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lunes, 26 de febrero de 2024

Los pisos subirán más en 2024

Si alquilar un piso es difícil y caro, comprarlo se ha vuelto casi imposible, por el alto coste de las hipotecas y porque las viviendas siguen subiendo: +4,7% en 2023, la mayor subida en 6 años. Y con ella, los pisos han subido un +44,5% en los últimos 10 años, más del doble que la inflación y los salarios. Y sus precios rondan los de 2008, antes de la crisis financiera. Los pisos seguirán subiendo en 2024, porque faltan viviendas y se promueven pocas viviendas nuevas, sobre todo en Madrid y Barcelona, por falta de suelo, financiación y demanda que consiga hipoteca. Porque hoy, comprar un piso se lleva el 40% de los ingresos de una familia y más de lo que gana un joven. El Gobierno ha aprobado “un parche”, unos avales para ayudar a 50.000 jóvenes a comprar piso, cuando la mayoría no puede ni comprar ni alquilar. La solución es construir más, entre 150.000 y 200.000 viviendas al año, la mayoría para alquilar.

                   Enrique Ortega

Comprar un piso es cada año más caro y no sólo porque las hipotecas llevan año y medio subiendo, por el alza de los tipos de interés. El precio de compraventa de las viviendas volvió a subir en 2023, un +4,7%, la mayor subida en los últimos 6 años, según la tasadora Gesvalt. La Sociedad de Tasación aumenta la subida hasta el +5,1% anual a finales de 2023, mientras el último dato del INE señala una subida anual de las viviendas del +4,5% en septiembre de 2023, con un aumento menor del precio de la vivienda usada (+3,2%) pero mucho mayor en la compraventa de viviendas nuevas (+11%, la mayor subida en 16 años).

Con esta subida de los pisos del +4,7% en 2023, se han encarecido ya un +44,5% en los últimos 10 años, entre 2014 (cuando empezaron a subir) y 2023 (el INE ya ratificó una subida del +39,8% entre 2014 y 2022). Una subida de los pisos que duplica con creces la inflación en esta década (+21,3%) y la subida de los salarios (+17,6%). Y con esta subida acumulada (+44,5%), los pisos nuevos han recuperado ya el precio que tenían en 2008, antes de la crisis financiera, que provocó un desplome de precios del -41,9% entre 2008 y 2014, según el INE, aunque la vivienda usada es todavía un 20% más barata que en 2008. Unos altos precios que suponen un coste medio de 2.871 euros por metro cuadrado de una vivienda nueva (287.100 euros una casa de 100m2), según la Sociedad de Tasación, aunque hay 3 capitales donde el precio de un piso supera los 4.000 euros/m2: Barcelona (5.156 euros/m2), Madrid (4.385 euros/m2) y San Sebastián (4.283 euros/m2), mientras comprar una vivienda nueva cuesta 1.301 euros/m2 en Ciudad Real o 1.311 en Cáceres.

Lo chocante es que los pisos sigan subiendo cuando la venta de viviendas cayó un -9,7% en 2023, según el INE. El año pasado se vendieron en España 586.913 viviendas, frente a las 650.265 vendidas en 2022, aunque se trató de un año excepcional, que recogió ventas retrasadas de 2021 (tras la pandemia). Por eso, los expertos creen que se trata de una alta cifra de ventas a pesar de la caída (el tercer mejor año de la historia, tras 2022 y el récord de 2007: 775.300 viviendas vendidas), que demuestra una demanda fuerte, a pesar de la subida de tipos de interés (del 0 al 4,5% en año y medio, desde julio de 2012), que ha provocado una caída de las hipotecas solicitadas: se constituyeron 381.560 hipotecas sobre viviendas, un -18% sobre las de 2022. Pero, a pesar de eso, las ventas cayeron menos, en parte porque hay una demanda de vivienda como inversión, que compra al contado, sin hipoteca: la mitad de las casas se compran al contado en España, según los registradores.

Pero la causa básica de que sigan subiendo los pisos (aunque caigan las ventas) es que falta oferta, que hay más demanda que pisos para vender (sobre todo en las ciudades donde más ha crecido la población y los inmigrantes, según CaixaBank Research). En toda España, la oferta de pisos para vender cayó un -8% en 2023, sobre todo porque se hacen pocas viviendas nuevas, según el portal Idealista. Pero el mayor problema se da en grandes ciudades, donde “faltan viviendas para vender. Así la oferta se recortó en el último año en Palma y Valencia (-17%), Murcia (-15%), Barcelona (-14%), Alicante (-13%), Bilbao (-9%), Málaga (-8%) Madrid (-4%) y Sevilla (-2%). Pero también cayó la oferta en ciudades más pequeñas como Santander y Zamora (-28% oferta último año), Ávila (-26%), Toledo (-22%), Granada (-20%), Ciudad real (-18%) y Oviedo (-16%).

