Como se esperaba, el Banco Central Europeo ha bajado hoy jueves los tipos de interés oficiales, otro -0,25%, hasta el 2%, el precio del dinero más bajo desde diciembre de 2022. Es la 8ª bajada de tipos del BCE desde hace un año: los bajó en junio, septiembre, octubre y diciembre de 2024, más en enero, marzo, abril y junio de 2025. Con estas bajadas, el BCE desanda el camino iniciado 2022, cuando aprobó 10 subidas de tipos, entre julio de 2022 y septiembre de 2023, subiendo los tipos del 0 al 4%, para contener la alta inflación.
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jueves, 5 de junio de 2025
8ª bajada de tipos, pero suben los pisos
El Banco Central Europeo (BCE) acaba de bajar los
tipos de interés, un -0,25%, hasta el 2%, el precio más bajo desde 2022. Es
la 8ª bajada de tipos desde hace un año, tras las 10 subidas aprobadas
entre 2022 y 2023. Esta nueva rebaja del BCE busca reanimar la estancada economía
europea, ahora que la inflación está controlada. El Euribor
está en el 2%, lo que rebaja 137 euros mensuales la revisión anual
de las hipotecas. Pero ojo: el precio de los pisos se ha disparado y pagar
ahora una hipoteca resulta igual de caro o más que hace dos años,
aunque los tipos sean más bajos. Y este coste real de las hipotecas seguirá
subiendo, porque suben los pisos y la demanda, dado que resulta más barato
comprar un piso que alquilarlo. Los tipos bajos ayudarán
a empresas, familias y a pagar la deuda pública, pero no servirán para
que muchos jóvenes y familias compren casa, por falta de ahorro previo
y de ingresos suficientes.
Enrique Ortega
Como se esperaba, el Banco Central Europeo ha bajado hoy jueves los tipos de interés oficiales, otro -0,25%, hasta el 2%, el precio del dinero más bajo desde diciembre de 2022. Es la 8ª bajada de tipos del BCE desde hace un año: los bajó en junio, septiembre, octubre y diciembre de 2024, más en enero, marzo, abril y junio de 2025. Con estas bajadas, el BCE desanda el camino iniciado 2022, cuando aprobó 10 subidas de tipos, entre julio de 2022 y septiembre de 2023, subiendo los tipos del 0 al 4%, para contener la alta inflación.
Con esta 8ª rebaja de tipos, el BCE se distancia más de
la Reserva Federal USA, que sólo ha aprobado tres bajadas de tipos
en los últimos meses (septiembre, noviembre y diciembre de 2024) y que ha
decidido no bajarlos este año, en las reuniones de enero,
marzo y mayo (la próxima es el 17 de junio), a la vista de la amenaza de
aranceles de Trump (que pueden despertar la inflación en EEUU). Sin embargo,
EEUU empezó a subir los tipos antes que Europa (en marzo de 2022), más veces
(11 subidas de tipos entre 2022 y 2024) y todavía los mantiene muy por encima: 4,50%
frente al 2%. Y también se distancia del Banco de Inglaterra, que sólo
ha
aprobado 4 bajadas en los últimos meses (agosto y noviembre de 2024,
febrero y mayo de 2025), tras 14 subidas de tipos entre 2021 y 2024 y con el
dinero también más caro que en la zona euro: 4,25% (la próxima
reunión es el 19 de junio).
El BCE ha bajado más veces y en más porcentaje
los tipos de interés en el último año (-2%) que EEUU (-1%) y Reino
Unido (-1%) porque busca ahora reanimar la débil economía europea,
en un momento en que la inflación parece controlada : +1,9% en
mayo en la zona euro, según
Eurostat, por debajo del objetivo del BCE (2%) y muy lejos de la inflación
disparada de 2022 (+8,4%) y 2023 (+5,4%) y de la más moderada de 2024 (+2,4%).
Preocupa al BCE que las
últimas previsiones económicas de Bruselas (mayo 2025) hayan recortado un
-0,4% las previsiones de crecimiento para 2025 de la zona euro (+0,9%,
igual que en 2024) y la UE-27 (+1,1% frente al 1% en 2024). Y, sobre
todo que Alemania no vaya a crecer nada (+0% en 2025, frente a una caída
del -0,2% en 2024) y que apenas crezcan Francia (+0,6%) e Italia (0,7%), aunque
España crecerá un +2,6%.
Ahora, tras esta 8ª rebaja de tipos para intentar “reanimar”
la débil economía europea, el
BCE espera a ver qué hacen este mes EEUU y el Banco de Inglaterra para
decidir si continúa con la rebaja de tipos en las próximas reuniones (24 de
julio y 11 de septiembre). La clave estará en el comportamiento
de la economía europea estos meses, en el
daño que pueda hacernos la subida de aranceles de Trump, tanto al
crecimiento como a los precios (los aranceles más altos suponen que suben todos
los productos importados). Y también será clave la
cotización del euro: desde la llegada de Trump, el dólar se ha
debilitado, fortaleciendo al euro, que hoy cotiza a 1,1427 dólares,
frente a 1,024 el 10 de enero. Eso supone una revalorización del euro del +11,6%.A
lo claro: que los productos importados en dólares nos cuestan un 11,6% menos.
Una ayuda para paliar la subida de aranceles que nos acabe poniendo Trump.
El propio BCE ha
fijado “un suelo” para la rebaja de tipos, salvo
imprevistos (de inflación disparada o recesión, por aranceles o crisis
geopolíticas): bajarlos a un mínimo del 1,5%, lo que augura otras dos
bajadas de -0,25% cada una antes de fin de año. Esta perspectiva ha hecho
bajar más de lo esperado al Euribor, el tipo de interés al que se
prestan los bancos y que se utiliza para las hipotecas a tipo variable (Euribor
más un porcentaje) :
cerró mayo en el 2,081% (frente a 2,143% en abril), la mayor rebaja mensual
desde 2009 y el tipo más bajo desde agosto de 2022. Y todo apunta a que este
mes de junio el Euribor bajará del 2% y podría cerrar el año 2025 en
el 1,5%, el tipo más bajo desde abril de 2022 (+0,013%).
Esta mayor rebaja del Euribor en 2025 (estaba en el
3,679% a finales de 2024) supone un gran “alivio” para los 4
millones de españoles que están pagando una hipoteca, la mayoría a un tipo
variable y un pago mensual que se revisa anualmente. Ahora, con el Euribor de
mayo (2,081% frente a 3,680% en mayo de 2024, la mayor caída anual en los
últimos 15 años), la rebaja de la cuota mensual será importante para los
hipotecados: 137
euros menos al mes (-3.680 euros al año) para una hipoteca media de
145.673 euros a 25 años.
Las sucesivas rebajas de tipos del BCE han abaratado también
las nuevas hipotecas, que costaban en marzo el 2,80% de media, según
el Banco de España, frente al 2,96% que costaban en 2022, el 3,78% de 2023
y el 2,90% de diciembre de 2024. Además, se han abaratado también, aunque
menos, los créditos personales: de un máximo del 7,69% que costaban en
2023 se ha bajado al 7,05% en marzo de 2025. Eso sí, lo que no baja son los
tipos que los bancos nos cobran por las tarjetas de crédito: del 17,99%
que nos cargaban en 2022 se subió al 18,54% en diciembre de 2024 y al 18,49% en
marzo de 2025.
Las empresas también han visto abaratarse sus
créditos, pero poco. Los créditos hasta 250.000 euros llegaron a costar el
5,33% en 2023 para bajar al 4,14% en diciembre de 2024 y el 3,61% en marzo de
2025, según
el Banco de España. Los créditos de 250.000 euros a 1 millón han bajado del
5,08% en 2023 al 3,85% en 2024 y el 3,40% en marzo de 2025. Y los créditos de
más de 1 millón de euros costaban el 4,99% en 2023, pasaron al 4,01% en 2024 y
al 3,51% en marzo de este año. Bajadas todas menores que el tipo oficial del
BCE.
Y también ayuda la rebaja de tipos al Presupuesto del
Estado, porque estos años hemos pagado menos intereses por la deuda pública,
al bajar el tipo que hay que ofrecer a los inversores por los bonos del
Estado a 10 años: estaban en el 0,267% en junio de 2021, se dispararon al
3,966% en septiembre de 2023 (máximo) y bajaron al 3,032% en diciembre de 2024.
Pero ojo, este año suben los intereses que hay que pagar por la deuda,
por el riesgo mundial ante la amenaza de aranceles, hasta el
3,071% en junio de 2025. Eso supone que podríamos pagar 3.000 millones más
en intereses que en 2024 (cuando pagamos
39.078 millones).
