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jueves, 11 de julio de 2024

España, un país de bares y restaurantes

En junio, casi la mitad del empleo nuevo se creó en la hostelería (+32.030 ocupados), gracias al dinamismo de bares y restaurantes, llenos cada día. España es el país de Europa con más bares y restaurantes, aunque hay menos bares que en 2010 pero muchos más restaurantes. Entre ambos, dan trabajo a 1,4 millones de personas. Todo apunta a que el sector irá a más, porque el 70% de los españoles come y bebe fuera de casa, cada vez más, a pesar de la fuerte subida de precios en la hostelería. La tendencia, tanto en bares como en restaurantes, es una mayor especialización y al auge de las cadenas y grandes empresas, que ya suponen un tercio de la facturación en restauración. Falta mejorar la formación del personal y la productividad del sector, aún baja. Y cada vez habrá más competencia, lo que provocará múltiples cierres y aperturas. Una “criba” drástica en la hostelería, propiciada por Internet y las redes sociales. Menor bares y restaurantes tradicionales y más locales "de diseño".

                      Enrique Ortega

España es un país con una arraigada tradición de frecuentar bares y restaurantes, que están por todas partes en pueblos y ciudades, algo que “choca mucho” (y atrae) a los turistas extranjeros que nos visitan. De hecho, España es el país del mundo con más bares y restaurantes, 1 por cada 209 habitantes, más del doble que en Francia (1 por 350 habitantes) o Reino Unido (1 por 500). Y también somos el país europeo que más gasta (en porcentaje) en bares, restaurantes y hoteles: el 11,3% del gasto por persona, el doble que la media europea (6%) y el triple que Alemania (4%), según las estadísticas de Eurostat.

El gasto de los españoles en bares y restaurantes cayó con la crisis de 2008 y empezó a recuperarse en 2015, hasta que volvió a caer en 2020 y 2021, por la pandemia. Pero ya se ha recuperado con creces, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares (INE): el gasto en restaurantes y hoteles es la 4ª mayor partida de gasto familiar, 3.311 euros en 2023 (el 10,22% del gasto total), sólo por detrás del gasto en vivienda, luz y agua (se lleva el 31,8% del presupuesto familiar), en alimentación y bebidas (17,9% del gasto) y transporte (11,6% del gasto familiar). Si restamos el gasto en hoteles, el gasto familiar en bares y restaurantes fue de 2.804 euros en 2023, un 8,60% del gasto total, superando ya el gasto de 2019 (2.478,09 euros, el 8,19% del gasto total). Y el gasto por persona en bares y restaurantes es de 1.128 euros, el 8,6% del total (8,4% en 2019).

Los españoles tenemos muchos más bares y restaurantes que el resto de europeos y además los visitamos mucho más: acudimos a beber o comer fuera de casa una media de 175 veces al año (eran 186 veces en 2008), frente a 150 veces los franceses o alemanes y 258 veces los italianos, según datos de la consultora NPD Group. Pero, curiosamente, gastamos más que el resto de europeos en “beber y alternar” y menos en comer fuera de casa:  800 euros de media en restaurantes, por detrás de Italia (1.044 euros), Alemania (989 euros), Reino Unido (975 euros) y Francia (851 euros).

La recuperación de bares y restaurantes, tras el duro bache de la pandemia, ha venido de la mano de una mayor apuesta de los españoles (y europeos) por el turismo y el ocio, por salir y viajar más tras los confinamientos. Así, los datos de 2023 reflejan que han seguido creciendo en España los bares y restaurantes, un sector que aporta el 3,9% del valor añadido a la economía, que supone el 7% de las empresas y del empleo y que ingresa el 9% de toda la facturación en España del sector servicios, según un reciente informe de CaixaBank Research, que resume así el sector: 264.000 establecimientos, de los que dos tercios son bares y cafeterías (62%), casi un tercio (31%) son restaurantes y el 7% restante son servicios de catering, de comidas y bebidas para eventos y domicilios.

La pujanza de la restauración no puede ocultar la evolución interna en los últimos años, donde se ha reducido el número de bares y han aumentado mucho los restaurantes, según el estudio de CaixaBank Research. Así, en 2023 había en España 148.200 empresas de bares y cafeterías, frente a 202.699 bares y cafeterías en 2010 (-54.499 empresas, un 26,88% menos), lo que supone que han desaparecido 1 de cada 4 bares y cafeterías que había hace 13 años. Por el contrario, hay 69.410 restaurantes (2023), 10.406 más que en 2010 (había 58.950 restaurantes), lo que indica que casi 1 de cada 5 restaurantes actuales son nuevos, no existían hace 13 años. Y también ha aumentado “la tercera pata” del sector de la restauración, los servicios de catering: han pasado de unas 10.000 empresas en 2010 a 14.218 empresas en 2023, un crecimiento superior al 40%.

De estas 231.828 empresas de restauración en España (1 por cada 209 habitantes) la mayoría son propiedad de personas físicas  (el 63%, más que en el conjunto de la economía, donde son el 57%) y dominan las “microempresas”: el 91,5% de los bares, restaurantes y servicios de catering tienen menos de 9 empleados, según CaixaBank Research. Y las grandes empresas de restauración, con más de 250 empleados, suponen sólo el 0,05% del total, pero aportan el 17% del valor añadido del sector y mantienen el 21% del empleo total del sector. En los últimos años, hay una mayor concentración del sector, con menos empresas familiares y más grandes empresas, que copan nuevos bares y restaurantes.

El número de empresas de restauración (bares, restaurantes y servicios de catering) ha bajado desde 2013 (de 258.850 a 231.828), pero la facturación del sector ya se ha recuperado del bache de la pandemia: en 2023, facturaron 230.000 euros por empresa, un 11,11% más que en 2019 (207.000 millones), según el estudio de CaixaBank. Pero esta recuperación ha sido desigual. Los bares y cafeterías facturan 127.000 euros por empresa, +6% que en 2019. Y los restaurantes facturan más del triple, 436.000 euros por empresa (+18% que en 2019). La facturación por empresa ha crecido porque bajó el número de empresas y subieron los precios, sobre todo en 2022 y 2023. Y, sobre todo, por el récord de turistas: el 30% de locales de restauración dependen del turismo, tanto nacional como extranjero. Y el 10% de los ingresos de toda la restauración depende del turismo internacional, que bate récords año tras año.

La restauración en España no sólo factura más cada año (con menos bares y más restaurantes), sino que además ofrece un servicio con más calidad. Una forma de medirlo es el número de restaurantes con estrellas Michelín, que ha aumentado un 43%: de 190 que la tenían en 2019 a 272 en 2023, lo que nos coloca como el 4º país europeo con más restaurantes con estrella (tras Francia, con 636, Italia con 395) y Alemania, con 340 restaurantes premiados). Tienen 1 estrella 223 restaurantes españoles, dos estrellas otros 34  y 3 estrellas tienen 15 restaurantes, siendo España el 2º país europeo con más restaurantes con 3 estrellas Michelín, tras Francia (27 restaurantes).

