Tras casi 2 años de debates, todos los partidos han acordado revalorizar
las pensiones con el IPC. Pero han olvidado un pequeño detalle: cómo
pagarlo. Y cuesta 37.550
millones sólo en 5 años. Por eso, la ministra
de Economía se opone al acuerdo y propone acordar “la viabilidad futura de las pensiones”, no sólo su
revalorización. Hay que conciliar la subida de las pensiones actuales (apoyada por protestas
en la calle) con asegurar las pensiones
futuras de los que hoy trabajan (y no se manifiestan). Y no
hay dinero para todo: se mantiene el déficit de la SS y crecerá más
desde 2027. Sólo queda actuar en tres
frentes: frenar el gasto
(ampliando periodo cotización y jubilando a los 70), aumentar cotizaciones (ahora sólo pagan 12 años de pensión) y pagar parte con impuestos, recaudando
más de grandes empresas, bancos y fortunas (no 12.000 millones menos, como
promete Casado). No pactar subidas “para la calle” sino una reforma global que
asegure las pensiones de padres (hoy) e hijos (mañana).
Hasta 2010, los pensionistas estaban relativamente tranquilos: sus pensiones eran bajas pero se revalorizaban cada año con la inflación, por una Ley de la Seguridad Social de 31 de julio de 1985 (renovada por otra de 15 de julio de 1997). Pero el 12 de mayo de 2010, Zapatero aprueba un Plan de ajuste, para evitar el rescate europeo, y congela la subida de las pensiones para 2011, por primera vez en 25 años. En 2012 y 2013, Rajoy las sube el 1%, la tercera parte que la inflación, pero en 2013 aprueba una reforma de las pensiones que fija una subida mínima del 0,25% para los 5 años siguientes (2014 a 2018). En esto, los pensionistas se lanzan a las calles (la inflación les ha comido un 5,8% de las pensiones entre 2011 y 2017) y el PNV presiona a Rajoy para que incluya una subida de las pensiones del 1,6% (no el 0,25% anterior) en los Presupuestos de 2018 y 2019 (Por cierto, la subida del 1,6% se aprobó, pero Rajoy se fue sin consignar esta subida en los Presupuestos 2018 y ahora la Seguridad Social estudia cómo seguir pagándola sin partida presupuestaria...).
enrique ortega |
Hasta 2010, los pensionistas estaban relativamente tranquilos: sus pensiones eran bajas pero se revalorizaban cada año con la inflación, por una Ley de la Seguridad Social de 31 de julio de 1985 (renovada por otra de 15 de julio de 1997). Pero el 12 de mayo de 2010, Zapatero aprueba un Plan de ajuste, para evitar el rescate europeo, y congela la subida de las pensiones para 2011, por primera vez en 25 años. En 2012 y 2013, Rajoy las sube el 1%, la tercera parte que la inflación, pero en 2013 aprueba una reforma de las pensiones que fija una subida mínima del 0,25% para los 5 años siguientes (2014 a 2018). En esto, los pensionistas se lanzan a las calles (la inflación les ha comido un 5,8% de las pensiones entre 2011 y 2017) y el PNV presiona a Rajoy para que incluya una subida de las pensiones del 1,6% (no el 0,25% anterior) en los Presupuestos de 2018 y 2019 (Por cierto, la subida del 1,6% se aprobó, pero Rajoy se fue sin consignar esta subida en los Presupuestos 2018 y ahora la Seguridad Social estudia cómo seguir pagándola sin partida presupuestaria...).
Pero las
manifestaciones de pensionistas siguen. Y los partidos, reunidos en el Pacto de Toledo desde noviembre de 2016
sin lograr avances, buscan “un acuerdo
que ofrecerles”: acuerdan por unanimidad (salvo ERC) que las pensiones se revaloricen con el IPC, como antes de 2010. Eso sí, no
dicen cómo se va a pagar. Y es que esta
revalorización costará 37.550 millones sólo entre este
año (2.500 millones a los que sumar 690 porque el IPC subirá el 1,9% y no el 1,6%), 2019 (2.800 millones), 2020
(7.600), 2021 (10.500) y 2022
(13.460 millones más), según los cálculos de la Seguridad Social.
