Mostrando entradas con la etiqueta telecos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta telecos. Mostrar todas las entradas

lunes, 13 de enero de 2025

Telecos: subida de tarifas y muchos cambios

Hoy 13 de enero, Movistar sube sus tarifas, después de subirlas Vodafone el día 1 y antes de que suba MasOrange el 27 de enero. Es el 11º año consecutivo en que las telecos nos suben las tarifas de móvil, Internet y TV de pago, +41,2% de media, casi el doble que la inflación y los salarios. A la vez, las telecos siguen enzarzadas en su “guerra de tarifas”, con ofertas hasta de 15 euros mensuales para los que cambien de compañía. Con ello, sus ingresos se han estancado y les resulta difícil afrontar nuevas inversiones en redes y telefonía, obligándoles a reducir plantillas (5.600 despidos en 2024), buscar nuevos ingresos (alarmas, energía, seguros, banca) y fusionarse: en 2024, MásMóvil absorbió a Orange y creó la 1ª teleco de España, adelantando a Movistar. Además, los saudíes entraron como tercer accionista de Telefónica y Vodafone cambió de dueño. Las “movidas” empresariales seguirán, como las subidas y la “guerra de tarifas”, ahora por el fútbol y la TV, que es donde ingresan más.

                              Enrique Ortega

Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.

Movistar sube este 13 de enero sus tarifas, desde 0,10 céntimos (Mi Movistar base) a 3,10 euros (Mi Movistar Max) y hasta 4 euros el paquete de TV. Además, Movistar también sube sus tarifas de fútbol a los bares y locales de ocio. Y justifica estas subidas (algo mayores que en 2024, cuando subió de 1 a 3 euros mensuales) en “el aumento generalizado de costes” que ha tenido, especialmente de los proveedores de TV (Netflix subió sus tarifas en octubre y también han subido el resto de plataformas). Eso sí, Movistar da opción a sus clientes de darse de baja sin penalización, mientras Vodafone establece que los clientes con permanencia deben pagar una penalización si se dan de baja por estas subidas.

Los clientes de MasOrange, la compañía líder tras la fusión de MásMóvil y Orange (operativa desde abril), también tendrán una subida de tarifas, a partir del 27 de enero. Los paquetes convergentes Love, de fibra, móvil y TV, suben entre 2 euros mensuales (los más básicos) y 6 euros (los que incluyen TV y fútbol), mientras su marca Simyo sube entre 2 y 3 euros sus paquetes convergentes. En contrapartida, MasOrange duplicará la velocidad de la fibra más baja (de 300 a 600 Mbps) e incorporará en todos los contratos el servicio de ciberseguridad que ofrece el grupo. Las restantes telecos, como Digi, Avatel, Finetwork o Adamo no se suman a esta subida anual de las grandes telecos y seguirán con sus ofertas “low cost”.

2025 será el 11º año consecutivo en que las telecos suben las tarifas de móvil, Internet y TV. Empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas hechas entre 2009 y 2014, tras la liberalización de las telecomunicaciones. En estos 11 años (contando la subida de 2025), las telecos han subido sus tarifas mensuales entre 30 y 44 euros de media, con lo que ahora pagamos entre 360 y 528 euros más al año por estar conectados, aunque no nos demos cuenta porque han sido muchas pequeñas subidas consecutivas (hasta hace poco, dos al año). En conjunto, las tarifas de móviles, Internet y TV han subido una media del +41,2% en estos 11 años, casi el doble de lo que han subido los precios (+26,3%Y y los salarios (+20%).

Lo peor no es que llevemos 11 años pagando más por utilizar los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos”, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que sucede desde 2015 es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+41,2% en 11 años), mientras las mismas telecos se dedican a lanzar “ofertas low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Y así pagamos 85 euros al mes por un paquete de móvil, Internet y TV (más de 100 euros con fútbol), mientras esa misma teleco (a través de sus marcas low cost: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 38 euros (y menos) un servicio básico de móvil e internet. Y mientras, hay compañías que “rompen el mercado”, como la rumana Digi, que sacó en octubre un Plan de fibra y móvil a 15 euros mensuales (y luego un Plan TV, con 100 canales) a 7 euros más al mes…

Esta “locura de tarifas” y las “ofertas” habituales en Navidad o verano (que complican aún más el mercado) son fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las tres grandes (MasOrange, Movistar y Vodafone) como entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Avatel, Finetwork o Adamo), que no tienen casi red y alquilan las redes de las grandes telecos para competir con ellas, aprovechando que tienen menos inversiones, costes y personal. Eso provoca cada año una espectacular “fuga” de clientes, de las grandes telecos a las pequeñas, las llamadas “operadoras móviles virtuales”.

En 2023, Vodafone perdió 598.000 clientes, Movistar otros 273.000 y Orange 176.000 más, ganándolos MásMóvil (+57.000) y sobre todo Digi (+598.000 clientes). En 2024, las cifras provisionales señalan que “la fuga” se ha intensificado: Vodafone cedió 518.000 líneas (414.000 contratos de móvil y 104.000 de banda ancha, Internet), MasOrange perdió 490.000 clientes (439.000 líneas de móvil y 51.000 contratos de Internet) y Movistar sólo perdió 82.000 clientes (-122.000 en Internet pero +40.000 contratos de móviles). Y la gran ganadora fue la teleco rumana Digi: ganó cerca de 1 millón de clientes (+737.000 contratos de móvil, donde opera a través de la red de Movistar, con quien renovó contrato por otros 16 años, y +183.000 contratos de banda ancha fija, donde tiene una red propia).

Además de perder clientes, la otra consecuencia negativa de la “guerra de tarifas” para las grandes telecos es que sus ingresos se estancan. Los datos son muy explícitos: los ingresos totales se han “estancado” entre 2017 (34.097 millones de euros) y 2023 (34.631 millones, según la Comisión de Competencia (CNMC). Y si vemos sólo los ingresos minoristas (de los clientes particulares), los ingresos percibidos por las telecos han caído, de 25.122 millones en 2017 a 24.336 millones en 2023. Y en 2024, los ingresos minoristas de las telecos volvieron a caer en el segundo trimestre (5.509 millones, -2,4%) y en el 3º (5.525 millones, 0,6% sobre 2023), según los datos de la CNMC.

Y las telecos, con esta caída de ingresos (tremenda en el negocio minorista), han tenido que afrontar enormes inversiones en redes de telefonía (5G) y fibra, que han soportado endeudándose. Pero el estancamiento de la facturación (y su caída “real”, contando la inflación) les ha obligado a buscar otras vías de salida:  reducir plantillas, vender activos, buscar nuevos negocios y, al final, fusionarse o vender la empresa para sobrevivir.