El sector restauración es, con los hoteles y la información, el que más empleo ha creado en los últimos años. En el primer trimestre de 2024, los bares, restaurantes y catering empleaban a 1.380.968 trabajadores, +54.955 empleados más que antes de la pandemia y +357.712 ocupados en la restauración que en 2010 (+35%), según CaixaBank Research. Las regiones con más empleo en el sector son Andalucía (241.150 trabajadores), Cataluña (211.950), Madrid (172.900), Comunidad Valenciana (153.100), Canarias (98.850), Galicia (65.600), Baleares (58.575) y Castilla y León (53.675 ocupados en restauración).

Lo más destacado del empleo en restauración es que ahora es mucho menos precario, tras la reforma laboral aprobada en 2021. Así, el porcentaje de empleos temporales en la hostelería (incluye alojamiento y restauración) ha caído del 36,7% en 2019 al 7,7%, gracias al aumento espectacular de los contratos fijos discontinuos: los trabajadores de bares y restaurantes tienen un contrato fijo y trabajan unos meses al año, cobrando el paro el resto. Además, estos trabajadores están ahora mejor formados y un 27% se matriculan en cursos de FP Superior. Y destaca el creciente peso de los trabajadores extranjeros: son el 26,2% de los trabajadores de la restauración, más que en 2019 (23,3%) y el doble de los trabajadores extranjeros en la economía (11,1%), según CaixaBank Research.

El punto negro del sector restauración es su baja productividad (VAB por empleado) : su índice es 42 sobre 100, menos de la mitad que toda la economía (100) y la más baja del sector servicios (la hostelería tiene un índice 55 y el comercio 85). Los expertos señalan varias recetas para mejorar la productividad de bares y restaurantes: mejorar la formación de los trabajadores (habilidades técnicas, gestión del negocio y servicio al cliente), aumentar el tamaño de las empresas (las grandes suelen ser más productivas) y mejorar la innovación tecnológica del sector, con mejores sistemas de gestión de pedidos y reservas, la automatización en las cocinas o con nuevas herramientas de análisis de datos.

Los establecimientos de restauración están muy repartidos por todo el territorio, aunque se concentran más en las zonas turísticas y las más pobladas, pero también en la España rural, donde ejercen el papel de “vertebrar el territorio”. Tal es así que la España vaciada se identifica con la España sin bares: 1 de cada 5 municipios (el 18%) carece de un bar, aunque en ellos sólo vive el 0,30% de la población española. La media española está en 3,05 bares por 1.000 habitantes. Curiosamente, las provincias con más bares por 1.000 habitantes están en el interior: son León (3,5), Salamanca y Zamora (3,4), Palencia (3,3) Ávila y Burgos (3), seguidos de Baleares y Asturias (3), Orense (2,9) y Segovia (2,8 bares por cada 1.000 habitantes). Y los pueblos con más bares son Sallent de Gallego, en Huesca (15,7 bares por 1.000 habitantes), Comillas, en Cantabria (9,8) y Peñíscola, en Castellón (9,4).

Lo que alimenta el negocio de la restauración es la tendencia de los españoles a consumir más bebidas y comidas fuera de casa, por tradición y como forma de” socialización” y ocio. De todo el consumo de alimentación y bebidas en 2023, el 12,6% ya se hizo fuera de casa, un gasto de 34.941 millones, una media de 1.001 euros por persona al año (el 67% en comida y el 33% en bebida), según el Anuario del Ministerio de Agricultura 2023, que revela una ligera bajada de comidas y cenas y un aumento de los desayunos hechos fuera de casa. La tendencia a comer y cenar fuera está muy extendida, como revela que el 70% de españoles comieron o bebieron fuera de casa en 2023, para “socializar” y para “evadirse y disfrutar”, a pesar de la fuerte subida de precios: saltó del +1,2% en 2021 al +4,5% en 2022, del +6,7% en 2023 y el +4,8% en mayo de 2024, según el INE, aunque este verano subirán todavía más.

La tendencia de salir a bares y restaurantes está muy afianzada y crecerá. En mayo de 2024, un 50% de los consumidores comen en un restaurante al menos una vez por semana (+28% que hace un año), según Horeca. Y el 44% de las personas desayunan a media mañana en un bar o cafetería, porcentaje que sube hasta el 73% en el caso de los trabajadores . Y aunque un 46% de empleados lleva “la tartera” al trabajo, un 43% opta por comer en un bar o restaurante (+19% que hace un año). Y los fines de semana, el 74% de españoles toma el aperitivo, un 57% sale de cañas o copas por la tarde y un 55% por la noche. En los últimos meses, aumenta más el ocio diurno que nocturno, que casi la mitad prefiere salir a comer que a cenar y que se adelantan las horas de beber y comer fuera.

Otra tendencia, según el Observatorio de Marcas (KPMG),  es el auge de la comida para llevar y el ascenso de los restaurantes de comida rápida, con un peso creciente de las cadenas de bares y restaurantes: la “restauración de marca”, con 40 grandes empresas, ha conseguido ya un 30% de cuota de mercado en bares y, sobre todo, restaurantes. Y esperan seguir abriendo locales y creando nuevos empleos en 2024, empujados por el peso creciente del ocio y los récord del turismo nacional y extranjero. Respecto a los clientes, cada vez apuestan más por la digitalización (en reservas, cartas con códigos QR y valoraciones a posteriori) y la sostenibilidad, popularizándose los menús bajos en calorías, con productos de temporada y vegetarianos.

En definitiva, hay una fiebre por salir de casa y de la ciudad donde vivimos que alimenta el negocio de los bares y restaurantes, consolidando el sector en España. Un sector, la restauración, cada vez más profesionalizado y sofisticado, con fuertes inversiones y una oferta muy variada, que pretende no sólo ofrecer comida y bebida sino “una experiencia”, con locales de moda y cartas cada vez más diversificadas (y más caras), con la ayuda de Internet y las redes sociales. Y con un auge de la comida a domicilio, que busca convertir nuestras casas en restaurantes a la carta . Nada que ver con los bares y restaurantes “de siempre”, cada vez más difíciles de encontrar (y muchos, sin “relevo generacional”). Mientras seamos un país al que le gusta vivir en la calle, ir a las terrazas y comer fuera, los bares y restaurantes seguirán creciendo, al amparo del “boom turístico”. El problema es que la oferta será cada vez menos propia, menos “typical spanish” y más internacional, más “industrializada”. Es lo que viene.

jueves, 28 de marzo de 2024

Otra Semana Santa a tope (y más cara)

