 invertía el 2,19% del PIB (+0,94% que España), alcanzando el 3,17% en Alemania, según Eurostat. Estamos a la cola de Europa en gasto en Ciencia y eso se debe a que apenas hemos aumentado el gasto total en la última década (+6% en España, gracias al aumento de la inversión de las empresas), mientras los demás han aprovechado la recuperación para gastar mucho más en investigación (entre 2009 y 2019): es el caso de China (+119,6%), Alemania (+39,8%), UE-28 (+30,7%), Reino Unido (+26,1%), Italia (+21,9%), EEUU (+14,7%) o Francia (+13,6%), según la Fundación COTEC.

Con este balance de la última década, España se coloca en el puesto 14 de la UE-27 en el último ranking europeo de innovación (“European Innovation Scoreboard 2020”), elaborado por la Comisión Europea. Un ranking de la Ciencia encabezado por Suecia, Finlandia, Dinamarca y Paises Bajos (los 4 líderes en investigación), seguidos de Luxemburgo, Bélgica, Alemania, Austria, Irlanda, Estonia y Portugal (los 7 paises con tecnología “fuerte”), a los que siguen Chipre, España, Eslovenia, República Checa, Malta, Italia, Lituania y Grecia, con tecnología “moderada”. Como se ve, nos ganan en Ciencia paises con mucho menos potencial económico, tanto de centro Europa como Estonia, Portugal o Chipre. Y es que el retraso tecnológico de España con Europa es mucho mayor que el retraso económico: en la brecha económica, tenemos el 91% de la renta comunitaria, pero en la brecha tecnológica, invertimos el 49% de la inversión europea por habitante.

El retraso tecnológico de España es desigual, porque hay autonomías con un alto gasto en Ciencia y otras muy retrasadas, según la última estadística del INE (datos 2019). Así, el País Vasco tiene un gasto en tecnología casi europeo (invierten el 1,97% de su PIB, frente al 2,13 en la UE-27). Y gastan más que la media española (1,25% del PIB) Madrid (1,71%), Navarra (1,67%), Cataluña (1,52%) y Castilla y León (1,35%), curiosamente cuatro de las regiones españolas con más renta per cápita. Y están a la cola del gasto en Ciencia Baleares (0,40% del PIB), Canarias ( 0,47% ), Castilla la Mancha ( 0,59% ), Extremadura (0,67% ), la Rioja (0,77%), Asturias (0,82%), Cantabria (0,83%) y Andalucía (0,93%), regiones que, en su mayoría, están también en el pelotón de cola de la renta en España.

De hecho, un reciente informe de la Fundación COTEC  e IVIE señala la capacidad que tiene cada autonomía de atraer o retener talento, el mapa del talento por autonomías, elaborado a partir de 56 indicadores que señalan la capacidad de facilitar, atraer y hacer crecer la investigación y sus capacidades tecnológicas y de conocimiento. Ahí se ve que el talento se concentra en Madrid y en el noreste de España: lideran el ranking Madrid (índice 71), seguida de Navarra (66,7), País Vasco (63,6), Cataluña (56,3), Aragón (53,9) y Asturias (53,1), las 6 autonomías por encima de la media de España (índice 49). Les siguen, con un  talento “intermedio”, Castilla y León (49), Cantabria (47,9), Galicia (46), la Rioja (43,4) y la Comunidad Valenciana (43,3). Y en el pelotón de cola del “talento” se sitúan Baleares (índice 36,4), Murcia (34), Andalucía (33,6), Extremadura (32), Canarias (28,7) y Castilla la Mancha (índice 28,2), otra vez el mapa de la España más pobre.

Para mejorar la brecha tecnológica de España con Europa, la Comisión Europea lleva años pidiendo a los distintos Gobiernos que aumenten el gasto público en  Ciencia y hagan reformas para gastar más y con más eficacia. Pero no es sólo una cuestión del gasto público, también hay una gran brecha con Europa en el gasto tecnológico de las empresas. De hecho, un reciente estudio de FEDEA  revela que el principal “culpable” del retraso tecnológico con Europa es el menor gasto investigador de nuestras empresas: en España aportan un 0,7% al gasto total  en Ciencia (1,25% del PIB), mientras en Europa aportan un 1,48% (del gasto total, 2,13% del PIB).  Y la aportación del sector público al gasto total en Ciencia es más parecida (0,21% del PIB en España frente al 0,28% en la UE-27) y también la aportación de la Universidad (0,33% del PIB en España frente al 0,46% en la UE).

Esto se explica, según el estudio de COTEC e IVIE por el tamaño y la composición diferentes de las empresas españolas respecto a las europeas. Por un lado, España tiene un exceso de pymes (94,5% empresas tienen menos 10 empleados), de las que dependen muchos empleos (el 40,8%) y que invierten menos que las grandes en tecnología, mientras en Europa hay menos pymes y más empresas grandes, que invierten más en I+D+i. Y por otro, en España tienen más peso que en el resto de Europa el turismo, la hostelería, el comercio y los servicios, sectores con baja inversión en tecnología y bajo valor añadido. De los dos factores, el menor  tamaño de las empresas explica el 33% de la brecha tecnológica con Alemania y la composición  sectorial (el mayor peso de los servicios) otro 12%, según otro estudio de BBVA Research. Así que tendría que cambiar el tamaño y el negocio de las empresas españolas para conseguir un país tecnológicamente más avanzado.

Pero el motor de ese avance tecnológico debe ser la inversión pública, con un gasto del Estado, las Universidades y organismos públicos que “tire” de la inversión tecnológica privada. Y para ello, el Presupuesto 2021, el primero que ha propuesto este Gobierno, contempla un aumento de la inversión directa en Ciencia de 1.267 millones, casi un 60% de aumento sobre los 2.965 de inversión directa (subvenciones) presupuestados en 2020 (el resto, los 4.078 millones de créditos de 2020 se mantienen). Es un gran salto que se financia con 1.100 millones de los Fondos europeos, que ha adelantado el Gobierno. Y además, estos Fondos europeos van a permitir mantener este aumento en los dos años siguientes, en 2022 y 2023, según el Plan de Recuperación presentado a Bruselas. El objetivo es destinar 3.380 millones de los Fondos europeos al gasto público en Ciencia, con lo que la investigación será la 9ª prioridad de destino de estos Fondos UE, tras el cambio climático, la rehabilitación de viviendas, la digitalización, la formación, el 5G, la industria, el turismo y la modernización de la Administración pública.

