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martes, 4 de marzo de 2025

8-M: las mujeres siguen discriminadas

Este sábado se celebra el 8-M, el Día de la Mujer, cuya discriminación olvidamos el resto del año. Este aniversario celebramos que hay más mujeres que nunca (25 millones) y que trabajan más de 10 millones. Pero sigue habiendo más mujeres inactivas, menos trabajando, con peores contratos, empleos y sueldos (la brecha salarial con los hombres se mantiene en -19,6%), más paradas y cobrando menos desempleo, con pensiones más bajas y más mujeres dependientes sin ayudas… Demasiadas discriminaciones que apenas mejoran. Y que tienen tres orígenes: los cuidados (las mujeres tienen que cuidar a hijos y padres), el desigual acceso al trabajo y a los mejores empleos y las interrupciones en la carrera laboral que recortan sus pensiones. Y sobre todo, porque los hombres “ayudamos” en casa pero no “compartimos tareas” para que puedan trabajar más y mejor. Es hora de mejorar la atención a la Dependencia, aumentar guarderías y mejorar la contratación y los convenios para las mujeres. Acabar con la discriminación de media España.

                            Enrique Ortega

Curiosamente, el número de mujeres ha aumentado en España este siglo mucho más que los hombres. Así, el 1 de enero de 2025 se superaron los 25 millones de mujeres censadas (25.009.634), casi 1 millón más que hombres (24.068.350 habitantes), según el INE. Es la mayor distancia entre mujeres y hombres en este siglo (+817.504 en el año 2.000 y +485.970 en 2008). Y de los 8,6 millones de habitantes más que hay en España (49,07 millones frente a 40,47 millones en el 2000), las mujeres han aumentado en +4.365.791 personas este siglo, más que los hombres (+4.242.011). Ha crecido el número de mujeres nacidas en España (+1,84 millones desde 2002), pero sobre todo han crecido las mujeres inmigrantes (+2,2 millones), que ya eran 3.390.951 en enero de 2025. Así que viven en nuestro país más mujeres que nunca (25 millones) y el 13,5% son mujeres nacidas fuera de España (en 2002, las extranjeras eran sólo el 5,5% de las mujeres).

Más mujeres que hombres y también más mujeres en edad de trabajar (más de 16 años): 21.487.600 mujeres frente a 20.322.500 hombres. Pero a partir de ahí, empiezan las discriminaciones a la mujer. La primera, que hay más mujeres inactivas, que ni trabajan ni buscan trabajo, que “tiran la toalla” aunque están en edad laboral, básicamente porque se dedican a “las tareas de casa”, a cuidar a los hijos (y maridos) o a padres y adolescentes dependientes (el 75% de los “cuidadores” son mujeres). A finales de 2024, había 9.973.700 mujeres inactivas frente a 7.383.000 hombres. A lo claro: hay 1.900.000  mujeres que han "renunciado" de entrada a trabajar.

A causa de esta 1ª discriminación, la tasa de actividad de las mujeres (trabajan o buscan trabajo entre 16 y 64 años) es del 71,38%, frente al 77,91% en los hombres. Una tasa mucho menor a la de las mujeres europeas: allí son “activas” el 70,2% de las mujeres de 20 a 64 años, frente al 65,7% en España, el 77,2%% en Alemania, el 71,7% en Francia y el 56,5% en Italia (otro país con pocas mujeres “activas”), según Eurostat. Desde la pandemia y tras la crisis de la energía y la alta inflación, hay en España más mujeres “activas” (+669.800 que en 2019), pero todavía sigue habiendo menos mujeres “activas” que hombres (11,4 millones frente a 12,77), aunque sean más población.

La 2ª gran discriminación es que hay menos mujeres con empleo. No sólo hay menos mujeres “activas” que lo buscan, sino que las mujeres tardan más en encontrar trabajo y lo encuentran peor que los hombres, a pesar de que están más formadas, según las estadísticas educativas. Así, a finales de 2024 había 10.151.200 mujeres ocupadas, frente a 11.706.600 hombres ocupados, según la EPA. Son más mujeres que nunca trabajando en España (había 5,8 millones de mujeres trabajando en el año 2000, frente a 9,9 millones de hombres), pero sigue habiendo más hombres con trabajo (+1,55 millones), aunque hay más mujeres. Y otra vez, la tasa de empleo femenino en España (70,5% de las que tienen entre 20 y 64 años) es inferior a la de las mujeres europeas (75,3% trabajan).

Además, las mujeres han conseguido llevarse más nuevos empleos que los hombres tras la pandemia: trabajan ahora 992.900 mujeres más que en 2019, frente a 898.000 hombres más. Eso sí, la mayor parte de estos empleos “ganados” por las mujeres han sido para las mayores de 50 años (+642.200 empleos), ya que las de menos edad apenas han ganado empleo (+64.000 para las mujeres entre 16 y 40 años) y lo han perdido las mujeres de 40 a 50 años (-7.200 empleos). Así que las que consiguieron trabajo son mujeres mayores, que dejaron de trabajar en su momento y han vuelto, sobre todo en los servicios (empleo doméstico y cuidados, hostelería, comercio y trabajos eventuales, muchas inmigrantes).

Con todo, las mujeres copan menos del 50% de los empleos en 73 de los 100 sectores económicos. Y aquí tropezamos con la 3ª gran discriminación laboral de las mujeres: trabajan en sectores más precarios y peor pagados, con contratos de menos calidad, peores puestos y categorías. Empezando por el tipo de contrato, las mujeres copan los contratos a tiempo parcial: de 3.059.000 asalariados a tiempo parcial (menos jornada o menos días), 2.252.600 son mujeres (el 73,6%), según la última EPA. Y si trabajan menos horas o días que los hombres no es porque quieran: la mayoría de las mujeres dicen que es porque no encuentran otro trabajo a tiempo completo. Y 357.000 mujeres trabajan a tiempo parcial para cuidar a un familiar (11 veces más que los hombres: sólo 33.000 lo hacen).

Las mujeres tienen también más contratos “temporales” que los hombres: de los 2.876.700 asalariados con contrato temporal (diciembre 2024), 1.609.800 son mujeres (el 17,90% de las que trabajan, frente al 13,20% de los hombres).

Además, el 44% de las mujeres trabaja en 7 sectores económicos que son los que tienen los sueldos más bajos. Y de las 10 actividades con nóminas más bajas, en 7 hay más mujeres que hombres trabajando: servicio doméstico, hostelería, sanidad, cuidados, actividades auxiliares, actividades artísticas y recreativas y comercio, según este estudio de CCOO. Pero también, hay muchas más mujeres trabajando en las categorías laborales más bajas y en empleos menos cualificados, ocupando menos puestos directivos, donde se frena la promoción a mujeres: sólo el 34,5% ocupan puestos de gerentes y directivos.

Esta mayor precariedad en los empleos de las mujeres conduce a la 4ª gran discriminación laboral: tienen peores sueldos que los hombres. El sueldo medio bruto de los hombres es de 29.615 euros frente a 24.758 euros las mujeres, según la EPA (Decil de Salarios 2023). Eso supone una “brecha salarial” para las mujeres del -19,6% (lo que tendría que subir su sueldo para igualarse a los hombres). Una brecha que se ha estancado: era del -19% en 2022, aunque mejora respecto a 2019 (-22,6%), 2014 (-31,4%) y 2008 (-30%), según CCOO. Y una brecha salarial que es menor en España que en el resto de Europa, según Eurostat: era del -8,7% en 2022 (diferencia por sexo en el salario hora), frente al -17,7% en Alemania, -13,9% en Francia y -4,3% de diferencia salarial en Italia.

Esta brecha salarial” del -19,6% en España, según el INE, es mayor en 6 sectores de actividad, algunos con mucho peso del empleo femenino: actividades administrativas (-36% de diferencia salarial las mujeres), actividades profesionales, científicas y técnicas (-35%), sanidad y servicios sociales (-31%), comercio (-31%), inmobiliarias (30%) y finanzas (-28%). Los estudios revelan que la principal causa de esta “brecha salarial” entre mujeres y hombres es el alto porcentaje de empleo femenino a tiempo parcial, que explica el 64% de la brecha, según CCOO. Y otro factor clave son los “complementos salariales”, la parte que se cobra junto al sueldo base: las mujeres apenas cobran “pluses” por nocturnidad, penosidad, esfuerzo físico o disponibilidad horaria, que pesan mucho en las nóminas de los hombres. Además, las mujeres cobran también menos por “antigüedad”, porque muchas han interrumpido sus carreras laborales para cuidar hijos y padres.

