Cada día se hacen en España miles de contratos (1.339.653 en todo mayo), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral muy dinámico, que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada mes. En todo 2023 se registraron 22.549.541 altas laborales y otras 21.692.022 bajas. Y en mayo de 2024, el último mes con datos, se registraron en la Seguridad Social 2.032.520 altas laborales y 1.905.774 bajas, con un récord histórico de 21.219.318 afiliados.
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lunes, 24 de junio de 2024
Se despide mucho más (la mitad, gratis)
España crea mucho empleo, pero las empresas también
despiden más que nunca: casi 2 millones de trabajadores
perdieron su empleo en 2023 por despidos disciplinarios, causas económicas o
por incumplir el periodo de prueba. Son el doble que antes de la reforma
laboral de 2021. Y estos despidos siguen creciendo en 2024
(639.286 hasta abril). Parece que las empresas utilizan estas vías para renovar
sus plantillas, para despedir a empleados fijos, ahora que no pueden
hacer tantos contratos temporales. Y lo hacen porque les sale barato: el
53% de estos despidos no se indemnizan. Los sindicatos denunciaron este abuso
a Europa hace dos años, y el Comité de Derechos Sociales acaba de dictaminar
contra España, argumentando que las indemnizaciones por despido no se
ajustan a la Carta Social Europea. Ahora, el Gobierno tendrá que
cambiarlas, mientras los sindicatos piden una indemnización mínima de 6
meses, para evitar el abuso de despidos en los nuevos contratos. Será la
2ª reforma laboral, más difícil de aprobar con la patronal en contra. Enrique Ortega
Cada día se hacen en España miles de contratos (1.339.653 en todo mayo), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral muy dinámico, que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada mes. En todo 2023 se registraron 22.549.541 altas laborales y otras 21.692.022 bajas. Y en mayo de 2024, el último mes con datos, se registraron en la Seguridad Social 2.032.520 altas laborales y 1.905.774 bajas, con un récord histórico de 21.219.318 afiliados.
Este enorme dinamismo del mercado laboral español y la
fuerte creación de empleo neto (altas menos bajas) oculta un dato llamativo: las
bajas a la Seguridad Social se han disparado en los dos últimos años, tras
la reforma laboral de 2021 (en vigor desde el 30 de marzo de 2022). Los
datos de la Seguridad Social lo evidencian: en 2023, casi
2 millones de trabajadores (1.967.406) perdieron su empleo, la
mitad por despidos (991.265 bajas) y la otra mitad por no superar el
periodo de prueba (976.141 bajas). Es una cifra récord en la
historia de la SS y supone un aumento del +15,38% sobre las bajas de 2022
(1.705.032) y, sobre todo, duplicar las bajas de 2021, antes de aplicarse
la reforma laboral (1.094734 bajas). Y la
tendencia sigue en 2024: de enero a abril se han registrado 639.286
bajas, un 9,36% más que en el primer cuatrimestre de 2023, algo más de la
mitad por despidos (341.874) y el resto por no superar el periodo de prueba (297.412).
Los sindicatos y
muchos expertos consideran que las empresas utilizan estas vías para
realizar “despidos
encubiertos”, una “puerta trasera” para cambiar
trabajadores y rotar plantillas, ahora que la reforma laboral les dificulta
los contratos temporales. Y denuncian además, que este tipo de bajas permiten
a las empresas “quitarse trabajadores” con muy poco coste. De hecho,
los
datos de la SS revelan que el 53% de las bajas por despido hechas en
2023 fueron por despidos disciplinarios, que no conllevan el pago
de indemnización. Y todas las bajas por no superar el periodo de prueba
(976.141) no tuvieron ningún coste para las empresas. En
2024, la tendencia sigue igual: el 54,6% de todo los despidos fueron
disciplinarios, sin indemnización de entrada, lo mismo que las 297.412 bajas por
no superar el periodo de prueba.