A los 6 días de anunciarse este acuerdo político, la ministra de Economía, Nadia Calviño, se opone desde Luxemburgo a que las pensiones se revaloricen con
el IPC y señala que hay que analizar la
sostenibilidad de las pensiones teniendo en cuenta “una serie de variables”, no sólo el IPC, como la demografía, el empleo, los
salarios, la cuantía de las pensiones y la marcha de la economía. Y su colega, la ministra de Trabajo, la contradijo un día después, defendiendo revalorizar las pensiones con el IPC. Entre tanto, el FMI ha advertido que "vincular la revalorización sólo al IPC puede hacer peligrar el sistema de pensiones". Vamos, que no se puede empezar la casa por el tejado:
antes de pactar la revalorización de las pensiones hay que pactar los otros 21 puntos del Pacto de Toledo, desde cuantos años se toman de
cotización, la edad de jubilación, la pensión mínima, cómo quedan las futuras
pensiones y sobre todo, cómo se pagan.
Y sobre estos temas de fondo, los partidos llevan
casi 2 años debatiendo (desde noviembre 2016) sin acercar posturas ni pactar soluciones.
Y mientras, la
Seguridad Social sigue con su déficit estructural
(-18.500 millones en 2016, -18.900 en 2017 y hasta -19.500
millones esperados para 2018), porque las cuentas no salen: los gastos siguen creciendo (9.235 millones de euros en septiembre, otro récord), porque aumentan las pensiones
(9,64 millones ya) y la pensión media (957,36 euros), aunque la reforma
(recortes) de 2011 (Zapatero aumentó de15 a 22 años el computo para la pensión, de 35 a 37 años para conseguir
el 100% de pensión y aumento de 65 a 67 años edad jubilación) lleva ya tres años recortando un 3% anual (-42 euros al mes) las nuevas pensiones.
Pero los ingresos crecen menos (no llegan a 8.000 millones al mes), porque el empleo que se crea
(menos ahora) es precario y con salarios bajos, por lo que cotiza poco.
El mayor problema es que este “agujero” estructural de
las pensiones (iniciado en 2012) va
a agravarse (ver este estudio Consejo General de Economistas), sobre todo a partir de 2027, cuando
se jubilen los muchos españoles nacidos en el “baby boom” (1960-1975).Y a
partir de ahí, la demografía (muchos viejos y pocos jóvenes) y la
economía (pocos empleos, por tener menos jóvenes activos y la robotización)
van a agravar la situación de las
pensiones. Basten dos datos. Uno,
las pensiones pasarán de las 9,64 millones actuales a 15 millones en 2050. Y si hoy hay 2 ocupados (19,34 millones) por cada pensión, en
2050 necesitaríamos 30 millones de ocupados para mantener ese nivel de 2/1. Y
la Comisión Europea estima que no habrá más de 20 millones de españoles
trabajando para 2050 (1,3 ocupados por pensión). Así no pueden salir las cuentas de las pensiones.
Todo esto es lo que no afrontan los políticos ni les cuentan a
los pensionistas que se manifiestan.
Una situación preocupante, más por
el futuro que por el presente, que exige tomar medidas cuanto antes en tres direcciones: frenar el ritmo de gasto, aumentar los ingresos por cotizaciones
y pagar una mayor parte de las pensiones con impuestos.
Primer frente:
frenar el ritmo de gasto en pensiones, no
recortarlas a secas. La reforma de Zapatero en 2011 ya avanzó por esta vía, con tres medidas: aumentar el
periodo de cómputo para las pensiones de 15 a 25 años en 2022 (ahora son 21),
aumentar el número de años exigidos para cobrar el 100% de pensión (de 35 a 37
años para 2027) y aumentar la edad de jubilación de 65 a 67 años para 2027
(ahora son 65,1). Ahora habría que debatir si nos quedamos ahí, damos marcha atrás o
vamos más lejos. Los expertos dicen que la medida más eficaz sería aumentar la edad de
jubilación a 70 años, porque ahorraría hasta un 25% (tres años más cotizando y
sin pagarles pensión). También ahorraría mucho tomar de cómputo toda la vida
laboral, como hacen ya muchos paises europeos.
Ambas medidas rebajarían
las nuevas pensiones futuras, algo que ya va a pasar con las reformas de
2011 (ZP) y Rajoy (2013), hasta un -35%
para 2040, Los que lo defienden recuerdan que las pensiones españolas son “las más generosas de Europa”, no en importe (son más bajas) sino en
porcentaje sobre el último sueldo: en 2016, las nuevas pensiones suponían el 78,7% del último salario,
mientras la media europea era el 46,3%, en Italia el 64,6%, en Francia el
45,4%, y en Alemania el 37,8%, según el informe Ageing Report de la Comisión Europea. Algunos defienden pensiones
menores sobre el último sueldo (al principio, el 70-65%), a cambio de
asegurarlas. Y con la esperanza de que los sueldos españoles (precarios y
muy bajos) suban a nivel europeo y el porcentaje de la pensión, aunque menor, se traduzca en una pensión más digna.