Tras el empujón presupuestario a la Ciencia, la segunda apuesta clave es el Pacto por la Ciencia alcanzado en marzo entre el Gobierno y 72 organizaciones representativas de la Ciencia, la Universidad, la empresa y los investigadores (ver texto y firmantes). Contempla 3 compromisos muy importantes. El primero y básico, aumentar el gasto público en Ciencia, del 0,54% del PIB en 2019 al 0,75% en 2024 y al 1,25% en 2030, para que, sumado al esfuerzo que hagan las empresas, se consiga alcanzar un gasto total en Ciencia del 2% del PIB en 2024 y del 3% en 2030 (el objetivo que marca la Comisión para Europa). Una década para recuperar la anterior “década perdida”. El 2º objetivo del Pacto es mejorar la carrera de los investigadores, con una estabilidad laboral que permita atraer talento. Y el tercero, mejorar la autonomía y coordinación de todos los organismos que hacen Ciencia.

Este Pacto por la Ciencia se va a apuntalar con los Fondos europeos y los recursos de los próximos Presupuestos, así como con la futura Ley de la Ciencia, cuyo proyecto aprobó el Gobierno el 30 de marzo y ahora se debate con el sector, en consulta pública, para integrar los cambios en una futura Ley de la Ciencia que se aprobará este año.

Con estas iniciativas, la Ciencia podría salir del túnel de “una década perdida”, por los recortes y la ineficiencia en el gasto ejecutado, así como por la pérdida de investigadores y empresas innovadoras. Para España, es clave acertar en el fomento de la investigación y la innovación, no sólo para  asegurar nuestra salud (como han demostrado las vacunas) sino también para mejorar nuestra economía, consiguiendo aumentar la productividad y producir bienes y servicios con más valor añadido, que se exporten mejor y aporten más crecimiento, más riqueza y empleo de calidad. Apostar por la Ciencia es el pasaporte a un futuro mejor.

jueves, 27 de mayo de 2021

La pandemia dispara la TV de pago

Llevamos más de un año saliendo menos de casa y viendo más televisión, con 1 millón más de españoles abonados a la TV de pago, que ven ya la mitad de los hogares. Son 8.2 millones de abonados (10 millones según algunas estadísticas), casi la mitad de Netflix. En pandemia, la TV de pago mantuvo sus ingresos, mientras los perdió la TV en abierto. Y esperan llegar a 17 millones de abonados de la TV de pago en 2025, la mayoría contratando los paquetes (teléfono, internet y TV) que pagamos a las telecos. Pero la TV de pago es sólo una parte de un negocio mucho mayor, la economía de la suscripción: cobrar una cuota por recibir un producto o servicio, desde TV a música, juegos, libros, cajas de productos, comida, ropa o coches de alquiler. Un negocio que ya factura 3.170 millones en España (con 30 millones de suscriptores) y que triplicará su facturación para 2025. Son el Círculo de Lectores del siglo XXI.

Enrique Ortega

La televisión es un invento que cumple pronto 80 años (empezó en Nueva York el 1 de julio de 1941) y que no ha parado de evolucionar. A España llegó en 1956, primero en blanco y negro y desde 1972 en color, con las Olimpiadas de Múnich. El tercer hito fue la llegada de las TV privadas, con Antena 3 (enero 1990), Tele5 (marzo 1990) y Canal+ (junio 1.990). Y el cuarto hito fue la irrupción de las TV de pago españolas (Movistar 2013) y la posterior llegada de las plataformas internacionales de TV de pago: Netflix (octubre 2015), HBO (noviembre 2016), Amazon Prime (diciembre 2016), Sky TV (septiembre 2017), DAZN (canal de deportes, febrero 2019), Apple TV+ (noviembre 2019) y Disney+ (marzo 2020).

La TV de pago ha revolucionado el negocio de la TV, en el mundo y en España. Y enseguida se ha hecho con el mercado, tanto con los abonados como con la facturación. Ya en 2016, la facturación de la TV de pago superó a la TV tradicional en España: 1.886 millones facturados frente a 1825 millones la TV en abierto, según las estadísticas de la Comisión de la Competencia (CNMC).Y así ha seguido, creciendo año tras año y ganando cuota de mercado: 2.192 millones facturados en 2019 frente a los 1.724 ingresados por la TV en abierto. Y en 2020, con la pandemia, la TV de pago casi ha estabilizado sus ingresos (2.114 millones facturados, -3,5%), mientras bajaban los ingresos de la TV en abierto (1.439 millones, -16,5%), al bajarles mucho los ingresos por publicidad.

El empuje de la TV de pago se ve también en sus abonados, que se han duplicado. En 2013 eran sólo 4 millones (de las telecos) y con la llegada de las plataformas extranjeras se dio el salto a 6,14 millones en 2016 y 7,21 millones en 2019. En 2020, con la pandemia y el confinamiento, la TV de pago consiguió casi 1 millón de abonados más, cerrando el año 2020 con 8.191.000 abonados, según la última estadística de la CNMC. El 78% de estos abonados lo están a través de los paquetes “quíntuples” (teléfono fijo y móvil, Internet fija y móvil más TV de pago) que contratan con las telecos, que son las que les canalizan la mayoría de las ofertas de TV de pago. De esos casi 8,2 millones de abonados a la TV de pago, Movistar controla 3.930.866 abonados (48%), Vodafone otros 1.609.686 (19,65%), Orange tiene 673.974 clientes con TV de pago (8,2% del mercado) y Euskaltel 454.601 abonados más (otro 5,5%), mientras hay 1.522.536 usuarios de la TV de pago (el 18,6%) que la contratan directamente con las plataformas, sin pasar por las telecos, según la CNMC.

