jueves, 31 de diciembre de 2020

Año 2021: la lenta salida del túnel


Termina este “pandémico” año 2020 y empieza con esperanza 2021, un año que será mejor seguro, aunque todavía creceremos lentamente, de menos a más, al igual que en 2022, para superar esta grave recesión en 2023. En definitiva, serán 3 años perdidos. La clave de 2021 será la evolución de la pandemia y la vacunación, que no alcanzará al 70% de los españoles necesarios para cortar la epidemia hasta septiembre. Y en el terreno económico, la ejecución del Presupuesto y las primeras ayudas europeas. Lo decisivo será mantener las ayudas públicas hasta que hagan falta, para evitar el cierre de empresas. Con todo, la mayor incertidumbre de 2021 será el empleo que se pueda crear y el mayor riesgo que crezca el paro, tras el paréntesis de los ERTEs, algo que sucederá, según la mayoría de expertos. Así que no podemos bajar la guardia ante la pandemia y tampoco el Estado, las empresas y sus trabajadores, que deben volcarse en la recuperación ¡Feliz 2021!


La clave de cómo va a ser 2021 la tienen los médicos y epidemiólogos, no los economistas. Porque la llegada de la recuperación económica y su alcance va a depender de la evolución de la pandemia y de los avances en la vacunación. Por eso, el primer tema clave es el alcance de la 3ª ola de contagios, iniciada a principios de diciembre, que podría agravarse todavía en las próximas semanas por el exceso de movilidad en esta Navidad. Y eso retardaría la recuperación, lo mismo que posibles retrasos en la aplicación de las vacunas, que no llegarán al 70% de los españoles (el porcentaje para lograr una inmunización colectiva) “hasta finales de verano”, o sea, hasta septiembre/octubre. Hasta entonces, el país tendrá que convivir con la pandemia y eso “ralentizará” la recuperación económica.

De hecho, la 2ª y 3ª ola de contagios (agosto-septiembre y diciembre) ya se han notado en la economía en 2020 y lastran el inicio económico de 2021, que será peor del esperado hace dos meses. Así, los economistas esperaban un crecimiento de la economía española en el cuarto trimestre de 2020, como en el 3º (el PIB creció un 16,4%, según el INE, por los “excesos” en la desescalada y el verano), pero ahora apuestan por una caída en la actividad económica en el 4º trimestre de 2020, del -3% (Consejo General de Economistas) al -5% (Funcas), aunque el Gobierno sigue confiando en que creceremos. En cualquier caso, el repunte de contagios ha retrasado la recuperación, que no llegará hasta el primer trimestre de 2021, que será además menos intensa de lo esperado hace meses. Y no sólo en España sino en el resto de Europa y del mundo, según el FMI, la OCDE o la Comisión Europea.

En definitiva, que 2021 será mejor pero menos de lo que se vaticinaba hace unos meses, por las nuevas olas de contagios, que han retrasado y debilitado la recuperación. Si el FMI apostaba en octubre por un crecimiento de la economía mundial del +5,2% (sólo 0,6% más que en 2019), la previsión de la OCDE en diciembre ha sido ya menor, por los repuntes de contagios: un +4,2% de crecimiento mundial en 2021, que será menor en EEUU (+3,2%), Japón (+2,3%) y en la zona euro (+3,6%), con una recuperación ligera en Alemania (+2,8%), la tradicional “locomotora” de Europa” y mayor en los paises que más han sufrido la recesión de 2020: Francia (+6%), España (+5%), Italia (+4,3%) y Reino Unido (+4,2%). La Comisión Europea es algo más optimista y en noviembre estimó un crecimiento del +4,2% para la zona euro en 2021 (el BCE lo ha rebajado  al +3,9%), con crecimientos mayores que el FMI y la OCDE para Alemania (+3,5%) y España (+5,4%) y menores para Francia (5,8%), Italia (+4,1%) y Reino Unido (3,3%).

Para España, el Gobierno espera una recuperación mucho mayor: un crecimiento del +7,2%, que podría llegar al +9,8% por el efecto de los Fondos europeos, según la previsión de los Presupuestos 2021. Es una estimación no sólo mucho más optimista que las del FMI (+7,2%), la OCDE (+5%), la Comisión Europea (+5,4%), sino también más optimista que el Banco de España (entre el +4.2 y el 8,6%) y que la mayoría de expertos privados, como Funcas (+6,2%), BBVA Research o CaixaBank (+6%).

En cualquier caso, la Comisión Europea y los expertos coinciden en que España será la 2ª economía europea que más crezca en 2021 (entre un +5 y un +8,6%), tras Francia, por el “efecto rebote”: es también la economía europea que más caerá en 2020, un -12,4%, según la Comisión Europea. Pero ese crecimiento irá de menos a más: será débil en el primer trimestre (+1,5% de aumento, menos que en 2019, según Funcas), por el efecto negativo de la 2ª y 3ª ola de contagios, aumentará más en el 2º trimestre (+4,6%), será máximo en el tercer trimestre (+5,3% en verano) y será bajo en el cuarto trimestre (+0,8%), porque el ritmo de mejoría se estabilizará, lo mismo que en todo 2022.

