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lunes, 5 de mayo de 2025

Los mayores viven mejor

En abril, los jubilados han cobrado una pensión media de 1.503 euros mensuales, el doble de lo que cobraban en 2007 y un 32,5% más que hace 5 años. Las pensiones han subido mucho más que los salarios y la inflación, mejorando sustancialmente los ingresos de los mayores, aunque más de la mitad de los pensionistas cobran menos del salario mínimo. Las rentas de los mayores han crecido más que las del resto de españoles y más que las de los jubilados europeos, lo que les permite ahorrar y ayudar a sus hijos y nietos, apoyados además por tener la mayoría una vivienda en propiedad. Con todo, el problema sigue estando en los que tienen de 55 a 65 años, que tienen mucho paro y pocos ingresos, sobre todo los menos formados. Un estudio revela que mejorar la formación de los mayores es clave para su salud y calidad de vida. Algo clave en España, porque en 2050 habrá 16,68 millones de mayores, el 30% de la población.

                    Los mayores de 65 años serán el 30% de los españoles en 2050

El 1 de enero de 2025, vivían en España 10.183.437 personas mayores de 65 años (4,44 millones de hombres y 5,74 millones de mujeres), uno de cada cinco españoles (el 20,74%), según el último Censo del INE. Una cifra de mayores que se ha disparado desde 2008 (7.633.807 mayores, el 16,57%), por el aumento de la esperanza de vida. Y las previsiones del INE auguran que la cifra de mayores seguirá subiendo: 11.827.742 en 2030 (el 22,8% de la población) y 16.684.954 mayores en 2050 (el 30,4% de los habitantes).

Además del fuerte aumento de los mayores, otro dato relevante es que han sorteado las últimas crisis mejor que el resto de la población, gracias a la subida de sus pensiones. Y además, la renta de los mayores en España supera a la de los mayores del resto de Europa, según un reciente estudio de la Fundación BBVA e Ivie: tienen una renta mediana de 19.320 euros (2023), un 6,4% más que los 18.152 euros de renta que tienen en la UE-27. Estas mayores rentas de los mayores españoles son aún mayores entre los que tienen estudios superiores: 30.864 euros de renta mediana  en España, un +18% que en Europa (26.072 euros). Y aún hay más diferencia entre los mayores con estudios medios; 23.134 euros en España, un +26% que en la UE-27 (18.364 euros). Y también hay diferencia (+5,1%), entre los mayores con estudios básicos: 16.807 euros frente a 15.980.

Dentro de España, los mayores son el colectivo que mejor ha soportado las últimas crisis, según otro estudio del Banco de España: los hogares encabezados por personas mayores de  75 años han mejorado sus ingresos un +9,1% entre 2020 y 2022 (de 19.800 a 21.600 euros) y los hogares encabezados por personas de 65 a 75 años los han mejorado un +4,46% (de 29.100 a 30.400 euros). En cambio, los hogares encabezados por menores de 35 años han bajado su renta mediana un -8,2% (de 31.700 en 2020 a 29.100 en 2022, los hogares encabezados por personas de 35 a 44 años han visto caer su renta real un -0,9% (de 37.300 a 35.600 euros). Y a partir de esa edad, han mejorado sus rentas: un +7,3% los hogares de personas de 45 a 54 años (de 34.300 a 36.800 euros) y un +0,55% (de 35.900 a 36.100euros) los hogares con el cabeza de familia de 55 a 64 años.

En definitiva, han sido los hogares jóvenes los que han perdido ingresos con la pandemia y la alta inflación, como consecuencia de que tienen peores trabajos y sueldos más bajos, además de beneficiarse menos de las ayudas aprobadas contra la inflación (que porcentualmente han ayudado más a los que más ganan). Y los mayores se han beneficiado más de estas ayudas y, sobre todo, de que las pensiones les han subido más que la inflación.

La revalorización de las pensiones ha sido del +21% entre 2019 y 2025, tras varios años en que sólo subieron un +0,25% anual (2014-2018). Una subida de las pensiones superior a la de los salarios (+18,6% han subido los salarios de convenio entre 2019 y 2025) y a la subida de la inflación (+18,7%), lo que ha permitido mejorar el poder adquisitivo de los mayores, básicamente de los que no tienen que pagar alquiler ni hipotecas. Y con ello, la pensión media de los 9.333.486 pensionistas (4.707.565 hombres y 4.625.885 mujeres) fue en abril de 1.309 euros mensuales, por encima del nuevo salario mínimo (1.184 euros en 2025). Y la pensión de jubilación, que cobran dos tercios de los pensionistas, superó en abril la barrera de los 1.500 euros mensuales (1.503,3 euros), lo que supone duplicar la pensión media de jubilación que se cobraba en 2007 (757 euros al mes) y un aumento del +32,5% sobre la jubilación media que se cobraba antes de la pandemia (1.135 euros).