Hasta la reforma laboral, las empresas
utilizaban los contratos temporales para “probar” nuevos trabajadores y
“rotar sus plantillas”: los contrataban por días, semanas o meses y luego les
daban de baja, con poca o nula indemnización. Pero con la reforma laboral de
2021, se han disparado los contratos indefinidos (el
44% de los hechos de enero a mayo 2024) y ahora las empresas
buscan las vías para poder despedir también a estos trabajadores “fijos”. Y
lo
consiguen: el 92,4% de todas las bajas por despido de 2023 (916.199)
se hicieron a trabajadores con contratos indefinidos. Y el 72% de los
despidos por no superar el periodo de prueba se hicieron a trabajadores con
contrato indefinido. Y lo mismo en 2024.
En definitiva, que la rotación en las plantillas ha
cambiado de los trabajadores temporales (sigue) a los trabajadores “indefinidos”.
Los sindicatos denuncian que las
empresas utilizan “tres
puertas” para quitarse empleados, 3 tipos de bajas para cambiar
trabajadores con poco coste, con indemnizaciones bajas o nulas. Y argumentan que
las estadísticas demuestran que su uso se
ha disparado en 2022, 2023 y 2024, tras la reforma laboral de 2021.
La “primera puerta” que usan ahora muchas
empresas para quitarse empleados y rotar plantillas son las bajas
de trabajadores por no superar el periodo de prueba. Siempre ha
habido “ periodos de prueba” en los trabajos (se deben fijar por escrito en
el contrato y las concretan los distintos convenios, aunque a falta de criterio
suelen ser de 6 meses para los titulados técnicos y 2 meses para el resto). Y siempre
ha habido trabajadores que no los superaban. La novedad ahora es que las
bajas por no superar el periodo de prueba se han disparado, sobre todo
tras la reforma laboral: si hubo 444.722 bajas por este motivo en 2020 y 552.748
en 2021, en 2022 hubo 893.960 (+61,7%) y 991.265
en 2023 (+10,9%), un récord histórico.
Y en los cuatro primeros meses de 2024
son ya 297.412 bajas por no superar el periodo de prueba, +9,26% que en el
primer cuatrimestre de 2024.
Estas bajas por no cumplir el periodo de prueba son casi
gratis para las empresas, porque el trabajador no tiene derecho a
cobrar una indemnización al irse y sólo recibirá los sueldos pendientes y
la parte correspondiente de pagas extras y vacaciones. Y con ello, puede utilizar
esta “puerta” para rotar su plantilla y coger otro trabajador, ahora que es más
difícil contratar temporalmente. El trabajador despedido puede reclamar a
Magistratura, si cree que el despido ha sido injusto, pero si ha estado
poco en la empresa (de 2 a 6 meses), no le compensará contratar un abogado e ir
a juicio, por una baja indemnización (33 días por año en caso de despido
improcedente o algo más si la empresa pacta para no ir a juicio).
La “segunda puerta” que las empresas utilizan
para realizar “despidos encubiertos” son los
despidos disciplinarios individuales, que se justifican por “un
incumplimiento grave y culpable del trabajador”, por varias causas que
fijan los artículos 54 y 55 del Estatuto de los Trabajadores: faltas repetidas
de asistencia o puntualidad, indisciplina o desobediencia, ofensas verbales o
físicas al empresario o a otros trabajadores, “transgresión de la buena fe
contractual o abuso de confianza” (sic), disminución continuada y voluntaria en
el rendimiento del trabajo (¿cómo se mide?), embriaguez habitual o
toxicomanías, acoso racial, étnico, religioso o sexual… Estos despidos
disciplinarios se han hecho siempre, pero otra vez las estadísticas alertan
del salto tras la reforma laboral: han pasado de 188.933 bajas en 2021 (ojo: en
contratos indefinidos) a 367.705 en 2022 y 499.803
en 2023 (se han multiplicado por 2,6 en los últimos dos años). Y siguen
creciendo en 2024 (186.893
hasta abril).
