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lunes, 2 de diciembre de 2024

Mayores 55 años: más activos pero relegados

Las plantillas de las empresas españolas han envejecido y ahora 1 de cada 5 trabajadores tienen más de 55 años, 2 millones más que hace 10 años. Y este verano se ha superado el récord de mayores “activos”, que trabajan o buscan trabajo (5,1 millones). Muchas son mujeres que buscan recuperar el trabajo perdido y sumar ingresos en casa, aunque las mujeres mayores de 55 años están tan discriminadas o más que las jóvenes: tienen menos trabajo y peores empleos, ganan menos, tienen más paro y cobran menos y reciben menos pensiones que los trabajadores mayores. Pero todos, mujeres y hombres mayores, tienen el mismo problema: las empresas no los quieren, tratan de que se vayan o se jubilen y no los contratan si están parados. Aumenta el “edadismo” en la economía, que relega a muchos mayores a seguir parados hasta la jubilación. Urge un Plan para promover el reciclaje y la contratación de estos millones de personas "mayores", para aprovechar su talento y su experiencia.

                       Protesta trabajadores mayores 55 años                            Información Alicante

España tiene una población cada vez más envejecida, como toda Europa, por el aumento de la esperanza de vida y el menor número de nacimientos. El 1 de octubre residían en España 48.946.035 habitantes, según el INE, de los que más de un tercio (el 34,91%) tienen más de 55 años: 17.087.070. Son 3,3 millones de mayores más que hace 10 años, cuando en España vivían 46.507.760 personas, de las que 13.813.959 tenían más de 55 años. De este tercio largo de personas mayores, un 44% son personas en edad laboral, que tienen entre 55 y 64 años: 7.579.865 personas, 1,6 millones más que en  2014. De hecho, dos tercios del aumento de población total que ha tenido España en la última década se ha dado entre las personas que tienen de 55 a 65 años. Y una buena parte de este aumento se debe a los inmigrantes mayores (55 a 65 años), que son ahora 910.860 personas (1 de cada 8 mayores).

De estos 7,5 millones de personas que tienen entre 55 y 65 años, cada vez hay más “activos”, personas que buscan trabajo o trabajan, debido a que muchos “mayores” se han lanzado al mercado laboral tras las dos crisis (financiera y pandemia), sobre todo mujeres. De hecho, este verano se batió el récord histórico de “mayores activos”, superándose los 5 millones de personas con más de 55 años que trabajan o buscan trabajo : en septiembre eran ya 5.092.600 “mayores activos” (un 20,72% del total de activos), según la EPA, lo que supone un tremendo salto en su actividad, dado que hace 10 años (2014), sólo eran “activos” (trabajaban o buscaban trabajo) 3,1 millones de mayores (el 13,5% de todos los activos) y hace 20 años (en 2004), sólo eran activos 2 millones (el 10,2% del total).

Así que los trabajadores “mayores” (más de 55 años) están más activos que nunca en España y también trabajan más que nunca. En septiembre de 2024, tenían un trabajo 4.576.700 ocupados mayores de 55 años (4,21 millones entre 55 y 64 años, 304.700 con 65 a 69 años y 53.100 con más de 70 años), una cifra que supera en algo más de 2 millones a los “mayores” que trabajaban hace 10 años, en septiembre de 2014 (2.557.500). Eso supone que 1 de cada 5 trabajadores (20,97%)  tienen hoy más de 55 años, cuando hace 10 años, el empleo de los “mayores” suponía no llegaba a 1 de cada 7 trabajadores (14,6%). De estos 2 millones de mayores más que trabajan hoy, 1 millón más son hombres y otro millón mujeres. Y el 11% de los “mayores” con trabajo son extranjeros (500.000, la mayoría mujeres).

Una parte de estos “mayores activos”, esos 5 millones con más de 55 años, no han conseguido trabajar y están en paro. En septiembre de 2024, se consideraban “parados” (EPA) un total de  515.900 mayores de 55 años (la mayoría, 494.400 con una edad entre 55 y 64 años, 19.500 parados con 65 a 69 años y 2.000 parados con más de 70 años, que “siguen buscando empleo”). Son menos parados “mayores” que hace 10 años (593.100 en septiembre de 2014), pero la caída es pequeña frente a la del paro total (reducido a la mitad, de 5,42 millones a 2,75 millones), según el INE. Y además, el peso de los parados “mayores” en el total es hoy mayor: son el 18,73% de todos los parados, cuando en 2014 eran el 10,92%.