Las telecos son y han sido una fuente de despidos: sólo en 2024, redujeron sus plantillas en 5.600 empleados: 3.420 salieron de Telefónica, 900 en Vodafone (que hizo el 5º ERE en 11 años, tras la venta a Zegona), 650 personas en MasOrange (tras la fusión) y otros 674 trabajadores despedidos en Avatel, la 5ª teleco. Pero estos 5.600 empleos suprimidos en 2024 se inscriben en los despidos  hechos en la última década, unos 15.000. Y en total, desde la liberalización de 1997, se estima que las telecos han perdido 60.000 empleos.

La 2ª vía de “escape” a la caída de ingresos es vender lo que pueden, desde torres de telefonía a redes, además de firmar acuerdos con telecos competidoras para compartir redes o fibra. La tercera vía ha sido diversificar, meterse en nuevos negocios para “sacarles más partido” a sus 54 millones de clientes: venderles alarmas, energía (luz y gas), seguros de salud, banca y créditos.

Y la cuarta vía son las ventas y fusiones, con importantes operaciones cerradas en 2024. La más importante, la fusión de Orange y MásMóvil (que la absorbió), dando lugar a MasOrange. La operación se anunció en julio de 2022, pero se ha retrasado mucho por el permiso de Bruselas, que no llegó (condicionado) hasta el 20 de febrero de 2024. Y tras la autorización del Gobierno español (12 de marzo), las dos compañías empezaron a operar como una sola, MasOrange, el 1 de abril de 2024, consolidándose como la 1ª teleco española, adelantando a Movistar, con más de 30 millones de clientes (30 millones de líneas móviles, más de 7 millones de clientes de Internet y más de 2 millones de clientes de TV de pago. Y un 43% del mercado, frente al 28% de Movistar y el 22% de Vodafone.

La otra gran operación de 2024 ha sido la venta de Vodafone a Zegona, un fondo de inversión británico,  que compró en octubre de 2023 el 100% de Vodafone España por 5.000 millones de euros. Otra operación que se ha retrasado por la autorización de Bruselas, la CNMC y el Gobierno español, que la autorizó el 14 de mayo de 2024. Desde el 1 de junio, los ejecutivos de Zegona gestionan formalmente Vodafone España, imponiendo nuevos despidos (un ERE a 900 empleados, el 27% de la plantilla) y poniendo en marcha una agresiva política de tarifas y promociones, que ha frenado pero no impedido la fuga de clientes.

En 2024 se ha cerrado también la entrada en Telefónica de la operadora saudí STC (controlada por el Fondo soberano PIF) , anunciada en septiembre de 2023. Antes de autorizar esta entrada extranjera en una empresa estratégica, el Gobierno aprobó (diciembre 2023) la compra del 10% de Telefónica por la SEPI (la empresa pública que controla las participaciones estatales en empresas privadas), que ha costado unos 2.000 millones de euros. En paralelo, el 2º accionista de Telefónica, Criteria CaixaBank, ha aumentado su participación, del 6,03 al 9,99%, al que se suma el 4,83% del BBVA para asegurar mayoría española (24,82%). Y así, el 28 de noviembre pasado, el Gobierno autorizó a la saudí STC a tomar el 9,97% del capital de Telefónica (ampliando el 4,4% que tiene ahora), lo que la convertirá en el tercer mayor accionista de Telefónica, con un puesto en el Consejo.

Con todas estas “movidas”, el sector ha sufrido en 2024 un gran cambio empresarial, con un nuevo liderazgo, de MasOrange (MásMóvil, el 4º operador de 2023 es ahora el 1º), otro intento de “salvar Vodafone España” (tras varios cambios de gestión y tentativas de venta) y un nuevo rumbo para Telefónica, que ya no lidera en España y tiene que buscar su hueco en Europa y el mundo, evitando que su bajísimo precio en Bolsa (cotiza a 3,90 euros por acción, frente a los 30 euros de principios de siglo) le haga presa fácil de otra OPA (su valor total es bajo: 22.600 millones de euros). Y luego está la carrera imparable de la rumana Digi, que opera desde 2008 y que cerró 2024 con 8 millones de clientes (la tercera parte que Movistar) y una gestión muy agresiva, aunque le cueste bajos beneficios y un alto endeudamiento. 

Y detrás le siguen otros operadores virtuales, con cuentas complicadas pero que crecen a costa de arriesgadas ofertas “low cost”. Avatel, la 5ª mayor operadora, fundada  hace 13 años por un pequeño operador de la Costa del Sol y que ha crecido absorbiendo 155 pequeñas operadoras regionales, con 1,43  millones de clientes (760.000 de Internet y 670.000 de móviles). O Finetwork, la 6ª mayor, propiedad en un 50% de un empresario de Elda (Alicante), que cerró 2024 con 1,3 millones de clientes (1 millón de móviles y 330.000 de Internet), coincidiendo con el cese de su consejero delegado. Y Adamo (200.000 clientes), controlada por el fondo francés Ardian, especializada en instalar fibra en zonas rurales.

Un mercado, las telecos, que sobrevuelan los fondos de inversión, buscando entrar y salir a corto plazo y conseguir plusvalías. Y un mercado donde van a seguir las fusiones, en España y a nivel europeo, porque no salen las cuentas si las telecos no ganan tamaño y clientes. De hecho, las empresas se quejan de que hay 98 empresas de telecomunicaciones en Europa, mientras en EEUU, China y Japón sólo hay 3 grandes, por lo que Deutsche Telecom, líder europea, tiene 40 millones de clientes, frente a 114 millones Verizon en USA y 900 millones China Mobile. Por eso, piden a la Comisión que facilite las fusiones europeas y a los Gobiernos que no favorezcan la entrada de nuevos operadores y limiten la competencia “desleal”.

Pero la “guerra de tarifas” va a seguir. Incluso las grandes telecos hacen polémicas ofertas “low cost”: en diciembre, Movistar quiso “robar clientes” a Vodafone ofreciéndoles (sólo a ellos) una tarifa de “todo fútbol” por 44,90 euros, 90 euros menos de lo que costaba al resto (incluidos sus clientes). Ahora, con ofertas de Internet y móvil a 15 euros, la gran batalla comercial está en la TV de pago y el fútbol: los operadores han visto que los usuarios cada vez gastan menos en móvil e Internet, por lo que los paquetes cuádruples (fijo, móvil internet fijo y móvil) cuestan una media de 42,10 euros al mes, el precio más bajo desde 2015. Pero con TV de pago (series, cine y fútbol), el precio medio de los paquetes “quíntuples” es ahora de 80,3 euros, la tarifa más alta por estos servicios desde 2022, según la CNMC. Porque dos de cada tres internautas utilizan plataformas de TV de pago Ahí está el negocio.

lunes, 15 de enero de 2024

Subida telecos y pelea por Telefónica

Movistar sube hoy sus tarifas de móviles e internet, como hizo Vodafone el 1 de enero y harán después los demás. Es el 10º año consecutivo de subida de tarifas, entre 28 y 40 euros al mes desde 2015, un aumento (+38%) muy superior al del IPC y los sueldos. Mientras, las telecos tienen “una gran movida” en España: esperan que Bruselas autorice la fusión de Orange y MásMóvil (anunciada hace año y medio), un fondo británico es el nuevo dueño de Vodafone y un Fondo saudí se ha convertido (sin previo aviso) en el primer accionista de Telefónica, la empresa que controla las comunicaciones de nuestras Fuerzas armadas y de seguridad. Por eso, el Gobierno ha reaccionado, aprobando la entrada del Estado en Telefónica (10%) y promoviendo un frente de accionistas españoles (con BBVA y la Caixa), para salvaguardar una empresa estratégica, como hicieron Alemania, Francia o Italia, accionistas de sus grandes telecos. Son “movidas” que revolucionan el sector, aunque las subidas de tarifas seguirán.

