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jueves, 10 de julio de 2025

La inflación dispara el gasto familiar

El gasto de los hogares batió un récord histórico en 2024: creció un +12,5% sobre antes de la pandemia, por la fuerte subida del gasto en sanidad, alimentación, vivienda,  educación,  hoteles y restaurantes. Un mayor gasto, sustentado en la subida de salarios y pensiones, que es “un espejismo”: gastamos más por la inflación, porque todo ha subido, pero en realidad gastamos menos que en 2019 (-7,5%). Los que más han aumentado su gasto estos años son las familias con menos ingresos, porque gastan porcentualmente más en alimentación y vivienda, lo que más ha subido, por lo que tienen más problemas para llegar a fin de mes. Y además, la renta real de los hogares  (ingresos descontando la inflación) es todavía menor que en 2008 (-4,3%). Un dato que explica por qué muchos españoles no acaban de “notar” la mejora de la economía, aunque crecemos y creamos más empleo que Europa. Pero la inflación ha subido un 33,5% y ese aumento se ha “comido” nuestro nivel de vida.

                            Enrique Ortega

El gasto medio por hogar fue de 34.044 euros en 2024, un 4,4% más que en 2023 y un máximo histórico, no sólo respecto a antes de la pandemia (30.243 euros en 2019) sino respecto a antes de la crisis financiera (31,773 euros en 2008), según la reciente Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. La mayor parte del gasto familiar se destina a la vivienda, agua, luz y gas (11.029 euros en 2024, el 32,4% del gasto total), seguida de la alimentación (5.391 euros anuales, el 15,8%), el transporte (3.877 euros, el 11,4%), los hoteles y restaurantes (3.374 euros, un 9,9% del total), seguidos a distancia del gasto en actividades recreativas, deporte y cultura (1.692 euros, el 5% del gasto total), vestido y calzado (1.432 euros, el 4,2%), sanidad (1.377 euros, el 4%),  muebles y artículos del hogar (1.274 euros, el 3,7%), seguros y financiación (1.270 euros, el 3,7%), cuidado personal y servicios (1.228 euros, el 3,6%) y bebidas, alcohol y tabaco (447 euros, el 1,3%).

Otro hecho relevante es que el gasto familiar no es homogéneo y ha crecido más, tanto en 2024 como en los últimos años, en las familias con menos ingresos, que son las que suelen gastar más porcentaje de sus ingresos en vivienda, alimentación y sanidad, lo que más ha subido. Así, según el INE, el 20% de las familias con menos ingresos aumentaron su gasto en 2024 (17.610 euros) un 10,9% y el 40% siguiente con rentas bajas y medias (que gastan entre 24.500 y 30.907 euros anuales)  los aumentaron un 6%, por encima de la media (+4.4%), mientras el 20% más rico sólo aumentó su gasto un +1,9% (hasta 58.272 euros).

Esta estructura del presupuesto familiar en 2024 revela un cambio en los hábitos de gasto de los españoles tras la pandemia. Básicamente, ha aumentado el gasto de los hogares en sanidad (gastamos ahora +31,4% que en 2019, por la ampliación y subida de los seguros médicos más otros gastos sanitarios, como la atención  bucodental, óptica y rehabilitación), en alimentación (el gasto familiar en comida y bebida ha aumentado un +25,78% desde 2019), en vivienda (+16,8% de gasto, por la subida de alquileres e hipotecas, junto al agua, luz y gas, a pesar de las ayudas y la bajada del IVA), en educación (+14,96% por las guarderías, colegios privados y concertados más transporte y comida escolar) y en el mayor gasto en hoteles y restaurantes (+13,58%), porque tras la pandemia “salimos más”.

Aquí también ha habido un comportamiento diferente del gasto, tras la pandemia, según los ingresos del hogar. Así, el gasto en viviendas y alimentos (lo que más ha subido) tiene mucho peso en las familias con menos ingresos: para el 20% más pobre, ambas partidas se llevan casi dos tercios de sus ingresos (el 60,2%, frente al 60,7% en 2019). Y gastan más en restaurantes y hoteles (6,3% del gasto total frente al 5,6% en 2019), mientras gastan porcentualmente menos en transporte (6,6% frente al 7%) y lo mismo en ocio y cultura (5%). El 40% restante, con rentas bajas y medias, gasta ahora más en vivienda y alimentos que en 2019, también en bares y restaurantes y menos en transporte y ocio. Pero el 20% más rico gasta mucho menos que el resto en vivienda y alimentación (el 40,1% de su presupuesto, un tercio menos que los más pobres), lo que más ha subido y más en transporte (15,9%), restaurantes y hoteles (11,9%) y ocio y cultura.

