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lunes, 30 de marzo de 2015

EEUU salió de la crisis, Europa no


Seis años y medio después de estallar esta crisis, EEUU ha salido claramente de ella: han creado más de 10 millones de empleos (2,1 millones más de los perdidos) y apenas tienen paro (5,5%).Y tienen menos déficit, menos inflación, mucho petróleo y gas y un dólar que casi vale un euro. Enfrente, Europa apenas crece, sólo ha recuperado la mitad del empleo perdido y  tiene un paro histórico (11,2%), mientras no tiran ni la inflación ni el crédito, síntomas de su estancamiento. Dos balances muy diferentes para dos continentes que han aplicado recetas dispares frente a la crisis: mientras EEUU ponía en marcha inversiones públicas, tres planes de liquidez y una drástica bajada de tipos, Europa no inyectó liquidez ni inversiones, incluso subió tipos y promovió los recortes, provocando una segunda recesión. Ahora, el BCE inyecta liquidez, una medida tardía e insuficiente. Urge olvidar los recortes, recaudar e invertir más y reanimar de verdad la economía europea. Aprendan de EEUU.
 
enrique ortega

Estados Unidos lleva 59 meses creando empleo, desde principios de 2010. Han creado ya 10.808.000 nuevos empleos (3,1 millones sólo en 2014), bastantes más de los 8.663.000 perdidos en esta crisis (entre 2008 y 2009). Con ello, USA tiene trabajando a 148 millones de personas, la mayor cifra de su historia. A este lado del Atlántico, Europa sólo ha recuperado la mitad del empleo perdido en esta crisis: 5.940.000 empleos de los 10.775.400 destruidos (y en la zona euro aún menos: 2,9 millones recuperados de 8,2 millones destruidos). Con ello, la tasa de paro en la zona euro es del 11,2%, la más alta desde la II Guerra Mundial, mientras en EEUU el paro es menos de la mitad, el 5,5%, cerca del pleno empleo (se considera así tener sólo un 5% de paro).

El diferente nivel de empleo creado es fruto de un diferente crecimiento. Mientras USA pinchó con la crisis sólo en 2008 (-0,3% PIB) y 2009 (-2,8%) y luego se recuperó con fuerza (+2,5% de crecimiento en 2010, por encima del 2% después y un crecimiento del 2,4% en 2014), Europa entró en crisis un año más tarde que USA (en 2008 creció un 0,5%) pero con mucha más virulencia (-4,5% en 2009) y aunque creció (menos) en 2010 (+1,9%) y 2011 (+1,6%), la zona euro volvió a caer en una segunda recesión en 2012 (-0,7%) y 2013 (-0,5%), para crecer justo la tercera parte que EEUU en 2014 (+0,8%). Y de ahí la distinta creación de empleo.

Hay un dato clave: en octubre de 2009, en el peor momento de esta crisis, Europa y USA tenían el mismo nivel de paro: justo el 10% (ver este gráfico). Y ahora, EEUU tiene casi la mitad (5,5%) y Europa aún más que entonces (11,2%). ¿Qué ha pasado en estos años para que el balance sea tan diferente? Pues que ambos continentes han aplicado recetas distintas. EEUU básicamente tres: inyectar liquidez al sistema (con tres compras de deuda, en noviembre de 2008, noviembre 2010 y septiembre 2012, por un importe de 3,3 billones de dólares), relanzar la inversión pública y bajar impuestos (con un Plan de estímulos de 800.000 millones de dólares en febrero de 2009 y otro de 360.000 millones en septiembre de 2010) y un recorte drástico de los tipos de interés, para reanimar la economía (los bajaron del 4,75% de 2007 al 0,25% en diciembre de 2008, nivel donde los han mantenido hasta hoy). Mientras, Europa abandonó  sus estímulos en 2010, forzó a unos recortes generalizados de inversiones y gastos (con subida de impuestos en España y otros países), mientras bajaba lentamente tipos (en 2008, cuando USA los tenía en el 0,25%, aquí estaban en el 2,5%) e incluso los subió (el BCE, en abril y julio del 2011), para bajarlos al 0,25% en noviembre de 2013, cuando Europa ya estaba en la segunda recesión.