Y pasamos a otra discriminación de las mujeres, la 5ª: hay más mujeres en paro que hombres. A finales de 2024 había en España 2.595.500 parados EPA , de los que 1.362.600 eran mujeres paradas y 1.232.900 hombres desempleados. La tasa de paro femenina es más alta (11,83%) que la masculina (9,53%) y también mucho más alta que la tasa de paro de las mujeres europeas (6,2%). Eso sí, tras la pandemia, el paro femenino se ha reducido algo más (-296.200 desde 2019) que el masculino (-273.200), aunque esta bajada se ha dado sobre todo entre mujeres de 25 a 54 años, mientras subió el paro femenino entre las más jóvenes (+11.000) y entre las mujeres mayores de 55 años (+13.400 paradas que en 2019), porque intentan ahora recolocarse y ayudar económicamente en casa.

No sólo es que haya más mujeres paradas que hombres, es que además cobran menos desempleo, la 6ª discriminación, porque han cotizado menos años y por sueldos más bajos. Así, aunque hay más mujeres paradas que hombres, en noviembre de 2024 (último dato de Trabajo) había 451.041 paradas cobrando una prestación contributiva y 430.615 parados hombres. Y estas paradas cobraban una media de desempleo de 941 euros al mes, frente a los 1.076,4 euros que cobraban los parados hombres. Una “brecha” en el desempleo del -14,20%, que es mucho mayor en las paradas de más edad (-18,47% de brecha en las paradas de 50 a 54 años, -23,18% las desempleadas de 55 a 59 años y -24,11% de brecha en el desempleo para las paradas de 60 y más años). Sólo cobran el mismo subsidio (463,21 euros mensuales) que los hombres el millón largo de mujeres (1.006.862 paradas) que cobran el subsidio asistencial (frente a 795.591 hombres).

Y tras una vida con menos actividad, menos y peores empleos, las mujeres se jubilan con peores pensiones, la 7ª discriminación. Por un lado, la pensión media de los hombres es de 1.564,53 euros, frente a 1.071,76 euros las mujeres, según los datos de la Seguridad Social al 1 de enero de 2025. Una “brecha” de pensiones del -45,97%. Y si miramos la diferencia de pensiones de jubilación (las cobran 3,84 millones de hombres y 2,71 millones de mujeres), la brecha es similar, del -43,95%: 1.714,47 euros de jubilación media para los hombres, frente a 1.190,95 euros la jubilación de las mujeres. Sólo cobran más pensión las viudas (por sus maridos) que los viudos: 960 euros (2,14 millones de mujeres viudas) frente a 639,90 los hombres (sólo las cobran 209.625 viudos).

Queda otra discriminación más, la 8ª: la desigualdad en la Dependencia, debido a que las mujeres viven más años que los hombres (86,20 años de media frente a 80,74) y por tanto tienen más riesgo de necesitar ayuda y ser dependientes al final de su vida. De hecho, casi 2 de cada 3 dependientes con más de 80 años son mujeres (el 61,06% en 2024). Y por eso sufren más que los hombres el problema de los retrasos en las ayudas (142.446 dependientes a finales de 2024) y en el reconocimiento de la dependencia (otros 127.879 están pendientes de valoración), según el balance de los Directores de Servicios Sociales. Y estos retrasos provocan que 94 dependientes mueran cada día sin recibir la ayuda solicitada o a la que tienen derecho, 57 de ellas mujeres dependientes.

Por si fueran pocas estas discriminaciones, las mujeres sufren otra discriminación más, la 9ª de la lista, la que sufren en su propia casa, porque cargan con la mayor parte de las tareas del hogar y de los cuidados de niños y padres, complicando más su vida laboral. De hecho, el 45,86% de las mujeres cargan con la mayor parte de las tareas del hogar, algo que sólo hacen el 14,92% de los hombres. Y otro 34,96% de mujeres realizan una parte importante de las tareas, aunque compartida. Esto significa que el 80,82% de las mujeres cargan con las tareas del hogar, frente al 48,61% de los hombres. Y un 51,37% de los hombres (unos 12 millones) confiesan que “hacen poco o nada”, según la última Encuesta del INE (2021). Además, el 40,2% de las mujeres se ocupan “mayoritariamente” de los niños, frente al 4,8% de los hombres. Y un 48,3% de cuidar a los mayores (frente al 20,5% los hombres).

En resumen, que trabajan más mujeres que nunca, pero siguen con la discriminación de trabajar menos, con empleos más precarios y peor pagados, con más paro y peor desempleo y pensiones, con más años de vida y un mayor riesgo de ser dependientes. Y con poca ayuda en casa de los hombres, que “ayudan” pero no comparten tareas y cuidados.

Cara al futuro, hay tres medidas claves para reducir las discriminaciones de las mujeres. Una, mejorar la atención a la Dependencia, para que los ancianos y jóvenes dependientes tengan más ayudas públicas (a domicilio y en centros de día y residencias) y no supongan “una carga” para las mujeres, a costa de su vida laboral. La segunda, una mayor atención a la infancia, desde el aumento de guarderías públicas asequibles a las ayudas por hijo, fomentando la conciliación entre la vida laboral y familiar, con más tareas compartidas por los hombres. Y la tercera, un Pacto social entre patronal y sindicatos, para reducir las desigualdades en las empresas y los convenios, desde el acceso al primer empleo a la igualdad en la contratación y en la promoción, buscando reducir la brecha salarial con mayores subidas de los sueldos más bajos (que suelen ser los de las mujeres).

Al final, cada año pasa lo mismo con el 8-M: se habla mucho de la discriminación de la mujer, se hacen manifestaciones de protesta, pero se avanza poco para conseguir una igualdad que, a este paso, tardará décadas en conseguirse. Avanzar en la igualdad de la mujer requiere pactar medidas concretas, en el Parlamento, en los convenios y en las familias, al margen de posiciones políticas y enfrentamientos de género. Estamos ante uno de los grandes retos de este siglo, como la crisis climática, la digitalización o la tecnología: lograr que alguien no sea discriminado por nacer mujer. Conseguir la igualdad para media España. Ganaríamos todos.

jueves, 7 de marzo de 2024

8-M: récord de mujeres trabajando

Mañana se celebra el 8-M y hablarán de la discriminación que las mujeres sufren todo el año. Hay avances: un récord histórico de mujeres trabajando (9,92 millones) y la brecha salarial con los hombres baja al -18,6%, la menor en 15 años. Pero sigue la discriminación: menos mujeres activas, menos trabajando (-1,4 millones que hombres), con peores contratos, puestos y sueldos (-4.341 euros de media), más paro, menos desempleo (cobran -16,28%), pensiones más bajas (-45% de jubilación) y sufren más la falta de ayudas a la Dependencia. La principal causa de su discriminación es que las mujeres cargan con “los cuidados” (hijos y dependientes), descuidando su profesión. Por eso, necesitamos enseñanza gratuita de 0 a 3 años y reforzar la Dependencia, para liberarlas. También aplicar Planes de igualdad en las empresas (2 de cada 3 no tienen). Y que los hombres ayuden en casa. Urge un Pacto nacional por la igualdad, desde la escuela al trabajo y los hogares, para mejorar la difícil situación de media España.

                    Enrique Ortega

Lo primero que choca es que la población femenina ha aumentado más que la masculina en España, según el Censo del INE, tanto en los últimos 5 años (+973.195 mujeres frente a +790.763 hombres, entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2024) como en los últimos 16 años (+1.797.909 mujeres frente a +1.216.062 hombres entre 2008 y 2024). Pero ojo, al mirar la cifra de habitantes con más detalle, se ve que la cifra de mujeres nacidas en España ha bajado (-16.610 mujeres entre 2008 y 2024, frente a +44.287 hombres) y que si hay más mujeres censadas en España hoy es porque han venido muchas mujeres nacidas en el extranjero (hay +1.724.519 que en 2008, según el INE), sobre todo latinoamericanas, marroquíes y rumanas. Así resulta que, de las 24.875.363 mujeres censadas el 1 de enero en España, 4.528.894 nacieron en el extranjero (el 18,2%). 

