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domingo, 29 de noviembre de 2020

El 5G ya está aquí


Casi la mitad de españoles tienen ya acceso a la tecnología 5G y llegará al 75% a fin de año. A pesar de los retrasos por la pandemia, España es el país europeo con más acceso al 5G y el país con más proyectos piloto para implantarlo en la industria, servicios y ciudades. Con ello, es  la 1ª vez en nuestra historia que España lidera una revolución tecnológica que va a cambiar la economía, ayudando mucho que seamos el país europeo con más fibra óptica: tenemos más red que Francia, Alemania, Italia y Reino Unido juntos. Ahora queda aprovechar todas las posibilidades del 5G, que mejorará nuestras conexiones móviles y permitirá digitalizar la economía, las empresas, negocios y ciudades, con millones de conexiones ultrarrápidas que van a modernizar el país. Eso sí, habrá que volcar en el 5G más inversiones públicas (fondos europeos) y privadas (6.000 millones), que las telecos obtendrán subiéndonos las tarifas y fusionándose, en España y en Europa. Hay que apostar por el 5G.

Empecemos por recordar qué es el 5G, la última generación de redes móviles, que se inició en los años 80 con el 1G (móviles para hablar), siguió en 1990 con las redes 2G (envío SMS), avanzó en 2001 con el 3G (conexión móvil a Internet) y maduró en 2010 con el lanzamiento del 4G (conexión móvil a banda ancha que permite vídeos y videollamadas). En pocas palabras, el 5G incorpora a las comunicaciones móviles 3 ventajas claves : una conexión más rápida (hasta 10.000 Mbps, una conexión 10 veces más rápida que las mejores ofertas de 4G+ y 200 veces más rápida que la conexión 4G normal), con menos retardo (se pasará de los 20 a 60 milisegundos de latencia en 4G a 5 milisegundos y al final a 1 microsegundo) y que permite conectar a la red a millones de dispositivos (hasta 7.000 millones de personas conectadas y 7 trillones de cosas interconectadas, según Telefónica).

Y entonces, el 5G ¿para qué sirve? Básicamente, aumentará las prestaciones de nuestros móviles, aunque habrá que cambiar de Smartphone a uno con 5G, que no ofrecen todavía todas las marcas y que son mucho más caros (cuestan más de 1.000 euros, aunque bajarán). Una vez que tengamos el terminal 5G, notaremos el aumento de velocidad (irá mejorando paulatinamente, desde los 2 Gbps de velocidad en la fase  inicial a los 20 Gbps finales), sobre todo en la descarga de vídeos y películas (en segundos), en las videollamadas (no se cortarán) y en los juegos online. Pero el mayor cambio del 5G es que abre el camino para conectar a Internet a millones de dispositivos y “cosas” (el Internet de las cosas), lo que nos permitirá en un futuro controlar a distancia dispositivos en casa (alarmas, electrodomésticos), viajar en  vehículos autónomos (sin conductor) y, sobre todo, digitalizar una gran parte de la economía, revolucionando la actividad en empresas, negocios y ciudades.

Esta es la gran aportación del 5G: ser la base de la cuarta revolución tecnológica, de la economía 4.0, interconectando aparatos, máquinas, robots e instalaciones. Y no sólo en empresas, también en la agricultura (controlando riegos o explotaciones), en la sanidad (multioperaciones y atención a distancia), en la gestión de la energía (control torres y centrales), en el transporte (vehículos sin conductor, autopistas inteligentes) y en la gestión inteligente de las ciudades. Y no es algo futurista. Ya funciona en España la primera fábrica digitalizada con 5G, una de piezas para coches que tiene Gestamp en Barcelona. Y Mercamadrid es ya el primer gran mercado interconectado con 5G. Y tanto Segovia como Talavera de la Reina tienen en marcha proyectos piloto para gestión inteligente de la ciudad. Y Adif ha empezado a controlar con drones los 15.000 kilómetros de vías de Renfe

La primera llamada por 5G en el mundo se hizo en España, el 20 de febrero de 2018: la hicieron Vodafone y Huawei entre Casteldefells (Barcelona) y Madrid. Pero el primer país en comercializar el móvil 5G fue Finlandia, en junio de 2018. Le siguieron, en abril de 2019, Corea del Sur, EEUU, Uruguay, Sudáfrica y Suiza. Y el 15 de junio de 2019 se estrenó comercialmente en España, el país europeo elegido por Vodafone para lanzar su servicio 5G, al que siguieron Italia (17 junio 2019), Reino Unido (julio 2019), Alemania (agosto) y Francia (finales de 2019). Con ello, España se situaba a la vanguardia mundial en el lanzamiento del 5G, cuando el 4G se lanzó aquí con 2 años de retraso (mayo 2012).

