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jueves, 29 de junio de 2023

Se prorrogan las ayudas contra la inflación

Hoy hemos sabido que los precios bajaron mucho en junio, hasta el 1,9% anual, la inflación más baja desde marzo de 2021. España tiene así un tercio de la inflación de la zona euro (6,1% en mayo) y somos el tercer país europeo con los precios más bajos. Un buen dato que se debe a la bajada del petróleo, gas y materias primas, pero también a las medidas contra la inflación que lleva aplicando 2 años el Gobierno Sánchez: rebaja del IVA a la luz y el gas, bonificación a los carburantes, excepción ibérica y bajada del IVA alimentos. El martes, el Gobierno prorrogó muchas de estas ayudas hasta diciembre. En total, los 7 paquetes contra la inflación han costado 47.000 millones de euros. Ahora preocupa un repunte de precios este invierno, por la energía y la guerra. Mientras, el BCE, la OCDE y el FMI reconocen que la culpa de la inflación no la tienen sólo la guerra y la energía, sino los disparados márgenes empresariales (beneficios): nadie los frena y lo pagamos caro los consumidores.

Enrique Ortega

Parece que la inflación ha dejado de ser el grave problema que arrastramos desde hace dos veranos, cuando en agosto de 2021 superó el 3% y empezó a subir sin freno hasta marzo de 2022, alcanzando el 9,8% tras la invasión de Ucrania, para superar incluso el 10% de subida el verano pasado (+10,8% en julio 2022). A partir de ahí, la inflación empezó a bajar, cerrando el año 2022 en el +5,7%, y tras un ligero repunte en enero y febrero (por la subida de los alimentos), vuelve a bajar el IPC anual, hasta el +3,2% en mayo, el último dato completo del INE. Y hoy se ha publicado el IPC anticipado de junio de 2023, que refleja una fuerte caída de la inflación en España: +1,9% anual, el nivel más bajo desde marzo de 2021 (+1,3%).

A falta de conocerse el dato anticipado de Europa en junio, España tenía ya una inflación armonizada (homologada con las estadísticas europeas)  del 1,6% en junio, que puede ser un tercio de la inflación media europea. Con los datos de toda Europa, en mayo, España ya tenía ya tenía menos de la mitad de inflación (homologada) que la zona euro: un +2,9% de inflación armonizada en España (el dato homologable con Europa, inferior al 3,2% del IPC), frente al +6,1% de inflación en los 20 paises de la zona euro. Frente a los grandes paises, la inflación anual en España era también menos de la mitad que en Italia (8%), Alemania (+6,3%), Francia (6%), según Eurostat. Y éramos el tercer país con menos inflación de la UE-27, junto a Dinamarca (+2,9%), sólo por detrás de Luxemburgo (2%) y Bélgica (2,7%), con 7 paises europeos donde los precios suben más del 10% (+21,9% en Hungría, 12,5% en Polonia y Chequia).

En resumen, España ha bajado su inflación anual del 10,8% máximo (agosto 2022) al 1,9% actual, mientras la zona euro la ha reducido menos, del 10,6% máximo (octubre 2022) al 6,1% de mayo (último dato). Eso se debe a que España dependía menos del gas ruso que los paises del centro y norte de Europa (tenemos muchas regasificadoras), a un mayor peso de las energías renovables en la generación de electricidad y a un menor consumo de petróleo y gas, ayudado por un invierno suave. Incluso los alimentos, que suben un +12% en España, se encarecen menos que en Europa (+12,5%), según Eurostat. Pero hay otro motivo que explica la mayor caída de la inflación en España: las medidas contra la inflación tomadas desde hace dos años por el Gobierno Sánchez.