Este perfil de la recuperación, de menos a más, tiene mucho que ver con la esperada recuperación este verano del turismo (uno de los motores del crecimiento: aporta el 13% del PIB). Pero será una recuperación a medias, ya que las vacunas estarán al 50% en Europa en junio/julio, con lo que los expertos esperan la mitad de turistas que en 2019 (llegaron 83,7 millones), cuando en 2020 no llegarán ni el 30%. Y antes, en el primer semestre, deberá recuperarse el consumo privado, aunque lentamente (porque podrían ser necesarias restricciones a la movilidad) y sobre todo el consumo público, con un mayor gasto del Estado (desde los Ministerios a las autonomías y Ayuntamientos) más una mayor inversión pública y privada, empujadas por la llegada de los Fondos Europeos. Y todo ello, ayudado por una gran liquidez (el BCE ha ampliado a 2022 la compra de deuda pública y privada y la oferta de dinero a la banca), con el dinero al 0% de interés, que debería servir de “carburante para la recuperación”.

Hay dos elementos claves para afianzar esta recuperación. Uno es la ejecución de los primeros Fondos europeos, que, aunque no llegarán hasta el verano por cuestiones burocráticas (aprobación en los Parlamentos), el Gobierno español va a anticipar, con 26.600 millones de inversión prevista en 2021, básicamente en medio ambiente y lucha contra el Cambio climático, en digitalización de la economía y en la modernización de empresas. La importancia de gastar bien estos Fondos europeos es tal que, sólo por ellos, la economía crecerá un 1% extra en 2021. El otro elemento clave serán los salarios 2021: deberían subir algo, al menos no bajar, para no torpedear la recuperación del consumo de las familias, a la que ayudará la subida de las pensiones y del sueldo de los funcionarios.

Pero la gran incógnita de 2021 será el ritmo de recuperación de las empresas, muy ligado a la evolución de la pandemia y a la necesidad o no de tomar nuevas medidas restrictivas ante la 3ª ola desatada por la Navidad. Ahora, las empresas y sus trabajadores están “dopados, con créditos ICO (con aval público), ayudas múltiples (cotizaciones, fiscales, alquileres…) y los ERTES (que rondan los 800.000 trabajadores) y autónomos subvencionados. El problema es qué pasará el día que se reduzcan y supriman esas costosas ayudas, que han permitido salvar empresas y empleos pero que duplican el déficit público y disparan la deuda. Porque si las ayudas se retiran de pronto, podrían multiplicarse los cierres de empresas y la pérdida de empleos. Ese es el gran temor de 2021.

Los organismos internacionales, la Comisión Europea y el BCE ya han reiterado a los paises que “mantengan las ayudas lo que haga falta”. Pero dicho esto, todo el mundo sabe que algún día habrá que reducirlas y luego suprimirlas. Porque no se pueden mantener eternamente empresas “zombis”, empresas que no son viables sin ayudas. Y aquí, la cirugía no es fácil y resulta políticamente muy difícil aplicarla. Por ejemplo: ¿tiene sentido dar ayudas a los 300.000 bares y restaurantes que hay en España, líder mundial en estos establecimientos, o dejar caer a una parte y destinar ese dinero a promover empresas tecnológicas o pymes innovadoras? ¿Tiene sentido destinar más ayudas a los 500.000 comercios minoristas o son un exceso que hay que reconvertir en la era del comercio online? ¿Tiene sentido sostener una economía en millones de turistas low cost y aspirar a crecer sobre la base de ser la California de Europa? Son debates claves que se esconden.

El reto de 2021 será conseguir retirar la respiración asistida a la economía dañada por la pandemia sin que se nos muera y conseguir que sobreviva sin drogas. No será fácil y exigirá acuerdos entre empresas y sindicatos y mucha flexibilidad y firmeza en el Gobierno, dividido y sin apoyos externos para un pacto político que sería clave para asentar la recuperación. Por eso, parece inevitable que en 2021 asistamos al cierre de empresas y a un aumento del paro, con escasa creación de empleo. Es la apuesta que hacen la mayoría de las previsiones oficiales y de expertos. Se crearán pocos empleos nuevos (unos +200.000, según Asempleo), insuficientes para cubrir los -800.000 empleos que se habrán perdido en 2020 (a falta de la EPA de diciembre). Y habrá más parados, porque a los 3.851.312 parados a finales de noviembre se sumarán los trabajadores que se queden en paro en 2021, que podrían ser otros 500.000 más, y las personas “desanimadas” (que no buscan trabajo pero que puede animarse a buscarlo sin la economía mejora). Por todo ello, la Comisión Europea estima que la tasa de paro subirá en España del 16,7% en 2020 al 17,9% en 2021, una tasa que el Gobierno Sánchez rebaja al 16,9% (frente al 14,1% en 2019).

El escaso empleo y el elevado paro son una de las cicatrices de esta pandemia que nos va a durar años, al menos hasta 2023. Otra será el aumento de las desigualdades, dentro de España y en Europa. La pandemia ha dañado más a las personas más vulnerables (inmigrantes, mujeres, jóvenes y mayores), que lo serán mucho más en 2021, aumentando la pobreza y la desigualdad: Oxfam Intermón ya alertó que 1,1 millones de personas se sumarán a los 10 millones de pobres que había en 2019, según las estadísticas europeas. Y un informe de CaixaBank estima que en 2021 habrá 750.000 pobres más. Por eso, será clave reforzar las ayudas sociales en 2021, con la reforma del Ingreso Mínimo Vital (no funciona: beneficia a 160.000 hogares, la mitad de la mitad de lo prometido) y el aumento de gasto social de autonomías y ayuntamientos, con ayuda del Presupuesto. Porque no podemos reconstruir el país dejando atrás a 1 de cada 4 españoles.