Hasta aquí, el panorama de la actividad, el empleo y el paro de los mayores de 55 años, un colectivo que ha dado un gran salto en el mercado  laboral, aunque las empresas “renieguen” de ellos en muchos casos y busquen sustituirlos por jóvenes (más “baratos”). Pero el dinamismo laboral de este colectivo de “mayores” esconde una “brecha interna”, una discriminación generalizada por la que las mujeres “mayores” salen perdiendo, según revela un reciente estudio de la Fundación Mapfre: son menos “activas”, tienen menos empleos, más precarios  y puestos menos importantes y peor pagados, más paro y menos subsidio y cobran menos pensiones que los hombres “mayores”.

Empezando por la actividad, de las 4,7 millones de mayores activos entre 55 y 64 años, menos de la mitad son mujeres (2,19 millones) y hay más hombres (2,52 millones), a pesar de que hay más mujeres que hombres en la población total y en esa franja de edad. Y en España, son “activas” sólo el 61,1% de las mujeres “mayores”, frente al 73,5% los hombres. Eso se debe a que muchas mujeres dejan de trabajar al ser madres o para cuidar a sus padres, lo que reduce su porcentaje de “actividad” (buscar trabajo o trabajar). 

En cuanto al empleo, la 2ª discriminación es que las mujeres “mayores” trabajan menos que los hombres “mayores”. En septiembre de 2023, de los 4.576.700 mayores de 55 años que trabajaban, más de la mitad eran hombres (2.489.900 ocupados, el 54,4%) y menos mujeres (2.086.800 ocupadas, el 45,6% del total). Es lo mismo que pasaba 10 años antes: 1.459.200 ocupados hombres y 1.098.400 mujeres. Comparados con Europa, las mujeres “mayores” tienen una tasa de empleo menor: 53% de las mujeres con esa edad trabajan en España, frente al 58% en la UE-27, el 71% en Alemania, el 57,2% en Francia y el 47,2% en Italia.

Además, las mujeres "mayores" sufren otras discriminaciones: tienen más contratos a tiempo parcial (unas, para atender a hijos y mayores y otras, porque no encuentran otro empleo), más contratos temporales y trabajan en sectores “feminizados” (educación, sanidad, comercio y hostelería), que suelen tener sueldos más bajos. Y aunque tienen más formación que los trabajadores hombres mayores (el 40% son universitarias, según la Fundación Mapfre), tienen peores puestos que los hombres (hay 2,5 veces más hombres “senior” que mujeres en puestos directivos)  y peores sueldos. La “brecha” salarial por género es mayor entre los trabajadores mayores de 55 años, según la Fundación Mapfre: un 14,4% menos que los hombres cobran las mujeres que tienen entre 55 y 64 años, una “brecha” mayor que entre 45 y 54 años (cobran 12,1% menos), entre 35 y 44 años (6,9%) o entre 25 y 34 años(1,3%).

Otra importante discriminación se da en el paro, por partida doble. Por un lado, las mujeres “mayores” sufren más paro: en septiembre de 2024, había 282.200 mujeres con más de 55 años en paro (el 54,7% del total), frente a 233.700 parados “mayores”.  Y lo más llamativo: la tasa de paro de las mujeres “mayores” en España, el 12,9% de la población activa (2023), no sólo supera a la de los hombres (9,5%) , sino que triplica al paro de las mujeres mayores en la UE-27 (4,5%) y Francia (55) y multiplica por 6 el paro de las alemanas (2%), según Eurostat.  Y por otro lado, las mujeres cobran menos desempleo, tanto porque cotizan por sueldos más bajos como porque han cotizado menos tiempo y a veces no tienen derecho al subsidio contributivo (988 euros mensuales), sólo al asistencial (480 euros). Los datos del SEPE de octubre revelan que 376.912 mujeres mayores de 55 años cobran un subsidio contributivo (y 311.017 parados “mayores”), 872 euros al mes ellas, frente a 1.100 ellos. Eso sí, los parados “mayores” que cobran el desempleo asistencial, a partir de los 52 años y hasta la jubilación, cobran lo mismo sean hombres o mujeres: 480 euros al mes.