La hoja de ruta del 5G en España preveía extender su red  a todo el país en 2020, pero la pandemia ha retrasado el calendario de las telecos. Vodafone, la pionera, sigue con su despliegue de 5G sólo en 21 ciudades (las principales capitales más Valladolid, Coruña, Alicante, Murcia, Pamplona, San Sebastián, Vitoria, Santander, Vigo, Badajoz, Benidorm, Gijón y Logroño). Y Movistar lanzó su ofensiva 5G el 1 de septiembre, anunciando que va a utilizar una tecnología mixta (combina la banda de 3,5GHz adjudicada a los operadores 5G y  las bandas de 1.800-2.100 MHz del 4G), un “atajo tecnológico” que les va a permitir ganar tiempo. Y así, el 8 de noviembre, Telefónica ya ofrecía 5G en 640 municipios, donde vive el 42% de la población española, incluyendo todas las ciudades de más de 50.000 habitantes (148), casi todas las de más de 30.000, más de la mitad de las mayores de 20.000 y algunas con más de 10.000 habitantes. Y se ha comprometido a llegar en diciembre a 941 municipios, ofreciendo entonces el 5G al 75% de la población española. Además, Orange ofrece también 5G desde el 7 de septiembre en algunas zonas céntricas de 5 ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga). Y MásMóvil, a través de Yoigo ofrece 5G, desde el 8 de septiembre, con la red de Orange, a esas 5 ciudades y otras 10 más.

Al final, con esta oferta ya existente, España es el país de Europa con más ciudades cubiertas por 5G. Y además, somos también el país europeo con más proyectos piloto para aplicarla en la industria y la economía: en total, 10 proyectos, 2 aprobados en 2019 (en Andalucía y Galicia) y otros 8 aprobados en noviembre de 2020, en 13 sectores de 8 autonomías, todos con ayudas públicas (60 millones de euros) de España y Europa (fondos FEDER). Son proyectos para aplicar la tecnología 5G en campos tan variados como la gestión de la ciudad de Málaga, un proyecto hospitalario en Ciudad Real, la gestión turística de la playa de Gavá o el mercado de la Boquería (ambos en Barcelona), los equipos de emergencia o el puerto de Valencia, reuniones educativas con holografía en Madrid, la lonja del puerto de Vigo o realidad virtual para visitas a la plaza del Obradoiro en Santiago.

España cuenta con otra ventaja, además de la de ser el país europeo más avanzado en la implantación del 5G: tenemos la mayor red europea de fibra óptica. Y es que el 5G, al permitir una mayor capacidad de interconexión, exige unas potentes redes para mover millones de datos y eso lo facilitan esas enormes “autopistas” que son las redes de fibra óptica. Y España cuenta con ventaja, porque tenemos cubierto con fibra el 82% de los domicilios y las oficinas y empresas, mientras en Europa tienen menos del 30%. Para que nos hagamos mejor idea, baste decir que la red de fibra de España es mayor que la de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido juntas. Y las telecos siguen tendiendo fibra óptica cada día, de tal manera que Telefónica promete que la fibra llegará a toda España en 2025.

Así que España es líder en fibra óptica, en las autopistas de interconexión fija, y es líder en la implantación de la tecnología móvil 5G. Como ha dicho el presidente de Telefónica, “es la primera vez en nuestra historia que España no llega tarde a una nueva revolución tecnológica”. Es más, somos pioneros en esta revolución digital, al menos en las infraestructuras. Pero ahora falta lo fundamental, aplicar la nueva tecnología y modernizar la economía. Y eso pasa por destinar recursos e inversiones a completar la instalación del 5G y sobre todo, conseguir que se implante en las empresas, negocios, servicios y ciudades.

El siguiente paso ahora es la subasta de frecuencias de 700 MHz (que se ha quitado a la TDT, lo que nos ha obligado a re-sintonizar los canales de TV), prevista para el primer trimestre de 2021. Contar con esa frecuencia permitirá a las telecos mejorar la red de 5G, facilitando su acceso al interior de edificios y fábricas y aumentando la velocidad. Y además, hay que seguir completando la red. Telefónica calcula que las telecos tendrán que invertir otros 6.000 millones más en 5G, mientras Vodafone pide al Gobierno que 2.000 de esos millones vengan de los fondos europeos. De momento, el Gobierno ya ha destinado 883 millones en 2021 para el 5G, dentro del Plan de recuperación presentado en octubre: 583 millones irán a mejorar la conectividad de empresas (instalaciones en polígonos industriales e islas tecnológicas) y a desarrollar proyectos de conectividad 5G en sectores “tractores” claves (transporte, agroalimentación, turismo, comercio y salud) y otros 300 millones a ayudar a las telecos a desplegar sus redes.

Pero la mayor parte de la inversión la tendrán que hacer las telecos, cuyas cuentas pasan por un mal momento. Ya en 2019, su facturación se estancó (34.009 millones, -0,28% sobre 2018), aunque ganaron en clientes, porque les cayó la facturación por cliente, su gran problema: hacen más contratos de móviles y banda ancha, pero con la guerra de tarifas (desatada por MásMóvil, la rumana Digi y Euskatel-Virgin), acaban ingresando menos con cada uno. Y con la pandemia, aunque se ha multiplicado la conectividad de todos, les caen las cuentas: en el tercer trimestre de 2020, los ingresos de Orange cayeron un -7,1%, los de Telefónica un -3,6% y los de Vodafone un -1,8%. Sólo MasMóvil facturó un 23% más. Con este “fuelle” y el goteo de clientes que se cambian de operadora (9,5 millones en 2019), el “músculo” de las telecos que operan en España no parece preparado para asumir el reto futuro del 5G.