Por autonomías, las más ricas son donde más ha aumentado el consumo de los hogares entre 2019 y 2024, según el INE: País Vasco (15.504 euros de gasto por persona, un 13,8% por encima de los 13.626 de gasto medio por persona en España), Madrid (15.108 euros de gasto por persona en 2024), Cataluña (14.476 euros), Baleares (14.421 euros), Asturias (14.221 euros) y Aragón (14.178 euros). Y donde menos, en las regiones más pobres, que gastan casi la mitad:  Melilla (8.586 euros por habitante), Extremadura (11.398 euros), Ceuta (11.858 euros), Andalucía (11.865 euros) y Castilla la Mancha (11.921 euros).

El aumento del gasto de los hogares tras la pandemia ha sido posible por la subida del empleo (1,8 millones más trabajando) y la subida de salarios y pensiones. Pero no ha sido suficiente y los españoles han tenido que “tirar de los ahorros para pagar sus gastos y llegar a fin de mes: la tasa de ahorro cayó del 25,6% a mediados de 2020 al 7,7%  en septiembre de 2022, para afrontar lo peor de la inflación, aunque luego volvió a subir (se ahorraba el 14% de los ingresos al principio de 2024) y ahora lleva año y medio bajando (12,8% de ahorro el primer trimestre de 2025, según el INE).

En cualquier caso, el gasto histórico de los españoles en 2024 es “un espejismo, porque en realidad gastamos menos que en 2019, porque la inflación se ha disparado estos años. Así, si en 2024 gastamos de media 34.044 euros por hogar, un 12,5% más que en 2019, como la inflación creció un 20% estos cinco años, en realidad estamos gastando un 7,5% menos. A lo claro: gastamos más, pero compramos y consumimos realmente menos.

Esta realidad explica quizás que muchos españoles no acaben de “notar” la mejora de la economía, porque la inflación se ha comido parte de sus ingresos y sigue costándoles mucho llegar a fin de mes. Por un lado, los salarios en convenio han subido menos entre 2019 y 2024 (+13,39%) que la inflación media (+17,50% estos años). Y eso, junto a que todo ha subido, ha obligado a tirar de ahorros y ayudas para conseguir gastar más (para comprar menos). Otra forma de verlo es analizar la evolución de renta media neta de los hogares: ha pasado de 30.690 euros en 2019 a 38.365 euros en 2024. Pero si descontamos la inflación, la renta media real sólo ha crecido de 27.258 a 28.742 euros (+5,44%), según Funcas. Y un dato más llamativo: la renta real (descontando la inflación) de los hogares en 2024 (28.742 euros) era inferior a la renta real de 2008 (30.045 euros por hogar).

A lo claro: ganamos más, pero en realidad ingresamos menos que en 2008, porque la inflación acumulada (+33,5%) se ha comido nuestro aumento de ingresos (+27,7%), según Funcas. Eso podría explicar por qué una mayoría de españoles (55,3%) veían la economía española en una situación mala (37,3%) o muy mala (18%) en el Barómetro del CIS de mayo 2025, una valoración más pesimista que la del Barómetro de mayo 2019 ( sólo un 43,4 % veían la situación económica de España como mala o muy mala). Sin embargo, este pesimismo sobre la economía contrasta con el mayor optimismo sobre la propia situación económica personal: ahora (Barómetro CIS mayo 2025), el 69,3% de los encuestados la ven muy buena (3,8%), buena (65,5%) o regular (7%) y sólo un 23% mala o muy mala, mientras hace cinco años, antes de pandemia, eran la mitad que hoy (el 33,7%) los que la veían bien.

En cualquier caso, al margen de la percepción sobre la economía del país y la propia, tenemos un problema de fondo: la inflación se ha disparado en los últimos 16 años y los ingresos de los hogares han crecido menos, aunque en los últimos años hayan mejorado salarios, pensiones y empleos. Eso quiere decir que no podemos bajar la guardia de la inflación, porque aunque ahora sea baja (+2,2% anual en junio), se va acumulando y se come nuestros ingresos, dificultado el consumo y llegar a fin de mes. Y aunque España crezca más que la mayoría, la mayoría de los familias (sobre todo las más modestas) “no lo notan”.