Se ha recortado el mercado de viviendas de 2ª mano, tras 10 años de ventas crecientes, pero sobre todo se hacen menos viviendas nuevas, lo que reduce la oferta disponible. En 2023 se cree que los visados de obra nueva llegaron a 110.000, según CaixaBank Research, lo que supone un mínimo aumento del 1,04% sobre las 108.895 nuevas viviendas “visadas” (autorizadas) en 2022. Son todavía menos que las nuevas viviendas visadas en 2019 (111.140), a pesar de la mayor demanda, y quedan muy lejos de los visados de obra nueva que se dieron en 2008 (264.795) y sobre todo en 2006 (865.561 viviendas nuevas). Pero lo peor es que los visados de nuevas viviendas están cayendo en las grandes capitales, donde hay más demanda de vivienda, según los últimos datos oficiales (enero-octubre 2023): han caído un -75,5% en Barcelona, un -57,6% en Málaga y un -32,1% en Madrid, subiendo un +32% en Zaragoza, un +5,3% en Sevilla, un +1,5% en Valencia y un +2,6% en toda España (con 91.666 viviendas nuevas visadas hasta octubre).

¿Por qué se inician tan pocas viviendas en España, menos de la mitad que en 2008? Hay varias razones que retraen las nuevas promociones: subida de tipos y mayores dificultades para conseguir financiación bancaria e inversores, aumento de los costes de construcción (se dispararon con la pandemia y siguen altos), encarecimiento y falta de suelo, junto a mayores exigencias normativas (en Barcelona, por ejemplo, hay una obligación de reservar el 30% de las nuevas promociones a viviendas protegidas, lo que retrae y encarece los proyectos). Y en el caso de Madrid, Barcelona y grandes ciudades, no se han actualizado los módulos de precios de las viviendas de VPO, congelados desde 2008 (en Madrid acaban de subir hasta un 56%).Y, además, la nueva Ley de Vivienda, en vigor desde mayo 2023, se considera “intervencionista” por el sector y retrae nuevas promociones.

Todas estas causas que explican las subidas de precios de los últimos años se mantienen ahí (se esperan sólo 115.000 visados de nuevas viviendas en 2024), por lo que los expertos creen que los pisos seguirán subiendo en 2024, por 11º año consecutivo. Y en 2025. De hecho, la vivienda ya ha subido en enero en 38 capitales, un +0,4% según el portal Idealista, mientras la Sociedad de Tasación apuesta por una subida del +4,6% en el primer trimestre, con un precio medio de 2.900 euros/m2. Y otros expertos creen que la vivienda subirá entre un 2 y un 4% este año, subiendo más la vivienda nueva y estancándose (o incluso bajando) la vivienda usada. Y eso porque la demanda podría incluso subir, por la mejora del empleo y los salarios, y porque bajarán los tipos a partir del verano, lo que debería abaratar las hipotecas. De hecho, el Euribor mensual ha bajado del 4,16% máximo en octubre de 2023 al 3,609% en enero, aunque en febrero se ha frenado la bajada (3,649% hasta el viernes).

Otra razón para que sigan subiendo los pisos es que suben mucho los alquileres y eso hace más atractivo comprar que alquilar. Actualmente, comprar una casa de 250.000 euros exige pagar una hipoteca de 200.000 euros (los bancos sólo financian el 80% del precio), que supone hoy pagar una cuota mensual de 1.055 euros. Pero el alquiler medio está en 12,44 euros (enero 2024, según el portal Idealista), 1.116 euros para alquilar un piso de 90 m2 (ojo: 1.872 euros en Barcelona y 1.647 en Madrid). Así que hoy se paga menos cuota por comprar que por alquilar, aunque hay que tener dinero ahorrado (para pagar el 20% que no financia la hipoteca y los gastos e impuestos) y un trabajo e ingresos que permitan conseguir una hipoteca del banco. Pero si se logra, un propietario con hipoteca pagará en 25 años unos 43.000 euros menos del dinero que habría pagado esos años por un alquiler medio, según un estudio de Tecnocasa y la Universidad Pompeu Fabra .Y encima, los que compraron tienen un patrimonio, mientras los que alquilaron no tienen nada.

Pero, con estos precios de los pisos, el esfuerzo de comprar no está al alcance de la mayoría, porque pagar una hipoteca supone cada vez un mayor esfuerzo. En septiembre de 2023, con los tipos altos, pagar la cuota mensual de una hipoteca media suponía a las familias un 39,2% de sus ingresos, un 10% más que antes de la pandemia y la posterior subida de tipos (29,3% esfuerzo en diciembre 2023), según el Banco de España, quien estima que en 2024, el esfuerzo de pagar una hipoteca superará el 40% de los ingresos de una familia, cuando los expertos consideran que el tope recomendable no debería superar el 30% de los ingresos. Y en el caso de los jóvenes, cuyo salario medio es de 1.005 euros mensuales, el esfuerzo de pagar una hipoteca (de 200.000 euros) es imposible, porque la cuota mensual (1.055 euros) supera todos sus ingresos.

Por eso, la gran mayoría de los jóvenes, sin ahorros y con sueldos bajos, no puede pensar en comprar casa, aunque tampoco en alquilar, lo que les condena a vivir con sus padres (el 83,7% de los menores de 30 años no se emancipa, frente al 68,1% en Europa). Para ayudarles, el Gobierno aprobó el pasado 13 de febrero una linea de avales del ICO, de 2.500 millones, para complementar el 20% de las hipotecas que pidan. Con este aval público, el banco puede conceder una hipoteca por el 100% del valor del piso que se quieran comprar, porque el 20% que antes no financiaban lo avala el Estado. Podrán beneficiarse los jóvenes hasta 35 años y las familias con menores a su cargo, siempre que tengan unos ingresos brutos inferiores a 38.600 euros brutos (solteros), 64.000 euros (familias monoparentales) y 77.200 euros anuales si son 2 personas quienes firman la hipoteca. El Gobierno dice que los avales podrían beneficiar a 50.000 jóvenes y familias. Pero es “un parche”, porque la mayoría de los jóvenes (hay 7,8 millones entre 21 y 35 años) no pueden pagar una hipoteca y menos si la piden por el 100% del valor de la vivienda. Habría que ayudarles más a alquilar: hoy, los 250 euros de ayuda del bono joven de alquiler no funcionan, por la mala gestión de las autonomías.

