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jueves, 18 de enero de 2024

Los salarios no ganan a la inflación

Finalmente, 2023 acabó con una subida media de la inflación del +3,55%, menos de la mitad que en 2022 (+8,40%). Pero como los sueldos en los convenios subieron un +3,46%, los trabajadores volvieron a perder algo de poder adquisitivo el año pasado. Y van tres años seguidos: entre 2021 y 2023, los salarios han perdido un -8,67% frente a la inflación. Ahora, en 2024, todo apunta a que los salarios perderán algo de poder adquisitivo, por 4ª año consecutivo, con subidas entre el 3 y el 3,5%, algo menos de la inflación prevista. Y también los funcionarios perderán poder adquisitivo, aunque no los que cobran el salario mínimo (+5%) ni los pensionistas (+3,8%), que lo volverán a ganar. Mientras, las empresas suben más que la inflación sus ventas, beneficios, dividendos y sueldos de los ejecutivos, aumentando la desigualdad en el reparto del crecimiento. Ahora, la clave es moderar márgenes y beneficios para subir más los salarios, el requisito para crecer y crear empleo en 2024.

                  Enrique Ortega

La inflación cerró 2023 moderándose algo más, con una subida anual del +3,1% en diciembre, frente al 4,1% que teníamos en abril y el 3,5% de septiembre y octubre. Con ello, la inflación media de 2023 fue del +3,55%, menos de la mitad que en 2022 (+8,40%) y también por debajo de 2021 (+4,43%). Una buena noticia para los consumidores, aunque no podemos olvidar otra: la inflación ha subido más que los salarios de la mayoría de trabajadores en 2023. Y es ya el tercer año consecutivo en que los salarios pierden poder adquisitivo, tras lo perdido en 2021 y, sobre todo, en 2022. Veamos los datos.

En 2023, unos 11 millones de trabajadores asalariados, afectados por 3.512 convenios (con vigencia en 2023) tuvieron una subida media del +3,46%, según Trabajo,  superior a la subida de 2022 (+2,78%) y de 2021 (+1,47%), pero inferior a la subida media del IPC en 2023 (+3,55%, según el INE). Son los asalariados con convenio, porque hay otros (unos 6 millones) que no tienen convenio, porque no se ha firmado o porque trabajan en pymes sin convenio o son autónomos. Y en estos casos, lo habitual es que su subida en 2023 haya sido inferior al 3,46% de los convenios, con lo que esos trabajadores habrán perdido más poder adquisitivo.

Lo mismo les pasa a los 3,5 millones de funcionarios y personal de las Administraciones públicas. Según un acuerdo plurianual pactado con los sindicatos en octubre de 2022, en 2023 tuvieron una subida salarial del +3% (más otro 0,5% en caso de que el PIB supere el previsto, como así podría ser: +2,4% esperado frente al 2,1% estimado en los Presupuestos 2023). De momento, los funcionarios han perdido el año pasado -0,55% de poder adquisitivo, aunque podría acabar siendo sólo el -0,05% si se confirma el mayor crecimiento.

Eso sí, hay dos colectivos que han ganado poder adquisitivo en 2023. Uno, los 2,5 millones de trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional (SMI), mayoritariamente mujeres (empleadas limpieza y hogar), jóvenes y trabajadores del campo: el Gobierno Sánchez les aprobó una subida del +3,63% en 2023 (1.080 euros), algo superior a la inflación media final (+3,55%). Y también han ganado poder adquisitivo los 10 millones de pensionistas, cuya pensión sube este año una media del +3,8% (por encima del IPC medio de 3,55% en 2023), con una subida mayor, del 5 al 7%, para las pensiones mínimas.

Con este balance, la mayoría de trabajadores y funcionarios perdieron algo de poder adquisitivo en 2023, aunque mucho menos que en los dos años anteriores. En 2021, los trabajadores asalariados con convenio perdieron -2,96% (1,47% subieron los convenios y 4,43% la inflación media) y en 2022, el año con la inflación más disparada, perdieron -5,62% de poder adquisitivo (2,78% subieron los convenios frente al 8,40% de inflación media). Así que, en los tres últimos años (2021, 2022 y 2023), los 11 millones de trabajadores con convenio han perdido -8,67% de poder adquisitivo. Y 6 millones sin convenio, más.