Y lo mismo va a pasar en Europa: la recuperación llegará a dos velocidades: más intensa y más rápida en la Europa rica, que cayó menos con la pandemia, y menos intensa y más lenta en la Europa más pobre, en el sur y el Este de Europa. Las previsiones de noviembre de la Comisión Europea son muy explícitas: Alemania se recuperará de la pandemia a mediados de 2022 (crecerá 3,5% en 2021 y 2,6% en 2022, frente a la caída del -5,6% en 2020) y España, Francia o Italia tendrán que esperar a la primavera de 2023, porque el crecimiento de 2021 (5,4% en España, 5,8% en Francia o 4,1% en Italia) y de 2022 (4,8% en España, 3,1% en Francia o 2,8% en Italia) no bastarán para compensar la fuerte caída de 2020 (-12,4% en España, -9,4% en Francia y -9,9% en Italia). Y lo mismo Grecia, Portugal y la mayoría de los paises del Este, además de Reino Unido, mientras Irlanda, Suecia, Finlandia o Dinamarca se recuperarán también en 2022, como Alemania. Así que si ya había dos Europas, una más rica y otra menos, esta desigualdad se agravará en el futuro.  

Al final, lo importante es que la economía mejorará en 2021 y viviremos mejor, aunque la mejoría será lenta, al menos hasta el verano. Y estará en el alero hasta que el 70% de los españoles (y de los europeos, sin olvidar al resto del mundo) estemos vacunados y se acaben los contagios. Pero ojo: no podemos bajar la guardia, ni con la vacuna, porque los vacunados serán inmunes pero pueden contagiar. Y eso significa que si no seguimos tomando precauciones (mascarilla, distancia, limpieza) y reduciendo la movilidad, los rebrotes pueden seguir ahí muchos meses y frenar la recuperación. Así que ojo a la Semana Santa, ojo al verano, ojo a descuidarse en las empresas, los colegios, las calles, los hogares, porque hasta que la pandemia no termine no tenemos garantizada ni la salud ni la economía.

Vamos a salir de este túnel, seguro, pero seamos conscientes de que la salida será lenta y que dejará una costosa secuela de empresas cerradas y empleos perdidos. Y miles de familias mucho más vulnerables. Por eso, además de cuidarnos, habrá que arrimar el hombro todos para salir de este túnel y no dejar a nadie atrás. Esforzarnos juntos en cada empresa, en cada negocio, en cada institución, para salir adelante todos y curar las tremendas cicatrices de esta pandemia. Un camino que durará aún dos años más, hasta 2023. Entonces sí podríamos haber salido del túnel, si lo hacemos bien y estamos unidos. Para eso, no hay que bajar la guardia y hay que esforzarse al máximo, cada uno en su puesto. ¡Feliz 2021¡

lunes, 28 de diciembre de 2020

La pandemia estalla la "burbuja" del fútbol


El coronavirus afecta a todos, también al fútbol, que está especialmente impactado por el cierre de los estadios al público desde marzo. Los Clubes españoles ya han perdido 700 millones la pasada temporada y esta pueden perder más, lo que les ha obligado a solicitar ERTEs, recortar salarios, vender jugadores y no hacer fichajes millonarios. También a pedir créditos del ICO y a que 17 Clubes de 1ª División busquen ahora desesperadamente financiación y capital. La pandemia ha estallado la “burbuja” millonaria del fútbol y hay varios Clubes en apuros, en 1ª y 2ª División, alguno al borde de suspender pagos, como ya pasó entre 2003 y 2013 (entraron en concurso 32 equipos) . Por eso, presionaban al Gobierno para que permitiera público en los estadios en enero. Pero ahora, con la 3ª ola de contagios, parece imposible. Urge aprovechar la pandemia para reforzar el escaso capital de los Clubes, reducir su endeudamiento y obligarles a sanearse. Para que no tengamos que rescatarles.

Antes de la pandemia, el fútbol español trataba de consolidar su saneamiento económico, impuesto por el Gobierno en 2013, tras la entrada en concurso de acreedores de 32 Clubes (desde 2003). La vigilancia de las cuentas y el control de gastos e ingresos, desde el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) parecían dar sus frutos. Así, las últimas cuentas publicadas, las de la temporada 2018-2019, revelan unos beneficios de 227,18 millones de euros entre la 1ª División (+227,54 millones los 20 Clubes) y la 2ª (+362.112 euros entre los 22 Clubes). Era la 7ª temporada consecutiva en que el fútbol español tenía beneficios y la primera temporada en que todos los equipos de 1ª División tenían beneficios, aunque 6 equipos de 2ª todavía daban pérdidas.

Pero ojo, estos beneficios contables del fútbol español de élite (el resto de equipos, al margen de 1ª y 2ª, siguen perdiendo dinero) esconden un hecho: los principales Clubes de fútbol tienen realmente pérdidas operativas, concretamente pierden -495 millones de euros en su “resultado ordinario” (ingresos ordinarios-gastos ordinarios). Y si acaban teniendo beneficios contables, es porque tienen “ingresos extraordinarios” (845,8 millones, el 18,3% de todos sus ingresos), que son básicamente ingresos por venta de jugadores, lo que les permite tener beneficios, no su actividad habitual.  En el día a día, la clave de los ingresos ordinarios son los derechos de TV (37,2% de los ingresos totales), que aumentan para la mayoría desde que se reparten de manera centralizada (desde 2015), los ingresos de taquilla y abonados (el 20% de los ingresos), los ingresos por publicidad y comercialización (el 19,3%) y otros ingresos (5%), donde pesan sobre todo los ingresos por cesiones de jugadores. Al mirar los gastos, dos tercios se los lleva pagar sueldos a los jugadores y plantilla (67,1%), otro buen pellizco las amortizaciones (16%), sobre todo de jugadores, otros gastos (compra de jugadores) y pagar intereses (98 millones anuales).