Las primeras medidas se aprobaron el 24 de junio de 2021, antes de la guerra de Ucrania: la bajada del IVA de la electricidad del 21 al 10% y  la suspensión del impuesto del sobre la generación eléctrica (7%). En septiembre de 2021, se redujo del 5,11 al 0,5% el impuesto especial sobre la electricidad. En diciembre de 2021, el Gobierno prorrogó hasta el 30 de abril de 2022 estas tres medidas fiscales para reducir el precio de la electricidad. Tras la invasión de Ucrania, el Gobierno aprobó el 29 de marzo de 2022 un Plan Nacional de respuesta a la guerra, con medidas contra la inflación y ayudas a sectores y colectivos más afectados: extensión hasta el 30 de junio de la rebaja del IVA al 10% para la electricidad (más rebaja al 0,5% impuesto electricidad y supresión del impuesto de generación del 7%), bonificación de 20 céntimos en los precios de los carburantes (desde el 1 de abril de 2022) y ayudas a transportistas, agricultores y pescadores, así como a industrias muy consumidoras de energía. Y una bonificación del 30% al transporte público (con otro 20% las autonomías).

El 25 de junio de 2022, el Gobierno Sánchez aprobó otro paquete de medidas contra la inflación, hasta fin de año, donde destaca una nueva bajada del IVA para la electricidad, del 10 al 5% (y al gas), además de mantener la rebaja del impuesto eléctrico y la supresión del impuesto de generación (con lo que se reducían un 80% los impuestos a la factura de la luz). También se amplió el pago de los 20 céntimos a los carburantes, hasta el 31 de diciembre. Y se aprobó un pago único de 200 euros para trabajadores, autónomos y parados con ingresos anuales inferiores a 14.000 euros, que podían recibir 2,7 millones de españoles.

En paralelo, el Gobierno español negoció en Europa, con Portugal, la excepción ibérica, un sistema para poder rebajar el precio de la electricidad en el mercado mayorista, al fijar un tope al precio del gas que se utiliza para generar electricidad (de tal manera que no contagia al precio del resto de energías). Esta “excepción ibérica” ha sido clave para rebajar el precio de la electricidad en España y podría haber reducido un 2% la inflación anual. Se empezó a aplicar el 15 de junio de 2022 y pronto se notó en el precio mayorista de la electricidad: pasó de costar 165 euros/MWh  a 109,66 euros en noviembre y 36,41 euros el 24 de diciembre. Y el 29 de diciembre, el precio mayorista (con compensación) costaba 16,15 euros MWh. El Gobierno Sánchez estima que los usuarios de tarifa regulada nos hemos ahorrado con la “excepción ibérica”, prorrogada hasta diciembre de 2023, 5.106 millones de euros hasta finales de febrero.  Y estiman que en el recibo final de la luz, cada español habrá ahorrado una media de 100 euros por hogar en los primeros 8 meses del nuevo sistema.

El 27 de diciembre de 2022, el Gobierno aprobó otra prórroga de las medidas contra la inflación, hasta mediados de 2023: se mantuvo la bajada del IVA y de los impuestos a la luz y el gas, el tope al precio del butano, las ayudas al transporte público y el tope a los alquileres (2%). Y se suprimió la bonificación de 20 céntimos a los carburantes, manteniéndola para transportistas, agricultores, ganaderos y pescadores. Pero la medida más importante fue la rebaja del IVA a los alimentos desde el 1 de enero de 2023 : se bajó del 4% al 0% el IVA de los alimentos básicos (pan, harinas, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales). Y bajó del 10 al 5%,  el IVA de aceites y pastas.

Esta rebaja del IVA tardó en surtir efecto y transmitirse a los 7.000 alimentos afectados, en 24.000 establecimientos. De hecho, los alimentos subieron, del 15,7% anual de diciembre y el 15,5% de enero al 16,6% en febrero y el 16,5% en marzo, empujados por las malas cosechas de algunos productos (aceites, azúcar, cereales) y el retraso en el efecto de la bajada del IVA. Pero los alimentos bajaron en abril (12,9%) y mayo (12%). El efecto global de la bajada del IVA en los alimentos beneficia más a las rentas altas: 70 euros de ahorro (en 6 meses) a las familias que ganan más de 215.000 euros y sólo 27 euros a las familias más humildes (que ganan menos de 16.000 euros), según FEDEA. Pero porcentualmente sobre sus ingresos, el ahorro es mayor entre los que menos ganan.