El negocio de las TV de pago son las cuotas que pagan los abonados, bien a las plataformas o bien a las telecos para recibir los canales elegidos. En el caso de las TV en abierto, sus ingresos proceden casi en exclusiva de la publicidad, que ha caído con la pandemia. En 2020, la publicidad en TV facturó 1.640 millones de euros, una caída del -18,4% sobre 2019, según Infoadex. El 89% de esa publicidad fue a las TV en abierto (1.459,2 millones, -19,2%), pero la TV de pago consiguió 99,7 millones de publicidad (-8,9%), arañando un 6,1% del pastel publicitario televisivo (frente al  5,4% de 2019), más que las TV autonómicas (79,3 millones de ingresos publicitarios) y las TV locales (2 millones).

Crecen los abonados y se mantienen los ingresos de la TV de pago, mientras crece también su audiencia. En 2020, con la pandemia, creció en España el consumo de TV, cerrando el año con una media de 222 minutos de televisión por persona y día, 11 minutos más que a finales de 2019, según la CNMC. Y de ese consumo de TV, las tres cuartas partes de la audiencia (75,2%, frente al 80,7% que tenían en 2015) se la llevaron las TV en abierto (14,9% Tele5, 12,9% Antena 3 y 9,3% la 1 de TVE). Pero el resto de la audiencia se la llevó la TV por satélite (1,4%) y la TV de pago (por cable e IP), que ha saltado de tener una audiencia del 16,2% en 2015 al 22,4% en 2019 y el 23,4% en 2020, según la CNMC.

En definitiva, que la TV de pago no deja de crecer y ya la ven casi la mitad de los hogares españoles (8,2 millones de abonados de 18,7 millones de hogares). Y la mitad de los hogares con Internet, según el panel de hogares de la CNMC, cuando a finales de 2019 sólo la veían el 37,1% de los hogares con acceso a Internet. Algunas estadísticas privadas estiman que hay casi 10 millones de clientes de las TV de pago en España: 9.753.000 a finales de 2020, según la consultora Digital Research. De ellos, un 43% serían clientes de Netflix (4.175.000 abonados), seguidos de Amazon Prime (1.252.000 abonados), Disney+ (1.252.000 clientes), HBO (731.000), Apple TV+ (42.000) y otros (2.300.000 abonados). Como los abonos permiten la visión en varios dispositivos y de distintas personas, el Barómetro de la OTT estima que hay más de 14 millones de españoles que ven Netflix, 5,8 millones que ven Amazon Prime y 3,7 millones que ven HBO.

El “boom” de la TV de pago se está dado en todo el mundo, sobre todo ahora en Europa, después de haberse alcanzado un cierto “techo” en EEUU. En 2020, la TV de pago facturó 142.000  millones de euros en el mundo, con un beneficio de 15.000 millones. Pero en el primer trimestre de 2021, tras lo peor de la pandemia, el negocio se ha disparado: Netflix alcanzó 5.960 millones de facturación y unos beneficios récord de 1.420 millones, el doble que en el primer trimestre de 2020. Por eso, las grandes compañías de ocio y entretenimiento multiplican sus operaciones en el sector. El 16 de mayo se ha anunciado la fusión de Warner Media (propietaria, a través de la AT&T de HBO, Cartoon Network, Warner Bross, TNT, TBS y la CNN) y la compañía rival Discovery para promover contenidos para la TV de pago y competir con Netflix, Disney y Amazon. Y el 25 de mayo se anunció que Amazon compra los estudios MGM y su fondo de 4.000 películas.

Una “movida” de compras y fusiones empresariales en un negocio que cuenta ya con más de 700 millones de abonados a la TV de pago, repartidos entre Netflix (208 millones de suscriptores en abril 2021), Amazon Prime Vídeo (200 millones incluidos en la suscripción Prime, aunque la cifra real de suscriptores sea de 96 millones), HBO (140 millones), Disney+ (superó los 100 millones de abonados en marzo) y Apple TV+ (33 millones de suscriptores). La pandemia ha relanzado los abonados, pero ha complicado la oferta, paralizando producciones de películas y series en todas las plataformas, que ahora se están relanzando. De hecho, Netflix planea ofrecer 1 película o serie original a la semana en 2021.

En España, las compañías de telecomunicaciones (las “telecos”), que fueron las primeras en ofrecer la TV de pago, se han adaptado a la competencia de las nuevas plataformas internacionales, incluyéndolas en sus ofertas de TV en lugar de competir con ellas. Movistar ya ha incorporado a sus paquetes Netflix, Disney+ o DAZN (canal de deportes) y lo mismo hace Vodafone (integra la oferta de Netflix, HBO, Amazon Prime Vídeo y Filmin), en tanto Orange ofrece un amplio abanico de canales temáticos.

Las TV en abierto también han reaccionado a la competencia de las telecos y las plataformas de pago internacionales. En julio de 2019, Atresmedia creó la plataforma “Atresmedia Player”, que emite contenidos específicos (preestrenos, series exclusivas y programas en abierto sin publicidad) por una cuota mensual de 2,99 euros (y el primer mes gratuito). Y también en julio de 2019 arrancó la plataforma de Mediaset, “Mitele Plus”, que ofrecía una versión básica de contenidos a demanda sin publicidad y canal 24 horas de Gran Hermano por 2,50 euros al mes o una versión de 30 euros al mes que incluía futbol, vídeos, estrenos y cine (después del verano de 2020, ya no ofrecen el fútbol). Según sus datos, a finales de 2020, Atresmedia tenía 452.000 suscriptores de Atresmedia Player Premium y “Mitele Plus” 109.000 suscriptores (186.000 en febrero de 2021).