Aunque los grandes Clubes de 1ª y 2ª están más saneados, son unos “gigantes con pies de barro”, que presentan tres problemas de fondo que serían “mortales” en cualquier empresa. Uno, que están muy endeudados: su deuda total era de 5.069 millones de euros en 2019, aumentando un +16,1% (por tercer año consecutivo): tienen más deuda que ingresos (4.609 millones) y una buena parte es a corto plazo. Dos, que apenas tienen capital, “cimientos” con los que afrontar esa deuda y posibles problemas: su patrimonio supone el 25,5% de lo que deben (su pasivo), según las cuentas 2018 de la LFP. Y tercer problema, que “viven al día”, apenas tienen recursos cada mes para cubrir sus obligaciones más inmediatas. Y así, van pagando lo que deben con dinero recurrente que les va a llegar la próxima temporada, adelantando ingresos de TV o abonos para pagar créditos y compromisos inmediatos. Es lo que los economistas llaman “Fondo de maniobra”, la diferencia entre el activo corriente (derechos de cobro y tesorería a menos de 1 año) y el pasivo corriente (créditos y pagos a menos de 1 año). Y los 42 Clubes de fútbol de 1ª y 2ª tienen un Fondo de maniobra negativo año tras año (-904,92 millones en la temporada 2018-19).

Esto significa que van tapando agujeros mes a mes y cubriendo gastos a corto con ingresos a corto de hoy y de los próximos meses. Y endeudándose para suplir desfases temporales de ingresos o para construir macro estadios (Madrid, Barca o Real Sociedad). Es como “andar en bici”: no pueden dejar de pedalear, porque si se paran se caen. Y es lo que les ha pasado con la pandemia: les han caído drásticamente sus ingresos, sobre todo la recaudación por taquilla y abonos (20% ingresos) y por publicidad, patrocinios y ventas de camisetas (19,3% de sus ingresos). Y como no han podido recortar tanto sus gastos, sobre todo de personal y financieros, pues sus cuentas se han resentido a fondo.

El problema lo ha sufrido todo el fútbol europeo, cuyas cuentas eran también una “burbuja” millonaria como la del fútbol español. La COVID 19 ha podido generar al fútbol europeo unos 4.000 millones de pérdidas en la temporada 2019-2020, según la consultora Deloitte, de ellos 1.100 millones a los Clubes de la Premier League británica (la líder en facturación: 5.900 millones de euros en 2018-19) y otros 700 millones de pérdidas a LaLiga española (la 2ª que más factura en Europa, 3.400 millones en 2018-2019). Y Deutsche Bank estima que la pérdida de ingresos de los grandes Clubes europeos oscilará entre el -13% y el 30%. En España, el Real Madrid ha notificado una pérdida de ingresos de -107 millones la pasada temporada (-13%) y en el caso del Barça podrían ser -313 millones (-30%), más unos -75 millones de pérdidas (-29%) en el Atlético de Madrid.

La pérdida de ingresos de los Clubes de fútbol por la pandemia se ha concentrado en dos partidas: la recaudación por entradas y abonos y los ingresos comerciales y publicitarios. Los estadios de fútbol están cerrados al público desde el 7/8 de marzo y eso podría suponer unos 300 millones de pérdida de ingresos la pasada temporada. El Madrid, por ejemplo, ha ingresado por entradas y abonos 9,5 millones, frente a los 172 que ingresa normalmente. Y cada partido sin público en el Bernabéu son 4 millones perdidos. La otra importante pérdida de ingresos ha venido por la suspensión de patrocinios y el cierre temporal de tiendas y museos, lo que ha desplomado la venta de camisetas y recuerdos. También ha sido difícil ingresar con la venta de jugadores. Y los ingresos por TV también caían ligeramente a finales de junio (por suspensiones de partidos y cambios), aunque al final estos ingresos claves (37,2% del total) han crecido un 0,2% gracias a que la pasada temporada se amplió a julio.

Con esta caída drástica de ingresos, del -20 al -30%, los Clubes de fútbol y la LFP crearon un “Comité de crisis” para poner en marcha un Plan de ajuste en marzo de 2020, actuando en varios frentes. El primero y fundamental, negociando con el Gobierno y los bancos un paquete de créditos ICO de 600 millones de euros, con la garantía del Estado (o sea de todos los españoles). Los mayores créditos se adjudicaron al Real Madrid y al Barça (100 millones cada uno), repartiéndose el resto entre los Clubes que lo solicitaron (40 millones el Betis). Y además, varios Clubes solicitaron préstamos a Fondos de capital riesgo internacionales y nacionales (como el fondo 23 Capital, con sede en Barcelona, que aportó 60 millones al Atlético de Madrid y que antes había financiado al Madrid y al Barça).