Habría que actuar en dos frentes. Por un lado, tomar más medidas eficaces contra la inflación, que pasan por mejorar la competencia en todos los sectores y actividades, evitando “monopolios de hecho en muchos negocios y reduciendo márgenes (beneficios) injustificados. De hecho, el BCE y otros banqueros centrales asumen que “la avaricia de las empresas (disparando márgenes y beneficios) disparó la inflación” y que, ahora, con la inestabilidad comercial y geopolítica mundial, es otra vez el mayor riesgo de repunte de la inflación.

Y por otro lado, hay que aumentar los salarios e ingresos de los hogares, que siguen siendo más bajos que en el resto de Europa: 4 de cada 10 trabajadores ganan menos de 1.214 euros netos y el salario por hora en España (18,9 euros) queda lejos del de la UE-27 (25,2 euros), Francia (29,7 euros), Alemania (33,6 euros) e Italia  (35,2 euros). Esto explica, junto a la inflación, que el consumo per cápita real (descontando la inflación) de los españoles haya aumentado sólo un +0,2% entre 2019 y 2024, mientras en la eurozona aumentó +1,4%.

Pero hay que hacer una reflexión de fondo: para que los españoles tengan mejores salarios, hay que mejorar la productividad de la economía, para que crezca no sólo porque hay más gente trabajando (como pasa ahora, sobre todo por la llegada de inmigrantes) sino porque los que trabajan sean más eficientes, no tanto por ellos sino porque mejore y se modernice el modelo económico español, incorporando más innovación y tecnología, más digitalización, más industria y exportación, unas empresas de mayor tamaño y mejor organizadas, que integren y organicen mejor el capital humano. Todo un reto, la mejora de la productividad, que lleva años, pero que es clave para conseguir que más gente gasten y vivan mejor. Y lo noten.

lunes, 3 de abril de 2023

España crece pero sigue lejos de la Europa rica

España es el país europeo grande que más creció en 2022 (y 2021), aunque todavía producimos menos que antes de la pandemia, porque caímos mucho más en 2020. Pero nadie dice que España es también uno de los paises europeos que menos produce por habitante, lo que distancia nuestra renta de la europea (es el 85%). Y eso no mejora. En 2022, España ocupaba el puesto 18º en el ranking europeo de productividad y en los últimos años nos han “adelantado” 6 paises pequeños, que producen más por habitante: Malta, República Checa, Eslovenia, Chipre, Lituania y Estonia, los 6 ahora “más ricos” que España, igual que otros 11 paises del centro y norte de Europa. ¿Qué pasa? Que somos menos productivos, porque aquí trabaja menos gente y trabaja peor, con menos eficacia, por culpa de la peor formación, tecnología, inversión, tamaño empresas, precariedad  y escaso peso de la industria. Por eso urge modernizar la economía. Nos jugamos mejorar el nivel de vida y acercarnos a la Europa rica de una vez.

Enrique Ortega

España volvió a crecer con fuerza en 2022, según ha confirmado el INE, a pesar de la inflación y la guerra de Ucrania: un +5,5%, lo mismo que en 2021. Con ello, volvemos a ser, por 2º año consecutivo, el país europeo grande que más crece, aunque todavía no recuperamos la producción (PIB) de antes de la pandemia, porque fuimos el país europeo que más cayó en 2020 (-11,3%). Con ello, España se consolida como la 4ª mayor economía de la Unión Europea, con una producción de 1.327.108 millones de euros (PIB 2022), sólo por detrás de Alemania (3.867.050 millones de euros, un PIB tres veces mayor), Francia (2.642.713 millones de PIB, dos veces el de España) e Italia (1.99.154 millones de euros producidos, casi vez y media el PIB español). Y si tomamos toda Europa, seríamos la 5ª economía europea, porque Reino Unido es la 2ª mayor economía (2.910.698 millones de euros de PIB en 2022). A España le siguen, ya lejos, Paises Bajos (941.186 millones de PIB), Polonia (654.644 millones), Bélgica (552.000 millones) e Irlanda (502.584 millones de euros).