En paralelo, los 3,5 millones de funcionarios y empleados públicos también han perdido poder adquisitivo estos tres últimos años, sobre todo en 2022 (cuando sus sueldos subieron un 3,5% y la inflación el 8,40% de media), aunque también en 2021 (sus salarios subieron un 1,4%, frente al 4,43% que subió la inflación ese año) y algo en 2023 (entre 0,5% y 0,05%). Sumando los tres años, los funcionarios y empleados públicos habrán perdido -8.43% de poder adquisitivo, en línea con lo perdido por el resto trabajadores (-8,67%).

El balance de estos últimos tres años es más positivo para los 2,5 millones de trabajadores que reciben el salario mínimo (SMI), aunque también han perdido poder adquisitivo: su sueldo les subió un +13,68% entre 2020 (950 euros) y 2023 (1.080 euros), frente al 16,38% que subió  la inflación media entre 2021 y 2023. Una pérdida de poder adquisitivo del -2,70%, que se compensará en parte en 2024, con una subida del +5% que superará la inflación prevista (entre el 3 y el 3,5%).

Los únicos que no han perdido poder adquisitivo estos tres años de alta inflación son los 10 millones de pensionistas. Y eso gracias a que el 1 de enero de 2022 entró en vigor la nueva Ley (21/2021, de 28 de diciembre de 2021), que aprobó la revalorización automática de las pensiones con el IPC (suben cada año la inflación media hasta noviembre del año anterior), que salió adelante con el voto en contra de PP y Vox. Gracias al nuevo sistema, las pensiones han tenido subidas superiores a la inflación: +2,5% en 2022 (la inflación media entre diciembre 2020 y noviembre 2021), +8,5% en 2023 (+8,40% inflación 2022) y +3,8% en 2024 (+3,55% inflación en 2021). Ya antes, entre 2018 a 2021, también mantuvieron su poder adquisitivo: subían según el IPC esperado y luego, si era mayor, el Gobierno aprobaba un complemento (la “paguilla”), que se cobraba en enero siguiente.

En estos tres últimos años, España ha tenido menos inflación que la mayoría de Europa (cerró 2023 con una inflación homologable del 3,3%, frente al 3,4% de media en la UE-27, el 3,8% en Alemania, el 4,1% en Francia y el 0,5% en Italia, según Eurostat),  pero también los salarios han subido algo menos, con lo que los trabajadores españoles están entre los que han perdido más poder adquisitivo: han perdido un -0,4% desde el año 2.000, según la OCDE, y sólo tienen peor balance Grecia (-12,8%), México (-3,6%) e Italia (-0,9%). Y otro reciente informe de la OCDE alerta de la pérdida de poder adquisitivo entre los trabajadores que menos ganan, por lo que piden reforzar los salarios más bajos en la negociación colectiva.

Los últimos datos disponibles (Eurostat) revelan que tanto en 2022 como en 2023 (los años de alta inflación), las subidas de sueldos en España han sido inferiores a la media europea y de los grandes paises. Así, en 2022, la subida media fue del +3%, frente al +4,4% en la UE-27 y en Alemania, el 3,7% de Francia, el 3,5% de Paises Bajos o el 4,3% de Portugal, siendo sólo menor la subida en Italia (+2,3%). Y en el tercer trimestre de 2023 (último dato), la subida anual de salarios era del +4,7% en España, frente al +6,1% en la UE-27, el 6,2% en Alemania, el 8,1% en Bélgica, , el 7,4% en Paises Bajos o el 4,7% en Portugal, siendo sólo menor la subida Francia (+4,2%) y en Italia (+3,1%).

Estas menores subidas de sueldos en España se arrastran desde 2009, por lo que se mantiene y crece la brecha de sueldos entre España y Europa. Así, en 2022, el sueldo por hora en España era de 17,50 euros, un 24% inferior al de la UE-27 (22,9 euros por hora) y un 42% inferior a Alemania (30,3 euros/hora), siendo también menor al de Francia (27,7 euros), Paises Bajos (30,7 euros), Bélgica (33,4 euros), Dinamarca (41 euros por hora) e Italia (21,2 euros por hora.), según Eurostat. Eso se traduce en que el salario medio mensual en España es de 1.822 euros (2022), frente a 2.302 euros de media en la UE-27, 3.148 euros en Alemania, 2.964 euros en Paises Bajos, 2.574 en Francia y 2.174 euros mensuales en Italia, según el IX Monitor anual de Adecco.