La segunda vía de escape fue solicitar un ERTE para las plantillas de los Clubes de fútbol, como hicieron tantas empresas (llegó a haber 3,57 millones de trabajadores en ERTEs en marzo). En principio, hicieron un ERTE 7 Clubes de 1ª División (Barça, Sevilla, Atlético de Madrid, Valencia, Alavés, Espanyol y Osasuna)  y 10 de 2ª División, más otros 41 Clubes de 2ªB y muchos más en 3ª División. En paralelo, los Clubes pidieron a sus jugadores que se bajaran los sueldos, lo que hicieron finalmente (no sin resistencia y polémica), entre un -10% el Madrid y hasta un -70% algunos en el Barça.

La cuarta vía de recortes fueron los fichajes de verano: este gasto cayó de los 1.291 millones invertidos en fichajes por los grandes Clubes españoles en el verano de 2019 a los 438 millones gastados este verano del 2020 (-66%), según la LFP. Un tercio de gasto en fichajes, lo que convierte a la Liga española en la más “austera” en fichajes de las grandes Ligas europeas: la Premier League gastó 1.370 millones (-12,2%), la Serie A italiana 762 millones (-35,9%), LA Ligue 1 francesa 428 millones (-40%) y la Bundesliga alemana 320 millones (-57%), según el portal especializado Transfermark. Y además, en la Liga española hubo más ventas que compras, con lo que los fichajes se han convertido en una fuente extra de ingresos contra la crisis, sobre todo en el Real Madrid (+98 millones de saldo), el Barça (+2,5 millones) y el Valencia (obligado a vender a 2 de sus mejores jugadores, Rodrigo y Ferrán Torres, por 55 millones que necesitaban para no suspender pagos).

Con este Plan de ajustes, los Clubes de 1ª y 2ª han conseguido salir a flote la pasada temporada y no presentar pérdidas, aunque para ello han recurrido en muchos casos a una “trampa contable”, denunciada por la consultora Ernest&Young, que audita a la mayoría de Clubes: ha advertido que varias entidades han recurrido a imputar los ingresos del mes de julio (se amplió la competición) a las cuentas de la temporada 2019-2020, que siempre se cierran en junio. Con ello, varios Clubes, como el Betis, han conseguido evitar las pérdidas y verse forzados a entrar en concurso de acreedores.

Por si la pandemia no fuera preocupante para el fútbol, la 2ª y 3ª ola han dado el jaque a sus cuentas, porque llevan ya 4 meses de esta nueva temporada con los estadios cerrados y no se van a abrir en enero, como pensaban. Los dirigentes de LaLiga ya han advertido que la caída de ingresos seguirá y se agravará esta temporada (-40%), por lo que han aprobado unos nuevos límites en el gasto salarial, muy drásticos, pensando en la inevitable nueva caída de ingresos: irán desde el -43% del Barça (podrán gastar en sueldos 382,72 millones en vez de los 671,43 millones de la temporada anterior) al -39% del Valencia, el -31% del Levante, el -29% del Betis, el -28% del Atlético de Madrid, el -27% del Real Madrid, el -13% del Alavés o el -10% del Eibar. Topes de gasto salarial que anuncian nuevos recortes de sueldos, ya pactados con los jugadores del Barça (-122 millones) y el Madrid (-60 millones).

Pero si la pandemia se mantiene y el grueso de las vacunas no se aplican hasta junio o julio, esta temporada está también medio perdida para los Clubes. Por eso, preocupa seriamente que algunos no aguanten y entren en suspensión de pagos. De hecho, ya se ha publicado que 17 de los 20 Clubes de 1ª División buscan ´nueva financiación para sobrevivir, tanteando a Fondos de capital riesgo para que les presten e incluso entren en su capital (mucho Clubes de fútbol europeos ya han sufrido años atrás la entrada de inversores extranjeros, rusos y árabes, sobre todo). El problema para muchos es que están muy endeudados y algunos han multiplicado su deuda para financiar nuevos estadios (como el Madrid, el Barça o la Real Sociedad) y la mayoría (no el Real Madrid) andan escasos de capital y asfixiados por los pagos a corto. Los que parecen en peor situación financiera son el Valencia o el Betis, sin olvidar al Barça y al Atlético de Madrid.

Esta preocupante situación económica de los grandes Clubes de fútbol (los pequeños están peor) es la que ha movido a la LaLiga a presionar al CSD y al Gobierno para que autoricen la entrada de público en los estadios: “si no, no sabemos qué puede pasar”. Pensaban que se lo iban a autorizar en enero, como han hecho la mayoría de Gobiernos europeos con otras Ligas. Pero la 2ª ola de la pandemia, y más esta 3ª ola, alejan al público de los estadios de momento (por puro sentido común). Pero si la curva de contagios y muertes no baja, pueden llegar en unas semanas o meses las primeras suspensiones de pagos y concursos de acreedores, como ya pasó de 2003 a 2012 (32 Clubes lo hicieron).Y entonces, se redoblarán las presiones para abrir los estadios y aprobar rescates a los Clubes.