A partir de aquí, de las mujeres que viven en España, analicemos su situación. La primera discriminación es que hay muchas más mujeres inactivas, que no buscan trabajo y se quedan en casa. De los 40.818.900 españoles en edad de trabajar (más de 16 años), a finales de 2023 (EPA),  20.996.800 son mujeres y 19.822.100 hombres. Pero casi la mitad de esas mujeres potencialmente activas decidieron quedarse en casa (9.543.400 mujeres “inactivas”, el 45,5%), frente a menos hombres (7.198.100 “inactivos”, el 36,3%). Y cuando se busca la causa, el 20% de mujeres inactivas lo justifica en que atienden a menores y dependientes (de 25 a 49 años suben al 29,4%), frente al 4,9% de hombres que lo aducen. En otros casos, las mujeres no buscan trabajo porque tienen menos formación, piensan que no lo encontrarán o porque han decidido “dedicarse a su hogar”.

Lo positivo es que ,en los últimos años, muchas mujeres se han lanzado al mercado laboral, para aportar ingresos al hogar (muchas de ellas, inmigrantes). Y así las mujeres activas, que trabajan o buscan empleo, aumentaron en +609.300 entre 2019 y 2023, mientras los hombres activos sólo crecieron en +309.400. Las que más se han lanzado a buscar trabajo son las mujeres mayores de 45 años, sobre todo entre 55 y 64 años (casi +500.000 activas), que buscan trabajo como cuidadoras o empleadas de hogar y en el comercio, la hostelería y la limpieza. Pero, aunque hay más mujeres en edad de trabajar, sólo hay 11.453.400 mujeres activas (trabajan o buscan trabajo) frente a 12.624.100 hombres, según la EPA.

La segunda gran discriminación es que estas mujeres activas encuentran menos empleo que los hombres. Los datos educativos revelan que las mujeres acaban más formadas que los hombres, pero encuentran más dificultades para acceder al primer empleo: hay menos chicas que chicos trabajando entre los 16 y los 24 años. Un factor importante es que los roles de género llevan a que las niñas y adolescentes opten más por estudios y carreras de humanidades frente a las de ciencias, que son “más de chicos”. Un estudio reciente revela que la segregación se da tanto en FP (sólo un 7% de chicas se gradúan en titulaciones técnicas frente al 52% de chicos) como en la Universidad (sólo hay un 14% de mujeres en Informática, un 27% en carreras técnicas y un 37% en matemáticas y estadísticas), lo que reduce su empleabilidad. Además, también cuenta la discriminación en las pruebas de selección, en las prácticas y becas y en “la cultura” de muchas empresas, que en igualdad de condicionesprefieren contratar a un hombre que a una mujer”.

Al final, el resultado es que hay 1,4 millones de mujeres menos trabajando que hombres (aunque insisto, son más en edad de trabajar). A finales de 2023, había en España 21.246.900 personas ocupadas, 11.323.500 hombres (el 53,9%) y 9.923.400 mujeres. Un dato que refleja la discriminación laboral de la mujer, aunque también llama a la esperanza, porque las mujeres han conseguido una mayor parte de los nuevos empleos creados en España en 2023 (+437.200 de los 783.000 creados)  y entre 2019 y 2023 (+765.100 empleos, un 63,3% de los 1.208.500 creados en total). Con ello, el empleo femenino bate un récord histórico en España: nunca ha habido tantas mujeres trabajando (9.923.400 en diciembre de 2023) y son 1,2 millones más del anterior récord de empleo femenino (8.714.900 mujeres ocupadas en septiembre de 2008). Mientras, los hombres, aunque les ganan en empleos (11.323.500), todavía trabajan menos que en septiembre de 2007 (récord empleo masculino: 12.175.900). En 2024 se espera que trabajen en España más de 10 millones de mujeres, superando un listón impensable, aunque seguirá la discriminación mientras trabajen más hombres.

La tercera gran discriminación es que las mujeres tienen peores contratos, puestos de trabajo y categorías que los hombres. La reforma laboral (que entró en vigor el 31 de marzo de 2022) ha beneficiado a todos los trabajadores, reduciendo los contratos temporales y la precariedad, pero más a los hombres que a las mujeres, según los datos de la EPA. Así, el porcentaje de asalariados con contrato temporal ha bajado entre los hombres del 24,93% en 2019 al 14,2% a finales de 2023 (-10,73%) y del 27,37% al 18,9% entre las mujeres (-8,47%). Eso se debe, sobre todo, a que la mayor tasa de temporalidad se da en el sector público, donde hay más porcentaje de mujeres, sobre todo en sanidad y educación.

Con todo, el dato clave para explicar gran parte de la discriminación laboral de la mujer es que siguen aumentando los contratos a tiempo parcial (por horas o días): se hicieron +87.600 nuevos en 2023, +75.400 de ellos a mujeres. Eso refleja lo que pasa: las mujeres encuentran más trabajo que antes, pero la mayoría es a tiempo parcial. De hecho, de las 2.869.300 personas ocupadas a tiempo parcial, el 74% son mujeres (2.121.000). Y ojo, no es porque lo quieran así: la mitad de ellas dicen que es porque no encontraron un trabajo a jornada completa y de la otra mitad, solo un 10% eligió esa jornada, el 40% restante lo hace para cuidar a hijos y mayores dependientes.

Además de tener peores contratos, las mujeres se concentran en sectores con trabajos peor pagados y en categorías laborales más bajas, al margen de su formación. Unos ejemplos del INE: encargados (7,6% de los hombres y 4,7% de las mujeres), mandos intermedios (7,8% frente a 6,7%), directores de pequeña empresa o sucursal (8,3% frente a 4,9%). Además, el INE indica que sólo había un 34,8% de mujeres en cargos directivos (directoras o gerentes) de empresas en 2023. Y en los Consejos de Administración de las empresas del IBEX sólo hay un 37,3% de mujeres consejeras, un 20% en cargos ejecutivos, un 26% en la alta dirección y sólo un 11,8 % son presidentas.

Todas estas discriminaciones laborales, en los contratos, puestos de trabajo y categorías, se traducen en una 4ª discriminación, la más visible: las mujeres ganan menos que los hombres. Hay dos maneras de medir esta “brecha salarial”, las dos con datos del INE: una, el sueldo principal que refleja la EPA (último dato 2002) y la otra, la Encuesta de Estructura Salarial (último dato 2021). Según la primera estadística, el sueldo medio de los hombres fue de 27.642 euros brutos en 2022 y el de las mujeres 23.301 euros, 4.341 euros menos. Es una “brecha salarial” (lo que debería subir el sueldo de la mujer para equipararse) del -18,63%, alta, pero la menor en los últimos 15 años en España, según CCOO, que recuerda que ha bajado del -31,4% máximo en 2014 al -22,6% en 2019 y al -20,9% en 2021. Si nos atenemos a la estadística de salarios, en 2021, el salario medio bruto de los hombres era de 28.388 euros frente a 23.175 euros las mujeres, 5.213 euros menos,  una “brecha” del -22,5% según CCOO (no el 18,4% que dice el INE), porque es el porcentaje que tendría que subir el sueldo de la mujer para equipararse al hombre. Y esa brecha, medida con esta otra estadística, también ha mejorado y es la menor desde 2008 (-28%).

¿Por qué ganan menos las mujeres? Un informe de CCOO responde que el 70% de esta discriminación salarial se debe a que tienen un exceso de contratos a tiempo parcial (el 74% del total), contratos por horas o días en los que ganan menos de la mitad de lo que ganarían con un contrato a jornada completa (11.650 euros frente a 28.185, según el INE). Según el sindicato, si las mujeres tuvieran el mismo porcentaje que los hombres de trabajo a jornada completa, la brecha salarial bajaría del -18,6 al -5,7%, a menos de la tercera parte.