Cara a la negociación salarial en 2024, la ventaja es que se espera una inflación similar o algo menor a la de 2023 (3,55% de media): el Banco de España apuesta porque subirá el 3,3%, pero el Gobierno y Funcas (Cajas) apuestan por una inflación del 3,5 al 3,6%. Todo va a depender de lo que hagan la energía (petróleo y gas), la luz (la factura subirá, por la subida de impuestos y el nuevo sistema de fijación de precios) y los alimentos (clima), lo que dependerá mucho de los conflictos geopolíticos: si persisten la guerra en Ucrania y se colapsa el canal de Suez, por la guerra en Palestina, la inflación podría repuntar

Suponiendo que no haya “sustos” y la inflación se estabilice entre el 3 y el 3,5% de media anual, los salarios no van a subir más que esa inflación y podríamos ver el 4º año de pérdida de poder adquisitivo (pequeña). El acuerdo salarial pactado en mayo pasado entre la CEOE, UGT y CCOO establece una subida del +3% en 2024, con la salvaguarda de que si el IPC anual supera el 3% (bastante posible), se recuperaría la mayor inflación en 2025 (hasta un 1% adicional). Y lo mismo para 2025. Según CCOO, conforme a este acuerdo,  la subida media ya pactada  para este año es del +4,1%. Pero eso sucede porque algunas grandes empresas contemplan subidas del 4% este año, pero la mayoría de empresas no están ofreciendo más del 3% de aumento. Y muchas ofrecen menos. De hecho, una Encuesta entre empresas hecha por Randstad indica que el abanico de subidas ofrecidas para 2024 oscila entre el +2 y el +3,5%. 

Veamos cómo apuntan las negociaciones en algunos sectores y grandes empresas para 2024. La banca ofrece una subida del +2,25% (mientras sus beneficios podrían haber subido un +24% en 2023) y los seguros un +3,25%. Las grandes del automóvil varían entre el +3,1% de Stellantis y el +3,25% de Ford. En el sector turístico, las subidas ofrecidas varían entre el +2,5 y el +3,5%. En distribución, las subidas llegan al 4,5% (y hasta el 6% Mercadona). En energía, la subida ofertada es del +1,75% (+0,5% en Repsol y +0,7% en Iberdrola). En la industria se ofrecen subidas del +3,6% y en la construcción el +3%. Y tanto Telefónica como Orange ofrecen subir el +3,1%.

Por este camino, no parece que en 2024 los salarios recuperen poder adquisitivo. El Banco de España estima que los salarios no lo recuperarán hasta 2026, cuando la inflación baje del  2% anual. La injusticia es que los salarios crecen moderadamente, por 4º año consecutivo, mientras las empresas han recuperado ya sus ventas, márgenes y beneficios de 2019, antes de la pandemia. En 2022, los ingresos de las empresas crecieron un +27% (y un +43% desde 2020), los resultados de explotación (beneficios brutos) un +23% (el triple que en 2020), los dividendos repartidos a accionistas rozaron los 26.000 millones, los más altos desde 2019) y sin embargo los sueldos medios de las 50 grandes empresas crecieron sólo un +8%, según un reciente Informe de Oxfam Intermón. Y según la Agencia Tributaria, en 2023 (hasta julio), el beneficio empresarial creció un +25% (y +17,5% en todo 2022) mientras los salarios declarados subieron un +8% (y sólo el 3,4% en todo 2022).

No se trata sólo de que los salarios españoles sean de los más bajos de Europa y que suban muy poco en relación al aumento de ventas, beneficios y dividendos de las empresas. Es que además, hay grandes diferencias de sueldos, que se mantienen y agravan año tras  año. En 2022, el salario de 74.258 directivos superó los 260.000 euros, 11 veces más de sueldo que el resto de asalariados (que ganan 23.464 euros de media), según la Agencia Tributaria. Y dentro de los trabajadores “normales”, hay discriminación en dos colectivos: los jóvenes (ganan de media 1.005,21 euros al mes, en 12 pagas, según el último Observatorio del Consejo de la Juventud) y las mujeres, que ganan de media un 20,9% menos que los hombres (22.601 euros brutos en 2021 frente a 27.322 euros, según el INE).