Al final de la vida, las mujeres cobran menos pensión que los hombres, porque han cotizado por sueldos más bajos y durante menos años, porque han tenido “años en blanco”, que no han trabajado ni cotizado, por la maternidad o por el cuidado de mayores y dependientes. De ahí que la pensión media de los hombres, en octubre de 2024, sea de 1.514,18 euros, frente a 1.031,07 euros la de las mujeres. Y la pensión de jubilación, 1.659,19 euros de media los hombres frente a 1.145,46 las mujeres. Pero en el caso de jubilarse anticipadamente, también hay discriminación en el cobro: 1.732 euros las mujeres frente a 2.090 los hombres, para jubilaciones entre los 60 y 64 años, y 1,411 euros las mujeres frente a 1.725 euros los hombres en jubilaciones entre los 65 y 69 años, según la Seguridad Social.

Las mujeres “mayores” están discriminadas respecto a los hombres, en actividad, empleo, paro, ingresos, subsidios y pensiones. Pero todos los “mayores”, ellos y ellas, sufren cada día la presión de muchas empresas, que intentan “que se vayan” o se jubilen anticipadamente, o que no están dispuestas a contratar a mayores en paro. Un contrasentido:  que un colectivo muy dinámico y formado, los mayores de 55 años, sufra prejuicios y estereotipos en el mercado laboral, que en muchos casos los lleva a la inactividad, al desempleo de larga duración y a las jubilaciones anticipadas (perdiendo pensión), como señala este informe de Adecco.

Hay sectores enteros, como la banca, las telecomunicaciones o la energía, que han sufrido procesos de “rejuvenecimiento de las plantillas”, a cambio de un alto coste para las empresas y para la Seguridad Social. Y la presión sigue hoy en muchas empresas y sectores, con el objetivo de “renovar” plantillas y ahorrarse costes, al sustituir un empleado con antigüedad y sueldos medios por jóvenes mileuristas y contratos precarios. Es una visión “cortoplacista”, que puede suponer “ahorros” a corto plazo pero donde las empresas pierden lo más valioso: el capital humano. Parece claro que hay que dejar sitio a las nuevas generaciones, pero debería buscarse una “cohabitación” entre trabajadores mayores y jóvenes, promoviendo contratos de relevo, donde el empleado mayor trabaje menos horas y forme a los nuevos, sin perder mucho sueldo y bonificando la contratación de esos jóvenes.

Lo que parece claro es que asistimos a un problema de “edadismo” en el mercado laboral: las empresas apenas contratan a mayores de 45 años y es muy raro que contraten a mayores de 55 años. Los datos son muy evidentes: en octubre de 2024, de los 12.935.916 contratos hechos en España (se hacen muchos al año para un puesto), sólo el 8,92% se hicieron a parados mayores de 55 años, según el SEPE, cuyos datos revelan que los contratos se concentran en los 25-29 años (14,8% del total) y los 30-34 años (12,10%).

 Así que los 515.900 parados con más de 55 años tienen muy difícil encontrar un trabajo. Ellos lo saben: 7 de cada 10 parados mayores de 55 años “creen que no volverán a trabajar nunca”, según una Encuesta de la Fundación Adecco. Solo les queda malvivir con 480 euros de paro hasta que puedan jubilarse (63,65 o 67 años, según lo cotizado y lo que quieran perder si anticipan la retirada). Y eso si cumplen los requisitos para cobrar el paro de mayores de 52 años, que incluyen carecer de otros ingresos y haber cotizado 6 años. En cualquier caso, no sólo buscan trabajo: también recuperar la autoestima, porque se ven sin salida después de sus estudios y muchos años de trabajo.

La Fundación Mapfre propone que el Gobierno y las empresas promuevan trabajos parciales (“mini Jobs”) para recuperar a los parados “mayores”, incentivar que muchos se hagan autónomos (hay 1 millón de mayores de 55 años autónomos, 350.000 mujeres), junto a programas de reciclaje y formación (sobre todo en herramientas digitales), además de  bonificaciones fiscales y de cotizaciones a las empresas que contraten a mayores. Y que se publique e incentive el porcentaje de mayores que tienen las empresas. Otro elemento clave es la reforma y modernización de las oficinas de empleo (SEPE), para que ayuden a recolocarse a los parados y en especial e los mayores que llevan más tiempo sin trabajar.

