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jueves, 17 de julio de 2025

España, paraíso inmobiliario de Europa

Los inversores y Fondos extranjeros siguen con la fiebre de realizar inversiones inmobiliarias en España, desde la compra de oficinas a hoteles, viviendas, locales comerciales, naves logísticas, hospitales y residencias para estudiantes, también tierras. De hecho, España será este año el país europeo que atraerá más inversión inmobiliaria. Y  Madrid es la 2ª capital europea con más compras inmobiliarias, tras Londres, con Barcelona en 4º lugar. Los inversores siguen comprando inmuebles en España porque crecemos más, el boom del turismo, la bajada de tipos y por la alta rentabilidad, dada la constante subida de precios. Todo apunta a que seguirán las compras y la especulación inmobiliaria, con riesgo de generar otra “burbuja”, como la que estalló en 2008. Eso sí, esta fiebre de compras inmobiliarias  calienta” aún más el precio de la vivienda para quienes la necesitan: en el primer trimestre, la vivienda en España ha subido el doble que en la zona euro y cuesta 5.000 euros/m2 en Madrid y Barcelona. Unos especulan con la vivienda y otros no pueden pagarla.

                   Madrid, la 2ª capital europea con más inversión inmobiliaria extranjera, tras Londres

La inversión inmobiliaria en España ha dado un gran salto tres la pandemia. Ya había dado un primer salto tras el estallido de la “burbuja inmobiliaria”, al saltar de 4.700 millones en 2013 a un máximo de 13.900 millones en 2016 y estabilizarse en 12.000 millones en 2019, según datos de la consultora norteamericana CBRE. Pero en 2020, con la pandemia, la inversión inmobiliaria se desplomó, como todo (a 9.000 millones), recuperándose con mucha fuerza después: 17.625 millones invertidos en 2022. Y con la siguiente crisis (la guerra de Ucrania y la inflación disparada), pero sobre todo con la subida de tipos, cayó un 35% en 2023 (11.613 millones), para recuperarse en 2024, con una inversión inmobiliaria de 14.000 millones de euros, que sigue creciendo con fuerza en 2025.

La bajada de tipos del BCE y el fuerte crecimiento en España, más los récords anuales del turismo y la fuerte demanda de viviendas y alquileres han sido los factores que están impulsando las compraventas inmobiliarias en España, según CBRE. Aunque el 55% de las compras son de inversores españoles, el tirón de operaciones en 2024 (14.000 millones de euros, +20% sobre 2023) se ha debido sobre todo a las inversiones de Fondos de inversión extranjeros, sobre todo de EEUU (13% operaciones), Reino Unido (6%), otros paises europeos e inversores latinoamericanos (3,5% del total), que han concentrado sus operaciones en oficinas (el 40% del total) y en Madrid (35%) y Barcelona (16%).

Casi un tercio de las inversiones inmobiliarias hechas en 2024 han sido en promociones de vivienda e inmuebles (4.300 millones, el 31% del total), destacando la compra por Azora y GCI de las residencias de estudiantes del Fondo EQT. El 2º sector con más inversiones en 2024 han sido los hoteles (3.200 millones, el 23% del total), sobre hoteles de lujo en ciudades y zonas de costa. El tercer destino inversor han sido los locales comerciales (2.900 millones, el 20,7% del total), el negocio que más creció el año pasado (+129%), por la OPA del Grupo Hines y Lar sobre Lar España. Le siguen la compraventa de oficinas (1.600 millones, el 11,4% del total), muy repartida en toda España, y la compra de naves industriales y logísticas (1.400 millones, el 10% de la inversión total), concentradas en Madrid y Barcelona.

En 2025 sigue esta fiebre inmobiliaria en España: las compraventas se han disparado un +32% en el primer semestre, con 5.656 millones invertidos hasta junio, según datos de la consultora JLL. El mayor volumen de operaciones se ha dado en oficinas (1.579 millones, +105%), que ha vuelto a ser el subsector líder, seguido de la compraventa de locales (1.279 millones, +12%), industria y logística (951 millones, +120%), hoteles (860 millones, -38%), inmuebles residenciales (450 millones, +127%) y hospitales (397 millones, +177%). Y su previsión es que las operaciones se mantengan en la 2ª mitad de 2025, con lo que esperan un aumento de la inversión inmobiliaria del 15 al 20% en todo 2025.

Todos los expertos destacan que este año aumentará incluso “el apetito inversor” de los Fondos e inversores extranjeros por España, dado que volveremos a crecer más que el resto de Europa (+2,6%, casi el triple del +0,9% que espera crecer la zona euro), el turismo bate récord tras récord, los tipos siguen a la baja y hay una gran demanda de vivienda, oficinas, locales y otros inmuebles. Por eso, España figura como el primer destino de las inversiones inmobiliarias en Europa, que podrían alcanzar los 214.000 millones en 2025 (+23% que en 2014), según las previsiones de la consultora británica Savills, que nos sitúa por delante de Reino Unido y Francia, como destino de las inversiones inmobiliarias en 2025, según una encuesta a inversores hecha en febrero. Y los activos españoles preferidos por estos inversores son los inmuebles residenciales y las naves logísticas, aunque también muestran un interés creciente por las oficinas en zonas financieras, los hoteles, los Centros de Proceso de Datos y los locales comerciales.

Otra consultora internacional, la norteamericana CBRE, destaca el papel creciente de España como destino de las inversiones inmobiliarias mundiales y apuesta porque el país salte este año al 2º lugar del ranking europeo de inversión inmobiliaria, sólo por detrás de Reino Unido y por delante de Alemania, Polonia, Paises Bajos y Portugal (tras ocupar el 7º lugar en 2022 y el 4º puesto en 2024). Y además, hay dos ciudades españolas que están entre las capitales europeas más atractivas para los inversores inmobiliarios: Madrid, que ocupará este año el 2º lugar en el ranking europeo (era la 5ª en 2023), tras Londres, por delante de París (3ª), y Barcelona, que ocupará el 4º lugar (era la 6ª en 2023), por delante de Varsovia (5ª), Ámsterdam (6ª), Berlín (7ª), Lisboa (8ª), Copenhague (9ª) y Milán (10ª).

La previsión de CBRE es que la inversión inmobiliaria en España alcance los 16.000 millones de euros en 2025, con un aumento del 15% sobre 2024, que podría ser incluso mayor si se confirman algunas operaciones pendientes. Según su Encuesta a los inversores internacionales, un tercio (32%) van a apostar por el sector residencial, otro 27% por inmuebles para la logística, un 16% invertirá en oficinas, un 10% en locales comerciales y otro 9% en hoteles, sobre todo de lujo.

Como en 2024, la mayor inversión inmobiliaria extranjera irá a oficinas, pero el mayor interés se centra este año en el sector residencial, en los inmuebles para venta o alquiler, dada la extraordinaria demanda (les interesan sobre todo las viviendas de media y alta gama) y la falta de oferta y las excelentes perspectivas de rentabilidad, dado que los precios de las viviendas no dejan de subir, mes a mes. De hecho, en el primer trimestre de 2025, el precio de la vivienda en España ha subido más del doble que en la UE-27, según Eurostat: +12,3% frente a +5,7%, sólo por detrás de Portugal (+16,3%), Bulgaria (+15,1%) y Croacia (+13,1%) y muy por encima de la subida del +0,6% en Francia o el +3,8% en Alemania.

Este “boom” de precios ya ha provocado una OPA importante en el sector: la de Neidar (propiedad de Fondos extranjeros y españoles) sobre Aedas (propiedad del fondo USA Castelake), que dará lugar a la empresa promotora  líder en  España. Pero no sólo los inversores y los Fondos compran inmuebles en España: los extranjeros ya hacen el 15% de las compras de vivienda en España, sobre todo en islas y costa. Y eso explica que un 35% de las compras de viviendas se hagan al contado, sin hipoteca. Todo ello, el interés de los inversores y Fondos más los extranjeros que compran una 2ª residencia contribuyen a subir el precio de la vivienda. En junio, el precio medio de la vivienda en España era de 2.438 euros por metro cuadrado, según Idealista, un 40,68% más que hace 6 años (1.733 euros/m2 en junio 2019). Y es mucho más alto el precio en Madrid (5.642 euros/m2 y Barcelona (4.920 euros/m2).