Los españoles se han lanzado a viajar esta Semana Santa, por España y por Europa, mientras hay un aluvión de extranjeros en costas y ciudades. A pesar del mal tiempo, será otra Semana Santa récord, tras la de 2023, con una ocupación hotelera que supera el 85% en muchos destinos, en el litoral, islas y ciudades con procesiones. Una “fiebre por salir” que no se detiene ante las fuertes subidas de precios, superiores al 15%, en transportes, hoteles, restaurantes, cultura y ocio. El Gobierno espera 14,2 millones de turistas extranjeros entre marzo y abril, 2 millones más que el año pasado, que gastarán 19.000 millones (+3.700). Y seguirá el aluvión hasta el verano, cuando se esperan más turismo (nacional y extranjero) que en 2023. Ya se habla de 93 millones de turistas en 2024 y 100 millones en 2025. Pero ojo: la saturación turística, como en esta Semana Santa, puede volverse en contra y matar nuestra primera industria, el turismo. Hay que reconvertir los viajes y el ocio.

                   Enrique Ortega

El año 2024 ha empezado muy bien para el turismo. En enero y febrero se produjo un récord de pernoctaciones (estancias en hoteles y alojamientos turísticos), según el INE: 34.995.422 pernoctaciones, 2,7 millones más que al inicio de 2023 (+8,38%), sobre todo por la mayor llegada de extranjeros (22,5 millones de pernoctaciones, +12,6%). Y enero de 2024 fue el mejor mes de enero de nuestra historia para el turismo: llegaron 4,8 millones de extranjeros, un +15,3%, sobre todo europeos y de EE. UU. (+23,6%), casi la tercera parte a Canarias (1,32 millones, +9,25%), pero también a Cataluña (958.726, +20,37%), Andalucía (666.363, +17,4%), Comunidad Valenciana (619.718 turistas, +29,06%) y Madrid (609.325, +17,45%). Y estos turistas extranjeros que llegaron en enero se gastaron 6.550 millones de euros, un 25,5% más que en enero de 2023, con una estancia media de 8,71 días y un gasto medio de 158 euros diarios,  según Frontur.

En marzo, a falta de datos oficiales, el sector confirma que han seguido aumentando las pernoctaciones y la llegada de turistas extranjeros, atraídos por el excepcional buen tiempo. Y así, se ha llegado a una Semana Santa que se espera récord, con una ocupación media del 85%, que superará el 90% en las islas, zonas de costa y algunas ciudades de interior con atractiva oferta de procesiones (en Andalucía y Castilla y León). Los hoteleros insisten en que las reservas de Semana Santa se anticiparon este año, superando en un 35% la ocupación de 2023 (cuando tuvimos una Semana Santa récord) e incluso la de 2019 (+25% de reservas). La novedad este año es que lo que más crecen son las reservas de españoles, sobre todo a Canarias, Navarra, Murcia y Aragón, según CEHAT. Y todo ello ayudado por un aumento de los vuelos (Iberia y sus filiales han ofertado 1 millón de plazas más) y de trenes (2,5 millones de plazas en Renfe), además de un récord en los desplazamientos por carretera.

Se espera pues un récord histórico de ocupación esta Semana Santa, a pesar del mal tiempo y, sobre todo, de que los viajeros se encuentran con unos precios disparados, desde los carburantes (el diesel está más caro que hace un año y la gasolina está en máximos de cuatro meses, aunque más barata que en la Semana Santa de 2023) y los billetes de avión y tren a las estancias en hoteles, las comidas y bebidas en restaurantes y bares o el coste de la cultura y el ocio. En febrero, los hoteles ya habían subido un +9% anual (y los restaurantes un 5,1%), según el INE, pero para Semana Santa, las habitaciones de hotel han subido una media del +15%. Y más en algunas ciudades como Palma (+28%), Madrid (+19%), Sevilla o Málaga. A pesar de este fuerte aumento de precios, generalizado, españoles y extranjeros no han renunciado a viajar, aunque algunos han recortado su estancia (4 días en lugar de toda la semana) y otros han buscado más casas rurales y apartamentos que hoteles. Y los supermercados están multiplicando ventas en zonas turísticas.

Este aluvión de viajes esta Semana Santa está sirviendo para mantener el consumo y la actividad económica, que habrá vuelto a crecer este primer trimestre gracias al turismo (que ya aportó en 2023 el 70% de todo el crecimiento español, 1,75% del 2,5% que crecimos). Y se notará también en el empleo, porque se han realizado 116.200 contrataciones extras en marzo por la Semana Santa (+18,6% que en 2023), según Randstad, sobre todo en Andalucía, Cataluña y Madrid. Eso sí, la subida de precios provocada por la Semana Santa (“todo el mundo se aprovecha”) provocará una subida de la inflación en marzo, que subió al 3,2% anual (+0,4%), según el dato adelantado del INE, una mala noticia que puede retrasar la bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE), esperada para junio.

Con todo, esta Semana Santa récord no es un hecho aislado, sino que se espera un aumento del turismo y los viajes (de españoles y extranjeros) el resto de la primavera, a la vista de las reservas ya hechas y del aumento de billetes de avión y tren ofertados y reservados. Las previsiones de Turespaña, tras sondear los mercados internacionales, son que visiten España, entre marzo y abril de 2024, unos 14,5 millones de turistas extranjeros, 2 millones más que en esos meses de 2023. Y además, que esos turistas hagan también un gasto récord, de 19.000 millones de euros (+3.700 millones que en marzo y abril de 2023). En paralelo, el sector hotelero espera aumentar sus ingresos un +14% esta primavera respecto a la de 2023 (y +25% sobre la primavera de 2019), gracias a un aumento de la ocupación (+4%) y sobre todo a la subida de precios (+10%), según el Smart Observatory, elaborado por la Confederación hotelera CEHAT y la consultora PwC.

Los expertos reiteran que crece el interés por viajar a España, esta primavera y el próximo verano, como lo atestiguan las búsquedas por Internet, las reservas y el aumento de plazas en los vuelos internacionales. Así que el sector espera una primavera récord (de abril a junio) y que el verano vuelva a ser récord, superando la llegada de turistas de 2023 y el turismo de los españoles. Y además, creen que la buena temporada turística podría extenderse hasta septiembre y parte de octubre, si el “buen tiempo” acompaña. Se observa un gran interés de los europeos (no sólo británicos, franceses y alemanes) por viajar a España y un fuerte aumento de turistas de América y Asia, que nos ven como un país “seguro” (ante el conflicto en Palestina, que desalienta viajar a Turquía o Egipto) y con una oferta muy completa, que suma al sol y playa la gastronomía, el ocio y la cultura.