En definitiva, comprar un piso es algo imposible para los jóvenes y la mayoría de las familias, máxime cuando han subido más del doble que los sueldos. Y los pisos y alquileres seguirán subiendo, a menos que se aplique la única medida que puede frenar las alzas: aumentar la oferta. En España hacen falta entre 150.000 y 200.000 nuevas viviendas cada año y se construyen poco más de 100.000.

Sólo construyendo el doble se puede afrontar la demanda presente y futura. Y para conseguirlo, hace falta un Pacto por la vivienda, que implique al Gobierno central, autonomías, Ayuntamientos y promotores, para acordar entre todos una hoja de ruta que promueva viviendas suficientes para cubrir la demanda y bajar precios y alquileres. Las medidas a tomar están claras: conseguir suelo suficiente y asequible, asegurar financiación para las promociones y precios que cubran costes y beneficios, con una prioridad en construir para alquilar (dos tercios al menos de las nuevas viviendas). Y a partir de ahí, un Plan de ayudas realista para las familias y jóvenes que hoy no consiguen comprar ni alquilar. El problema de la vivienda y sus altos precios tiene enmienda: construir más.

jueves, 21 de octubre de 2021

Temor a otra burbuja inmobiliaria

Un fantasma recorre el mundo: el miedo a que estalle otra “burbuja inmobiliaria”, en EEUU, Canadá, China o media Europa, por la tremenda especulación y subida de precios en el último año (+9,5%), alimentada por la gran liquidez, los bajos tipos de interés y el fuerte ahorro de las familias. El mayor riesgo está en Frankfort, Toronto, Hong Kong, Múnich, Zúrich, Estocolmo, París, Londres, Moscú y Nueva York. No hay ninguna ciudad española en este "mapa de burbujas", aunque aquí los precios de la vivienda también suben mucho: un +3,3% anual en el 2º trimestre, la mayor subida desde 2019. Pero los precios todavía son 21,5% inferiores  a los máximos de 2007. Eso sí, las ventas se han disparado en julio y agosto, con récord desde 2008, por compras de inversores y ahorradores. Ahora, todo apunta a que las ventas  de viviendas seguirán subiendo y también los precios de pisos y alquileres. Y eso agravará el problema actual, donde los jóvenes (y muchas familias) no pueden comprar ni alquilar.

Enrique Ortega

La pandemia parece bajo control en Occidente y la recuperación económica se afianza en EEUU, Europa y medio mundo. Y un síntoma de que la crisis se desinfla es que las ventas y precios de la vivienda, oficinas y locales llevan meses disparados, como no se veía desde 2007, antes de estallar la anterior  “burbuja inmobiliaria”. Así, los precios de la vivienda han aumentado un +9,5% anual (entre el primer trimestre de 2020 y el 1º de 2021) en los 36 paises de la OCDE, la mayor subida en 30 años. Y en Europa, los precios de la vivienda han subido un +7,3% anual en el 2º trimestre de 2021, la mayor subida desde septiembre de 2007 (y un +6,8% en los paises del euro, la mayor subida desde 2006), según Eurostat.

¿Qué explica esta subida histórica de la vivienda? Un cocktail de razones: la tremenda liquidez en todas las economías (tras las inyecciones de dinero y compras de deuda de los bancos centrales, en especial la Reserva Federal  USA y el BCE) y los bajos tipos de interés, que animan a los inversores (Fondos y bancos) y a los particulares a comprar viviendas, oficinas y locales, aprovechando la caída de precios y ventas provocada por la pandemia, confiando en que “el ladrillo es un valor seguro” (¿les suena?) y que hay margen para ganar mucho dinero cuando la economía se recupere. Y como la oferta de viviendas, oficinas y locales estaba muy estancada tras la anterior crisis inmobiliaria, esta fuerte demanda post pandemia ha disparado los precios en medio mundo.

Con ello, se han despertado los temores a que estalle otra burbuja inmobiliaria, como la que provocó en 2008 la anterior recesión. La preocupación es muy evidente en EEUU, Canadá y gran parte de Europa. Y se agravó a finales de septiembre, cuando se temió la quiebra en China de Evergrande, la mayor inmobiliaria del mundo, asfixiada por una deuda de 300.000 millones de dólares y las medidas tomadas por el gobierno chino para frenar la burbuja inmobiliaria en un país donde los precios de la vivienda se han multiplicado por 10 en los últimos 20 años (y donde un piso de 60m2 cuesta 500.000 euros, por la especulación).