Este martes 27 de junio,  el Gobierno Sánchez (en funciones) aprobó una nueva prórroga de las medidas contra la inflación, hasta finales de 2023. Mantiene la rebaja del IVA en los alimentos. Mantiene la bonificación de los transportes públicos, un 30% (si las autonomías bonifican otro 20%). Mantiene la subvención al combustible de transportistas, agricultores, ganaderos y pescadores, pero será de 10 céntimos hasta septiembre y 5 céntimos después. Mantiene el IVA del 5% y los impuestos rebajados a la luz y el gas, así como el tope máximo al precio de la bombona de butano. Y mantiene la prohibición de desahucios a familias vulnerables, aunque no mantiene el tope del 2% en la renovación de alquileres (algo que sí hace la Ley de Vivienda). Como novedades, incluye 2 nuevas ayudas: una a la compra de coches eléctricos o la instalación de postes de recarga (que contarán con un 15% de desgravación fiscal en el IRPF) y la otra, un aval del ICO para que los jóvenes y familias con niños puedan acceder a la compra de una vivienda.

Con este último paquete, el Gobierno Sánchez ha aprobado 7 paquetes de medidas contra la inflación, destinando 47.000 millones de ayudas públicas en dos años. A finales de mayo, la Comisión Europea pidió a España y al resto de paises europeos que comenzaran a reducir las ayudas contra la inflación y por la guerra de Ucrania, para poder destinar esos ahorros a reducir los déficits públicos, disparados en toda Europa por las necesarias ayudas aprobadas estos años. De hecho, España y otros 13 paises europeos (Bélgica, Bulgaria, Chequia, Estonia, Letonia, Hungría, Malta, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia) van a cerrar 2023 con un déficit superior al 3% del PIB (España prevé un 3,9% de déficit). Y la Comisión ya ha dicho que obligará a todos a cumplir con el Pacto de Estabilidad en 2024, no superando el 3% de déficit, para lo que pide ir haciendo ajustes.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha justificado este 7º paquete de ayudas en que la inflación no está controlada y que la guerra en Ucrania sigue provocando incertidumbre sobre el futuro. Y a la vez, ha prometido a Bruselas que España cumplirá, que rebajará su déficit al 3% del PIB en 2024, gracias al mayor crecimiento económico (España crece al 4,2% anual, cuatro veces la media de la UE) y a la fuerte creación de empleo (2 millones más de afiliados a la SS en los últimos 5 años), lo que permitirá aumentar la recaudación y reducir el déficit,  aunque se mantengan las ayudas este año. En  cualquier caso, el ajuste de las cuentas públicas, para no superar ese déficit del 3% en 2024, será uno de los retos del próximo Gobierno español. Y si gana las elecciones el PP (y Vox), podría haber recortes. Sobre todo si persisten en su política de bajar impuestos.

Entre tanto, la inflación se ha moderado pero no está controlada. Preocupa sobre todo en el resto de Europa, donde la inflación sube el doble que en España. De hecho, el BCE insiste en que está “demasiado” alta y que eso “le va a obligar” a subir los tipos otra vez en julio y quizás de nuevo antes de fin de año (hasta el 4,5%). Y que los tipos seguirán altos hasta 2025, año en que la inflación podría bajar del 2% en otoño: el BCE prevé un 5,4% de inflación en la zona euro en 2023, un 3% en 2024 y un 2,2% en 2025. Mientras, el Banco de España estima que España tendrá menos inflación: 3,2% en 2023, 3,6% en 2024 y 1,8% en 2025.