Este despido disciplinario sale
también barato para las empresas en la mayoría de los casos, porque el
trabajador despedido no tiene tampoco derecho a indemnización. Puede
recurrirlo judicialmente, buscando un despido improcedente (nulo es casi
imposible), pero sólo cobrará 33 días por año trabajado (con límite de 24
meses) o algo más si pacta con la empresa para no ir a juicio. Pero si el
despedido lleva poco tiempo trabajando (estos despidos disciplinarios se
aplican más a los que tienen poca antigüedad), tendrá que pensarse si le
compensa reclamar. Y en muchos casos, a la empresa sí le compensa
pagar una baja indemnización a cambio de poder contratar a otro empleado (más
barato).
La “tercera puerta” que algunas empresas
utilizan para hacer despidos “encubiertos” son las bajas
individuales por motivos objetivos, por “causas económicas, técnicas,
organizativas o productivas (causas ETOP). Tras la pandemia, el gobierno
Sánchez frenó estos despidos “por causas económicas” de las empresas, abriendo
la vía de los “ERTE” (“aparcar” trabajadores un tiempo, pagándoles el
desempleo, hasta que mejorara la situación del sector o empresa). El sistema
ha evitado millones de despidos (había 3.617.205 trabajadores en ERTE en
abril de 2020 y sólo
10.000 en abril de 2024), Pero ahora, muchas empresas utilizan el
argumento de las causas económicas para dar de baja a trabajadores.
Otra vez lo revelan las estadísticas: se ha pasado de 159.362 bajas por despido
colectivo en 2021 a 394.926
bajas en 2023 (más del doble). Y este año, de enero a abril, 14.721
bajas por “causas objetivas” (+12,15%), a pesar de que la mayoría de empresas
venden y ganan más.
Todavía hay una “cuarta puerta” para los
despidos encubiertos, según los sindicatos. Están contabilizadas en la SS como “bajas
no voluntarias por otras causas”, un verdadero “cajón de sastre”
donde se incluyen despidos al margen de las causas anteriores y sobre los que hay
poca información. Son muchas bajas: 1.724.757 bajas en todo 2023,
aunque la cifra es similar a la de 2021 (1.732.795). Pero en
2024 salta la alarma: 595.214 de enero a abril, un +14,6% que en 2023.
Al final, entre estas 3 o 4 puertas, se pierden más de 2
millones de empleos cada año, aunque el paro total baja en España (hay
315.141 parados registrados menos que en mayo de 2021) porque sigue habiendo oferta de nuevas empleos
y crece la ocupación general, a costa de una mayor rotación de
trabajadores. Los sindicatos denuncian este aumento de los despidos “encubiertos”,
que los sufren ahora otros trabajadores: la reforma laboral ha provocado que los
despidos de trabajadores “indefinidos”, que ya eran mayoría
antes (72% del total en 2021) lo sean
aún más ahora (suponen el 93% de estos despidos encubiertos) y que bajen los
despidos de los trabajadores temporales (del 28% del total en 2021 al 7%
ahora). En resumen: la reforma ha conseguido que haya muchos más
trabajadores “indefinidos”, pero les ha hecho más vulnerable a
los despidos, sobre todo los nuevos contratos.
Los sindicatos creen que este aumento de despidos
“por la puerta de atrás” se debe a que son muy baratos o gratis para las
empresas. Y por eso, consideran que sólo pueden frenarse si se
aumenta la indemnización que deben pagar. La reforma laboral de Rajoy
en 2013 bajó la indemnización por despido, de 45 a 33 días por año (y redujo el
máximo de 42 mensualidades a 24). La reforma laboral del Gobierno Sánchez,
aprobada en 2021, no
quiso tocar estas indemnizaciones, para conseguir el apoyo de la
patronal. Y porque España
está en linea con las indemnizaciones de otros paises europeos.
Pero hay un problema: la indemnización por despido es alta para un empleado con
antigüedad, pero esos 33 días por año son una miseria para un trabajador al
que le despiden con uno o dos años de contrato.