 Y otro factor que, según CCOO, pesa muy negativamente es que las mujeres cobran muchos menos complementos que los hombres y eso aumenta la brecha salarial final, que no es tan grande en el salario base. Así, las mujeres no suelen cobrar complementos como los que se abonan por esfuerzo físico, penosidad, nocturnidad o disponibilidad horarias, que suelen estar “masculinizados”. También cobran menos complemento por antigüedad, dado que la maternidad acorta sus carreras profesionales. Y en paralelo, como tienen menos puestos directivos, cobran también menos pluses y bonus discrecionales ligados a tareas directivas.

Hay otro factor más que explica los menores salarios de las mujeres: los sectores en los que trabajan mayoritariamente, que tienen sueldos más bajos. Así, el 42% de las mujeres asalariadas se concentran en 7 sectores que pagan un salario por debajo de la media (2.128 euros mensuales en 2022, según la EPA): empleo doméstico (cobran 981 euros brutos de media), hostelería (1.390 euros), agricultura, ganadería y pesca (1.477), actividades administrativas y auxiliares (1.567), actividades artísticas y recreativas (1.598), otros servicios, entre ellos los cuidados (1.599 euros) y comercio (1.771 euros).

Y llegamos a la 5ª gran discriminación: hay más mujeres que hombres en paro, debido a que aumentan las que buscan trabajo y la mayoría de empleos se los llevan los hombres. A finales de 2023, en España había 2.830.600 parados (EPA), de los que 1.530.000 eran mujeres (13,3% de tasa de paro) y 1.300.600 eran hombres (10,30% de tasa de paro sobre activos). Y se ha reducido menos el paro entre las mujeres que entre los hombres, tanto en 2023 (-93.000 frente a -100.400) como respecto a 2019, antes de la pandemia (-128.800 frente a -205.500 que redujeron el paro los hombres). La mayor parte del paro femenino se concentra en mujeres que trabajaban en la hostelería (144.600), el comercio (116.000), sanidad y servicios sociales (66.200), administrativas y servicios auxiliares (61.600), la educación (52.800) y la Administración Pública (-51.400), aunque la mayoría son paradas que perdieron su empleo hace más de 1 año (620.500).

Y estas mujeres paradas sufren la 6ª gran discriminación: el seguro de desempleo les cubre menos (porque muchas, por los cuidados, han interrumpido su cotización o no han cotizado) y les paga un subsidio menor. En 2023, había 983.997 mujeres beneficiarias del desempleo (sólo 408.000 con prestación contributiva, según lo cotizado y 574.729 con prestación asistencial), frente a 790.537 beneficiarios hombres (391.823 con prestación contributiva y 398.874 asistencial), según el SEPE. Pero como hay más mujeres paradas que hombres, la tasa de cobertura de las mujeres (el porcentaje que reciben alguna ayuda) fue del 63,3% de media frente al 75,7% los hombres. Y además de estar menos cubiertas, cobraron menos de subsidio contributivo (el asistencial son 480 euros mensuales, iguales para todos):  888 euros de media mensual las mujeres frente a 1.032.6 los hombres. Otra “brecha”, en el cobro del desempleo, del -16,28% (-20,29% para paradas de 50 años a 60 años y -23,20% para paradas mayores de 60 años), según los datos del SEPE.

Como las mujeres trabajan menos, ganan menos e interrumpen sus carreras de cotización o cotizan menos años (por los cuidados), también tienen pensiones más bajas que los hombres, la 7ª mayor discriminación de la mujer: la pensión media de las mujeres, el 1 de febrero de 2024, era de 1.020,93 euros, frente a 1.506,02 los hombres, según la SS, una “brecha” en todas las pensiones del -47,51%. Y en el caso de las pensiones de jubilación (que cobran 2.639.170 mujeres, frente a 3.811.619 hombres), la diferencia es también enorme: 1.132,89 euros de jubilación cobran de media las mujeres frente a 1.647,8 euros los hombres, otra “brecha” del -45,45%. La mayor brecha, fruto de las brechas de una vida…

Y queda otra discriminación más, la 8ª: la discriminación en la Dependencia, debido a que las mujeres viven más que los hombres (85,8 años de media frente a 80,3) y por tanto tienen más riesgo de necesitar ayuda y ser dependientes al final de su vida. De hecho, casi 2 de cada 3 dependientes con más de 80 años son mujeres (el 63,11%). Y por eso sufren más los problemas de retrasos en las ayudas (hay 158.198 dependientes reconocidos “en lista de espera” para recibir las ayudas, lo que provoca que 70 dependientes mayores mueran cada día sin recibirlas, 44 de ellos mujeres) y de falta de medios y atención, desde la ayuda a domicilio a la teleasistencia y la falta de residencias.

Por si fueran pocas estas discriminaciones laborales, las mujeres sufren también otra discriminación en su propia casa, porque cargan con la mayor parte de las tareas del hogar y de los cuidados de hijos y padres, complicando más su vida laboral. De hecho, el 45,86% de las mujeres cargan con la mayor parte de las tareas del hogar, algo que sólo hacen el 14,92% de los hombres. Y otro 34,96% de mujeres realizan una parte importante, aunque compartida. Eso supone que el 80,82% de las mujeres cargan con las principales tareas del hogar, frente al 48,61% de los hombres. Y un 51,37% de los hombres  (casi 10 millones) confiesan que hacen poco o nada, según la última Encuesta del INE (2021). Un 40,2% de las mujeres se ocupan mayoritariamente del cuidado de los niños, frente al 4,8% de los hombres. Y un 48,3% se encargan mayoritariamente del cuidado de los mayores, frente al 20,5% de los hombres.

En resumen, que aunque su ocupación mejora y baja la brecha salarial con los hombres, la situación de las mujeres en 2024 sigue siendo muy preocupante. Para CCOO, el problema de fondo es que hemos relegado a la mujer a los cuidados (de niños y padres o familiares dependientes) y con eso la hemos condenado a interrumpir su carrera laboral y tener más problemas para optar a mejores puestos, fomentando el trabajo a tiempo parcial y los bajos salarios. Se ha avanzado con la reforma laboral y las subidas del salario mínimo (que favorecen más a las mujeres), pero las desigualdades siguen ahí, de fondo, porque las mujeres siguen “atadas” a los cuidados. Por eso, muchos expertos apuestan por tomar 2 medidas claves para “liberarlas en parte”: aprobar la gratuidad de la enseñanza de 0 a 3 años (pendiente Presupuestos 2024) y mejorar la atención a la Dependencia, para que haya más ayudas y recursos, más atención pública a los dependientes en el hogar, en centros de día y en residencias.

En paralelo, los sindicatos se quejan de que las empresas, sobre todo las pymes, no se han tomado en serio los decretos que obligan a llevar un registro de salarios (obligatorio) y a aprobar Planes de igualdad, que son obligatorios en las empresas de más de 50 trabajadores desde el 8 de marzo de 2022. Han pasado 2 años y CCOO estima que no existen estos Planes en el 66% de las empresas. Y tampoco el sector público, desde los Ayuntamientos a las autonomías, Ministerios y empresas públicas, está dado ejemplo. Y falta una política de racionalización de horarios, desde las empresas a los restaurantes, locales de ocio y TV, que permita a las mujeres conciliar su trabajo con su familia. Y queda la gran asignatura pendiente, el reparto de tareas en el hogar, donde los hombres tienen que hacer mucho más (no sólo “ayudar”…) Y también los chicos adolescentes.

Al final, cada año pasa lo mismo con el 8-M: se habla mucho de la discriminación de la mujer, pero se avanza poco, poniendo parches a un problema muy complejo, como pasa también con la Crisis Climática. Y a este paso, la igualdad de la mujer tardará 135 años, según el Foro de Davos. Urge pactar acuerdos legislativos, económicos, laborales, educativos, sociales y familiares, para afrontar uno de los grandes retos de este siglo, al margen de las ideologías: lograr la igualdad para media España. Ganaríamos todos.

domingo, 5 de marzo de 2023

8-M: las mujeres, algo mejor (poco)

Llega el 8-M, uno de los pocos días que hablamos de la discriminación de las mujeres. Este año, el balance es algo más positivo: hay más mujeres trabajando que antes de la pandemia y 908.700 ocupadas más que en 2007, casi 9,5 millones en total, un récord histórico. Y 300.000 paradas menos que hace 15 años. Además, la reforma laboral ha reducido las mujeres con trabajo parcial o temporal. Y la subida del salario mínimo desde 2018 ha recortado su brecha salarial. Pero su situación sigue siendo preocupante: trabajan 1,5 millones mujeres menos que hombres, en peores puestos y con peores ingresos: ganan un 20,9% menos, cobran un 17% menos de paro y un 46% menos de jubilación. Y siguen ocupándose mayoritariamente de las tareas de casa, de los hijos y padres. Así que su mejora es lenta y a este ritmo, la igualdad tardará más de un siglo. Urge un Pacto por la igualdad, desde la escuela al trabajo y los hogares, para mejorar la situación de medio país. Tomémoslo en serio.