Visto el panorama, España tiene un problema de bajos salarios y una tremenda desigualdad a la hora de repartir la riqueza (el PIB), dado que los sueldos crecen mucho menos que las ventas, los márgenes, beneficios y dividendos de las empresas. Ha llegado la hora de que los salarios recuperen parte de lo perdido entre 2021 y 2023 y los beneficios empresariales se moderen, para poder subir algo más los salarios sin riesgo de que repunte la inflación. Porque en los dos últimos años, la subida extra de la inflación no ha sido por culpa de los trabajadores sino del aumento de costes y los mayores márgenes empresariales, que se ha trasladado a los precios, aumentando beneficios. Lo reconoce el Banco Central Europeo (BCE), al estimar que dos tercios de la inflación en 2022 se debieron a una subida de márgenes y beneficios empresariales. Y también la OCDE ha demostrado que tres cuartas partes de la subida de la inflación en Europa se ha debido a la subida de los márgenes (y beneficios) empresariales y que sólo la cuarta parte restante se debe a los salarios.

Ahora, cara a 2024, el dilema es claro: o los salarios se moderan (como proponen las subidas ofrecidas por la patronal) o las empresas moderan sus márgenes y beneficios, para poder subir algo más los salarios sin que repunte la inflación. Es lo que llaman un “Pacto de rentas, algo de lo que no quieren hablar la patronal y la derecha. Y por eso, otro año más, intentarán “moderar” los salarios para no “moderar” los beneficios. Una opción que no sólo es injusta socialmente, sino también perjudicial para la economía: necesitamos que el consumo familiar  siga tirando de la economía, para que no se frenen el crecimiento y el empleo. Y eso será difícil si los sueldos crecen el 3% o menos, como muchos proponen. Así que las empresas deberían pagar salarios más altos (aunque porcentualmente ganen menos) para vender más y que la economía crezca en 2024. Si no, la economía se desinflará y todos saldremos perdiendo.

lunes, 1 de mayo de 2023

1º Mayo: el papel de sindicatos y patronal

España es uno de los pocos paises europeos donde apenas ha habido conflictos laborales por la inflación, frente a las protestas en Francia, Italia, Alemania, Portugal o Reino Unido. Pero ahora, coincidiendo con el 1º de Mayo, los sindicatos lanzan un ultimátum: o la patronal  negocia las subidas de salarios o habrá movilizaciones. Se quejan de que los trabajadores pierden poder adquisitivo mientras las empresas aumentan márgenes y beneficios. En el fondo del enfrentamiento está la ruptura de años de concertación social, con unos sindicatos “razonables” pero más débiles (sólo 1 de cada 7 trabajadores está sindicalizado) y una patronal más fuerte y más politizada, con militantes del PP en puestos clave. Ahora, tras los desacuerdos en la reforma de pensiones y el salario mínimo, la pelea está en retomar o no la negociación colectiva. Y en avanzar en “democratizar” las empresas. Porque el 40% de los trabajadores (y el 54% de los jóvenes) están descontentos con su empleo y querrían dejarlo. Algo pasa.

Enrique Ortega

En todo el mundo, los sindicatos han perdido fuerza en las últimas décadas. La mayor caída en la afiliación se ha dado en Europa, donde los sindicatos pasaron de tener un 40% de trabajadores afiliados en el 2000 al 25% en 2016, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En Norteamérica, la afiliación, que era mucho más baja, cayó del 14 al 12%, en Asia del 20 al 13% y en Africa, del 28 al 21%. En España, la caída de la sindicación ha seguido la senda de los paises occidentales, aunque mantenemos una afiliación sindical menor. Según los últimos datos publicados por la OCDE, la tasa de afiliación en Occidente cayó del 20,9% en el año 2000 al 15,8% en 2020.En España, cayó del 17,5% (2000) al 12, 5% (2020), una tasa de afiliación sindical muy inferior a la de Italia (32,5%), Reino Unido (23,5%) y Alemania (16,3%) pero superior a la de Francia (10,8%) y Estados Unidos (10,3%), muy lejos todos de la tasa de afiliación sindical de Dinamarca (67%) y Suecia (65,2%).