Dos recetas distintas, reanimar al enfermo o recortarle drásticamente la medicación. Y así ha pasado: uno está fuera del hospital mientras el otro salió de la UVI pero sigue en planta, débil. Y no es sólo que Europa crezca poco, cree poco empleo y tenga mucho paro. Es que además, ha recortado su déficit público, el gran objetivo, menos que los norteamericanos: el déficit público USA ha bajado del 11,3% del PIB (2010) al 5,5% en 2014 (menos que el 5,7% de España) y aún lo bajarán al 4,3% este año, a pesar de que han gastado más en reanimar la economía. Eso es porque han crecido más y así recaudan también más. Mientras, la zona euro ha bajado su déficit público del 6,2% del PIB (2010) al 2,9%, menos que EEUU. Y hay 9 países UE (como España) con el déficit muy por encima del 3%. Así que tanto ajuste para eso. Claro, al llevar la economía al estancamiento, no se recauda y apenas se recorta el déficit.


Además, EEUU crece con una inflación controlada (1,8% en 2014), mientras Europa apenas tiene inflación (0,4% en 2014) y sufre el riesgo de deflación (-0,1% previsto para 2015), un claro síntoma de que la economía está anémica, que las empresas tienen que tirar precios para  vender y que los consumidores esperan a que los precios bajen más para comprar, lo que retrasa las ventas, el crecimiento y el empleo. Y con media Europa endeudada hasta las cejas (como España), la baja inflación encarece y dificulta devolver los créditos.

Así que Europa ha cosechado el estancamiento que se ha “auto-recetado” y del que ya les avisó Obama: en mayo de 2010, envió una carta  al G-20 advirtiendo a sus socios europeos del “peligro de retirar demasiado pronto los estímulos fiscales”, algo que se ha demostrado pernicioso muchas veces en la historia, como demuestra el libroAusteridad: historia de una idea peligrosa. Pero Merkel y los fundamentalistas de Bruselas siguieron con los recortes y la obsesión por el déficit, hundiendo el crecimiento y aumentando el paro. Y ahora, el BCE hace otra vez de bombero, aprobado un Plan de compras de deuda, iniciado el 9 de marzo, seis años y medio más tarde que lo iniciara la Reserva Federal USA…

El Plan de compras del BCE no sólo es tardío, sino también insuficiente: va a comprar 1,1 billones de euros de deuda (60.000 al mes, hasta septiembre de 2016), la tercera parte que los tres planes de compras de deuda USA (3,3 billones de dólares). Y además, entonces el Plan de choque funcionó porque la crisis acababa de llegar (no se había enquistado) y los tipos no eran inicialmente tan bajos como ahora. Además, ahora hay ya un exceso de liquidez en Europa: la prueba es que los bancos europeos piden menos dinero al BCE de lo que les ofrecen, porque tienen poca demanda de crédito solvente. Y eso por dos razones: porque las economías no tiran y hay poca inversión y consumo y porque empresas y familias europeas están muy endeudadas. Así que el problema no es que falte liquidez: falta actividad, reanimar la economía europea, que sólo crece el 1%, la tercera parte que la norteamericana. Y además, si Europa crece algo (como España) es gracias a la ayuda de dos factores externos: el desplome del petróleo y la fortaleza del dólar, que debilita al euro y favorece las exportaciones europeas.

Por eso, muchos expertos y organismos internacionales piden a Europa que reanime la economía, no sólo con la compra de deuda del BCE, sino gastando más, sobre todo con Planes de inversión pública, que lleva una década cayendo en Europa. Urge que los Estados gasten más y tiren de la economía, para lo que también tienen que recaudar más, con reformas fiscales de verdad, que reduzcan el fraude y hagan pagar más a multinacionales, grandes empresas y los más ricos. De momento, la única esperanza está en el Plan Juncker, que pretende invertir 315.000 millones entre 2015 y 2017, pero tiene un serio problema de partida: sólo hay 21.000 millones comprometidos por los países y el resto se confía en que sea dinero que aporten empresas privadas, algo difícil de asegurar. Y mientras, Merkel y los fundamentalistas de Bruselas piden a Francia, Italia, España, Grecia, Portugal y varios países más que recorten sus déficits en 2015 y 2016. Más recortes. No han aprendido nada.