Al final, la pandemia ha revelado las debilidades financieras del fútbol, igual que ha hecho con las debilidades de nuestra economía. Se ha visto claramente como se ha ido creando una “burbuja” financiera, a golpe de inversiones y fichajes, un gigante con pies de barro que no tiene cimientos sólidos de capital, ni una firme estructura empresarial detrás, que se va sosteniendo en el día a día solapando pagos e ingresos y que entra en crisis cuando el mecanismo se para y se frenan drásticamente los ingresos. Hay que aprovechar la pandemia para replantearse el futuro del fútbol profesional, sobre unas bases más sólidas y menos gigantistas, por el camino contrario del que plantea Florentino Pérez (una Superliga europea para los grandes Clubes del continente, una “huida hacia adelante”). Hay que aprovechar la pandemia para ajustar el fútbol español y sanear de verdad sus cuentas, huyendo de construir Clubes gigantes que son peligrosas burbujas. Porque si no, en esta o en la siguiente crisis, estallarán en medio de problemas. Y tendremos que rescatarlos.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

La Navidad del coronavirus

 

Estas son las Navidades más raras de nuestra vida. La pandemia no sólo trastocará estas fiestas sino que recortará el gasto navideño, entre un -20% y un -50% según los expertos, lo que afectará muy negativamente al comercio, la hostelería, el ocio, los viajes y el turismo, reduciendo mucho el empleo temporal que se crea por estas fiestas. Pero de lo que se habla menos es de esos 2,5 millones de españoles que están pidiendo ayuda a Cruz Roja, Cáritas y otras ONGs, muchos más que antes de la pandemia. Para ellos, el problema de estas Navidades no es cuántos reunirse o qué comprar sino cómo sobrevivir, cómo comer cada día, pagar el alquiler y los recibos, como ingresar algo. La pandemia ha agravado la pobreza y hay 1 millón más de familias vulnerables, unos 10 millones de personas, que podrían aumentar en 2021, si se reducen las ayudas y se destruye más empleo. Ayudémosles estas Navidades y después, con aportaciones y solidaridad. ¡Feliz no Navidad!  

La Navidad es la gran fiesta anual del consumo, mucho más que una fiesta religiosa (por cierto, copiada por los cristianos de  los romanos, que celebraban en diciembre las fiestas por el nacimiento del sol de invierno y se aprovecharon para celebrar el nacimiento de Jesús). De hecho, en las Navidades de 2019, los españoles gastamos 10.300 millones en poco más de un mes, según  la estimación de la consultora Deloitte, lo que da una media de 554 euros gastados por hogar. Se trata de unas fiestas claves para muchos negocios. Así, para los comercios representa el 60% de la facturación de todo el año. Y en este año, la Navidad es aún más decisiva  porque sus ventas han caído antes un 50% por la pandemia. El otro sector para el que la Navidad resulta clave es la hostelería, porque bares y restaurantes ingresan el 25% de su facturación en Navidad (3.200 millones en 2019, según Deloitte). También son fechas claves para los locales de ocio nocturno (facturaron 1.400 millones en 2019) y para los negocios de ocio, cultura y espectáculos. Y queda un cuarto sector que suele ingresar mucho estas fiestas, las agencias de viajes, compañías aéreas y hoteles (más estaciones de esquí), que facturaron 1.200 millones en la Navidad de 2019.

Esta Navidad 2020, con la pandemia, va a ser muy austera y el gasto navideño podría reducirse entre el -20 y el -50%, según las estimaciones de los distintos sectores. Una Encuesta de la OCU, realizada en noviembre (antes de la 2ª ola de contagios), reflejaba que un 60% de españoles pensaban gastar menos esta Navidad. Y otra Encuesta de la patronal de gran consumo AEOC revelaba que un 87% de los españoles tenían pensado gastarse menos en regalos, un 78% menos en viajes (antes de conocerse las restricciones) e incluso un 61% afirmaba que se iba a gastar menos en juguetes. Y además, la mayoría señalaba que iba a gastar menos en cenas y reuniones de amigos y familiares, debido a la práctica supresión de las “comidas navideñas de empresa” y a los menores encuentros de amigos y familiares. Al final, la encuesta de la OCU estima un gasto navideño de 526 euros por español, un 20% menos que en las Navidades de 2019. Y con grandes diferencias, ya que un tercio gastará menos de 250 euros.

Detrás de este menor gasto navideño están las limitaciones a la movilidad y, sobre todo, la mayor incertidumbre sobre el futuro, que nos hace ser más precavidos al gastar ante lo que pueda pasar en los próximos meses. Pero en el caso de muchos españoles, la causa de este menor consumo navideño es que no pueden gastar, porque se han quedado sin trabajo, están en ERTE o tienen miedo de perder su empleo. Los datos son muy explícitos. Por un lado, hay 697.000 personas que perdieron su empleo entre diciembre de 2019 y septiembre de 2020, según la última EPA. Y hay 687.707 parados más en las listas del desempleo en noviembre que en diciembre de 2019. En total, 3.851.312 personas sin trabajo, de las que sólo 2,5 millones cobran algo (1,4 millones cobran 885 euros al mes y otros 1,1 millones sólo 430 euros mensuales) y otros 1,3 millones de parados no cobran nada. Y hay 746.900 trabajadores en ERTE, cobrando el 75% de su sueldo.

En total, 4,6 millones de españoles con serios problemas de empleo y bajos ingresos (o nulos) como para gastar esta Navidad. Y el resto, preocupados por su futuro y mirándose el bolsillo. Y además, sin “hucha” para aguantar mucho. Porque, ante la pandemia, la tasa de ahorro de los españoles ha subido (ahorran el 22,5% de su renta disponible), pero este ahorro es muy desigual y la mayoría de españoles tienen poco ahorrado: 1 de cada 3 familias llegó a esta pandemia con menos de 2.200 euros ahorrados, según un estudio de la Fundación IE y la Mutualidad de la Abogacía. Y entre los hogares con menos ingresos, el 10% llegó con menos de 200 euros de ahorro, el 20% con menos de 800 y otro 30% con menos de 2.200. Así que España es uno de los paises más vulnerables ante cualquier crisis, porque el ahorro más habitual de una familia ronda los 9.000 euros frente a 10.300 en la zona euro, 11.000 en Francia o 17.000 en Alemania, aunque es más bajo en Italia (7.000 euros) y en Portugal (4.600 euros).

