Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.
lunes, 13 de enero de 2025
Telecos: subida de tarifas y muchos cambios
Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.
lunes, 15 de enero de 2024
Subida telecos y pelea por Telefónica
Otro año más, nos suben las tarifas del móvil, internet y TV de pago. Hoy 15 de enero, Movistar aplica la subida a sus 22,8 millones: entre 1 y 3 euros más al mes, según tarifas (y un 1 euro adicional en los contratos con TV de pago). Una subida media del +3,1%, inferior a la aplicada a principios de 2023 (entre 6 y 13 euros, un +6,18%). Como ya ocurrió en la subida de 2023, en esta de 2024 no hay una mejora de servicios, no se amplía a cambio ni la velocidad de conexión ni los datos. Y se justifica por el aumento de la inflación y costes. Otra teleco, Vodafone, ya subió el 1 de enero las tarifas a sus 11 millones de clientes: entre 0,70 y 4,30 euros más al mes, una subida media del +4,38% (inferior al 8,1% que subió Vodafone sus tarifas en 2023). Mientras, Orange no ha anunciado una nueva subida, aunque ya el año pasado se desmarcó y aumentó sus precios en marzo de 2023, dos meses después que Movistar y Vodafone. Y además, está pendiente de que Bruselas apruebe su fusión con MásMóvil, que en 2023 no subió tarifas (aunque sí las subió a finales de 2022 al 20% de sus clientes). Y Digi no va a subir tarifas este año, como tampoco lo hizo en 2023.
jueves, 12 de enero de 2023
Las telecos vuelven a subir tarifas
![]() |
Enrique Ortega |
Todo sube y también las tarifas de móvil e Internet. Abre las subidas la teleco líder, Movistar, que aumenta este viernes, 13 de enero, sus tarifas una media del 6,8%, entre 1 y 6 euros más al mes. También suben los paquetes “low cost” de O2, de 30 a 35 euros. En el caso de Vodafone, los nuevos precios entran en vigor el 22 de enero y suponen una subida media del 8,1% (6,5% para los clientes actuales). En sus paquetes, la subida media es de 5,50 euros mensuales y para las tarifas de móvil oscila entre 1,60 y 2,60 euros mensuales. Orange anuncia que subirá sus tarifas el 12 de marzo: 2 euros de media los paquetes de Internet y móvil y 5 euros los que incluyen fútbol. Y MásMóvil ya subió a finales de 2022 sus tarifas, en algunas marcas (Yoigo, MásMóvil y Virgin), entre 1 y 3 euros mensuales, lo que afectó al 20% de sus clientes. Ambos podrían estudiar nuevas subidas después de que la Comisión Europea autorice su fusión este año.
Esta nueva subida de las telecos es distinta a la de otros años. Por un lado, es el 2º año en que no aplican la justificación del “más por más”: más tarifa a cambio de más velocidad o más datos. Este año, como en 2022, la justificación está en el aumento de costes (energía, personal, transporte, materias primas, equipos, deuda…) y no ofrecen a cambio más servicios. La otra novedad es que se abre la vía en el contrato a futuras subidas según evolucione la inflación. Vodafone anunció en agosto que introduce una clausula en sus contratos por la que subirá las tarifas cada año, en el primer trimestre, según lo que haya subida el IPC en el año anterior (entre octubre de un año y septiembre del siguiente). Así que será algo “automático”, como la revisión de alquileres. Es algo que Vodafone ya aplica a sus clientes en Reino Unido y que extenderá a otros paises europeos. De momento, ni Movistar ni Orange o MásMóvil tienen esta cláusula en sus contratos, pero todos parecen a favor del cambio, que evitaría “peleas” y estabilizaría sus cuentas.
Esta nueva subida de 2023 es la 9ª subida consecutiva en las tarifas de móviles e Internet. Empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una lucha salvaje por el mercado de las telecomunicaciones. En estos 8 años anteriores, la tónica de las subidas fue similar: un aumento de precios de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año (en febrero y verano), con la justificación de que a cambio nos daban “más por más” (más datos y más velocidad), aunque los clientes no lo pedían ni lo necesitaban. Y no quedaba otra opción que “tragar con la subida” y pagar más o cambiarse a otra teleco de la competencia, primero más barata, pero que acababa subiendo igual.
