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lunes, 2 de diciembre de 2019

Por qué empresas temen Gobierno de izquierdas


La respuesta es sencilla: porque saben que van a pagar más impuestos. Algunas empresas estudian adelantar este año el pago de dividendos previsto para 2020. Y hay fortunas que analizan si cambiar su SICAV a Luxemburgo. No es un tema ideológico, sino de datos: grandes empresas, multinacionales y los más ricos pagan pocos impuestos en España. Las grandes empresas pagan un 6,25% sobre beneficios, los grandes bancos un 2,68% y las grandes constructoras un 1,9%, según indica la Agencia Tributaria. Las 10 grandes multinacionales (de Google a Amazon) pagan sólo 29,5 millones de impuestos en España. Y dos tercios de los 611 multimillonarios españoles no pagan ni 1 euro de patrimonio. Mientras, el 95% de españoles pagamos religiosamente. Al final, España recauda 73.703 millones menos cada año que Europa. Y por eso, tenemos más déficit y menos gasto social. Así que el Gobierno está obligado a  recaudar más si quiere gastar más y rebajar el déficit como exige Bruselas. Subir impuestos al 5% del país o hacer más recortes a la mayoría. Elijan.


enrique ortega

España lleva creciendo año tras año desde 2014, pero la recaudación de impuestos apenas ha mejorado: hasta 2018 (208.685 millones ingresados) no se ha superado ligeramente la recaudación fiscal de 2007 (200.676 millones). Y eso ha sido posible gracias a que las familias y contribuyentes hemos pagado más por el IVA (+14.326 millones en 2018 que en 2007), en la Renta (+10.245 millones) y en los impuestos especiales sobre carburantes, tabaco y alcohol (+742 millones), porque las empresas pagan ahora casi la mitad que antes de la crisis en el impuesto de sociedades: 24.838 millones pagados en 2018 frente a 44.823 millones pagados en 2007.


Podría pensarse que las empresas pagan casi la mitad de impuestos porque no acaban de despegar, porque sus beneficios no se han recuperado. Pero no es así: los beneficios empresariales han aumentando un 13,7%, pasando de 450.170 millones ganados en 2007 a 511.842 millones en 2018, según los datos del INE. De hecho, la propia Agencia Tributaria acaba de publicar que los beneficios empresariales pasaron de 100 a 112,9 mientras el impuesto pagado por las empresas pasaba de 100 a 69,2. Así que, ganan más y pagan menos. Eso es posible porque se ha bajado el tipo del impuesto de sociedades (Zapatero lo bajó del 35% al 30% en 2007 y Rajoy al 25% en 2016) y porque se han multiplicado las exenciones y deducciones fiscales, con lo que pagan menos que ese 25%.


¿Cuánto? La Agencia Tributaria acaba de publicarlo: un 21,59% de tipo efectivo, un 19,57% los grandes grupos empresariales y un 19,76% los bancos. Pero es el porcentaje que pagan sobre la base imponible (la cantidad sobre la que se aplica el impuesto). Si se calcula lo que pagan las empresas sobre sus beneficios, el dato oficial es muy llamativo: las grandes empresas pagan un 6,25% de lo que ganan, los grandes bancos el 2,68% y las grandes constructoras un 1,9%. Bastante menos que las pymes (pagan el 18,37% de sus beneficios) y que la mayoría de contribuyentes (15% de tipo efectivo). Eso se debe a las múltiples exenciones y desgravaciones que disfrutan: 3.453 millones de beneficios fiscales en 2018, según la Memoria de los Presupuestos. Son ahorros “legales”, a los que sumar los ahorros derivados de la “ingeniería fiscal” ideada para eludir impuestos. Incluyendo la creación de sociedades en paraísos fiscales: las 35 empresas del IBEX tienen ahí 805 filiales, a través de las que desvían 13.000 millones de ingresos, lo que supone para Hacienda una pérdida de 3.250 millones anuales, el 13% del impuesto de sociedades, según Intermón Oxfam


Las multinacionales pagan todavía menos impuestos, tanto en Europa como en España. Cada año desvían 13.500 millones de ingresos de España a otros paises, con lo que Hacienda pierde 2.600 millones de ingresos, un 13% de la recaudación de sociedades, más que el conjunto de Europa (pierden el 9% de la recaudación), según un estudio del economista Gabriel Zucman. Las grandes multinacionales “eluden” impuestos facturando ingresos a otros paises (Google factura en España a través de su filial en Irlanda), pagando “royalties” a filiales en paraísos fiscales (caso de Inditex a través de Luxemburgo o Facebook España a través de Irlanda), comprando productos más caros a filiales (caso de Apple) o pagando intereses de supuestos préstamos a filiales de terceros paises.