La pensión media, global y de jubilación, ha crecido mucho, pero no podemos olvidar que hay muchos pensionistas con pensiones bajas y en mínimos. Así, en abril, más de la mitad de todos los pensionistas (concretamente 4.784.170, el 51,25%) cobraban de pensión menos del salario mínimo (menos de 1.135 euros mensuales), mientras otros 4.374.099 pensionistas (el 46,8%) cobraban entre el SMI y la pensión máxima (3.267,70 euros en 2025), según los datos de la SS. Y sólo 175.217 pensionistas (el 1,8%) cobran la pensión máxima. Una desigualdad de pensiones fruto del tiempo cotizado y los sueldos cobrados, que perjudican sobre todo a las mujeres, que cobran de media un -45,97% menos de pensión media (1.071,76 euros las mujeres frente a 1.564,53 euros los hombres).

Pero no es sólo que los mayores cobren más pensiones que antes y hayan mejorado su economía. Es que además, en los últimos años de su vida laboral, los sueldos de los mayores de 45 años son superiores a los de los jóvenes, porque tienen más empleos indefinidos y también por el mayor peso de la antigüedad. Así, a igualdad de estudios, el salario de los mayores es un +11,9% superior al de los trabajadores de 25 a 54 años. Y si tienen estudios superiores, es un 25% más alto, según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie.

Además, los mayores suelen tener su vivienda en propiedad (incluso una segunda alquilada) y eso les reduce costes (de alquiler e hipoteca, muy importantes ahora), aumentando sus ingresos reales. De hecho, un 84% de los mayores de 75 años tienen vivienda en propiedad y un 83,1% de los que tienen entre 65 y 74 años, mientras que sólo tienen piso propio el 31.8% de los menores de 35 años (lo tenían el 66% de esa edad en 2002), según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie, que refleja cómo el 81% de los nacidos entre 1945 y 1965 tienen piso propio frente a sólo el 45% de los nacidos después de 1985.

Otra diferencia importante es que los mayores tienen más dinero ahorrado que los jóvenes, gracias a que han trabajado muchos años, con mejores contratos y sueldos. Así, los mayores de 65 años tienen unos 37.000 euros de media en el banco, más del doble de lo que tienen los menores de 35 años (14.430 euros). Y eso tiene mucho que ver con los ingresos percibidos y la mayor o menor dificultad para llegar a fin de mes: tienen problemas el 23,2% de los españoles de 18 a 64 años y sólo el 15,9% de los que tienen más de 65 años.

Al final, los ingresos, el ahorro y las propiedades configuran la riqueza media de los hogares, que es muy diferente según la edad del cabeza de familia, como refleja el estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Así la mayor riqueza media la acumulan las familias encabezadas por mayores de 75 años (454.700 euros de media), seguidos muy de cerca por las familias encabezadas por personas de 65 a 74 años (442.300 euros de riqueza). Y luego la riqueza neta va bajando con la edad: 352.900 euros entre 55 y 64 años, 257.300 entre 45 y 54 años, 191.100 euros entre 35 y 44 años y sólo 77.600 euros de riqueza los hogares encabezados por menores de 35 años. Y si lo miramos en perspectiva , los “abuelos” (más de 74 años)  han aumentado su riqueza un +19,2% desde 2017, mientras sus hijos (55-64 años) la han reducido un -1,5% y sus nietos (menos 35 años) la han aumentado un +44%...

Pero esta es la versión más positiva, la que refleja que muchos mayores viven mejor que antes de la pandemia. Pero hay otros “menos mayores” que sufren muchos problemas: los que tienen entre 55 y 65 años y no trabajan ni se pueden jubilar. En España hay 7 millones de personas en esta franja de edad y lo llamativo es que más de una tercera parte de estos “mayores” (55 a 65 años) ni trabajan ni estudian, un 38,1% son “ninis” (2.668.280 personas), un porcentaje mucho mayor que los “ninis” jóvenes (16,1% entre 25 y 34 años), según el informe de la Fundación BBVA e Ivie. Y son estos mayores (55 a 65 años) los que acaparan el 45% del paro de larga duración (más de un año), porque la mayoría de las empresas no les contratan (ni les forman cuando trabajan: prefieren formar a los más jóvenes). Y la mayoría de estos mayores “sin salida” son mujeres, muchas poco formadas.