Las telecos han hecho con la nueva oferta de suscripción de la TV en abierto lo mismo que con las plataformas de TV de pago: integrarlas en sus ofertas de TV a los clientes de teléfono e Internet, pactar con Atresmedia y Mediaset en lugar de pelearse. Así, en enero de 2021, Vodafone incorporó Atresmedia Player Premium dentro de su oferta de TV. Y desde marzo, está también disponible para los clientes de Movistar, que incorporará pronto también la oferta de Mitele Plus a sus clientes. Mejor dentro que haciendo la competencia fuera.

Al final, hay 6.179.783 clientes de las telecos que tienen contratado un “paquete quíntuple” (teléfono fijo y móvil, Internet fijo y móvil y TV de pago), la modalidad más contratada y que ha dado un tremendo salto en estos años, porque sólo había 699.645 paquetes con TV en diciembre de 2013 y 3,5 millones en diciembre de 2015, según la CNMC. El precio medio del “paquete quíntuple” es de 80,6 euros al mes, frente a 50,1 euros de media el paquete “cuádruple”, lo que significa que el cliente paga 30 euros al mes de media por acceder a los numerosos canales de TV de pago que ofrecen las telecos. Los expertos señalan que el precio de este paquete quíntuple, con TV, es más caro en España que en la media de Europa (donde roza los 68 euros). Y sin embargo, las tarifas de Netflix, HBO o Amazon Prime son similares en España a las del resto de Europa. Y más baratas que los paquetes de TV, lo que hace que cada vez más personas contraten directamente con las grandes plataformas, pagando una cuota baja, que va de 8,99 euros mensuales HBO o Disney+, 3,99 Amazon Prime o una franja de 7,99 a 15,99 euros (dependiendo los dispositivos) en Netflix.

El “boom” de la TV de pago va a seguir cuando acabe la pandemia y salgamos más. La estimación para España es que pasemos de los 9,7 millones de abonados de 2020 a los 17 millones en 2025, según la consultora Digital Research, con 6,2 millones de abonados en Netflix, 3,47 en Disney+ y 2,16 millones en Amazon Prime.

Pero ojo, el auge de la TV de pago es sólo la muestra del auge de un nuevo negocio a través de internet: la economía de las suscripciones. Son servicios y productos que se ofrecen a cambio de una cuota mensual (o anual), como en su día pagaban las familias una Enciclopedia o el famoso Círculo de Lectores (libros a cambio de una cuota mensual). En el mundo, este nuevo negocio de las suscripciones facturará este año 2021 un total de 191.000 millones de euros, un 30% en Europa (58.000 millones). Y España espera facturar 3.170 millones este año, con 29,4 millones de suscriptores, según los datos de Telecoming. Y dentro de 4 años, en 2025, España podría tener 62 millones de suscriptores de todos estos servicios y productos, facturando 8.100 millones de euros y posicionándose como el 4º país europeo con más negocio de suscripciones, tras Alemania, Reino Unido y Francia.

Hoy, un tercio de este nuevo mercado de suscripciones (33% de cuota) lo acapara el negocio del vídeo y la TV de pago. Le siguen las propuestas multiservicio (26% de cuota en el negocio de la suscripción), destacando Amazon Prime o Apple One. Y otras ofertas, como la música por suscripción (Spotify y otros), con un 9,9% de abonados, los podcast (3,7%) y los juegos online por suscripción (2,8%), así como los servicios de libros y revistas. El tercer gran bloque son las cajas de productos (19% de cuota de mercado), “un mundo” de ofertas (ver un resumen): cajas de belleza, cajas de animales, “Mystery Boxes”, cajas de lectura, cajas de café, cajas de comida gourmet, cajas de cerveza artesanal, cajas de vinos, cajas de ropa… Se paga una cantidad al mes y el cliente recibe estas cajas de productos, según sus gustos. Un negocio que se basa en pequeños pagos recurrentes (apenas se notan), que aseguran unos ingresos y márgenes medio fijos, que mantienen a pequeños emprendedores. Y uno de los servicios con más crecimiento es la suscripción MaaS “Mobility as a Service), que ofrece el alquiler de vehículos por meses, por una cuota desde 193 euros.

Y así con todo lo que uno pueda imaginar: suscripción para recibir asesoría jurídica, atención a mayores, gestoría online, entradas de cine, gimnasios, flores, cortes de pelo…Un universo de servicios a cambio de una cuota mensual que se puede anular cuando se quiera. Un negocio de suscripciones, propiciado por múltiples plataformas de ofertas de servicios, de las que la TV de pago es la más conocida y la que más factura, pero no la única. Otra economía que crece imparable, a costa de servicios y cuotas “low cost” y de empleos y salarios también “low cost”. Un mundo difícil de abarcar y controlar, que configura parte de nuestro futuro. Atentos.

lunes, 24 de mayo de 2021

Pandemia: mejoran la salud y la economía

Los contagios por COVID-19 siguen bajando y también los enfermos en hospitales y UCIs. Y sobre todo las muertes: 19 el viernes, la cifra más baja desde agosto. Todo ello gracias al fuerte ritmo de vacunación: un 34,5% de españoles tienen 1 dosis y más de la mitad de los mayores de 60 años tienen las dos, mientras se vacunan los de 50 a 60 años. Gracias a esta mayor inmunización, no hay repuntes por la total movilidad entre regiones, aunque podrían notarse esta semana. Ahora, cuando la salud mejora, la economía muestra signos de recuperación, que podrían hacernos crecer un +1,6% el 2º trimestre. Y España será el país UE que más crezca en 2021 y 2022, según la Comisión Europea. La clave está en la recuperación del turismo este verano, con el certificado COVID para viajar. Y  vacunar hasta llegar al 70% con 1 dosis, a finales de agosto, vigilando que no repunten los contagios. Sin salud no hay recuperación económica.