Enrique Ortega

En España hay algo más de 40 millones de personas en edad de trabajar (con 16 años y más). Y más de la mitad son mujeres (20.652.700), más que hombres (19.483.800). A partir de aquí, se rompe la igualdad. La primera discriminación llega en el paso siguiente, al pensar en ponerse a trabajar o no: las mujeres son menos “activas”, se lanzan menos a buscar trabajo, unas porque se casan y se dedican a las tareas del hogar y otras porque tienen que cuidar a sus hijos o a sus padres. La cifra es esclarecedora: de los 40,16 millones de españoles en edad de trabajar, 16,64 millones son “inactivos” (ni trabajan ni buscan trabajo) y más de la mitad de estos “inactivos” son mujeres (9.543.500 en 2022), según la EPA. Así que ya se ha roto la igualdad de partida y hay 2,4 millones de mujeres “inactivas” más que hombres. De hecho, la tasa de actividad de las mujeres españolas es sólo del 53,79% (61% las mujeres europeas) frente al 63,50% los hombres.

Sin embargo, en esta desigualdad de partida, la menor “actividad”, se ha dado un avance en los últimos 15 años: ahora hay 11.109.200 mujeres “activas” en España, trabajando o buscando trabajo (el 53,79% de las mayores de 16 años), frente a 9.572.100 mujeres activas en 2007 (menos de la mitad, el 49,61%). Son 1.537.100 mujeres más “buscándose la vida”, que se han visto obligadas a buscar trabajo (y atender a la vez la casa, los niños y padres o discapacitados) para ayudar a su familia tras la crisis financiera, primero, y la pandemia y la inflación después. Pero aún hay muchas más inactivas que hombres.

La segunda discriminación de partida es que las mujeres que buscan trabajo consiguen menos empleos que los hombres. Los datos educativos indican que están más formadas que los hombres, pero hay una discriminación efectiva en el acceso al primer empleo, les cuesta más a las chicas que a los chicos. Así, entre 16 y 19 años, trabajan hoy 65.000 mujeres frente a 88.400 hombres. Entre 20 y 24 años, 438.700 chicas frente a 529.900 chicos. Y entre 25 y 29 años, 829.000 mujeres frente a 924.000 hombres. Esta discriminación se continúa después, en cascada, en el resto de edades, lo que produce la mayor discriminación para las mujeres, peor que la de sus salarios: en España trabajan hoy 9.486.200 mujeres frente a 10.977.700 hombres. Hay más mujeres en edad de trabajar, pero hay 1.491.500 mujeres ocupadas menos que hombres. La tasa de empleo de las mujeres es del 60,5% (65,2% en la UE y 73,5% en Alemania), frente al 70,3% los hombres.

Pero aquí, con ser datos preocupantes, también ha habido un gran avance en los últimos 15 años. Por un lado, hay más mujeres trabajando (9.486.200) que antes de la pandemia (9.158.300) y las mujeres se han llevado más empleos de los creados desde 2019 que los hombres (+327.900 frente a +169.100). Y por otro, se ha dado un salto de gigante en el empleo femenino respecto a 2007: hoy trabajan 908.700 mujeres más que antes de la crisis financiera (9.486.200 frente a 8.577.500), una cifra de mujeres ocupadas que nunca se había alcanzado en España, según la EPA. Y en contrapartida, hoy trabajan 1.198.200 hombres menos que en 2007 (10.977.700 frente a 12.175.900). Pero no olvidemos que todavía, hay casi 1,5 millones de mujeres menos trabajando que hombres.

La tercera discriminación de partida que sufren las mujeres es que tienen peores contratos, ocupaciones y categorías que los hombres, lo que se traduce en peores sueldos, según se detalla en este estudio de CCOO. Respecto a los contratos, se les imponen más dos tipos de contratos precarios y mal pagados: los contratos a tiempo parcial (por horas o días) y los contratos temporales. Veámoslo. Del total de ocupados a tiempo parcial, 2.781.700 a finales de 2022, el 73,5% son mujeres (2.045.600). Y la mayoría reconocen que tienen este contrato “porque no encuentran otro a jornada completa” (el 51,7%) o porque es el único que les permite cuidar a hijos y padres (lo argumentan el 16,2% de las mujeres y el 2,7% de los hombres). Consecuencia: ganan menos, porque el salario de estos contratos a tiempo parcial  es el 40,3% del salario a jornada completa (11.642 euros frente a 28.881), según el INE.

Las mujeres tienen también más contratos temporales que los hombres: a finales de 2022 eran temporales el 20,55% de los contratos de las mujeres (1.724.300) y el 15,47% de los hombres (1.390.400), según el INE. Y en el sector público, la discriminación es mayor, según CSIF: hay el doble de mujeres con contrato temporal (712.000) que hombres (352.000). Y esto lleva acaparado, además de más precariedad, peores sueldos para las mujeres: un trabajador con contrato temporal gana el 72,2% que uno con contrato indefinido (19.228 euros de media frente a 26.623 euros), según el INE.

Aquí también, las mujeres han avanzado en el último año, gracias a la aprobación de la reforma laboral, que ha reducido los contratos a tiempo parcial y temporales. Así, los contratos a tiempo parcial de las mujeres se han reducido en -25.000 en 2022 (y  crecieron +68.700 en los hombres) y aumentaron en +157.000 sus contratos a tiempo completo (sólo aumentaron +78.100 en los hombres), según el INE. Y los contratos temporales se han reducido drásticamente el año pasado (de 2.290.500 a 1.724.300): cayeron del 27,77 al 20,55% del total de contratos de las mujeres (y del 23,12 al 15,47% en los hombres). Pero no olvidemos que, a pesar de esta mejora, las mujeres tienen más contratos precarios.

Otra discriminación laboral de las mujeres, además de tener peores contratos, es que trabajan más en las actividades peor pagadas. Así, trabajan más mujeres (el 41% de las mujeres y el 32% de los hombres) en los 7 sectores que tienen un salario inferior a la media, según el informe de CCOO: empleo doméstico, hostelería, agricultura, cuidados, servicios administrativos y auxiliares, actividades artísticas y recreativas y comercio. Y además, las mujeres se concentran en las ocupaciones no cualificadas y peor pagadas: técnicos y profesionales salud y enseñanza (70% mujeres y un 10% menos de sueldo), oficinas y atención al público (72% mujeres y -12% sueldo), trabajadores de los servicios de salud y cuidados (80% mujeres y -36% ingresos), restauración y comercio (62% mujeres y -21% sueldo medio) y trabajadores no cualificados de los servicios (82% mujeres y -40% de sueldo).

Otra discriminación laboral es que las mujeres acceden menos a los puestos directivos y a responsabilidades de dirección: España tiene sólo un 6% de mujeres en puestos de dirección general, sólo un 17% de mujeres entre los directivos que reportan al CEO (primer cargo ejecutivo) y un 33% de los consejeros de las empresas, según el estudio “Woman matter España: tramos pendientes”, de la consultora McKinsey. Y la presencia de mujeres sólo alcanzan el 16,5% de los Comités de Dirección, el 37,4% de los consejeros de las empresas del IBEX-35, donde sólo hay 4 presididas por mujeres. Y si se analizan 119 grandes empresas, sólo 13 cuentan con alguna mujer en sus órganos de gestión, según el IESE.