Las telecos le echan la culpa al Gobierno español (este y los anteriores) y a las autoridades comunitarias, cuya prioridad ha sido utilizar a las telecos para bajar la inflación, facilitando la entrada de nuevos operadores y la subsiguiente guerra de tarifas, “en beneficio del consumidor”. Eso ha pasado, en Europa y en España, por la obligación a las telecos de abrir sus redes a nuevos operadores, de tal manera que Telefónica, por ejemplo, está obligada a alquilar  (a un precio “regulado” por la CNMC) su costosa red de fibra óptica en el 65% de España (salvo en 66 grandes municipios) a pequeños operadores, como Digi, que le roban clientes mes a mes. Lo que dicen las telecos es que así, con esta “competencia desleal”, no les salen las cuentas. Y que los Gobiernos europeos deberían permitir que las telecos reforzaran sus ingresos y pudieran invertir en el futuro. Y en vez de multiplicar los operadores, debería haber menos y más grandes: 5 grandes compañías, en vez de las 40 telecos que operan en Europa, como pasa en USA y China. Y piden fomentar las fusiones. Si no, Europa y sus telecos perderán el futuro de las telecomunicaciones y el 5G.

La otra queja de las telecos es que su negocio está “súper regulado”, en España y en toda Europa, pero la Comisión no controla apenas a los gigantes de Internet (Google, Apple, Amazon, Facebook, Twitter…), que también les hacen una competencia desleal, porque basan su negocio en un flujo de datos que circulan por redes en las que no han invertido nada. Y ahora, las telecos se temen que la mayor parte del negocio del 5G se lo lleven los gigantes de Internet y grandes empresas informáticas o tecnológicas (Microsoft, IBM, Ericsson, Nokia, Huawei), como ya pasó con el 4G. El  “pastel” es muy tentador: el 5G moverá un negocio de 8 a 11 billones de euros a nivel mundial. Y las telecos se temen que ellas invertirán en las redes, pero luego las empresas, negocios y paises contratarán su implantación concreta con los gigantes de Internet, la informática y las aplicaciones. Incluso algunas grandes empresas, como Bosch o Daimler en Alemania, ya montan sus propias redes.

En esta pelea por quien invierte en el 5G y quien se lleva la parte “mollar” del negocio, los usuarios estamos en medio y seguro que pagaremos parte de la factura. De hecho, desde el 15 de noviembre, Vodafone ha subido 4,50 euros mensuales los contratos a sus clientes de móviles con datos ilimitados (el contrato que han de tener los 5G).Y el 12 de enero, Movistar sube entre 2 y 3 euros las tarifas Fusión a cambio de duplicar la velocidad. En todas las compañías, un móvil 5G obliga a contratar las tarifas más caras, con datos ilimitados, porque el 5G es muy rápido pero también consume datos muy rápidamente. Así que hoy, y más en el futuro, cuando pase la fase de lanzamiento (ofertas), contratar un móvil 5G será más caro y las subidas serán periódicas, para que las telecos paguen sus redes. Y sobre todo, las empresas, negocios e instituciones: tendrán más conectividad, pero tendrán que pagarla.

Todavía habrá que esperar unos años, hasta 2025, para que la 5G esté asentada en toda España y alcance el máximo de su velocidad y prestaciones. Pero estos cuatro años serán cruciales, porque nos jugamos digitalizar la economía y asegurar la competitividad y el empleo futuros. Por una vez, estamos bien posicionados, en el vagón de cabeza de este tren de la conectividad. Más que los  particulares, tienen que aprovecharlo las empresas, negocios, instituciones y ciudades, para cambiar sus sistemas y ser más eficaces, para reconvertirse. Todo el país debe volcarse en el 5G, aunque haya que pagarlo. Al tren.

jueves, 4 de julio de 2019

Móviles: nuevas subidas y más con el 5G


Mañana 5 de julio, Movistar sube algunas tarifas de móviles e Internet, por 3ª vez este año. Y el 28 de julio las sube Orange. MásMóvil ya lanzó tarifas más caras en febrero y Vodafone las subió en abril, al imponer a sus nuevos clientes tarifas “ilimitadas” que no lo son tanto. Pero estas nuevas subidas, por 5º año consecutivo, son solo la antesala de las subidas que vienen, con el 5G, que Vodafone ha lanzado en junio en España, antes que en el resto de Europa. Los nuevos móviles 5G, que estarán plenamente operativos para 2022, permitirán navegar 10 veces más rápido, pero, a cambio, exigirán contratar planes más caros para permitir mayores descargas. Es un círculo vicioso: más velocidad, más datos, más gasto, mayores inversiones en las redes y mayores tarifas a los usuarios. Eso sin sumar la TV de pago, que también sube y a la que estamos “enganchados”, como al móvil e Internet. Piénselo antes de “darle al dedo”, porque “la droga digital” será cada vez más cara.


Las telecos llevan 5 años subiendo las tarifas de móviles e Internet, desde 2015, tras las bajadas y “guerras de precios” hechas entre 2009 y 2014. Este año 2019, muchas subidas se iniciaron en enero (Movistar) y se volvieron a repetir en febrero (Movistar y Más Móvil), para volver otra vez en julio (Movistar y Orange), mientras  algunas compañías lanzan ofertas “personalizadas” (Orange) o “ilimitadas” (Vodafone) como forma de encubrir nuevas subidas, ya que estos paquetes son más caros. Y entre tanto, sigue la “guerra de tarifas” en las ofertas low cost, los servicios más baratos, que son los más demandados.