Pero este dato del PIB total es engañoso, porque unos paises tienen más población que otros. Y por eso, lo importante es lo que produce cada país por habitante (el PIB por habitante), el verdadero indicador de la renta y la riqueza de cada país. Y ese dato, corregido con la inflación, para no sobreestimar el PIB de los paises con más inflación. Así llegamos a una estadística de la que se habla poco, pero que es crucial para determinar qué paises son más productivos y por tanto tienen mejor nivel de vida y más renta: el PIB per cápita ajustado por el nivel de precios. Un dato que Eurostat acaba de publicar para 2022 y que revela que España no ha recortado apenas su distancia con el resto de Europa: producimos por habitante el 85% de la media europea (UE-27), cuando en 2021 y 2020 era el 83%, pero todavía es peor que en 2019, cuando producíamos el 93% que Europa.

Este dato, lo que produce cada país por habitante (descontando el efecto de la inflación) es el que realmente indica la productividad y la riqueza de cada país: los paises del centro y norte de Europa producen más por habitante y por eso tienen más renta. En 2022, había 11 paises europeos que producían más que la media europea (índice 100) y por eso son los más “ricos”, según Eurostat: Luxemburgo (261% del PIB por habitante europeo, porque tiene un alto PIB y poquísima población censada), Irlanda (234%, porque tiene radicadas muchas multinacionales que facturan allí y producen en otros paises), Dinamarca (produce un 136% el PIB medio UE), Paises Bajos (130%), Austria (125%), Bélgica (121%), Suecia (119%), Alemania (117%), Finlandia (109%), Malta (102%) y Francia (101%).

Luego hay un 2º grupo de paises europeos, que están por debajo de la media de productividad de Europa (100) y por ello tienen una renta “media”, por debajo de los 11 paises de la Europa rica, destacando el puesto nº 12 de Italia (96% del PIB por habitante europeo, que perdió en 2014) y el puesto nº 18 de España (83% del PIB europeo en 2022), que en los últimos años ha sido “adelantada” por 6 paises pequeños: Malta (nos superó en 2014 y tiene el 102% del PIB por habitante de la UE-27), la República Checa (nos adelantó en 2019 y ahora tiene el 91% del PIB por habitante europeo), Eslovenia (92%), Chipre (92%) y Lituania (90%), tres paises que adelantaron a España en 2020, y Estonia (que superó a España en 2021 y tiene el 87% del PIB por habitante europeo).

En el tercer grupo de paises, el furgón de cola de la productividad y la renta, están Polonia (79% del PIB europeo, más cerca de adelantar a España, con el 85%), Hungría, Portugal y Rumanía (tres paises con un PIB por habitante del 77% de la media UE-27), Letonia (74%), Croacia (73%), Grecia (68%), Eslovaquia (67%) y Bulgaria (el farolillo rojo: su PIB por habitante es el 57% de la media europea y muy alejado de la Europa rica.

Así que somos la 4ª mayor economía de la UE, pero el país nº 18 en producción por habitante y renta, cuando en 2013 ocupábamos el puesto nº 12 de este ranking. Cuando España ingresó en la CEE, en 1986, teníamos un PIB por habitante que era el 76% de la media europea. La incorporación a Europa tuvo costes, pero relanzó el crecimiento español, con lo que en el año 2.000 rozamos el nivel europeo de productividad (98%) y lo superamos por primera vez en 2002 (101%), alcanzando el máximo en 2006 (105% del PIB por habitante europeo) y manteniéndonos por encima en 2007(104%), 2008 (102%) y 2009 (101%). Con la crisis financiera y de deuda, nos dimos el batacazo en 2010 (el PIB por habitante bajó al 96% de la UE-28), para seguir cayendo después y marcar dos mínimos en 2013 y 2014 (90% de la renta por habitante europea), Con la recuperación, la productividad mejoró algo, pero seguía la brecha con Europa (91% en 2019). Y con la pandemia, la productividad volvió a bajar (al 83% en 2020 y 2021) y apenas se recuperó en 2022: nuestro PIB por habitante es el 85% del europeo, la distancia de 1990.

El problema no es sólo que España tenga por delante a 17 paises europeos más productivos, que producen más por habitante y por ello tienen mayor renta. Es que además, esa menor productividad afecta a casi todas las regiones: sólo hay tres autonomías más productivas que la media europea, con datos de 2021 (los últimos de Eurostat regionalizados): Madrid (114% de la media UE-27), País Vasco (108%) y Navarra (101%). Las 16 regiones restantes tienen menos productividad que Europa, aunque están por encima de la media española (83% en 2021) La Rioja (89%), Aragón (94%) y Cataluña (98% de la media europea). Pero lo más dramático es que España tiene 8 regiones con menos del 75% de la productividad media europea, con menos de tres cuartas partes de su renta: Andalucía, Extremadura y Canarias (62% del PIB por habitante UE-27), Melilla (63%), Castilla la Mancha (67%), Murcia y Ceuta (69%) y Comunidad Valenciana (73%), según Eurostat.