En resumen, que tenemos un ejército de “mayores” que tienen ganas de trabajar y una formación y experiencia muy valiosas, que las empresas no deberían relegar, porque mejora su eficacia y productividad. No podemos despreciar el talento.

jueves, 13 de enero de 2022

Mayores 55 años: más empleo y más paro

A finales de 2021, España tenía ya más trabajadores afiliados a la Seguridad Social que antes de la pandemia. Hay un dato sorprendente: tres cuartas partes de los nuevos afiliados son mayores de 55 años, cuyo empleo ha aumentado en sanidad, educación, cuidados, limpieza, comercio y hostelería. Pero a la vez, los mayores de 50 años han sido los más activos en buscar trabajo durante la pandemia  y son los únicos donde ha crecido el paro, que baja en el resto de edades: hay 1.300.000 mayores sin empleo, casi el 42% del total de parados, la mitad sin trabajo desde hace más de un año. Y sin perspectivas de encontrarlo, porque el 83% de las empresas no contratan a mayores. Así que sólo les queda esperar en el paro a jubilarse, con recortes si se jubilan antes de tiempo. Ahora que crece el empleo, haría falta un Plan de choque para fomentar la formación y contratación de los mayores de 50 años. Una generación relegada.

Enrique Ortega

El año 2021 se despidió con más afiliados a la Seguridad Social que antes de la pandemia: 19.842.427 afiliados medios en diciembre, más que en febrero de 2020 (19.479.814 afiliados) y que a finales de 2019 (19.429.494 en diciembre), según los datos oficiales. Lo sorprendente es que la gran mayoría de los nuevos afiliados durante la pandemia fueron mayores de 55 años: los afiliados de esta edad aumentaron en +348.858 personas (entre diciembre de 2019 y noviembre de 2021, el último dato por edades), tres cuartas partes de todos los nuevos afiliados durante la pandemia (+465.182 entre diciembre 2019 y noviembre 2021).Entre 16 y 30 años, los afiliados crecieron sólo en 40.023 personas y entre 45 y 54 años aumentaron en 291.747 afiliados, pero bajaron -215.476 afiliados entre 30 y 44 años, los verdaderos “paganos” de la pandemia en cuanto a pérdida de empleos.

¿Cómo es que creció más la afiliación, el empleo, entre los mayores de 55 años? No hay una explicación oficial, pero podría deberse a que han aumentado las contrataciones de mayores en algunos empleos públicos, como la sanidad, la educación y los cuidados, además de la recuperación de la ocupación en el comercio y la hostelería. Y también que pueden haberse “regularizado” contratos de mayores en la limpieza y las empleadas del hogar (mujeres). Otra explicación puede estar en que han aumentado mucho los autónomos mayores de 55 años, que ya vienen creciendo más que los más jóvenes desde 2008. El hecho cierto es que hay 3 de cada 4 nuevos afiliados son mayores de 55 años.

Los datos de la EPA, la Encuesta del INE que refleja quien trabaja, confirman también estos datos de la SS. La última EPA publicada, del tercer trimestre de 2021, ya indicaba lo mismo: el empleo en España había recuperado con creces las cifras de antes de la pandemia: había 20.031.000 personas trabajando (189.000 más que los afiliados en diciembre, porque incluye a los que trabajan en la economía sumergida, sin estar dados de alta en la SS), frente a 19.966.900 empleados a finales de 2019. Y al dar los datos por edades, se vuelve a confirmar el mismo hecho que con la afiliación: donde más ha crecido el empleo durante la pandemia ha sido entre los mayores de 55 años. Concretamente, había 272.800 mayores más trabajando (septiembre 2021 sobre diciembre 2019), cuando el empleo total sólo mejoró en +64.100 personas. Y eso fue porque bajó el empleo entre los 25 y los 44 años (-437.700), “los “paganos” de la pandemia, y sólo creció entre 16 y 24 años (+104.500) y entre los 45 y los 54 años (+124.100), pero menos que entre los más mayores. Y otro dato: el empleo creció más entre los hombres mayores (+148.700) que entre las mujeres (+124.100).