Por este camino, de pequeñas subidas anuales, los paquetes de móvil e Internet han subido entre 27 y 36 euros desde 2015 a 2023. Eso supone que estamos pagando ahora entre 324 y 432 euros más al año por estar conectados que hace 9 años, sin ser muy conscientes de esta subida porque nos la han hecho poco a poco. Una subida media del +35% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación estos años (+19,1%) y sobre todo, mucho mayor de lo que han subido los salarios (+13,40% subieron los convenios).
Lo peor no es que cada año nos suban los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos”, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que está pasando, desde 2015, es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+35% en 9 años) mientras las mismas telecos se dedican a lanzar ofertas “low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero” que ya hemos visto en las aseguradoras: subidas a los clientes antiguos y ofertas a la mitad de precio a los nuevos. Así, estamos pagando 80 euros al mes de media por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 con fútbol), mientras la misma gran teleco (a través de sus marcas “low cost”: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 35 euros un servicio básico de móvil e Internet…
Esta locura de tarifas (y de ofertas en verano o Navidad, para complicar aún más el mercado) es fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil) como sobre todo entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan la de los grandes para competir con ellos, aprovechando sus menores costes e inversiones. El resultado es que España tiene unas “tarifas escaparate” (las más bajas, aunque no sean las más usadas) de móviles e Internet que son de las más bajas de Europa, según el Informe DESI 2022 de la UE: Rumanía, España, Polonia, Estonia y Eslovenia, Lituania y Suecia “tienen los precios más bajos”, por debajo de los de Alemania, Paises Bajos, Irlanda, Austria, Italia o Finlandia y muy por debajo de los de Bélgica, Francia, Grecia. Claro que habría que dedicar unos minutos al mes para cazar las gangas y cambiarse…
Parece que esto es lo que hacen muchos españoles, según los llamativos datos de “fuga de clientes” entre las telecos: en 2021 y 2022, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone) han perdido 2,5 millones de líneas (clientes), según los datos de la Comisión de la Competencia (CNMC). En 2021 perdieron 1,5 millones y en 2022 han perdido otro millón de clientes: la mayoría son de Movistar (perdió 330.000 líneas de móviles y 298.300 de fibra/Internet)), Vodafone (ha perdido 165.000 líneas de móvil y 111.500 fijas) y Orange (perdió 236.500 líneas de móvil en 2022, pero ganó 47.800 clientes de Internet fijo). Y la teleco ganadora de estas fugas ha sido la rumana Digi (ha ganado 466.000 líneas de móvil y 115.000 líneas fijas y de Internet), ganando más del 60% de los clientes fugados de Movistar y más del 50% de los fugados de Orange y Vodafone. También tuvo un saldo ganador en 2022 MásMóvil (+58.400 líneas móviles y +121.000 líneas fijas y de Internet), aunque pequeño, tras 5 años siendo “la pequeña teleco que robaba más clientes a las grandes”.
Los internautas españoles son “los europeos más proclives a cambiar de teleco”, según una Encuesta realizada por JP Morgan en varios paises. En telefonía móvil, un 44% de españoles se muestra dispuesto a cambiar de operador si le suben los precios (sólo un 17% dicen que no cambiarían), frente a un 40% en Francia, un 33% en Alemania, un 30% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Y en banda ancha de acceso a Internet, pasa lo mismo: un 45% está dispuesto a cambiar en España, un 40% en Francia, un 32% en Alemania, un 31% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Según este informe, en España hay más “fugas” de clientes porque hay una mayor diferencia de precios entre las telecos y porque hay más competencia: 8 operadores frente a una media de 4 operadores en la mayoría de Europa y USA.