Para evitar este abuso de los despidos de
indefinidos tras la reforma laboral, UGT
presentó una denuncia, en marzo de 2022, ante el Comité de Derechos
Sociales del Consejo de Europa, a la que se sumó CCOO a finales de 2022. En su argumentación
jurídica, UGT reiteró que la
indemnización por despido en España “no compensa a los trabajadores
despedidos que llevan poco tiempo empleados” y que hay vías de despido (las
tres puertas señaladas) que “son demasiado baratas para las empresas” y por
eso han disparado su uso. Un ejemplo se dio en Barcelona, donde una trabajadora
despedida (sin causa justa) a los 5 meses de contratarla recibió una
indemnización de 942 euros, que un juez subió a 4.435 en una sentencia de
2023. Por ello, los sindicatos denunciaban que España no cumple la Carta
Social europea.
En octubre de 2022, el Comité del Consejo
de Europa admitió a trámite la denuncia de UGT. Y, curiosamente, en
febrero de 2023, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz,
recogió la tesis sindical y declaró en el Congreso: “El despido en nuestro país no es caro,
es demasiado barato. Es tan barato que a las empresas les sale a cuenta despedir
utilizando las indemnizaciones de 33 días”. Después, en octubre, Sumar
incluyó en
el acuerdo de Gobierno con el PSOE, este compromiso: “Establecer
garantías para las personas trabajadoras frente al despido, dando cumplimiento
a la Carta Social Europea y reforzando la causalidad en los supuestos de extensión
de la relación laboral”.
Gobierno y sindicatos estaban a la espera de la decisión del
Consejo de Europa. Y hace poco, el 20 de marzo, su Comité de Derechos
Sociales emitió
el esperado dictamen, que al día de hoy no se conoce. Pero
todo apunta a que el Comité habrá sentenciado igual que en el caso de otros
paises y de la recomendación hecha a España en 2023: el despido en España
no se ajusta a la Carta Social Europea”, debido a que fija un límite máximo que
“obvia las circunstancias del trabajador despedido”. Vamos, que da la
razón a los sindicatos de que los 33 días por año son una miseria para los que
han trabajado poco tiempo.
Ahora, se espera que el Gobierno publique la sentencia del
Consejo de Europa (este verano) y apruebe cambios legales en las
indemnizaciones. Pero mientras, ya hay
una primera sentencia, del
TSJ del País Vasco, que ha aplicado la decisión del
Consejo de Europa, obligando a una empresa a pagar una indemnización adicional
(de 30.000 euros) a un trabajador despedido antes del año prometido. Y se espera
que otros jueces les seguirán. Mientras, los
sindicatos proponen al Gobierno que apruebe una indemnización
mínima de 6 meses de salario para los despidos improcedentes,
mientras otros expertos defienden un nuevo sistema de indemnizaciones que tenga
en cuenta las circunstancias del trabajador despedido. Y todos creen que si se
encarezcan estos despidos de trabajadores con poca antigüedad, las
empresas abusarán menos de ellos.
Ahora, el dictamen del Consejo de Europa fuerza
al Gobierno a reformar las indemnizaciones, dentro o fuera de una 2ª
reforma laboral, que debería incluir otros temas pendientes (horarios,
condiciones de trabajo, productividad…). Será un gran reto para este otoño,
pero esta reforma será mucho más difícil de acordar que la reforma laboral de
2021, porque las
indemnizaciones son un tema tabú para la patronal, que lleva
meses muy intransigente respecto a los temas a debate en el diálogo social.
Y por si el pacto no fuera difícil, luego habría que aprobarlo en
el Parlamento, con la oposición muy agresiva y poco negociadora. Así que si
hay cambios laborales, habrá que imponerlos y así no suelen funcionar
bien.
Cada día se hacen en España miles de contratos (1.339.653 en todo mayo), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral muy dinámico, que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada mes. En todo 2023 se registraron 22.549.541 altas laborales y otras 21.692.022 bajas. Y en mayo de 2024, el último mes con datos, se registraron en la Seguridad Social 2.032.520 altas laborales y 1.905.774 bajas, con un récord histórico de 21.219.318 afiliados.