Junto a esta buena noticia para los más mayores (se han llevado la mayoría del empleo recuperado durante la pandemia), hay otro dato muy malo: son los únicos que han visto aumentar su desempleo con la pandemia. Para el conjunto de trabajadores, el paro registrado (personas apuntadas al desempleo)  era menor a finales de 2021 que en diciembre de 2019: 3.105.905 parados ahora frente a 3.163.605 hace dos años (-57.700 parados). Y el paro bajó en todas las franjas de edad entre 16 y 49 años (más entre 25 y 39 años) pero subió entre los mayores de 50 años: +64.438 parados que antes de la pandemia (la mayoría, +48.811 parados entre los mayores de 59 años), según los últimos datos de Trabajo. Y con ello, casi la mitad de todos los parados (el 41,83%) son mayores de 50 años, un porcentaje mayor que antes de la pandemia (eran el 39,03% del paro total en 2019).

Así que el paro no ha mejorado sino que ha empeorado entre los mayores. Y eso ha pasado no sólo en esta crisis por la pandemia sino también en la anterior crisis financiera de 2008. Y por ello, la tasa de paro de los mayores de 55 años se ha más que duplicado y el número de parados mayores se ha cuadruplicado: ha pasado del 5,82% de paro en 2007 (143.700 parados) al 13,91% en septiembre de 2021 (629.700 parados mayores de 55 años), según la EPA. En paralelo, la tasa de paro global, que era más alta que entre los mayores en 2007 (8,57% de paro) no ha llegado a duplicarse y se asemeja ahora a la de los mayores (14,57%). Y el paro total ha crecido mucho menos (de 1.942,000 a 3.146.700 parados).

Otro problema de los mayores es que están más tiempo en paro que los más jóvenes. Así, en el conjunto de España, algo menos de la mitad de los parados (el 47,95%) llevan más de 1 año sin trabajar, son parados “de larga duración”. Pero entre los parados mayores de 55 años (629.700 en septiembre, según la EPA), dos tercios (el 67,3%) son parados que llevan más de un año sin trabajar (423.800). Y una cuarta parte de ellos, 102.200 mayores de 55 años,  llevan en el paro más de 4 años, según un estudio de Asempleo. Son “irrecuperables”.

¿Cómo se explica que el empleo haya crecido más entre los mayores y sin embargo haya más parados? La razón es que durante la pandemia han aumentado los mayores “activos”, que trabajan o buscan trabajo: más mayores de 50 años que se han lanzado a buscar trabajo para ayudar a sus familias, con menos ingresos y empleo. Los datos son concluyentes: entre diciembre de 2019 y septiembre de 2021, hubo 288.900 españoles “activos” más, que se habían lanzado a buscar trabajo en plena pandemia. Y ese dato se debe a que hubo 392.000 activos más entre los mayores de 55 años (206.300 mujeres y 185.700 hombres), mientras bajaban los activos entre 25 y 44 años (-402.100) y subían algo entre 16 y 24 años (+165.900) y de 45 a 54 años (+133.200), según la EPA del tercer trimestre de 2021.

Así que ya vemos lo que ha pasado: más mayores buscando empleo, más empleo pero insuficiente para cubrir las demandas y por ello más mayores en paro. En líneas generales, los mayores españoles están peor, laboralmente hablando, que los mayores europeos. Empiezan bien, porque su tasa de actividad (62,5% de 55 a 64 años trabaja o busca trabajo) es similar a la europea (63% en la UE, aunque sube al 74% en Alemania). Pero luego empeoran, porque sólo trabajan el 55,5% de los mayores (55 a 64 años) frente al 60,2% en la UE-27 y el 71,5% en Alemania. Y empeoran aún más con las cifras de paro: la tasa de paro de los mayores (de 55 a 74 años) en España (12,1%) casi triplica la europea (4,8% de los mayores en paro) y cuadruplica la de Alemania (2,9%), según Eurostat.

El problema de fondo de los mayores de 55 años (y el de los mayores de 50 años) es que están relegados en el mercado laboral, lo que los expertos llaman “edadismo”: discriminación por edad a la hora de contratar. Lo sabemos todos, pero lo confirmaba una Encuesta de la Fundación Adecco de 2019, antes de la pandemia: el 83% de los responsables de Recursos Humanos de las empresas admitían que “no habían contratado a nadie con más de 55 años en el último año”. Y el 75% de estos responsables laborales lo justificaban en que los conocimientos de estos mayores “estarían obsoletos”.