Con todo, el mayor impacto de la rebaja de tipos del
BCE y del Euribor es una mayor demanda de hipotecas: en marzo (último dato del INE) se
firmaron 42.831 hipotecas para la compra de viviendas, por un importe medio de
156.698 euros, a un tipo medio del 2,8%. Con las rebajas de tipos, hay familias
y jóvenes que se plantean pedir una hipoteca, básicamente porque sale más
barato comprar (supone el 23% de los ingresos) que alquilar (se
lleva al 36% de los ingresos) en toda España, salvo en San Sebastián y en
Palma de Mallorca, según
Idealista. Claro que para eso, el comprador debe tener un 30% del
importe ahorrado (o que se lo den sus padres), para cubrir el 20% que no
financia la hipoteca (sólo se concede el 80% del valor de tasación) y otro 10% para
impuestos y gastos, algo imposible para muchos jóvenes y familias, que además
deben tener un tipo de trabajo y un nivel de ingresos que convenzan a los
bancos para darles la hipoteca…
Pero ojo: las bajadas de tipos del BCE facilitan pagar ahora
una hipoteca, pero no demasiado, porque la rebaja del Euribor “se la come”
la subida de precio de los pisos. Las hipotecas tienen un tipo algo más
bajo (2,80% frente al 3,78% en 2023), pero en cambio ha subido mucho el
precio de los pisos a la venta. Así, en abril de 2025, el precio medio de
un piso en venta era de 2.350 euros metro cuadrado, un 12% más que los 2.098
euros que costaba en abril de 2024, según
Idealista. Eso supone que comprar ahora un piso de 90m2 supone pedir una
hipoteca (80%) de 169.200 euros, cuando hace un año bastaba con
pedir una de 151.056 euros. Así, aunque el Euribor esté ahora más bajo (2,143% en
abril 2025 frente al 3,703% en abril de 2024), como hay que pedir una hipoteca
mayor, el coste mensual apenas baja: 814 euros al mes
ahora frente a 856 hace un año. Y si encima compramos en una ciudad
donde los pisos han subido más, la diferencia se reduce: la hipoteca cuesta
ahora 1.690 euros mensuales frente a 1.781 euros hace un año para comprar piso en
Barcelona (4.875 euros/m2) y sube de 1.795 a 1.895 euros mensuales para comprar
en Madrid (5.467 euros/m2).
Así que no se deje llevar por “el espejismo” de que han
bajado los tipos: las hipotecas están algo más baratas, pero hay que pedir
prestado más dinero y eso encarece la mensualidad. Y así seguiremos en los
próximos meses, porque la falta de viviendas en venta y el tirón de la
demanda provoca que los precios de los pisos sigan subiendo: +12,8% anual
en mayo (2.391 euros/m2 de media, 5.573 euros/m2 en Madrid y
4.895 e/m2 en Barcelona) , según
Idealista, que se suma al +55,1% que ha subido la vivienda entre
2014 y 2024. Y como los alquileres disparan su precio aún más, hay muchos
jóvenes y familias que se plantean comprar en vez de alquilar, lo que dispara
precios y contrarresta la rebaja de las hipotecas.
De hecho, los bancos se han lanzado a ofrecer
hipotecas, aprovechando la bajada de tipos. Y las que ahora ofrecen son hipotecas
a tipo fijo, que ya son dos de cada tres hipotecas nuevas. Y el tipo al que
las están ofreciendo (ver ofertas) es al 3%, un 1% más que el Euribor y el tipo oficial del
BCE. Todo apunta a que en los próximos meses asistiremos a una nueva “guerra
de hipotecas”, pero sin que los bancos bajen mucho más los tipos y
siempre manteniendo las exigencias actuales para concederlas (ingresos,
contrato, nómina y seguros, fidelización con el banco…). De hecho, las
hipotecas y las comisiones que cobran en paralelo son la clave de los buenos
resultados de la banca en 2024 y 2025.
El BCE lleva un año bajando tipos, pero los bancos no sufren
en sus resultados sino que ganan más cada año. Si en 2024, el
beneficio de los 6 grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell,
Bankinter y Unicaja) fue de 31.768 millones de euros (+21%), en el
primer trimestre de 2025 han
ganado 8.407 millones de euros, +27,1% que un año antes, a pesar de
la bajada del margen, gracias a una menor carga fiscal y ,sobre todo, al
aumento de las comisiones cobradas a los clientes (7.371 millones, +5,9%).
En resumen, que los tipos de interés bajan, aunque más que
los tipos de créditos e hipotecas. Y para las familias, aunque esta
rebaja supone un alivio (menos coste de hipoteca que podrán gastar en
otras cosas), no va a permitir que mucha gente que necesita una vivienda
la compre, porque lo que se ahorran en tipos lo pagarán en una hipoteca
de más importe, dada la fuerte
subida de las viviendas en venta. Y en el caso de Madrid y otras grandes
ciudades, aunque la hipoteca sea a un tipo menor, pagarán más mensualidad
porque el piso es más caro. Y eso desalentará a muchos jóvenes y familias, que
se verán obligadas
a alquilar, a precios imposibles. Es una situación sin salida,
que exige pactar medidas urgentes para aumentar la oferta de viviendas, en
venta y alquiler. Así no podemos seguir.
Como se esperaba, el Banco Central Europeo ha bajado hoy jueves los tipos de interés oficiales, otro -0,25%, hasta el 2%, el precio del dinero más bajo desde diciembre de 2022. Es la 8ª bajada de tipos del BCE desde hace un año: los bajó en junio, septiembre, octubre y diciembre de 2024, más en enero, marzo, abril y junio de 2025. Con estas bajadas, el BCE desanda el camino iniciado 2022, cuando aprobó 10 subidas de tipos, entre julio de 2022 y septiembre de 2023, subiendo los tipos del 0 al 4%, para contener la alta inflación.
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jueves, 12 de diciembre de 2024
Bajan tipos, pero suben pisos e hipotecas
El Banco Central Europeo (BCE) ha bajado hoy jueves el
precio oficial del dinero, un -0,25%, hasta el 3%. Es la
4ª bajada de tipos desde junio, tras las 10 subidas hechas en 2023 y 2024,
que pusieron los tipos en el 4,5%. Esta bajada ha sido posible porque los
precios siguen moderados, en Europa y en España, pero los tipos son
aún demasiado altos, dado que la economía europea está estancada
y Alemania en recesión. Pero el BCE no quiere bajarlos más rápido
y quedarán en el 2% en 2025, aunque dependerá de los conflictos
geopolíticos y las medidas de Trump, que podrían relanzar la
inflación. Mientras, familias, empresas y Gobiernos disfrutan ahora de
tipos más bajos, pero mucho más elevados que en 2022. Y aunque ha bajado
el Euribor (2,395% en diciembre), como los pisos son ahora mucho más caros, hay
que pagar más de cuota hipotecaria que en 2021,2022 y 2023. Así que aunque
bajen los tipos, comprar piso es más caro. Enrique Ortega
La inflación europea parece controlada (2,3% en noviembre la UE-27 frente al 10,6% que llegó a alcanzar en octubre de 2022) y eso ha decidido al BCE a abrir la mano y volver a bajar hoy un -0,25% los tipos de interés, dejando el tipo de referencia en el 3%, el precio del dinero que teníamos en 2006. Es la 4ª bajada de tipos que hace el BCE, tras las de junio, septiembre y octubre de 2024, rebajado los tipos oficiales del 4,50 al 3%. Unas bajadas que todavía no compensan las 10 subidas de tipos aprobadas por el BCE entre julio de 2023 y septiembre del 2024, que dispararon el precio del dinero del 0% (en que estaban desde marzo de 2016) hasta el 4,50%, el tipo más alto desde mayo de 2001.
Esta 4ª bajada de tipos del BCE sigue la senda de las
bajadas hechas por otros grandes bancos centrales. Así, la Reserva
Federal USA, que marca la política monetaria mundial, hizo su 1ª bajada de tipos en septiembre de 2023, tras haberlos subido 11
veces desde marzo de 2022 (hasta un máximo del 5,25%). Y los bajó por
2ª vez, el 7 de noviembre de 2023, dejándolos en el 4,50% actual. Y
el Banco de Inglaterra, que también subió
14 veces sus tipos oficiales
(del 0 al 5,25%, entre julio de 2022 y septiembre de 2023), empezó a bajarlos
también en agosto de 2024 y por 2ª vez
en noviembre pasado, dejándolos en el 4,75% actual.