                 Enrique Ortega

Otro año más, nos suben las tarifas del móvil, internet y TV de pago. Hoy 15 de enero, Movistar  aplica la subida a sus 22,8 millones: entre 1 y 3 euros más al mes, según tarifas (y un 1 euro adicional en los contratos con TV de pago). Una subida media del +3,1%, inferior a la aplicada a principios de 2023 (entre 6 y 13 euros, un +6,18%). Como ya ocurrió en la subida de 2023, en esta de 2024 no hay una mejora de servicios, no se amplía a cambio ni la velocidad de conexión ni los datos. Y se justifica por el aumento de la inflación y costes. Otra teleco, Vodafone, ya subió el 1 de enero las tarifas a sus 11 millones de clientes: entre 0,70 y 4,30 euros más al mes, una subida media del +4,38% (inferior al 8,1% que subió Vodafone sus tarifas en 2023). Mientras, Orange no ha anunciado una nueva subida, aunque ya el año pasado se desmarcó y aumentó sus precios en marzo de 2023, dos meses después que Movistar y Vodafone. Y además, está pendiente de que Bruselas apruebe su fusión con MásMóvil, que en 2023 no subió tarifas (aunque sí las subió a finales de 2022 al 20% de sus clientes). Y Digi no va a subir tarifas este año, como tampoco lo hizo en 2023.

La subida de este año 2024 es la 2ª que no se justifica por una mejora de servicios (“más por mas”: más velocidad o más datos), como tampoco la de 2023, sino por la subida costes de las operadoras. Vodafone ya cambió sus contratos en 2022 para introducir una clausula de revisión automática anual de tarifas, según la subida del IPC entre octubre del año anterior y septiembre de cada año. Y también Movistar ha incluido una clausula para subir las tarifas por tres posibles motivos: subida del IPC, cambios normativos o aumento de costes del servicio (energía, licencias, impuestos). Eso sí, Movistar da la opción a sus clientes de darse de baja sin penalización, mientras Vodafone establece que los clientes con permanencia deben pagar una penalización si se dan de baja.

Con estas subidas de enero, es ya el 10º año consecutivo en que las telecos nos suben el precio del servicio. Las subidas empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una batalla salvaje por el recién liberalizado mercado de las telecomunicaciones. En estos 10 años, las tarifas de las telecos por los servicios de móvil e Internet (más TV de pago) han subido entre 28 y 40 euros al mes desde 2015, lo que supone que ahora pagamos entre 336 y 480 euros más al año, lo que significa que pagamos casi el doble por estar conectados, aunque no nos demos cuenta porque han sido muchas pequeñas subidas consecutivas. Una subida media global del +38,1% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación en estos años  (+23%) y mucho más de lo que han subido los salarios (+16,86 subieron los convenios).

Lo peor no es que llevemos 10 años pagando más por utilizar los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos”, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que sucede desde 2015 es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+38,1% en 10 años), mientras las mismas telecos se dedican a lanzar “ofertas low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero” que ya hemos visto en las aseguradoras: subidas anuales a los clientes antiguos y ofertas a mitad de precio a los clientes nuevos. Y así pagamos 85 euros al mes por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 euros con fútbol), mientras esa misma teleco (a través de sus marcas low cost: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 38 euros (y menos incluso) un servicio básico de móvil e internet…

Esta locura de tarifas (y las “ofertas” por Navidad o verano, que complican aún más el mercado) es fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil) como entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan las de las grandes telecos para competir con ellos, aprovechando que tienen menos costes e inversiones. Esto provoca una espectacular “fuga de clientes” entre las telecos: en 2021, las tres grandes (Movistar, Orange y Vodafone) perdieron 1,5 millones de clientes y en 2022 perdieron otro millón, según los datos de la CNMC), en beneficio de Más Móvil y Digi. Y en 2023, los datos provisionales indican que Vodafone perdió 598.000 clientes, Movistar otros 273.000 y Orange 176.000, ganándolos  MásMóvil (+57.000) y sobre todo la rumana Digi (+598.000 clientes), que ya supera los 6,1 millones de clientes.

Esta guerra de tarifas y la fuga constante de clientes ha hundido las cuentas de las principales telecos en España: las compañías tienen más clientes (varios contratos por persona), cada vez más conectados, pero ingresan menos que hace una década: la facturación del sector se ha reducido un -25%, cayendo de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. Ingresan menos por cliente, porque las tarifas reales de móviles (por la guerra del “low cost”) han caído un -32% desde 2008, según la CNMC. En 2022, las telecos congelaron sus ingresos por servicios minoristas, que sólo crecieron un 0,96%. Y en 2023, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone) ingresaron en España 15.734 millones de euros, de enero a septiembre, sólo un 0,2% más que en ese periodo de 2022 (MásMóvil facturó un 3% más y Digi un +30,5%), según la CNMC. Como además de ingresar lo mismo, tienen que invertir en redes, sus beneficios se resienten: Telefónica ganó 2.011 millones (-40%), Orange 1.111 millones (-4%), Vodafone 947 millones (-1,1%) y MásMóvil 1.199 millones (+26%).

Con estas cuentas tan deterioradas, no sorprende que las telecos necesiten subir cada año las tarifas a sus clientes. Además, han buscado otras vías para ajustar sus cuentas. La primera vía, recortar plantillas año tras año, en perjuicio de la atención a los clientes: desde 2002 a 2021, las telecos que operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Y no paran. En enero de 2024, Telefónica ha pactado con los sindicatos un ERE para despedir a 3.421 empleados mayores de 56 años, el 21% de la plantilla (tras haber salido 11.000 empleados desde 2015). Y se teme que los cambios accionariales en Vodafone España traigan más despidos este año a su plantilla (4.000 trabajadores), lo mismo que a Orange y MásMóvil tras la fusión. La 2ª vía para ajustar cuentas ha sido la venta de activos, desde redes y clientes a torres de telefonía. La tercera vía, diversificar y meterse en nuevos negocios, para aprovechar sus 54 millones de clientes, a los que intentan vender alarmas, energía, seguros de salud, banca y créditos. Y la cuarta vía son las fusiones, intentar “ganar tamaño” para conseguir “economías de escala” (más ingresos y menos costes).