Enrique Ortega a partir de una escena de la película Gilda

La pandemia lleva tres semanas bajando sus contagios en el mundo, ahora en torno a 478.000 diarios, casi la mitad que a mediados de abril. Hoy se contabilizan 167.178.756 contagiados en 192 paises, según las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue en América (65.979.469 contagiados), seguida de cerca por Europa (54.108.090) y, a más distancia, el sudeste Asiático (30.088.649), el Mediterráneo oriental (9.862.629), África (3.446.089) y el Pacífico (2.860.945 contagiados), según la OMS. Por paises, sigue el liderazgo de Estados Unidos (33.117.684 contagios), aunque crecen mucho menos al tener una dosis la mitad de su población, seguida de India (26.752.447 contagiados), que ha conseguido doblegar su curva (de 414.000 a 250.000 contagios diarios). El ranking  sigue con Brasil (16.083.258), Francia (5.980.325), Turquía (5.186.487), Rusia (4.944.129), Reino Unido (4.478,390). Italia (4.192.183), Alemania (3.657.662) y España (3.636.453), según la Universidad Johns Hopkins.

Los muertos por la pandemia también crecen menos en las últimas semanas (de 15.700 diarios a mediados de abril a 11.128 ahora). En total, son ya 3.463.891 muertos en el mundo por la COVID-19, según la Universidad Johns Hopkins. Casi la mitad se han dado en América (1.615.101 muertos), seguida de Europa (1.134.768) y más lejos el sudeste asiático (372.277) y el Mediterráneo oriental (197.947), según la OMS. Por paises, destacan EEUU (589.893 muertos), Brasil (449.068) e India (303.720 muertos), seguidos a distancia por Reino Unido (127.983), Italia (125.225), Rusia (116.497) y Francia (108.358), siendo menor la mortalidad en Alemania (87.429) y España (79.620 muertos, 28.783 de ellos este año). Nuestro país ocupa el lugar nº 18 en el ranking mundial de mortalidad por COVID, con 167 muertos por 100.000 habitantes, menos que Reino Unido, Italia, EEUU, México, Brasil y Bélgica.

En Europa, han descendido los contagios durante las dos últimas semanas en todos los paises, con una media de 224 contagios por 100.000 habitantes (en los últimos 14 días). Sólo tienen una baja incidencia Reino Unido (40 contagios por 100.000 habitantes), porque tiene vacunados ya al 60% de los adultos, Rumanía (60), Portugal (51), Irlanda (109) y Polonia (113).Y les sigue España, con 135,77 contagios por 100.000 habitantes el viernes 21 de mayo. Están peor  Alemania (172,5) e Italia (159,2) y sobre todo Francia (314 contagios por 100.000 habitantes, 34% menos que hace dos semanas), según los últimos datos de Sanidad. Y tienen un alto nivel de contagios Suecia (550), Paises Bajos (457), Bélgica (303), Suiza (204), Austria (144) y República Checa (143).

España lleva 27 días rebajando la cifra de nuevos contagios, desde que el 26 de abril se alcanzó el techo de esta 4ª ola (con 235,59 contagios). Las rebajas diarias han sido pequeñas pero continuadas y el viernes 21 de mayo bajamos a 135,77 contagios por 100.000 habitantes (últimos 14 días), todavía por encima del “suelo” con el que acabó la 3ª ola (127,80 contagios el 16 de marzo). La situación es muy desigual por autonomías, pero ya no hay ninguna en “riesgo extremo(+250 contagios/100.000 habitantes), según los datos de Sanidad. Hay 6 autonomías en situación de “riesgo alto” (150/250 contagios): País Vasco (225,44), Melilla (221,65), Madrid (221,51), Aragón (199,72), Navarra (159,56) y Andalucía (165,23 contagios por 100.000 habitantes).  Hay 10 autonomías con “riesgo medio” (50-150 contagios): Cataluña (145,67), La Rioja (145,04), Castilla y León (136,46), Castilla la Mancha (95,98), Cantabria (94,87), Canarias (83,96), Galicia (81,35), Extremadura (80,92), Asturias (71,26) y Murcia (68,42 contagios por 100.000 habitantes. Y sólo 3 regiones tienen un “riesgo bajo” (25 a 50 contagios): Baleares (42), Comunidad Valenciana (29,88) y Ceuta (10,69 contagios por 100.000 habitantes).

El porcentaje  de positivos baja sensiblemente (del 7,46% hace un mes a 4,99% el viernes 21), ligeramente por debajo del 5% que estipulan los expertos para tener controlada la transmisión. Y sólo tienen un “riesgo medio” de positivos del 7 al 10%) Aragón (8,69%), Andalucía (7,71%) y Castilla la Mancha (7,50%), rozándolo Madrid (6,64%), según Sanidad.  El problema que persiste es que no se rastrean bien los contagios, por falta de personal: sólo se detectan 3 contactos por caso (4 en Euskadi), cuando debían ser entre 6 y 7, según los expertos. Y además, se conoce poco el origen (su  trazabilidad): se desconoce el origen del 31,6% de los contagios (el 52,5% en Cataluña) frente a casi cero casos sin origen conocido en el País Vasco, el 10,7% en Asturias o el  14,6% en Canarias), según Sanidad.

Lo más positivo de las dos últimas semanas es que han bajado las hospitalizaciones y los enfermos COVID en las UCIs. Las hospitalizaciones han bajado de 8.605 (7 mayo) a 5.717 el viernes 21 de mayo, un 4,57% de camas ocupadas por enfermos COVID (riesgo “bajo”). Ya no hay ninguna autonomía con riesgoextremo” (+15%) ni alto” (10-15%) en los hospitales y sólo hay 6 regiones con un riesgo “medio (5-10% ocupación): País Vasco (9,51%), Madrid (9,49%), Castilla la Mancha (6,49),  La Rioja (6,36), Aragón (5,84) y Andalucía (5,09%), según Sanidad.  Otras 5 regiones tienen una situación hospitalaria “normal” (menos del 2% de camas ocupadas por COVID): Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia. Y las 8 autonomías restantes tienen riesgo “bajo (2-5%).