Los mayores riesgos de burbuja inmobiliaria se dan a Canadá, Nueva Zelanda y Suecia, según la agencia Bloomberg, pero también les preocupan EEUU (la vivienda se encareció un +18,6% en junio 2021, la mayor subida en 30 años), Noruega, Reino Unido y Dinamarca, seguidos de cerca por Bélgica, Austria y Francia. Otro análisis es el de UBS Group, que ha elaborado un Índice global de riesgo de burbujas por paises (ver mapa), donde indica las 9 ciudades con más riesgo inmobiliario (índice superior a 1,5 puntos): Frankfort (2,16 puntos), Toronto (2,02), Hong Kong (1,90), Múnich (1,84), Zúrich (1,83), Vancouver (1,66), Estocolmo (1,62), París (1,59) y Ámsterdam (1,58 puntos). Hay otro grupo de ciudades con los precios de la vivienda sobrevalorados (Índice de +0,5 a 1,5 puntos) pero sin riesgo de burbuja, como Londres, Moscú, Nueva York, Los Ángeles, Tokio y Moscú. Y sitúa a 3 ciudades con unos precios de la vivienda “razonables” (Índice +0,5 a -0,5): Madrid, Milán y Varsovia.

Como se ve, 6 de las 9 ciudades con riesgo de burbuja inmobiliaria están en Europa. Y los últimos datos de Eurostat reflejan la fuerte subida de precios de la vivienda en algunos paises, muy superior al ya elevado aumento de la UE-27 (subida anual del +7,3% en junio 2021): Estonia (+16,1%), Dinamarca (+15,6%), Chequia (+14,5%), Lituania (+13,3%), Letonia (+12,4%), Luxemburgo (+13,6%), Paises Bajos (+12,8%), Hungría (+11,9%), Austria (+11,7%) y Suecia (+10,9). España es el 2º país europeo donde menos sube la vivienda (+3,3% en el último año), sólo por detrás de Italia (+0,4%) y menos que Francia (+5,7%) y Portugal (+6,6%). Y si analizamos la evolución de los precios de la vivienda en Europa entre 2010 y junio de 2021, han subido en 23 paises (+34% de media en la UE-27, +133% en Estonia, +80% en Suecia o Alemania, +50% en Portugal y +22% en Francia) pero cayeron en otros cuatro paises, los más “escaldados” por la anterior burbuja: Grecia (-28%), Italia (-13%), Chipre (-8%) y España (-3%), según Eurostat.

Así que los precios de la vivienda están subiendo con fuerza en medio mundo y en Europa pero suben menos en España: recordemos, un +3,3% anual en el 2º trimestre de 2021, según el INE, más que en todo el año 2020 (+2,1%), la menor subida en 6 años por la pandemia, pero menos de lo que subió en 2019 (+5,1%) y la menor subida desde 2014 (+0,3%), el primer año en que remontó el precio de las viviendas tras las drásticas bajadas de 2008 a 2013 (-45% de caída tras estallar la burbuja inmobiliaria). Eso quiere decir que aunque ahora la vivienda suba algo más, su precio sigue por debajo del que tenía en 2008, todavía un 21,5% inferior, según los datos del Ministerio de Transportes: 1.649,2 euros/m2 en junio de 2021 frente a un máximo de 2.101,4 euros/m2 a finales de 2008. Eso sí, ha subido un +12,7% desde el precio mínimo que tenía a finales de 2014 (1.463,1 euros/m2).

Los precios de las viviendas están subiendo, en el mundo y en España, porque han aumentado las ventas, porque hay más demanda de viviendas, oficinas y locales, sobre todo de inversores y ahorradores, que comprar buscando una plusvalía futura o alquilarlos. En España, las ventas se desplomaron al estallar la burbuja en 2008 (de 775.300 viviendas vendidas en 2007 a 552.080 en 2008 y un mínimo de 312.593 en 2013) para recuperarse lentamente a partir de 2014 (318.830) y sobre todo en 2018 (517.984) y 2019 (505.467), cuando rozaron las ventas de 2008. Pero llegó la pandemia y las ventas cayeron drásticamente, a 420.238 viviendas en 2020. Ahora, en 2021, con el inicio de la recuperación, las ventas crecen mes a mes, alcanzando las 267.715 viviendas vendidas en el primer semestre, según el INE, ya más que en la primera mitad de 2019 (266.018). Y sobre todo, se han disparado las ventas en julio y agosto, dos meses récord desde 2008.

Esta mejoría de las ventas (49.900 viviendas en agosto, 40.300 de segunda mano y sólo 9.600 nuevas) se explica en buena medida por las compras de inversores (Fondos e inmobiliarias) y de ahorradores, como demuestra que 15.000 de esas ventas se hayan pagado al contado, sin hipoteca. Pero también hay compras de familias, aprovechando que los bancos han abierto la mano con las hipotecas (tienen incluso “una guerra” para robarse clientes) y que los tipos están muy bajos, los menores de la historia reciente: el tipo medio era del 2,54% en julio de 2021, frente al 2,59% en julio de 2019 y el 4,26% que se pagaba por una hipoteca en julio de 2013, según el INE. La consecuencia es que en julio de 2021 se han firmado 35.329 hipotecas, un 36,8% más que el año pasado (pandemia) y más del doble que el peor año de la crisis (17.055 hipotecas firmadas en julio de 2013).

Vistos los datos de subidas de precios, ventas e hipotecas firmadas, es evidente que hay una recuperación de la vivienda en España, una vuelta a la mejoría de 2018 y 2019. Pero no debemos tener miedo a otra burbuja inmobiliaria, según los expertos y los datos. Primero, suben los precios, pero todavía las viviendas cuestan un 21,5% menos que en 2008. Segundo, se venden muchas viviendas (podrían superar las 500.000 este año 2021), pero todavía se venden un tercio menos que en 2007 (775.300). Y se piden muchas hipotecas (35.329 en julio), pero todavía son un tercio menos de las hipotecas que se daban antes de estallar la burbuja inmobiliaria (104.808 en julio de 2007).