En España, la reforma laboral de Rajoy (2012) fue la puntilla a los sindicatos, que habían aumentado su sindicación a un máximo del 18,2% en 2011. Por un lado, se fomentaban los convenios de empresa, donde hay menos presencia sindical, frente a los de sector. Y por otro, se flexibilizaba la contratación, lo que precarizaba el empleo y desalentaba a los trabajadores más vulnerables a sindicarse. Y en paralelo, las empresas han ido reduciendo el número de convenios a negociar, lo que ha debilitado aún más a los sindicatos: si en 2013 se firmaron 2.502 convenios colectivos (que afectaron a 5,2 millones de trabajadores), en 2019 fueron  1.725 convenios (3 millones de trabajadores), 928 convenios en 2020 (1,6 millones de trabajadores) y 1.024 convenios firmados en 2022 (cubriendo sólo a 2.762.887 trabajadores, de 20,4 millones), según las estadísticas de Trabajo.

Esta reforma laboral y las sucesivas crisis han debilitado a los sindicatos en España (y en toda Europa): Comisiones Obreras (CCOO) dice tener algo más de 1 millón de afiliados, UGT otros 983.521 afiliados, CSIF (funcionarios) unos 200.000 y USO otros 125.000, lo que da un total de afiliados (contando el resto de sindicatos) que ronda los 2,5 millones de trabajadores, frente a un total de 17.371.000 asalariados. O sea, que están afiliados a un sindicato 1 de cada 7 trabajadores, una minoría. Y muchos están concentrados en grandes empresas (de la industria y la construcción) y en la Administración pública, generalmente mayores de 40 años. CCOO es el sindicato con más delegados desde los años 90: en 2019 ganó las elecciones sindicales por 7ª vez, con 97.086 delegados (35,43%), seguido de UGT (87.663 delegados, el 31,99%) y, a muchísima distancia, están USO (11.557 delegados, el 4,21%), CSIF (10.605 delegados, el 3,87%) y la CGT (5.557 delegados, el 2% del total).

Los sindicatos españoles, aparte de ser más débiles, tienen problemas económicos, les cuesta sobrevivir con las cuotas de los afiliados (13,70 euros al mes de media pagan en UGT). En 2013, el gobierno Rajoy congeló las subvenciones a los sindicatos, hasta 2020 en 8,88 millones anuales. En 2021, el nuevo Gobierno subió la subvención a 13 millones (a repartir entre 162 sindicatos, aunque los 10 grandes se llevan el 94%). Y en 2022, la subvención estatal subió otra vez, a 17 millones, los mismos concedidos para 2023, según un reparto que se hace por representatividad :CCOO se lleva 5,28 millones, UGT 2,7 millones, USO 611.000 euros, CSIF 570.000, el vasco ELA-STV 480.000 y la CGT 308.000). Pero además de esta subvención anual, los sindicatos reciben otras subvenciones públicas que son “menos transparentes”: por cursos de formación, por asistir a reuniones de organismos públicos donde participan, Fondos UE para digitalización, etc.

Los sindicatos se enfrentan a tres problemas para crecer y sobrevivir. Uno, que el 99% de las empresas españolas son pymes y les resulta más difícil conseguir afiliados y negociar convenios y condiciones laborales: en la gran mayoría no existen ni delegados de personal ni Comités de empresa. El 2º problema es que un 76% de la economía y el empleo en España están en los servicios, en el turismo, la hostelería, el comercio y las plataformas de Internet, con los trabajadores muy dispersos y empleos más precarios, poco proclives a sindicalizarse. Y el tercer problema, el más serio, es que los jóvenes se afilian mucho menos que sus padres: lo ven poco útil e incluso “peligroso” para mantener su precario empleo. Y, además, no está valorado socialmente. De ahí que tanto UGT como CCOO lleven años haciendo campaña entre los trabajadores más jóvenes y de plataformas (“riders, por ejemplo).

Enfrente, los sindicatos españoles tienen una patronal, la CEOE, cada vez más fuerte. Según sus datos, la integran “voluntariamente” 2 millones de empresas y autónomos, de los 3,3 millones afiliados a la Seguridad Social. Participan a través de las organizaciones provinciales o sectoriales en las que se integran, que son las que les cobran las cuotas y transfieren una parte a la CEOE central. Se estima que la cuota de una  patronal autonómica ronda los 3.000 euros al año. Con estas cuotas de las organizaciones, más las aportaciones de grandes empresas, la patronal se financia y presta servicios. En 2022, su Presupuesto público refleja unos ingresos de 14.649 millones y unos gastos de 14.548 millones  La patronal no recibe subvenciones presupuestarias como los sindicatos, pero la realidad es que también ingresan dinero público por impartir cursos de formación, asistencia a reuniones de órganos consultivos y Fondos UE para digitalización.