Sin ahorros y con los ingresos y el empleo en el aire, hasta que acabe la pandemia, se entiende que el consumo de haya desplomado y el gasto en estas Navidades sea mucho más bajo, aunque veamos demasiada gente (para evitar contagios) en las tiendas. Pero además de esta situación, que afecta a la mayoría de españoles, hay una minoría muy vulnerable, que son los que peor lo están pasando en esta crisis y en esta Navidad: los que han perdido su empleo o sus ingresos o los que están en ERTE o con empleos que ganan menos. La pandemia puede haber aumentado en 1,1 millones el número de pobres en España, según estima Oxfam Intermón. Con ello, habría ya 10.942.331 españoles en situación de pobreza, un 23,07% de la población (había 9.695.989 españoles en esa situación a finales de 2019, según las estadísticas europeas). Se trata de personas que ingresan menos del 60% de la renta media española, menos de 370 euros al mes los solteros y menos de 776 euros las familias con 2 hijos.

Muchos de estos “nuevos pobres”, que no lo eran en la Navidad de 2019, son jóvenes, mujeres y mayores que trabajaban en el comercio, el turismo y la hostelería, la construcción y algunas industrias, los sectores más castigados por la pandemia. Y además, los que ya eran pobres las Navidades de 2019 son ahora más pobres, porque la pandemia se ha cebado más en las familias que ya eran vulnerables, en los que tenían un empleo precario y viven hacinados en barrios pobres, que han sufrido más contagios. Por todo ello, han aumentado los españoles con problemas esta Navidad: la Cruz Roja atiende a 2.700.000 personas y Cáritas a 1.500.000, en ambos casos, casi un millón más que las Navidades de 2019.

Este enorme grupo de “españoles más vulnerables” tienen serios problemas para subsistir cada día y el primero es comer: el Banco de Alimentos va a entregar este mes de diciembre 1.800.000 comidas, cuando el año pasado eran 1 millón. Y la otra prioridad es resguardarse, tener un techo: Cáritas atiende ya a 40.000 personas sin hogar, un 25% más que antes de la pandemia. Y un 40% de las personas que atiende Cáritas (1.500.000) tienen graves problemas para afrontar los gastos de su vivienda, desde pagar el alquilar a afrontar los recibos (luz, agua, gas, Internet y teléfono), según la encuesta que han realizado entre las personas a las que ayudan (un 16% de ellas no tienen ningún ingreso). Y resaltan que un 9% de estas familias se han visto obligadas a cambiar de residencia, a dejar su casa. Además, el 50% de los atendidos por Cáritas tienen problemas de “pobreza energética”, dificultades para calentar su casa y pagar la luz y el gas. Y muchas de estas familias vulnerables tienen niños: en España hay 2,1 millones de niños pobres, según Save the Children, un 27,4% de los menores de 18 años, que podrían llegar a finales de este año 2020 al 33% de menores pobres (2,5 millones), por la pandemia.

Son demasiados españoles, estos 2,7 millones que atienden las ONGs, como para que les olvidemos esta Navidad. Y tampoco  al resto de españoles pobres, esos 10 millones largos de personas que lo están pasando mal y que en muchos casos son “nuestros vecinos”, no sólo los que piden por la calle. Y como tenemos encima la 3ª ola de la pandemia, su futuro seguirá negro bastantes meses más, porque se va a retrasar y debilitar la recuperación. Eso debe obligar al Estado, al Gobierno central y a los autonómicos, a reforzar sus políticas sociales, en especial a dotar de más medios a los servicios sociales municipales, que atienden cada año a unos 10 millones de personas y están colapsados con la pandemia. Las autonomías tienen que gastar más y no aprovechar el ingreso mínimo vital para recortar sus rentas mínimas, como han hecho Madrid, las dos Castillas y Galicia.

Y urge que el Gobierno Sánchez modifique su cacareado ingreso mínimo vital (IMV), que tiene una excesiva burocracia y unas exigencias incumplibles por muchos necesitados (los pobres de la COVID tenían ingresos en 2019, por lo que a muchos se les deniega la ayuda)., La consecuencia es sólo ha llegado a la mitad de la mitad de los que decían: lo cobran en diciembre 160.000 hogares, frente a los 850.000 prometidos. El ministro de Seguridad Social ha prometido modificar cuanto antes los requisitos (contemplar los que se han quedado sin ingresos este año y que puedan cobrarlo las personas sin hogar) y agilizar los trámites con las autonomías, para que llegue a esos 850.000 españoles identificados hace unos meses como personas vulnerables, la mayoría abandonados ahora a su suerte y a las ONGs. 