El BCE ha bajado los tipos más veces (4 en vez
de 2) y los mantiene más bajos (3% en vez del 4,50 y el 4,75% de USA y
Reino Unido) porque la economía europea está estancada y apenas crece: tiene
que suavizar “el ricino monetario” que aplicó contra la alta inflación y
que ha provocado un mayor debilitamiento de la economía europea. En
2023, la UE-27 sólo creció un +0,4%, siete veces menos
que la economía USA (+2,9%) y algo más que Reino Unido (+0,3%), mientras
Alemania cerró en recesión (-0,3%). Y para
este año 2024, la Comisión Europea prevé un crecimiento bajo, del +0,9%
en la UE-27, con Alemania otra vez en recesión (-0,1%), un bajo crecimiento
de Italia (+0,7%) y Francia (+1,1%) y mayor en España (+3%). Y mientras, EEUU
crecerá el triple (+2,7%) y Reino Unido un +1%.
Así que no está la economía europea como para tener
tipos altos, aunque esos mayores tipos de EEUU y Reino Unido estén atrayendo
capitales y fortaleciendo el dólar, en perjuicio del euro, que sigue
depreciándose casi un -7% (ha llegado a cotizar en
noviembre a 1,042 dólares,
cuando cotizaba a 1,119 dólares en agosto). Este es otro motivo de preocupación
para el BCE, porque si el euro sigue depreciándose y cotiza a 1x1
con el dólar, las importaciones europeas que se hagan en dólares
(energía y equipos) serán más caras y eso
reanimará la inflación, que ahora parece controlada. Pero de
momento, preocupa más el estancamiento de la economía europea, que exige
bajar los tipos para reanimarla.
De hecho, muchos
expertos critican al BCE por haber aplicado este ajuste monetario
tan drástico, esa subida de tipos del 0 al 4,50% en sólo 14 meses, que fue la
puntilla para la débil economía europea. Ya
insistí al escribir sobre las 10 subidas de tipos de 2022 y 2023 que podía
provocar este “estancamiento” y que no era una política correcta, como
señalaban muchos expertos, porque la inflación de los últimos años era una
inflación de costes (básicamente, por la subida de la energía), una “inflación
de oferta” y no la típica “inflación
de demanda” que teníamos a principios de siglo, cuando los precios
subían por el fuerte crecimiento económico y el exceso de consumo, con lo que
la subida de tipos sí resultaba efectiva para “enfriar la economía”.
Pero en 2022 y 2023, los precios subieron no por un exceso de consumo
sino por la subida del gas, el petróleo y las materias primas, más los embudos
en las cadenas de suministro y el comercio internacional. Así que la
subida de tipos poco podía hacer y de hecho, la bajada drástica de la
inflación se ha conseguido por medidas de los Gobiernos en los
mercados energéticos y las ayudas a familias y empresas, no con las
subidas de tipos, que han hundido a economías, familias y empresas.
Las familias españolas se han beneficiado de la
bajada de la inflación, pero a un alto coste para los que pagan una hipoteca o
un crédito. Así, los 4 millones de familias que están pagando una
hipoteca se han “empobrecido”, al subirles su cuota
mensual: los tipos medios de las hipotecas pasaron del 1,38% en 2021 al
2,96 en 2022 y al 3,80% en diciembre de 2023, estando ahora (octubre
2024) en el 3,20%, todavía por encima de 2021 y 2022, según
los datos del Banco de España. Y los créditos personales (para
comprar un coche, un electrodoméstico o un viaje) han pasado del 6,10% en
2021 al 7,69% a finales de 2023 para costar en octubre un 7,41%,
subiendo también el tipo de las tarjetas. A lo claro: una hipoteca de
150.000 euros, a 25 años y un tipo variable del Euribor+1%, costaba en
noviembre de 2021 una mensualidad de 532,85 euros, pasó a 878,81
euros en noviembre de 2023 y ahora cuesta algo menos, 751,42 euros, pero
mucho más que hace 3 años.
Las empresas también han sufrido la dureza de la
subida de tipos y aún pagan más por el dinero que antes del ajuste. Así, el tipo
por descubierto saltó del 1,56% en 2021 al 4,79% en diciembre de 2023 y
en octubre estaba en el 4,46%, según
el Banco de España. Los créditos de hasta 250.000 euros pasaron del
1,69% en 2021 al 5,33% a finales de 2023 y todavía cuestan el 4,43%.Los
créditos de 250.000 euros a 1 millón saltaron del 1,29% en 2021 al 5,08% en 2023
y están ahora en el 4,11%. Y los créditos de más de 1 millón de euros, que
costaban el 1,04% en 2021, saltaron al 4,98% en 2023 y estaban en octubre en el
4,22%.
Y la subida de tipos también hizo daño a los Estados,
al encarecer su deuda, que siguen colocando a tipos muy altos aunque hayan
bajado los tipos. El bono
español a 10 años pasó de pagar el 0,415% de interés en
noviembre de 2021 al 3,65% en diciembre de 2022 y un máximo del 3,949%
en septiembre de 2023, bajando ahora (diciembre 2024) al 2,763%. Eso se traduce
en que España tiene que pagar más intereses por su deuda (39.078
millones en 2024, frente a 30.175 millones pagados en 2022), con lo que se
puede gastar menos de lo que haría falta en sanidad, educación, dependencia, ayudas
públicas y pensiones.
Como se ve, el coste económico y social de la “ortodoxia
monetaria” del BCE ha sido alto y no se compensa con las 4 bajadas
hechas desde junio. Pero hay un sector que ha salido muy beneficiado
estos años: la banca, gracias a los mayores intereses cobrados a
familias, empresas y Estados. Así, los 6 grandes bancos españoles aumentaron sus
beneficios un
+28% en 2022 (ganaron 20.850 millones) y otro
+26,4% en 2023 (26.088 millones). Y con el retraso en las bajadas de
tipos del BCE, los 6 grandes bancos españoles han
ganado un +19,7%% más en 2024 (23.656 millones de enero a
septiembre),un beneficio histórico.
Así que lo
que hagan los tipos en 2025 va a depender mucho de las circunstancias geopolíticas
y de su efecto sobre la inflación. Pero de momento, las 4 rebajas ya hechas
por el BCE apenas suponen un alivio para las familias, empresas y el
Presupuesto, como hemos visto. En el caso de las hipotecas, la bajada del Euribor
ya beneficia a los que tienen una hipoteca y revisan anualmente
su cuota: cerró noviembre en el 2,5006% (el 8º mes consecutivo que baja),
frente al 4,022% de noviembre de 2023 y el 2,828% de 2022 (ojo: en noviembre de
2021 era negativo, -0,487%). Eso supone un
“alivio” de 127 euros menos al mes en una hipoteca tipo
(150.000 euros a 25 años al Euribor+1%). Y lo mismo pasará en los próximos
meses, con pequeñas rebajas: el Euribor puede cerrar el año en el
2,350% (frente al 3,679% en diciembre 2023) y bajar al 2% para el verano de
2025.
El problema lo tienen los que piensan en pedir una
hipoteca ahora, con los tipos y el Euribor más bajos: tendrán que
pagar una cuota mayor que si hubieran pedido la hipoteca en 2021,2022 y
2023. Y eso porque la subida de los pisos se ha comido con creces el
ahorro en los tipos de las hipotecas. Veamos las cuentas, a lo claro.
Un piso medio en España, de 90m2, costaba 162.900 euros en noviembre de
2021, 170.460 en noviembre de 2022, 182.430 en noviembre de 2023 y 201.960
euros en noviembre de 2024, según
el portal Idealista. Y aunque los tipos ahora son más bajos que hace un
año, son más altos que hace 2 y 3 años. Así que el coste mensual de una
hipoteca para comprarlo (financiando el 80% del valor) era de 462,94
euros en 2021, 706,91 euros en 2022, 855 euros en 2023 y 809,37
euros al mes ahora. Mínimo ahorro.
En resumen, que las 4 rebajas de tipos del BCE
apenas reducen la cuota de la hipoteca a los que la estaban pagando
(-127 euros al mes) y la subirá para la mayoría de los que piensan
ahora en hipotecarse y compran piso, porque los
precios han subido mucho más de lo que han bajado las hipotecas. Así que no
hay que confiarse: sin medidas drásticas para aumentar la oferta de
viviendas (los últimos estudios indican que hacen
falta 3,5 millones), la mayoría de españoles no podrán pagar una
hipoteca, aunque bajen los tipos. Y aunque los bancos han entrado en una nueva “guerra” por
colocar hipotecas a tipo fijo, del
3 al 3,5%, aprovechando que “están bajando los tipos”. Sí,
bajan, pero no la cuota de la hipoteca que hay que pagar por conseguir una
vivienda mucho más cara.