En las UCIs también han bajado las camas ocupadas, de 2.183 (7 mayo) a 1.655 (21 mayo), con un 16,87% de ocupación media, que es todavía un “riesgo alto(15-25%). Y todavía hay 4 regiones con un “riesgo extremo” en las UCIs (+25% camas ocupadas por enfermos COVID): Madrid (35,6%), La Rioja (28,3%), País Vasco (27,5%) y Aragón (25,65%). Y otras 4 autonomías más tienen un “riesgo alto” (15-25% ocupación UCIs): Cataluña (24,67%), Castilla la Mancha (22,55%), Castilla y León (21,77%) y Ceuta (17,65%). Sólo 2 autonomías tienen “normalidad” en las UCIs (menos 2% ocupación COVID): Comunidad Valenciana y Galicia. Otras 5 regiones tienen “riesgo bajo” (5-10% ocupación) y 4 más “riesgo medio” (10-15%).

Y llegamos a lo más importante, la bajada drástica en las muertes por COVID: de 1.201 muertes en la quincena anterior (23 abril-7 mayo) se ha pasado a 828 muertes en los últimos quince días (7-21 mayo), con un mínimo de 19 muertes el viernes 21 de mayo, la menor cifra de fallecidos en esta pandemia desde finales de agosto. La causa de esta menor mortalidad es que están vacunados todos los mayores de 80 años y la mayoría de los mayores de 60 años, que es donde se han cebado las muertes durante esta pandemia. En Murcia ya no ha habido ningún muerto por COVID-19 durante la última semana y sólo 1 muerto semanal en Cantabria, Ceuta, Extremadura, Melilla y La Rioja, según la última estadística de Sanidad.

Tras este balance de contagios, positivos, hospitalizados y camas UCI, los 4 indicadores que vigila Sanidad, el Ministerio resume así (ver mapas) la situación de la pandemia con datos al 20 de mayo: no hay ninguna autonomía en situación de “riesgo extremo”, en “alerta 4” (había 5 hace dos semanas) y en “alerta 3” están 3 regiones (Madrid, País Vasco y Aragón) y 6 provincias (Toledo, Burgos, Gerona, Lérida, Granada y Sevilla).  Al otro extremo, en “alerta 1” (la mejor situación), están 6 regiones (Comunidad Valenciana, Baleares, Galicia, Murcia, Extremadura y Ceuta), más 5 provincias (Cuenca, Albacete, Málaga, Cádiz y Tenerife). Y las 10 regiones restantes quedan en “alerta 2”.

Ahora, queda ver si a finales de esta semana repuntan los contagios, como consecuencia de la tremenda avalancha de desplazamientos por toda España que se produjo el fin de semana del 15 y 16 de mayo (y que ha continuado este fin de semana). Podría frenarse la caída del último mes o incluso subir los contagios, obligando a nuevas restricciones en las autonomías más afectadas. A pesar de este riesgo, la tendencia debería ser a una mejoría a medio plazo de contagios, hospitalizaciones, enfermos en UCIs y muertes, gracias al alto ritmo de vacunación alcanzado: ya tienen 1 dosis un 34,5% de españoles, 16,34 millones de personas (lo que supone un 75% de inmunización) y las 2 dosis un 16,7% (7,86 millones de españoles), según los datos al 20 de mayo. Y lo más importante: los mayores de 60 años (los más vulnerables) tienen casi todos 1 dosis (93,5%) y la mayoría (52,5%) las dos. Y ya se están vacunando los españoles entre 50 y 59 años, para completar su vacunación en junio, lo que permite confiar en que a finales de julio haya una mayoría de españoles vacunados al con 1 dosis (y una cuarta parte con 2), lo que augura un verano más seguro.

Si no hay repuntes en los contagios, por el salto en la movilidad, y la vacunación sigue a este ritmo, el turismo se va a recuperar este verano, primero de la mano de los españoles (que ya están multiplicando sus reservas) y también con el turismo extranjero, que empezará a venir sobre todo desde el 1 de junio, cuando entre en vigor el “Certificado digital COVID de la UE”, aprobado la semana pasada por el Parlamento europeo y la Comisión y que ahora deben ratificar los paises y Gobiernos. Se trata de un Certificado digital (para llevar en el móvil) o en papel, que darán las autoridades sanitarias de cada país a los ciudadanos que estén vacunados, los que demuestren su inmunidad por haber pasado la enfermedad (test serológico) o se hayan hecho una PCR en las últimas 72 horas (a un coste más bajo, porque los test estarán subvencionados por la UE). Este Certificado permitirá viajar por toda Europa y además, los paises europeos admitirán turistas de terceros paises que demuestren estar vacunadas (vacunas aceptadas por la OMS) o vengan con pruebas PCR.

Con estas facilidades, España espera recibir este año 45 millones de turistas extranjeros, según la ministra de turismo, más del doble que en 2020 (19 millones) y más de la mitad de los turistas recibidos antes de la pandemia (83,7 millones en 2019). De cumplirse estas previsiones, el turismo (la primera industria española) facturaría más de la mitad que en 2019 (81.000 millones frente a 154.000) y sería el motor de la recuperación económica española, sobre todo en el tercer trimestre.

Pero todo indica que esa recuperación económica se ha iniciado ya, a mediados de abril, empujada por la mejora de los datos sanitarios y el alto ritmo de vacunaciones. Hay una serie de indicadores que anticipan esa mejoría de la economía: mejoría del empleo en marzo y abril (con nueva reducción de los trabajadores en ERTE, hasta los 638.283), subida del indicador de confianza (PMI) de la industria y los servicios, aumento de los pagos por tarjeta (indicador de aumento del consumo), mejora de indicadores de la industria y la construcción (mejora IPI, mayor consumo de energía y cemento), aumento de la creación de empresas en marzo y abril y vuelta a los beneficios de las empresas del IBEX (+12.750 millones ganados en el primer trimestre frente a los -607 millones perdidos al inicio de 2020).