Todas estas discriminaciones de la mujer en el trabajo, desde el tipo de contrato al sector donde trabajan, su cualificación o su categoría y responsabilidad se traducen en la discriminación más conocida (aunque no sea la peor): la discriminación salarial. En 2021, la “brecha salarial, lo que debería subir el sueldo de las mujeres para igualarse al de los hombres, fue del 20,9% (ganaron de media 22.601 euros brutos frente a 27.322 los hombres), según el cálculo de CCOO a partir de la EPA. Una “brecha” salarial peor que la de 2020 (19,3%), pero que ha bajado sensiblemente desde 2018 (26,5% de “brecha”), gracias sobre todo a la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que aumentó un 47% estos 5 años (de 735 a 1.080 euros), lo que ha beneficiado más a las mujeres (que son un 55% de los 2,5 millones de trabajadores que cobran el SMI).

Con todo, la “brecha salarial” entre mujeres y hombres sigue siendo muy elevada. La culpa de un 40% de esta brecha se debe a que las mujeres copan los contratos a tiempo parcial (73,5% del total), según el análisis de CCOO. Otro factor clave son los complementos salariales (por puesto directivo, peligrosidad, nocturnidad, disponibilidad horaria, antigüedad…), que suponen el 39,4% del salario final de los trabajadores y que tienen mucho más peso en las nóminas de los hombres que en las de las mujeres. Y el tercer factor clave para explicar la brecha salarial, según CCOO, es la maternidad, que lastra el salario de las mujeres” y también su empleo. Así, la tasa de empleo (entre 25 y 34 años) está más próxima entre hombres (83,7%) y mujeres sin hijos (71,9%), pero empieza a caer cuando las mujeres tienen un hijo (al 68,9% de empleo, mientras en los hombres sube al 88,6%: ojo, ellos trabajan más con 1 hijo) y se desploma con 3 hijos (64,6% de empleo en las mujeres y el 90% en los hombres). Y tras el primer hijo, el salario de las mujeres cae un 11%, llegando a perder a medio plazo hasta el 28% de su sueldo inicial.

La brecha salarial de las mujeres (-20,9% de sueldo) aumenta si trabajan en una serie de sectores "malpagados", que además son los más feminizados, con más porcentaje de mujeres: administrativas y servicios auxiliares (-44% de brecha salarial y 56% trabajadoras son mujeres), cuidados (-43% de brecha y 68% mujeres), actividades profesionales científicas y técnicas (-42% sueldo sobre hombres y 57% mujeres), inmobiliarias (-42% brecha y 61% mujeres), finanzas y seguros (-37% brecha y 55% mujeres), sanidad y servicios sociales (-27% brecha y 78% mujeres) y comercio (-35% brecha y 52% mujeres), según el informe de CCOO.

Esta no es la única brecha de ingresos que sufren las mujeres. Si se quedan en paro (había 1.740.085 mujeres paradas inscritas en las oficinas de empleo en febrero de 2023, frente a 1.168.312 hombres), también cobran menos que los hombres, generalmente porque muchas de ellas han cotizado por desempleo menos tiempo o con interrupciones (por la maternidad y los cuidados). Así, la media que cobraron las mujeres en paro que recibieron un subsidio contributivo  (395.816, una minoría, porque la mayoría reciben un subsidio asistencial) fue de 823,50 euros, una “brecha” del -17,23% sobre lo que cobraron los parados hombres (965,4 euros de media). Y esta brecha es mayor del 20% para las mujeres paradas con más de 50 años (alcanza el 29,72% de diferencia entre las mayores de 60 años), según datos del SEPE.

Al final de su vida laboral, cuando se jubilan, las mujeres se encuentran con otra brecha mayor: cobran de media un 48,94% menos de pensión (966,40 euros frente a 1.439,42 euros), según los datos de pensiones de la SS a 1 de febrero. Y en el caso de la pensión de jubilación, la brecha de las mujeres es del -46,84% sobre lo que cobran los jubilados hombres (1.071,45 euros frente a 1.573,56 euros). Esto se debe a que las mujeres cobran normalmente menos sueldos y tienen más interrupciones en sus cotizaciones, por la maternidad y los cuidados a padres y discapacitados (que básicamente hacen ellas). Eso explica también que las mujeres reciban un menor número de pensiones de jubilación: 2.555.661 pensiones de jubilación de mujeres frente a 3.772.863 de hombres, según la SS.

Y después de jubilarse, las mujeres viven más años que los hombres (su esperanza de vida es de 85,8 años, frente a 80,2 los hombres), con lo que tienen más riesgos de necesitar ayuda y convertirse en dependientes al final de su vida. De hecho, 2 de cada 3 dependientes con más de 80 años son mujeres. Y por eso, sufren más los problemas de faltas de residencias y atención especializada y las “listas de espera” (dependientes con derecho reconocido que esperan atención), que afectan a 179.380 dependientes. Y eso provoca que sean mujeres 44 de los 70 dependientes mayores que mueren cada día sin que les llegue la ayuda de la dependencia que tienen reconocida.

Por si fueran pocas todas estas discriminaciones, la mujer sufre también otra discriminación en su propia casa, porque carga con la mayor parte de las tareas del hogar y de los cuidados de hijos y padres, lo que además complica su trayectoria laboral. Los datos son evidentes: el 49,7% de las mujeres que viven en pareja se ocupan de la mayor parte de las tareas domésticas, frente a sólo el 4,3% de los hombres, según la Encuesta ECEPOV del INE (diciembre 2022). Y si se suman las que hacen una parte importante de las tareas, resulta que el 95,1% de las mujeres asumen la totalidad o buena parte de las tareas domésticas, frente a sólo el 50% de los hombres. Un 40,2% de las mujeres se ocupan mayoritariamente del cuidado de los niños, frente al 4,8% de los hombres. Y un 48,3% se encargan mayoritariamente del cuidado de los mayores, frente al 20,5% de los hombres.

En los últimos dos años, se aprobaron dos Decretos-Leyes para conocer la discriminación salarial de las mujeres (es obligatorio que las empresas lleven un registro) y para implantar Planes de igualdad en empresas de más de 50 trabajadores (obligatorios desde el 8 de marzo de 2022). Así que ahora, sindicatos y empresas conocen  mejor la situación, Pero falta que aprueben medidas en los convenios para reducir la discriminación laboral y salarial, donde se ha avanzado poco, junto a más incentivos al empleo femenino. Y en paralelo, hay que actuar en otros frentes: en la educación (para extender la educación pública de 0 a 3 años), en la Universidad (para promover que las mujeres estudien más carreras técnicas y FP), en las empresas y organismos públicos (para promover el acceso de mujeres y su promoción interna, además de medidas de conciliación laboral y racionalización de horarios) y en los hogares, para que los hombres se repartan de verdad  las tareas y el cuidado de niños y mayores. 

Con la desigualdad entre hombres y mujeres pasa lo mismo que con el Cambio Climático: si se avanza poco a poco, poniendo parches, la solución no llegará este siglo: al ritmo actual, la igualdad de las mujeres tardaría 135 años, según el Foro de Davos. Urge acelerar las medidas económicas, laborales, educativas y sociales, como uno de nuestros grandes retos en las próximas décadas, al margen de las ideologías. Media España exige igualdad.

lunes, 8 de marzo de 2021

8-M: la pandemia penaliza a las mujeres


La pandemia ha trastocado la vida de todos, pero más de las mujeres: han estado en 1ª línea en residencias, centros de salud y hospitales, se han contagiado más, han perdido más empleos y tienen más paro, mientras en casa han tenido más tareas y teletrabajo. Y siguen con las desigualdades de antes: trabajan menos (1,6 millones menos, cuando son más que los hombres), en peores puestos y con contratos más precarios, con lo que ganan un 21,4% menos. Y cobran un -12,88 de paro y un -34% de pensión, mientras dos tercios de los dependientes que mueren sin ayuda son mujeres. Se ha avanzado, pero a este ritmo, la igualdad salarial tardará 43 años. Lo positivo es que las empresas de más de 100 trabajadores tienen que negociar ahora y meter en convenio un Plan de igualdad y publicar sus salarios. Falta un Plan de choque, para que la recuperación traiga más empleos a las mujeres. Y repartir el trabajo en casa.

Enrique Ortega a partir de Rodchenko

La pandemia ha penalizado doblemente a las mujeres, en su salud y en su economía. Por un lado, las mujeres han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia, en residencias de ancianos, centros de salud y hospitales, así como en la educación, las tiendas y supermercados, lo que se ha traducido en más contagios: un 52,5% de los contagiados en España son mujeres, según el informe RENACE. Eso sí, han muerto menos mujeres (el 40% del total), porque la tasa de letalidad ha resultado mayor entre los hombres, sobre todo a partir de los 70 años, porque que suelen tener más enfermedades previas (cardiovasculares, respiratorias, hipertensión y diabetes) y también por razones genéticas.