Eso no quita que no haya que vigilar de cerca al mercado de la vivienda, para evitar que los precios se disparen a medio plazo y se agrave el riesgo de otra burbuja. Máxime cuando todos los factores apuntan a que los precios de la vivienda seguirán subiendo, en 2021 y más en 2022. Por un lado, va a aumentar la demanda, tanto de especuladores e inversores como de familias, porque se crean 130.000 nuevos hogares cada año. Y por otro, la oferta de vivienda nueva crece menos, una media de 90.000 nuevas viviendas al año. Este déficit de viviendas tensiona el mercado y lo va a tensionar más en el futuro, si se asienta la recuperación, provocando nuevas y mayores subidas de precios. Y hay otros dos factores que van a encarecer el precio de la vivienda, sobre todo las viviendas nuevas. Uno, la subida de las materias primas que utiliza la construcción (la madera, el acero, el cobre o el aluminio, además del cemento, por la subida de la luz) y la maquinaria. Y el otro, la falta de mano de obra cualificada (la patronal dice que necesitan 700.000 trabajadores), lo que puede obligar a las empresas a subir los sueldos y trasladar esos mayores costes a los precios.

La subida de los precios y las ventas de la vivienda son una buena noticia para la economía, en la medida que la construcción es una de las locomotoras del crecimiento (aporta un 5,7% del PIB) y del empleo (1.324.800 ocupados). Pero la subida del precio de la vivienda es una mala noticia para muchas familias, no sólo porque les dificulta más la compra de un piso (al ser más caro), sino porque la subida de las viviendas encarece también los alquileres (los inversores o particulares que compran para alquilar, si ahora tienen que pagar más por el piso buscarán subir el alquiler para mantener su beneficio). De hecho, los últimos datos de Eurostat revelan que los alquileres son hoy un 5% más caros que en 2010 mientras el precio de la vivienda está un 3% por debajo.

Si sube la vivienda más de lo que ha subido ya, y con ello los alquileres, será un problema para muchas familias, en especial para las que tienen ingresos bajos y no pueden pagar ni una hipoteca ni un alquiler. En especial, será un grave problema para los jóvenes: ya hoy, con los precios actuales, los menores de 30 años no pueden comprar ni alquilar en ninguna autonomía, según un estudio del Instituto de la Juventud. Y eso porque su sueldo medio es bajo y tendrían que dedicar un 60% al pago de una hipoteca o el 90% al pago del alquiler, porcentajes que duplican y triplican el máximo recomendable y que vigilan los bancos (que el gasto no supere el 30% de los ingresos). Pero la situación es peor en algunas autonomías: los jóvenes tendrían que destinar el 92% de sus ingresos para pagar una hipoteca en Baleares y del 75 al 65% en Madrid, País Vasco, Canarias y Cataluña. Y más del 100% de sus ingresos para alquilar en Cataluña, Baleares y Canarias, rozando el 100% en Madrid. Tremendo. Y en el caso de los jóvenes de 30 a 34 años, tampoco pueden comprar o alquilar: una hipoteca se lleva de media el 45% de sus ingresos (el 59% en Madrid y el 75% en Baleares, sólo baja al 30% que podrían pagar en Murcia, Extremadura y Castilla la Mancha) y un alquiler supone el 65% (y casi el 80% en Cataluña, Madrid, Baleares y Canarias, no pudiendo alquilar con el 30% de sus ingresos en  ningún lugar).

Todos sabemos que hay un serio problema de vivienda en España pero ahora, con la perspectiva de subidas de precios, en la compraventa de viviendas y en los alquileres, la situación será peor, sobre todo para familias con pocos ingresos y para los jóvenes (incluso hasta los 34 años). Por eso urge un Plan de vivienda realista, no parches populistas asentados en controles de precios. La única manera de frenar la subida de precios, en la vivienda y los alquileres, es actuar sobre la oferta, facilitar la construcción de más viviendas, públicas y privadas, para venta y alquiler. Y eso pasa por facilitar la disponibilidad de suelo público (Ayuntamientos), agilizar las promociones y facilitar financiación suficiente a los promotores (públicos y privados). Hace falta construir más viviendas para frenar la subida de pisos y alquileres y atender a la demanda de jóvenes y familias. Y, en paralelo, facilitar que salgan al mercado las 3,4 millones de viviendas vacías, con incentivos a sus propietarios, no asustándoles para que no alquilen. Tomen medidas sensatas.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Los impuestos alteran la venta de pisos


Este mes de diciembre, los notarios y bancos van a trabajar a destajo: se puede disparar la venta de pisos, para aprovechar los propietarios que el 1 de enero suben los impuestos que deben pagar por las plusvalías. Pero en enero volverá la normalidad al mercado de la vivienda, que está subiendo sus ventas pero sólo gracias a los compradores extranjeros y a los inversores que compran para especular y alquilar. De hecho, dos de cada tres pisos se venden a tocateja, sin hipoteca. En resumen: que los que piensen en vender un piso, deben hacerlo antes de fin de año, para pagar menos a Hacienda. Y los que piensan en comprar casa, mejor que esperen a 2016, porque serán más baratas (bajarán entre un 5 y un 10% más en 2015) y habrá más hipotecas: ahora ya se dan más, pero sólo a los que tienen un trabajo fijo y ganan más de 50.000 euros. Mientras, alquile. Y no se deslumbre por las bajadas de la vivienda. 
 