Las telecos españolas llevan años quejándose de que en Europa hay demasiada competencia, porque los Gobiernos han fomentado la entrada de nuevos operadores (sin red ni inversiones), para forzar a la baja los precios. Y denuncian también que hay demasiados operadores: Europa tiene 98 empresas de telecomunicaciones, mientras EEUU tiene solo 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), igual que China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) y Japón (Softbank, NTT y KDDI). Y este enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos (Verizon tiene 114 millones de clientes y China Mobile 900 millones frente a 40 millones de clientes Deutsche Telecom, la teleco líder en Europa) es lo que les permite ingresar más, invertir más, ofrecer más servicios y competir mejor con Europa. Y encima, en España hay 8 operadores de telecomunicaciones, frente a tres o cuatro en los principales paises europeos.

Por todo ello, las telecos que operan en España llevan años defendiendo las fusiones, mientras la Comisión Europea no las apoya. En 2016, bloqueó la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa. Y ahora, la Comisión Europea está retrasando la autorización de la fusión de Orange y MásMóvil, anunciada en julio de 2022 y pendiente de que Bruselas se pronuncie en febrero, tras varias dilaciones y exigencias. Esta fusión Orange-MásMóvil creará la primera teleco en España, con 31 millones de clientes (el 43% del mercado, por delante del 28% de Movistar y el 22% de Vodafone).

Mientras el sector espera la luz verde a esta fusión, este mes de enero se ha concretado otro cambio importante en Vodafone España, la 3ª mayor operadora (fruto de la compra de Airtel en el año 2000 y de Ono en 2014): ha tomado las riendas de la gestión su nuevo propietario, el fondo británico Zegona, que compró en octubre el 100% de Vodafone España por 5.000 millones, una operación pendiente de aprobar por el Gobierno, la CNMC y Bruselas. Al ser Zegona un fondo de inversión y no una teleco, algunos expertos temen que utilice su control para desmantelar Vodafone (vendiendo redes y clientes), mientras los sindicatos temen más despidos. Y los nuevos gestores anticipan que van a utilizar su marca low cost, Lowi, para promover una política de tarifas más agresiva y recuperar clientes.

En medio de la “movida” por la fusión de Orange y MásMóvil  y el cambio de propietario en Vodafone España, el sector se ha visto impactado por otra compra, la que anunció el 5 de septiembre la teleco saudí STC (controlada por PIF, el Fondo soberano de Arabia Saudí): había comprado (por sorpresa, sin avisar antes) el 4,9% del capital de Telefónica y tenía intención de comprar otro 5%, para convertirse en el primer accionista de la compañía. Esta compra hizo saltar todas las alarmas, en Telefónica y en el Gobierno Sánchez. Primero, porque ya había un precedente “poco edificante”: otro fondo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Etisalat, compró entre 2022 y 2023 un 14,6% de la multinacional Vodafone, con la intención de controlar el 25%. Y en octubre de 2023, decidió vender la filial Vodafone España al fondo de inversión Zegona. Y segundo y más importante, porque Telefónica es la compañía que presta servicios estratégicos de comunicaciones a las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas españolas, que ahora controlaría un fondo soberano saudí. No por casualidad, es Defensa quien tiene que autorizar la 2ª compra de STC, el 5% pendiente.

El Gobierno Sánchez decidió apostar por el carácter estratégico de Telefónica y aprobó en Consejo de Ministros, el 19 de diciembre de 2023, la compra del 10% de Telefónica por la SEPI (la empresa pública que controla las participaciones del Estado en empresas públicas como Correos, Navantia, Mercasa, Hispasat o Tragsa y en empresas privadas como Indra, Red Eléctrica, Enagás o Iberia), con lo que el Estado se convertirá en el primer accionista de Telefónica. Algo que, a pesar de las críticas del PP,  sucede ya en otros paises europeos, cuyos Gobiernos controlan su principal teleco, por motivos estratégicos: el estado alemán posee el 13,8% de Deutsche Telecom, el francés controla el 13,4% de Orange y el gobierno italiano aprobó en agosto aumentar al 20% el control público en Telecom Italia. Además, el Gobierno promueve un frente de accionistas españoles en Telefónica, sumando al 10% de la SEPI el 6,03% de la Caixa y Criteria y el 4,87% que tiene el BBVA. En total un 20,9% de capital español, frente al 9,9% de STC (si se autoriza el 5% pendiente), más las participaciones de fondos extranjeros (4,48% de Black Rock, 3,14% de Vanguard Group y 1,95% de Norges Bank).

Este mes de enero, el Gobierno y la SEPI contratarán a un banco para organizar la compra de ese 10% de Telefónica entre inversores y Bolsa, que hoy costaría 2.136 millones (la acción cotiza a 3,71 euros), algo más de lo que les costó a los saudíes (2.000 millones, porque la acción de Telefónica estaba en agosto a 3,68 euros). Y a partir de ahí, el Estado y los inversores españoles pasarán a controlar la gestión de Telefónica, al cumplir 100 años de crearse, el 19 de abril de 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera y controlada por la norteamericana ITT. En 1945, Franco nacionalizó Telefónica, que se privatiza después, entre 1995 (Felipe González vende un 10,7%) y 1997, cuando Aznar privatiza el 20,96% restante y pone al frente a directivos afines (Villalonga, Alierta), iniciándose su internacionalización, con 315 millones de clientes en 20 paises.

Como se ve, el sector de las telecos está en medio de “una gran movida” accionarial y de poder, con los Gobiernos europeos intentando promover una independencia estratégica frente a fondos especulativos y multinacionales extranjeras. Todo apunta a que habrá más fusiones y menos empresas ofreciendo servicios, lo que puede ser bueno para competir pero malo para los usuarios: tendremos menos operadores, más fuertes, que impondrán tarifas y condiciones, como se ha visto con los bancos, las petroleras y las eléctricas. Es lo que viene. Y pagaremos lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste lo que cueste.

jueves, 12 de enero de 2023

Las telecos vuelven a subir tarifas

Este viernes, Movistar vuelve a subir sus tarifas y Vodafone las subirá la semana siguiente, mientras Orange las sube el 12 de marzo y MásMóvil las retocó en 2022. Es el 9º año consecutivo que las telecos nos  suben tarifas, ahora sin la excusa de ofrecernos más servicios a cambio: buscan compensar sus mayores costes y las subirán cada año con la inflación. Ahora pagamos un 35% más por el móvil e Internet, pero las tarifas siguen siendo una locura: los clientes antiguos pagan unos 80 euros mensuales (más de 100 con fútbol), pero las mismas telecos ofrecen a los nuevos clientes servicios básicos por 35 euros mensuales. Y esa locura de tarifas ha debilitado sus cuentas: ingresan un 25% menos que en 2008, con más clientes y conectividad. Un callejón cuya salida buscan en las fusiones, pendiente de aprobar este año por Bruselas la de Orange y MásMóvil. Quieren ser menos operadores (4 en vez de 8) y más fuertes, para ordenar mercados y tarifas. Habrá menos competencia y más subidas.