Por todos estos indicadores, más la mejoría que ya se nota en el turismo, el Gobierno espera que la economía vuelva a crecer en el 2º trimestre de 2021 (abril-junio), un +1,4%, tras caer un -0,5% en el primer trimestre, por la tormenta Filomena y la 3ª ola de contagios (en el 4º trimestre de 2020, la economía ni cayó ni creció, tras crecer +16,7% en tercer trimestre, al final del confinamiento). Y después, se espera un fuerte crecimiento en el tercer trimestre (gracias al turismo) y en el cuarto, con las Navidades. De hecho, la Comisión Europea acaba de difundir sus previsiones de crecimiento y España es el país de Europa que más va a crecer este año 2021 (+5,9%, frente al 4,2% la media UE-27 y +3% Alemania) y también en 2022 (+6,8%, frente al 4% la media UE-27 y el 4% que esperan para Alemania).

España fue el país que más cayó con la pandemia (-10,8% en 2020, frente al -6,1% la UE-27 y el -5% Alemania), pero será también el país con el mayor “rebote” en la recuperación. Y una reflexión muy importante: la salida de esta crisis va a ser más rápida y tendrá menos coste social que la salida de la crisis financiera y de deuda de 2008-2014. De la crisis de 2008, España no recuperó su crecimiento hasta 2018: tardamos 10 años. Y ahora se espera recuperar el crecimiento pre-pandemia a finales de 2022: 3 años perdidos. Y  veamos el coste. Tras la crisis de 2008, España nunca recuperó los 20.425.000 empleos que tenía (junio 2008), quedando, tras 6 años de recuperación, con casi medio millón de empleos menos (19.966.900 empleos a finales de 2019). Y ahora, en sólo 15 meses de la nueva recesión, estamos a sólo 285.600 empleos (19.681,300 empleos en marzo de 2021) de recuperar la ocupación de antes de la pandemia (esos 19.966.900 empleos de diciembre de 2019). Una recesión más dura (la pandemia que la crisis de 2008), pero de la que saldremos más rápido y con menos empleos perdidos, gracias a que esta vez no ha habido recortes y ajustes para salir de la crisis, sino ayudas públicas y ERTEs.

Tras tantos meses de pandemia y desesperanza, ahora parece que la salud se recupera y que podemos doblegar los contagios y las muertes, gracias a la vacunación. Y si la salud mejora, ya se ve claro que la economía empieza a mejorar. La recuperación no era cuestión de quitar restricciones o de abrir la mano, como muchos defendían, sino de vencer al virus: sin salud no hay economía. Y ahora, la salud sigue siendo la clave de la recuperación. Vigilemos los contagios y vacunemos a tope. Así saldremos de esta recesión. Y que Europa y el Gobierno no levanten las ayudas públicas hasta que la recuperación sea firme, no antes de 2022. Ojo a la euforia: todavía falta mucho para salir de este túnel.

jueves, 20 de mayo de 2021

Turismo, la gran esperanza para la recuperación

Esta semana se celebra FITUR, la Feria en la que el turismo español quiere renacer de la pandemia, con la que perdió 64,7 millones de turistas y el 80% de sus ingresos en 2020. El sector espera recibir 45 millones de turistas extranjeros en 2021 (algo más de la mitad que en 2019) y recuperar el turismo nacional, claves para la recuperación económica de España, junto a la mejora del consumo. La vuelta del turismo va a depender de la vacunación y de evitar nuevos contagios, ayudados por el pasaporte COVID que Europa implantará en junio. Y mientras España recupera su primera industria, hay que aprovechar el Plan de recuperación para reconvertir y modernizar el turismo, donde se van a invertir 3.400 millones de Fondos europeos. Hay que conseguir que “la gallina de los huevos de oro” siga aportando riqueza y empleo en las próximas décadas. Y de paso, cambiar el modelo económico para que no dependamos tanto del turismo.

Enrique Ortega

La pandemia ha hundido toda la actividad económica pero especialmente el turismo, la primera industria española (12,3% del PIB y 13,7% del empleo total), mortalmente afectada por el cierre de fronteras y la limitación de la movilidad. El balance turístico de 2020 es impresionante: se perdieron 64,7 millones de turistas (sólo llegaron 19 millones de los 83,7 recibidos en 2019) y casi un 80% de los ingresos (19,7 millones de euros de gasto de los turistas extranjeros frente a 92,33 millones en 2019). Y eso ha puesto en riesgo de supervivencia a miles de empresas y ha afectado a 841.436 empleos, que en su mayoría se han mantenido gracias a los ERTEs (la mitad de los trabajadores “aparcados” en abril, 638.283, son del sector turístico y la hostelería).

Ahora, el sector turístico aprovecha la plataforma de FITUR (19-23 de mayo) para intentar renacer de la pandemia y ser el motor de la recuperación económica de España. El primer tirón lo esperan del turismo nacional, que empieza a despertar tras el fin del estado de alarma y la consiguiente movilidad entre provincias a partir del 9 de mayo. De hecho, día tras día crecen las reservas de españoles para este verano, empujadas por un fuerte aumento del ahorro de las familias que no han perdido su trabajo o sus ingresos. El sector cree que este verano se alcanzará una ocupación turística por los españoles del 60 al 90% sobre la alcanzada en 2019, sobre todo en zonas de costa e islas, aunque también en zonas de interior, porque hay un gran ansia de moverse y coger vacaciones.

La otra clave de la recuperación turística será la vuelta del turismo extranjero, que supone la otra mitad del negocio turístico. La fecha decisiva será el 1 de junio, cuando se espera que Reino Unido y Alemania (un tercio de todos los turistas que visitan España) abran la mano para que sus ciudadanos puedan viajar a España sin restricciones. Lo fundamental es que España siga reduciendo sus contagios (bajar la incidencia a los 100 contagios por 100.000 habitantes desde los 144 de hoy, por debajo de la mayoría de Europa) y, sobre todo, que se apruebe el certificado de vacunación europeo, a finales de junio, un “salvoconducto” para la movilidad de los europeos que están vacunados.  Pero de momento, hay una decisión clave que la Comisión Europea aprobó ayer 19 de mayo: la UE abre sus fronteras a los extranjeros vacunados, algo que será clave para que España reciba turistas de Reino Unido, Estados Unidos y paises de América y Asia (China y Japón). 