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lunes, 11 de diciembre de 2023
Más despidos "encubiertos"
La reforma laboral,
en vigor desde abril de 2022, ha reducido el empleo temporal y precario en
España. Pero muchos empresarios han utilizado una “puerta trasera” para quitarse trabajadores y seguir rotando plantillas: realizan 3 tipos de despidos, que tienen poca o nula indemnización, sobre
todo si el trabajador lleva pocos meses trabajando. Uno, las bajas por no superar el periodo de prueba,
que casi se han duplicado desde 2021 y eran 740.000 hasta septiembre. Otro, las bajas por despido disciplinario
individual, que han crecido un +26% y superaban las 400.000 en septiembre.
Y la tercera vía, las bajas individuales
“por causas objetivas”, que han
crecido un +34% y superaban los 308.000 despidos hasta septiembre. Los sindicatos han denunciado estas vías de
“despidos baratos” al Consejo de
Europa y, antes de que dictamine, a principios de 2024, el nuevo Gobierno se ha comprometido a reformar estos tipos de despido, que, según la vicepresidenta Díaz
les sale a las empresas “demasiado barato”. Será objeto de la 2ª
reforma laboral (pendiente). Enrique Ortega
Cada día se hacen en España miles de contratos (42.650 diarios hasta octubre), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada día. En octubre pasado, por ejemplo, hubo 2.143.091 altas y 2.260.893 bajas a la Seguridad Social (SS), según la última estadística oficial. Otros meses, como septiembre, las altas superan a las bajas (2.443.370 frente a 2.111.209) y por eso crece el empleo neto. Concretamente, entre enero y octubre de 2023, la afiliación a la Seguridad Social creció en +500.094 afiliados (altas menos bajas), alcanzando un récord de 20.817.657 afiliados en España.
Cada día se hacen en España miles de contratos (42.650 diarios hasta octubre), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada día. En octubre pasado, por ejemplo, hubo 2.143.091 altas y 2.260.893 bajas a la Seguridad Social (SS), según la última estadística oficial. Otros meses, como septiembre, las altas superan a las bajas (2.443.370 frente a 2.111.209) y por eso crece el empleo neto. Concretamente, entre enero y octubre de 2023, la afiliación a la Seguridad Social creció en +500.094 afiliados (altas menos bajas), alcanzando un récord de 20.817.657 afiliados en España.
Este dinamismo del empleo y la afiliación a la SS
no puede ocultar un hecho del que alertan los sindicatos desde 2022, cuando
entró en vigor la reforma laboral: se
han disparado las bajas a la Seguridad Social, aumentan
los “despidos encubiertos”, un fenómeno que no llama tanto la atención porque
han aumentado más las altas y se está creando empleo neto. Pero las bajas, los
despidos, están ahí y creciendo, según
revelan las estadísticas oficiales. Los sindicatos y muchos expertos
consideran que son “una puerta trasera” por la que muchos empresarios cambian
trabajadores y rotan plantillas ahora que les resulta más complicado hacer
contratos temporales. Y denuncian que están
utilizando 3 tipos de bajas que les permiten quitarse y cambiar
trabajadores con poco coste, con indemnizaciones bajas o nulas. Veamos estos
tres tipos de bajas cuyo uso se ha disparado desde 2022.
La primera puerta
que usan ahora muchos empresarios para aumentar las bajas y rotar plantillas
son las bajas de trabajadores por no
superar el periodo de prueba. Siempre ha
habido periodos de prueba (se deben fijar por escrito en el contrato y son
unos periodos que fijan los convenios, aunque a falta de criterio suelen ser 6
meses para titulados técnicos y 2 meses para el resto) y siempre ha habido trabajadores que no los superaban. La novedad
es que ahora, las
bajas por este motivo se han disparado, sobre todo tras la reforma
laboral: si hubo 444.722 bajas en 2020 y 552.748 en 2021, en 2022 se cerró con
893.930 (+61,7%). Y este año 2023, hasta finales de septiembre se
habían tramitado ya 739.877 bajas a la SS por incumplir el periodo de prueba,
casi tantas como todo el año pasado.