Enrique Ortega

Todo sube y también las tarifas de móvil e Internet. Abre las subidas la teleco líder, Movistar, que aumenta este viernes, 13 de enero, sus tarifas una media del 6,8%, entre 1 y 6 euros más al mes. También suben los paquetes “low cost” de O2, de 30 a 35 euros. En el caso de Vodafone, los nuevos precios entran en vigor el 22 de enero y suponen una subida media del 8,1% (6,5% para los clientes actuales). En sus paquetes, la subida media es de 5,50 euros mensuales y para las tarifas de móvil oscila entre 1,60 y 2,60 euros mensuales. Orange anuncia que subirá sus tarifas el 12 de marzo: 2 euros de media los paquetes de Internet y móvil y 5 euros los que incluyen fútbol.  Y MásMóvil ya subió a finales de 2022 sus tarifas, en algunas marcas (Yoigo, MásMóvil y Virgin), entre 1 y 3 euros mensuales, lo que afectó al 20% de sus clientes. Ambos podrían estudiar nuevas subidas después de que la Comisión Europea autorice su fusión este año.

Esta nueva subida de las telecos es distinta a la de otros años. Por un lado, es el 2º año en que no aplican la justificación del “más por más”: más tarifa a cambio de más velocidad o más datos. Este año, como en 2022, la justificación está en el aumento de costes (energía, personal, transporte, materias primas, equipos, deuda…) y no ofrecen a cambio más servicios. La otra novedad  es que se abre la vía en el contrato a futuras subidas según evolucione la inflación.  Vodafone anunció en agosto que introduce una clausula en sus contratos por la que subirá las tarifas cada año, en el primer trimestre, según lo que haya subida el IPC en el año anterior (entre octubre de un año y septiembre del siguiente). Así que será algo “automático”, como la revisión de alquileres. Es algo que Vodafone ya aplica a sus clientes en Reino Unido y que extenderá a otros paises europeos. De momento, ni Movistar ni Orange o MásMóvil tienen esta cláusula en sus contratos, pero todos parecen a favor del cambio, que evitaría “peleas” y estabilizaría sus cuentas.

Esta nueva subida de 2023 es la 9ª subida consecutiva en las tarifas de móviles e Internet. Empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una lucha salvaje por el mercado de las telecomunicaciones. En estos 8 años anteriores, la tónica de las subidas fue similar: un aumento de precios de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año (en febrero y verano), con la justificación de que a cambio nos daban “más por más” (más datos y más velocidad), aunque los clientes no lo pedían ni lo necesitaban. Y no quedaba otra opción que “tragar con la subida” y pagar más o cambiarse a otra teleco de la competencia, primero más barata, pero que acababa subiendo igual.

Por este camino, de pequeñas subidas anuales, los paquetes de móvil e Internet han subido entre 27 y 36 euros desde 2015 a 2023. Eso supone que estamos pagando ahora entre 324 y 432 euros más al año por estar conectados que hace 9 años, sin ser muy conscientes de esta subida porque nos la han hecho poco a poco. Una subida media del +35% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación estos años (+19,1%) y sobre todo, mucho mayor de lo que han subido los salarios (+13,40% subieron los convenios).

Lo peor no es que cada año nos suban los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que está pasando, desde 2015, es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+35% en 9 años) mientras las mismas telecos se dedican a lanzar ofertas “low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero” que ya hemos visto en las aseguradoras: subidas a los clientes antiguos y ofertas a la mitad de precio a los nuevos. Así, estamos pagando 80 euros al mes de media por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 con fútbol), mientras la misma gran teleco (a través de sus marcas “low cost”: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 35 euros un servicio básico de móvil e Internet…

Esta locura de tarifas (y de ofertas en verano o Navidad, para complicar aún más el mercado) es fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil) como sobre todo entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan la de los grandes para competir con ellos, aprovechando sus menores costes e inversiones. El resultado es que España tiene unas “tarifas escaparate” (las más bajas, aunque no sean las más usadas) de móviles e Internet  que son de las más bajas de Europa, según el Informe DESI 2022 de la UE: Rumanía, España, Polonia, Estonia y Eslovenia, Lituania y Suecia  “tienen los precios más bajos”, por debajo de los de Alemania, Paises Bajos, Irlanda, Austria, Italia o Finlandia  y muy por debajo de los de Bélgica, Francia, Grecia. Claro que habría que dedicar unos minutos al mes para cazar las gangas y cambiarse

Parece que esto es lo que hacen muchos españoles, según los llamativos datos de “fuga de clientes” entre las telecos: en 2021 y 2022, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone) han perdido 2,5 millones de líneas (clientes), según los datos de la Comisión de la Competencia (CNMC). En 2021 perdieron 1,5 millones y en 2022 han perdido otro millón de clientes: la mayoría son de Movistar (perdió 330.000 líneas de móviles y 298.300 de fibra/Internet)), Vodafone (ha perdido 165.000 líneas de móvil y 111.500 fijas) y Orange (perdió 236.500 líneas de móvil en 2022, pero ganó 47.800 clientes de Internet fijo). Y la teleco ganadora de estas fugas ha sido la rumana Digi (ha ganado 466.000 líneas de móvil y 115.000 líneas fijas y de Internet), ganando más del 60% de los clientes fugados de Movistar y más del 50% de los fugados de Orange y Vodafone. También tuvo un saldo ganador en 2022 MásMóvil (+58.400 líneas móviles y +121.000 líneas fijas y de Internet), aunque pequeño, tras 5 años siendo “la pequeña teleco que robaba más clientes a las grandes”.

Los internautas españoles son “los europeos más proclives a cambiar de teleco”, según una Encuesta realizada por JP Morgan en varios paises. En telefonía móvil, un 44% de españoles se muestra dispuesto a cambiar de operador si le suben los precios (sólo un 17% dicen que no cambiarían), frente a un 40% en Francia, un 33% en Alemania, un 30% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Y en banda ancha de acceso a Internet, pasa lo mismo: un 45% está dispuesto a cambiar en España, un 40% en Francia, un 32% en Alemania, un 31% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Según este informe, en España hay más “fugas” de clientes porque hay una mayor diferencia de precios entre las telecos y porque hay más competencia: 8 operadores frente a una media de 4 operadores en la mayoría de Europa y USA.  