Por otro lado, la pandemia ha afectado más a la economía de las mujeres, por dos razones. Una, porque trabajan más en los sectores más castigados por la pandemia: turismo y hostelería (56% mujeres), comercio (65%) y en general los servicios (donde trabajan el 88,7% de las mujeres frente al 64% de los hombres). La otra, porque tenían trabajos más precarios, que han sido los primeros en perderse con la recesión post-COVID: las mujeres tienen un 26,6% de contratos temporales (frente al 22,8% los hombres) y son el 74,3% de todos los asalariados con trabajos a tiempo parcial, por horas o días (más vulnerables).

El resultado es que las mujeres han perdido más empleo con la pandemia, empezando porque han perdido el récord de trabajar más de 9 millones de mujeres, alcanzado en 2019 por primera vez en la historia de España. En febrero de 2021 había 8.781.589 mujeres afiliadas a la Seguridad Social, -218.342 mujeres menos, un -2,42% de caída en el último año (desde febrero 2020), frente a 10.068.522 hombres afiliados (-210.955, un -2,05%), según los últimos datos del Ministerio de SS. Las mayores pérdidas de afiliación se han dado en la hostelería (-296.010), ocio y actividades recreativas (-48.886), otros servicios (-31.298) y empleadas domésticas (-12.607), sectores con fuerte presencia femenina.

Pero la pérdida de empleo con la pandemia se ve mejor en la última EPA, del 4º trimestre de 2020, publicada por el INE: el año pasado se perdieron -622.600 empleos, -338.800 los perdieron los hombres (-3,12%) y -283.800 empleos las mujeres (-3,10%), un porcentaje bastante similar dado que hay más hombres que trabajan. Pero han perdido comparativamente más empleos en 2020 las chicas jóvenes de 16 a 19 años (-51,25% frente al -33,98% los chicos) y las chicas de 30 a 39 años (-7,12% frente a -6,22 los chicos).

Además de perder empleo, hay mujeres “aparcadas” en los ERTEs, esperando volver a trabajar o ser despedidas. Y son más que los hombres: a finales de febrero de 2021 había 899.383 trabajadores en ERTES, 477.132 eran mujeres y 422.251 hombres (a pesar de que hay 1,2 millones menos de mujeres afiliadas a la SS), según los datos del Ministerio de SS. Y la mitad de estos ERTEs estaban en la hostelería (446.999 trabajadores de media en febrero), junto a los que trabajan en servicios de comidas y bebidas (32.998 en ERTE) y alojamiento (120.011 trabajadores), los sectores con más mujeres. Y estos ERTE, dominados por las mujeres, se dan sobre todo en Barcelona (151.067), Madrid (120.058, Las Palmas (52.726), Valencia (46.862), Alicante (42.675), Málaga (41.516), Baleares (39.044) y Tenerife (37.465), el mapa donde hay más trabajadores (y mujeres) en ERTE.

Y también ha aumentado más el paro entre las mujeres el último año: +408.707 paradas más en febrero 2021 (+21,5%) frente a +354.035 hombres más sin trabajo (+26,2%), según los últimos datos del Ministerio de Trabajo. Y el aumento del paro ha sido porcentualmente mayor (de febrero 2020 a febrero 2021), entre las chicas jóvenes menores de 25 años: +40,56% (+51.356) frente a +39,76% los chicos. Y la tasa de paro femenino (18,47% de las mujeres) sigue muy por encima de la de los hombres (14,30%) y duplica con creces la media europea (7,4% en la UE), superada sólo por la de Grecia (20%), según Eurostat.

Hasta aquí, el efecto inmediato de la pandemia en las mujeres, mientras se mantiene (y crecerá) la desigualdad que ya había antes de esta crisis. La primera gran desigualdad sigue siendo que las mujeres trabajan menos que los hombres. Son más población, concretamente 938.063 mujeres más que hombres (24.144.815 frente a 23.206.752, según el Censo al 1 de julio de 2020). Y sin embargo, hay menos mujeres activas, que “trabajan o buscan trabajo” (10.865.900 mujeres frente a 12.198.200), porque muchas mujeres dejan de trabajar o ni lo intentan por cuidar a sus hijos y padres.  Y así, hay menos mujeres trabajando: 8.874.500 mujeres frente a 10.469.800 hombres, a finales de 2020, según la última EPA. Son 1.595.300 mujeres menos trabajando, una "brecha" de empleo que apenas ha mejorado (eran 1.650.000 menos trabajando a finales de 2019).

La otra gran desigualdad de las mujeres, junto a trabajar menos, es que ganan menos, un -21,4 en 2018, el último año del que el INE ha publicado datos de salarios: el sueldo medio bruto de las mujeres era de 21.011,89 euros frente a 26.738,19 euros los hombres, -5.726 euros anuales (-477 euros al mes). Esta brecha salarial es casi la misma que en 2008 (-21,87%), aunque ha mejorado desde la mayor diferencia en 2013 (-23,99%) y sobre 2019 (-21,92%). Pero es una mejora tan pequeña que, a este ritmo, harían falta 43 años (hasta 2061) para igualar los salarios de hombres y mujeres en España, según este informe de CCOO. Y eso que estamos casi en la media europea, que tiene una brecha salarial del -24%, aunque se estima que habrá aumentado un 1% con la pandemia.

Por autonomías, la brecha salarial de las mujeres es mayor que la media en Asturias (-29,6%), Aragón (-24,65%), Andalucía (-24.44%), Navarra (-23,18%), Castilla y León (-22,89%), Cantabria y País Vasco (-22,56%), la Rioja (22,75%) y Cataluña (-22,17%). Y menor en Baleares (-13,72%), Canarias (-14,70%), Extremadura (-17,54%) y Madrid (-19,76%), según los datos de salarios del INE (2018). Y es llamativa la diferencia en esta brecha según la edad de las mujeres: está en la media entre 16 y 24 años (sobre el -21%), baja la diferencia entre 25 y 39 años (por debajo del -20%), se mantiene cerca de la media entre 40 y 49 años (-20,9%)  y sube mucho (-25% y más) entre los 50 y 60 años, según el informe de CCOO.

¿Por qué se da esta diferencia de sueldos entre hombres y mujeres? La principal razón es que las mujeres trabajan menos horas que los hombres. Eso se ve en el salario por hora trabajada, donde la brecha se reduce a la mitad: -11,9% en España, frente al 14,1% en la UE-28, el 3,9% en Italia, el -79% en Grecia, el -8,9% en Portugal, el -15,8% en Francia o el 20,1% en Alemania, según los últimos datos publicados por Eurostat (de 2018). Eso se debe, básicamente, a que las mujeres hacen jornadas más cortas y tienen más contratos a tiempo parcial, por horas o días: los tienen el 25,3% de las mujeres que trabajan, frente al 7,23% de los hombres. Y de los 2.800.000 asalariados que trabajan en España a tiempo parcial, más de 2 millones son mujeres. Consecuencia: estos contratos a tiempo parcial (el 76% son de mujeres) tienen un sueldo que es el 39,8% inferior a los contratos a tiempo completo.

Las mujeres trabajan más a tiempo parcial para cuidar a hijos y padres y muchas (el 60%) porque no encuentran un trabajo a tiempo completo, solo por horas, básicamente en sectores “feminizados”: restaurantes, hostelería, comercio, servicio doméstico, vendedoras y empleadas de oficina. Y un dato muy explícito: en 2020 se dieron 54.723 excedencias laborales para cuidar a familiares y el 87,2% las pidieron las mujeres, que cada año dejan de trabajar al menos un mes (el 5,6% de las mujeres y el 2,6% de los hombres) para cuidar a alguien.