Así que a los mayores de 50 años sin trabajo sólo les quedan dos caminos: quedarse en el paro o jubilarse si tienen 63 años y han cotizado lo suficiente. Respecto al paro, ahora lo tienen algo mejor, porque desde marzo de 2019, el Gobierno cambió la normativa de Rajoy y permite a los mayores cobrar un subsidio hasta la jubilación desde los 52 años (antes tenían que esperar a los 55). Pero aún así, tienen que cumplir algunos requisitos, como haber cotizado al desempleo al menos 6 años, que sus ingresos no superen el 75% del salario mínimo (723 euros mensuales) y estar oficialmente inscritos en el desempleo. Y con ello, la Seguridad Social cotiza por él hasta la jubilación (el 125% del mínimo, antes de 2019 cotizaban sólo por el 100%). Y el mayor cobra un desempleo, que ahora son 463 euros al mes, hasta que cumpla los años y requisitos para jubilarse.

La otra opción del mayor de 50 años que ve imposible encontrar trabajo es jubilarse. Pero tendrá que esperar al menos hasta los 63 años, siempre que haya cotizado al menos un mínimo de 37 años y 6 meses (exigencia para 2022), que esté dado de alta en la SS y que haya cotizado un mínimo de 2 años en los últimos 15 años. Además, se le recorta un porcentaje de pensión según lo que anticipe la jubilación y lo que haya cotizado. Hasta ahora, esos coeficientes reductores para los que hayan cotizado menos de 38 años y 6 meses iban del 3,26 al 21 % por trimestre anticipado (máximo) y del 2,81% al 13% (mínimo). Ahora, con la reforma de las pensiones que entró en vigor el 1 de enero de 2022, se penaliza más la jubilación anticipada (ver cuadro según lo cotizado y la anticipación).

Así que ahora, el mayor de 50 años sin trabajo y sin perspectiva tiene aún más difícil jubilarse antes, mientras el paro que recibe (si lo consigue) le mantiene en la pobreza. Un panorama muy negro para buena parte de la generación nacida entre 1955 y 1970. Y más cuando no se piensa en ellos para los nuevos empleos, como reconocen las empresas. Habría que mejorar su actual situación y ya se ha lanzado una propuesta, de dos Fundaciones: aprobar una Ley de Igualdad Generacional, similar a la Ley para la Igualdad de Género aprobada en 2007, que prohibiera la discriminación por edad (tanto en la contratación como en el sueldo y despido). Y además, plantean modificar algunas disposiciones vigentes del Estatuto de los Trabajadores, que discriminan a los mayores (no pueden acceder al contrato de aprendizaje, lo que dificulta su reciclaje, y se permite a las empresas extinguir sus contratos con el pretexto de “cumplir medidas de mejora del empleo de la empresa”.

Cambiar la normativa y aprobar una Ley contra la discriminación de los mayores puede estar bien, pero su mejoría (como la de las mujeres) no depende sólo de normas sino de que las empresas y la sociedad asimilen que los mayores son unos trabajadores imprescindibles, que aportan experiencia y eficacia a las empresas y la economía. Y eso pasa por un cambio de mentalidad y medidas concretas que apoyen su contratación y conservación en las plantillas. Dado que tenemos 1.299.390 parados mayores de 50 años y que un tercio llevan más de 1 año sin trabajar, urge poner en marcha un Plan de choque por el empleo de los mayores, con incentivos a su contratación (cotizaciones e impuestos) y proyectos de formación y reciclaje profesional que impliquen a las empresas y autonomías.

La recuperación de la economía y los proyectos financiados con Fondos europeos deberían dar prioridad a integrar a los mayores de 50 años en todos los proyectos, no dejarlos atrás como hasta ahora. Contratar a mayores no “tapona” el empleo de los jóvenes, porque hay tareas para todos y la productividad de las empresas mejoraría potenciando la colaboración de trabajadores jóvenes y mayores. Es una asignatura pendiente para el Gobierno, sindicatos y patronal. No podemos relegar a los trabajadores mayores, la generación que impulsó el crecimiento económico de la democracia. Apóyenlos.