España, se quejan las grandes operadoras, es el país europeo con más competencia, donde las grandes telecos han visto, año tras año, cómo les roban clientes pequeñas operadoras que ganan tamaño, gracias a un catálogo muy simple (las ofertas de las grandes son un galimatías), precios imbatibles (que además no suben cada año) y un buen servicio de atención al cliente (tienen menos clientes y los atienden mejor que los grandes, que han recortado plantillas). Además, en 2022, los tres grandes operadores han eliminado o subido sus tarifas más asequibles, que ahora rozan los 35 euros mensuales, frente a los 25 euros del paquete básico de Digi, la teleco rumana que lidera el grupo de las nuevas operadoras, con 3,6 millones de clientes de móviles y 746.000 clientes de fibra. Entró en el mercado español en 2008, utilizando la red de Telefónica, y ha aprovechado sus crecientes ingresos para crear una red propia en las zonas más rentables (más pobladas), con ofertas sencillas y baratas, apoyada en una amplia red de empleados (5.500). Este año, Digi podría dar un salto, si la Comisión Europea fuerza a Orange y MásMóvil a vender una parte de su red a cambio de autorizar su fusión, red que podría comprar Digi. Y se repetiría la historia de MásMóvil, que se convirtió en el 4º mayor operador gracias a que, en 2015, se autorizó la fusión de Orange y Jazztel con la condición de que vendieran parte de su red (que compró MásMóvil…).
Junto a Digi, hay otros tres operadores sin red, que podrían crecer en los próximos años “robando clientes” a los tres grandes (Orange-Mas Móvil, Movistar y Vodafone). El 5º mayor operador es Finetwork, creado en 2015 en la zona de Villena (Alicante), que utiliza la red de Vodafone y tiene ya 875.000 clientes de móviles y 200.000 de fibra, tras una fuerte apuesta por los patrocinios en el deporte (Federación de Fútbol, Betis…). Le sigue Avatel, surgido en 2011 en la zona de Marbella y Mijas (ofrece cobertura móvil con Movistar), con un nicho de mercado en el litoral mediterráneo y que cuenta ya con 400.000 clientes. Y el 7º operador es Adamo Telecom, controlado por el Fondo francés Ardian, surgido en 2016 y que apuesta por una cobertura propia de fibra rápida en las zonas rurales de 14 autonomías (en paralelo ofrece servicios móviles de 4G a través de MásMóvil).
Esta múltiple oferta ha provocado una continua “guerra de tarifas” que ha hundido las cuentas del sector, que son “otra locura”: las grandes telecos que operan en España tienen cada vez más clientes, más conectados, pero ingresan menos que hace una década: la facturación del sector se ha reducido un 25%, cayendo de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. La explicación es que “ofrecen más por menos”: el índice de precios de los servicios de telecomunicaciones ha caído un -23% en los últimos 20 años (mientras el IPC subía +50%). Y las tarifas de móviles han caído un -32% desde 2008, según la CNMC. Esa caída de ingresos se suma a que en esta última década han tenido que multiplicar sus inversiones, tanto en ampliar la red de fibra como en desarrollar el 4G y el 5G (5.000 millones), a costa del capital y de multiplicar su deuda. El resultado es que sus ingresos son mediocres y también sus beneficios (2021): 3.377 millones Telefónica, 1.251 Orange, 957 Vodafone y 949 Más Móvil. Y por eso, cae año tras año su valor en Bolsa.
Para “salir de este bucle”, las telecos han buscado diversos caminos. Uno ha sido recortar gastos, sobre todo reduciendo plantillas, lo que notamos los clientes en una peor atención (como pasa con la banca): desde 2002 a 2021, las telecos que operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Otra vía seguida ha sido vender activos, sobre todo torres de telefonía (a Cellnex y American Tower), y alquilar redes (a competidores), Un tercer camino, emprendido en los últimos dos años, ha sido diversificar el negocio, abrirse a nuevas actividades, aprovechando que tienen 54 millones de clientes a los que intentan ahora “vender otras cosas” : alarmas (Movistar, Yoigo, Vodafone), energía (luz y gas), seguros de salud, banca (Orange Bank) y créditos (MásMóvil)… Y en su negocio, buscan obtener más rentabilidad del Internet de las cosas, donde ya rondan los 10 millones de clientes, sobre todo empresas, operadores de logística, flotas, energías renovables, agricultura, gestión de aguas y residuos, un nuevo negocio con el mayor potencial.
