Lo primero que choca es que la población femenina ha aumentado más que la masculina en España, según el Censo del INE, tanto en los últimos 5 años (+973.195 mujeres frente a +790.763 hombres, entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2024) como en los últimos 16 años (+1.797.909 mujeres frente a +1.216.062 hombres entre 2008 y 2024). Pero ojo, al mirar la cifra de habitantes con más detalle, se ve que la cifra de mujeres nacidas en España ha bajado (-16.610 mujeres entre 2008 y 2024, frente a +44.287 hombres) y que si hay más mujeres censadas en España hoy es porque han venido muchas mujeres nacidas en el extranjero (hay +1.724.519 que en 2008, según el INE), sobre todo latinoamericanas, marroquíes y rumanas. Así resulta que, de las 24.875.363 mujeres censadas el 1 de enero en España, 4.528.894 nacieron en el extranjero (el 18,2%).
A partir de aquí, de las mujeres
que viven en España, analicemos su situación. La primera
discriminación es que hay muchas más mujeres inactivas, que no buscan
trabajo y se quedan en casa. De los 40.818.900 españoles en edad de
trabajar (más de 16 años), a finales de 2023 (EPA), 20.996.800 son
mujeres y 19.822.100 hombres. Pero casi la mitad de esas mujeres
potencialmente activas decidieron quedarse en casa (9.543.400 mujeres “inactivas”,
el 45,5%), frente a menos hombres (7.198.100 “inactivos”, el 36,3%). Y cuando
se busca la causa, el 20% de mujeres inactivas lo justifica en que atienden
a menores y dependientes (de 25 a 49 años suben al 29,4%), frente al 4,9%
de hombres que lo aducen. En otros casos, las mujeres no buscan trabajo porque
tienen menos formación, piensan que no lo encontrarán o porque han decidido “dedicarse
a su hogar”.
Y
otro factor que, según
CCOO, pesa muy negativamente es que las mujeres cobran muchos menos
complementos que los hombres y eso aumenta la brecha salarial final,
que no es tan grande en el salario base. Así, las mujeres no suelen cobrar
complementos como los que se abonan por esfuerzo físico, penosidad, nocturnidad
o disponibilidad horarias, que suelen estar “masculinizados”. También cobran
menos complemento por antigüedad, dado que la maternidad acorta sus
carreras profesionales. Y en paralelo, como tienen menos puestos directivos,
cobran también menos pluses y bonus discrecionales ligados a tareas
directivas.