enrique ortega

La mini-reforma fiscal aprobada por el Congreso el 20 de noviembre no sólo baja algunos impuestos (renta y sociedades) sino que sube otros, por ejemplo los que pagan algunas ventas de pisos. El cambio, que entra en vigor el 1 de enero, no afecta a los que venden su vivienda habitual para comprar otra ni a los que venden una casa con pérdidas. Afecta a los que venden su segunda vivienda o cualquier otro piso con beneficios, la mayoría de las ventas. Hasta ahora, estas plusvalías (beneficios) tenían una reducción (coeficiente de abatimiento) si la vivienda se había comprado antes de 1.994, rebaja que ahora desaparece (salvo para los pisos que se vendan por menos de 400.000 euros). Además, del precio de venta se deducía el efecto de la inflación y ahora ya no se actualiza el precio. Eso sí, desde el 1 de enero baja el tipo del impuesto de plusvalías (del 27 al 23% el máximo y del 21 al 19% el mínimo), pero esta rebaja no compensa la pérdida de las otras dos ventajas fiscales en la mayoría de las ventas.

La consecuencia es que vender un piso con beneficios (que no sea la vivienda habitual) va a pagar más impuestos desde el 1 de enero de 2015, hasta un 55% más en algunos casos, según los expertos. Además, la reforma fiscal penaliza al alquiler (los caseros ya sólo se podrán deducir el 50% del alquiler, en vez del 60% de ahora o el 100% si su inquilino tiene menos de 30 años), con lo que se fuerza también a muchos propietarios a vender sus viviendas en lugar de alquilarlas. Por todo ello, muchos propietarios han echado cuentas y están haciendo lo posible por vender un piso antes de fin de año, sobre todo las viviendas compradas antes de 1994 y que valgan más de 400.000 euros.

Estos cambios fiscales van a distorsionar el mercado de la vivienda en diciembre, acelerando las ventas y provocando mayores caídas de precios. Pero será algo coyuntural, como pasó en diciembre de 2010 y 2012 (cuando se dispararon las ventas al terminarse la desgravación fiscal a la compra de vivienda).Y todo apunta a una caída de ventas en enero para normalizarse luego el mercado, con ligeras subidas de ventas a lo largo de 2015. Entre tanto, este año 2014 podría cerrarse con el primer aumento de ventas de viviendas en España desde 2007 (salvo el lapsus de 2010), tras una caída a principios de año y seis meses ya de aumento de ventas (de marzo a julio y en septiembre).

Lo que suben son las ventas de viviendas de segunda mano (+10,2% hasta septiembre) pero siguen cayendo las ventas de viviendas nuevas (-15%), por el elevado stock (hay 465.635 viviendas nuevas sin vender). En este momento, hay un doble mercado en la vivienda. Por un lado, los pisos que están en el centro de las grandes capitales y las viviendas más caras, donde es difícil encontrar descuentos (incluso estos pisos han empezado a subir). Y luego están las viviendas de los extrarradios de las grandes ciudades, de las capitales pequeñas y de las zonas de costa, donde todavía hay algunas “gangas”. Y como sigue habiendo exceso de oferta en estos lugares, se esperan más rebajas de precios en 2015 (del -5 al -10%)

Las ventas se están reanimando por un doble efecto: la fuerte rebaja de precios de los pisos (han caído un 41,4% de media desde los máximos de 2007) y por el interés de los particulares extranjeros (20% compradores: turistas británicos, franceses, alemanes y rusos, la mayoría), las sociedades extranjeras y “fondos buitre” que buscan “gangas (otro 20% de compradores) y los inversores y sociedades españolas (25% compradores), que buscan una forma de invertir, en pisos para especular o para alquilar (con una rentabilidad del 4 al 9%, superior a otras inversiones). Así que sólo un 35% de los compradores son familias que compran un piso para vivir. Y la mejor prueba de este perfil comprador es que casi dos de cada tres viviendas se venden al contado, sin hipoteca, según los notarios.

Si las ventas de viviendas han empezado a reanimarse desde primavera, las hipotecas se están reanimando desde el verano y podrían crecer más este último trimestre, por el efecto “cierre de año”: los bancos “maquillan” sus cifras de crédito, para mejorar su imagen y porque prestar es su negocio. Pero lo hacen con cuentagotas: dan unas 19.000 hipotecas (septiembre), muy lejos de las 120.000 mensuales que daban en 2007. Y aunque han abierto algo el grifo, dan hipotecas “con lupa”, sólo para algunos VIP: clientes con contrato fijo y estable, que ganen más de 50.000 euros al año y con una alta vinculación (nómina, tarjetas, seguros, inversiones). Y como todos se pelean por este “cogollo” de clientes, hay una cierta guerra de hipotecas”, donde se ven tipos más bajos (euribor + 1,85%) y crédito hasta el 100% del valor del piso (sobre todo si el cliente compra uno de los 300.000 pisos que tiene la banca).