El resultado es que las 10 grandes multinacionales tecnológicas que operan en España (Amazon, Apple, Facebook, Google, Twitter, Microsoft, Airbnb, HBO, Netflix y Tripadvisor) pagaron en 2018 sólo 29,52 millones en impuestos, un 9,6% menos que el año anterior, a pesar de que facturaron un 37,3% más, según sus propias cuentas. Eso significa que estas multinacionales pagan, en conjunto, un 2,13% de impuestos sobre su “teórica” facturación en España (que en realidad es mucho mayor, porque desvían ingresos).Como curiosidad, Apple pagó 10,1 millones de impuestos en España (2018), Google 6,89 millones, Amazon 3,76, Facebook 860.000 euros, Twitter 110.000 euros, Airbnb 90.000 euros y Netflix... 3.246 euros (menos que muchos de sus clientes españoles).  

El tercer grupo que apenas paga impuestos son los más ricos y los inversores. Empezando por estos, el cobro de dividendos paga del 19% al 23% (si reciben más de 50.000 euros), lo mismo que las ganancias con los fondos de inversión o por la venta de acciones. Un porcentaje que es inferior al que pagan los que viven de un trabajo, que pagan un tipo del 19 al 45% (48% en Cataluña o Andalucía). Y en el caso de las grandes fortunas, muchos declaran impuestos a través de sociedades (con lo que pagan la mitad o menos que si declararan sus ingresos como el resto de españoles) o a través de las SICAV, unas sociedades que sólo tributan el 1% de sus beneficios anuales y donde sus miembros pagan impue4stos sólo cuando venden y obtienen plusvalías (al 23%, mucho menos que el máximo del 45% del IRPF).


Y a la hora de pagar el impuesto sobre el patrimonio, muchas grandes fortunas no pagan nada. El dato es contundente: de los 611 españoles superricos,  que tienen más de 30 millones de patrimonio, dos tercios (406) no pagan nada, porque residen en Madrid, que bonifica el 100% del impuesto sobre el patrimonio (y con ello, deja de ingresar 995,6 millones al año, lo que conlleva que es una de las autonomías con menos gasto social). Además, si tomamos a los ricos en general, lo que pagan en impuestos depende mucho de dónde viven: en Canarias, Castilla y León, Castilla la Mancha y Galicia, los que tienen un patrimonio de 15 millones pagan 273.770 euros, mientras que esos mismos ricos pagarían 375.790 euros o 418.155 si vivieran en Baleares o Extremadura, según el Consejo de Economistas.


Estos tres grupos de contribuyentes (grandes empresas, multinacionales y los más ricos e inversores), que pagan bastante menos que la mayoría de españoles, explican en buena medida un hecho: que España sea el 7º país europeo que menos recauda por impuestos, el 38,9% del PIB, sólo por detrás de Irlanda (25,8% del PIB), Rumanía (32%), Lituania (34,7%), Bulgaria (36,8%), Letonia (37,5%) y Malta (38,8%), muy por debajo de la media europea (la UE-28 recauda el 45% del PIB en 2018), según Eurostat. Eso significa, a lo claro, que España recauda 73.703 millones menos cada año que la media europea. No tenemos que recaudar más porque haya un Gobierno de izquierdas, sino para equipararnos a Europa.


El problema es que España recauda menos en todos los impuestos: en Renta (somos el 3º país europeo que menos recauda: un 7,5% del PIB frente al 10% de media en la UE-28, el 9% de Francia o Alemania, el 12% de Italia o el 27% de Dinamarca), en IVA (recaudamos 23.400 millones menos que la media europea, según la Comisión), en Sociedades (recaudamos el 2,3% del PIB frente al 2,5% que recauda la zona euro, con 3.453 millones de beneficios fiscales a las empresas en 2018), en impuestos sobre alcohol, tabaco y carburantes (ingresamos el 2,5% del PIB frente al 2,3% de media en la UE y el 3% en Dinamarca, Finlandia, Reino Unido o Grecia), en impuestos verdes (recaudamos 3.000 millones menos que la media europea) y hasta con las herencias (-3.250 millones menos que Europa).


