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jueves, 5 de marzo de 2015

Enganchados al "smartphone" para todo


Barcelona es esta semana la capital mundial del móvil, con el Mobile World Congress. España es uno de los países con más móviles del mundo y el 85% son ya teléfonos inteligentes (smartphones), el mayor porcentaje en Europa y el cuarto del mundo. Y no es sólo que tengamos 43 millones de smartphones: lo relevante es que no podemos vivir sin este móvil inteligente, con el que más que hablar por teléfono, nos comunicamos vía Internet: mensajería instantánea, mails, envío de fotos y vídeos, redes sociales, juegos, noticias, música, vídeos, TV… Estamos tan enganchados al smartphone que uno de cada cuatro adultos lo miran más de 50 veces al día. Un aparato sin el que no podemos vivir. El problema es que a las telecos no les salen las cuentas: llevan cinco años perdiendo ingresos por la guerra de precios, y antes o después nos subirán las tarifas (lo acaba de advertir Vodafone en Barcelona: "subirá el móvil"). Y como estamos tan enganchados, tendremos que pagar lo que nos pidan.
 
enrique ortega

En España hay más móviles que habitantes: 51 millones de móviles a finales de 2014, según datos de la CNMC. Y de ellos, un 85% son ya teléfonos inteligentes (smartphones), según el informe “Consumo móvil en España 2014”, elaborado por Deloitte. Eso nos convierte en el cuarto país del mundo con más penetración de los smartphones, sólo por detrás de Singapur (89%), Corea del Sur (88%) y Noruega (87%). Y estamos muy por delante de la Unión Europea (71%), con más penetración de los móviles inteligentes que Reino Unido (76%), Francia o Alemania (67%), según el informe “La sociedad de la información en España 2014”, elaborado por la Fundación Telefónica. En España, el 88% de los teléfonos inteligentes son Android (el líder es Samsung) y el 7,5% son  de Apple (IOS).

El éxito de los smartphones ha permitido que el móvil sea el sistema más utilizado por los españoles para acceder a Internet, por primera vez en 2014: se conectan a la Red por el móvil el 81,7% de los hogares, frente al 72,7% por el portátil o tablet o el 53,5% con el ordenador de sobremesa. La gran revolución de Internet en España, donde 24,5 millones de personas se conectan ya cada semana, es el tirón del Internet móvil: es el modo de acceso de 20,2 millones de personas en 2014, casi el doble que en 2012 (10,4 millones), según la Fundación Telefónica. Y la forma preferida de conexión móvil es, como en la mayoría del mundo, a través de Wifi (59%, frente al 38% en 2013), siendo el 40% a través de redes (a pesar del 4G).

¿Para qué usamos el smartphone? Bueno, lo primero para hablar por teléfono (84%), pero esta función está bajando año tras año. Y cada vez usamos más el móvil para comunicarnos por otras vías: mensajería instantánea (ha pegado un salto hasta el 77% de uso y la utilizan ya  el 89% de los jóvenes 18-24 años), envío de mails (43%), acceso a redes sociales (42%), SMS (35%, ha caído estrepitosamente), envío de fotos o vídeos (7%) y llamadas VoIP (5%). Lo más destacado en 2014 ha sido la generalización de WhatsApp: el 98% de los smartphones lo tienen instalado y el 51,5 % lo usan diariamente, siendo España el país europeo que más utiliza WhatsApp, según un informe de la CNMC. Y el cuarto del mundo, sólo por detrás de Sudáfrica, Singapur y Hong Kong. La realidad es que el uso del WhatsApp (y Skype) se ha comido a los SMS (también porque eran más caros en España) y a las redes sociales, que crecen menos porque la juventud se comunica más por WhatsApp. Y a las telecos les está haciendo polvo, porque siguen cayendo las llamadas entre móviles.

Los  usuarios de smartphones se bajan cada día millones de aplicaciones, para multiplicar los usos de su móvil, desde navegadores a buscadores y apps para bajarse música, juegos, vídeos, ver películas, operar con su banco o buscar entradas, billetes de avión o viajes. De media, cada usuario de smartphones tiene instaladas 39 aplicaciones, según la Fundación Telefónica.  La mayoría busca que sean gratis, aunque también crecen las de pago. En el día a día, la mayoría utiliza el móvil para leer o descargar noticias (77,6%), participar en redes sociales (67,1%), acceder a la banca electrónica (49,2%) o vender cosas (13,4%).En general, el 43% de los usuarios utilizan el móvil para buscar información, el 66% para planificar sus viajes y el 25% para ver vídeos, según la Fundación Telefónica. Incluso, se piden por Internet el 36% de las citas médicas y se hacen un 63% de consultas con la Administración.