El otro sector donde los inversores extranjeros (y algunos españoles) muestran más interés son los hoteles,  por el fuerte aumento de turistas (este año se esperan 100 millones de visitantes), que cada vez gastan más. Actualmente, hay multitud de Fondos USA y europeos “a la caza” de hoteles españoles, sobre todo de 5 estrellas y de lujo, donde más está creciendo la demanda. En unos casos, los inversores los compran con la intención de gestionarlos y venderlos en unos años y en otros sólo compran el activo pero mantienen la gestión en las cadenas hoteleras. Sólo en el primer semestre se han hecho compraventas de hoteles por valor de 1.800 millones. La primera gran compra de 2025, en mayo, fue el Hotel Barceló Raval de Barcelona, comprado por un Fondo alemán  (Real IS) a otro Fondo alemán (Unión Investment). En junio, la cadena Spring Hoteles compró el complejo hotelero Mare Nostrum (Tenerife) al Fondo canadiense Brookfield. Y en julio se ha anunciado que un Fondo USA (LCN) quiere hacerse con el control de Silken, la mayor cartera hotelera del mercado. Y para septiembre se esperan nuevas operaciones hoteleras.

Además de las compraventas de oficinas, inmuebles residenciales, sedes logísticas, locales comerciales y hoteles, sigue habiendo bastante apetito inversor extranjero por los hospitales (por el auge de los seguros privados que tienen 13 millones de españoles), las residencias de estudiantes (no hay alquileres asumibles para los jóvenes y eso preocupa a muchas Universidades) y las residencias de ancianos (con escasas plazas, a pesar del envejecimiento de la población), las instalaciones para Centros de Datos (un negocio en auge por la digitalización y la inteligencia artificial) y hasta el suelo agrícola, tanto para la instalación de paneles solares y molinos eólicos como para atender a la demanda de nuevas instalaciones agrarias y agroalimentarias (los inversores lo llaman “agro business”).

¿Por qué hay tanta fiebre de los inversores inmobiliarios por España? Básicamente, porque el fuerte crecimiento, el turismo récord y la alta demanda auguran altos beneficios. En el 2º trimestre de 2025, la rentabilidad del sector inmobiliario era muy elevada: 7,2% de rentabilidad para el inversor que tiene alquileres, 11,5% de rentabilidad para las oficinas, 10,1% para los locales comerciales y 6,7% para las plazas de garaje, según datos de Idealista. Pero eso lo miran sobre todo los inversores particulares. Los Fondos internacionales analizan el retorno de su inversión: cuánto van a poder ganar en poco tiempo vendiendo lo que han comprado. Su motivación es la pura especulación: vender mañana más caro de lo que compraron. Un ejemplo: el hotel Raval lo compró en 2012 un Fondo alemán por 40 millones y lo vende ahora a otro Fondo alemán por 70 millones…

Esta perspectiva de rentabilidad, en las inversiones inmobiliarias, las oficinas, los locales y Centros comerciales o los hoteles es lo que está moviendo el mercado y haciendo que España sea tan atractiva. ¿Hay riesgo de que se esté generando otra burbuja inmobiliaria? Los expertos dicen que no, pero no está tan claro si se enturbia el panorama económico internacional y eso afecta al fuerte crecimiento de España. Y el problema es que la mayor parte de esta inversión inmobiliaria, igual de rápido que viene se va, a Varsovia, a Lisboa o a cualquier ciudad latinoamericana o asiática donde pueda hacer negocio rápido.

Lo que está claro es que estos inversores y Fondos no van a resolver el grave problema de la vivienda en España, sino que lo agravan. Ya hay demasiados ejemplos de fondos que se dedican a comprar edificios para echar a los inquilinos y luego disparar los alquileres. Y lo que es seguro es que la fuerte demanda de inmuebles (y solares) por parte de inversores y Fondos extranjeros (para luego vender y alquilar) está disparando aún más los precios de venta y alquiler de la vivienda, que suben más que en la mayoría de Europa. Por eso, habría que regular el papel de estos inversores y Fondos, para que no “enturbien” más el mercado y contribuyan a aumentar la oferta y ofrecer pisos y alquileres razonables. Pero está claro que esto no es lo que buscan cuando invierten en España.

lunes, 20 de enero de 2025

Vivienda: muchos Planes y pocos avances

La vivienda no tiene enmienda. Los alquileres subieron un +11,5% en 2024 y cuestan un 81% más que hace 10 años (los pocos que hay). Jóvenes y nuevas familias tampoco pueden comprar casa, porque ha subido +8,1% en 2024 (y +52% la última década). Y por eso, aunque bajan los tipos, sube la cuota de la hipoteca a pagar. Frente a esta grave situación, el PP presenta un Plan de 10 medidas para aplicar ahora en las 12 autonomías y 40% de Ayuntamientos que gobiernan. Y el Gobierno, ante el fracaso de su Ley de Vivienda, presenta otro Plan con 12 medidas. Muchas coinciden, pero no tienen voluntad de acuerdo. Y sin un Pacto entre Gobierno, autonomías, Ayuntamientos, promotores y bancos es imposible construir y poner en alquiler las 600.000 viviendas que hacen falta. Se puede hacer, actuando sobre el suelo, los Planes urbanísticos, la financiación y las ayudas, frenando los alquileres turísticos y de temporada. Pero es imposible si cada uno va por su lado. Siéntense y pacten medidas eficaces.

                            Enrique Ortega

El año 2024 ha sido nefasto para los que buscan alquilar o comprar una vivienda. Los alquileres han subido otro 11,5% (+15,3% en Madrid y +13,9% en Barcelona), según el portal Idealista, que se suma a la subida del +69,5% acumulada entre 2014 y 2023. Con ello, los alquileres han subido +81% en la última década y se sitúan ya en un nuevo máximo: 13,5 euros/metro cuadrado, una media de 1.215 euros por un piso de 90 metros. Pero hay muchas ciudades donde el alquiler medio cuesta mucho más: Barcelona (23,4 euros/m2, 2.106 euros por una casa de 90m2), Madrid (20,7 euros/m2, 1.863 euros de alquiler), San Sebastián (18 euros/m2), Palma (17,2), Málaga y Valencia (14,9 euros/m2). De hecho, los alquileres están en máximos históricos en 31 de las 52 capitales españolas. Además, hay pocos alquileres en el mercado y los que salen duran horas, con los caseros “seleccionando” inquilinos.

Ante la falta de alquileres y su elevado precio, hay familias que buscan comprar piso, más ahora que han bajado los tipos. Pero también es muy difícil, porque el precio de compra se ha disparado: las viviendas subían un +8,1% anual en septiembre de 2024 (según el INE), el mayor aumento de los últimos años, acumulando una subida del +51,9% desde 2014. Con ello, una vivienda usada (las nuevas son más caras) costaba en diciembre 2.271 euros/m2, un nuevo máximo histórico, según el portal idealista. Eso supone pagar 204.390 euros por un piso de 90 metros cuadrados. Pero en las grandes ciudades, el precio de una casa se duplica: 4.952 euros/m2 en Madrid (445.680 euros por 90 m2), 4.700 euros/m2 en Barcelona (423.000 euros), 4.442 euros/m2 en Palma, 3.491 euros/m2 en Bilbao, 3.241 euros/m2 en Málaga, 3.035 euros/m2 en Cádiz, 2.836 euros/m2 en Valencia y 2. 827 euros/m2 en Pamplona. Y las casas en venta también “vuelan”, por la alta demanda, los inversores y especuladores, dispuestos a no a regatear y pagar más.

Y además, con estos precios de compra disparados, los jóvenes y familias se encuentran con que tienen que pagar ahora una mensualidad más alta de hipoteca para comprar, aunque hayan bajado los tipos. Así, un piso medio de 90m2, que costaba 162.900 euros de media a finales de 2001, costaba 201.906 euros en 2023 y cuesta ahora 204.390 euros. Y por eso, aunque ha bajado el Euribor, la hipoteca (por el 80% del valor) ha pasado de costar 462,94 euros en 2021 a 855 euros en  2023 y 812 en diciembre de 2024. Mínimo ahorro. Pero en las grandes ciudades, donde los pisos han subido mucho más, la cuota hipotecaria es ahora más cara que en 2023 (y que en 2021): por ejemplo, en Madrid, 1.771 euros al mes ahora frente a 1.714 euros hace un año y 821 euros en 2021.

En definitiva, que alquilar o comprar casa es prohibitivo y casi el 40% de los que lo consiguen tienen que destinar más del 40% de sus ingresos al gasto en vivienda, según el Banco de España, muy por encima de los que tienen esta alta factura en Europa (27% de las familias en la UE-27, 17,5% en Francia o Alemania y el 28% en Italia). Por todo esto, hay que afrontar este grave problema de la vivienda, que ya es la primera preocupación de los españoles, según el último Barómetro del CIS. Un problema que no sólo angustia a muchas familias y jóvenes (el 60% de los jóvenes hasta 35 años viven con sus padres) sino que es también un grave problema económico, porque frena la expansión de empresas y negocios.