Este 5 de julio, Movistar subirá las tarifas a un tercio de sus clientes. Primero, sube 3 euros los servicios fijos de fibra óptica (100 Mbps y 600 Mbps), que ya subieron otros 3 euros en enero. Luego sube entre 2 y 5 euros al mes las tarifas móviles, “a cambio” de ofrecer entre 1 y 5 GB más de datos. Y además, sube las tarifas Fusión, los paquetes convergentes de móviles e Internet, entre 2 euros (Fusión 0) y 10 euros al mes (Fusión Total Plus 2 y 4). Por último, Movistar sube también el establecimiento de llamada de las líneas móviles vinculadas a los productos Fusión 0, que será un 33% más caro que hace un año.

El 28 de julio, Orange subirá 2 euros al mes las antiguas tarifas de Love Esencial y Love sin límites, “a cambio” de ofrecer entre 2 y 5GB adicionales de datos. Y también sube las tarifas familiares Love, entre 1 euro (la Love familiar sin límites) y 5 euros al mes (la Love Familiar Esencial), “a cambio” también de ofrecer entre 4 y 10 GB adicionales de datos. Y si estos clientes no quieren las nuevas tarifas, pueden pasarse a las “Love personalizables”, las nuevas ofertas lanzadas por Orange en enero de 2019.

MásMóvil, la cuarta teleco, no sube nunca sus tarifas antiguas, no utiliza la estrategia del “más por más” (subidas a cambio de mejoras) de Movistar, Orange y Vodafone, pero ha sacado en febrero unas nuevas tarifas de paquetes convergentes (3 planes de móvil e Internet) con subidas de 1 a 2 euros al mes. Y va a dedicarse este año a abrir tiendas a mansalva (100 nuevas), con el objetivo de ser la tercera teleco en tiendas en 2019 (con 900, tras las más de 1.000 de Movistar y las 975 de Orange) y la segunda en 2020.

Vodafone, la tercera teleco, no hace subidas porque su estrategia comercial  ha sido lanzar el 15 de abril un nuevo producto, las tarifas planas “sin límites, tanto de móvil como de fibra y móvil. Desde abril, ya no comercializa las tarifas antiguas (cuyo precio mantiene, de momento) y todos los nuevos clientes han de contratar estas tarifas planas “sin límites” (3 de móvil y 4 convergentes, de móvil e Internet), cuyo precio oscila entre los 40,99 euros al mes y los 109,99 euros, precios más elevados que las viejas tarifas “porque ahora pueden consumir más datos”,  aunque su precio final depende de la velocidad de descarga (de 600 Mbps a 1Gbps para la fibra en casa y de 2 Mbps a los 10 Mbps en el móvil).

Estas subidas afectan a las tarifas “normales”, pero en paralelo, las telecos libran una feroz batalla de ofertas "low cost", porque cada vez hay más usuarios que no quieren más datos, más velocidad y más servicios, sólo lo básico para llamar y acceder a Internet pagando poco: entre 15 y 20 euros al mes sólo por el móvil y no más de 50 euros al mes para un móvil con acceso a Internet. Este auge de clientes que buscan “una oferta simple y barata” ha movilizado a las grandes telecos, que han puesto a sus segundas marcas a competir con MásMóvil y las operadoras móviles virtuales (OMV), que se lanzaron a por este mercado “low cost” en el verano de 2018. Ahora, todas las telecos están volcadas en las ofertas "low cost", dirigidas a jóvenes, familias con bajos ingresos e inmigrantes: Orange a través de Amena, Simyo y República Móvil, Vodafone a través de Lowi y Bit y  Movistar a través de O2 y Tuenti, mientras MásMóvil refuerza su competencia con Yoigo, Pepephone, Lebara y Llamaya y aparecen otros competidores como la rumana Digi, que está tirando los precios (3GB y llamadas ilimitadas por 10 euros al mes).

Estos clientes “low cost” son los que más se están moviendo de una teleco a otra: Más Móvil ha ganado +560.000 clientes en el último año y las OMV +414.000, mientras Vodafone pierde 500.172 clientes, Orange -422.183 y Movistar -52.405 clientes, según la CNMC. Y estos clientes “low cost” son la mayoría de los nuevos clientes, aunque suponen menos de la mitad de los ingresos, que siguen concentrados en la otra franja de clientes, los de mayor consumo, básicamente profesionales, clases medias y clientes urbanos, que están dispuestos a pagar más (en torno a 100 euros) por tener más Gigas, más velocidad y acceso a la TV de pago. Las telecos no abandonan esta mitad del mercado, porque supone más ingresos y es más “fiel”, buscando cada pocos meses ofrecerles más a cambio de subirles las tarifas.

Además, las telecos han estrenado 2 nuevas estrategias comerciales para dificultar que los clientes comparen ofertas y para “engancharles” a tarifas más caras. El primero en hacerlo fue Orange, al lanzar en enero de 2019 las “tarifas personalizadas”, una para cada cliente: “dime lo que quieres y te hago un paquete a medida, al que pongo tu apellido” (Love González, Love Sánchez). Una estrategia de marketing que parece “cuidar de cada cliente” pero que sirve para camuflar las subidas reales y “dificulta comparar con la competencia”, porque “tu paquete” no es como el de los demás. No es el “más por más para todos” sino “lo que tú quieras”.