Con todo, hay mucha incertidumbre sobre el futuro de la inflación. Los precios de los alimentos (que han subido menos en juniopodrían repuntar este verano, sobre todo en España, por la mayor demanda (29 millones de turistas entre julio y septiembre) y los efectos negativos de la sequía y la ola de calor en aceites, cereales, frutas y hortalizas. Y luego, en invierno, podrían dispararse los precios del petróleo y gas natural, presionando la factura de la luz, la calefacción y los carburantes. El cambio climático y la mayor demanda de los paises en desarrollo disparan los precios de alimentos y materias primas. Y, sobre todo, se mantiene la guerra en Ucrania y los choques geopolíticos entre EEUU y China, que no favorecen la mejora de expectativas .Por todo ello, hay temor de que la inflación alta de mantenga.

El debate está en quien es culpable de esta alta inflación. Hasta ahora, se culpaba a la guerra de Ucrania, a los mercados del petróleo y gas, a los mercados de alimentos y materias primas. Pero hay otras causas. El propio BCE lo reconoció a finales de marzo: dos tercios de la subida de la inflación en Europa ha sido por la subida de los márgenes empresariales (beneficios) sobre todo en la energía, agricultura, industria, construcción, hostelería y restauración. Algo que contrasta con las subidas de precios entre 1.999 y 2022, cuando sólo en una tercera parte se debieron a subidas de los beneficios.

Esta misma tesis la defienden estos días la OCDE y el FMI. En su último informe, del 7 de junio, la OCDE advertía que las empresas y sus márgenes son los principales culpables de la inflación en Europa y sobre todo en Francia, Italia y España. Concretamente, estiman que de la subida de precios en España en 2022 (+8,4%), las tres cuartas partes (+6%) es responsabilidad de las empresas y sus márgenes y sólo un 1,5% se debe a los salarios. La OCDE lo llama “Greed-flationoinflación de la codicia”. Y se explica porque algunas grandes empresas (energéticas, bancos, materias primas) tienen un gran “poder de mercado” e imponen sus márgenes y precios, sin que haya competencia, en perjuicio de los consumidores. Y otro estudio posterior, del FMI, va en la misma línea: los beneficios empresariales fueron responsables del 45% de la inflación en Europa en 2022.

En definitiva, que si tenemos una alta inflación no es sólo por la guerra de Ucrania, el petróleo, el gas y las malas cosechas, sino sobre todo porque algunos sectores y empresas han hecho su agosto, disparando precios, márgenes y beneficios. Y sólo hay dos salidas: o se hacen  transparentes costes y márgenes, (la vicepresidenta Calviño ha propuesto crear un Observatorio de márgenes empresariales y la patronal la plantó en la reunión), pactando beneficios y salarios (el famoso “pacto de rentas”), o se imponen impuestos extraordinarios a beneficios  extraordinarios, conseguidos a costa de la alta inflación (algo que rechaza también la patronal y el PP, que estudia suprimir los impuestos aprobados a las eléctricas, energéticas y bancos). O pacto o más impuestos. Pero no quieren tomar medidas, sólo aprovecharse de la situación para elevar precios y márgenes. Así nos va.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Nuevas ayudas contra la inflación

El Gobierno ha prorrogado 6 meses las medidas más eficaces contra la inflación: bajada impuestos a luz y gas, ayudas al transporte público, tope a la revisión de alquileres y ayudas a las familias más vulnerables. Además, mantiene la bonificación de 20 céntimos a los carburantes para profesionales, quitándola al resto. Y aprueba dos medidas nuevas: un cheque de 200 euros para 4,7 millones de familias con menos ingresos y la rebaja del IVA a algunos alimentos. Medida que pedían hipermercados, supermercados y el PP, pero que es poco efectiva: la leche bajará 4 céntimos, el pan 2 y los huevos 8el chocolate del loro. Urge vigilar la formación de precios y evitar márgenes abusivos entre el campo y las estanterías. Las nuevas ayudas (10.000 millones) paliarán la inflación, pero la clave es que Europa aplique su tope al gas y a la electricidad y ayude a parar (o ganar) la guerra en Ucrania. Y mientras, que apruebe un Fondo de ayudas europeas contra la inflación, como hizo cuando el COVID.