Cara a 2025, la evolución de los tipos será
muy incierta, por Trump, las guerras y la incertidumbre geopolítica. Y existen
muchos riesgos de que vuelva a subir la inflación. Por eso,
habría que evitar que el BCE vuelva a las andadas y frene las
bajadas actuales o incluso vuelva a subir tipos. Las medidas contra
la inflación deben ser otras, actuando sobre los mercados energéticos y
eléctricos, con ayudas y bajadas del IVA, no a golpe de tipos,
que frenan la economía y tienen un alto coste para familias,
empresas y Estados. Tomen nota.
La inflación europea parece controlada (2,3% en noviembre la UE-27 frente al 10,6% que llegó a alcanzar en octubre de 2022) y eso ha decidido al BCE a abrir la mano y volver a bajar hoy un -0,25% los tipos de interés, dejando el tipo de referencia en el 3%, el precio del dinero que teníamos en 2006. Es la 4ª bajada de tipos que hace el BCE, tras las de junio, septiembre y octubre de 2024, rebajado los tipos oficiales del 4,50 al 3%. Unas bajadas que todavía no compensan las 10 subidas de tipos aprobadas por el BCE entre julio de 2023 y septiembre del 2024, que dispararon el precio del dinero del 0% (en que estaban desde marzo de 2016) hasta el 4,50%, el tipo más alto desde mayo de 2001.
El propio Banco
de España, que cree que las subidas de tipos han
servido para “anclar las expectativas”, para evitar males
mayores (que subieran más los salarios y los márgenes empresariales,
disparando más la inflación), reconoce y cuantifica el daño que han
hecho a la economía española estas subidas de tipos: han restado al
crecimiento un -2,65% del PIB entre 2022, 2023 y 2024, lo que supone un
coste cercano a los 40.000 millones de euros. Un coste que han sufrido
directamente en sus bolsillos las familias (al pagar más por hipotecas y
créditos), las empresas y hasta los Gobiernos, al encarecerse su deuda.
Y aunque han bajado los tipos, todos pagan ahora mucho más que en 2021 y
2022.
Ahora, el BCE irá decidiendo que hace con los tipos “mes
a mes”, con un ojo puesto en la inflación y el otro en la marcha de
la economía. En principio, su objetivo es aprobar
más bajadas de tipos en 2025, al menos 4 más de -0,25% cada una, para
dejar los tipos en el 2%, para el verano o para fin de año (si hay
problemas por medio). Los
riesgos de que repunte la inflación son elevados, por varias
causas: los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, así como la incertidumbre
geopolítica internacional, especialmente la toma de posesión en enero
de Donald Trump y el temor a que imponga aranceles a América, China y
Europa, que aumentarían la inflación mundial y frenarían el comercio y el crecimiento
internacional. Y no ayudará tampoco la tensión política dentro de Europa,
con una Comisión más virada a la derecha ( que conlleva un mayor peso de las
posturas ortodoxas duras en el BCE), con crisis políticas en Francia y
Alemania y un constante enfrentamiento en España.
Pero las cuentas salen peor en las grandes ciudades,
donde el coste de los pisos ha subido mucho más. Veamos el caso de Madrid,
con
los datos el portal idealista. Un piso medio, de 90 m2, costaba 289.120
euros en noviembre de 2021, 252.440 euros en noviembre de 2022, 365.760 euros
en noviembre de 2023 y 440.190 euros en noviembre de 2024. Y aunque los
tipos ahora son más bajos que hace un año, son más altos que hace 2 y 3 años.
Así que el coste mensual
de una hipoteca para comprarlo (financiando el 80% del valor) era de 821
euros en 2021, 1.461,60 euros en 2022, 1.714 euros en
2023 y 1.764,09 euros en noviembre de 2024. Siempre más cuota, ahora por
la subida de los pisos.
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lunes, 9 de septiembre de 2024
La economía bien, la política mal
Tras las vacaciones, España afronta un otoño muy
complicado, más en los temas políticos que en la economía. Los datos
oficiales revelan que hemos superado la triple crisis de la
pandemia, la guerra der Ucrania y la hiperinflación, con mejor nota que la
mayoría de Europa: crecemos el triple, creamos más empleo
(1,7 millones desde 2019) y la inflación ha bajado al 2,2%. Pero mucha
gente no nota esta mejora de la economía, porque sus salarios
apenas crecen y todo es más caro. Y les agobia pagar un alquiler, el colegio
o la universidad y una sanidad privada o una residencia. Y las autonomías
piden más recursos, mientras se enquista una reforma de su financiación.
Además, persiste el problema de la inmigración ilegal (manipulada por la
ultraderecha) y parece imposible que el Gobierno apruebe un
Presupuesto para 2025. Al final, la polarización y el enfrentamiento
político impiden mejorar la economía y los problemas que preocupan a los
españoles. Estamos ante el riesgo de una “Legislatura fallida”.
Además de crecer más que la mayoría, España ha superado
también, como el resto de Europa, el grave problema de la hiperinflación: la
inflación anual ha bajado al 2,2% en agosto de 2024, según
el INE, como la eurozona (2,2%)
y muy lejos del 10,5% que subían los precios en agosto de 2022 (tras la guerra
de Ucrania y el tirón de los precios de la energía, las materias primas y los
alimentos).Y eso, a pesar de unos tipos de interés récord impuestos por
el BCE (en el 4,50%, aunque los
bajó en junio al 4,25%, todavía el tipo más alto desde 2008),
que han encarecido hipotecas y préstamos, debilitando la recuperación más que
la inflación.
A pesar de que “la economía va bien”, la
mayoría de los españoles “no lo notan”, según las encuestas del CIS.
La razón es evidente: tras dos años de fuerte subida de precios (2022 y 2023), todo
es mucho más caro ahora. Y a muchas familias les cuesta más llegar a fin
de mes, porque sus sueldos han subido menos que la inflación.
Es lo que pasa incluso este año: la inflación anual media sube un
+3,2% hasta agosto y la subida salarial en los convenios firmados (hasta
julio) es
del +2,9%. Así que los trabajadores con convenio pierden
poder adquisitivo (-0,3%) y los que no tienen convenio más. Y eso ha
pasado también en 2022 y en 2021. De hecho, los trabajadores
españoles han perdido un -5,16% de poder adquisitivo entre 2020 y agosto de
2024, según los datos del INE
y Trabajo.
Eso explica que muchas familias no noten en sus bolsillos “la
mejora de la economía”. Eso contrasta con la situación de las empresas, que
han mejorado sensiblemente su facturación, márgenes y beneficios en estos
últimos cuatro años y medio. El margen bruto sobre ventas se ha
disparado: es el 13,5% entre abril y junio,
según el Observatorio de Márgenes Empresariales, lo que augura un tercer
año récord de márgenes, tras un +12,9% en 2023 y 12,1% en 2021, por encima
del 10% de 2020 y 11% de margen en 2019. Así que mientras las familias pierden poder adquisitivo, las empresas suben márgenes (a pesar del aumento de
costes), subiendo precios. Y eso les ha permitido aumentar sus
beneficios estos años. En 2024, de enero a junio, las
empresas cotizadas ganaron 32.099 millones, un +15,22% de aumento,
sobre todo las energéticas, eléctricas, bancos y distribución.
Las familias españolas tampoco notan que “la economía
va bien” porque siguen con problemas económicos preocupantes en su día a
día. Por un lado, los servicios públicos esenciales se
han deteriorado y les siguen costando dinero. Es el caso de la Sanidad,
donde crecen las listas de espera, no sólo para el especialista,
sino para ver al médico de familia, lo que se traduce en que contratan cada vez
más un seguro médico privado: 12,4
millones de españoles lo pagan cada mes, 1 de cada 4 personas (un 38,7%
en Madrid y un 32,4% en Barcelona). Y
también es costosa (y complicada) la educación de los hijos, desde
la guardería y el colegio (con gastos
crecientes en los concertados) a la Universidad y la FP (cada vez más
privada). Y lo mismo el atender a los dependientes (mayores), muchos en
espera de ayuda (331 días de media y 130.643
con derecho reconocido y en “lista de espera”) y otros sin atención y obligados a pagar caras
residencias (la mayoría privadas).