La consecuencia de que España ingrese menos es doble: también gastamos menos y aún así tenemos más déficit público (2,5% del PIB frente al 0,6% en la UE-28). El gasto público en España fue en 2018 del  41,3% sobre el PIB, frente al 45,6% de media en la UE-28, según Eurostat. Eso significa, a lo claro, que gastamos 51.954 millones menos al año que la media de los europeos, lo que se traduce en una caída de las inversiones públicas y del gasto social. De hecho, España es el país europeo (entre los grandes) que más ha reducido su gasto social en los últimos 5 años y uno de los que lo tiene más bajo: el 23,4% del PIB en 2017, frente al 27,9% de media que gasta Europa (UE-28), el 34,1% que gasta Francia (13.100 millones más al año en términos comparables), el 29,7% de Alemania, el 29,1% de Italia o el 26,3% del PIB que gasta Reino Unido en temas sociales (desde pensiones a educación, sanidad o ayudas a vivienda y familias), según Eurostat.


Ahora, la Comisión Europea acaba de dar “un toque de atención” a España: tiene que reajustar las cuentas, porque en 2019 han subido los gastos pero no los ingresos (al no conseguir el Gobierno Sánchez sacar adelante su Presupuesto, que contemplaba subidas de impuestos). Así que en 2019 no se reducirá el déficit lo previsto (Bruselas dice que será del 2,3% del PIB en vez del 2% que preveía el Gobierno) y en 2020 seguirá en el 2,2% (no en el 1,7% que prometió el Gobierno). Eso significa que Europa pide a España un ajuste en las cuentas públicas, de 6.500 a 10.000 millones en 2020


Se puede discutir este “aviso” de Bruselas (no es tan “grave” que un país con el doble de paro tenga unas décimas más de déficit) o mejor “acatarlo”, para que los mercados no se pongan nerviosos, porque tenemos que financiar 1,2 billones de euros de deuda pública. En este caso, el próximo Gobierno sólo tiene 2 caminos: hacer más recortes o recaudar más. Dado que hacen falta más recursos para todo (sanidad, educación, pensiones, gasto social,  vivienda, tecnología, modernización de la economía y tantos retos más), lo más lógico parece intentar recaudar más, en línea con Europa. Y eso pasa, de entrada, porque paguen más impuestos los que pagan menos, como ya hemos visto: grandes empresas,  multinacionales, los más ricos y los inversores que viven de dividendos, fondos y acciones. No tocar los impuestos al 95% de españoles que ya pagamos bastante.


El preacuerdo de Gobierno firmado por el PSOE y Podemos señala textualmente que “el Gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de responsabilidad fiscal con Europa, gracias a una reforma fiscal justa y progresiva, que nos acerque a Europa y se eliminen privilegios fiscales”. No concretan más, pero todo el mundo lee entre líneas que subirán los impuestos. ¿Cuáles? En la campaña electoral no lo han dicho (¿para no asustar?), pero todo apunta a que seguirán el camino abierto en el fallido Presupuesto para 2019, donde contemplaban recaudar 5.654 millones más a través de varios cambios: subir el tipo efectivo y quitar exenciones en sociedades a grandes empresas (+1.778 millones) mientras lo bajaban a las pymes (-260 millones), equiparar el impuesto del gasoil al de la gasolina (+670 millones), subir un 1% el tipo impuesto patrimonio (+339 millones), subir el tipo del IRPF a los que ganen más de 140.000 euros (+328 millones), implantar una tasa Google del 3% a las multinacionales (+1.200 millones) y otra tasa Tobin del 0,2% a las operaciones financieras (+850 millones), más un Plan anti fraude fiscal (+828 millones).


Pero ahora, si quiere cumplir con Bruselas y hacer más gasto social, el futuro Gobierno tendrá que ingresar más que esos 5.654 millones extras. Por eso, están pensando en subir del 23 al 27% el tipo máximo que paguen los que cobren más de 50.000 euros en dividendos o venta de fondos y acciones, lo que ya ha hecho que algunas empresas se planteen adelantar el pago de dividendos de enero de 2020 a este año. También estudian homogeneizar el pago del impuesto de patrimonio y sucesiones, que quieren liquidar las autonomías gobernadas por el PP y Ciudadanos (con Vox), para que no se “escapen” las grandes fortunas como en Madrid. Y controlar más las SICAV, que ya estudian si trasladarse a Luxemburgo. Y, a medio plazo, reformar el IRPF (para eliminar deducciones) y el IVA (donde España pierde 23.400 millones de recaudación al año, según la Comisión Europea), además de ingresar más por los impuestos verdes (recaudamos el 1,83% del PIB frente a 2,4% la UE-28).