Pero todas estas vías son insuficientes, no bastan para que las telecos levanten cabeza y sean un negocio con los beneficios de otros sectores muy rentables que también tienen millones de clientes (eléctricas, petroleras o bancos). Por eso, llevan años quejándose de que el problema está en que hay demasiada competencia, que hay demasiados operadores, que compiten sin haber invertido en redes, porque los Gobiernos han fomentado su existencia. Y creen que es un problema de toda Europa, aunque agravado en España: el continente tiene 98 empresas de telecomunicaciones mientras EEUU solo tiene 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), como China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) o Japón (Softbank, NTT y KDDI). Y ese enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos (Verizon tiene 114 millones de clientes y China Mobile opera con 900 millones frente a 40 millones que tiene la teleco líder en Europa, Deutsche Telecom) es lo que les permite ingresar más, invertir más, competir mejor con Europa y ofrecer mejores servicios a sus clientes. Y además, en España hay 8 operadores, frente a tres o cuatro en los principales paises europeos.
Sobre esta base, las grandes telecos europeas llevan años pidiendo a la Comisión Europea que cambie de postura y en lugar de prohibir las fusiones (en 2016 bloqueó la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa) las aliente, empezando por autorizar este año la fusión de Orange y MásMóvil, que crearía la mayor teleco en España (43% del mercado), por delante de Movistar (28%) y Vodafone (22%). Y que se faciliten las fusiones en otros paises, para configurar sólo 6 grandes telecos en Europa: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Tella Sonera (Suecia) y Telecom Italia. Así, reiteran, podrían invertir más y competir mejor con las telecos USA y asiáticas, en beneficio de los europeos. Todo apunta a que ahora, las fusiones son imparables. Y con ellas, tendremos menos operadores, más fuertes, que nos impondrán tarifas y condiciones, como se ha visto con las eléctricas, petroleras y bancos. Es lo que viene. Y pagaremos lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste lo que cueste.
jueves, 14 de julio de 2022
Telecos: tregua veraniega y subidas en otoño
Las tarifas de móviles e Internet es de lo poco que apenas sube en España: los paquetes de telefonía han subido sólo un +0,5%, frente al +10,2% la inflación global. Y este verano, las telecos no suben tarifas, como llevan haciendo dos veces al año desde 2015. Hay mucha competencia y nadie se atreve a tocarlas y perder clientes. La batalla de este verano son más ofertas “low cost”, para ofrecer más datos (más gigas) para afrontar un mayor uso del Internet móvil en vacaciones. Pero en otoño, las telecos harán nuevas subidas de tarifas, porque les han subido los costes y sus cuentas no dan más de sí, por la guerra de precios con las nuevas compañías. Y necesitan más ingresos para pagar el fútbol y seguir invirtiendo en redes y 5G. En 2023 volverán a subirlas, porque serán ya 3 grandes (con la fusión de Orange y MásMóvil), con menos competencia. Y porque estamos “enganchados” al móvil e Internet, valgan lo que valgan.
![]() |
Enrique Ortega |
Entre los culpables de que la inflación esté disparada (el INE ha confirmado una subida anual del +10,2% en junio) no están las tarifas de telecomunicaciones, uno de los pocos negocios que apenas ha subido sus precios: los paquetes de telefonía (móvil, fijo, Internet y TV) han subido sólo un +0,5% en el último año, frente al +45% que han subido los hoteles, el 42,7% de subida del gasóleo y el 34,4% de la gasolina, el 33,4% de subida de la luz o el 12,9% que han subido en el último año los alimentos, según el INE. Y los servicios de telefonía fija no han subido nada (+0%), mientras bajan las tarifas de los móviles (-1,3% anual).