Además, los expertos creen que “la tendencia a viajar se ha consolidado como una prioridad para los consumidores occidentales, tras el gasto en comida y vivienda. Así que todos los europeos (y los españoles) ya no sólo viajan en vacaciones, sino que aprovechan cualquier hueco o fin de semana para “escaparse”, para buscar nuevas experiencias fuera de su ciudad, “cueste lo que cueste”. Es esta “fiebre”, desatada en Occidente tras el fin de la pandemia, la que explica el aluvión de viajes y turistas, aunque suban los precios. Y por eso, las previsiones sobre el año turístico en España son “estratosféricas”: ya se habla de recibir este año 93 millones de turistas, 8 millones más que en 2023 (85,1 millones). Y llegar a los 100 millones de turistas extranjeros en 2025…

Una locura, si recordamos que en 2003 llegaron la mitad de turistas extranjeros (50 millones) y en 1995 la tercera parte (33 millones). Está claro que el turismo es nuestra primera industria y la locomotora de la economía, el sector que este año 2024 volverá a aportar casi la mitad del crecimiento (el 41,4% del 1,6% que esperamos crecer) y crea 1 de cada 4 nuevos empleos. Pero ojo, podemos “morir de éxito”, llegar a una situación en que el exceso de turistas (sobre todo en algunos destinos) retraiga a los visitantes y cree problemas serios con la población local, que la fiebre por viajar acabe convirtiéndose en un hartazgo ante los destinos masificados y caros, que fuercen a buscar destinos alternativos fuera de España. Es un temor que ya han reiterado expertos y hoteleros españoles, que llevan meses pidiendo “repensar el turismo”, alcanzar un Pacto de Estado entre instituciones y empresas para conseguir un crecimiento sostenible del turismo.

Para ello, el sector propone una hoja de ruta hasta 2030 que tenga en cuenta las exigencias medioambientales y sociales, que reduzca los pisos turísticos (principales responsables del turismo masivo “low cost”), que mejore y diversifique la oferta turística (fuera de las zonas masificadas y de los meses tradicionales de viajes), afrontando una  mayor digitalización y una profunda reconversión del sector para renovar la obsoleta oferta turística en muchos destinos de sol y plaza, para lo que piden aprovechar los Fondos europeos.

En definitiva, planificar el crecimiento del sector turístico en las próximas décadas, para no matar a la gallina de los huevos de oro. Por eso, el sector, los sindicatos,  el Gobierno, las autonomías y los Ayuntamientos tienen que sentarse y lograr un Pacto por el turismo a medio plazo, para que sea sostenible y de calidad, que no nos agobie viajar. No es fácil, pero hay que conseguirlo.  

lunes, 31 de julio de 2023

Verano 2023: récord de turistas y precios

Esta semana se completa la estampida de las vacaciones de verano, con un país lleno de turistas nacionales y extranjeros. España cuelga el cartel de “Completo” y afronta un verano récord, donde se esperan 32 millones de turistas extranjeros (entre julio y septiembre), 3 millones más que el verano récord de 2019. Y con un récord también de precios turísticos, un 20% más altos que antes de la pandemia, sobre todo vuelos, hoteles y restaurantes. Así que viajaremos y gastaremos más este verano, aunque eso obligue a reducir algo la estancia. Y recordemos que  un tercio de españoles no pueden tomarse una semana de vacaciones, según el INE. Con este nuevo récord del turismo (se esperan 85 millones de extranjeros este año), es hora de plantearse un turismo menos masivo y más sostenible, más repartido por todo el año y sin los precios disparados. Porque hay zonas a punto de estallar y no podemos matar a la gallina de los huevos de oro. ¡Buen verano!

Enrique Ortega

El turismo en España afronta el 2º verano de la recuperación, tras la debacle que supuso la pandemia en 2020 y 2021. Y se espera superar la ocupación y el gasto de 2019, el último verano récord, con casi 29 millones de visitantes extranjeros entre julio y septiembre. De momento, los últimos datos oficiales son de enero a mayo y registran una entrada de 29.178.962 turistas extranjeros, sólo 167.000 menos que en 2019. Y todo apunta a que la llegada de turistas ha aumentado en junio, superando ya la cifra de los primeros 6 meses de 2019.Y con una ocupación en máximos en julio y reservas a tope para agosto y septiembre, el sector espera un verano de récord histórico, con un 10,9% más de actividad turística que en 2019, según la estimación de Exceltur. Eso supondría que los 28,9 millones de turistas extranjeros del verano 2019 serían este verano 32 millones. Y si hasta mayo ya se gastaron un 19% más que en 2019, este verano el gasto de los turistas extranjeros podría batir todos los récords, superando los 40.000 millones de euros entre julio y septiembre (+20% sobre gasto  verano 2019).

El turismo, junto a las exportaciones y la inversión, está manteniendo el crecimiento y el empleo en España y todavía dará un empujón más este verano, donde se han disparado los viajes, los vuelos y las reservas hoteleras (+17% sobre 2019), por toda España, sobre todo en las costas e islas (especialmente Baleares), aunque también los destinos de interior, según Exceltur. Los extranjeros están copando el 55% de estas reservas, no sólo los turistas europeos sino los americanos y asiáticos, cuyas llegadas repuntan otra vez. Y además de aumentar la demanda turística, está aumentando el gasto, por la subida generalizada de precios en los paquetes turísticos (+19,7%), los vuelos internacionales (han subido un 9,3%), los hoteles (+8,4%) y restaurantes (+6,3%).

A favor de un verano récord de turistas está la fortaleza del empleo, en Europa y en España, que está disparando las ganas de viajar a cualquier precio, tras el estancamiento de la pandemia. Además, han aumentado los paquetes turísticos y la oferta de vuelos internacionales, favoreciendo la llegada de turistas de América y Asia. En contra de la afluencia de turistas este verano juegan los altos precios de los vuelos internacionales (han subido un 30% sobre 2019, según Eurostat), los altos precios en España y la creciente competencia de otros paises mediterráneos, como Turquía o Egipto, donde la devaluación de sus monedas  (hasta un 50%) atrae a turistas británicos y alemanes. Pero en las últimas semanas, las altas temperaturas y los fuegos reiterados (Italia, Grecia, Túnez) han frenado algunas reservas al sur del Mediterráneo, aunque también podría afectar a España.

La estimación de Exceltur es que el sector turístico consiga  este verano un récord de visitantes e ingresos, tanto por los turistas españoles como por los extranjeros, con un +10,9% de facturación, que será mucho mayor en las zonas donde se esperan más turistas: Baleares (+25,8% de facturación sobre 2019), Asturias (+23%), País Vasco (+21,2%), Cataluña (+21%), Madrid (+20,1%), Galicia (+17,6%), Andalucía (+17,5%), Comunidad Valenciana (+15,5%) y Canarias (+15,4%).