Oír hablar de subir impuestos pone los pelos de punta a muchos, pero más debería preocuparnos los que prometen bajarlos, porque es el camino seguro a más recortes y a un mayor deterioro del Estado del Bienestar y las pensiones. Hay que recaudar más, al margen de las ideologías: es necesario para equipararnos con Europa y poder gastar como ellos. Y hay que recaudar más con justicia, haciendo que paguen más los que más tienen, que son los que hoy pagan menos, porque tienen bufetes y bancos de inversión que les ayudan a “eludir” impuestos, “dentro de la legalidad". Hay que afrontar este reto, reformar los impuestos, que es “la madre de todos los retos”. Hablemos de impuestos sin miedo. Y que suban los que haga falta. A la gran mayoría no nos debería afectar.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Catastrazo veraniego

Al volver de vacaciones, los vecinos de Madrid y otros 215 municipios españoles nos hemos encontrado con una carta del Catastro en la que nos anunciaban que nuestro piso valía más, que nos habían subido su valor catastral más de un 70%. Y  que en 2012 vamos a pagar más IBI, el principal impuesto municipal. Y también más basuras, transmisiones patrimoniales, renta y quizás, más en patrimonio. El año que viene, serán muchos más los municipios que revisarán el catastro, ya que la mayoría no lo ha hecho en los últimos 10 años. Pero ahora lo necesitan, porque las arcas municipales están vacías.
enrique ortega
El catastrazo veraniego afecta a 3,4 millones de viviendas, locales y garajes, de los que 2 millones están en Madrid y el resto en 215 municipios de toda España, entre ellos Castellón, Ciudad Real, Ibiza, Marbella, Móstoles, Roquetas de Mar, Águilas o Miranda de Ebro. La novedad este año es que puede conocer la revisión catastral por Internet, para reducir el gasto de comunicar los nuevos valores. Sin embargo, en Madrid, por ejemplo, sólo un 12% de propietarios ha accedido a la web del Catastro para saber el nuevo valor de su piso, con lo que hay que enviar otra carta al resto, lo que costará más de 6 millones de euros. Y en el resto de municipios ha pasado lo mismo.
La revisión ha subido el valor catastral de las viviendas por encima del 70% sobre el valor de hace 10 años, debido al boom de precios del periodo 2001-2007, ya que en los últimos tres años los pisos han bajado casi un 20%. En Madrid, la revisión media ha sido del 74% y los propietarios de viviendas pagarán un 5,7% más al año de IBI (impuesto de bienes inmuebles), lo que supone entre 24 y 60 euros más por recibo (y 127 millones de ingresos extras al Ayuntamiento). En el resto de España, la subida será similar, aunque hay Ayuntamientos (como Ciudad Real y Marbella) que prometen compensar la revisión bajando el IBI.
Con esta actualización, el valor catastral se acerca al 40% del valor de mercado. Por Ley, no puede superar el 50% y si algún propietario está disconforme con la nueva valoración, tiene un mes para reclamar ante el Catastro o ante el Tribunal Económico Administrativo, pero sólo un 5% de los propietarios lo hacen. Eso sí, el recurso no le libra de pagar el nuevo recibo del IBI, que le llegará en 2012.