La otra estrategia, estrenada por Vodafone el 15 de abril de 2019, son las “tarifas planas ilimitadas”. El “gancho” es que ya no hay que preocuparse por los Gigas: con esta tarifa, el cliente puede “consumir datos sin límites”, con lo que ya no tendrá problema para descargar vídeos, juegos, música, películas en el móvil. Con ello, las ofertas sólo tienen que ver con la velocidad de descarga (se pueden contratar 2GB, 10GB o el máximo que permite el 4G). Es una estrategia que se ha implantado en los últimos dos años en Asia y EEUU y que Vodafone ha traído a España con gran éxito inicial: en los 2 primeros meses, hasta mediados de junio había captado más de 350.000 clientes para estos planes “sin límite” (la mayoría, clientes suyos que se han cambiado de otros planes, pagando ahora más).

Habrá que ver si estas “tarifas planas ilimitadas” se extienden a otras telecos, pero antes hay que aclarar que no es verdad que los datos sean ilimitados, según explica un experto en este artículo. Por un lado, Vodafone limita en la letra pequeña de los contratos el uso de estas tarifas “ilimitadas”, que no se pueden utilizar para aplicaciones de vigilancia, conexiones a través de “routers” o “realizar un uso intensivo y continuado que pueda colapsar la Red de Vodafone”. Pero además, a partir de descargas elevadas (400GB), la velocidad de conexión se reduce, porque el espectro radioeléctrico es limitado y cada operador tiene licencia para usar sus pequeñas porciones, según el reparto de recursos que hacen las antenas. Así que aunque se diga que hay “barra libre”, uso de datos “ilimitado”, la infraestructura de redes móviles actual no lo permite, porque si hay un exceso de usuarios con potentes descargas en una zona o en un momento, baja la velocidad de conexión. Así que si las tarifas ilimitadas progresan, con las redes actuales 4G, todos perderemos calidad de acceso a la Red.

Y aquí entramos en el lanzamiento del 5G, una tecnología que permitirá un uso de datos mayor, a una alta velocidad  (2Gbps a finales de 2019) que multiplica por 10 las velocidades que permite el actual 4G. Pero eso exige una enorme inversión en infraestructuras (torres y postes),  que tendrán que asumir las telecos y que acabaremos pagando los usuarios con las tarifas. De momento, la estrategia de Vodafone es ir “enganchando” a sus clientes con las tarifas “limitadas” (que no lo son) y cuando vean que se les quedan “cortas”, porque la velocidad de descarga de la “barra libre” se ralentiza, les ofrecerán pasarse al 5G.

El futuro de los móviles y las telecos es el 5G, una tecnología que permitirá soportar millones de conexiones a Internet en una misma área, aumentando la velocidad de descarga de los 150Mbps que permite el 4G a los 10 Gbps que permite el 5G (bastará un segundo para bajarse una película en el móvil). Eso posibilitará que haya 50.000 millones de aparatos conectados a Internet en 2025, lo que permitirá los coches conectados, las casas domotizadas, la telemedicina, las ciudades inteligentes, las infraestructuras en Red, la realidad virtual, el vídeo BK o los juegos en la nube. Los expertos creen que el 5G puede pasar de 4 millones de usuarios en el mundo en 2019 a más de 500 en 2022 (el año de su despegue) y a más de 1.000 millones de usuarios en 2023.

Finlandia fue el primer país del mundo en comercializar el móvil 5G, en junio de 2018. Y este año 2019, en abril, le han seguido Corea del Sur, EEUU, Uruguay, Sudáfrica y Suiza. Y el 15 de junio, España, el primer país europeo elegido por Vodafone para lanzar su servicio 5G (con tecnología Huawei y Ericsson), al que seguirán Italia (17 junio), Reino Unido (3 de julio), Alemania (agosto) y Francia (finales 2019). Con ello, España está a la cabeza mundial en la implantación de esta tecnología 5G, cuando el 4G se lanzó aquí con 2 años de retraso. Ahora falta poner en marcha toda la infraestructura técnica y realizar las inversiones necesarias para que su despegue sea efectivo, en Europa y en España, probablemente para 2022.

El lanzamiento experimental del 5G, de momento sólo por Vodafone, está disponible sólo en 15 grandes ciudades españolas, con un 50% de cobertura y sólo para tres modelos de móviles (Samsung Galaxy S10 5G, LG V50 ThinQ 5G y Xiaomi Mi Mix3 5G). Y lo más importante: sólo se puede utilizar el servicio (limitado) de 5G  contratando los nuevos planes de tarifas ilimitadas de Vodafone, con lo que el resto de clientes de la compañía o de otras compañías tendrán que mudarse a esta tarifa más cara. Y ya se advierte que para disfrutar de la máxima velocidad en el 5G, tendrán que contratar los planes más caros (el Vodafone One ilimitada total de fibra y móvil costará 109,99 euros al mes).