Al inicio de 2025, parece que los políticos “han tomado nota” de la preocupación masiva por la vivienda. El 12 de enero, el PP contraprogramó una Cumbre autonómica en Asturias para adelantarse al Gobierno y presentar un programa político, con un anexo de 10 medidas para la vivienda, tras años de inútil gestión autonómica y municipal y cuando gobiernan en 12 autonomías y en el 40% de Ayuntamientos (31 capitales). Las medidas se centran en agilizar la gestión del suelo (después de vetar en mayo de 2024  la reforma urgente de la Ley del Suelo propuesta por el Gobierno y solicitada por muchos Ayuntamientos) y en bajadas de impuestos para compradores y caseros, facilitando el acceso a hipotecas, fomentando la rehabilitación y reforzando la lucha contra la ocupación ilegal (los “okupas”, su obsesión y la de Vox).

Al día siguiente, 13 de enero, el presidente Sánchez anunció  un Plan con 12 medidas para mejorar la situación de la vivienda, a la vista que su Ley de Vivienda (en vigor desde mayo 2024), no ha sido eficaz y los topes al alquiler (impuestos en su día por Podemos y Sumar) han sido contraproducentes: muchos propietarios han dejado de alquilar, desviando sus pisos al alquiler de temporada o al alquiler turístico o han vendido su vivienda. El hecho, corroborado por el sector inmobiliario, es que la Ley y los controles de precios (y el tope de subida) han provocado una caída del 33% en la oferta de alquileres entre 2019 y 2024, según los datos de Idealista. Pero hay capitales donde la oferta de alquileres ha caído mucho más: en Barcelona (-75%: han “desaparecido del mercado” 3 de cada 4 viviendas en alquiler), Oviedo (-55%), San Sebastián (-55%), Las Palmas (-51%), Madrid (-46%), Palma (-46%), Girona (-45%), Bilbao (-44%), Zamora (-42%), Toledo, (-42%) y Burgos (-40%). Y ha caído también en Málaga y Valencia (-33%), en Sevilla y Alicante (-32%).

El Gobierno sigue defendiendo su Ley y los topes a los alquileres en las zonas “tensionadas”, argumentando que el único sitio donde se han aplicado (Barcelona y su área metropolitana), los alquileres han bajado entre un 3% y un 5%. Pero muchos expertos lo atribuyen a la caída de contratos y reiteran que el intervencionismo de la Ley ha sido contraproducente. Y piden medidas para aumentar la oferta de viviendas, la verdadera causa que explica los precios disparados de alquileres y compraventas: hay unas 300.000 personas que buscan piso cada año (jóvenes, inmigrantes y nuevas familias) y en 2024 sólo se construyeron 90.000.

El nuevo Plan del Gobierno para la vivienda busca ahora aumentar la oferta de viviendas. Por un lado, se transfieren a la empresa pública de vivienda (SEPES) 3.300 viviendas públicas, otras 13.,000 de la SAREB (que traspasará hasta 40.000) y 2 millones de metros cuadrados de suelo público (mucho de Defensa), concediéndola además la prioridad para adquirir suelo en el mercado (para evitar que caiga en manos de especuladores). Además, las viviendas públicas que se promuevan o adjudiquen mantendrán indefinidamente su titularidad pública y no se podrán vender (como hasta ahora), lo que permitirá ampliar el parque público (sólo el 2,5% del total, frente al 7% de media en Europa). Otra medida es destinar Fondos europeos a crear “una industria de la construcción”, que avance en fabricar viviendas modulares, para acelerar plazos de construcción y reducir costes.

Hay tres medidas del Plan dirigidas a aumentar la oferta de alquileres. Una, un sistema de garantías públicas para asegurar a los propietarios el cobro del alquiler (como hace el programa Bizigune en el País Vasco) y avales a los inquilinos para casos de impago. Otra, ayudas a los propietarios que rehabiliten su vivienda para alquilarla (a precio asequible). Y la tercera, una exención fiscal a los propietarios que alquilen: el 100% de lo que ingresen no pagará impuestos (siempre que se ajusten a los límites de subida aprobados y que publica el INE). Las tres medidas buscan “animar” a los caseros a alquilar, dado que hay 4 millones de viviendas vacías, aunque sólo 400.000 están en zonas “tensionadas”.

Otras medidas del Plan del Gobierno afectan a las viviendas turísticas (pagarán el 21% de IVA, como cualquier otro negocio), a los alquileres de temporada (se ha creado un registro obligatorio y un Fondo para que los Ayuntamientos aumenten las inspecciones) y a las compras de pisos por extranjeros no comunitarios (compraron 27.000 viviendas en 2023), a los que se sube un 100% los impuestos a pagar. Además, se propone a las sociedades de inversión inmobiliaria (SOCIMI) un mejor trato fiscal si promueven viviendas con un alquiler asequible. Y, finalmente, anuncian un Plan de Vivienda 2026-2029, que ampliará las ayudas existentes para jóvenes, mayores, discapacitados y residentes en zonas tensionadas.

Estas 12 medidas del Plan del Gobierno son un avance, pero insuficiente. Se avanza con la empresa pública de vivienda, pero falta un presupuesto (no hay Presupuestos) y más medios. Las ayudas fiscales para “animar” a los caseros están bien, pero si están condicionadas a unos topes y subidas, no funcionarán (como no han funcionado las de la Ley de Vivienda). Y, sobre todo, son muy “suaves” las medidas para frenar los pisos turísticos (ojo, 396.883 en agosto de 2024, según el INE, representado el 25% y hasta el 35% del alquiler en zonas de muchas ciudades) y los alquileres de temporada (han crecido un +182% en los últimos 5 años y ya suponen el 14% de los alquileres), básicamente porque su competencia es autonómica y municipal, no estatal. Y en cuanto a los impuestos a la compra de extranjeros no UE, es “el chocolate del loro”, porque el grueso de estas compras (que suben los precios) son los  compradores europeos (en Baleares, Alicante, Canarias, Murcia o Cataluña).

Se echa en falta en las medidas una actuación más radical en las 4 áreas donde nos jugamos la solución del problema de la vivienda: suelo, planeamiento, financiación y promoción pública de viviendas. En España, hay suelo para construir, pero hace falta catalogarlo (no se sabe dónde y cuánto) y sobre todo prepararlo para que sea urbanizable y esté a disposición de los promotores, lo que exige más inversiones y menos burocracia. Además, hay que agilizar el planeamiento de las ciudades, porque ahora se tarda 10 años y si hay reclamaciones, el plazo se demora 15 años más (de ahí el intento de reforma de la Ley del Suelo).

En tercer lugar, hay que buscar financiación suficiente, pública (hay que “territorializar” el ICO, el Instituto de Crédito Oficial, y especializarlo más en la vivienda) y privada, alcanzando un acuerdo con los bancos para que vuelvan a financiar la vivienda, sobre todo la protegida (VPO), lo que exige actualizar precios (módulos) y dar facilidades (suelo y planeamiento) a los promotores privados, actuando también para reducir los costes de construcción, facilitar mano de obra formada (el sector dice que no encuentra personal) y agilizar los procesos (hoy se tardan 100 meses en una promoción y habría que bajarlo a 50 meses).

Y sobre todo, hay que impulsar la promoción pública de viviendas, porque es ridícula: sólo 5.241 viviendas protegidas hasta septiembre 2024 (y 8.847 en todo 2023), frente a 68.587 VPO terminadas en 2008. Eso exige que las autonomías y Ayuntamientos destinen muchos más recursos a promover VPO, con dinero público (y privado). Ir construyendo año tras año un parque de VPO, sobre todo para alquilar: harían falta 150.000 viviendas públicas al año para tener en 10 años (1.500.000 VPO más) un parque de VPO “europeo”. Y el mayor esfuerzo (con financiación estatal) debe venir de las autonomía y Ayuntamientos, que ya apenas promueven viviendas (sí conciertos, corridas de toros y fiestas…).

Actuando en estos 4 frentes (suelo, planes urbanísticos, financiación y promoción pública), cortando de raíz las fugas de alquileres (a uso turístico y alquileres de temporada) y facilitando a los propietarios que alquilen sin miedo (y sin imposiciones), podría empezar a resolverse el problema de la vivienda en España, que exige tiempo: habría que construir 150.000 viviendas al año y sacar al alquiler otras 150.000 para atender a la demanda esperable (y eso no resolvería el déficit actual). Pero para conseguirlo, hace falta un requisito previo: el acuerdo entre todos los que deciden en la política de vivienda (Gobierno, autonomías, Ayuntamientos) y los “actores” imprescindibles para avanzar (promotores, constructores, bancos, propietarios e inquilinos). Si no hay un gran Pacto por la vivienda, no avanzaremos.