La revisión del catastro no supone sólo pagar más en el IBI. Es la base para otros impuestos locales, autonómicos y estatales. Empezando por la tasa de basuras, que se calcula sobre el valor catastral (0,136% en Madrid) y que también subirá en 2012. Lo mismo el impuesto municipal sobre el incremento del valor de los terrenos, cuya base imponible se calcula como un porcentaje del valor catastral. O el impuesto sobre transmisiones patrimoniales, que paga el vendedor de un piso a las autonomías, que lo calculan a partir del valor catastral. Y en el IRPF, se imputa como ingreso el 2% del valor de la vivienda. Por último, la revisión también puede afectar a la próxima declaración del patrimonio, para rentas medias y altas.
El IBI es el principal impuesto municipal, ya que aporta unos 10.000 millones de euros, el 18% de los ingresos locales. Y su recaudación ha crecido un 22,8% desde 2007, a pesar de la crisis. El impuesto se calcula aplicando un tipo al valor catastral, que va de un 0,4% mínimo a un máximo del 1,1%.Pero luego, muchos Ayuntamientos aplican recargos y contribuciones especiales. Y así, se producen muchas diferencias, siendo la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y Baleares las comunidades con más presión fiscal del IBI (cuota/PIB) y el País Vasco, Galicia y Aragón las que tienen menos. Por ciudades, las capitales con el IBI más alto son Valencia (0,97%, unos 86 euros por recibo), Sevilla (0,75%, 102 euros por hogar) y Barcelona (0,75%, 91 €), aunque el ranking lo encabezan Huelva (1.06%) y Cádiz (1,01%). En la cola están San Sebastián (0.18%), Vitoria (0,22%) y Pamplona (0,35%), mientras Madrid (0,58%) se mantiene en la media.
El valor catastral se revisa teóricamente cada 10 años, pero la mayoría de municipios no lo han hecho: de los 7.589 municipios españoles, un 58 % (4.387) no han revisado los valores en los últimos 10 años, según el Catastro. En Cataluña, por ejemplo, el 73% de los municipios no han revisado el catastro en los últimos 10 años. Y lo mismo el 60% de los municipios de la Comunidad Valenciana, incluidos Valencia (1998), Alicante y Castellón (1996). La razón es que no les hacía falta: el boom inmobiliario llenaba las arcas municipales (54% ingresos venían del ladrillo) sin tener que revisar el catastro. Pero ahora, con la crisis, la situación cambia y se espera un aluvión de revisiones. En 2010 y 2011 no ha habido muchas, por las elecciones municipales, que daban mala imagen a la revisión (de hecho, Oviedo y Tarrasa, que estaban en la lista de revisiones de este año, pidieron al Catastro que se pospusiera). Pero todo apunta a que se multiplicarán las revisiones catastrales en 2012, con subidas para 2013.
Con los Ayuntamientos en bancarrota, revisar el catastro y subir el IBI va a ser un hecho en los próximos años. Como el parque de viviendas apenas crece (las viviendas iniciadas han caído un 90% en los últimos tres años), la única solución es cobrar más impuestos a los 21 millones de propietarios de inmuebles urbanos (33,4 millones) y rústicos (40,6 millones). Un pastel  que vale 1,45 billones de euros y sobre el que van a seguir picando los Ayuntamientos, aunque nuestras casas valgan menos cada año. Pero lo más fácil es sacar impuestos de las casas, algo sencillo de cobrar y controlar. Algún día habrá que empezar a cambiar el esquema de impuestos municipales y pagar por lo que se usa, no por lo que se tiene.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Subidas y reformas de impuestos para 2012