Pero si no se quieren
más recortes y se quieren asegurar
las pensiones futuras, hay que cotizar más y complementarlo con impuestos.
Y también para revalorizar las pensiones
actuales hacen falta más ingresos. Entre otras cosas, porque los pensionistas españoles cotizan menos de
la pensión que reciben, aunque digan en las manifestaciones que “nos roban”. La estimación es que un pensionista se paga cotizando sólo 12 años de la pensión que cobra (hasta los 77 años) y el
resto de años que cobra (3,5 o 10 más, hasta los 87 años) son a cargo del
sistema y su déficit. Eso significa que habría que cotizar más, para cobrar una
pensión mejor y durante más años que vamos a vivir. Porque no se pagan
con el aire.
Y se puede hacer,
porque en España se pagan menos
cotizaciones sociales que en Europa: los ingresos netos suponen el 12,2%
del PIB (2016) frente al 13,3% en la UE-28 y el 15,3% en la eurozona, mucho
menos que el peso de las cotizaciones sociales en Alemania (16,7%), Francia
(18,8%), Italia (13,2%) o Portugal (11,7%) y sólo por debajo de Reino Unido
(7,7% del PIB), según Eurostat. Eso significa que si en
España se cotizara como la eurozona, la Seguridad Social podría ingresar 35.000
millones más cada año. Pensemos en una subida paulatina, para no dañar
mucho al empleo: ingresar 20.000 millones
más por cotizaciones en un horizonte a 4 años. Y luego más. La otra opción
es que como las pensiones futuras van a ser mucho más bajas, los trabajadores
tendrán que pagarse una pensión privada. Parece mejor que paguen ese algo más a la SS,
como sus empresas.
En paralelo, la
Seguridad Social podría ingresar ya hoy más por cotizaciones con tres medidas. Una, suprimir las bonificaciones de cuotas a empresas y autónomos, las
“tarifas planas”, que son poco útiles para crear empleo según la
mayoría de expertos y con las que se pierden
3.700 millones en cotizaciones al año. La segunda, pagar el subsidio a más parados (el 51% no cobran nada), con lo que la SS ingresaría cotizaciones por ellos que
ahora pierde: otros 3.000 millones al año. Y la tercera, quitar el tope de cotización a los sueldos más altos (por encima de
3.751 euros de sueldo no se cotiza). “Destopar”
los sueldos altos y hacer que se cotice por todo lo que se gana supondría a la SS ingresar 4.470 millones más
al año, 3.728 millones que pagarían las empresas y 742 millones estos trabajadores
privilegiados. Y no sería para tanto:
alguien que gane 75.000 euros al año cotizaría 111 euros más al mes… En total, con estas tres medidas, la SS recaudaría
11.170 millones más al año. Y si dejara de pagar el coste del Ministerio de Trabajo (un anacronismo que pagan las pensiones y
no los Presupuestos como otros Ministerios) serían 4.000 millones más. En total, 15.170 millones más, para tapar el 80% del déficit de la Seguridad
Social.
Más ingresos a corto y más cotizaciones no
bastan seguramente para asegurar el futuro de las pensiones. Por eso,
muchos expertos apuestan por actuar en un
tercer frente: trasvasar impuestos a
pagar pensiones. Ya se hace hoy,
aunque mucha gente no lo sabe: un 25% de todas las pensiones (nada menos que 2,38 millones) tienen “complementos de mínimos”,
porque el pensionista no ha cotizado lo suficiente para asegurarle una pensión mínima contributiva (656 euros). Para ello, los
Presupuestos 2018 han trasvasado 7.329 millones a la Seguridad Social. Y
así cada año. Ahora, para evitar recortes futuros y cubrir unas pensiones
futuras más altas de lo que serían si se financiaran sólo con cotizaciones, haría falta trasvasar a la SS entre 15.000 y 45.000 millones extras al año, en el
horizonte 2040. Y a la vez nos harán falta impuestos para pagar sanidad, educación, Dependencia, tecnología, inversiones públicas y modernizar la economía.