Ahora, el Gobierno tendrá que concretar y poner en marcha sus medidas. Y luego, tendrá que llevarlas al Parlamento y conseguir aprobarlas. Muchas de ellas, como la reforma de la Ley del Suelo, los alquileres de temporada o las ayudas fiscales han sido vetadas en el Congreso por el PP y Vox (algunas con ayuda de Junts y PNV). Así que es prioritario un gran Pacto de Estado por la vivienda, como ya han pedido los promotores (APCE). Ver las propuestas de cada uno e intentar consensuar medidas que promuevan más viviendas en construcción y más alquileres en el mercado, más oferta para rebajar unos precios disparados.

No parece fácil lograr un Pacto, pero sin acuerdos no avanzaremos: ni el Gobierno podrá aprobar y aplicar sus medidas ni las autonomías y Ayuntamientos gestionarán mejor. Están condenados a entenderse, a resolver un problema que es un clamor social. Si no lo hacen, los jóvenes y familias con menos recursos seguirán sin casa. Y 9 millones de inquilinos seguirán malviviendo, porque tendrán que destinar más de la mitad de sus ingresos a pagarse un techo. No podemos tolerarlo.

lunes, 27 de marzo de 2023

Comprar piso: carísimo, más pequeño y lejos

El precio de la vivienda se disparó en 2022 (+7,4%), la mayor subida en 15 años. El motor de esta subida récord (+40% desde 2014) son las ventas, que también se dispararon: casi 650.000 viviendas vendidas el año pasado, la mayor cifra desde 2007, empujada por los que compran para invertir y alquilar, los extranjeros (1 de cada 7 compras) y las familias que eligen comprar antes que “tirar el dinero” en alquileres disparatados. El problema es que esta subida de precios se suma a la subida de las hipotecas, con lo que comprar una vivienda se ha vuelto imposible para el 48% de las familias españolas. Y las que intentan comprar ahora, al tener que pagar más por la vivienda y la hipoteca, tienen que optar por comprar pisos más pequeños y más alejados del centro de las ciudades (donde también empiezan a subir). El problema es que hay más demanda que viviendas: sólo se construyen la mitad de las que hacen falta.

Enrique Ortega

A pesar de la inflación y la crisis, tras la pandemia y la guerra en Ucrania, la venta de viviendas sigue disparada en España: el año 2022 se cerró con la compraventa de 649.949 viviendas, +14,7% que en 2021, el récord de ventas desde 2007 (775.300 viviendas vendidas), según los datos del INE. Son ya 9 años consecutivos de mayores ventas de viviendas, duplicando las ventas  del primer año en que remontaron tras la crisis financiera (2014: 318.830 viviendas vendidas). La mayor parte de las ventas son viviendas de 2ª mano (532.459), que superan ya incluso las ventas de viviendas usadas en 2007 (448.918), y sólo un 18% de las ventas son de viviendas nuevas (117.490 en 2022).

El tirón de las ventas de pisos se está dando más en las zonas turísticas, por la compra de segundas residencias y viviendas para extranjeros. Así, los mayores aumentos de ventas se han dado en 2022 en Canarias (+31,6%: 27.364 compraventas), Baleares (+25,6%: 17.996) y la Comunidad Valenciana (+23,9%: 99.448), aumentando mucho menos en las regiones que concentran las mayores ventas, Andalucía (135.976,+15,2%), Cataluña (102.108, +14,50%) y Madrid (83.103 compraventas, +2,67%), según el INE.

¿Quién compra piso? Casi 9 de cada 10 compradores son particulares, según las estadísticas, aumentando en los últimos años los que compran piso para invertir (poniéndolo en alquiler o esperando a obtener plusvalías) y los extranjeros que compran en España, como 2ª residencia o vivienda de inmigrantes. La compra de vivienda para alquilarla después ha aumentado su rentabilidad en los últimos años y en 2022 aportó a sus dueños una rentabilidad del 6,5%, según Fotocasa, superior a la del ahorro y buena parte de la Bolsa, siendo mayor la rentabilidad en la Comunidad Valenciana y Murcia (7,7%), en Cantabria (6,9%), Canarias y Cataluña (6,8%), Navarra (6,6%) y Castilla y León (6,5%).

La compra de viviendas por extranjeros se disparó en 2022: compraron 88.858 viviendas, el 13,71% del total  y casi cuatro veces más que diez años antes (26.857 viviendas compradas por extranjeros en 2021, el 8,1% del total), según los datos del Colegio de Registradores. La mayoría de extranjeros compran “a tocateja”, sin hipoteca, destacando que casi 9.000 de estas viviendas compradas valían más de 500.000 euros, el tope que se exige para que un extranjero consiga así la residencia legal en España (“Golden Visa”), casi el triple de las compras de casas caras que hacían antes de la pandemia (3.827 en 2019). Si estas compras de extranjeros son cada vez más importantes (suponen 1 de cada 7 viviendas vendidas), lo son más en determinadas regiones, como Baleares (el 34,8% de todas las viviendas las compran extranjeros), Canarias (28,6% de las ventas) y la Comunidad Valenciana (26,8%), teniendo aún más peso en zonas de Alicante y Tenerife (donde rondan entre el 35 y el 41,7% de las ventas de viviendas). En conjunto, los extranjeros que más compran en España son los británicos (11,07% del total), alemanes (9,47%), franceses (6,97%), belgas (5,21%), marroquíes (5,15%), rumanos (5,07%) y holandeses (4,91%).

Otro factor que tira de las ventas de viviendas es el auge de los pisos turísticos, que fomenta la compra de viviendas en el centro de las ciudades y en zonas de costa para obtener altas rentabilidades alquilándolos por días o temporadas. En España hay 311.500 apartamentos turísticos, según el INE, el 1,24% del parque de viviendas, radicados en el 60% de los municipios españoles. Pero la realidad es que si contamos todas las viviendas que se utilizan para alquiler turístico (legal e ilegalmente, totalmente o por habitaciones), la cifra se duplica: hay 788.136 plazas turísticas sólo en las 20 mayores ciudades, según denuncia Exceltur, la patronal turística, con más del 20% de todo el parque en varios municipios turísticos.

Y luego está el principal motor de las ventas de viviendas, la compra de particulares como primera vivienda. En los últimos años, al dispararse el precio de los alquileres, muchas familias y jóvenes han hecho cuentas: es más barato pagar una hipoteca que un alquiler, que además es un dinero perdido. Actualmente, el precio medio de un alquiler se ha puesto en 11,7 euros por metro cuadrado (febrero 2023), según el último informe de Idealista, lo que supone pagar 1.053 euros por un alquiler medio de 90m2. Si tenemos en cuenta que el precio medio de un piso en propiedad es de 188.000 euros (2022), según el Colegio de Registradores, comprarlo exige una hipoteca de 150.000 euros (el máximo que nos dan es el 80% del valor). Y esa hipoteca, a un interés del 3,5%, supone pagar una mensualidad de 750 euros, las tres cuartas partes del coste del alquiler… Claro que hay que tener dinero ahorrado (un 25% del valor, para la entrada y otros pagos) y un trabajo y una edad que nos permita conseguir una hipoteca (cada vez más difícil). Y además, en Madrid, Barcelona y algunas capitales (Málaga, Sevilla, Bilbao, San Sebastián, Valencia…), el precio de comprar un piso y su hipoteca es mucho mayor, aunque también el alquiler. En cualquier caso, la subida imparable de los alquileres ha aumentado la demanda para comprar piso.

Todos estos factores (invertir, extranjeros, apartamentos turísticos y subida alquileres) explican el récord en la venta de viviendas en 2022 (y años anteriores). Y estas fuertes ventas han tirado al alza de los precios de las viviendas, que también baten récords, según el INE: en 2022 subieron un +7.4%, la mayor subida en 15 años (desde el +9,8% que subieron en 2007). Y desde 2014, el primer año en que volvió a subir (+0,3%), la vivienda en España se ha encarecido un +39,8%, lo que es una barbaridad, aunque todavía no ha subido tanto como bajó entre 2008 y 2013: -41,9%. Lo que más sube (+7,9% en 2022) y ha subido (+50,7% entre 2014 y 2022) es la vivienda nueva, que sí cuesta más ahora que en 2008 (su precio había caído un -38,9%). Sube algo menos la vivienda de 2ª mano (+7,3% en 2022), que aún no ha recuperado los precios de 2008 (sube un 38% entre 2014 y 2022 y cayó un -51,5% durante la crisis de 2008 a 2013).