El futuro del 5G exige realizar ingentes inversiones en infraestructuras y redes, que las telecos sólo harán si consiguen clientes que lo hagan rentable con las tarifas que paguen, particulares pero sobre todo empresas e instituciones. Si queremos 5G, habrá que pagarlo. Y los Gobiernos van a forzar la pronta implantación del 5G, porque eso les permite realizar una subasta de frecuencias con las que van a hacer “caja”, aunque a cambio aumenten los problemas, como las interferencias con la señal de TV (lo que obligará a resintonizar nuestras antenas de TV, antes del 1 de julio de 2020, porque el 5G comparte espectro radioeléctrico con la TDT) o el mayor consumo de electricidad y las mayores emisiones de CO2, al aumentar el uso de Internet y las descargas con el 5G. Pero sobre todo, las telecos nos subirán la factura.

Mientras el 5G se consolida, no antes de 2022, los usuarios seguiremos expuestos a la guerra de tarifas de las telecos, más los “descuentazos de este verano”, que parece que nos benefician pero que al final consiguen que gastemos más cada mes con el móvil e Internet. De hecho, las tarifas en España son más altas que en el resto de Europa, básicamente porque somos el único país donde las telecos venden sus servicios en “paquetes”, donde nos ofertan juntos servicios de voz fija y móvil, acceso a Internet fijo y móvil (paquetes cuádruples) y TV de pago (paquetes quíntuples), cobrándonos más 2 veces al año por mejorar la oferta sin pedirlo (“más por más”). Y al “paquetizar estos servicios” desde 2013, el cliente paga más de lo que pagaría sólo por los servicios que usa. Un ejemplo: pagamos una tarifa estándar de 20GB de datos, cuando el consumo medio en España es de 2,4GB, según la CNMC.

La estrategia de las telecos es “robarse clientes” a costa de tirar precios a los nuevos (para subirlos después, como en los seguros de coches)  y conseguir que usen más el móvil y paguen más cada mes. Y nosotros les ayudamos, porque estamos muy “enganchados” al móvil (53,35 millones de contratos, 44,1 millones con acceso a Internet) y cada vez lo usamos más tiempo (5 horas y 18 minutos diarios, según Hootsuite) y gastamos más datos. Y con el 5G, la factura se disparará. Así que deberíamos moderar el gasto, buscando pagar sólo por lo que necesitamos. Porque “la droga digital” será cada vez más cara.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Gastamos más en estar muy conectados


Estamos enganchados al móvil y a Internet y las telecos llevan año y medio subiéndonos las tarifas. Así que cada mes pagamos más: 63,50 euros, un 4% más. Y  las familias están más “pilladas”: un 73% tienen contratado un “paquete, con tres servicios (fijo, móvil e Internet) o cuatro (TV de pago). La última “tentación” son las ofertas de fútbol, mientras siguen cableando el país con fibra óptica, para ofrecernos una conexión más rápida y más datos y servicios. Y así, nos suben la factura, mayor que en Europa. Ahora, las telecos piensan lanzar dos paquetes nuevos: servicios para vigilar y controlar nuestra casa y otro con juegos. Y mientras, proponen ayudarnos a que cobremos a Google, Facebook, Apple, Amazon o WhatsApp  por los datos que tienen de nosotros. Una idea absurda, que pretende esconder sus subidas y utilizarnos en su pelea con ellas. Un “globo sonda” que esconde una realidad: cada vez pagamos más por estar súperconectados y nos tientan con más servicios que suben sin parar.
 
enrique ortega

Los españoles estamos entre los europeos más conectados, sobre todo porque somos el país con más penetración de los móviles inteligentes (smartphones), un 88% frente al 78% en la UE. De hecho, la telefonía móvil llega ya al 97% de los hogares españoles, superando a la telefonía fija (83,4% de familias). El 73,3% de los hogares españoles están ya conectados a Internet, dos tercios de ellos con ADSL y el resto con fibra (19,2%), cable (15,6%) o banda ancha móvil (12,9%). Y casi un tercio de las familias (30,7% de hogares) tienen ya contratada TV de pago, según los últimos datos del informe“ La Sociedad en Red 2015”, de Red.es.

Estos servicios antes se contrataban uno a uno, pero, en marzo de 2014, Movistar fue pionera en Europa en ofrecer a los usuarios “paquetes de servicios”, para que contrataran juntos el teléfono fijo y el móvil más el acceso a Internet, una estrategia a la que enseguida siguieron en España las demás compañías de telecomunicaciones (“telecos”), ampliando la oferta en 2015 a la TV de pago. Con esta estrategia, se ofrece al cliente un producto más sencillo y un pago único, pero las telecos consiguen sobre todo “fidelizar” al cliente, impedir que se vaya a otra operadora a golpe de oferta. De hecho, las fugas de clientes, que se habían disparado en 2013 (más de medio millón al mes), bajaron en 2014 y 2015, aunque han remontado esta última primavera. La otra ventaja de los paquetes es que las telecos van ampliando servicios poco a poco y el cliente cada vez paga más (también poco a poco).