España, se quejan las grandes operadoras, es el país europeo con más competencia, donde las grandes telecos han visto, año tras año, cómo les roban clientes pequeñas operadoras que ganan tamaño, gracias a un catálogo muy simple (las ofertas de las grandes son un galimatías), precios imbatibles (que además no suben cada año) y un buen servicio de atención al cliente (tienen menos clientes y los atienden mejor que los grandes, que han recortado plantillas). Además, en 2022, los tres grandes operadores han eliminado o subido sus tarifas más asequibles, que ahora rozan los 35 euros mensuales, frente a los 25 euros del paquete básico de Digi, la teleco rumana que lidera el grupo de las nuevas operadoras, con 3,6 millones de clientes de móviles y 746.000 clientes de fibra. Entró en el mercado español en 2008, utilizando la red de Telefónica, y ha aprovechado sus crecientes ingresos para crear una red propia en las zonas más rentables (más pobladas), con ofertas sencillas y baratas, apoyada en una amplia red de empleados (5.500). Este año, Digi podría dar un salto, si la Comisión Europea fuerza a Orange y MásMóvil a vender una parte de su red a cambio de autorizar su fusión, red que podría comprar Digi. Y se repetiría la historia de MásMóvil, que se convirtió en el 4º mayor operador gracias a que, en 2015, se autorizó la fusión de Orange y Jazztel con la condición de que vendieran parte de su red (que compró MásMóvil…).

Junto a Digi, hay otros tres operadores sin red, que podrían crecer en los próximos años “robando clientes” a los tres grandes (Orange-Mas Móvil, Movistar y Vodafone). El 5º mayor operador es Finetwork, creado en 2015 en la zona de Villena (Alicante), que utiliza la red de Vodafone y tiene ya 875.000 clientes de móviles y 200.000 de fibra, tras una fuerte apuesta por los patrocinios en el deporte (Federación de Fútbol, Betis…). Le sigue Avatel, surgido en 2011 en la zona de Marbella y Mijas (ofrece cobertura móvil con Movistar), con un nicho de mercado en el litoral mediterráneo y que cuenta ya con 400.000 clientes. Y el 7º operador es Adamo Telecom, controlado por el Fondo francés Ardian, surgido en 2016 y que apuesta por una cobertura propia de fibra rápida en las zonas rurales de 14 autonomías (en paralelo ofrece servicios móviles de 4G a través de MásMóvil).

Esta múltiple oferta ha provocado una continua “guerra de tarifas” que ha hundido las cuentas del sector, que son “otra locura: las grandes telecos que operan en España tienen cada vez más clientes, más conectados, pero ingresan menos que hace una década: la facturación del sector se ha reducido un 25%, cayendo de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. La explicación es que “ofrecen más por menos”: el índice de precios de los servicios de telecomunicaciones ha caído un -23% en los últimos 20 años (mientras el IPC subía +50%). Y las tarifas de móviles han caído un -32% desde 2008, según la CNMC. Esa caída de ingresos se suma a que en esta última década han tenido que multiplicar sus inversiones, tanto en ampliar la red de fibra como en desarrollar el 4G y el 5G (5.000 millones), a costa del capital y de multiplicar su deuda. El resultado es que sus ingresos son mediocres y también sus beneficios (2021): 3.377 millones Telefónica, 1.251 Orange, 957 Vodafone y 949 Más Móvil. Y por eso, cae año tras año su valor en Bolsa.

Para “salir de este bucle”, las telecos han buscado diversos caminos. Uno ha sido recortar gastos, sobre todo reduciendo plantillas, lo que notamos los clientes en una peor atención (como pasa con la banca): desde 2002 a 2021, las telecos que operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Otra vía seguida ha sido vender activos, sobre todo torres de telefonía (a Cellnex y American Tower), y alquilar redes (a competidores), Un tercer camino, emprendido en los últimos dos años, ha sido diversificar el negocio, abrirse a nuevas actividades, aprovechando que tienen 54 millones de clientes a los que intentan ahora “vender otras cosas” : alarmas (Movistar, Yoigo, Vodafone), energía (luz y gas), seguros de salud, banca (Orange Bank) y créditos (MásMóvil)… Y en su negocio, buscan obtener más rentabilidad del Internet de las cosas, donde ya rondan los 10 millones de clientes, sobre todo empresas, operadores de logística, flotas, energías renovables, agricultura, gestión de aguas y residuos, un nuevo negocio con el mayor potencial.

Pero todas estas vías son insuficientes, no bastan para que las telecos levanten cabeza y sean un negocio con los beneficios de otros sectores muy rentables que también tienen millones de clientes (eléctricas, petroleras o bancos). Por eso, llevan años quejándose de que el problema está en que hay demasiada competencia, que hay demasiados operadores, que compiten sin haber invertido en redes, porque los Gobiernos han fomentado su existencia. Y creen que es un problema de toda Europa, aunque agravado en España: el continente tiene 98 empresas de telecomunicaciones mientras EEUU solo tiene 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), como China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) o Japón (Softbank, NTT y KDDI). Y ese enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos  (Verizon tiene 114 millones de clientes y China Mobile opera con 900 millones frente a 40 millones que tiene la teleco líder en Europa, Deutsche Telecom) es lo que les permite ingresar más, invertir más, competir mejor con Europa  y ofrecer mejores servicios a sus clientes. Y además, en España hay 8 operadores, frente a tres o cuatro en los principales paises europeos.

Sobre esta base, las grandes telecos europeas llevan años pidiendo a la Comisión Europea que cambie de postura y en lugar de prohibir las fusiones (en 2016 bloqueó la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa) las aliente, empezando por autorizar este año la fusión de Orange y MásMóvil, que crearía la mayor teleco en España (43% del mercado), por delante de Movistar (28%) y Vodafone (22%). Y que se faciliten las fusiones en otros paises, para configurar sólo 6 grandes telecos en Europa: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Tella Sonera (Suecia) y Telecom Italia. Así, reiteran, podrían invertir más y competir mejor con las telecos USA y asiáticas, en beneficio de los europeos. Todo apunta a que ahora, las fusiones son imparables. Y con ellas, tendremos menos operadores, más fuertes, que nos impondrán tarifas y condiciones, como se ha visto con las eléctricas, petroleras y bancos. Es lo que viene. Y pagaremos lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste lo que cueste.

jueves, 14 de julio de 2022

Telecos: tregua veraniega y subidas en otoño

Las tarifas de móviles e Internet es de lo poco que apenas sube en España: los paquetes de telefonía han subido sólo un +0,5%, frente al +10,2% la inflación global. Y este verano, las telecos no suben tarifas, como llevan haciendo dos veces al año desde 2015. Hay mucha competencia y nadie se atreve a tocarlas y perder clientes. La batalla de este verano son más ofertas “low cost”, para ofrecer más datos (más gigas) para afrontar un mayor uso del  Internet móvil en vacaciones. Pero en otoño, las telecos harán nuevas subidas de tarifas, porque les han subido los costes y sus cuentas no dan más de sí, por la guerra de precios con las nuevas compañías. Y necesitan más ingresos para pagar el fútbol y seguir invirtiendo en redes y 5G. En 2023 volverán a subirlas, porque serán ya 3 grandes (con la fusión de Orange y MásMóvil), con menos competencia. Y porque estamos “enganchados” al móvil e Internet, valgan lo que valgan.