Con esta fuerte subida de precios en los últimos 15 años, el precio medio de una vivienda se situó en 188.000 euros en 2022 (+4,5% que en 2021), según el Colegio de Registradores, con una media que supera los 200.000 euros en Cataluña, Madrid, Baleares y País Vasco pero  que no llega a los 100.000 euros en Extremadura y Castilla la Mancha. La estadística del Ministerio de Transportes da un precio medio de venta de 1.749,2 euros metro cuadrado a finales de 2022, lo que sitúa el precio medio de una vivienda de 100 metros cuadrados en 175.000 euros. Los portales de venta de viviendas suben ese precio, a una media de 1.960 euros por metro cuadrado (Idealista, febrero 2023) y hasta 2.086 euros m2 (Fotocasa). Pero esta media de precio casi se duplica en las ciudades y regiones más caras, según Idealista: San Sebastián (5.205 euros m2, el precio máximo histórico), Barcelona (4.050 euros m2), Madrid (3.995 euros, otro máximo histórico), Baleares (3.703 euros m2), Bilbao (3.190 euros m2), Pamplona (2.544 euros m2), Málaga capital (2.399 euros m2 máximo histórico, que sube a 2.854 euros m2 en la provincia), A Coruña (2.313 euros m2), Sevilla (2.182 euros m2), Canarias (2.137 euros m2, otro máximo histórico), Valencia (2.108 euros m2)…

Estos precios disparados de la vivienda, en 2022 y en los siete años anteriores, se suman ahora a la rápida subida de los tipos de interés, que han pasado del 0% en junio al 3,5% actual (6 subidas del BCE en 9 meses), a las que seguirán más este año. Esta subida del precio oficial del dinero, para combatir la inflación (sin éxito: la subyacente sube), ha encarecido las hipotecas, al dispararse el Euribor: estuvo 6 años en negativo (desde febrero de 2016 a marzo de 2022) y ahora lleva un año en positivo y subiendo, desde abril de 2022 (+0,013) hasta rozar el 4% el 9 de marzo (3,978), aunque ahora, con la crisis de algunos bancos en EEUU y Suiza, se ha moderado algo, aunque ahora repunta y alcanza una media en marzo del 3,68%. Eso significa que ahora, una hipoteca de 150.000 euros (para comprar un piso del valor medio de 180.000 euros), a 25 años, supone pagar una cuota mensual de 836 euros, que son 271 euros más al mes de lo que costaba esa misma hipoteca hace un año (la cuota estaba entonces en 565 euros).

Así que ahora, los que piensen en comprar un piso tienen un doble problema: son más caros (han subido un +13,2% desde antes de la pandemia) y la hipoteca con la que puede comprarle le cuesta más. Eso se traduce en que ahora, el comprador, con la cuota que estaba pagando hace un año por comprar un piso, puede comprar ahora un piso más pequeño, con un tercio menos de superficie, según algunos cálculos. Si antes (diciembre 2019), una casa de 100 metros cuadrados le costaba 158.670 euros, ahora (febrero 2023) esa misma casa le costará 196.000 euros, según los portales inmobiliarios (y en las grandes ciudades, rozando los 400.000 euros). Y el otro efecto, si en 2019 podía pagar ese piso medio con una hipoteca de 127.000 euros (que le costaba 464 euros), ahora tiene que pedir más (156.800 euros) y pagar una hipoteca más cara, con más cuota (802 euros).

Así que el comprador actual sólo tiene dos opciones: o comprar una casa más pequeña (con una habitación y un baño menos, sin terraza) o comprar más lejos del centro, en localidades que están a 1 hora y más del centro, donde el precio del metro cuadrado es menor (entre un 20 y un 40% menos), aunque en estas zonas periféricas están empezando a subir los precios con fuerza. Y a otros potenciales compradores, con los precios y las hipotecas actuales, sólo les queda un camino: abandonar y no comprar piso ahora. Porque la cuota que les supone pagarlo supera con creces un tercio de sus ingresos, el tope “aceptable”.

La subida de tipos de interés, más la subida de precios de las viviendas, hace que un 48% de las familias españolas no puedan solicitar ahora una hipoteca y comprar piso, según un estudio de Tecnocasa. O sea, que casi la mitad de los españoles no pueden comprar casa, porque la subida de tipos hace que la hipoteca se lleve el 38% o más de sus ingresos, algo inaceptable para la banca (y para el sentido común).Y en el caso de Madrid y Barcelona, con los precios por las nubes, la compra de vivienda se ha vuelto inaccesible para 4 de cada 5 familias (el 80%), según este estudio. En Palma de Mallorca, sólo podrían comprar un 9,3% de las familias, en San Sebastián el 7,1%, en Málaga menos del 30% de las familias, en Sevilla menos del 50% y en Zaragoza sólo el 57%... Tremendo.

Así están las cosas y en 2023 no parece que vayan a cambiar mucho, aunque la subida de tipos podría frenar las ventas y los precios, aunque el Euribor y las hipotecas seguirán subiendo. Algunos expertos se agarran a que las ventas de viviendas cayeron en diciembre de 2022, hablando de “un cambio de ciclo”. Pero en enero de 2023 (último dato del INE), las ventas de viviendas volvieron a subir y la cifra (56.372 compraventas) fue la mayor en ese mes desde 2008… Y los precios siguen subiendo, aunque menos: se espera que este año suban entre un 2 y un 4% (la mitad que en 2023). Pero los alquileres siguen subiendo, lo que reanimara las ventas y los precios de las viviendas (máxime cuando los costes de construcción se han disparado en el último año). Y siguen subiendo el número de hipotecas  (+10,9% en 2022, según el INE).

Al final, el problema de fondo es la escasa oferta disponible, la falta de pisos, sobre todo nuevos, que alimenta la subida de precios. Se estima que, por razones demográficas, España necesita entre 120.000 y 150.000 viviendas nuevas al año para cubrir la demanda estructural. Pero en 2022 sólo se terminaron 79.935 viviendas “libres” (y 9.221 “protegidas”), una cifra similar a la de 2021 (84.091 viviendas terminadas) y 2019 (71.541), según la estadística oficial de Transportes. Una cifra que choca con las 579.665 viviendas terminadas en 2007 (en el final de la “burbuja inmobiliaria”) pero también con las viviendas terminadas en 2009 (356.555) y 2011 (121.043).

La solución al problema de la vivienda, además de promover nuevas viviendas (públicas y privadas) en alquiler, es relanzar la construcción de viviendas en España, acercarnos a esas 120.000/150.000 nuevas viviendas terminadas cada año. Haría falta un gran Acuerdo entre el Gobierno central, las autonomías, ayuntamientos, promotores y constructores para aprobar un Plan de choque, que duplicara las viviendas iniciadas al año, facilitando suelo público, financiación y menos burocracia para relanzar la oferta de vivienda nueva. Y en paralelo, habría que ayudar a la demanda, a los jóvenes y familias con ingresos medios (las más desfavorecidas no pueden comprar: sólo alquilar con ayudas), para ofrecer créditos con interés subvencionado y aval público (ICO), para que la compra de una vivienda no supere una cuarta parte de sus ingresos, por ejemplo. Construir más viviendas cada año frenaría en alza de precios y ayudar a la demanda permitiría mejor su compra.  No queda otra, porque la situación actual, con la mitad de las familias que no pueden comprar, es un escándalo.

jueves, 21 de octubre de 2021

Temor a otra burbuja inmobiliaria

Un fantasma recorre el mundo: el miedo a que estalle otra “burbuja inmobiliaria”, en EEUU, Canadá, China o media Europa, por la tremenda especulación y subida de precios en el último año (+9,5%), alimentada por la gran liquidez, los bajos tipos de interés y el fuerte ahorro de las familias. El mayor riesgo está en Frankfort, Toronto, Hong Kong, Múnich, Zúrich, Estocolmo, París, Londres, Moscú y Nueva York. No hay ninguna ciudad española en este "mapa de burbujas", aunque aquí los precios de la vivienda también suben mucho: un +3,3% anual en el 2º trimestre, la mayor subida desde 2019. Pero los precios todavía son 21,5% inferiores  a los máximos de 2007. Eso sí, las ventas se han disparado en julio y agosto, con récord desde 2008, por compras de inversores y ahorradores. Ahora, todo apunta a que las ventas  de viviendas seguirán subiendo y también los precios de pisos y alquileres. Y eso agravará el problema actual, donde los jóvenes (y muchas familias) no pueden comprar ni alquilar.