España tendrá que pelear, sobre todo a partir de junio, por atraer a una parte de los 190 millones de turistas (en su mayoría europeos) que se espera viajen este verano, la mitad que el verano de 2019, antes de la pandemia. Y la pelea de los hoteles y destinos españoles será sobre todo con Grecia, Portugal, Italia, Malta y Chipre, porque este verano no resultará atractivo para la mayoría de europeos viajar a Turquía, Egipto, Túnez o Marruecos, debido a la mayor preocupación ahora por la seguridad sanitaria del país de destino. Al final, lo que buscarán los turistas extranjeros (y nacionales) es “un destino seguro”, con un bajo nivel de contagios y garantías de medidas anti-COVID. Por eso, España se la juega en que no haya un repunte de contagios en mayo y junio. Y en conseguir una operativa de seguridad en aeropuertos, hoteles, playas y ciudades, ayudados por el Certificado COVID europeo que traerán los turistas.

El Gobierno apuesta por una fuerte recuperación del turismo extranjero en junio y sobre todo en julio y agosto, para mantenerlo después hasta fin de año. La apuesta de la ministra de Turismo es conseguir 45 millones de turistas extranjeros, algo más de la mitad de los turistas récord que llegaron antes de la pandemia (83,7 millones en 2019). Y con ellos, ingresar unos 40.000 millones de euros, algo menos de la mitad que en 2019. El sector turístico es algo menos optimista y espera 42,5 millones de turistas extranjeros, según la última estimación de Exceltur. Y que mejore más el turismo nacional (alcanzando un 90% de la ocupación de 2019), para cerrar el año 2021 con una facturación total del sector turístico de 81.080 millones de euros, algo menos de la mitad de la facturación del sector turístico en 2019 (154.487 millones). La mitad de negocio turístico habitual este año, tras un año 2020 nefasto (53.000 millones facturados), con el objetivo de recuperar el turismo del pasado en 2022.

Mientras el sector turístico cruza los dedos, para que avance la vacunación y no haya una 5ª ola de contagios, todo apunta a que será un verano de playas y hoteles llenos en la costa, con más españoles que extranjeros, también en Canarias y Baleares. El riesgo es que, tras un año largo perdido, el sector quiera resarcirse de golpe, con fuertes subidas de precios y un deterioro en la calidad del servicio (reduciendo contrataciones al máximo, por lo que pueda pasar). Si los turistas (extranjeros y nacionales) notan que se disparan los precios, para compensar las pérdidas de estos meses, el resultado puede ser la búsqueda de otros destinos o el recorte de gastos (con un aumento del turismo de apartamentos). Ojo al abuso.

Mientras se inicia la temporada, el sector turístico pide al Gobierno acelerar las ayudas directas a hoteles, bares y restaurantes (7.000 millones), que se aprobaron en marzo y que no llegarán a las autonomías hasta junio, por la complejidad burocrática, según Exceltur. Y que se refuerce más la campaña de promoción turística de Turespaña, iniciada en mayo en todo el mundo con el eslogan  Te mereces España”. Además, las empresas del sector turístico piden al Gobierno que extienda los ERTEs hasta diciembre de 2021, a pesar de que mejore el sector, y que se apruebe el sistema de “ERTEs estructurales” de cara al futuro, para que los ajustes y vaivenes del sector no supongan pérdidas de empleo.

Pero además, el sector turístico reitera ahora su petición de antes de la pandemia: hay que reconvertir la oferta turística española. La propia patronal turística reconoce que una parte de los destinos turísticos de litoral se han quedado obsoletos, concretamente el 8,5% de los activos turísticos (y el 8,8% del empleo), según Exceltur. Eso se traduce en que 1,7 de cada 20 negocios turísticos, “las grandes fábricas del turismo de sol y playa”, tienen problemas de fondo para seguir compitiendo, necesitan ser reconvertidos y modernizados, para lo que piden créditos y ayudas públicas, españolas y europeas.

Precisamente, el Plan de recuperación presentado por España a Bruselas incluye un programa (el 8º con más inversiones) para la “modernización y competitividad del sector turístico”, con objeto de aprovechar la actual crisis para poner en marcha inversiones y medidas que aseguren el futuro de la primera industria española. El Plan de recuperación contempla 3.400 millones de inversiones europeas para “aumentar la competitividad y resiliencia del sector turístico”, actuando en tres frentes: la transformación digital de los destinos y empresas turísticas, la puesta en marcha de planes específicos de futuro en zonas muy dependientes del turismo (como Baleares y Canarias) y un impulso y mejora de la competitividad, centrado en el desarrollo del producto turístico “Spain”. Se trata de modernizar y asegurar el futuro del sector, con inversiones que crearán 100.000 empleos adicionales. Pero además, el resto de inversiones del Plan de recuperación (en formación, infraestructuras, digitalización y economía verde) tendrán un efecto colateral en la recuperación y modernización del turismo, con un impacto estimado de 44.000 millones de euros en 3 años.

Al final, la pandemia ha desvelado las vulnerabilidades de nuestra economía y también del turismo, nuestra primera industria. Y el Plan de recuperación y los Fondos europeos pueden ser la oportunidad para modernizar el país y también nuestra oferta turística, para asegurar su futuro a medio plazo. Se trata de cuidar a “la gallina de los huevos de oro, para que siga aportando riqueza y empleo. Y de paso, deberíamos aprovechar para cambiar nuestro modelo económico y no depender tanto del turismo. Intentar asentar el futuro del país sobre otras actividades, no conformarnos con ser la playa y el hotel de Europa.