El resultado es que un 74% de las familias españolas tienen contratados con las telecos paquetes de servicios, la mayoría (un 44,2%) un pack con tres servicios (teléfono fijo, móvil e Internet) y una cuarta parte (26,6%) un pack con cuatro servicios (añadiendo la TV de pago), según el informe de Red.es. Y con ello, las telecos han aprovechado para subir tarifas en el último año y medio, tras varios años de “guerra de precios”, que habían abaratado la conexión a Internet y el móvil. La última subida la ha hecho Movistar, el 3 de julio, subiendo entre 2 y 5 euros su paquete Fusión +, a cambio de incluir fútbol en su oferta. Ya antes, en febrero, había subido 3 euros todos sus paquetes Fusión, a cambio de una mayor velocidad y regalar 1 Gb de datos para móviles. En marzo fue Orange quien subió 3 euros al mes sus planes Canguro, a cambio de aumentar velocidad y datos. Y en subió sus tarifas Vodafone One, entre 2 y 3 euros al mes, también con el gancho de incluir el roaming o la TV en el móvil. Subidas que se sumaban a las ya hechas por las telecos a lo largo de 2015.

Con más paquetes contratados y estas subidas, los usuarios han visto subir en 2015 y 2016 su factura de teléfono e Internet, que había incluso bajado los años anteriores. Así, el gasto medio era de 63,50 euros al mes a finales de 2015, un 4% más que un año antes, según el informe de Red.es. Y los que tienen contratado cuatro servicios (fijo, móvil, Internet y TV) pagan una media de 88,40 euros al mes. Lo que más ha subido es la parte del móvil, que casi ha duplicado su gasto, hasta alcanzar los 31,2 euros de media al mes, seguido de la TV (24,2 euros mensuales), el acceso a Internet (16,6 euros) y el teléfono fijo (16,4 euros). Y pagamos más que otros europeos por estar conectados: una media de 47 euros al mes por un pack de telefonía fija e Internet de alta velocidad por fibra óptica, mientras en Francia cuesta 39 euros, 37 euros en Reino Unido e Italia y 36 euros mensuales en Alemania, según Kelisto.com.

Las telecos justifican sus subidas periódicas de tarifas porque a cambio ofrecen más servicios y porque necesitan ingresos para financiar las enormes inversiones que han hecho y tienen que seguir haciendo. Por eso, las subidas van a seguir y el usuario sólo puede pagar o borrarse, para irse a otra compañía que hace lo mismo. La asociación de consumidores FACUA tiene una pelea legal con Movistar y otras telecos, argumentando que las subidas invalidan  los contratos y son ilegales. Pero los jueces están divididos: dos sentencias de Pamplona y Segovia han determinado que las subidas hechas en 2015 por Movistar son “ilegales”, porque modifican el contrato, pero dos Juzgados de Madrid (el 44 y el 48) las validan, argumentando que las tarifas “no son para siempre”.

Ahora, las telecos son más fuertes para imponer subidas periódicas y controlar el mercado, tras las fusiones producidas en 2014 y 2015: Vodafone y Ono (julio 2014), Telefónica con Digital + (abril 2015) y Orange con Jazztel (mayo 2015), que han dado lugar a un “triopolio” de compañías con un gran poder, porque controlan el 83,6% del mercado de móviles y el 93,1% del mercado de acceso a Internet. Con esta concentración, hay menos competencia y las tres grandes telecos “se siguen” a la hora de hacer ofertas y subidas, sin dejar mucho margen a los clientes. Y están obligadas a imponernos nuevas subidas, porque necesitan más ingresos para seguir creciendo y afrontar las futuras inversiones.

La gran batalla ahora de las telecos es ampliar su red de fibra óptica, la “autopista” por la que nos ofrecen (con menos costes de gestión y mantenimiento) nuevos productos y servicios para justificar que nos suben “el peaje”, las tarifas. De hecho, las tres multinacionales (Telefónica, Vodafone y Orange) han hecho un despliegue de fibra óptica en España que es líder en Europa: tenemos más hogares conectados por fibra que Francia, Alemania, Italia y Reino Unido juntos. Y España es el tercer país más conectado del mundo por fibra óptica, tras Japón y Corea. Una inversión de 40.000 millones de euros en los últimos cuatro años, las tres cuartas partes hecha por Telefónica, que tiene conectados por fibra 16 millones de hogares. Ahora, el reto es “llenar esta red de servicios” y ofrecer con ella más velocidad, para que el usuario consuma más datos y más productos, junto a nuevos servicios (conexión a relojes inteligentes, gafas de realidad virtual, nuevos terminales y coches conectados). Y con ello, subirnos las tarifas, para pagar la inversión y tener beneficios.

Otro reto de las telecos es rentabilizar su red, con nuevos negocios y contenidos. La prioridad ahora es consolidar la TV de pago, sobre todo con el fútbol, sin olvidar el cine y las series. Y quieren entrar también en la industria de contenidos, produciendo series, programas y películas. Y pelear con competidores como Netflix, Apple TV o Amazon Prime, para que no sean ellos los que se benefician de vender contenidos por redes que las telecos han pagado (de ahí la pelea con Netflix, para no ampliar banda para facilitar su negocio).

Un tercer reto de las telecos es ganar negocio a costa de otros grandes competidores. Así, este otoño, Movistar va a lanzar un nuevo servicio (en alianza con Google, Microsoft y varios fabricantes de móviles) para competir con WhatsApp, ofreciendo un servicio de mensajería instantánea en los teléfonos Android que incluya pagos por móvil, tienda online, domiciliación de facturas, transferencias y aplicaciones. Se trata de defenderse frente al éxito de WhatsApp, que canaliza cada día más de 100 millones de llamadas de voz, quitando una parte de su negocio a las telecos. Y también quieren competir con Skype.