Enrique Ortega

Entre los culpables de que la inflación esté disparada (el INE ha confirmado una subida anual del +10,2% en junio) no están las tarifas de telecomunicaciones, uno de los pocos negocios que apenas ha subido sus precios: los paquetes de telefonía (móvil, fijo, Internet y TV) han subido sólo un +0,5% en el último año, frente al +45% que han subido los hoteles, el 42,7% de subida del gasóleo y el 34,4% de la gasolina, el 33,4% de subida de la luz o el 12,9% que han subido en el último año los alimentos, según el INE. Y los servicios de telefonía fija no han subido nada (+0%), mientras bajan las tarifas de los móviles (-1,3% anual).

Precisamente este año 2022, tan inflacionista, las telecos no han subido apenas sus tarifas, como vienen haciendo una o dos veces al año (en febrero y en verano) desde 2015, con la excusa de ofrecer “más (datos, velocidad, servicios) por “más: las tarifas de los paquetes de telefonía subieron una media del +29% en estos últimos 8 años. La última subida fue la de Movistar, el 7 de febrero, que aumentó 3 euros sus tarifas a los clientes antiguos, pero no subirá precios este verano. Tampoco Vodafone. Y Orange, que no subió tarifas en febrero, ha anunciado una subida el 31 de julio, de 3 euros, a sus tarifas Love, a cambio de más TV. Pero nada que ver con las subidas generalizadas de veranos anteriores.

Este verano, la guerra de las telecos está centrada en ofrecer más datos sin subir tarifas, para intentar no perder clientes que buscan más datos (más gigas) y más llamadas en unos meses en que se utiliza mucho el móvil e Internet para el ocio y comunicarse. Por eso, Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil están ofertando tarifas “low cost” donde por poco dinero (menos de 40 euros) ofrecen más gigas y llamadas ilimitadas, para competir con las compañías low cost (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…), que ofrecen servicios muy básicos a precios cada vez más bajos (incluso por debajo de 30 euros mensuales).

En paralelo a esta nueva “guerra de tarifas” veraniega, las grandes telecos siguen modificando su estrategia de tarifas para defenderse de las ofertas “low cost”, que han hecho perder un millón y medio de clientes en 2021 a Movistar, Orange y Vodafone. La primera en mover ficha fue Movistar, que el 4 de mayo lanzó “Mi Movistar: nuevas tarifas personalizadas que sustituyen a las tarifas “Fusión”. Se trata de “simplificar” y “flexibilizar” la oferta: en vez de imponer al cliente un paquete cerrado (al que se le van sumando servicios para subir el precio), se le ofrece un paquete básico, con móvil, fijo e Internet, al que puede ir sumando otros servicios cuando y como quiera: TV de pago, fútbol, compra smartphones, videojuegos, alarmas, seguros de salud…

El cambio de las nuevas tarifas de Movistar supone ofrecer tres paquetes básicos con móvil, fijo e Internet (de 54,90 a 84,90 euros, según datos y velocidad), que puedan competir con las compañías “low cost” que sólo ofrecen esos servicios. Y en un 2º escalón, ofrecer otros servicios, por separado, para ir completando una oferta personalizada más completa, que costará 107,9 euros si incluye fútbol y TV.

Un mes largo después, el 27 de junio, Vodafone se apuntó también a esta estrategia, de simplificar y flexibilizar sus tarifas, con una oferta más sencilla, alejándose de las constantes promociones que confunden (y enfadan) a los clientes. Su estrategia es centrarse en ofertas de móvil e Internet, sin entrar en “la guerra del fútbol” (que dejan para Movistar y Orange), con sólo 4 tarifas convergentes (fijo, móvil, Internet y TV básica), desde 49 euros a 90 euros mensuales según los servicios incluidos. Y frente a Movistar y Orange, mantienen una mayor agresividad comercial, con descuentos de hasta el 50% de la tarifa el primer año que no se veían en este sector desde hace 3 años.

Esta simplificación de tarifas de Movistar y Vodafone, que replicará Orange, con ofertas básicas más baratas (desde 49 euros), busca enfrentarse con más éxito a las ofertas “low cost” de las compañías sin red, que compiten ofreciendo móvil e Internet a bajo precio. Y eso porque el 63% de los nuevos clientes sólo buscan eso, lo básico, contratando aparte (en otras plataformas como DZAN o Netflix) el fútbol o la TV si lo necesitan. Esto cambia el negocio de las telecos en la última década: en lugar de colocar “paquetes” con más servicios (y más caros), centrarse en paquetes básicos para la mayoría (más baratos) y luego ofrecer servicios complementarios (más caros) a los clientes que los necesiten. Esta estrategia hará que baje la factura media, pero confían en tener así más abonados (o no perderlos) y más ingresos.

Con todo, a las grandes telecos no les salen las cuentas, sobre todo en los últimos meses, en que les han subido muchos costes (por la inflación generalizada) y no han podido reflejarlos en las subidas de otros años, por miedo a perder más clientes. Por eso, todos los expertos creen que las telecos subirán tarifas en otoño, tras la campaña veraniega. Hay paises, como el Reino Unido, donde las telecos pueden revisar sus tarifas con la inflación, algo que no pasa en España. Pero las cuentas son las cuentas y necesitan más ingresos, para compensar subidas de costes (energía, proveedores, alquileres, salarios...) y, sobre todo, para financiar inversiones necesarias, desde la compra del fútbol a la red de fibra y 5G.

Precisamente, la “excusa” de la subida de tarifas en otoño puede ser el fútbol, un alto coste para las grandes telecos (salvo Vodafone). En diciembre de 2021, Movistar y DAZN (una empresa británica que ofrece deportes en streaming) compraron los derechos audiovisuales de LaLiga por 5 años, pagando 4.950 millones de euros. Para poder emitir todos los partidos (10 por jornada), Movistar compró a DAZN el derecho a emitir sus partidos, pagándoles 1.400 millones por temporada. Y Orange ha comprado la posibilidad de emitir esos  mismos 10 partidos por jornada en dos tandas, una a Movistar y otra a DAZN. Así que los aficionados tienen tres vías para ver el fútbol este otoño: contratar un paquete que lo incluya con Movistar o Orange (les costará más de 100 euros al mes) o contratar directamente con DZAN, al margen de la teleco que tengan, su servicio: menos partidos (5 por jornada), pero más barato (12,99 euros al mes y si se hace un pago único, 129,99 euros al año).