Enrique Ortega

La pandemia parece bajo control en Occidente y la recuperación económica se afianza en EEUU, Europa y medio mundo. Y un síntoma de que la crisis se desinfla es que las ventas y precios de la vivienda, oficinas y locales llevan meses disparados, como no se veía desde 2007, antes de estallar la anterior  “burbuja inmobiliaria”. Así, los precios de la vivienda han aumentado un +9,5% anual (entre el primer trimestre de 2020 y el 1º de 2021) en los 36 paises de la OCDE, la mayor subida en 30 años. Y en Europa, los precios de la vivienda han subido un +7,3% anual en el 2º trimestre de 2021, la mayor subida desde septiembre de 2007 (y un +6,8% en los paises del euro, la mayor subida desde 2006), según Eurostat.

¿Qué explica esta subida histórica de la vivienda? Un cocktail de razones: la tremenda liquidez en todas las economías (tras las inyecciones de dinero y compras de deuda de los bancos centrales, en especial la Reserva Federal  USA y el BCE) y los bajos tipos de interés, que animan a los inversores (Fondos y bancos) y a los particulares a comprar viviendas, oficinas y locales, aprovechando la caída de precios y ventas provocada por la pandemia, confiando en que “el ladrillo es un valor seguro” (¿les suena?) y que hay margen para ganar mucho dinero cuando la economía se recupere. Y como la oferta de viviendas, oficinas y locales estaba muy estancada tras la anterior crisis inmobiliaria, esta fuerte demanda post pandemia ha disparado los precios en medio mundo.

Con ello, se han despertado los temores a que estalle otra burbuja inmobiliaria, como la que provocó en 2008 la anterior recesión. La preocupación es muy evidente en EEUU, Canadá y gran parte de Europa. Y se agravó a finales de septiembre, cuando se temió la quiebra en China de Evergrande, la mayor inmobiliaria del mundo, asfixiada por una deuda de 300.000 millones de dólares y las medidas tomadas por el gobierno chino para frenar la burbuja inmobiliaria en un país donde los precios de la vivienda se han multiplicado por 10 en los últimos 20 años (y donde un piso de 60m2 cuesta 500.000 euros, por la especulación).

Los mayores riesgos de burbuja inmobiliaria se dan a Canadá, Nueva Zelanda y Suecia, según la agencia Bloomberg, pero también les preocupan EEUU (la vivienda se encareció un +18,6% en junio 2021, la mayor subida en 30 años), Noruega, Reino Unido y Dinamarca, seguidos de cerca por Bélgica, Austria y Francia. Otro análisis es el de UBS Group, que ha elaborado un Índice global de riesgo de burbujas por paises (ver mapa), donde indica las 9 ciudades con más riesgo inmobiliario (índice superior a 1,5 puntos): Frankfort (2,16 puntos), Toronto (2,02), Hong Kong (1,90), Múnich (1,84), Zúrich (1,83), Vancouver (1,66), Estocolmo (1,62), París (1,59) y Ámsterdam (1,58 puntos). Hay otro grupo de ciudades con los precios de la vivienda sobrevalorados (Índice de +0,5 a 1,5 puntos) pero sin riesgo de burbuja, como Londres, Moscú, Nueva York, Los Ángeles, Tokio y Moscú. Y sitúa a 3 ciudades con unos precios de la vivienda “razonables” (Índice +0,5 a -0,5): Madrid, Milán y Varsovia.

Como se ve, 6 de las 9 ciudades con riesgo de burbuja inmobiliaria están en Europa. Y los últimos datos de Eurostat reflejan la fuerte subida de precios de la vivienda en algunos paises, muy superior al ya elevado aumento de la UE-27 (subida anual del +7,3% en junio 2021): Estonia (+16,1%), Dinamarca (+15,6%), Chequia (+14,5%), Lituania (+13,3%), Letonia (+12,4%), Luxemburgo (+13,6%), Paises Bajos (+12,8%), Hungría (+11,9%), Austria (+11,7%) y Suecia (+10,9). España es el 2º país europeo donde menos sube la vivienda (+3,3% en el último año), sólo por detrás de Italia (+0,4%) y menos que Francia (+5,7%) y Portugal (+6,6%). Y si analizamos la evolución de los precios de la vivienda en Europa entre 2010 y junio de 2021, han subido en 23 paises (+34% de media en la UE-27, +133% en Estonia, +80% en Suecia o Alemania, +50% en Portugal y +22% en Francia) pero cayeron en otros cuatro paises, los más “escaldados” por la anterior burbuja: Grecia (-28%), Italia (-13%), Chipre (-8%) y España (-3%), según Eurostat.

Así que los precios de la vivienda están subiendo con fuerza en medio mundo y en Europa pero suben menos en España: recordemos, un +3,3% anual en el 2º trimestre de 2021, según el INE, más que en todo el año 2020 (+2,1%), la menor subida en 6 años por la pandemia, pero menos de lo que subió en 2019 (+5,1%) y la menor subida desde 2014 (+0,3%), el primer año en que remontó el precio de las viviendas tras las drásticas bajadas de 2008 a 2013 (-45% de caída tras estallar la burbuja inmobiliaria). Eso quiere decir que aunque ahora la vivienda suba algo más, su precio sigue por debajo del que tenía en 2008, todavía un 21,5% inferior, según los datos del Ministerio de Transportes: 1.649,2 euros/m2 en junio de 2021 frente a un máximo de 2.101,4 euros/m2 a finales de 2008. Eso sí, ha subido un +12,7% desde el precio mínimo que tenía a finales de 2014 (1.463,1 euros/m2).

Los precios de las viviendas están subiendo, en el mundo y en España, porque han aumentado las ventas, porque hay más demanda de viviendas, oficinas y locales, sobre todo de inversores y ahorradores, que comprar buscando una plusvalía futura o alquilarlos. En España, las ventas se desplomaron al estallar la burbuja en 2008 (de 775.300 viviendas vendidas en 2007 a 552.080 en 2008 y un mínimo de 312.593 en 2013) para recuperarse lentamente a partir de 2014 (318.830) y sobre todo en 2018 (517.984) y 2019 (505.467), cuando rozaron las ventas de 2008. Pero llegó la pandemia y las ventas cayeron drásticamente, a 420.238 viviendas en 2020. Ahora, en 2021, con el inicio de la recuperación, las ventas crecen mes a mes, alcanzando las 267.715 viviendas vendidas en el primer semestre, según el INE, ya más que en la primera mitad de 2019 (266.018). Y sobre todo, se han disparado las ventas en julio y agosto, dos meses récord desde 2008.

Esta mejoría de las ventas (49.900 viviendas en agosto, 40.300 de segunda mano y sólo 9.600 nuevas) se explica en buena medida por las compras de inversores (Fondos e inmobiliarias) y de ahorradores, como demuestra que 15.000 de esas ventas se hayan pagado al contado, sin hipoteca. Pero también hay compras de familias, aprovechando que los bancos han abierto la mano con las hipotecas (tienen incluso “una guerra” para robarse clientes) y que los tipos están muy bajos, los menores de la historia reciente: el tipo medio era del 2,54% en julio de 2021, frente al 2,59% en julio de 2019 y el 4,26% que se pagaba por una hipoteca en julio de 2013, según el INE. La consecuencia es que en julio de 2021 se han firmado 35.329 hipotecas, un 36,8% más que el año pasado (pandemia) y más del doble que el peor año de la crisis (17.055 hipotecas firmadas en julio de 2013).

Vistos los datos de subidas de precios, ventas e hipotecas firmadas, es evidente que hay una recuperación de la vivienda en España, una vuelta a la mejoría de 2018 y 2019. Pero no debemos tener miedo a otra burbuja inmobiliaria, según los expertos y los datos. Primero, suben los precios, pero todavía las viviendas cuestan un 21,5% menos que en 2008. Segundo, se venden muchas viviendas (podrían superar las 500.000 este año 2021), pero todavía se venden un tercio menos que en 2007 (775.300). Y se piden muchas hipotecas (35.329 en julio), pero todavía son un tercio menos de las hipotecas que se daban antes de estallar la burbuja inmobiliaria (104.808 en julio de 2007).

Eso no quita que no haya que vigilar de cerca al mercado de la vivienda, para evitar que los precios se disparen a medio plazo y se agrave el riesgo de otra burbuja. Máxime cuando todos los factores apuntan a que los precios de la vivienda seguirán subiendo, en 2021 y más en 2022. Por un lado, va a aumentar la demanda, tanto de especuladores e inversores como de familias, porque se crean 130.000 nuevos hogares cada año. Y por otro, la oferta de vivienda nueva crece menos, una media de 90.000 nuevas viviendas al año. Este déficit de viviendas tensiona el mercado y lo va a tensionar más en el futuro, si se asienta la recuperación, provocando nuevas y mayores subidas de precios. Y hay otros dos factores que van a encarecer el precio de la vivienda, sobre todo las viviendas nuevas. Uno, la subida de las materias primas que utiliza la construcción (la madera, el acero, el cobre o el aluminio, además del cemento, por la subida de la luz) y la maquinaria. Y el otro, la falta de mano de obra cualificada (la patronal dice que necesitan 700.000 trabajadores), lo que puede obligar a las empresas a subir los sueldos y trasladar esos mayores costes a los precios.