El cuarto reto es prepararse para lanzar los móviles 5G, que multiplicarán por 250 la velocidad del 4G, permitiendo conectar no sólo móviles sino coches, aviones, redes y hogares. El objetivo es lanzarlo para 2020, pero eso exige que la nueva señal viaje por una nueva banda, la de los 700 MHz, por la que transita ahora la señal televisiva de la TDT. Y eso ya ha abierto otra “guerra” entre las telecos y las TV, que se niegan a cambiarse otra vez de banda, sin recibir compensaciones (hace unos años tuvieron que emigrar para la implantación del 4G, lo que obligó a reducirlas licencias de TDT y resintonizar los televisores). Pero las telecos se juegan mucho, porque el 5G les permitirá dar un gran salto de clientes e ingresos.

Pero la gran batalla de las telecos, en España y en Europa, es su pelea con los gigantes de Internet, los llamados GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple), sin olvidar WhatsApp, Netflix, e-Bay (Pay Pal) o Twitter. Multinacionales que sin hacer casi inversiones ingresan  millones con servicios que prestan a través de las redes de las telecos, que hacen inversiones millonarias para mantener y ampliarlas. Dos ejemplos: “la caja” de Apple es mayor que la capitalización conjunta de las 4 grandes telecos europeas (Telefónica, Vodafone, Orange y Deutsche Telecom). Y Facebook vale en Bolsa más que las 4 juntas. Inicialmente, las telecos pelearon por conseguir que estas grandes de Internet les pagaran un canon, una tarifa por usar sus redes, sin conseguirlo. Luego, presionaron a las autoridades europeas para que les exijan las mismas normas que a ellos (WhatsApp o Skype no tienen iguales obligaciones si se cae el servicio, por ejemplo). Y en septiembre, acaban de lanzar una última propuesta: ofrecer a sus clientes una plataforma con los datos que los grandes de Internet tienen de ellos y ofrecerse como intermediarios para forzar a Google y otras compañías a que paguen a los usuarios por estos datos o si no, prohibirles usarlos.

Un globo sonda sin sentido, por dos razones. Una, que Google y el resto de empresas de Internet ya ofrecen al usuario saber los datos que tienen de él (en el apartado “Mi actividad” de “Mi cuenta”. Y la otra y fundamental, que los usuarios de Google y demás empresas de Internet permiten que se utilicen sus datos para vender publicidad a cambio de recibir servicios “gratis”. Y mientras, las telecos también utilizan los datos de sus clientes, pero para venderles nuevos productos y servicios, cada vez más caros. Y además, las telecos son las empresas más sancionadas por la Agencia de Protección de Datos: 270 de las 693 sanciones impuestas en 2015, por un importe de 7 millones de euros (el 51% del total de multas). Y también son las empresas con más quejas y reclamaciones, lo que no pasa con las grandes de Internet.

En definitiva, una cortina de humo de las telecos, quizás para encubrir sus constantes subidas de tarifas, que seguirán , justificadas por nuevos servicios. Tras “la batalla del fútbol”, las telecos piensan ahora en dos nuevos paquetes para los próximos meses: el pack para el hogar (incluiría vigilancia y servicios de conexión de aparatos, luz o calefacción vía móvil) y el pack de juegos (ocio a través del móvil y la TV). Y en paralelo, más velocidad y más datos en los otros paquetes, con más contenidos y servicios, a cambio de nuevas subidas. Es como la bicicleta: si se paran, si no ingresan más para invertir más, se caen. Y nosotros damos pedales, pagando una factura que ya supera los 2 euros diarios.

En paralelo, las telecos, un “lobby” muy poderoso, presionan a Bruselas y a los Gobiernos, para mejorar su situación, a través de varias “batallas”. Una a corto, la del roaming, el pago extra por estar conectado en otro país europeo. La Comisión Europea había propuesto limitar a un máximo de 90 días el roaming gratis, antes de suprimirlo definitivamente en junio de 2017. Pero el 21 de septiembre, Bruselas ha dado marcha atrás y ha retirado esa propuesta, dejando el límite gratuito (por viajes) en manos de las operadoras, lo que han aprovechado las telecos para pedir que no se suprima totalmente el roaming en 2017. Además, insisten en que la UE les someta a una menor regulación (“como a Google o Whats App”, dicen), lo que mejoraría sus beneficios a costa de menor protección a los usuarios. Y también piden pagar menos impuestos.

Frente a estas telecos más poderosas, que crecen y dominan el mercado (ofertas y tarifas), los usuarios estamos cada vez más “enganchados” al móvil y a Internet y caemos en casi todas las tentaciones de nuevos servicios, desde el fútbol a la TV o los pagos en el móvil. Y esa combinación hace que seamos “carne de subidas”, que cada vez vayamos a pagar más por estar “súperconectados”. Que pronto paguemos más por el móvil que por la luz o el agua. Y que no podamos hacer nada, porque no podemos vivir sin ello. Y porque las telecos imponen sus precios, sin que nadie diga nada.