El smartphone no se utiliza todavía demasiado para comprar por Internet, aunque sí para informarse bien antes de hacer una compra física. En 2014, 14,9 millones de españoles realizaron alguna compra por Internet (1,9 millones por primera vez), un 32% de los internautas frente al 47% en Europa. Y muchos lo hicieron vía móvil. De hecho, los expertos creen que el futuro de las compras online está en el smartphone, sobre todo entre los jóvenes (18-34 años), que ya hacen la mitad de estas compras. Por eso, esperan que el comercio por móvil (m-commerce) crezca en España un 48% en 2015, cuatro veces lo previsto (+13%) para el comercio online (e-commerce), según un estudio de PayPal y la consultora Ipsos.

Otro reto pendiente para el smartphone son los pagos. España es el cuarto país europeo en la utilización de la banca móvil, tras Turquía, Holanda y Polonia: en 2014, un 48% de españoles utilizaron aplicaciones de banca móvil, para acceder a sus cuentas a través de Internet, según un estudio de ING. Pero la mayoría utiliza el móvil sólo para consultar las cuentas (50% usuarios) y pocos para mover dinero entre cuentas (11%), pagar facturas (8%) o hacer transferencias (3%), por temor a problemas de seguridad. Sin embargo, el futuro de la banca está en los teléfonos inteligentes, para lo que deberán invertir aún mucho en desarrollos, y ofrecer una operativa sencilla y segura. Otra gran potencialidad de los móviles es el pago directo en tiendas, algo poco desarrollado en España porque no todos los smartphones pueden hacerlo (necesitan la tecnología NFC) y porque aquí son bastante populares las VISA de pago sin contacto (hay 4,45 millones y somos el tercer país de Europa en estas tarjetas para pequeños pagos, tras Polonia y Reino Unido). Y también avanzan las transferencias vía móvil a través de PayPal. Cara a un futuro muy cercano, gigantes como Google, Apple, PayPal y Microsoft buscan quitar negocio a los bancos tradicionales a través del móvil.

Otro uso del smartphone es para los juegos online. En España hay ya 2 millones de jugadores vía Internet y la mitad al menos son jóvenes que juegan con su smartphone. Y más desde enero de este año, en que se han autorizado las tragaperras online. El problema es el grave riesgo de ludopatía, incluso para los adolescentes: se han detectado muchos casos de niños de 13 a 18 años que juegan online, utilizando el DNI y la tarjeta VISA de sus padres. Y por eso crecen los casos de adicción al juego online en hospitales y consultas médicas.

Para adicción, la que tenemos todos con el smartphone. Ya no es sólo que lo utilicemos para casi todo, desde mandar un WhatsApp a amigos y familiares a conectarnos a Facebook, comprar una entrada, preparar un viaje, ver el periódico o escuchar música. Es que nos pasamos el día consultándolo: 1 de cada 4 adultos miran su smartphone más de 50 veces al día, según el informe de la Fundación Telefónica. Y los jóvenes de 18 a 24 años, 75,6 veces al día, según el informe de Deloitte. Esto tiene implicaciones negativas en todos los ámbitos, desde la educación y el trabajo a la vida familiar y la conducción (cada vez hay más accidentes de tráfico por mirar un WhatsApp que nos llega conduciendo). Y hay médicos que ya tratan la adicción al móvil: no en vano, un 10% de jóvenes lo mira más de 100 veces al día

En cualquier caso, el smartphone ha cambiado nuestras vidas y ha venido para quedarse mucho tiempo: para 2020, el 90% de la población mundial tendrá un móvil y la mayoría serán smartphones más sofisticados. Veremos grandes cambios en los próximos años, sobre todo en pagos y servicios bancarios, vídeo y TV bajo demanda, educación y ocio. Todo apunta a móviles modulares, que ofrezcan más servicios a través de aparatos que se conecten con ellos, como apunta el Proyecto Ara de Google. Y móviles que estén conectados a las cosas, a nuestro hogar, a nuestros electrodomésticos y a nuestro coche, como una llave para hacer más cosas. Las posibilidades son casi infinitas y aún no podemos casi ni vislumbrarlas.