Con todo, la mitad de los españoles no puede pensar en una hipoteca para comprar un piso, por mucho que bajen. Para conseguir una hipoteca media de 120.000 euros a 20 años, al euribor+2 puntos (un buen tipo), una familia debe pagar unos 650 euros al mes, lo que exige ingresar al menos tres veces más (el ratio para concedérselo), 2.000 euros al mes. Y resulta que dos tercios de los españoles, 13 millones de contribuyentes, declararon a Hacienda en 2013 que ganaban menos de 2.000 euros al mes, según el Informe Anual de Recaudación Tributaria. Luego tienen muy difícil acceder a una hipoteca y a una vivienda.

Y muchos de ellos, los parados (5,4 millones), un tercio de los jubilados (los 3.384.000 ganan menos de 650 euros al mes) y 8 de cada 100 trabajadores (los 1.765.000 que cobran el salario mínimo o menos) no pueden ni siquiera pagar un alquiler, los 662 euros de un alquiler medio. Y sólo les queda encontrar un alquiler social (hasta 200 euros al mes), que no hay. Y eso porque España sólo dispone de un 1% de alquileres públicos sociales (autonomías y Ayuntamientos), frente al 20% o más de alquileres sociales en Francia, Reino Unido, Holanda, Austria o Dinamarca. Incluso Alemania paga el alquiler a los parados de larga duración.

Así que si escucha que la vivienda “se ha recuperado”, e incluso que hay una fiebre de ventas, sepa que es algo coyuntural en diciembre, por motivos fiscales. Y que en enero volverán las ventas normales, ligadas de momento a extranjeros, fondos buitre e inversores especulativos. Porque la mayoría de españoles no tiene ingresos suficientes para poder pagar una hipoteca. Y los que podrían, todavía tienen miedo a perder su trabajo y sus ingresos, no ven claro el futuro: dos de cada tres piensan que dentro de un año, la situación económica será igual o peor, según el Barómetro del CIS de julio. Y así no se hipotecan ni compran piso. Por eso, la verdadera recuperación de la vivienda pasa porque la economía crezca de verdad (por encima del 2%) y mejore el empleo y los sueldos. No antes de 2016.

Entre tanto, los que tengan un piso para vender, no deben pensárselo más: deben intentar venderlo antes de fin de año, para ahorrarse impuestos y porque en 2015 les van a pagar menos. Y los que piensan en comprar casa, lo mejor es que sigan esperando, al menos hasta 2016, porque los pisos todavía bajarán algo más (algunos) en 2015 y porque también en 2016 tendrán más fácil conseguir una hipoteca. Eso sí, ahora o en 2016, piénselo mucho antes de hipotecarse de por vida: no se deje deslumbrar por los pisos a mitad de precio. Pagarlos es muy costoso y casi nadie tiene asegurados sus ingresos por 20 años. Mejor alquile. Y dedique sus ahorros a formarse, a educar mejor a sus hijos y a preparar su vejez. Sin arriesgarse a quedar pillado en próximas “burbujas” inmobiliarias. Porque las habrá seguro.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Los pisos bajan, las hipotecas suben


Los precios de la vivienda siguen bajando (desde la primavera de 2008) y a finales de año ya costarán la mitad que antes de la crisis. Algunos creen que la caída ha tocado suelo y que pronto empezarán a subir los pisos, pero la mayoría apuesta por nuevas bajadas en 2014 y quizás 2015, para estabilizarse después y subir desde finales de 2016. El problema para que la vivienda se recupere es doble: hace falta que mejoren el empleo y los salarios y sobre todo, hace falta crédito para comprar. Los bancos, asustados con la morosidad, apenas dan hipotecas. Y cuando las dan, es por menos dinero, menos años y más caras. Al final, el mejor consejo al que piense comprar un piso, es que espere hasta 2015. Y al que quiera vender, que lo haga cuanto antes. Aún faltan un par de años para que la vivienda se sanee.

enrique ortega

Los precios de la vivienda siguen cayendo mes a mes en España. Empezaron a bajar, poco, en el segundo trimestre de 2008 (-1,5% ese año), bajaron moderadamente en 2009 (-6,7%), 2010 (-2%) y 2011 (-7,4%) y cayeron mucho más en 2012 (-13,7%) y 2013 (-7,3% hasta junio), según el INE (con estadísticas de los notarios). Con ello, a finales de 2013 (con una caída entre el -10 y el -12%), el precio de la vivienda habrá caído un 43% en seis años, una caída que algunos expertos sitúan entre el 44% (Tinsa o Fotocasa) y  el 51% (Sociedad de Tasación). Eso significa que el precio de la vivienda  ha caído a la mitad, pasando de 2.401 €/m2 en 2007 a 1.160 €/m2 a finales de 2013. Así, un piso de 100 m2, que costaba 240.000 € antes de la crisis (40 millones de pesetas), se vende ahora por 116.000 € (20 millones de pesetas).

Es la bajada media, pero las viviendas de segunda mano han caído más y las nuevas menos. Los mayores descensos se han dado en las costas (por las segundas residencias) y en los pisos más grandes (3 dormitorios o más) de la periferia de las ciudades, sobre todo en las viviendas de baja calidad y alto standing. La bajada de precios supera ya el 50% en Sevilla, Valencia, Zaragoza y Málaga, así como en muchos lugares de la Comunidad Valenciana (Castellón), Cataluña, Castilla la Mancha (Guadalajara, Toledo), Murcia y Madrid.