Así que tres servicios claves, Sanidad, Educación y
Dependencia funcionan “tensionados”, faltos de recursos y personal,
lo que obliga a las familias a gastarse dinero en cubrir sus necesidades
sanitarias, educativas y dependencia. Y estos servicios los gestionan las
autonomías, que se
quejan de falta de recursos de la Administración Central. Pero el Gobierno
asegura que les anticipará 147.412
millones de euros en 2025, a cuenta de los ingresos que les corresponden
por impuestos, un +9,5% sobre 2024 y la mayor aportación de la historia. Y
recuerdan que han
transferido a las autonomías 178.750 millones más (+40%) durante los
Gobiernos de Sánchez (entre 2019 y 2023) que los recibidos con los Gobiernos de
Rajoy (2013-2017).
Este otoño volverá con fuerza el tema de la
reforma de la financiación autonómica, la petición urgente de todos los
Gobiernos regionales para contar con más recursos para atender a
los servicios públicos que gestionan (sanidad, educación, dependencia, ayudas y
servicios sociales, vivienda…). Una petición justificada porque el actual sistema
de financiación se aprobó en 2009 y debía haber sido reformado en
2014. El Gobierno Sánchez promete presentar una reforma a las
autonomías este año, pero el problema es la falta de acuerdo político
entre el PP (que gobierna en 11 autonomías, más Ceuta y Melilla, aunque no
tienen todas una postura común) y el Gobierno. Y eso, porque lo
que está en juego son los criterios de reparto de los ingresos que
corresponden a cada autonomía.
En el sistema de financiación actual, lo que
prima es la población de cada comunidad: las más pobladas reciben más
ingresos en el reparto de la recaudación total (también las autonomías más
ricas contribuyen con más ingresos). Y eso perjudica
a autonomías con menos población, que piden ahora un nuevo
sistema de reparto de la financiación que prime más el porcentaje de
población mayor o la diseminación de la población y el peso de la España
vaciada. Según los criterios que ser fijen, habrá autonomías que reciban comparativamente
más dinero que ahora y otras menos (aunque todas ingresarán más).
Con la financiación autonómica actual, hay 5 autonomías “infra
financiadas”, que reciben menos recursos por habitante que la media en
España (3.365 euros), según el
último estudio de FEDEA: Murcia (3.056 euros por habitante), Comunidad
Valenciana (3.089), Andalucía (3.182) y Castilla la Mancha
(3.193), más Madrid (que recibe 3.364 euros, 1€ menos que la media).
Estas autonomías son las que más se quejan de falta de recursos, porque llevan
10 años ya recibiendo menos de lo que les correspondería con un sistema
“más justo”. Las 10 autonomías restantes están “sobre financiadas”, reciben
más que la media (3.365 euros por habitante). Las 4
regiones que se benefician más del actual
sistema son La Rioja (recibe 3.954 euros por habitante, 898
euros más que Murcia), Cantabria (3.944 euros), Baleares (3.877
euros) y Extremadura (3.809 euros por habitante), seguidas de lejos por
Canarias (3.696 euros), Castilla y León (3.573 euros), Aragón (3.529 euros),
Asturias (3.584), Galicia (3.448) y Cataluña (3.396 euros).
Otro problema clave de este otoño, que afectará a las
autonomías y a todos nosotros, será la aprobación de los Presupuestos para
2025. El Gobierno
promete presentar un proyecto este mes de septiembre, pero no cuenta con
mayoría para sacarlo adelante, a la vista de que Junts (el partido de
Puigdemont) ya
votó en contra del techo de gasto que aprobó el Gobierno en julio (y
amenaza con sumarse al PP y Vox en el veto a los Presupuestos de 2025). Si el
Gobierno no consigue el apoyo de Junts (y de ERC, el PNV, Bildu o Podemos),
tendrá que prorrogar
los Presupuestos actuales de 2024 (que ya prorrogaron los de 2023) para
2025, al igual que se prorrogaron los de 2018 (en 2019 y 2020). El problema
es que la
prórroga obligaría a gastar menos (-22.288 millones), porque el techo
de gasto sería el de 2023 (173.065 millones) y no el propuesto para 2025 (195.353
millones). Así que no aprobar el Presupuesto para 2025 supone gastar 22.288
millones menos, que se traduce en menos recursos públicos para sanidad,
educación, Dependencia o inversiones que tanta falta hacen…
Con todo, la pelea más “sonora” de este otoño será la
inmigración, no porque sea lo que más preocupa a los españoles sino
porque la derecha y la ultraderecha creen que es la bandera que les da más
votos. Hay un dato preocupante: la inmigración ilegal hacia España se
ha disparado: 56.852
inmigrantes ilegales entraron en España en 2023 (39.910 por Canarias), un
82% más que en 2022. Y en la primera mitad del año 2024 han llegado 26.585
inmigrantes ilegales, un 90% más que en 2023. Está claro que hay que frenar
este ritmo de llegadas, sobre todo con
acuerdos con los paises de salida (ahora Mauritania, Senegal, Mali y
Gambia, muchos con conflictos bélicos) y con medidas internas (el Gobierno expulsó a 2.515 inmigrantes irregulares en el primer trimestre).
Está claro que hay
que regular la inmigración, facilitando la llegada de extranjeros
de forma legal y limitando la vía de la inmigración ilegal (que no parará). De
hecho, España necesita la llegada de 200.000 extranjeros cada año para cubrir
trabajos claves, en el campo, el turismo, la construcción y muchas industrias y
servicios. Y para pagar impuestos, cotizar y financiar las pensiones y los
servicios públicos, algo de lo que no se habla cuando se identifica a la
inmigración con inseguridad y costes. Un debate que
debería no ser político y sectario, para primar la humanidad, los derechos humanos y la
economía.
Otro debate clave, más prioritario, es la
grave situación de la vivienda
en España, que no sólo afecta a los que buscan un techo
(jóvenes y nuevas familias) sino a toda la economía, porque hay
muchas actividades muy afectadas por la falta de vivienda para sus
trabajadores (turismo, industrias, sanidad, colegios y Universidades,
servicios…). El problema de fondo está claro: faltan viviendas para
vender y alquilar y eso está disparando los precios. Sobre todo del alquiler.
Su precio se ha disparado un 30% desde 2019 y cuesta 1.206 euros de media (13,4
euros/m2 en junio), según
Idealista, llegando a 1.800 euros en Barcelona y 1.782 euros en Madrid. Cantidades
imposibles de pagar para muchos sueldos y que revelan el problema de fondo:
la
falta de oferta (se ha reducido un 41% desde 2019, por el trasvase a
pisos turísticos y de temporada, más ventas) y el tirón de la demanda (se
ha duplicado con creces estos años).
En resumen, “la economía va bien”, pero las familias
españolas lo podrían notar más si la política se preocupara de resolver sus
problemas cotidianos, desde la mejora de los salarios y el empleo de
los jóvenes a la sanidad, la educación a la vivienda y la lucha contra el
cambio climático. Pero estamos metidos en una política de “polarización”
y enfrentamientos constantes que perjudican
a la economía, como la peligrosa deslegitimación
del Gobierno y las instituciones democráticas. Y así resulta imposible
sentarse y tratar de buscar una solución a la sanidad, la vivienda, la
financiación autonómica o la inmigración, aprobar medidas entre todos que
mejoren la vida de la gente. Todo apunta a que, si no hay
Presupuestos 2025 ni acuerdos en los problemas básicos, estamos ante “una
Legislatura fallida”. Y ante un “parón” político que acabará dañando
la economía.
Enrique Ortega
Tras cuatro años y medio de continuas crisis,
desde la pandemia a la guerra de Ucrania y la hiperinflación, la economía
española parece asentar su recuperación, a juzgar por los datos
oficiales. Por un lado, somos el país europeo grande que más crece: +0,8%
en el 1º y 2º trimestre de 2024, casi el triple que la zona euro y que la UE-27
(+0,3% de crecimiento los dos primeros trimestres) y también por encima de Francia
(+0,3%) o Italia (+0,3% en el primer trimestre y +0,2% en el 2º) y mucho mejor
que Alemania (su PIB creció un +0,2% en el primer trimestre y cayó un -0,1% en
el 2º), según
Eurostat. Y lo mismo pasó en 2021 (España creció un 6,4% y la
UE-27 un 6%), en 2022 (+5,8% frente al 3,4%) y en 2023 (un +2,4%,
cuatro veces más que el +0,6% UE-27), compensando con creces la mayor
caída que sufrimos en 2020 con la pandemia (-11,2% frente a -5,6% de caída en
la UE-27).