En resumen, los europeos estamos pagando los errores de las políticas de ajuste de la derecha europea (no cuestionadas seriamente por la socialdemocracia), mientras los norteamericanos han dejado atrás la crisis, gracias a las políticas de Bush (en 2008) y Obama (2009-2015), aunque tengan serios problemas de desigualdad, pobreza y tensión racial. Con todo, los salarios en EEUU están estancados y la fortaleza del dólar está debilitando sus exportaciones, con lo que hay expertos (como Krugman) que advierten de que la recuperación USA aún no es firme como para bajar la guardia. Y por eso, la Reserva Federal está pensando retrasar la subida de tipos (la primera desde 2006) hasta junio o septiembre. Y además, subirlos poco y lentamente, para no debilitar su crecimiento.

El mundo vive además en medio de una guerra de divisas, que acrecienta la incertidumbre sobre el futuro: desde diciembre, 20 países de todos los continentes (desde Rusia a Suiza y desde China, Indonesia o India a Australia, Canadá o Suecia) se han dedicado a bajar sus tipos de interés, en un vano intento (al hacerlo todos) de depreciar sus monedas para exportar mejor y crecer más. Un riesgo grave para la recuperación mundial, porque agrava los temores de una deflación generalizada y un mayor proteccionismo, que frenarán el crecimiento mundial. Y además, esta “guerra de divisas”  está fortaleciendo demasiado el dólar, en perjuicio de los países en desarrollo, que ven como se fugan los capitales de sus países y cómo se les encarecen los intereses de su deuda, que han de devolver en dólares más caros.

La “guerra de divisas” y la esperada subida de tipos en EEUU pueden provocar una grave crisis en las economías emergentes (sería “un terremoto”, ha advertido el FMI), que además sufren una drástica caída de ingresos por el desplome del precio del petróleo. Es el caso de Brasil (en recesión), México, Venezuela, Rusia y norte de África, países cuyos problemas pueden afectar y bastante a España. La fortaleza del dólar  es un alivio para Europa, porque exportamos mejor, pero puede ser “una bomba de relojería” para el mundo. Y más si China y los países emergentes siguen creciendo a medio gas. Por eso también hace falta que Europa mejore, crezca más y atraiga inversiones, reequilibrando la economía mundial. Para los europeos, en especial para los españoles, sería clave que los gobiernos europeos cambiaran de política y aprendieran de EEUU. Pero no vemos que Merkel y los conservadores de la Comisión superen su “ceguera ideológica”. Por ello, el riesgo de que Europa languidezca a la japonesa varios años más (poco crecimiento, poco empleo, poca inflación) es muy alto. Y eso es especialmente malo para España y también malo para el mundo.

miércoles, 11 de abril de 2012

Estados Unidos despega, pero despacio


La esperanza de la recuperación mundial está puesta ahora en Estados Unidos, que crece y crea empleo (poco) frente a una Europa en recesión, un Japón que languidece a un año del tsunami y una China y países emergentes que crecen menos, aunque mucho. EEUU ha creado 3,9 millones de empleos en dos años, gracias a las políticas de estímulo de Obama, que se juega la relección en noviembre con la carta del empleo. La crisis del euro, la fortaleza del dólar y el temor a un repunte del petróleo son los grandes riesgos de la recuperación norteamericana, débil hasta 2014. España se juega mucho en el despegue de EEUU: es nuestro sexto país comprador, sus turistas son los que más gastan  y es el segundo destino inversor de nuestras empresas fuera de Europa. ¡Good luck ¡
enrique ortega

En agosto de 2011, Estados Unidos parecía al borde del precipicio, en medio de  la batalla política por la elevación del límite de la deuda que llevó a S&P a quitarle su histórica triple A. Pero ahora, ocho meses después, los ojos  están puestos en la primera economía del mundo, que crece más (en torno al 2%) y ha creado 3,9 millones de empleos en los últimos dos años, 734.000 en los últimos tres meses (el mejor dato desde principios de 2006), bajando el paro al 8,3%, el nivel más bajo en tres años.

Con el empleo, ha mejorado algo el consumo, se venden más coches, mejoran los beneficios empresariales y las Bolsas están por encima de antes de la crisis. Y hay dos problemas que originaron la actual recesión que están corrigiéndose: los precios de la vivienda han vuelto a niveles de 2003 (aunque no hay demanda) y se ha reducido mucho la deuda privada. De hecho, los norteamericanos están desendeudándose desde 2008, lo que no han hecho los europeos, según un informe de McKinsey.