Enrique Ortega a partir de El Capitán Trueno de Víctor Mora y Ambrós

La inflación ha bajado en los últimos 4 meses en España (del +10,8% en julio al +6,8% en noviembre, según el INE), situándose cerca de donde estaba hace un año (+6,5% en diciembre 2021). Y también baja, aunque mucho menos, en la zona euro: del 10,6% máximo en octubre al 10,1% en noviembre, aunque en Alemania los precios suben +11,3%, en Italia +12,6%, en Francia +7,1%, en Polonia +16,1% y en Letonia +21,7%, según Eurostat. Pero lo importante es que el invierno se ha retrasado y es más suave en Europa, que tiene cubiertas sus reservas de gas y petróleo, lo que ha frenado (momentáneamente) la subida del petróleo y del gas, aunque se mantienen las subidas de los alimentos (+15,3% anual en España).

La energía está dando una tregua a esta crisis de inflación, tras más de un año de alzas, anteriores a la invasión de Ucrania (24-F). El petróleo Brent cotiza hoy a 81,5 dólares por barril, por debajo de los 97,9 dólares que costaba el 23-F y muy lejos de los 129,49 dólares que llegó a costar el 9 de marzo, un precio que rozó en junio (123,83 el día 8), aunque luego bajó y en diciembre costó incluso 77,12 dólares (ver gráfico evolución precio crudo). Esta bajada del petróleo ha propiciado que los carburantes cuesten hoy casi como antes de la invasión de Ucrania, tras bajar semana a semana en diciembre: la gasolina cuesta algo menos (1,5906 euros por litro frente a 1,5910 el 23-F) y el gasóleo algo más (1,6433 euros por litro frente a 1,479 euros antes de la invasión), aunque ambos carburantes han bajado sensiblemente desde el verano (costaron más de 2 euros el litro en julio).

La otra energía clave que está bajando es el gas natural, que hoy cotiza en España a 69,83 euros/MWh, por debajo del precio que tenía antes de la invasión de Ucrania (78,76 euros), aunque alcanzó un precio máximo de 230,39 euros/MWh el 31 de agosto. Y en Europa, el indicador TTF señala hoy un precio de 81,35 euros/MWh, también inferior al de antes de la invasión (88,89 euros) y muy alejado de ese máximo histórico de 346 euros que alcanzó el 31 de agosto. Este menor precio del gas ha servido para rebajar el coste de la luz en toda Europa, desde los máximos que alcanzó en julio y agosto. Pero en el caso de España, la bajada de la luz ha sido más drástica, gracias sobre todo a la excepción ibérica”, ayudada por el aumento de las energías eólica y solar.

España y Portugal consiguieron que una Cumbre Europea aprobara, el 8 de junio de 2022, la llamada “excepción ibérica”, justificada en que la Península es una “isla energética” (sólo se importa el 3% de la electricidad) y ha conseguido un alto porcentaje de electricidad “renovable” (47% en 2021): se autorizó poner un tope al precio del gas (primero 40 euros y luego hasta 70 euros/MWh) utilizado en la generación de electricidad, hasta el 31 de mayo de 2023. Con ello, las demás energías (hidráulica, nuclear, térmica de carbón y renovables) no cobrarán por la luz que produzcan el precio del gas, sino el tope fijado (menor), lo que bajará el precio mayorista de la electricidad. Y las térmicas de gas reciben una compensación.