En los últimos años, la patronal CEOE, presidida por Antonio Garamendi (elegido en 2018 y reelegido en noviembre de 2022) se ha lanzado a una agresiva campaña de captación de nuevos socios, con el doble objetivo de ganar fortaleza (económica y empresarial) y reforzar su labor de “lobby” (grupo de presión) ante el Gobierno, el Parlamento español, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. Ha pasado de integrar a 373 organizaciones en 2018 (174 empresas y 199 organizaciones) a 510 en marzo de 2023 (263 empresas y 247 organizaciones), aumentando su representatividad  y sus actividades.

Este fortalecimiento institucional de la patronal CEOE coincide con una mayor politización de su directiva, con fuertes críticas al Gobierno Sánchez y un cambio de actitud ante la concertación social: apoyaron la reforma laboral en 2021 pero estuvieron en contra de las últimas subidas del Salario Mínimo y de la reforma de las pensiones, que el Gobierno ha aprobado en 2023 sólo con el apoyo sindical. Y la dirección de la CEOE defiende posturas socioeconómicas más a favor del PP y de Feijóo (tras un cierto distanciamiento con Casado). De hecho, Garamendi se ha rodeado de múltiples dirigentes del PP, que ocupan cargos importantes en la patronal CEOE: en plena pandemia fichó a Fátima Báñez (ex ministra de empleo de Rajoy) como presidenta de la Fundación CEOE, Iñigo Fernández de Mesa (ex Secretario de empleo con Rajoy) fue fichado en 2019 como presidente del Centro de Estudios de la CEOE, Pilar González de Frutos (ex directora general de Seguros con Rajoy) es vicepresidenta de la patronal, Gregorio Izquierdo (ex director general del INE con Rajoy) es Director del Departamento de Economía de la CEOE, y Rosa Santos (ex senadora del PP) es Directora de Relaciones Laborales de CEOE. El último “fichaje” de Garamendi, a principios de 2023: José Luis Ayllón (ex jefe de gabinete de Rajoy) como Director del Departamento de Asuntos Públicos y Relaciones con las Cortes de la CEOE, la cabeza del lobby…

Este mayor poder institucional de la CEOE y su creciente “derechizaciónhan provocado que España pierda un gran activo, la concertación social entre sindicatos y patronal, que se mantuvo en las crisis de 2008 y durante la pandemia. En mayo de 2022, la patronal CEOE se levantó de la mesa donde negociaba con los sindicatos las subidas salariales de los próximos años. Su argumento fue que los sindicatos querían “saltarse una línea roja”, al pretender incluir en los futuros convenios una cláusula de revisión salarial ante posibles desviaciones de la inflación. La postura de los sindicatos era que la patronal había aprovechado la reforma laboral de Rajoy y las crisis para privar a los trabajadores de esta cláusula de defensa del poder adquisitivo, que antes era habitual: en 2008 la tenían el 70% de los trabajadores con convenio y en 2022 la tenían sólo el 21% (1,9 millones de trabajadores). Ahora, sólo 11 de cada 100 asalariados tienen cláusula de revisión salarial.

El Gobierno Sánchez pidió en varias ocasiones a la patronal, a lo largo de 2022, que se sentara de nuevo a negociar “un pacto de rentas”, para acordar un reparto equitativo de salarios y márgenes empresariales. Y los sindicatos pidieron lo mismo, infructuosamente, lo que se ha traducido en muchos convenios estancados y trabajadores que no revisan su sueldo desde 2021. Este desacuerdo contrasta con años de concertación social entre sindicatos y patronal, que han sido “un ejemplo en Europa: el primer acuerdo salarial se firmó en 2010 (para 2010-2012) y después se han firmado tres acuerdos salariales más, el último el IV AENC en julio de 2018 (para 2018.2020). Pero en 2021 no se pudo (por la pandemia) y en 2022, la CEOE rompió la negociación.

Ahora, coincidiendo con el 1º de mayo, los sindicatos han perdido la paciencia y dan un ultimátum a la CEOE: o se sientan a negociar antes del verano las futuras subidas salariales o convocarán movilizaciones. Los sindicatos proponen unas subidas salariales que parecen bastante “razonables”: +5% de subida en 2022 (frente al 8,4% que subió la inflación), +4,5% en 2023 (frente al 4,3% de inflación que prevé el FMI) y +4,75% en 2024 (frente al 3,2% de inflación prevista). En total, una subida de +14,25% en tres años, incluso por debajo de la inflación real y prevista (+15,8%). Eso sí, en todos los casos defienden clausulas de revisión que compensen subidas extras de la inflación (en todo o en parte). Y están dispuestos a reajustar las subidas según los resultados de las empresas.