El punto negro de este verano turístico será los altos precios, desde los vuelos y viajes a  la reserva de apartamentos y hoteles más los bares y restaurantes, que han disparado sus tarifas aprovechando la alta demanda. Los paquetes turísticos internacionales subían en junio un 9,3% anual, los paquetes turísticos nacionales un 17,1%, los paquetes internacionales un 19,7%, los hoteles un 8.4% (tras subir otro 11,7% en 2022) y los restaurantes un 6,3%, según el IPC de junio (INE). Ryanair, la aerolínea europea con más pasajeros, ha anunciado una subida de tarifas de al menos un 10% sobre las del verano pasado y lo mismo hace el resto. En el caso de los hoteles, arrancan la temporada de verano con precios que superan en un 20%  los de 2019, según reconoce la patronal Exceltur. Y el precio medio por noche en un hotel se sitúa ya en 158 euros, lo que indica que muchos pagarán más de 200 euros diarios por habitación. Y en el caso de apartamentos, los alquileres rozan en muchas zonas los 2.000 euros por semana (250 euros más que en 2022). También se han disparado los precios de alquilar un coche y otros servicios turísticos, lo mismo que las tarifas de bares y restaurantes en zonas turísticas (repletos).

Ante esta subida disparada de precios turísticos, los españoles y extranjeros reaccionan recortando sus vacaciones algunos días (se viaja una semana o incluso menos), pero manteniendo su gasto o incluso subiéndolo respecto al verano pasado. Y aumenta la ocupación en campings y casas rurales más baratas, así como el turismo de interior (más barato) y en el norte de España (con menos calor). Además, esta subida de precios turísticos sube el porcentaje de españoles que no pueden cogerse ni una semana de vacaciones, según la Encuesta de Condiciones de Vida (INE): eran un tercio de los españoles, un 33,5% en 2022, más que en 2021 (32,7%) y que en 2019 (33,4%).

Otro punto negro del turismo en España es que anda “corto de personal”. El turismo y la hostelería son uno de los motores del empleo en España, pero muchas empresas tienen poco personal para la alta demanda, desde los aeropuertos hasta los hoteles, pasando por bares, restaurantes, empresas de alquiler y servicios. En el último año, el empleo turístico ha aumentado en 146.184 empleados (+5,6%), alcanzando en junio una plantilla récord de 2.765.865 empleos en el sector turístico en España. Es el doble de lo que ha crecido todo el empleo en España en el último año (+588.700 empleos, un +2,9%), pero la mitad de lo que ha crecido la facturación de las empresas turísticas (+10,9%). Y basta ir a un hotel, a un restaurante o a un bar en zonas turísticas para sufrir colas y esperas.

Los empresarios turísticos se quejan de que “no encuentran personal”, lo que puede ser cierto en algunos trabajos (cocineros, ayudantes de cocina, gestores…) pero no en la mayoría de trabajos, donde no hay personal porque no se le ha formado (FP y formación propia), porque se le paga poco (el salario medio en hostelería es el más bajo de España : 14.631 euros brutos en 2021, según el INE, 1.036 euros netos al mes en 12 pagas) y tienen jornadas excesivas y, sobre todo, porque muchos empleados no pueden pagar los alquileres que les cobran en los pueblos y ciudades turísticas. En consecuencia, las empresas turísticas afrontan este verano récord “cortas de personal” y con muchos trabajadores poco formados, lo que redunda en perjuicio del cliente, que sufre una peor atención (y más cara).

Un tercer problema este verano es la sobresaturación turística en algunas zonas, sobre todo en Baleares y playas de la Costa Brava, Levante y la Costa del Sol. Seguimos con pueblos y ciudades que multiplican por 10 (y hasta por 50) su población en julio y agosto, lo que supone importantes problemas de accesos, aparcamientos y servicios, desde la falta de agua (más con la grave sequía actual) a la atención sanitaria o la vigilancia de playas (no es casualidad el récord de muertes por ahogamiento (sólo en junio y julio, 124 fallecidos). Parece claro que hay zonas turísticas congestionadas, donde el exceso de oferta de camas (alquileres turísticos) no ha ido acompañado de una mejora de servicios, provocando además protestas de los vecinos habituales (Mallorca o Barcelona), una “turismofobia, que no se afronta.

Pero bueno, la mayoría no piensa en estos problemas, sólo en salir corriendo, coger el coche, un vuelo o un tren y disfrutar de sus vacaciones, aunque le esperen precios altos y colas para todo. Y unas altísimas temperaturas. Precisamente, el mayor problema de futuro del turismo es el Cambio Climático, sobre todo en el Mediterráneo y el sur de Europa, que va a sufrir más que el resto de Europa las altas temperaturas, los incendios y la sequía. Y esto va a condicionar el turismo futuro. De hecho, ya ha empezado a hacerlo: el número de europeos dispuestos a viajar al área mediterránea entre julio y noviembre ha caído un -10% respecto a 2022 por el clima, según la última Encuesta de la Comisión Europea de Viajes. Esto va a beneficiar en el futuro a los destinos turísticos de la Europa del norte y, dentro de España, al turismo de interior y de Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi, que ya este verano superan su ocupación tradicional de turistas.

Pero el Cambio Climático, además de un problema para el turismo español, puede ser también una oportunidad, para “desestacionalizar” la llegada de turistas fuera del verano, que concentra casi la mitad de los visitantes extranjeros (37,66 millones viajaron en 2019 de julio a septiembre de 2019, un 45% del total en sólo tres meses). Y dentro del obligado proceso de “reconversión turística” que pide el sector, urge afrontar unareconversión medioambiental, tanto en los servicios (agua, instalaciones, accesos, aparcamientos, protección civil y anti incendios, vigilancia playas) como en la oferta turística (zonas de sombra, árboles, itinerarios y visitas), para afrontar el aumento de las temperaturas.

Bueno, todo esto quedará como “deberes” para la vuelta de vacaciones, para el futuro Gobierno y los Ayuntamientos y autonomías que viven del turismo y que llenan sus playas y ciudades sin ordenar un crecimiento turístico que no puede ser infinito, aunque mantenga el crecimiento español, el negocio de muchos y 14 de cada 100 empleos. Hay que pararse, tras otro verano récord, y evitar matar la gallina de los huevos de oro. Mientras, no sufran mucho con el calor y los precios y disfruten del verano. ¡Felices vacaciones!

jueves, 6 de abril de 2023

Semana Santa a tope (y muy cara)

Esta Semana Santa se ha agudizado la “fiebre por salir”, por viajar, tras el final de la pandemia. En casi toda España han puesto el cartel de “completo”, con un aluvión de turistas nacionales y  extranjeros. Todo apunta a que esta Semana Santa habrá más turismo que en 2019, antes de la pandemia, empujado por el buen tiempo, la bajada de los carburantes y la recuperación del empleo y el consumo. Pero hay un punto negro: la subida de precios, desde los hoteles (algunos han subido un 40% la tarifa de hace un año), los bares y restaurantes (aprovechan para recuperarse de los malos tiempos) al ocio y casi todo, que aprovechan la mayor demanda de estos días. Con este empujón de Semana Santa, el sector turístico espera un verano histórico y superar este año 2023 el récord de turistas (extranjeros y nacionales) de 2019. Ojo a no estropearlo abusando al subir precios. Porque el turismo será la clave del crecimiento también este año.