¿Qué pasa? ¿Por qué producimos menos por habitante que 17 paises europeos? Básicamente, por 2 causas de fondo, que explican también que tengamos un menor nivel de vida que dos tercios de Europa: porque aquí trabaja menos gente y trabaja peor, con menos eficacia o productividad. Veámoslo.

Lo primero, trabaja menos gente en España, hay menos ocupados produciendo y creando riqueza (PIB).La tasa de empleo en España (porcentaje de personas de 15 a 64 años ocupadas) es del 64,4% (diciembre 2022), frente al 69,9% en la UE-27, el 77,2% en Alemania, el 68,1% en Francia y el 60,1% en Italia, según Eurostat. Incluso trabaja mucha más gente que en España  en Malta (72,7%), República Checa (73,5%), Eslovenia (73,1%), Chipre (72,7%), Lituania (73,8%) y Estonia (76,4%), los 6 paises que nos han “adelantado” estos años. Este bajo nivel de empleo en España tiene mucho que ver con nuestro modelo económico, basado en los servicios, poca industria, empresas con poca tecnología, que exportan menos y venden productos con menos valor añadido, que crean menos empleo. Si España tuviera la tasa de empleo media de la UE-27, tendríamos 1,7 millones de personas más trabajando (y aumentando nuestro PIB por habitante y nuestra renta). Y si tuviéramos la tasa de empleo de Alemania, en España trabajarían casi 4 millones más que ahora.

Además de tener menos gente trabajando, los que trabajan lo hacen “peor”, con menos eficacia: somos menos productivos por empleado. De hecho, si vemos el mapa de la productividad de Europa, estamos en el 2º nivel de productividad por empleado, muy por debajo de centro Europa y los paises nórdicos (salvo Madrid, País Vasco y Navarra) y que Francia o Italia, siendo sólo menor la productividad de algunos paises del Este (salvo la de República Checa, Estonia, Lituania y Eslovenia, que nos superan). Además, España ocupa el puesto 36 en el ranking mundial de productividad que publica el Foro Económico Mundial (2022) y mide 12 variables, quedando por detrás de 18 paises europeos a los que se considera más competitivos: Dinamarca (el 1º del ranking mundial), Suiza (2º), Suecia (4º), Paises Bajos (6º), Finlandia (8º), Noruega (9º), Irlanda (11º), Luxemburgo (13º), Alemania (15º), Islandia (16º), Austria (20º), Bélgica (21º), Estonia (22), Reino Unido (23º), República Checa (27º), Francia (28º), Lituania (29ª) y Letonia (35º).

Somos menos productivos que media Europa (y por eso, menos ricos) por 3 causas fundamentales, según este estudio de la Fundación BBVA e Ivie: porque invertimos menos en tecnología, porque tenemos una mano de obra peor formada y porque hay menos inversión (pública y privada). Analicemos estos hándicaps.

El primero, la menor apuesta por la tecnología y la innovación, claves para mejorar la productividad de un país. España ha estado más de una década, desde 2010, recortando su inversión en Ciencia, que es la mitad de la europea: 363,66 euros por habitante (2021) frente a 695 euros en la UE-27. La inversión en I+D+i ha pasado del 1,35% del PIB en 2008 al 1,43% en 2021, aumentado la distancia con Europa (que pasó el 1,88% del PIB al 2,32% en 2021, según la Fundación COTEC. Y lo preocupantes es que invertimos en Ciencia la tercera parte que Alemania (3,4% en 2021), la mitad que Francia (2,35%) y menos que Italia (1,53%), nuestros directos competidores. Pero además, España gasta menos en Ciencia que paises más pequeños de la Europa del Este que nos han adelantado en productividad: Eslovenia (gastan el 2,15% del PIB), República Checa (1,99%) o Estonia (1,79%). Incluso gastamos menos en Ciencia, en porcentaje, que Portugal (1,58% PIB) y Grecia (1,49%). El retraso en la tecnología está sobre todo en las empresas, que gastan en Ciencia la mitad que las empresas europeas (0,78% del PIB frente al 1,50% en la UE-27).