Así que ahora (2º trimestre 2024), España crece a una media
anual del 2,9%, cuando Europa está estancada y Alemania roza la
recesión. La clave del “éxito” económico español está en un fuerte tirón
del turismo (que superará este año los 90 millones de visitantes, con
un gasto récord de 128.000 millones de euros), en el mantenimiento del consumo
de las familias (por la fuerte creación de empleo: +1,7
millones desde 2019, más estable y mejor pagado), en el pulso de las
exportaciones, que se mantienen fuertes en los últimos años, a
pesar de la caída en 2024 (-2,4%, en España, menos del -3,2% que caen en UE-27) y por el empuje de los Fondos europeos: España ha
adjudicado ya el 55% del total asignado (38.604 millones de euros) y puede
adjudicar el resto hasta finales 2026.
Pero no se
puede hacer demagogia, porque la mayoría de la inmigración se hace
por cauces controlados: en
2023, España recibió 639.000 inmigrantes netos, lo que permitió
aumentar la población y proveer de mano de obra a muchos sectores (el 40% del nuevo
empleo lo consiguen extranjeros). Y en España viven (censados) 4.394.900
extranjeros de fuera de la UE, el 6,4% de la población total (en Europa,
los extranjeros no comunitarios son el 9,1%).
La solución pasa por aumentar
la oferta de viviendas, aumentando la promoción de viviendas nuevas (se
terminaron 80.473
viviendas “libres” en 2023, frente a 356.000 en 2009) y facilitando a los
propietarios que pongan su vivienda en alquiler (no “asustándoles” con
controles). Y sobre todo, alcanzar
un gran Pacto entre Gobierno, Ayuntamientos, autonomías, promotores
y bancos para promover 150.000 nuevas viviendas al año, la mayoría para
alquilar.
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jueves, 21 de diciembre de 2023
Navidades 2023: el gasto se modera
Este año, las familias no van a “tirar la casa por la
ventana” en Navidad, como pasó en 2022, tras dos Navidades marcadas por la pandemia. Ha sido un año de mucho gasto, por la alta
inflación y los mayores viajes, en verano y “puentes”, sobre todo a
principios de diciembre. Y tras “tirar” de ahorros y tarjeta, el gasto se va a moderar esta Navidad,
como confirman las tiendas y las menores contrataciones
por las fiestas. Parece que sólo un 26%
de españoles gastarán más y el resto igual o menos que en 2022, que fue una
Navidad de gasto récord. Y se estabilizan las compras de ropa y regalos, mientras crecen comidas y viajes. Pero ojo: casi
la mitad de hogares tienen problemas para
llegar a fin de mes y no pueden disparar su gasto esta Navidad. Y hay 9,6 millones de españoles (un 20,4%) en situación de pobreza, de los que no podemos olvidarnos
estas fiestas, porque necesitan ayuda y apoyo. ¡Feliz Navidad! Enrique Ortega
Vemos que las calles, tiendas y mercados de las ciudades están a tope estos días, con múltiples compras por la Navidad, la gran fiesta del consumo en Occidente. Hay factores que animan a las familias a gastar y otros les disuaden. El principal motivo de que el consumo de los españoles se mantenga (aunque más débil) es la mejora del empleo: hay 802.900 españoles más trabajando (21.265.900 ocupados en septiembre, según la EPA) que en las Navidades de 2022. Y la mayoría, con contratos más estables (menos temporales) y algo mejor pagados, tras una subida de salarios en convenio del +3,49% hasta noviembre (frente a la subida del +3,01% el año pasado y + 1,49% en 2021). Sin embargo, frena las compras la todavía alta inflación (+3,2% anual en noviembre y +9% los alimentos), aunque es mucho menor a la de las Navidades de 2022 (+5,7% inflación y +15,7% los alimentos). Pero el factor clave que frena el gasto es que las familias han consumido parte del ahorro acumulado durante la pandemia, tanto en 2022 como en 2023: la “hucha” está casi vacía. Y muchos españoles han tirado demasiado de tarjetas y créditos.
Vemos que las calles, tiendas y mercados de las ciudades están a tope estos días, con múltiples compras por la Navidad, la gran fiesta del consumo en Occidente. Hay factores que animan a las familias a gastar y otros les disuaden. El principal motivo de que el consumo de los españoles se mantenga (aunque más débil) es la mejora del empleo: hay 802.900 españoles más trabajando (21.265.900 ocupados en septiembre, según la EPA) que en las Navidades de 2022. Y la mayoría, con contratos más estables (menos temporales) y algo mejor pagados, tras una subida de salarios en convenio del +3,49% hasta noviembre (frente a la subida del +3,01% el año pasado y + 1,49% en 2021). Sin embargo, frena las compras la todavía alta inflación (+3,2% anual en noviembre y +9% los alimentos), aunque es mucho menor a la de las Navidades de 2022 (+5,7% inflación y +15,7% los alimentos). Pero el factor clave que frena el gasto es que las familias han consumido parte del ahorro acumulado durante la pandemia, tanto en 2022 como en 2023: la “hucha” está casi vacía. Y muchos españoles han tirado demasiado de tarjetas y créditos.
La consecuencia de todo esto es que el gasto se va a moderar estas
Navidades, sobre todo comparado
con 2022, en que los consumidores se lanzaron a
gastar y celebrar las fiestas por todo lo alto tras dos Navidades (2020 y 2021)
marcadas por la pandemia y las limitaciones a reunirse. Estas
Navidades, 2 de cada 3 españoles van a
gastar menos que en 2022, según un
estudio de Intrum, que coincide con otro informe
de BBVA Research, que augura un “estancamiento del consumo navideño”. Y
otro estudio
de Cetelem señala que el 45% de los españoles gastarán estas Navidades
igual que el año pasado y otro 26% gastarán menos, con lo que sólo un 29% gastarán más.
¿Cuánto gastaremos
estas fiestas? La OCU
realiza un estudio cada Navidad y en este año estima que cada español
gastará 745 euros de media (unos
mucho más y otros menos), 10 euros más que en 2022 (+1,36%, lo que significa que gastaremos menos en términos reales,
contando la inflación, y un crecimiento mucho menor al +15% de aumento en 2022). La mayoría de este gasto
navideño se destina a comprar regalos
(391 euros), seguidos de lejos por las comidas
(110 euros por persona), viajes (107), lotería
(69 euros), fiestas (32) y celebraciones con compañeros (36
euros). Respecto al desglose de los regalos, Cetelem
señala que la mayoría del gasto se destina a perfumes (54% compras), moda
(51%), libros (51%), juguetes (48%), calzado y complementos (41%).
Con todo, los comercios
ya se han quejado de que están vendiendo
menos estas Navidades, algo que ya notaron en las ventas del Black Friday.
Y dicen que lo notan en unas menores
ventas de ropa y regalos. Y los supermercados también indican que
han bajado las ventas de los alimentos más caros, mientras se mantienen llenos
los bares y restaurantes (es casi imposible hacer reservas) y siguen
altas las reservas para fin de año
en hoteles y casas rurales, también de viajes al extranjero. Pero globalmente, Hacienda
espera que el consumo se frene este cuarto trimestre y recaudar por IVA sólo un +1% este año 2023. Y otro indicador clave,
el empleo navideño: se van a generar
402.000 contratos de temporada, un -17,3% menos de empleos que en las
Navidades de 2022, según
Randstad.
Y además de “mirar” más sus gastos, muchos
españoles volverán estas Navidades a gastar
a crédito, tirando de tarjetas y
créditos al consumo. Los pagos con
tarjetas de crédito han saltado de 11.465 millones en diciembre de 2022 a
11.775 en octubre de 2023 (último
dato publicado por el Banco de España), con lo que se espera otro récord en
diciembre. Y los créditos al consumo
han subido de 2.363 millones en diciembre 2022 a 2.853 millones en octubre
(último dato del Banco de España), a pesar de que los bancos cobran ya el
8,23% de interés por los créditos al consumo y un 18,19%
por el crédito de las tarjetas. Pero las familias no dudan en endeudarse para
viajes o compras puntuales.