La subida de los precios y las ventas de la vivienda son una buena noticia para la economía, en la medida que la construcción es una de las locomotoras del crecimiento (aporta un 5,7% del PIB) y del empleo (1.324.800 ocupados). Pero la subida del precio de la vivienda es una mala noticia para muchas familias, no sólo porque les dificulta más la compra de un piso (al ser más caro), sino porque la subida de las viviendas encarece también los alquileres (los inversores o particulares que compran para alquilar, si ahora tienen que pagar más por el piso buscarán subir el alquiler para mantener su beneficio). De hecho, los últimos datos de Eurostat revelan que los alquileres son hoy un 5% más caros que en 2010 mientras el precio de la vivienda está un 3% por debajo.

Si sube la vivienda más de lo que ha subido ya, y con ello los alquileres, será un problema para muchas familias, en especial para las que tienen ingresos bajos y no pueden pagar ni una hipoteca ni un alquiler. En especial, será un grave problema para los jóvenes: ya hoy, con los precios actuales, los menores de 30 años no pueden comprar ni alquilar en ninguna autonomía, según un estudio del Instituto de la Juventud. Y eso porque su sueldo medio es bajo y tendrían que dedicar un 60% al pago de una hipoteca o el 90% al pago del alquiler, porcentajes que duplican y triplican el máximo recomendable y que vigilan los bancos (que el gasto no supere el 30% de los ingresos). Pero la situación es peor en algunas autonomías: los jóvenes tendrían que destinar el 92% de sus ingresos para pagar una hipoteca en Baleares y del 75 al 65% en Madrid, País Vasco, Canarias y Cataluña. Y más del 100% de sus ingresos para alquilar en Cataluña, Baleares y Canarias, rozando el 100% en Madrid. Tremendo. Y en el caso de los jóvenes de 30 a 34 años, tampoco pueden comprar o alquilar: una hipoteca se lleva de media el 45% de sus ingresos (el 59% en Madrid y el 75% en Baleares, sólo baja al 30% que podrían pagar en Murcia, Extremadura y Castilla la Mancha) y un alquiler supone el 65% (y casi el 80% en Cataluña, Madrid, Baleares y Canarias, no pudiendo alquilar con el 30% de sus ingresos en  ningún lugar).

Todos sabemos que hay un serio problema de vivienda en España pero ahora, con la perspectiva de subidas de precios, en la compraventa de viviendas y en los alquileres, la situación será peor, sobre todo para familias con pocos ingresos y para los jóvenes (incluso hasta los 34 años). Por eso urge un Plan de vivienda realista, no parches populistas asentados en controles de precios. La única manera de frenar la subida de precios, en la vivienda y los alquileres, es actuar sobre la oferta, facilitar la construcción de más viviendas, públicas y privadas, para venta y alquiler. Y eso pasa por facilitar la disponibilidad de suelo público (Ayuntamientos), agilizar las promociones y facilitar financiación suficiente a los promotores (públicos y privados). Hace falta construir más viviendas para frenar la subida de pisos y alquileres y atender a la demanda de jóvenes y familias. Y, en paralelo, facilitar que salgan al mercado las 3,4 millones de viviendas vacías, con incentivos a sus propietarios, no asustándoles para que no alquilen. Tomen medidas sensatas.

lunes, 9 de marzo de 2020

Cae la venta de pisos (y la construcción)


La venta de viviendas cayó en 2019, por primera vez desde 2013. Hubo menos ventas en 11 autonomías, sobre todo en Galicia, norte y las provincias del interior, en la “España vaciada”. En paralelo, los precios de las viviendas subieron menos, un 5% en 2019, tras encarecerse un 21,5% desde 2014. Este pinchazo” de la vivienda, uno de los motores de la recuperación, se debe al enfriamiento de la economía y el empleo y a un cierto “endurecimiento” de las hipotecas por los bancos, que siguen con “guerra de ofertas” pero seleccionando más los clientes. Y con este panorama, la construcción ha entrado en recesión, cayendo desde el verano pasado, algo que no pasaba desde 2013. Y creando sólo 4.000 empleos el último año. Ahora, los expertos esperan un año 2020 de “tregua” en la vivienda, con ventas y precios “planos”, a la espera de ver qué hace el Gobierno con los alquileres. Si aprueba “controles”, podrían desviarse viviendas del alquiler a la venta. Y entrar en seria crisis un sector clave. 


enrique ortega

La mayor venta de viviendas ha sido uno de los principales motores de la recuperación. En 2014, con la vuelta del crecimiento y la recuperación del empleo, volvió a aumentar la venta de pisos en España, tras las fuertes caídas sufridas entre 2018 (-28,8%) y 2013 (-1,9%). Y así, la venta de viviendas aumentó en 2014 (+2%), 2015 (+11,5%), 2016 (+14%), 2017 (+15,4%) y 2018 (+10,8%). Pero en 2019, al desacelerarse el crecimiento y con la incertidumbre política, la venta de viviendas cayó un -3,3%, por primera vez desde 2013, según el INE. Eso sí, se volvieron a vender más de 500.000 viviendas (501.085 en 2019), por 2º año consecutivo (517.984 viviendas vendidas en 2018), algo que no pasaba desde 2008 (552.080 ventas).


La caída de ventas hasido muy generalizada, en 11 autonomías, sobre todo en Canarias (-14%), Baleares (-10,9%), Navarra (-9,7%), Madrid (-7,5%), Asturias (-6,4%) y la Comunidad Valenciana (-4,9%), aumentando las ventas de pisos sólo en 6 autonomías: Castilla la Mancha (+7,5%), Extremadura (+5,7%), la Rioja (+3,1%), Galicia (+2,5%), Murcia (+1,2%) y Castilla y León (+0,5%), según los datos del INE. Pero estos datos autonómicos esconden una realidad: la venta de viviendas se mueve en España a dos velocidades: avanza a buen ritmo en el Mediterráneo (16.640 ventas por 100.000 habitantes en Murcia), Andalucía, Baleares (13.951) y Madrid (70.835) pero “pincha” en Galicia, el norte de España y, sobre todo, en“la España vaciada”: Lugo (541 viviendas vendidas por 100.000 habitantes), Orense (544), Zamora (575), Cuenca (772), Soria (801), Teruel (838) o Ávila (916 ventas por 100.000 habitantes).Poca población, poca actividad, pocas ventas de viviendas.


Las ventas que caen son las de viviendas de 2ª mano (-4,2%), que suponen el 85% de todas las ventas (408.241 viviendas usadas vendidas en 2019), mientras el motor que más tira del mercado son las viviendas nuevas, algo más caras en general, cuyas ventas (92.844) sí crecieron en 2019 (+1,2%), sobre todo las promociones en el interior de las ciudades y en lugares donde se ha ido agotando el stock de viviendas. Y  los expertos apuestan porque es el segmento del mercado que tiene más futuro.


La primera consecuencia de esta caída de ventas es que los precios de los pisos se han moderado: crecieron, un +5,6% entre enero y septiembre de 2019 (último dato publicado por el INE), menos que en 2018 (+6,7%) y 2017 (+6,2%) aunque más que en los tres años anteriores de subidas (desde 2014). Las viviendas han subido una media del +27,1% entre 2014 y septiembre de 2019, pero todavía no han recuperado el precio que tenían antes de la crisis, dado que bajaron un -41,9% entre 2008 y 2013. O sea, que todavía son un -14,8% más baratas que en 2008.


Esta menor subida de la vivienda, por la caída de ventas, fue menor en 2019 en las viviendas de 2ª mano (subieron un +5,2% hasta septiembre) que en las viviendas nuevas (subieron un +8,06%). Y la subida fue también muy desigual por autonomías, siendo mayor en Baleares (+6%), Andalucía (+5,9%) y Aragón (+5,8%) y muy escasa en Extremadura (+1,5%), Cantabria (+2,4%), Castilla la Mancha, Navarra (+3,1%), Asturias (+3,5%), Galicia y Murcia (+3,7%), según los últimos datos del INE.