Pero como siempre, la innovación y el futuro hay que pagarlos. De momento, parece que tener un móvil inteligente nos sale bastante barato. Eso se debe a la tremenda competencia entre las telecos, que llevan cinco años con una guerra de ofertas y precios, que ha beneficiado mucho a los usuarios. Pero quizás hayamos llegado al límite: los ingresos de las telecos que operan en España se han desplomado un 35% entre 2010 y 2014, por el triple efecto de la bajada de tarifas (-50% en voz), la guerra de ofertas fijo-móvil-Internet y la pérdida de ingresos por el auge de WhatsApp y Skype. Y, en paralelo, necesitan hacer fuertes inversiones para extender y ampliar redes y ofrecer nuevos servicios. Una pinza que sólo se resuelve de una manera: consiguiendo más ingresos. Y ahí entramos nosotros, los usuarios.

De manera que, antes o después, las telecos empezarán a subirnos las tarifas, a cobrarnos más no tanto por la voz como por los datos, por los servicios, por los usos y descargas. Y más si el mercado lo acaparan "los tres grandes"  (Movistar, Vodafone y Orange), que controlan el 90% del mercado.  Lo acaba de advertir en Barcelona el consejero-delegado de Vodafone: "El móvil subirá en España". Es impepinable si no quieren irse a pique. Y ahí, nosotros tenemos un problema: estamos enganchados. Y nuestros hijos más. Así que podrán cobrarnos más fácilmente, aunque protestemos. Pero no podemos prescindir del móvil para casi todo. Nos tienen bien cogidos.

domingo, 29 de abril de 2012

Móviles: batalla por el robo de clientes


La crisis también ha llegado a los móviles: se venden menos y más baratos, mientras Movistar y Vodafone ya no los regalan como gancho comercial, por su alto coste. Y porque sus ingresos han caído un 4%. Pero sigue la guerra de precios y el robo de clientes: cada mes, más de medio millón cambian de compañía. Todavía deben bajar más los precios, más altos que en Europa, pero las operadoras temen que esta guerra les impida invertir en redes, que pueden colapsarse si no se amplían y se hacen más veloces, por el vertiginoso aumento del tráfico de datos. La pelea es quien paga esas inversiones, ya que Google, las redes sociales y las empresas de contenidos son los que más ganan con las redes y no invierten. Al final, acabaremos pagándolo también los usuarios, pero indiscriminadamente.

El negocio de la telefonía móvil es un mercado maduro y saturado, porque no puede crecer mucho: hay  56,2 millones de líneas y 36 millones de usuarios, con lo que tienen móvil el 92% de los mayores de 16 años. La crisis y la guerra de precios ha bajado un 4% los ingresos de las operadoras de móviles (13.461 millones en 2011), que suponen el 58% del negocio de las telecomunicaciones y 2,5 veces los ingresos de la telefonía fija.

La guerra de precios, agravada desde el verano, agudizó la fuga de clientes: 5,5 millones en 2011 y unos 540.000 al mes en 2012, con lo que somos el país con los clientes más infieles de Europa. Y pierden más los que más clientes tienen: Movistar (perdió 2,15 millones de clientes en 2011 y tiene un 39,6% de cuota, frente al 60% en 1999), Vodafone (-1,6 millones y 28,2% cuota) y Orange (-1,1 millones perdidos, aunque ganó 1,4 y tiene 20,06 % de cuota), mientras los ganan Yoigo (la sueca Telia Sonera, que entró en 2007, ganó 779.000 clientes, con el 5,34% de cuota) y los operadores móviles virtuales (MasMóvil, Simyo, Jazztel, Pepephone, Happy Móvil , Labara, Eroski móvil, Carrefour online y hasta 30 en total), que alquilan las redes de los grandes y les robaron 1.224.212 clientes (tienen 6,78% de cuota).

Un mercado que no crece para unos 40 operadores que pelean cada día por el cliente a golpe de tarifas y con el caramelo de regalar terminales, sobre todo teléfonos inteligentes (Smartphones). Pero tanto Movistar como Vodafone ya no regalan teléfonos a nuevos clientes, sólo a los clientes fieles, para que no se vayan. Eso sí, ofrecen a los clientes nuevos financiarles el nuevo terminal (sin intereses y en cuotas mensuales) y pagarles por su viejo teléfono si lo cambian. Y además, como ha caído la venta de móviles (-10% en 2011), están vendiendo Smartphones usados (con 40% de descuento) y Movistar se ha aliado con Mozilla, Qualcomm y Adobe para fabricar un Smartphone low cost, de 100 dólares (unos 70 euros).