Algunos expertos creen que los precios de la vivienda están a punto de tocar suelo y lo apoyan con el hecho de que los precios han moderado su ritmo de caída en 2013 e incluso subieron en el segundo trimestre en Madrid (+0,2) y el País Vasco (+1,9%), según Fomento. Pero la mayoría cree que seguirán cayendo este año, en 2014 e incluso en 2015. Así, Standard&Poors apuesta por otra caída de -5% en 2014 y -1% en 2015. Y la SAREB, el banco malo, cree que la vivienda bajará en 2013 y 2014, se estabilizará en 2015 y 2016, y empezará a subir en 2017, una media del 3% anual. O sea, una década de crisis.

Hay dos factores que juegan en contra de nuevas bajadas y cinco a favor de que la vivienda siga cayendo. En contra de más bajadas de precios están la mayor venta de viviendas a extranjeros (jubilados, turistas y Fondos de inversión) y las crecientes ventas a inversores españoles que compran pisos de saldo para alquilarlos. A favor de nuevas bajadas de precios están el elevado desempleo (más del 25% hasta 2018), los bajos salarios, la menor demanda (se irán 500.000 extranjeros cada año hasta 2020, más los jóvenes españoles que se van fuera o a casa de sus padres) y  las fuertes ventas que han de hacer los bancos y la SAREB (el banco malo), que tienen todavía cientos de miles de pisos a la venta. Y sobre todo, los pisos seguirán bajando porque no hay crédito (hipotecas) para comprarlos.

Junto al paro y la crisis, la falta de financiación es el gran problema de la vivienda en España. Baste un dato: dos de cada tres viviendas (68,6%) se venden a tocateja, cuando antes de la crisis eran sólo un tercio (37,3%). Y los que compran al contado son extranjeros (particulares y Fondos) y ahorradores o ricos españoles, que invierten para alquilarlas. Pero el que no tiene dinero y necesita un crédito, lo tiene “crudo”: se dan menos hipotecas (llevan 40 meses bajando; hasta agosto, un 27,8% menos este año), porque se piden menos (crisis) y porque la banca está muy preocupada por la morosidad (5% cuando antes crisis era el 0,4%: nadie dejaba de pagar una hipoteca). Y las que se dan, es por menos importe (ya nada del 100% de antes: ahora entre el 60% y el 80%, con lo que la hipoteca media ha bajado de 100.000 €) y a menos plazo (20 años de promedio, frente a los 30/35/40 de antes). Y sobre todo, son mucho más caras: en agosto, el tipo medio de las hipotecas sobre vivienda era el 4,50% (4,23% un año antes), según el INE. O sea, los pisos son más baratos, pero las hipotecas son más caras. Si te la dan: miran con lupa y cada vez piden más garantías y avales, descartando a los de empleo precario.

En definitiva, si la casa que antes valía 300.000 euros ahora la venden por 150.000 y pensamos en comprarla, sepamos que sólo nos van a dar el 70% de hipoteca (105.000 euros), con lo que tenemos que tener ahorrados 60.000 euros (el 30% más 10% de gastos iniciales) y pagar una cuota mensual de 554 euros (25 años). Algo impensable para miles de jóvenes y familias que ganan entre 800 y 1.200 euros al mes. Y sin compradores, los vendedores tendrán que seguir bajando los pisos, aunque no sea la solución: muchos tampoco pueden pagarlos. Y los que se aprovechan son los que tienen dinero para comprar gangas a tocateja.

Por todo esto, las ventas de viviendas no tiran, a pesar de la caída de precios: llevan cayendo desde 2007 y sobre todo desde 2010. Si en 2007, en pleno boom, se vendieron 836.871 viviendas, este año se venderán la tercera parte, unas 300.000 (se han vendido 244.200 hasta finales de septiembre, un 8,6% menos que en 2012). Y eso porque hay un enorme stock de viviendas nuevas sin vender (815.000 según un estudio de Catalunya Caixa) y muchas más viviendas usadas a la venta. Y sobre todo, porque la crisis, el paro y la incertidumbre sobre el futuro han disuadido a los compradores, máxime con las hipotecas tan caras y difíciles. Así que hay pocas ventas y son los extranjeros los que salvan el mercado: llevan 2 años subiendo y suponen ya casi la mitad de las ventas en Alicante (54%), Tenerife (40,5%), Málaga (39,9%) O Girona (36,3%). Y los Fondos extranjeros van a comprar este año hasta 4.000 millones de euros en edificios y viviendas para alquilar. Y también ayudan los ahorradores e inversores españoles a la caza de gangas.

En definitiva: la vivienda no toca suelo, aunque se haya reanimado por los bajos precios. Al menos quedan dos años todavía de ajuste, 2014 y 2015, si pasa en España como en EEUU: las ventas se recuperaron a finales de 2011, dos años después de empezar a crearse empleo (finales 2009). Si en España no se creará empleo neto hasta finales de 2014 (como señalan FMI y Comisión Europea), la recuperación de la vivienda llegaría a finales de 2016.

Así que dos consejos. Si está pensando en comprar piso, espere un poco más, al menos hasta finales de 2015, porque serán algo más baratos (-8%) y podría haber más hipotecas. Y si está pensando en vender, hágalo cuanto antes (aunque pierda), porque su piso seguirá bajando un par de años más. Y todo esto, si salimos, aunque lentamente, de la crisis. Porque la clave, para que la vivienda se reanime, es que mejore el empleo. Y eso va para largo.