Los sindicatos creen que son subidas “justas”, dado que los trabajadores llevan dos años perdiendo poder adquisitivo: en 2021, la inflación media subió un +3,08%, mientras los sueldos en convenio subieron un +1,5%. Y en 2022, la inflación media subió un 8,4%, frente al +2,78% que han subido los convenios firmados. Así que los trabajadores han perdido un -7,2% de poder adquisitivo entre 2021 y 2022. Mientras, las empresas están aumentando su cifra de negocio (+41,3% en 2022) y sus beneficios (crecieron un +91,3%), según los datos del Banco de España, que atestigua que la rentabilidad de los activos empresariales creció un 5,5% en 2022 y otro 4% en 2021.

El resultado es que, con esta nueva crisis, provocada por la inflación y la guerra de Ucrania, las empresas han mejorado su trozo de pastel en el reparto de la renta, en perjuicio de los trabajadores: los excedentes empresariales se llevaron en 2022 el 43,20% del PIB (frente al 40,91% en 2021 y el 41,08% en 2020) y los salarios se llevaron el 46,87% (frente al 48,48% en 2021 y el 49,79% en 2020), llevándose  el resto los impuestos (9,93%), según la Contabilidad Nacional del INE. Eso indica claramente, según los sindicatos, que las empresas han mejorado sus resultados a costa de los sueldos de los trabajadores. Y quieren corregirlo.

La patronal no ha respondido al ultimátum de los sindicatos ni dice si quiere volver a negociar. Lo que sí ha reiterado es que no acepta las cláusulas de revisión y que no quiere subir mucho los salarios con la excusa de que “eso alimentaría la inflación”. Pero eso contrasta con numerosos estudios (incluido el BCE), que culpan de la inflación actual a la subida de los márgenes empresariales y no a los salarios, que están estancados. Además, los economistas del FMI señalaron en enero que “se pueden subir los salarios sin que eso alimente la inflación”, lo que desmonta un viejo mito económico. Estos economistas han estudiado 79 periodos históricos, en 38 paises (incluida España) para analizar la relación salarios/precios en un contexto de inflación de costes como el actual. Y concluyen que la subida de salarios “no provocó una espiral de inflación”.

Ahora, se trata de recomponer la concertación social y pactar unas subidas de salarios razonables, que son necesarias por justicia y por economía. Por justicia, porque los sueldos españoles son mucho más bajos que en Europa: 17,5 euros la hora, un 31% menos que en la zona euro (25,5 euros), un 42% más bajos que en Alemania (30,3 euros), un 37% menos que en Francia y un 17,5% menos que en Italia (21,2 euros), según Eurostat. Y por economía, porque hace falta subir los sueldos (sobre todo los más bajos: el 30% gana menos de 1.366 euros brutos al mes) para reanimar el consumo de las familias (lleva cayendo 6 meses, según el INE) y ayudar al débil crecimiento previsto para 2023 (+1,5%). Así que la patronal debe negociar y repartir parte de sus beneficios.

Además, las empresas españolas deberían reformar la organización laboral, mejorando la “democratización del trabajo”, otra de las prioridades de los sindicatos para el 2º semestre europeo que dirigirá España. Se trata de conseguir unas empresas más sostenibles y donde se tenga más en cuenta la voz y la participación de los trabajadores, según los principios de una Directiva europea de Diligencia debida, aprobada por Bruselas el 23 de febrero de 2022 y que los sindicatos quieren que ratifique una Cumbre Europea este 2023. Se trata de cambiar el sistema de “gestión personalista”, del “ordeno y mando” empresarial por más trabajo en equipo y escuchando a los trabajadores. Algo cada vez más necesario, dado que un 40% de los trabajadores españoles (y el 54% de los jóvenes) manifiestan un descontento generalizado en su puesto de trabajo y estarían dispuestos a irse, por estrés, ansiedad, frustración o desmotivación, según la Encuesta realizada por Alan. Algo pasa en los trabajos: es hora de cambiar las viejas estructuras, mejorando condiciones y trato, no sólo el sueldo. Debería ser una reflexión para todos este 1º de mayo.