Las operadoras fomentan el uso de los teléfonos inteligentes porque el negocio no está en las llamadas sino en los datos, en el acceso a Internet. Pero el Smartphone y los dispositivos móviles (tablets y videoconsolas con acceso a la red) pueden colapsar sus redes y les obligan a cuantiosas inversiones, unos 150.000 millones para todas las operadoras europeas. El tráfico de datos se va a multiplicar por 18 en cinco años, según un estudio de Cisco. Eso obliga a las operadoras europeas a invertir en redes de cuarta generación (4G), con una velocidad superior a 100 megas (diez veces más que las redes 3G), que Movistar tiene en pruebas en Madrid, Barcelona y Londres.

Mientras, la batalla de cada día se da en las tarifas, cada vez más enrevesadas para atraer al cliente que busca ahorrarse el céntimo. La guerra ha provocado ya que los precios hayan caído casi la mitad (-43% desde 2007), pero todavía son más altos que en Europa: la telefonía móvil es un 60% más cara en España, según Eurostat. Y deberá bajar a partir de abril y sobre todo en enero de 2014, por imperativo dela Comisión Europea, que obliga a las compañías a bajar (de 4 céntimos a 1,09) las tarifas que se cobran entre ellas, lo que debería repercutir (aunque sólo un 20%) en los clientes.

Pero lo fundamental no son las tarifas escaparate (que bajaron otro 10% en 2011), sino lo que realmente pagan los usuarios, con los trucos de las tarifas planas: si hablan más de lo contratado (muy habitual), se pasa de pagar de 6 o 8 céntimos a 12 o 18, más el establecimiento de llamada (15 céntimos). Y están las cuotas fijas, consumo mínimo, coste SMS, exigencia de permanencia, limites de navegación…, que al final suben la factura. Por eso, crece el móvil de prepago: lo tienen el 70 % de clientes en compañías low cost y un tercio en las grandes.

Los clientes se beneficiarán del aumento de competencia que supondrá  poder cambiar de compañía en un día (ahora son 4) desde junio de 2012. Pero ojo: las operadoras van a tener que hacer cuantiosas inversiones en redes y 4G y tendrán que sacar el dinero de algún sitio. Por eso, los Gobiernos y la UE les tendrán que ayudar con las tarifas. Y los operadores tendrán que seguir peleando duramente con Google, Apple, Microsoft  y las redes sociales, que son los que sacan más ingresos de Internet, para que ayuden a financiar unas redes que son la clave de su negocio: sin carreteras no hay tráfico.

Pero al final, lo fácil es que lo paguemos los usuarios, indiscriminadamente. Porque un 80% de internautas usan poco la Red y pagan casi como el resto. Ahí está la clave: quien consuma más redes, más datos, más vídeos, más contenidos y aplicaciones, sobre todo empresas y profesionales, que pague más por su móvil conectado a Internet. Y sobre todo, los que hacen negocio con los móviles y la Red. No tarifas planas iguales para todos. Sería injusto.