Otra conclusión del estudio sobre los mayores de la Fundación BBVA e Ivie es que la formación es clave para que los mayores vivan sanos y mejor. Por un lado, los mayores ingresos de los mayores españoles ya conducen a que vivan más años sin discapacidad que los mayores europeos, según la Encuesta Europea de Salud: 10,5 años a partir de jubilarse en España frente a 9,7 años de media en la UE-27. Pero además, en la salud de los mayores influye mucho el nivel educativo. Así, los datos revelan que los mayores de 65 años con estudios superiores tienen menos sobrepeso y obesidad (sólo el 54,1%) que los mayores que tienen sólo estudios primarios (63,6% son obesos). Y también hacen más ejercicio (36,1% los que tienen estudios superiores y el 30,9% si tienen estudios primarios). Además, el estudio revela que a más formación, más movilidad y menos problemas para cuidarse solos (el 56% de los que tienen educación primaria y el 25,6% con estudios superiores). Y lo mismo con las enfermedades crónicas: bajan entre los mayores más formados.

Además de influir sobre la salud, la formación también afecta al bienestar emocional y a las relaciones de los mayores: el estudio revela que se sienten más “excluidos” de su entorno los mayores (de 55 años) con estudios primarios (el 8,8%) que los mayores con estudios superiores (sólo 4% se sienten excluidos). También los más formados se sienten menos solos  (21,5% frente al 32,4% los menos formados), tienen más relaciones con amigos y apuestan más por un “envejecimiento activo: más actividad física y deportiva, más participación en actividades culturales y más tareas de voluntariado.

En definitiva, este estudio revela algo que hasta ahora no se tenía en cuenta: que el bienestar de los mayores no sólo está ligado a sus ingresos sino que su salud y bienestar mental está muy relacionado con su formación: cuanto más formado esté un mayor (ya desde los 55 años) más sano envejecerá y menos problemas de salud y dependencia tendrá. “Mens sana in corpore sano”, que dijo Juvenal. Por eso, el estudio propone mejorar la formación de los mayores (a partir de los 50 años), tanto para que se reciclen y no pierdan sus trabajos (o se coloquen si están parados) como para mejorar su envejecimiento, con una jubilación más sana. Esto llevaría a aprobar un Plan integral de formación de los mayores, no sólo en habilidades digitales sino en una formación multidisciplinar, sobre todo para aquellos que en su día no pudieron completar su educación básica.

Vamos camino de una sociedad envejecida, donde casi un tercio de los españoles tendrán más de 65 años en 2050. Eso exige seguir financiando las pensiones, porque estos millones de personas no tienen otra fuente de ingresos y son claves para ayudar a hijos y nietos. Hay que rechazar los argumentos de que las pensiones “están ya demasiado altas” mientras los jóvenes no pueden independizarse. Son dos cuestiones distintas: hay que apoyar a los jóvenes, con trabajos decentes y alquileres accesibles, pero sin enfrentarlos con los mayores y sus pensiones. Y, sobre todo, hay que prepararse para atender a 16,68 millones de mayores en 2050, desde la financiación de las pensiones y la dependencia a su salud y bienestar, para lo que ayudaría formarles más, con más recursos públicos. No sólo asegurarles pensiones decentes, sino hacerles sentir vivos y útiles.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Las pensiones, en el punto de mira


Rajoy dice que no va a tocar las pensiones. Y 8 millones de pensionistas se echan a temblar, recordando que también dijo que no iba a tocar los impuestos, la sanidad, el IVA…La cuestión no es creerle o no, sino que a la Seguridad Social no le salen las cuentas: cada mes hay menos cotizantes y más pensionistas, lo que crea problemas de liquidez. En julio, ya tuvo que tirar de la hucha de las Mutuas para pagar la extra a los pensionistas. Y antes de fin de año podría necesitar su propia hucha, para hacer frente a un agujero de 10.500 millones. Por eso, se temen recortes, empezando por no actualizar las pensiones con el IPC, como obliga la Ley. Luego, congelar las pensiones para 2013 y penalizar la jubilación parcial y anticipada. Y a medio plazo, acelerar la edad de jubilación a los 67 años, como pide Bruselas. Mientras no se cree empleo (2014), las pensiones están en el alero.

El pago de las pensiones es el mayor gasto del Presupuesto (115.825 millones en 2012), muy por delante del pago de intereses de la deuda (28.848 millones) y desempleo (28.805). Este año, el problema es que caen las cotizaciones (por el cierre de empresas y aumento del paro) y crece el gasto en pensiones, con lo que la Seguridad Social tiene problemas. Tras pedir varios anticipos a Hacienda, en julio tuvo que recurrir a la hucha de las Mutuas (pidió 4.400 de sus 4.646 millones), para pagar a los pensionistas la extra. Y no descartan tirar de la propia hucha de las pensiones (67.948 millones) antes de fin de año, para pagar la extra de Navidad o la desviación por el mayor aumento del IPC.