A golpe de créditos o tirando de ahorros, muchos españoles siguen intentando mantener
su nivel de gastos, mayor en Navidades. Pero muchos no pueden gastar, porque se les han acabado los ahorros o
porque su capacidad de gasto se ha
recortado con la inflación y la
subida de la hipoteca (una hipoteca media, de 150.000 euros, se ha
encarecido 353 euros (+67%), de 527 a 880 euros en los dos últimos años). Y por
ello, casi la mitad de los españoles (el
47,8%) tienen algún problema para llegar a fin de mes, según el INE: un 8,7% llega a
fin de mes con mucha dificultad, otro 25,7% con cierta dificultad y un 13,4%
más con alguna dificultad, un porcentaje mayor que en las Navidades de 2022
(44,9%). Y además, un 13,2% de los hogares tienen problemas para pagar los recibos de la vivienda, un 17,1% no pueden mantenerla a una temperatura
adecuada y un 5,4% de hogares españoles no
pueden permitirse comer pollo, carne o pescado dos veces por semana.
Si hay muchos hogares
con problemas para llegar a fin de mes, también
en Navidad, no podemos olvidar estas fiestas que 1 de cada 5 españoles están en situación de pobreza, porque
ingresan menos del 60% de los ingresos medios del país (menos de 10.088 euros
anuales los solteros y menos de 21.185 euros las familias con dos hijos). Eran 9.670.000
personas pobres en 2022, según
la Red Europea de lucha contra la pobreza (EAPN). Una pobreza que se
concentra más entre las familias monoparentales (madres solas con niños), los inmigrantes
y los parados. Y que afecta especialmente a los niños: en España hay 2.296.000 niños y adolescentes viviendo en hogares “pobres”,
lo que nos sitúa como el 4º país occidental con más pobreza
infantil (28% de media entre
2019 y 2021), sólo por detrás de Turquía
(33,8%), Colombia (25,8%) y Rumanía (29%), según
Unicef.
Esta elevada tasa de pobreza en España,
que muchos no quieren ver, se ha agravado
en el último año, por la alta inflación y el fuerte aumento de los alquileres,
dos factores que afectan más a las familias vulnerables. Y por eso, Cáritas ha alertado que han aumentado un 20%
las familias a las que atienden en Madrid, por ejemplo. Y siguen aumentando las “colas
del hambre”, donde las ONGs y el Banco de Alimentos dan
comidas a 1,3 millones de españoles. Y Cáritas
atendió a 2.830.156 personas en 2022, una cifra que rondará los 3 millones este año 2023, sobre todo para ayudas de
alimentación y vivienda.
Así que estas Navidades, en medio de la fiebre de compras y
regalos, no debemos olvidar que hay muchos españoles (“vecinos nuestros”) que lo están pasando mal, que tienen
problemas graves para comer, calentar su casa y pagar sus recibos
imprescindibles. Volvemos a ver esta Navidad 2023 las
dos o tres Españas de siempre, las de aquellos que viven mejor, una
amplia mayoría que vive al día y una minoría amplia que malvive. Y no hay luces
ni escaparates ni fiestas que eviten esta realidad que muchos no quieren ver. Seamos
solidarios, intentemos donar a ONGs y ayudar a quienes sabemos que
lo necesitan. Es la mejor manera de celebrar esta Navidad, que debería ser la fiesta de la solidaridad
entre todos.
¡Feliz Navidad ¡
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jueves, 14 de septiembre de 2023
El dilema de la 10ª subida de tipos
Hoy 14 de septiembre, el Banco Central Europeo (BCE) decide si vuelve a subir los tipos de interés
(un +0,25%, hasta el 4,50%) o pospone la
subida a octubre. La mayoría de expertos apuestan porque el BCE hará una “pausa”, tras 9
subidas de tipos en los últimos 14 meses, aunque también hay miembros del
BCE que apuestan por una última subida, para atajar la inflación (5,3%).
Pero preocupa que otra subida sea la puntilla para la economía europea,
que no
crece nada, con Alemania y 9
paises más decreciendo. Dilema: ser “ortodoxos” y subir tipos
aunque la receta apenas baje la inflación (que sube por la energía y los
alimentos) o ser “flexibles” y no agravar el estancamiento económico en Europa,
sobre todo en Alemania, la que “manda” en el BCE. Suban o no, el problema es
que no
habrá bajadas de tipos hasta 2024. Y eso daña a familias, empresas y
Presupuestos. Urge cambiar la política monetaria y reanimar la economía europea.
14.30 h. Confirmado el temor: el BCE ha subido tipos +0,25%, al 4,50%, el tipo más alto desde 2001
Enrique OrtegaEl mundo económico y financiero tiene la vista puesta hoy en el Banco Central Europeo (BCE), que debe decidir si aprueba o no la 10ª subida de tipos en los últimos 14 meses. El BCE empezó a aplicar su “receta” de subir tipos contra la inflación el 21 de julio de 2022, con un retraso de cuatro meses sobre la Reserva Federal USA, que empezó a subir los tipos el 17 de marzo. Desde entonces, hace 14 meses, el BCE ha subido los tipos de interés oficiales del 0% en que estaban al 4,25%, tras la última subida del 27 de julio, el precio más caro del dinero en Europa desde el año 2008. Y en estos 14 meses, tras “el ricino monetario”, la inflación en la zona euro ha bajado, pero poco: estaba en el 8,6% en junio de 2022, subió hasta un máximo del 11,1% en noviembre de 2022 y luego ha bajado hasta el 5,3% en agosto de 2023, todavía muy lejos del 2% que es el objetivo del BCE. Y la bajada se debe a la rebaja en los precios del petróleo, el gas y la electricidad, no a la subida de tipos.
Enrique OrtegaEl mundo económico y financiero tiene la vista puesta hoy en el Banco Central Europeo (BCE), que debe decidir si aprueba o no la 10ª subida de tipos en los últimos 14 meses. El BCE empezó a aplicar su “receta” de subir tipos contra la inflación el 21 de julio de 2022, con un retraso de cuatro meses sobre la Reserva Federal USA, que empezó a subir los tipos el 17 de marzo. Desde entonces, hace 14 meses, el BCE ha subido los tipos de interés oficiales del 0% en que estaban al 4,25%, tras la última subida del 27 de julio, el precio más caro del dinero en Europa desde el año 2008. Y en estos 14 meses, tras “el ricino monetario”, la inflación en la zona euro ha bajado, pero poco: estaba en el 8,6% en junio de 2022, subió hasta un máximo del 11,1% en noviembre de 2022 y luego ha bajado hasta el 5,3% en agosto de 2023, todavía muy lejos del 2% que es el objetivo del BCE. Y la bajada se debe a la rebaja en los precios del petróleo, el gas y la electricidad, no a la subida de tipos.
Ahora, el BCE debe decidir hoy si sigue con su racha de subidas
y eleva los tipos otro +0,25% (hasta el 4,50%) o si se toma una tregua y
deja la 10ª subida para la próxima reunión, el 22 de octubre próximo. Es lo que hizo la Reserva Federal USA en junio: no subió los tipos y esperó
a hacerlo al 26 de julio, cuando sí aprobó la 11ª subida de tipos en 16
meses, un +0,25%, hasta el 5,50%, el
tipo de interés más alto en EEUU desde el año 2001. Eso sí, la subida
de tipos norteamericana ha sido más eficaz para reducir la inflación
allí: ha caído de un máximo del 9,2%
en junio de 2022 al 3,7% en agosto
de 2023. Y eso porque allí la inflación estaba más motivada por el
recalentamiento de la economía (inflación
de demanda), que la subida de tipos ha “enfriado”, mientras en Europa
se debe más a la energía, los alimentos y la guerra en Ucrania (inflación
de oferta), costes sobre los que poco puede hacer que el BCE suba más o
menos los tipos de interés.