El segundo motivo de que las mujeres ganen menos es el tipo de contrato: tienen más contratos temporales (26,6%) que los hombres (24,6%). Y un trabajador temporal cobra, de media, un 30% menos que uno con contrato indefinido, según los datos de salarios del INE. Y el tercer motivo es que las mujeres trabajan más en sectores peor pagados, con mayor brecha salarial que la media: actividades administrativas y servicios (-32,19% de brecha salarial), otros servicios (-31,4%), actividades profesionales (-30,7%), actividades sanitarias (-28,02% de brecha salarial), comercio (-26,92%) e inmobiliarias (-25,27%) según el informe de CCOO. Y son mayoritarias las mujeres en la hostelería (56%), el comercio (58%), los servicios auxiliares (57%)y las inmobiliarias (62% mujeres), lo cuatro sectores con los salarios más bajos (de 12.809 a 18.744 euros brutos anuales), según el INE. Y en el caso de los empleados públicos, hay 900.000 interinos, el 70% mujeres (en sanidad y educación).

La cuarta razón, y muy importante, por la que las mujeres ganan menos es que cobran menos complementos, que suponen un tercio del sueldo final y más. Los hombres no sólo reciben más complementos (antigüedad, peligrosidad, penosidad, turnos, nocturnidad, pluses…) sino que además cobran más por ellos, con lo que si la brecha en el salario base es del -19,65%, con los complementos sube al -25,85%. Y al -28.85% si se añaden las pagas extras. Pero donde hay más brecha (-72,86%) es en el pago de horas extras. Primero, porque las mujeres hacen muchas más horas extras gratis, un 48% del total frente al 43% los hombres. Y además, cobran un 73% menos por las que les pagan: 3,11 euros de media las mujeres frente a 11,46 euros las mujeres, según un estudio de UGT.

Y todavía hay una 5ª razón para explicar por qué las mujeres ganan menos: ocupan peores puestos en las empresas: sólo hay un 36% de mujeres directivas y un 39% de técnicas, según la EPA, siendo mayoría en los puestos menos especializados, a pesar de que las mujeres tienen mejor formación que los hombres (el 54% de los universitarios son mujeres). Y entre las empresas que cotizan en Bolsa (127), sólo el 25,7% de los consejeros son mujeres, un porcentaje que sube al 31,17% entre las 35 grandes empresas del IBEX. Y hay 10 empresas cotizadas sin ninguna mujer en el Consejo y 25 sólo con una , mientras el objetivo es alcanzar el 40% en 2022, que ya cumplen 4 (REE, CaixaBank, IAG-Iberia y Banco Santander), según el último informe del IESE y Atrevía. Y otro año más, hay menos mujeres que hombres en puestos directivos de la Administración, Universidad, judicatura y la mayoría de empresas, bancos e instituciones.

La brecha salarial entre hombres y mujeres se extiende también al cobro del desempleo y a las pensiones. En las colas del paro hay más mujeres (2.304.779 paradas) que hombres (1.704.010 parados), un 57,5% del total, pero son menos las que reciben algún subsidio (el 53%) y son más los parados hombres que reciben un subsidio contributivo (864 euros/mes): 579.120 hombres y 569.483 mujeres en enero 2021, según Trabajo. Y además, debido a sus mayores nóminas y periodos de cotización, el paro que cobran los hombres es mayor: 922,80 euros mensuales de media frente a 804 euros las mujeres. Brecha desempleo: -12,88%.

Y vayamos a otra brecha, la de las pensiones. Aunque hay más mujeres en España, como trabajan menos, hay menos mujeres pensionistas: 4,35 millones frente a 4,55 millones de pensionistas hombres, según la SS. Y si tomamos sólo las pensiones de jubilación, las cobraban el 1 de febrero 2.159.565 mujeres jubiladas  frente a 3.721.603 jubilados hombres. Y como cotizan por sueldos más bajos, durante menos años (porque dejan de trabajar años para ser madres), al final, la pensión media de las mujeres es mucho más baja: 866,61 euros frente a 1.250,87 euros. Una “brecha del -34%. Y si tomamos sólo la pensión media de jubilación, la brecha se mantiene en el -33,4%: 1.363,13 euros de media la jubilación de los hombres frente a 908,15 euros de media la jubilación de las mujeres, con datos de enero 2021.

Además, las mujeres sufren más años estas menores pensiones, porque su esperanza de vida es mayor: 86,22 años frente a 80,86 años los hombres. Con ello, corren más riesgo de necesitar ayuda en su vejez, como lo demuestra que el 63,5% de los solicitantes de ayuda a la dependencia sean mujeres. Y por ello, sufren más que los hombres el retraso de las ayudas a la dependencia, al ser mujeres dos tercios de los 234.039 de mayores dependientes que están en listas de espera para recibir ayudas. Y 94 de estos mayores murieron cada día en 2020 sin recibir esas ayudas reconocidas, 60 muertos diarios sin ayudas son mujeres dependientes. Un drama que también afecta más a las mujeres.

Como se ve, la discriminación de la mujer no es sólo que gane un 21,4% menos, sino que va desde que trabaja menos a que cobra menos paro y pensión y a que muere más sin ayudas a la dependencia. Y por si fuera poco, la mujer está discriminada en su propia casa. Ya lo estaba antes del confinamiento, según los datos del INE (las mujeres dedican 38 horas semanales a los hijos y 20 a la casa frente a 23 y 11 horas los hombres) y según la última encuesta de CaixaBank Research: las mujeres se encargaban del 71% de lavar la ropa,  del 60% de la cocina y la limpieza y de la mayoría de las actividades educativas con sus hijos (el 64%). Pero lo peor es que durante el confinamiento, las mujeres han seguido cargando con la mayor parte de las tareas de lavar (69%), cocinar (59%) y limpiar (64%, más que antes) y los deberes de los niños (62%) y sólo ha cambiado que la compra la han hecho mayoritariamente los hombres (el 56%, frente al 44% antes). Así que durante el confinamiento, la mujer ha estado agobiada con limpiar, lavar, cocinar, ayudar a sus hijos y además, teletrabajar.

Todos son datos y estadísticas objetivas, que revelan la discriminación de la mujer hoy, peor que antes de la pandemia. Lo más positivo es que en 2020 se han aprobado dos decretos, pactados por el Gobierno con sindicatos y patronal, que pueden ayudar a mejorar la discriminación de la mujer. Uno, que entra en vigor hoy 8 de marzo, obliga a las empresas de más de 100 empleados a aprobar un Plan de igualdad, pactado con los representantes sindicales, donde se incluirá los procesos de selección y contratación de trabajadores, las condiciones de trabajo y conciliación y las medidas para reducir la brecha salarial y evitar la discriminación de las mujeres. Y el otro decreto ley obliga a todas las empresas, a partir del 14 de abril próximo, a tener un registro salarial, con una auditoría salarial obligatoria para las empresas que tengan Planes de igualdad. Y la Comisión Europea acaba de anunciar una Directiva de Transparencia Salarial, que obligará a las empresas de más de 250 trabajadores a publicar informes sobre la brecha retributiva (el Gobierno español va más allá y lo exige a las de menos de 100 trabajadores), incluyendo sanciones por desigualdad.

Son medidas muy importantes para reducir la desigualdad salarial, pero hay que actuar en otros frentes, como el laboral, para aprobar medidas que reduzcan la temporalidad en el empleo (que sufren más las mujeres), como acaba de pedir Bruselas al Gobierno. Y aumentar los medios de la inspección de trabajo, para poder sancionar a las empresas que discriminan a las mujeres. Y dotar de medios a sindicatos y patronal, que tienen que revisar millones de convenios para incluir clausulas de igualdad en el acceso al trabajo y los sueldos. Y además, hay que aprobar un Plan de choque para fomentar el empleo femenino, porque la mayor discriminación es que las mujeres trabajen menos que los hombres, lo que debe complementarse con más plazas de educación infantil, mejoras en los cuidados a dependientes y horarios laborales que favorezcan la conciliación. Sin olvidar cambios en el comportamiento de los hombres, para que compartan más las tareas del hogar y los hijos.

Hay mucho que hacer y hace falta tiempo, pero hay que resolver este grave problema: que  medio mundo y media España deje de estar discriminada, de la cuna a la tumba. Es el problema más serio que tenemos este siglo, junto al Cambio Climático: conseguir la igualdad de hombres y mujeres. Un reto para todos, al margen de las ideologías, en el que nos tenemos que volcar hombres y mujeres. Media España exige justicia.