Estas bajas por incumplir el periodo de prueba
son muy
baratas para las empresas, porque el trabajador no tiene derecho a
cobrar una indemnización al irse, sólo cobrará los sueldos pendientes y la
parte de pagas extras y vacaciones. Y con ello, puede utilizarlo para rotar su plantilla y coger otro trabajador,
ahora que resulta difícil contratar temporalmente. El trabajador despedido
puede reclamar a Magistratura, si creen que el despido ha sido injusto,
pero si ha estado poco tiempo en la
empresa (de 2 a 6 meses), no le compensará contratar un abogado e ir a juicio
por una mínima indemnización (33 días por año en caso de despido
improcedente o algo más si la empresa pacta para no ir a juicio).
La segunda puerta
que se está utilizando para los despidos “encubiertos” son los despidos disciplinarios individuales, cuando se justifican en “un incumplimiento grave y culpable del
trabajador”, por varias
causas que fijan los artículos 54 y 55 del Estatuto de los
Trabajadores: faltas repetidas de asistencia o puntualidad, indisciplina o
desobediencia, ofensas verbales o físicas al empresario o a otros trabajadores,
“transgresión de la buena fe contractual o abuso de confianza”, disminución
continuada y voluntaria en el rendimiento del trabajo (¿cómo se mide?),
embriaguez habitual o toxicomanías, acoso racial, étnico, religioso o sexual…
Este tipo de despidos también se han dado
siempre, pero otra vez nos alertan las estadísticas oficiales
de bajas por motivos disciplinarios: han pasado de 203.050 entre enero y
septiembre de 2021 a 318.829 en los 9 primeros meses de 2022 y 402.010
entre enero y septiembre de 2023 (+26,1%).
Y lo más llamativo: el 90,8% de estos
despidos han sido a trabajadores con
contrato fijo, que ahora pueden ser sustituidos por personal más barato y
menos antiguo.
El abuso
de esta fórmula de despido lo confirma este dato: en septiembre pasado (2023) hubo 52.166 bajas por este motivo, casi el doble que en septiembre de 2021
(27.853 bajas). Este despido disciplinario sale barato, porque el
trabajador no tiene derecho a indemnización. Y aunque puede
recurrir judicialmente, buscando un despido improcedente (nulo es casi
imposible), sólo acabará cobrando 33
días por año trabajado (o algo más si pacta para no ir a juicio). Otra vez
más, si lleva poco tiempo en la empresa, el despedido se tendrá que pensar si
le compensa pagar un abogado y reclamar. Y además, si el trabajador lleva pocos
años en plantilla, a la empresa le puede
“compensar” pagar el coste de este despido como improcedente para disponer
de su puesto para otro trabajador nuevo.
La tercera puerta que
algunas empresas están utilizando para hacer despidos “encubiertos” son las bajas
individuales “por motivos objetivos”, por “causas económicas, técnicas,
organizativas o productivas” (causas ETOP). Tras la pandemia y la guerra en
Ucrania, el Gobierno Sánchez ha tratado
de limitar estos despidos “por causas
económicas” para empresas, para lo que abrió la vía de los ERTE (“aparcar
trabajadores” un tiempo, pagándoles el desempleo hasta que mejorara la
situación del sector o empresa). Y el sistema ha funcionado (había 12.692
en agosto de 2023, cuando llegó a haber 3.617.205
en abril de 2020). Pero, a cambio, muchas empresas han utilizado las “causas
económicas” para dar de baja a trabajadores, sobre todo tras la reforma
laboral. Así, entre enero y septiembre se han registrado 308.606 bajas por despidos objetivos individuales, +34,11% que en esos 9 primeros meses de
2022 (230.112 bajas) y más del doble que en 2021 (146.222 bajas de este tipo
entre enero y septiembre).
En este tipo de despido “objetivo”, la empresa paga al trabajador
una indemnización más baja, de 20 días
por año trabajado. Y si se recurre como improcedente, volvemos al tema de
los 33 días de indemnización por año, que pueden compensar o no. En cualquier
caso, parece que las empresas
están optando más por este “goteo” de
despidos objetivos uno a uno,
ahora que les resulta más difícil conseguir un “despido objetivo” de un grupo
de trabajadores. De hecho, las bajas por
despidos objetivos colectivos (un 10% de trabajadores o más de la empresa)
han sido solo 23.774 bajas entre enero y septiembre de 2023, una cifra mucho
menor a la de 2021 en esos meses (42.360) y a la de 2013, en lo peor de la
crisis financiera (65.781 bajas por despido colectivo entre enero y junio de
2013).