En el BCE hay
dos posturas sobre qué hacer
hoy con los tipos de interés. Los representantes de los paises llamados “halcones”
(Alemania, Holanda, Austria, Estonia y Finlandia), defensores de la “ortodoxia
monetaria”, creen que no
hay que bajar la guardia y que debe seguir la subida de tipos “lo que
haga falta”, hasta doblegar la inflación, aunque tenga un alto coste para familias
(hipotecas), empresas (crédito e inversión) y paises (subida del coste de la
deuda pública). Estos miembros del BCE se agarran a que la inflación en la zona
euro es todavía demasiado alta (5,3% en agosto) y que no se redujo el mes
pasado, por primera vez desde abril. Y que la inflación de fondo (subyacente),
sin energía y alimentos no elaborados, sigue muy alta (6,2%
en agosto), lo que indica que la inflación está “instalada” en las
economías, sobre todo en el norte de Europa (la inflación es del 6,4% en
Alemania o del 7,6% en Austria frente al 2,4% en España). Y que hay que seguir “dando leña al mono”…
Pero algunos de esos mismos miembros “duros” del BCE (de
Alemania) y los llamados “palomas” (Italia, Francia, Portugal
o España) están
más
preocupados por el estancamiento de la economía europea que
por la inflación. Y han frenado su afán de “subir
tipos hasta doblegar la inflación” tras dos
noticias recientes. Una, que la
economía de la zona euro (20 paises UE) no creció nada en el 2º trimestre de 2023, según
Eurostat, que rebajó del 0,3 al 0% su previsión anterior. Y lo peor: que Alemania no crece nada (+0%)
y que hay 9 paises europeos que han decrecido, cuyo PIB
cayó en el 2º trimestre de 2023: Italia
(-0,4%), Paises Bajos (-0,3%), Suecia (-0,8%), Austria (-0,7%), Chipre
(-0,4%), Estonia (-0,2%), Letonia (-0,3%), Hungría (-0,3%) y Polonia
(-2,2%). La otra noticia, de este lunes, son las nuevas previsiones
económicas de la Comisión Europea para
2023: prevén que Europa crezca sólo un +0,8% este años (tres décimas menos
de lo que esperaban en mayo y la cuarta parte del crecimiento de 2022: +3,4%).
Y que Alemania, “la locomotora
europea”, decrezca
un -0,4% (tras la recesión a finales de 2022 y principios de 2023), con la mayoría de paises estancados,
salvo España (crecerá
un 2,2% este año) y Francia (+1%).
Ante este panorama, algunos “halcones” (con Alemania a
la cabeza, la que más “manda” en el BCE) y
todas las “palomas” del Banco Central Europeo temen que si suben hoy los tipos agraven esta recesión y la economía
europea, con el nuevo “ricino monetario” entre
más en coma. Por eso, apuestan por retrasar el tratamiento, esperar
a la próxima reunión del 22 de octubre, para ver cómo evolucionan la
inflación y la economía. Pero sigue habiendo miembros del BCE (y “expertos”)
que defienden el rigor (“rigor
mortis”) y enviar el mensaje de que “están dispuestos a todo” para atajar la inflación. Aún a costa de
la recesión.
Hoy, hacia las 14,30 horas, sabremos la decisión que toma el BCE.
Pero decidan la 10ª subida o una tregua, lo que está claro es que no
valoran bajar los tipos para reanimar la débil economía europea. Ya lo
han dicho claramente: los tipos seguirán altos en 2024 y sólo contemplan bajarlos dentro
de un año, si la inflación amaina. Pero con mucha prudencia, porque ahora les
preocupa que los salarios hagan repuntar
la inflación. De hecho, en
Alemania, los salarios han subido un +6,6%
en el 2º trimestre. Y en España, los
convenios firmados hasta agosto han aprobado una subida salarial del +3,38%. Es más que el año pasado, pero todavía no recuperan el poder
adquisitivo perdido. Y sorprende que el BCE se preocupe ahora de que los
salarios “realimenten la inflación” cuando no se han preocupado de los beneficios
empresariales (márgenes), culpables
(según el propio BCE) de dos
tercios de la subida de la inflación en el último año…
La inflación
va a seguir alta en Europa, sobre todo este otoño e invierno, debido no
a que la economía crezca demasiado y este “recalentada”, sino por
culpa de la energía (el petróleo
supera ya los 90 dólares, frente a los 72 en mayo, y el gas está subiendo,
como la electricidad) y los alimentos
(fruto de la sequía y el clima, en España y en medio mundo), además de los
problemas en las cadenas de suministro y en el comercio mundial, además de las
subidas de los márgenes empresariales (para recuperar las pérdidas del COVID). Por
eso, la previsión del propio BCE es que
la inflación en Europa no
baje al 2% hasta mediados de 2025. Y por eso reiteran que seguirán con
los tipos altos, sin bajarlos, hasta finales de 2024.
Una política suicida
e ineficaz, porque no baja la inflación (los precios
suben por otras causas, no por un exceso de demanda, inexistente) y sin embargo
daña
la economía, a las familias, empresas y paises, agravando la recesión,
en un momento en que la economía internacional se ha desinflado (según
la OCDE) y China crece mucho menos.
Las familias
llevan ya 14 meses sufriendo las consecuencias de las subidas de tipos del BCE:
el Euribor, por el que se revisa la mayoría de las hipotecas (4 millones),
lleva subiendo desde que se puso en positivo (en abril de 2022) y eso ha
provocado ya que algunas familias hayan
tenido que revisar al alza dos veces ya su pago mensual de la hipoteca. En
agosto, el Euribor
mensual cerró en el 4,073% (bajando ligeramente del 4,149 de julio, por
primer mes), pero como estaba en el 1,249% en agosto de 2022, los que revisen su hipoteca en septiembre
tendrán que pagar
unos 305 euros más al mes (+3.660
euros al año), después de que en la revisión de hace un año ya pagaron hasta 120 euros mensuales más. Un coste
extra que, unido a la inflación y a los bajos salarios, va a recortar
aún más el consuno de las familias este otoño e invierno, frenando el
crecimiento y el empleo. Y que dificulta la concesión de hipotecas (ha
caído de febrero a junio) y la venta
de pisos (cae
ya 5 meses, hasta junio, agravando la crisis en la construcción). Además, suben
los tipos en las tarjetas y créditos al consumo (al 8,05% de
interés en julio, frente al 6,82% hace un año, según
el Banco de España).
Las empresas
también sufren los altos tipos del BCE, sobre
todo las pymes, que tienen ahora más
difícil endeudarse (los bancos miran “con lupa” los préstamos que dan) y más caro: los créditos hasta 250.000
euros han casi triplicado su coste (del 1,7% en 2022 al 4,84% en julio de
2023), los créditos de 250.000 euros a 1 millón han más que triplicado su tipo
(del 1,35% al 4,75%) y los créditos a empresas superiores al millón de euros
han cuadruplicado con creces su coste (del 0,83 al 4,87%), según
los datos del Banco de España, que reconoce que la subida de tipos ha
reducido el crédito a empresas y familias.
Y queda el efecto negativo de los altos tipos de interés sobre los paises, sobre sus cuentas
públicas, al encarecer los intereses
que han de pagar ahora por su deuda
pública. En el caso de España, con una deuda
de 1.569.000 millones de euros en junio (el 113% del PIB), ahora tenemos
que dedicar más recursos públicos a pagar intereses: el bono a 10 años, por el
que se pagaba el 0,76% en febrero de
2022, salto a un tipo del 3,657% en diciembre de 2022 y ayer
estaba al 3,738%. Sin estas subidas, ya estaba previsto destinar 31.275
millones del Presupuesto 2023 a pagar los intereses de la deuda, la 2ª partida
de gasto tras las pensiones.
En definitiva, que la
receta de subida de tipos del BCE, aunque sirve de poco para bajar la
inflación (lo que ha bajado es por la bajada de la energía y las
medidas de los Gobiernos), es muy
dañina para las familias, empresas y paises más endeudados, por lo
que recorta la actividad y el crecimiento, agravando el riesgo de recesión en Europa
y poniendo en peligro el empleo. Y más
en la Europa del sur, donde familias, empresas y paises son más vulnerables a la subida de tipos,
porque tienen menos ingresos (sueldos más bajos y menos recaudación fiscal),
menos competitividad y más deuda pública y privada. Además, el BCE comete una tremenda
desigualdad: sube los tipos igual a todos, aunque España (2,4%) o Grecia
(3,4%) tengan la mitad de inflación que Alemania (6,4%) o Austria (7,6%).
No lo van a hacer,
pero dado el estancamiento económico en Europa (provocado en parte por sus 9
subidas de tipos), lo que debería hacer el BCE es empezar a bajar los tipos, progresivamente,
para ayudar a reanimar las economías. Y en paralelo, la Comisión Europea debería poner en
marcha Planes de reactivación, como ha aprobado Alemania (aprobando un Plan de ayudas de 32.000 millones en 4
años). Todo ello, sin olvidar la inflación, pero avanzando en medidas
para frenar las subidas de la energía (con una reforma del mercado eléctrico,
que sigue pendiente) y ayudas a agricultores y ganaderos, para contener la
inflación de los alimentos provocada por la sequía y el clima. Nos
espera un otoño difícil en Europa, pero lo será más si el BCE persiste en su “extremismo monetario” y no
baja tipos (o incluso los sube, hoy o en octubre). Y si Bruselas no reanima la
economía, mientras España tampoco
hace nada, por un
parón
político que va para largo. Triste panorama.
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