Enrique Ortega

Este año 2023 ha empezado con un aluvión de turistas extranjeros, que suponen la mitad del negocio del turismo, y con un mayor repunte del turismo nacional. Entre enero y febrero, 6,2 millones de españoles han pernoctado en hoteles y establecimientos turísticos, un 14% más que en los dos primeros meses de 2022, según el INE. Y han visitado España 8.468.497 turistas extranjeros, un 49,1% más que en los dos primeros meses de 2022 y casi tantos como antes de la pandemia (8.577.065 turistas entre enero y febrero de 2019), según Frontur. Se ha recuperado la llegada de turistas británicos (1,52 millones, +61,9% que al inicio de 2022), franceses (1,12 millones, +30,2%), alemanes (988.142 visitantes, +47,2%) e italianos (520.423 turistas, +60,8%), pero sobre todo han llegado muchos más turistas de EEUU (273.174,+97, 9%), del resto de América (+73,1%) y del resto del mundo (+114%). Y los destinos que han atraído más turistas en enero y febrero han sido Madrid (+85%), Cataluña (+58,9%), Andalucía (+58,1%), Comunidad Valenciana y Canarias (+42,9%).

Lo importante no es sólo que se recupera el turismo, nacional y extranjero, sino que los turistas gastan ahora más, básicamente por la subida de la inflación. Sólo entre enero y febrero de 2023, los turistas extranjeros se han gastado en España 10.544 millones de euros, un 54,7% más que al inicio de 2022 y un 12,9% más que antes de la pandemia (el gasto fue de 9.357 millones entre enero y febrero de 2019), según Egatur. El mayor aumento del gasto lo han hecho los italianos (+54,9%), los británicos (+36,9%), los nórdicos (+48,3%) y los alemanes (+36,9%), siendo menor el aumento del gasto de los franceses (+22%) y mucho mayor el de los turistas que vienen de fuera de Europa (+68,6% de gasto). La duración media de su viaje es ahora de 7,6 días (1,1 días menos que hace un año), pero a cambio se gastan más cada día, una media de 163 euros (+19,2% que al inicio de 2022).

Con estos buenos datos turísticos de enero y febrero, la Semana Santa se presenta con muchas posibilidades de superar los turistas e ingresos de 2019, antes de la pandemia. A finales de marzo, las reservas hoteleras en España rondaban el 80%, lo que supera en un 10% las reservas de Semana Santa de 2022 y en un 12% las de 2019. Y todo apunta a que las buenas perspectivas meteorológicas habrán aumentado las reservas de última hora, a principios de abril, rozando el 90% de ocupación en muchos lugares y poniendo el cartel de “completo” en Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, algunas zonas de costas e islas, además de muchas ciudades de interior. Y también han crecido los viajes al extranjero esta Semana Santa, sobre todo al Mediterráneo, el Caribe y Estados Unidos.

A pesar de la crisis motivada por la inflación y la guerra en Ucrania, la gente tiene fiebre por salir y viajar, “perderse” por unos días al precio que sea. Por un lado, el clima acompaña y el precio de los carburantes es mucho más bajo que hace un año: la semana pasada, la gasolina costaba un 10% menos que hace un año (1,627 frente a 1,811 euros/litro) y el gasóleo un 16,3% menos (1,545 frente a 1,847), lo que supone que llenar un depósito cuesta ahora entre 10 y 16,50 euros menos que en la Semana Santa de 2022. Por otro lado, hay más gente trabajando y eso permite más movimiento y más gasto: a finales de marzo de 2023 había 20,38 millones afiliados a la Seguridad Social, 550.000 ocupados más que en marzo de 2022 (19,83 millones de afiliados). Y aunque su sueldo apenas ha subido (+2,89% hasta febrero), están dispuestos a gastar lo que haga falta en disfrutar unas días por Semana Santa, sabiendo que van a pagar más, porque los precios turísticos están disparados.

Los precios hoteleros llevan creciendo de forma continuada desde hace 21 meses, por encima del +10%, con un pico en la Semana Santa de 2022 (+29,5%). El último dato publicado por el INE, de febrero 2023, señalaba una subida anual de los hoteles del +18,2%, el triple de lo que subía el IPC general (+6%). Y la subida anual de los restaurantes era del +7%. En conjunto, el grupo “hoteles y restaurantes” sube un +7,9% anual, superándose esa subida en Canarias (+9,5%), Andalucía (+9,3%), la Rioja (9%), Comunidad Valenciana (+8,7%), Madrid y Galicia (+8%), las regiones con más subidas. Los vuelos internacionales suben un +10,8% anual, los nacionales un +0,7% (por la competencia del tren), los paquetes turísticos nacionales un +3,2% (se usan menos) y los internacionales un +8,4%), según el INE.

Eso era en febrero, pero todo apunta a que los precios han seguido subiendo en marzo y sobre todo en abril, donde los propios hosteleros hablan de una subida media de los hoteles del +12,2% (y más del 15% en Madrid, Cataluña, País Vasco y Canarias) y del +7,5% en los restaurantes. Pero los portales de reserva hablan de subidas de los hoteles y apartamentos del +22% para esta Semana Santa, según eBooking.com. Y si se comparan los precios hoteleros de ahora con los de la Semana Santa de 2022, la subida puede llegar al +40% en  las ciudades y zonas de costa más con más turismo. Y muchos bares y restaurantes (repletos) han subido su carta más de un 20% en el último año. Lo mismo puede decirse de las empresas de alquiler de coches y los lugares de ocio y entretenimiento que giran alrededor de las zonas más turísticas.

Tras esta Semana Santa récord, el sector turístico espera un buen mes de mayo, con dos puentes (1 de Mayo y el 15 fiesta en Madrid) y otro buen mes de junio, para afrontar un verano que también se espera excepcional, después de que las compañías aéreas hayan ampliado sus vuelos a España, los aeropuertos se vayan descongestionando (por el aumento de personal en los controles) y haya aumentado la oferta ferroviaria, con la competencia de trenes de alta velocidad gestionados por franceses (Ouigo) e italianos (Iryo). El sector turístico apuesta por otro verano récord, apoyado por una serie de factores a favor, según la patronal Exceltur: vuelta del turismo asiático (sobre todo de China), recuperación del turismo británico y europeo y aumento del turismo de calidad del norte de Europa y USA, apoyado por una esperada depreciación del euro (que, aunque se ha apreciado en los últimos 6 meses, cotiza un 5% más bajo que la media de los últimos 5 años frente al dólar).