¿Se pueden recaudar más impuestos? Sí, porque España recauda menos
que la mayoría de Europa. Concretamente, en 2017, se recaudó un 37,9% del PIB en España mientras la
media UE-27 recaudó un 44,9% del
PIB, según Eurostat. A lo claro, esto significa que si recaudáramos como el resto de
Europa, Hacienda debería ingresar 81.456 millones más al año, lo que
daría para no tener déficit, pagar parte de las pensiones (25.000 millones) y
gastar en lo que hace falta, desde educación y sanidad a industria, tecnología
y digitalización. Pero, por desgracia, esto no se lo oímos a casi nadie, ni al Gobierno ni a la “oposición”: es un
mensaje “complejo” y poco populista.
No da “titulares”.
Así que una parte de
las pensiones se pueden pagar con impuestos pero para eso hay que hacer una reforma fiscal, para ingresar más. ¿Cómo? Haciendo que paguen más impuestos no la mayoría (el 82% de la recaudación la
aportan las familias) sino los que pagan poco, en especial las grandes
empresas (pagan un tipo efectivo del 6,14%, cuando el tipo nominal del impuesto de
sociedades es del 25%), bancos
(tienen 60.000 millones de deducciones fiscales) multinacionales
(no pagan casi impuestos en España), los sueldos
altos (en el IRPF, España recauda 23.436 millones menos al año que la media
UE, según los técnicos de GESTHA), la energía
(carburantes y medio ambiente), inversores
(23% por intereses y dividendos) y grandes
fortunas (utilizan sociedades pantalla, paraísos fiscales y SICAV para no pagar).
Así que buena parte del debate
de pensiones (cómo pagarlas) se traslada al debate de los impuestos (cómo se ingresa más). Y aquí chocamos con que los dos grandes partidos
conservadores, PP y Ciudadanos,
proponen bajar los impuestos, no subirlos (como PSOE y Podemos), con lo
que impiden buscar esta salida al debate
de las pensiones. De hecho, Pablo Casado ha prometido en el Foro ABC (un lugar muy oportuno) que si el PP llega
al Gobierno bajará los impuestos y suprimirá Patrimonio y Sucesiones, una
“revolución fiscal” con la que el Estado
ingresaría 12.000 millones menos. Así que ya lo saben, si gobierna el PP o Ciudadanos, los impuestos no podrán ayudar a
mejorar su pensión.
Así las cosas, el debate sobre el futuro de las pensiones
supone buscar un equilibrio entre
mejorar las pensiones actuales (con
subidas anuales decentes y mejoras extras para ese millón largo de pensionistas
que cobran menos de 600 euros al mes) y asegurar las pensiones futuras,
garantizando que tengan un nivel digno que se pueda financiar con cotizaciones
sobre todo y un complemento de impuestos. No se debería oír sólo lo que
quieren los 8.762.772 pensionistas actuales (por mucho que protesten y voten) sino
que también hay que asegurar las
pensiones futuras de sus hijos y nietos, 19,3 millones de españoles que
trabajan, cotizan y temen por su pensión futura (sin manifestarse). Un
difícil equilibrio donde hay que
compensar sacrificios: no hay dinero para todo.
Mientras los políticos van “a lo fácil”,
desatascando primero la revalorización de los pensionistas que protestan, no avanzan en las grandes decisiones para el futuro: qué
sistema de pensiones queremos y cómo se financia. Y si hay elecciones pronto, como parece, la solución al grave problema de las pensiones se retrasará otro año
más. Entre tanto, los españoles de a pie están muy
preocupados por sus futuras pensiones y siguen optando por lo seguro: jubilarse lo antes que pueden. Así, de
enero a agosto se ha batido el récord histórico de nuevas jubilaciones
(219.837, 20.196 más que en ese periodo de 2015), debido al envejecimiento de
la población, a que muchos mayores no consiguen trabajar y, sobre todo, al miedo
de que si retrasan el retiro mañana será peor. Y se
jubilan en cuanto pueden, el 42% sin
cumplir los 65 años (la media se está jubilando a los 64,2 años, aunque la
edad legal sea ahora 65,1 años), perdiendo una parte de la pensión con tal de
jubilarse.
Estamos ante un problema muy serio, donde sobra la demagogia
y falta un análisis serio, con datos contrastados y proyecciones de futuro realistas.
Y los
jubilados de hoy tienen que pensar que cualquier reforma debe centrarse no sólo en ellos sino en sus hijos y nietos. Seamos serios y
justos al buscar soluciones. Y urge no
perder más tiempo.
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