Precisamente este año 2022, tan inflacionista, las telecos no han subido apenas sus tarifas, como vienen haciendo una o dos veces al año (en febrero y en verano) desde 2015, con la excusa de ofrecer “más” (datos, velocidad, servicios) por “más”: las tarifas de los paquetes de telefonía subieron una media del +29% en estos últimos 8 años. La última subida fue la de Movistar, el 7 de febrero, que aumentó 3 euros sus tarifas a los clientes antiguos, pero no subirá precios este verano. Tampoco Vodafone. Y Orange, que no subió tarifas en febrero, ha anunciado una subida el 31 de julio, de 3 euros, a sus tarifas Love, a cambio de más TV. Pero nada que ver con las subidas generalizadas de veranos anteriores.
Este verano, la guerra de las telecos está centrada en ofrecer más datos sin subir tarifas, para intentar no perder clientes que buscan más datos (más gigas) y más llamadas en unos meses en que se utiliza mucho el móvil e Internet para el ocio y comunicarse. Por eso, Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil están ofertando tarifas “low cost” donde por poco dinero (menos de 40 euros) ofrecen más gigas y llamadas ilimitadas, para competir con las compañías low cost (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…), que ofrecen servicios muy básicos a precios cada vez más bajos (incluso por debajo de 30 euros mensuales).
En paralelo a esta nueva “guerra de tarifas” veraniega, las grandes telecos siguen modificando su estrategia de tarifas para defenderse de las ofertas “low cost”, que han hecho perder un millón y medio de clientes en 2021 a Movistar, Orange y Vodafone. La primera en mover ficha fue Movistar, que el 4 de mayo lanzó “Mi Movistar”: nuevas tarifas personalizadas que sustituyen a las tarifas “Fusión”. Se trata de “simplificar” y “flexibilizar” la oferta: en vez de imponer al cliente un paquete cerrado (al que se le van sumando servicios para subir el precio), se le ofrece un paquete básico, con móvil, fijo e Internet, al que puede ir sumando otros servicios cuando y como quiera: TV de pago, fútbol, compra smartphones, videojuegos, alarmas, seguros de salud…
El cambio de las nuevas tarifas de Movistar supone ofrecer tres paquetes básicos con móvil, fijo e Internet (de 54,90 a 84,90 euros, según datos y velocidad), que puedan competir con las compañías “low cost” que sólo ofrecen esos servicios. Y en un 2º escalón, ofrecer otros servicios, por separado, para ir completando una oferta personalizada más completa, que costará 107,9 euros si incluye fútbol y TV.
Un mes largo después, el 27 de junio, Vodafone se apuntó también a esta estrategia, de simplificar y flexibilizar sus tarifas, con una oferta más sencilla, alejándose de las constantes promociones que confunden (y enfadan) a los clientes. Su estrategia es centrarse en ofertas de móvil e Internet, sin entrar en “la guerra del fútbol” (que dejan para Movistar y Orange), con sólo 4 tarifas convergentes (fijo, móvil, Internet y TV básica), desde 49 euros a 90 euros mensuales según los servicios incluidos. Y frente a Movistar y Orange, mantienen una mayor agresividad comercial, con descuentos de hasta el 50% de la tarifa el primer año que no se veían en este sector desde hace 3 años.
Esta simplificación de tarifas de Movistar y Vodafone, que replicará Orange, con ofertas básicas más baratas (desde 49 euros), busca enfrentarse con más éxito a las ofertas “low cost” de las compañías sin red, que compiten ofreciendo móvil e Internet a bajo precio. Y eso porque el 63% de los nuevos clientes sólo buscan eso, lo básico, contratando aparte (en otras plataformas como DZAN o Netflix) el fútbol o la TV si lo necesitan. Esto cambia el negocio de las telecos en la última década: en lugar de colocar “paquetes” con más servicios (y más caros), centrarse en paquetes básicos para la mayoría (más baratos) y luego ofrecer servicios complementarios (más caros) a los clientes que los necesiten. Esta estrategia hará que baje la factura media, pero confían en tener así más abonados (o no perderlos) y más ingresos.