Pero también hay nubarrones en el horizonte turístico, según advierte Exceltur: la incertidumbre geopolítica y la guerra de Ucrania, los elevados costes y precios, el encarecimiento del petróleo (recortan producción desde mayo la OPEP, Rusia y otros paises) , el riesgo de que la subida de tipos provoque una recesión en Europa, el menor dinamismo de los viajes de negocio por el auge del teletrabajo y, sobre todo, el efecto negativo de la subida de los precios turísticos. La patronal Exceltur advierte de la creciente competencia para España de otros paises mediterráneos, en especial Turquía y Egipto, que son ahora mucho más atractivos para el turismo tras la devaluación de sus monedas (la lira turca, por ejemplo, se ha devaluado un -70% frente a la libra y el euro, lo que “tira” sus precios). Y en España, otro riesgo que señalan es el exceso de apartamentos turísticos, que provoca una concentración  de turismo masivo (que retrae) en algunas zonas (Baleares, Cataluña, costas).

Con este panorama, el sector turístico espera que 2023 sea el año de la recuperación definitiva del turismo, ya iniciada en 2022. Y que la actividad turística genere una facturación de 168.453 millones de euros, un PIB turístico mayor que el de 2019 (+7,1%). Y que las empresas turísticas, a pesar del aumento de costes, aumentarán su beneficio en 8.964 millones de euros (+5,6%), aumentando también el empleo. Y que la recuperación turística de 2023 se va a notar sobre todo en Madrid y Barcelona, en las islas y en algunas zonas de interior (como Navarra, Extremadura, Galicia, Castilla y León y Aragón), creciendo menos la España verde, Andalucía y la Comunidad Valenciana.

Otro año más, habría que aprovechar esta recuperación del turismo (extranjero y nacional) para reconvertir a fondo el sector, la primera industria del país, con medidas que llevan años pidiéndose y que se pueden acelerar con los Fondos europeos: una mayor digitalización de la oferta, una reestructuración y modernización de los destinos de sol y playa, una mayor formación de los trabajadores y una mejora en la calidad del servicio, una decidida diversificación por fechas, paises, ofertas  y destinos (para no depender tanto del verano y el turismo masivo de sol y playa) y, sobre todo, defender a toda costa un turismo sostenible, que no destroce el medio ambiente y la convivencia en las zonas más saturadas. Urge avanzar en grandes acuerdos entre los próximos Gobiernos autonómicos y locales (tras el 28-M) y el futuro Gobierno central, para apostar por un turismo sostenible y de calidad, que siga siendo clave para el crecimiento del país. Hay que cuidar más “la gallina de los huevos de oro”.

lunes, 2 de agosto de 2021

Vacaciones: pocos turistas y precios altos

Media España está de vacaciones, aunque la otra media no pueda o no quiera viajar, según el Barómetro del CIS. Este verano, el turismo nacional recuperará dos tercios de los viajes de 2019, pero vendrán la mitad de turistas extranjeros que nos visitaban antes de la pandemia, según el sector, que espera facturar 20.000 millones menos que hace dos veranos. Eso sí, agencias, hoteles, apartamentos y restaurantes aprovechan para subir precios estas vacaciones, donde tenemos la luz, los carburantes y los vuelos mucho más caros y cuando también suben los alimentos y el súper. Entre la 5ª ola y las subidas de precios, los españoles saldremos menos días de vacaciones, más al interior, norte, Galicia, Cádiz y Huelva, mientras encontraremos menos extranjeros (sobre todo franceses y alemanes) en Baleares, Canarias y la costa mediterránea. Será el 2º verano en pandemia, con más movimiento que el anterior, pero aún “a medio gas” y con el virus desatado entre los jóvenes. ¡Descansen y cuídense¡

Enrique Ortega

Estas son las vacaciones del escape y la incertidumbre. Tras año y medio de pandemia, la mayoría de las personas quieren “escaparse” y viajar, olvidarse de los problemas más que nunca. Pero también saben que el virus sigue ahí y que la 5ª ola ha disparado los contagios, sobre todo entre los jóvenes y en los lugares de veraneo. Eso ha aumentado la incertidumbre a la hora de coger vacaciones, más cuando en muchas familias han bajado los ingresos y el trabajo por la pandemia (un 34,4% de los hogares no se pueden coger una semana de vacaciones por la crisis, según el INE). El resultado es un país donde la mitad de españoles dicen que se irán de vacaciones y la otra mitad no: el  49,9% no se irá, el 4,9% lo está pensando y el 45,1% restante se han ido ya de vacaciones o están pensando en irse este mes, según el Barómetro del CIS, una encuesta hecha entre el 2 y el 15 de julio. Los que más piensan viajar son los más jóvenes (más de la mitad de los menores de 34 años) y los que menos, los mayores de 55 años (sólo un tercio cogerá vacaciones este verano).

Entre la crisis y la pandemia, la gran mayoría del 45,1% que cogerá vacaciones se quedará dentro de España (el 88,8%), sólo un 6,8% irán al extranjero y otro 3,8% viajarán dentro y fuera del país, según el Barómetro del CIS. La mayoría viajará, en coche (78,6%) o avión (18,1%), a las costas (58,8%) e islas (11,9%), aunque aumentan los viajes a zonas rurales (20,5%), ciudades de interior (15%) y turismo de rutas (8,2%). Al alojarse, un 30,8% irá a un hotel, un 20,1% a un apartamento, el 19,1% a su 2ª vivienda, otro 19,1% a casas de amigos, un 6,6% a campings, otro 6% a casas rurales, el 3,7% a hostales y pensiones y 1,1% optan por la autocaravana. Y este verano se multiplican los viajes cortos, de 1 semana (22,4%) y menos (12,4%), aunque aumentan las vacaciones con duración entre 1 y 2 semanas (28,7%) y de más de 15 días (29,8% de los viajes).

Este 2º verano en pandemia se espera mejor que el verano pasado, pero el sector turístico lo ve con gran incertidumbre, debido al crecimiento imparable de la 5ª ola del virus, que ha sumido a toda la Península en “riesgo alto”, lo que va a retraer a irse de vacaciones a muchos españoles y va a frenar la llegada de turistas extranjeros, sobre todo de Francia (su Gobierno ha desaconsejado viajar a España), Alemania (exige cuarentena a los que vuelvan de vacaciones de España) y de Estados Unidos (nos consideran un país “de alto riesgo”). Con ello, la última previsión de Exceltur, la patronal turística, apuesta por recuperar dos tercios del turismo nacional de 2019 y un tercio del turismo extranjero. Y así, facturar este verano 37.979 millones, 20.000 millones menos que en 2019, antes de la pandemia.