Los sindicatos
llevan ya dos años alertando de este aumento de despidos “por la puerta de atrás”,
que consideran un abuso y un fraude
laboral de las empresas que los hacen, buscando vías alternativas (y baratas)
para rotar plantillas. Ya en marzo de 2022, UGT presentó una denuncia ante el Comité
de Derechos Sociales del Consejo de
Europa porque consideraban que hay
formas de despido que contravienen el
artículo 24 de la Carta Social Europea (que España ratificó en 2021) y el
Convenio 158 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). En octubre de
2022, el
Comité admitió a trámite esta denuncia, a la que se sumó CCOO, con otra
reclamación ante el Consejo de Europa a finales de 2022.
En su argumentación
ante el Consejo de Europa, UGT
reitera que la indemnización por despido
en España, rebajada por la reforma laboral de Rajoy en 2012 (de 45 a 33
días por año) no compensa a los trabajadores despedidos que llevan poco tiempo
empleados y que hay vías de
despido (como las tres vistas ya: por no superar el periodo de prueba, por
despido disciplinario o por causas objetivas) que son “demasiado baratas” para los empresarios. Por eso, los
sindicatos han pedido a Europa
que se pronuncie a favor de subir la
indemnización por despido improcedente (de 33 a 45 días por año, con límite
de 42 mensualidades) y que se fije una indemnización
mínima en estos despidos, de 6 meses
de salario, para compensar a los despedidos con poca antigüedad. Además,
piden que se recupere el
pago de los salarios de tramitación (que antes de la reforma de 2012 se
cobraban habitualmente tras una sentencia de readmisión y ahora sólo en
algunos casos). Y, sobre todo, que se concrete mucho más “la causalidad”
de los despidos, para que no se abran “puertas traseras injustificadas” al
despido, reformando la situación actual de los despidos objetivos, individuales
y colectivos.
El 15 de febrero de este año, la vicepresidenta Yolanda Díaz recogió esta tesis de los
sindicatos sobre las indemnizaciones y el abuso en algunos despidos, al declarar
textualmente en el Congreso: “El despido en nuestro país no es caro, es
demasiado barato. Es tan barato que a las empresas les sale a cuenta despedir
utilizando las indemnizaciones de 33 días”. A partir de ahí, Sumar
incluyó en octubre, en
el acuerdo de Gobierno con el PSOE,
este compromiso: “Establecer garantías
para las personas trabajadoras frente al despido, dando cumplimiento a la Carta
Social Europea y reforzando la causalidad en los supuestos de extinción de la
relación laboral”. Una promesa de que el
nuevo Gobierno legislará para cambiar la
indemnización y las causas de algunos despidos.
La idea es que la
reforma de los despidos sea “el
corazón de la 2ª reforma laboral pendiente”, tras la aprobada en 2021. No va a ser fácil, porque la
patronal no quiere oír hablar de “encarecer el despido” o limitar sus
causas, argumentando que iría
en contra de la flexibilización en la contratación prometida a Europa en el
Plan de Recuperación. Pero los sindicatos presionan y esperan que el Comité del
Consejo de Europa se pronuncie en el
primer trimestre de 2024. Y podría
darles la razón, encareciendo el despido y limitando las causas, como ya
hizo con reclamaciones sindicales similares de Francia (2 sentencias), Italia y
Finlandia. Quizás la vicepresidenta Díaz y el Gobierno prefieran esperar esta decisión,
para cargarse de razón frente a la patronal y tener más fuerza para reformar el
despido. En cualquier caso, esta 2ª reforma laboral será más difícil que
la de 2021, a la vista de la
intransigencia patronal y la dureza de la oposición de PP y VOX. Pero algo
habrá que hacer, para que no se abuse del despido barato
como sucede ahora. La pelea, en 2024.
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