El efecto de la “excepción ibérica” en los precios mayoristas de la electricidad ha sido decisivo. Si la luz en origen llegó a costar 544,52 euros/MWh el 9 de marzo (al dispararse el precio del gas por la guerra) y se mantuvo en 214 euros el 14 de marzo, este precio mayorista empezó a bajar el 15 de junio, al entrar el vigor la “excepción ibérica: ese día costó 165,59 euros/MWh. Y cinco meses después, el 15 de noviembre, estaba en 109,66 euros, bajando  hasta los 36,41 euros el 24 de diciembre. Incluso sumando a ese precio la compensación a las eléctricas por la diferencia en el precio del gas (compensación que pagamos los consumidores), el precio mayorista final (que supone la mitad de la factura: el resto son cargos fijos e impuestos) es más bajo que antes. Para hoy, 29 de diciembre, el precio mayorista (con compensación) queda en 16,15 euros/MWh, la mitad que en Franciael precio más bajo de todo el año 2022 y desde febrero de 2021 (ver gráfico evolución precios).

 El Gobierno estima que los usuarios nos hemos ahorrado en la factura de la luz, estos 6 meses, más de 4.000 millones de euros, un ahorro medio de 150 euros anuales por hogar, gracias a la excepción ibérica. Y con ella, hemos pagado la luz un 54% más barata que Alemania, un 59% menos que Francia y un 63% menos que Italia... Un balance muy positivo para una medida que el PP calificó de “timo ibérico”.

Bajan el petróleo, los carburantes, el gas  y la electricidad en los últimos meses, pero siguen subiendo los alimentos, un 15,3% anual en noviembre, según el INE, más del cuatro veces lo que subían hace un año (+3,3% en noviembre 2021). Y lo peor es que hay 18 alimentos básicos que suben más del 10%: azúcar (+50,2%), harinas y otros cereales (+37,6%), mantequilla (+37,5%), leche entera (+30,9%), huevos (+27,1%), aceite de oliva (+25,9%), patatas (+20,5%), queso (+20,3%), carne de ave (+16,6%), pizza (+16,4%), arroz (+15,3%), pan (+14,9%), legumbres y hortalizas (+14,6%), sal y especias (+14,3%), pescado congelado (+13,6%), carne de vacuno (+13,2%), carne de cerdo (+13,2%) y pescado fresco (+10,4%). Ahora, con la Navidad, aún están subiendo más el pescado, los mariscos, las carnes y todos los dulces, además del resto de los alimentos, que no se espera empiecen a bajar hasta enero, afectando sobre todo a los hogares más vulnerables.

Aunque el resto de los precios estén más controlados, la inflación de fondo (subyacente: sin energía y alimentos) es muy alta, en el +6,3%, el triple que en diciembre pasado (+2,1%), lo que indica que la inflación se ha generalizado, contagiando a todos los sectores. Y además, los precios de la energía, desde el gas y el petróleo a los carburantes y la electricidad, pueden remontar en los próximos meses, si el frío arrecia como es de esperar. Por todo ello, el Gobierno Sánchez aprobó este martes un tercer paquete de ayudas contra la inflación, tras los aprobados en marzo (para el 2º trimestre) y junio (para el 2º semestre). Las ayudas (ver cuadro resumen) son en general por 6 meses, hasta junio de 2023, y costarán 10.000 millones de euros, a sumar a los 35.500 millones gastados ya en las ayudas anteriores.

La mayoría de las medidas aprobadas ahora prorrogan las aprobadas en marzo y junio. La principal, la rebaja de impuestos a la luz y el gas (que ha costado 6.500 millones este año): se mantiene la prórroga del IVA al 5% (antes era el 10%) a la luz y el gas, se mantiene la supresión del tributo del 7% a la generación eléctrica (aprobado por Rajoy en 2012) y se continúa con la reducción del impuesto especial a la electricidad al 0,5%, además de mantener la tarifa especial para el gas para calefacción (incluidas comunidades de vecinos) y el precio máximo de la bombona de butano (19,55 euros).