Al Gobierno no le están saliendo las cuentas de las pensiones que presentó en abril con los Presupuestos 2012. En ingresos, porque están cayendo las cotizaciones con la crisis y porque se hicieron una trampa con sus cuentas: estimaron una caída de cotizaciones del 3,7% (como la caída prevista del empleo), pero sobre el Presupuesto inicial 2011, no sobre lo que realmente recaudaron el año pasado (4.867 millones menos). Y así, pretenden el milagro de recaudar este año 968 millones más cuando esperan que haya 630.000 empleos menos.

Por el lado de los gastos, se han pagado hasta finales de agosto 58.884 millones en pensiones contributivas (por las que se cotiza), un 4,4% más que el año pasado, cuando el Presupuesto 2012 prevé que el gasto crezca casi la mitad (+2,9%). Esta desviación (+ 2.478 millones) se debe a un aumento de pensionistas (+1,3%) y, sobre todo, a un aumento de la pensión de los nuevos pensionistas, que han cotizado más tiempo y por bases más altas que los antiguos. Con todo, la pensión media está en 831,54 euros, un 3,1% más que hace un año.

Con esta desviación de ingresos y gastos, la Seguridad Social podría cerrar 2012 con un agujero de 8.500 millones (-4.867 millones de ingresos y +3.700 millones más de gastos), a los que habría que sumar el coste de revisar las pensiones (en enero 2013) por la mayor subida del IPC  este año (3% en vez del 1% previsto), otros 2.000 millones este año (y 2.000 más en el gasto de pensiones de 2013). Eso supone un agujero de 10.500 millones en la Seguridad Social este año, que habría que tapar (Bruselas obliga) con la hucha de las pensiones y recortes inmediatos.

A corto plazo, la primera decisión es qué se hace con las pensiones en el Presupuesto 2013, que se aprueba el 27 de septiembre. Todo apunta a que Rajoy las congelará (eso ahorraría unos 1.600 millones), tras haberlas subido un mísero 1% este año. Y que se suprimirá la clausula de actualización con el IPC, aunque para ello habrá que cambiar la Ley de Seguridad Social de 1.997, que obliga a los Gobiernos a la revalorización automática de pensiones. Con ello, este año y en 2013, los 8 millones de pensionistas perderían poder adquisitivo. Pero haría falta tomar medidas también en los ingresos, en las cotizaciones. De entrada, poco se puede hacer, porque el Gobierno aprobó en julio bajar las cotizaciones un 1% en 2013 y 2014 (ingresa 3.200 millones menos cada año), mientras Portugal ha subido las cotizaciones a sus trabajadores. Y también decidió subir las bases máximas (+5%) y las mínimas de los autónomos (+1%). Pero algo más subirá.

A medio plazo, el Gobierno planteará al Pacto de Toledo algunas medidas para recortar el gasto en pensiones: retrasar y penalizar la jubilación parcial (trabajar menos horas y cobrar una parte de pensión a partir de los 61 años), penalizar la jubilación anticipada e incentivar que las personas sigan trabajado (y cotizando) después de la jubilación). Pero esto puede ser insuficiente y el Gobierno, presionado por Bruselas ante el segundo rescate, puede abordar una reforma más a fondo de las pensiones, con tres medidas clave: acelerar el retraso en la edad de jubilación a los 67 años (la ley Zapatero establece empezar en 2013 y acabar en 2027), endurecer antes las condiciones para acceder a una pensión ( en 2027 serán necesarios 37 años de cotización y computar 25 años de vida laboral para acceder al 100% de pensión) y adelantar la aplicación del factor de sostenibilidad, un palabro que quiere decir que se revisa el sistema de pensiones cada 5 años, según evoluciona la esperanza de vida. La reforma Zapatero fijaba la primera revisión en 2032 ( a los 5 años de los cambios de 2027) y Bruselas exige que se haga antes.

Al final, tendrán que aprobar varias medidas, por el lado del gasto y de los ingresos, para ahorrar en pensiones y tapar el agujero, lo que afectará más a los futuros pensionistas que a los actuales. El problema es que la recesión está ahí, este año y el que viene, con lo que el Gobierno no espera crear empleo hasta 2014. Y para que se cree empleo “significativo” habrá que esperar a 2018, según el FMI. Y sin empleo, no salen las cuentas de las pensiones: las están pagando  los que trabajan, con sus cotizaciones, y sólo hay 2 trabajadores cotizando por cada pensionista. Así, sin que crezca apenas el empleo, resulta difícil que las pensiones aguanten hasta 2018. Por eso, diga lo que diga Rajoy, tendrá que “tocarlas” y no una sino varias veces antes de que acabe la Legislatura. La otra opción sería cambiar de política, en Europa y en España, reactivar la economía como ha hecho por tercera vez EEUU, y crear más empleo para pagar mejor las pensiones. Pero no están por la labor.