domingo, 2 de octubre de 2011

La guerra de los móviles

Hay más móviles que españoles. Y una feroz competencia entre compañías para robarse clientes: medio millón cambian cada mes, con el gancho de un móvil gratis o mejores tarifas. La novedad es que las grandes compañías han entrado este verano en la guerra de tarifas, con ofertas de 6 céntimos minuto, que cuestan más por la letra pequeña. Todo apunta a que la guerra de precios seguirá, pero no mucho más. Las operadoras necesitan hacer grandes inversiones en redes, que sólo pueden salir de los clientes, además de intentar cobrar a Google y las redes sociales. Llamar será más barato, pero nos cobrarán más por Internet, datos, vídeos y aplicaciones.
www.enriqueortega.net
La telefonía móvil genera unos ingresos de 14.000 millones de euros, 2,5 veces los de la telefonía fija y el 58% del negocio de las telecomunicaciones. En España hay 55,7 millones de líneas de móviles  y casi 32 millones de usuarios, el 92% de los españoles entre 16 y 75 años. Un servicio donde los precios han caído a la mitad en los últimos diez años, debido a la feroz competencia entre operadoras. Si antes estaba sólo Telefónica (Movistar) con Vodafone y Orange, hace cuatro años se forzó la entrada de Yoigo (la sueca Telia Sonera) y los operadores móviles virtuales (Mas Móvil, Simyo, Jazztel, Pepephone, Happy Móvil , Labara,  Eroski móvil,  Carrefourline...), que ofrecen servicio sin tener red (alquilándola a los grandes).
El resultado es que Yoigo tiene 2,5 millones de clientes y los operadores virtuales casi 3 millones más. Y han arrebatado ya casi un 11% de cuota de móviles a Telefónica (40,82%), Vodafone (28,15%) y Orange (20,09%). En junio, los grandes reaccionaron entrando en la guerra de precios, que empezó Movistar bajando a 6 céntimos minuto. Un gancho que tiene “truco”, ya que hay que sumar el establecimiento de llamada (sale así un mínimo de 17,70 céntimos por llamada), una cuota mensual (6 €) y un consumo mínimo, además de mucha letra pequeña. En julio, la guerra se trasladó a las tarifas de Internet móvil, el negocio que más crece (somos el país líder en Europa y 10 millones de usuarios acceden ya a Internet desde el móvil, la tablet o con el pincho del portátil). Y en agosto, Movistar y Orange lanzaron la guerra de tarifas en ADSL, buscando matar dos pájaros de un tiro: mantener cuota en banda ancha y contratar más móviles.
El gancho de las ofertas de los grandes no es la nueva tarifa, sino cambiar gratis de móvil. Los operadores  se gastan casi 2.000 millones al año en subvencionar terminales (financian así a Apple o Samsung), más de lo que invierten en redes, una política que empieza a cuestionarse, aunque tiene su sentido: están financiando teléfonos inteligentes (Smartphone), que les interesan más porque son los que van a consumir los servicios más caros (datos, vídeo, aplicaciones). Con el gancho de cambiar de teléfono, medio millón de usuarios cambian de compañía cada mes (6,6 millones en 2010), manteniendo su número (portabilidad), lo que nos convierte en el país más infiel de Europa.  A partir de junio de 2012, el plazo para cambiar pasa de 4 días a 1, con lo que las operadoras tendrán menos tiempo para contra ofertar (ahora, 4 de cada 10 se quedan) y habrá menos fugas.
Ojo al cambio por conseguir un nuevo móvil: muchas veces se acaba pagando más, entre 216 y 296 euros al año, según un estudio de Doctor SIM. Y eso, por la exigencia de contratar una costosa tarifa de datos o una tarifa de voz inadecuada,  junto a la obligación de permanencia (18 y 24 meses), cuestionada por alguna sentencia judicial y que lleva a cargar con unas tarifas que enseguida se quedan obsoletas.
La guerra de tarifas va a seguir y hay quien apuesta por caídas de precios del 30%, hasta 2,5 céntimos minuto (que ya cobra Pepephone). Margen hay porque España es uno de los países con las tarifas más altas de Europa (en Lituana están por debajo de 1 céntimo minuto). Pero no sólo hay que mirar la tarifa escaparate, sino la letra pequeña y sus trampas: cuota mensual, consumo mínimo, requisitos, recarga mínima (tarjetas), coste SMS (15 céntimos), alto precio consumo datos, límites en la navegación…
Las grandes compañías no podrán bajar mucho más los precios, porque necesitan ingresos para invertir en redes, para que no se colapsen con el auge de Internet móvil y para ofrecer Internet móvil de alta velocidad (4G). Su problema es que han inoculado al cliente un virus, el teléfono inteligente (Smartphone), que consume muchos datos y vídeo (You Tube) y amenaza con saturar la Red. España es el país donde más se valora Internet en el móvil y ya hay 12 millones de Smartphone (un tercio de los vendidos en 2010).

El problema es europeo, ya que las operadoras tendrán que invertir 150.000 millones en redes hasta 2020. Telefónica y otras 40 operadoras han presentado una propuesta a la Comisión Europea, para que una parte de la inversión la paguen los grandes usuarios: Google, Twitter, Facebook y Apple, que sacan millonarios beneficios de usarlas. Y otra parte, los clientes, según lo que usen la red (el 80%, poco). Las operadoras estudian una doble tarifa: una más barata para la mayoría y otra más cara para empresas y proveedores de servicios, aplicaciones y contenidos.

En definitiva, hay mucho truco en esta guerra de tarifas. Ojo a los regalos envenenados (móviles inteligentes que gastan más).Recordar que a veces lo barato es caro por falta de calidad y servicios. Y que la era de los precios bajos se está acabando, porque Bruselas y los Gobiernos van a ayudar a las operadoras a invertir en redes, a costa de nuestra factura. Lo que hace falta es que se reparta mejor de verdad y que paguen más los que más consumen, empresas y algunos profesionales, no el internauta de a pié.