También se mantiene hasta el 31 de diciembre de 2023 el tope del 2% a la revisión anual de los alquileres, con la excepción de congelar los alquileres que se acaben entre el 1 y 30 de junio (se prorrogan 6 meses sin actualización). Y se prorroga 6 meses la prohibición de los desahucios para hogares vulnerables, prohibiéndose durante todo 2023 el corte de suministros esenciales (luz, gas y conectividad). Y se mantiene el bono social (ampliado en 2022) y se suben un 15% el ingreso mínimo vital y las pensiones no contributivas (las pensiones contributivas suben un 8,5% en 2023). Y se mantiene durante todo 2023 la gratuidad en los abonos de Renfe de Cercanías, Rodalies y Media Distancia, subvencionando el 30% del transporte público urbano e interurbano (Ojo: la novedad es que Ayuntamientos y autonomías tienen que subvencionar otro 20%, porque si no, el Gobierno no financia).

Otra ayuda actual se modifica: el 1 de enero, se suprime la bonificación de 20 céntimos a los carburantes (vigente desde el 1 de abril) que reposten los conductores particulares, debido a su alto coste (4.269 millones), a que aumenta el consumo y las emisiones, favoreciendo a las rentas más altas y a que el precio de los carburantes, aún sin la ayuda de 20 céntimos, es menor ahora que en abril: la gasolina cuesta esta semana 1,5906 (costaba 1,8182 el 31 de marzo) y el gasóleo 1,643 euros (costaba 1,8371 euros). En cambio, se mantiene la bonificación de 20 céntimos por litro a los transportistas (10 céntimos en el 2º trimestre), agricultores y ganaderos y pescadores. Y otra novedad: se ayuda a la industria que consume mucho gas (cerámica y otras), con 450 millones en ayudas, 500 millones en créditos ICO y un Plan (PERTE) de descarbonización industrial (3.100 millones). Y se incluyen 300 millones para compensar a los agricultores de la subida de los fertilizantes.

La “medida estrella” de este tercer paquete de ayudas es la rebaja del IVA a algunos alimentos, no a todos como pedían la industria alimentaria, supermercados y PP. Y eso, no sólo por su alto coste sino porque España es de los paises europeos con más alimentos al tipo superreducido del 4% (que sólo existe en España, Francia, Irlanda y Luxemburgo): en Alemania, la mayoría de los alimentos pagan el 7% del IVA  y en Francia un 5,5%. Ahora, el Gobierno ha optado por una medida intermedia: baja del 4% al 0% el IVA que pagarán los alimentos básicos desde el 1 de enero: pan, harinas, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales. Y baja del 10 al 5% el IVA de los aceites y pastas, sin aplicar esta rebaja a la carne, pescado, agua, conservas y productos de higiene.

Esta rebaja del IVA a los alimentos estará en vigor hasta que la inflación subyacente (hoy en el 6,3%) baje del 5,5%. Y tiene 3 problemas. Primero, que beneficia más a los que más tienen: las familias con más ingresos ahorrarán 400 de los 661 millones que supone la medida. Segundo y fundamental, que existe el riesgo de que la rebaja de impuestos no se traslade íntegramente a los precios al consumidor, como ya sucedió cuando bajó el IVA de las entradas de cine. El Gobierno dice que lo va a vigilar y que “habrá sanciones para los que no trasladen la rebaja del IVA”… Pero no es fácil vigilar los precios de 7.000 productos en 24.000 establecimientos. Y tercero, esta rebaja, muy “vistosa” es “el chocolate del loro”, supone apenas unos céntimos. Basten algunos ejemplos: una barra de pan debería bajar 2 céntimos, un litro de leche 4 céntimos (sobre 0,95 euros), una docena de huevos 8 céntimos y un kilo de naranjas 6 céntimos (sobre 1,59 euros/kilo). Una rebaja que apenas notaremos los consumidores. La verdadera rebaja se conseguiría recortando los márgenes en el camino de los alimentos desde el campo al súper, donde cuadruplican su precio.