El 2º factor clave para ser productivos es tener trabajadores bien formados. Y aquí, España tiene un doble problema. Por un lado, tenemos muchos más adultos con poca formación (el 36,1% no tiene acabada la ESO, frente al 16,4% en la UE-22 y el 20,1% en la OCDE) y pocos con formación intermedia, Bachillerato o FP Grado medio (23,2% en España frente al 45,8% en la UE-22  y el 42,1% en la OCDE), según el informe Panorama de la Educación 2022 de la OCDE. Por otro lado, la mayoría de los jóvenes españoles eligen Bachillerato y no Formación Profesional (35%, frente al 48% en la UE-22 y el 45% en la OCDE), con lo que tenemos “demasiados universitarios”, con enseñanzas poco dirigidas al empleo que se demanda y un exceso de jóvenes “sobrecualificados”, trabajando en actividades poco productivas.

El tercer factor que explica nuestra menor productividad es que España invierte menos, tanto en inversión pública como privada, dos factores que contribuyen a que un país sea más eficiente. La inversión total cayó un 10% entre 2008 y 2019, por los recortes en la inversión pública (de 2010 a 2016) y en la inversión privada, por la crisis empresarial. Y aunque la inversión mejoró en 2021 y 2022, todavía está por debajo de 2008, sobre todo en infraestructuras, equipamientos y reposición de equipos e instalaciones, lo que dificulta aumentar la productividad, sobre todo en algunos sectores y regiones, a la espera de que empiecen a notarse las inversiones derivadas de los Fondos europeos.

Hay otros factores que nos restan productividad y riqueza. Uno muy importante y destacado desde hace años por la Comisión Europea, el FMI y la OCDE es la elevada precariedad del empleo en España, con el doble de empleos temporales que Europa hasta 2021 (25,4% frente al 13,1% en la UE-27). Y aunque la reforma laboral ha reducido la temporalidad en España (al 17,91% en 2022), aún supera a la europea (12,4%). Y está demostrado que los trabajadores temporales son “menos productivos”. Además, también influye negativamente la organización del trabajo en España, donde hay “poca participación de los trabajadores en la gestión de las empresas”, según un estudio de CaixaBank Research, que revela una menor gestión en equipo y un fuerte peso de los jefes del “ordeno y mando”, lo que no ayuda a crear un buen clima laboral ni a mejorar la productividad.

Otro factor clave, que nos resta productividad es que en España hay demasiadas pymes y pocas grandes empresas, que suelen ser “más productivas”. Según el último Censo, tenemos 2.922.993 empresas, de las que el 93,37% son muy pequeñas (el 54,96% sin asalariados y otro 38,41% con menos de 10 empleados), el 5,35% son pequeñas (162.099 tienen de 10 a 50 trabajadores), un 0,90% son medianas (26.341 tienen entre 50 a 249 trabajadores) y sólo hay 5.305 empresas grandes (el 0,18%), con más de 250 trabajadores. Un estudio de la patronal CEPYME revelaba que las empresas pequeñas son más vulnerables: cierran antes, se financian peor, venden menos, crean menos empleo, pagan menos salarios, innovan, invierten y exportan menos. O sea, son menos productivas.

Y todavía hay más factores que restan productividad a España, , como la excesiva regulación y burocracia, la dispersión de normas (17 autonomías), la falta de competencia en muchos sectores (electricidad, petroleras, telecomunicaciones, banca…), la lentitud en la Justicia, las dificultades de financiación de las pymes, los mayores costes energéticos y de transporte, la falta de estabilidad laboral o el retraso en la digitalización de la economía.

Ya sabemos mejor por qué somos menos productivos y menos ricos que media Europa, por  qué nos han adelantado 17 paises, aunque crezcamos más que la mayoría. Hasta ahora, las empresas han tratado de compensar esta menor productividad “devaluando salarios”, un tercio más bajos que la media en Europa. Y se ha reflejado también en una menor renta y un menor nivel de vida de los españoles respecto a la Europa del centro y norte del continente. Pero ahora, el Plan de Recuperación y las reformas emprendidas pueden cambiar esto, mejorar nuestra productividad y nuestro nivel de vida. Hay que modernizar la economía y conseguir que trabaje más gente y que trabajen mejor. Sólo así viviremos mejor.