¿Por qué caen las ventas de viviendas y apenas crecen los precios? La razón básica es que la recuperación se frenó en 2019, con menos crecimiento y menos creación de empleo, lo que reduce la demanda. Y muchas familias y jóvenes no pueden comprar un piso, por sus bajos ingresos o la precariedad de sus contratos, lo que les ha llevado al alquiler, rebajando la demanda de pisos para comprar.  Y más en un año 2019 con mucha incertidumbre política y elecciones, lo que ha desanimado también las compras de empresas (12,18% del total) y  extranjeros (realizan el 12,64% de las compras de viviendas en España), sobre todo de británicos (por el Brexit) y alemanes (por su menor crecimiento), algo que se ha notado en Baleares, Canarias, Levante y Madrid. 


Otro factor clave ha sido el “pinchazo” de las hipotecas, sobre todo en los primeros meses tras la nueva Ley Hipotecaria que entró en vigor el 16 de junio de 2019, para adaptarnos a la normativa europea. La nueva Ley exigió un aumento de la documentación y tuvo algunos problemas de adaptación informática entre bancos y notarios. Y además, al tener que cargar el banco con más costes que antes pagaba el cliente (gestoría, notaría y registro), los bancos ralentizaron sus concesiones, máxime cuando también tenían que asumir (desde meses antes) el pago del impuesto de actos jurídicos documentados).


La consecuencia es que en 2019 se firmaron 357.720 hipotecas, sólo un 2,76% más que en 2019, el menor aumento desde 2014 y mucho menor que en 2018 (+11,3%), según el INE. Y eso que en diciembre hubo un aumento extra, por dos fondos de inversión que vendieron viviendas con hipotecas a los compradores. Pero el negocio hipotecario está tan parado como la vivienda: el capital prestado en 2019 (44.715 millones) apenas aumentó un 3,3% (frente a un 18% en los tres años anteriores) y el importe medio concedido (125.007 euros por hipoteca) sólo aumentó un 0,6% (menos que la inflación: o sea, en realidad se concedió menos). Y todo ello a pesar de que los tipos siguen muy bajos: los clientes pagaron por las hipotecas un tipo medio del 2,53% en 2019 (2,62% un año antes), según el INE.


De hecho, el propio Banco de España ha reconocido que los bancos están endureciendo sus criterios para conceder hipotecas: lo hicieron en el 2º trimestre de 2019 (“por el deterioro de las expectativas sobre la situación económica”), se mantuvieron sin cambios en el tercer trimestre y volvieron a endurecer los criterios en el 4º trimestre de 2019, según sus últimos informes. Y en paralelo, reconocen que también las familias redujeron sus demandas de hipotecas, por las peores  expectativas económicas. Ahora, los bancos siguen con su “guerra de hipotecas”, sobre todo enlas ofertas online, pero “mirando con lupa” a los clientes y centrándose en los más “vinculados” (con más productos contratados) y en los que tengan cierto nivel de ingresos asegurado y estable. Y tratando de venderles hipotecas a tipo fijo (ya son el 44% de las nuevas), que pagan un tipo más alto.


Al final, la caída de ventas y la moderación de precios ha provocado ya una recesión en el sector de la construcción: su actividad cayó dos  trimestres seguidos, el 3º de 2019 (-0,4%) y el 4º (-1,72%), según los datos de Contabilidad Nacional del INE. De hecho, España es el segundo país europeo donde más cayó la construcción en 2019: un -6,2% sobre un año antes, sólo por detrás de Bélgica (-6,5%) y mucho más que la caída media en Europa (-3,7%), Alemania (-4,2%), Francia (-4,2%) o Polonia (-5,5%), mientras sólo se salva Italia (+0,8%), según Eurostat. Además de caer la actividad, también la inversión en construcción lleva dos trimestres cayendo (-0,3% en el 3º trimestre de 2019 y -3,48% en el 4º), según el INE. Y para completar el panorama, la construcción apenas crea empleo ahora: +4.000 empleos en todo 2019, según la EPA, frente a +136.300 empleos creados en 2018 (1 de cada 4).


En consecuencia, la construcción, que ha sido uno de los motores de la recuperación desde 2014 (junto al turismo y las exportaciones) ha “pinchado” y a finales de 2019 restó crecimiento a la economía (-0,7%) en lugar de ayudar a crecer, como desde 2014. Por esto, el temor es que estemos ante “un cambio de ciclo” y la vivienda y la construcción frenen la recuperación de España en 2020. Un dato que preocupa, además de la caída de ventas, es que se ha estancado la construcción de nuevas viviendas: en 2018 se visaron 100.333 nuevas viviendas y hasta noviembre de 2019 (último dato de Fomento) iban 98.194 visados, con lo que se estima cerrar el año en 109.275, muy pocos más y lejos de las 150.000 nuevas viviendas que deberían construirse cada año, según el sector. Los problemas están en la falta de demanda y en las dificultades para promover nuevas viviendas, por falta de suelo (o exceso de burocracia), falta de financiación a promotores y una subida de costes (sobre todo laborales, por falta de personal especializado). Y además, se ha desplomado la vivienda pública, las promociones de VPO: 5.191 viviendas en 2018 frente a 58.108 iniciadas en 2011 y 68.587 en 2008, según los últimos datos de Fomento.


Ahora, cara a este año 2020, los expertos apuestan por una nueva caída de ventas y que se vendan menos de las 501.085 viviendas de 2019, sobre 480.000 viviendas, debido a la menor creación de empleo este año y la escasa subida salarial (sobre el 2%). Y apuestan porque sigan dominando las ventas de  viviendas usadas (82% de las ventas, frente al 50% en 2010 y el 60% en 2007) pero que crezcan más las ventas de viviendas nuevas, sobre todo en las ciudades donde más se ha reducido el stock de viviendas; hay 459.876 casas sin vender en toda España, un tercio menos que el stock que había en 2009 (649.780 viviendas), según este mapa de Fomento. Las provincias con menos stock sin vender (en consecuencia, donde hay menos oferta y más pueden subir los precios) son Madrid (sólo el 1,34% del parque), Barcelona y Alicante. Y las provincias con más stock de viviendas sin vender son Castellón (el 5,89% del parque), Toledo, Almería, La Rioja y Ciudad Real


Si las ventas de pisos vuelven a caer en 2020, como auguran los expertos, también se moderarán las subidas de precios, que podrían aumentar entre el +2 y el +5%, frente al +5% que podrían haber subido en 2019. Pero lo que habrá es una gran diferencia por zonas y ciudades: los expertos auguran las mayores subidas, por encima del 5%, en el centro de Madrid y Barcelona, así como en Santiago, Oviedo, Santander, Málaga, Valencia, Palma, Alicante, Santander y Logroño, los lugares con menos oferta y más demanda. Y en el resto de ciudades, los precios podrían mantenerse e incluso bajar en Galicia, el norte y la España vaciada, sobre todo en las provincias con más stock sin vender.


Con todo, los expertos creen que no estamos ante una nueva crisis de la vivienda, sólo ante una pausa, “un alto en el camino” tras 6 años de aumento de ventas y precios. Prevén  que propietarios y compradores se darán una tregua este año y que luego, en 2021, podrían seguir con más fuerza las ventas y las subidas, si la economía se recupera con más fuerza, en España y en Europa (pasados los efectos negativos de las guerras comerciales, el Brexit y el coronavirus). Porque demanda hay, jóvenes y familias que necesitan una vivienda. Pero los expertos piensan que la clave sobre el futuro la tiene la nueva normativa que se apruebe para el alquiler, prometida para antes del verano: si el Gobierno aprueba “controles” a los alquileres, como dice, creará una incertidumbre muy negativa en la vivienda. Y podría retraer ventas y precios. Lo que sí parece posible es que, si se establecen controles a los alquileres, muchos propietarios (particulares e inmobiliarias) “desvíen” viviendas del alquiler a la venta, lo que provocaría un exceso de demanda y una caída de precios.


Habrá que estar muy atentos a lo que pasa con la vivienda y la construcción, porque son claves para la recuperación y el empleo. Es hora de aprobar un nuevo Plan de Vivienda y promover la construcción, para mantener la actividad y hacer frente a la demanda de vivienda no satisfecha de miles de jóvenes y familias, estimada en 1.500.000 viviendas. Si la vivienda y la construcción “pinchan”, la economía se debilita. Necesitamos el ladrillo para mantener el crecimiento, aunque no otra “burbuja” (que ahora queda muy lejos dado que la construcción está en recesión y las ventas muy lejos del “boom”). Hay que destinar más recursos públicos a la vivienda (los 679 millones destinados a la política de vivienda en el Presupuesto 2019 es una cifra ridícula) y apoyar a la promoción pública y privada facilitando suelo y financiación a los promotores (sobre todo para alquiler). Necesitamos más viviendas y que los jóvenes y familias puedan comprarlas o alquilarlas. Es un reto clave.