Con todo, a las grandes telecos no les salen las cuentas, sobre todo en los últimos meses, en que les han subido muchos costes (por la inflación generalizada) y no han podido reflejarlos en las subidas de otros años, por miedo a perder más clientes. Por eso, todos los expertos creen que las telecos subirán tarifas en otoño, tras la campaña veraniega. Hay paises, como el Reino Unido, donde las telecos pueden revisar sus tarifas con la inflación, algo que no pasa en España. Pero las cuentas son las cuentas y necesitan más ingresos, para compensar subidas de costes (energía, proveedores, alquileres, salarios...) y, sobre todo, para financiar inversiones necesarias, desde la compra del fútbol a la red de fibra y 5G.
Precisamente, la “excusa” de la subida de tarifas en otoño puede ser el fútbol, un alto coste para las grandes telecos (salvo Vodafone). En diciembre de 2021, Movistar y DAZN (una empresa británica que ofrece deportes en streaming) compraron los derechos audiovisuales de LaLiga por 5 años, pagando 4.950 millones de euros. Para poder emitir todos los partidos (10 por jornada), Movistar compró a DAZN el derecho a emitir sus partidos, pagándoles 1.400 millones por temporada. Y Orange ha comprado la posibilidad de emitir esos mismos 10 partidos por jornada en dos tandas, una a Movistar y otra a DAZN. Así que los aficionados tienen tres vías para ver el fútbol este otoño: contratar un paquete que lo incluya con Movistar o Orange (les costará más de 100 euros al mes) o contratar directamente con DZAN, al margen de la teleco que tengan, su servicio: menos partidos (5 por jornada), pero más barato (12,99 euros al mes y si se hace un pago único, 129,99 euros al año).
Mientras las grandes telecos preparan su estrategia para septiembre, cada vez tienen más claro que no pueden seguir en la “guerra de tarifas” que ha hundido sus cuentas en los últimos años y les ha privado de millones de clientes. Los datos son impactantes. El primero, la caída de tarifas de las telecomunicaciones: han bajado un -32% desde 2008, según la Comisión de la Competencia (CNMC), mientras el IPC subía estos años un +26%. El segundo, que esa caída de tarifas ha provocado una caída en los ingresos de las telecos del -25,8%: si facturaban 44.080 millones en 2008, pasaron a facturar 32.693 millones en 2021. Y aún cayeron más (-36,7%, más de un tercio) los ingresos minoristas de las telecos, lo que ingresan con los clientes particulares: de 36.872 millones en 2008 a 23.346 facturados en 2021.
A pesar de esta caída de tarifas e ingresos, algo no visto en otros sectores, las telecos han tenido que invertir estos años 5.000 millones de euros en desarrollar la fibra óptica (tenemos el mayor parque de Europa, más kilómetros que Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos) y el 5G, además de comprar los derechos del fútbol y otros servicios (TV a la carta). Y lo han hecho a costa de ampliar capital, endeudarse, recortar costes y reducir plantillas (-38.252 empleos en los últimos 20 años, un -46% de las plantillas iniciales). Y de empeorar sus resultados, lo que les ha llevado a caer drásticamente en Bolsa. Telefónica, por ejemplo, cotizaba a 10 euros por acción en 2016 y ahora cotiza a 4,74 euros…Y encima, las telecos sufren la competencia desleal de los grandes de Internet (Google, Apple, Amazon…) que hacen negocio utilizando sus redes sin pagar peajes ni apenas impuestos.
En los últimos años, las telecos han tratado de mejorar sus cuentas entrando en “nuevos negocios”, para conseguir ingresos al margen del teléfono, Internet y la TV, además de conseguir “fidelizar” más al cliente. Primero fue la oferta de servicios financieros: Movistar ofreció servicios de CaixaBank, MásMóvil préstamos de Cetelem y Orange creó en 2019 un banco, Orange Bank, que ya tiene 155.000 clientes. Luego fueron los servicios de seguridad y alarmas: Vodafone se ha aliado con Securitas Direct, Movistar compró el 50% de Prosegur alarmas y MásMóvil ha entrado en este negocio con El Corte Inglés. También han entrado en el negocio de los videojuegos (alianza de Movistar con Microsoft), la telemedicina (Movistar Salud con la norteamericana Teladoc Health y MasMóvil con DoctorGO y el Grupo Quirón) y los seguros (Movistar con Santa Lucía, Allianz y Mapfre, Orange con Zúrich). Y más recientemente, las telecos ofrecen energía y electricidad.