Este crecimiento USA no es casual: es fruto de las políticas de estímulo de la Administración Obama, que inyectó 825.000 millones de dólares  a poco de tomar posesión y que en septiembre 2011 aprobó otro Plan de estímulos de 447.000 millones, con inversiones en infraestructuras, ayudas a los Gobiernos estatales y locales (muchos quebrados) y la extensión a 2012 de las ayudas a parados y rebajas fiscales sobre las nóminas, que había heredado y mantenido de Bush. Además, la Reserva Federal (el banco central USA) ha hecho dos grandes inyecciones de liquidez (2,32 billones de dólares), con el dinero gratis (al tipo 0-0,25 % desde 2008 hasta 2014), mientras el BCE  subía los tipos europeos al 1,5 % en 2011. Gasto público, rebajas fiscales y dinero barato y abundante son la gasolina que ha reanimado la economía USA, frente a los duros recortes europeos que nos han llevado a la recesión.

El crecimiento norteamericano es “insuficiente, débil y vulnerable”, según el equipo Obama, que apuesta por crecer este año un 2,2-2,7%, frente al 1,8-2,5% que vaticinan el FMI, la OCDE y el BM. Haría falta crecer por encima del 3% para crear empleo suficiente y eso no se espera hasta 2014, siempre que no pinche la recuperación. La mayor preocupación de la Administración Obama es el contagio de la crisis europea, por lo que exigen a Bruselas que duplique el cortafuegos  del Fondo europeo de rescate y suavice los ajustes, ya que la recesión europea (y el menor crecimiento de China) reduce las exportaciones y el crecimiento norteamericano. La otra gran preocupación es el petróleo, ya que si dispara su precio por la crisis de Irán, abortaría la recuperación USA (y del mundo).

A nivel interno, la clave es la pelea política entre demócratas y republicanos por el Presupuesto 2012-2013, que Obama presentó en febrero. Su prioridad es seguir creciendo y a la vez recortar el déficit (9,6% PIB en 2011) en 4 billones de dólares los próximos diez años. Para conseguir ambos objetivos, la receta Obama es subir impuestos a los más ricos (pagan menos que sus secretarias), más inversiones en infraestructuras y educación y recortes en gastos militares y en el costoso modelo de asistencia sanitaria y social. Al final, todo va a depender de las elecciones de noviembre, donde se juegan dos modelos: seguir reanimando la economía bajando el déficit o recortar gastos más drásticamente, como en Europa, lo que frenaría la recuperación y el empleo.

Nosotros no votamos, pero España se juega mucho en que EEUU despegue. Es el 6º país al que más exportamos (7.889 millones € en 2011) y donde más crecen nuestras ventas, salvo China, Rusia o el norte de Europa. Recibimos 1.148.186 turistas norteamericanos, que gastan más del doble que los europeos (2.064 € por persona). Y EEUU es el segundo destino inversor de nuestras empresas fuera de Europa, con 32.700 millones de euros invertidos, siendo España el país europeo con mayor crecimiento inversor en USA. En los últimos años, las empresas españolas han ganado un centenar de concursos en EEUU (10.000 millones €) y tenemos fuerte presencia en energías renovables, infraestructuras, telecomunicaciones, alta velocidad, tecnología médica, gestión del agua y alimentación. Y si gana Obama y se aumentan las inversiones en infraestructuras, se beneficiarán nuestras empresas.

La clave de la recuperación norteamericana está en mantener los estímulos al crecimiento y recuperar la competitividad de su industria, frente a China y los emergentes. Con todo, Obama se juega la reelección en el empleo: a los norteamericanos les preocupa más el paro que el déficit (y a la Reserva Federal, al contrario que al BCE). Hay 13 millones de desempleados, un 45% que llevan más de 6 meses en paro. Y le va a resultar difícil bajarlo del 8 % en noviembre, más alto que se lo encontró (7,8% enero 2009). Pero muchos norteamericanos saben que con los recortes que defienden los republicanos (y que han aplicado muchos Gobiernos federales y locales), habría más paro. Por eso puede volver a ganar Obama. Si la economía no le falla. Por nuestro bien, esperemos que no.