Por último, el tercer paquete de medidas busca ayudar directamente a las familias más vulnerables: aprueba un cheque de 200 euros para paliar la inflación, que podrán solicitar a Hacienda desde el 15 de febrero y recibir directamente en su cuenta las familias con ingresos inferiores a 27.000 euros (y menos de 75.000 euros de patrimonio, excluida la vivienda habitual) y que no reciban pensión ni el ingreso mínimo vital. Cheque que llegará a 4.200.000 familias (1 de cada 4,5 existentes), quizás no todas las que lo necesitan, dado que Cáritas estima que hay 6 millones de familias “muy vulnerables”, que no pueden hacer frente a la alta inflación.

Ahora, la clave del éxito de estas ayudas está en la situación internacional, en que no repunten los precios de la energía y los alimentos. Pero también depende de que las autoridades europeas sigan interviniendo en los mercados, para que funcionen y no se generen márgenes y beneficios injustificados. El 19 de diciembre, los ministros de Energía dieron un salto de gigante, al aprobar por fin un tope al precio del gas que compren los europeos, fijado en 180 euros/MWH durante 3 días (o que el precio del indicador europeo TTF supere en 35 euros el precio de los mercados internacionales). Además, aprobaron por fin las compras conjuntas de gas en 2023 (como hicieron con las vacunas del COVID), planes de solidaridad entre paises y acelerar los permisos para las instalaciones renovables.

Está bien, pero es insuficiente. Porque la bajada de temperaturas y las contramedidas de Putin (no venderá petróleo ni gas con precio topado) permiten esperar nuevas alzas de precios, en la energía y en las materias primas y los alimentos en 2023. Y si no hay paz en Ucrania, los precios seguirán altos en Europa, que además sufrirá los nefastos efectos de la subida de tipos (van 4 y seguirán en 2023, según el BCE), que no ayudan a bajar los precios (están más altos que antes de la 1ª subida, en julio) pero sí encarecen los créditos e hipotecas  de empresas y familias, favoreciendo la recesión en Europa.

Por todo ello, los dirigentes europeos deberían aprobar un paquete de ayudas para toda la UE en 2023, como hicieron con las ayudas contra la COVID (Plan de recuperación) en lugar de aprobar ayudas cada país, más los más ricos: Alemania anunció ayudas por 200.000 millones para compensar a sus empresas y familias, lo que favorece la competencia desleal en Europa, donde van a seguirle (con menos recursos), Francia, Italia, Holanda o Bélgica. Hasta ahora, ya sabemos lo que ha pasado: que los paises ricos de Europa se permiten gastar mucho más que los pobres, según Bruegel: 264.200 millones en ayudas lleva Alemania (7,33% del PIB), 97.000 Reino Unido (3,66%), 71.600 Francia (2,86% PIB), 62.600 Italia (3,51%), 38.500 España (3,19% PIB), frente a 12.400 millones Polonia (0,47% PIB), 10.500 Grecia (5,77%), 7.000 Portugal (3,2%) o 1.800 millones Bulgaria (1,29% PIB).

De ahí, que haya expertos que piden un Fondo europeo anti-inflación, de 1 billón de euros, financiado en parte con deuda europea (como el Fondo de Recuperación anti-COVID), con impuestos sobre multinacionales con beneficio extraordinarios y con nuevas fuentes de ingresos más remanentes de otras partidas presupuestarias. Este Fondo permitiría que los paises más pobres o con más deuda no se agobiaran tanto con las ayudas y repartiría más equitativamente el coste de esta crisis, como se hizo con la pandemia. Será difícil aprobarlo, pero también lo fue el Fondo de recuperación. Si no se acaba la guerra para el próximo verano, harán falta nuevas ayudas en otoño e invierno. Y no todos podrán pagarlas. Así que o paz o una mayor cooperación europea.