Si 2010 y 2011 han sido años de recortes, 2012 será un año de subidas de impuestos (y más recortes). Empezando por el impuesto de Patrimonio reformado, que puede quedar en nada si  lo boicotean sus autonomías o lo anula el PP. Pero todo apunta a que el futuro Gobierno, que tomará posesión en diciembre, tendrá que subir impuestos para seguir rebajando el déficit, como han hecho los conservadores en Europa. Aunque Rajoy dice que no, parece inevitable que suban los impuestos especiales (carburantes, tabaco y alcohol) y el IVA, además de hacer cambios en renta y sociedades, donde las grandes empresas apenas pagan. Y también subirán impuestos autonomías y Ayuntamientos.
http://www.enriqueortega.net/
A última hora, como descarada baza electoral para Rubalcaba, el Gobierno Zapatero ha rescatado (sólo para 2011 y 2012) el impuesto del Patrimonio, que únicamente Francia mantiene en Europa. Un impuesto que se quitó en 2008, porque recaudaba poco (2.192 millones) y lo pagaban las clases medias (casi un millón de personas, las que tenían pisos y ahorros). Ahora se sube el mínimo a 700.000 euros y lo  pagarán los más ricos (160.000), pero sólo ingresará 1.080 millones, el 0,6 % de la recaudación del Estado.
Mucho ruido y pocos ingresos para un impuesto que puede quedar en nada por tres vías: que lo anule el PP si llega al Gobierno, que se declare anticonstitucional cambiarlo por decreto-ley o que las autonomías gobernadas por el PP (salvo Extremadura), lo anulen en la práctica bonificándolo al 100% como hizo Madrid en 2008. Eso sí, si lo anulan se quedarán sin esta recaudación (la mitad va a Madrid y Cataluña), pero no sin la compensación por supresión del Patrimonio en 2008 que ahora reciben (2.100 millones al año) por Ley.
El nuevo Patrimonio puede ser un impuesto inútil, pero ha abierto un debate muy útil, el de los impuestos. Que el déficit no se rebaja sólo con recortes, también con más ingresos. Y que los que más tienen han de colaborar más en la salida de la crisis. De hecho, en toda Europa, los Gobiernos conservadores han subido impuestos, tanto el IVA (Gran Bretaña, Italia y sobre todo, Irlanda, Grecia y Portugal, al 23%), como el impuesto sobre la renta o los inmuebles y han creado “impuestos a los ricos” (5% en Francia y 3% en Italia). En España, Zapatero subió el IVA en julio de 2010 (del 16 al 18%), los impuestos especiales (carburantes, alcohol y tabaco) y el IRPF este año a los que ganan más de 120.000 euros, pero no ha querido más retoques fiscales, salvo el esperpento del Patrimonio.
Y sin embargo, tenemos unos impuestos insuficientes (menos presión fiscal que Europa) e injustos. En renta (IRPF), la recaudación descansa sobre las nóminas (el 75% de los contribuyentes declaran menos de 24.000 euros) y las clases medias. Los ricos no pagan: sólo 6.829 personas declaran ganar más de 600.000 euros y pagan un tipo efectivo del 27,2 %, menor al de los que ganan 78.000 € (28%) y 120.000 € (30,2%), debido a que obtienen más rentas del capital (que tributan menos) que del trabajo. Y las reformas hechas por los gobiernos Aznar y Zapatero han llevado a que las rentas altas paguen menos (el tipo máximo ha bajado del 56 % en 1995 al 45% hoy) y las rentas medias tributan casi igual.
Más escandaloso es el caso de las empresas. En 2007, Zapatero aprobó la primera rebaja del impuesto de sociedades de la democracia, a la que se han sumado otras (libertad de amortización, consolidaciones intragrupo, deducciones varias), que han conseguido el milagro: las empresas pagan sólo el 9,9 % de sus beneficios, cuando el tipo nominal de sociedades es  el 30%. Y lo peor: una gran empresa que factura más de 1.000 millones, como Telefónica, paga un tipo efectivo del 16,9 % y una pyme que factura 6 millones paga el 20%. Gracias a este trato fiscal (y a la crisis), la recaudación por sociedades ha caído a la quinta parte: de 44.800 millones en 2007 a 4.761 millones hasta julio.
Este favorable trato fiscal a las empresas, la gran diferencia entre IRPF y sociedades, provoca que los ricos utilicen sociedades instrumentales para no pagar impuestos, tributando al 1% a través de las 3.133 SICAV registradas, con 26.200 euros de patrimonio. Algo que no ha tocado en siete años el Gobierno Zapatero y que ahora el PSOE promete cambiar para el futuro…
Rajoy, presidente in pectore, promete ahora no subir impuestos. Pero tendrá que hacerlo si quiere reducir más el déficit en 2012, como exigen Bruselas y los mercados. Incluso habrá que hacer retoques a finales de 2011, si como dice la Comisión Europea, vamos a superar el tope de déficit este año (en 3.000 millones) y el que viene (en otros 9.000). Sería un ajuste adicional, que forzaría a nuevos ajustes y a buscar más ingresos, gobierne quien gobierne. Y queda todo el campo de los impuestos autonómicos y municipales, que subirán sí o sí.
La primera subida será la de los carburantes: España está obligada a subir 2,8 céntimos el impuesto de hidrocarburos el 1 de enero para armonizarlo con la UE. Y también subirán los impuestos del alcohol y tabaco. Otra subida que está cantada es la del IVA: España es el tercer país con menos IVA de la UE y hay margen para subir al 19 o al 20% (quizás para verano), como han pedido Bruselas y el FMI.
En renta y sociedades, la subida exige una reforma, que el PP está estudiando en secreto. En el IRPF podrían simplificarse tramos, con retoques al alza, y parece probable que suban los impuestos al ahorro (malo, pero hay margen), del 19-21% actual al 20-23%, acercándolo al 25% que paga de beneficios una pyme. Un cambio que se puede hacer en 2012, con efectos retroactivos al 1 de enero, como ya hizo Felipe González en junio de 1992.Y en sociedades, el futuro Gobierno tendrá que quitar deducciones, como ha exigido la Comisión europea a todos los países, con lo que las empresas pagarán más impuestos (malo, pero obligado).
Más ingresos en 2012 (y quizás ya a finales de 2011, obligados por la caída de la recaudación) para mitigar los recortes y poder seguir bajando el déficit. Y para poder bajar cotizaciones y ayudar a crear empresas y empleo. Sólo así será justo que paguemos más impuestos.