La industria turística espera que quien les salve este verano sean los turistas nacionales, que suponen la mitad de su negocio. La previsión es facturar este verano con los turistas españoles dos tercios del negocio de 2019 (-32,9% de facturación), mejor en agosto y septiembre que en julio. Y en paralelo, con los turistas internacionales facturar sólo un tercio del negocio de 2019 (-61,2% de facturación), más en julio que en agosto y septiembre, según el estudio de Exceltur. Y con ello, esperan que el verano sea más flojo en las zonas que suelen recibir más turistas internacionales (Baleares, Canarias y costa mediterránea) y haya más turismo en las zonas donde se esperan más españoles (norte de España, Galicia, interior de las dos Castillas, la Rioja, Navarra y Aragón, junto a Cádiz y Huelva). Dos Españas con dos veranos y ocupaciones turísticas diferentes.

La mayor incertidumbre sobre cómo acabará siendo este verano está en el turismo extranjero. La última previsión del Gobierno es que lleguen 16,9 millones de turistas internacionales, lo que supondría un tremendo avance sobre el verano pasado (vinieron 6 millones de turistas extranjeros) y algo más de la mitad de los turistas foráneos que entraron en el verano de 2019 (28,8 millones), un año récord. La incógnita está en los turistas británicos (21,5% de los turistas extranjeros en 2019), que pueden viajar a España sin hacer cuarentena a la vuelta (si están vacunados), lo que ha triplicado sus vuelos a España, aunque tienen el hándicap de ser el país europeo con más contagios por COVID 19. En el caso de los turistas franceses (13,2% del total en 2019), Cataluña y la Comunidad Valenciana está sufriendo los efectos de la recomendación del Gobierno galo para que no viajen a España. Y lo mismo pasa, sobre todo en Baleares y Canarias, con los turistas alemanes (otro 13,2% del total), a quienes su Gobierno exigirá cuarentena al volver de España si no están vacunados. Y también EEUU ha incluido a España como “zona de alto riesgo” COVID.

La evolución de la 5ª ola en agosto será clave para la evolución del turismo. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) no es ahora tan pesimista  y su última previsión (jueves 29) apunta que la incidencia no se va a cuadruplicar en Europa (como temía hace 10 días) sino que sólo se va a multiplicar por 1,5 (de 200 contagios el 25 de julio a 304 el 8 de agosto). Pero sigue colocando a España como el 2º país de la UE-27 con más incidencia del COVID, sólo por detrás de Chipre (1.496 contagios): creen que pasaremos de los 700 contagios de la semana pasada a 849 el 1 de agosto y 971 el 8 de agosto, aunque el viernes 30 de julio habíamos bajado a 687 contagios.  Sean 971 o más de 500 contagios este mes, España seguirá siendo un destino “de alto riesgo” en Europa. Y eso es desastroso para mantener el turismo extranjero, que podría anular reservas, lo mismo que los turistas nacionales. Por eso es especialmente urgente tomar restricciones duras para bajar drásticamente los contagios, especialmente en las zonas turísticas: Baleares (951 contagios el viernes), Cataluña (927), Comunidad Valenciana (575), Andalucía (565) y  Canarias (487), las 5 autonomías con más afluencia de extranjeros.

Además de lidiar con un “riesgo extremo” de contagios, los que están de vacaciones o se vayan a ir estos días sufrirán un tremendo aumento de precios. Empezando por las reservas de billetes de avión (con precios disparados en los vuelos nacionales) y las reservas de paquetes turísticos, que subieron un 14,5% en junio, según el INE. También están subiendo mucho los precios de los hoteles y alojamientos (un +6,1% en junio, según el IPC), que aprovechan en algunas zonas (norte de España y zonas rurales) la mayor demanda del turismo nacional para subir precios (y en julio han seguido subiendo los alojamientos, según el IPC adelantado que ha publicado el INE). No ayuda la fuerte subida de la luz mes tras mes (subirá un 35% en julio y costará el triple que en julio de 2020), subida de la que también “se cubren” los dueños de apartamentos y hoteles. Además, en verano suben siempre los alimentos y la mayoría de los productos del súper, por la mayor demanda.

La subida de precios ya la notamos al coger el coche para irnos de vacaciones. Los precios de los carburantes vuelven a marcar máximos la pasada semana: 1,41 euros por litro la gasolina (un 32% más cara que en mayo de 2020, que valía 1,07 euros) y 1,27 euros por litro el gasóleo (un 30% de subida sobre los 0,98 euros por litro que valía en mayo de 2020). Con ello, llenar el depósito cuesta ahora entre 16 euros más (gasoil) y 19 euros más (gasolina) que el verano pasado. Y España sigue teniendo los carburantes más caros de Europa antes de impuestos: 29 céntimos más cara la gasolina y 13,4 céntimos más caro el gasóleo que la media de precios de la UE-27, según el último Boletín Petrolero de la UE

Esto pasa, aunque el petróleo esté en máximos para todos (76 dólares barril frente a 31$ en mayo de 2020), porque España tiene una mayor demanda de gasóleo (59,2%) que de gasolina (9,1%) que Europa, lo que tensiona más aquí los precios, hay menos competencia en el refino y en la comercialización por regiones (Repsol, Cepsa y BP controlan el 60% de las gasolineras) y el margen bruto de los comercializadores (25 céntimos por litro en la gasolina y 24 en el gasóleo) es de los más altos de Europa, según la Comisión de Competencia (CNMC).

Si conseguimos pagar todas las subidas que nos esperan, desde la gasolinera al hotel y la paella o mariscada, sólo nos queda cuidarnos para evitar contagiarnos con el virus, que se está multiplicando entre los menores de 40 años no vacunados, aunque también contagia a los vacunados con 1 dosis (el 11,4% de los contagiados) y a los vacunados con las 2 dosis (5,5% de los actuales contagiados), según Sanidad.  Hay que intentar disfrutar estas vacaciones, el que pueda tenerlas, pero sin olvidar que el virus sigue entre nosotros y la pandemia no se ha acabado. 

Así que este verano será otra vez “diferente”, aunque tengamos más optimismo y confianza porque la inmunidad de rebaño está próxima, quizás no para septiembre (los expertos hablan de que la variante Delta obliga a vacunar al 80 y quizás al 92% de los españoles, que no basta con el 70% del que nos hablaban). Eso supondría que no ganaríamos la batalla al virus hasta final de año. Sea como sea, agosto va a ser todavía un mes complicado, para la salud y para el turismo y la economía.

Disfrutemos lo que podamos estas vacaciones,  pero no bajemos la guardia  frente al virus, para volver a casa con más garantías. ¡Descansen y cuídense¡