Mientras las grandes telecos preparan su estrategia para septiembre, cada vez tienen más claro que no pueden seguir en la “guerra de tarifas” que ha hundido sus cuentas en los últimos años y les ha privado de millones de clientes. Los datos son impactantes. El primero, la caída de tarifas de las telecomunicaciones: han bajado un -32% desde 2008, según la Comisión de la Competencia (CNMC), mientras el IPC subía estos años un +26%. El segundo, que esa caída de tarifas ha provocado una caída en los ingresos de las telecos del -25,8%: si facturaban 44.080 millones en 2008, pasaron a  facturar 32.693 millones en 2021. Y aún cayeron más (-36,7%, más de un tercio) los ingresos minoristas de las telecos, lo que ingresan con los clientes particulares: de 36.872 millones en 2008 a 23.346 facturados en 2021.

A pesar de esta caída de tarifas e ingresos, algo no visto en otros sectores, las telecos han tenido que invertir estos años 5.000 millones de euros en desarrollar la fibra óptica (tenemos el mayor parque de Europa, más kilómetros que Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos) y el 5G, además de comprar los derechos del fútbol y otros servicios (TV a la carta). Y lo han hecho a costa de ampliar capital, endeudarse, recortar costes y reducir plantillas (-38.252 empleos en los últimos 20 años, un -46% de las plantillas iniciales). Y de empeorar sus resultados, lo que les ha llevado a caer drásticamente en Bolsa. Telefónica, por ejemplo, cotizaba a 10 euros por acción en 2016 y ahora cotiza a 4,74 euros…Y encima, las telecos sufren la competencia desleal de los grandes de Internet (Google, Apple, Amazon…) que hacen negocio utilizando sus redes sin pagar peajes ni apenas impuestos.

En los últimos años, las telecos han tratado de mejorar sus cuentas entrando en “nuevos negocios”, para conseguir ingresos al margen del teléfono, Internet y la TV, además de conseguir “fidelizar” más al cliente. Primero fue la oferta de servicios financieros: Movistar ofreció servicios de CaixaBank, MásMóvil préstamos de Cetelem y Orange creó en 2019 un banco, Orange Bank, que ya tiene 155.000 clientes. Luego fueron los servicios de seguridad y alarmas: Vodafone se ha aliado con Securitas Direct, Movistar compró el 50% de Prosegur alarmas y MásMóvil ha entrado en este negocio con El Corte Inglés. También han entrado en el negocio de los videojuegos (alianza de Movistar con Microsoft), la telemedicina (Movistar Salud con la norteamericana Teladoc Health y MasMóvil con DoctorGO y el Grupo Quirón) y los seguros (Movistar con Santa Lucía, Allianz y Mapfre, Orange con Zúrich). Y más recientemente, las telecos ofrecen energía y electricidad.

Al margen de estos nuevos negocios, las grandes telecos llevan años quejándose de esta situación, sobre todo de que los Gobiernos utilicen a las pequeñas compañías (sin red ni inversiones) para “tirar precios” y descapitalizar el sector, impidiendo su renovación tecnológica y sus necesarias inversiones en fibra y 5G. Y piden competir en igualdad de condiciones y que Bruselas facilite las fusiones de telecos, porque en Europa hay 98 empresas demasiado pequeñas mientras en EEUU, Japón o China hay 3 grandes, con mayor capacidad de competir e innovar. Y de cara al usuario, es un negocio de locos: cada vez pagamos más caros los paquetes de telefonía, mientras que los que cambian de compañía pagan cada vez menos. Una esquizofrenia de tarifas, que perjudica a los clientes antiguos fieles en beneficio de los que cambian cada poco de teleco.

La esperanza de las grandes telecos está en la anunciada fusión de Orange y MásMóvil, que se formalizará en unas semanas y que ha de autorizar la Comisión Europea en 2023. Si va adelante y Bruselas no pone pegas ni condiciones imposibles (como hizo en 2016, bloqueando la venta de O2, la filial británica de Telefónica, al operador chino Hutchinson), el año que viene tendremos 3 grandes operadores de telecomunicaciones en España: Orange/MásMóvil (con el 43% del negocio),  Movistar (35,7%) y Vodafone (18,7%), mientras las otras pequeñas compañías (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…) se reparten el 2,6% restante. Y con este mapa, con MásMóvil en el redil de las grandes, podría reducirse mucho la guerra de tarifas de estos años. Y las grandes  telecos tendrían menos temores a subirnos tarifas

Así que la fusión Orange-MásMóvil puede revolucionar el mercado español de las telecomunicaciones, racionalizando más las ofertas de las compañías y permitiéndoles mejorar sus cuentas… a costa de nuestros bolsillos. Pero la locura actual, las tarifas low cost y la guerra de tarifas, tampoco nos beneficia, porque es difícil saber si pagamos de más y hacer un seguimiento de tanta oferta y contraoferta. La clave debería estar forzar una mayor transparencia en el sector, para que los usuarios sepamos lo que pagamos.

Esa mayor transparencia y reforzar los derechos de los usuarios son dos de los objetivos de la nueva Ley General de Telecomunicaciones, que se aprobó el 9 de junio en el Congreso con el apoyo de todos los grupos (salvo Vox). La Ley, que traspone con retraso la Directiva europea de Telecomunicaciones de diciembre de 2018, es una de las reformas prometidas por el Gobierno a Bruselas, dentro del Plan de Recuperación. Pretende mejorar la transparencia de los contratos, regulando por primera vez los “paquetes” de servicios (teléfono fijo y móvil, Internet y TV) y ampliando los derechos de los usuarios frente a las telecos. Y en paralelo, la Ley plantea un objetivo clave  para la modernización del país: adelanta a junio de 2023, dentro de un año, la obligación de las telecos de ofrecer conexiones de 100 megas en todo el territorio español, incluida “la España vaciada”.

En resumen, que aunque ahora no nos suben las tarifas de internet y móvil, las telecos las subirán en otoño y sobre todo en 2023, cuando sólo queden tres grandes compañías, con mucha más fuerza para imponer subidas y tarifas. Y lo harán con la “excusa” de que necesitan invertir en redes y 5G, para conseguir una mayor velocidad y cobertura en todo el país. Vale, pero hace falta transparencia y simplificación en las tarifas, para que sepamos qué pagamos y por qué. Aunque al final, nos da igual: vamos a pagar lo que nos cobren, porque estamos enganchados al móvil y a Internet. Una adicción cada vez más cara.