Al margen de estos nuevos negocios, las grandes telecos llevan años quejándose de esta situación, sobre todo de que los Gobiernos utilicen a las pequeñas compañías (sin red ni inversiones) para “tirar precios” y descapitalizar el sector, impidiendo su renovación tecnológica y sus necesarias inversiones en fibra y 5G. Y piden competir en igualdad de condiciones y que Bruselas facilite las fusiones de telecos, porque en Europa hay 98 empresas demasiado pequeñas mientras en EEUU, Japón o China hay 3 grandes, con mayor capacidad de competir e innovar. Y de cara al usuario, es un negocio de locos: cada vez pagamos más caros los paquetes de telefonía, mientras que los que cambian de compañía pagan cada vez menos. Una esquizofrenia de tarifas, que perjudica a los clientes antiguos fieles en beneficio de los que cambian cada poco de teleco.
La esperanza de las grandes telecos está en la anunciada fusión de Orange y MásMóvil, que se formalizará en unas semanas y que ha de autorizar la Comisión Europea en 2023. Si va adelante y Bruselas no pone pegas ni condiciones imposibles (como hizo en 2016, bloqueando la venta de O2, la filial británica de Telefónica, al operador chino Hutchinson), el año que viene tendremos 3 grandes operadores de telecomunicaciones en España: Orange/MásMóvil (con el 43% del negocio), Movistar (35,7%) y Vodafone (18,7%), mientras las otras pequeñas compañías (Digi, Avatel, Finetwork, regionales…) se reparten el 2,6% restante. Y con este mapa, con MásMóvil en el redil de las grandes, podría reducirse mucho la guerra de tarifas de estos años. Y las grandes telecos tendrían menos temores a subirnos tarifas…
Así que la fusión Orange-MásMóvil puede revolucionar el mercado español de las telecomunicaciones, racionalizando más las ofertas de las compañías y permitiéndoles mejorar sus cuentas… a costa de nuestros bolsillos. Pero la locura actual, las tarifas low cost y la guerra de tarifas, tampoco nos beneficia, porque es difícil saber si pagamos de más y hacer un seguimiento de tanta oferta y contraoferta. La clave debería estar forzar una mayor transparencia en el sector, para que los usuarios sepamos lo que pagamos.
Esa mayor transparencia y reforzar los derechos de los usuarios son dos de los objetivos de la nueva Ley General de Telecomunicaciones, que se aprobó el 9 de junio en el Congreso con el apoyo de todos los grupos (salvo Vox). La Ley, que traspone con retraso la Directiva europea de Telecomunicaciones de diciembre de 2018, es una de las reformas prometidas por el Gobierno a Bruselas, dentro del Plan de Recuperación. Pretende mejorar la transparencia de los contratos, regulando por primera vez los “paquetes” de servicios (teléfono fijo y móvil, Internet y TV) y ampliando los derechos de los usuarios frente a las telecos. Y en paralelo, la Ley plantea un objetivo clave para la modernización del país: adelanta a junio de 2023, dentro de un año, la obligación de las telecos de ofrecer conexiones de 100 megas en todo el territorio español, incluida “la España vaciada”.
En resumen, que aunque ahora no nos suben las tarifas de internet y móvil, las telecos las subirán en otoño y sobre todo en 2023, cuando sólo queden tres grandes compañías, con mucha más fuerza para imponer subidas y tarifas. Y lo harán con la “excusa” de que necesitan invertir en redes y 5G, para conseguir una mayor velocidad y cobertura en todo el país. Vale, pero hace falta transparencia y simplificación en las tarifas, para que sepamos qué pagamos y por qué. Aunque al final, nos da igual: vamos a pagar lo que nos cobren, porque estamos enganchados al móvil y a Internet. Una adicción cada vez más cara.