Otra medida que ayudará a los más vulnerables será el decreto anti desahucios aprobado este 22 de diciembre, que incluye también la prohibición de cortar los suministros básicos (luz, agua o gas) a los consumidores que no puedan pagarlos, si lo certifican los servicios sociales. Las medidas antidesahucio aprobadas en marzo y el cierre de los juzgados hasta junio, desplomaron los desahucios, de 9.659 en el primer trimestre a 1.383 en el segundo, pero han repuntado a 7.096 desahucios en el tercer trimestre, según los datos del Poder Judicial. Y lo más preocupante es que dos tercios de estos desahucios son por impago de alquileres (5.190 en el tercer trimestre, cerca de los 6.892 desahucios en el 1º, antes de la pandemia), un dato que se quiere bajar ampliando los supuestos de prohibición de desahucios (con compensación a propietarios) hasta el 5 de mayo, cuando termina el actual estado de alarma.

También podemos ayudarles nosotros, con nuestra solidaridad, más en estas Navidades, pero también después. Hay múltiples vías, desde hacer una pequeña transferencia a alguna ONG (aquí aporto los links para Cáritas, Cruz Roja y el Banco de Alimentos) hasta ayudar a personas de nuestro entorno, de mil maneras.

Y además, deberíamos ser conscientes esta Navidad 2020 de que hay que gastar con moderación, al menos por tres razones. Una, porque las compras compulsivas de estas fiestas ayudan al coronavirus a expandirse, han sido probablemente la causa del repunte y el inicio de la 3ª ola de contagios. La segunda, porque comprar por comprar agrava las emisiones de CO2 y acelera el cambio climático, que los científicos ya han advertido puede traernos otra futura pandemia (sin vacuna). Y la tercera, porque deberíamos cambiar nuestros hábitos e intentar ahorrar, para que la próxima crisis (siempre hay otra) nos pille más preparados, con algo de “hucha” para resistir (a los particulares y a los negocios).

Como se ve, la Navidad y nuestro comportamiento tienen mucho que ver con la economía. Y también con la evolución de la pandemia y el futuro. Piénselo estos días y no se olvide de los que lo pasan mal, de los millones de personas vulnerables, que lo son aún más en estas fiestas. Gaste con moderación y salga poco, para ayudar a salvar vidas. Ya habrá otras Navidades. Quédese en casa ¡Feliz no Navidad!

lunes, 21 de diciembre de 2020

Quédate en casa por Navidad


Los contagios por coronavirus llevan 8 días subiendo y hoy podrían ser ya 11 días. Con la pre-Navidad, alcanzamos los 214 contagios por 100.000 habitantes y hemos perdido lo ganado hasta el 7 de diciembre. Y hay 6 autonomías (Baleares, Madrid, País Vasco, Comunidad Valenciana, Castilla la Mancha y Melilla) “en riesgo extremo”. La 3ª ola ya está aquí y Sanidad cree que los contagios crecerán hasta finales de enero. Pero los gobiernos autonómicos apenas se atreven a endurecer las medidas para la Navidad, mientras el Gobierno Sánchez no quiere enfrentarse a ellos y dar unas directrices únicas (en vez de 17), como hacen Merkel, Macron o Conte. La solución sería prohibir todos los viajes y limitar drásticamente la actividad: la OMS ha pedido incluso “evitar las reuniones familiares”. Ante tanta ineptitud política, los ciudadanos tenemos que decidir: salvar la Navidad o salvar vidas (7.000 en estas fiestas) y trabajos (la 3ª ola retrasará la recuperación). Quédate en casa por Navidad.

La COVID 19 sigue avanzando  imparable por el mundo: la última semana ha superado otro listón, los 700.000 nuevos contagios diarios, tres días seguidos (16,17 y 18 de diciembre), casi el doble que dos meses antes, según los datos de la Universidad Jhons Hopkins. Hoy son ya 76.825.590 contagiados en 191 paises, destacando el alcance de la pandemia en América (32.437.597 contagiados), Europa (23.673.404 contagiados), sudeste de Asia (11.610.444), Oriente Medio (4.665.083), África (1.716.687) y Pacífico (1.006.682), según la OMS. Por paises, los más afectados son EEUU (17.844.688 contagiados), India (10.055.560), Brasil (7.238.600), Rusia (2.821.125), Francia (2.529.756), Reino Unido (2.046.161), Turquía (2.024.601), Italia (1.953.185) y España (1.797.421), seguidos de Argentina (1.541.285), Alemania (1.514.462), Colombia (1.507.222) México (1.320.545), Polonia (1.202.700), Irán (1.158.384), Perú (995.899), Ucrania (991.700), Sudáfrica (921.022), Paises Bajos (700.322), Indonesia (664.930) y Bélgica (625.930) contagiados), según la Universidad Jhons Hopkins.

También aumentan imparables las muertes por la COVID 19, que ascienden hoy a 1.693.213 fallecidos en todo el mundo, concentrados en América (809.105 muertos) y Europa (522.329 fallecidos), según la OMS. Por paises, destaca la mortalidad en EEUU (317.670 muertos, con el récord de 3.784 muertes el 16 de diciembre: más que en los atentados del 11-S), Brasil (186.764), India (145.810), México (118.202), Italia (68.799), Reino Unido (67503), Francia (60.665), Irán (53.625), Rusia (50.542), España (48.926 muertes el viernes 19 de diciembre, según Sanidad: somos el 3º país con más muertes COVID por millón de habitantes, tras Bélgica y Perú), Argentina (41.813), Colombia (40.475), Perú (37.034), Alemania (26.400), Polonia (25.397), Sudáfrica (24.691), Indonesia (19.980) y Bélgica (18.626 muertos), según la estadística de la Universidad Jhons Hopkins.

Con este panorama, la 2ª ola de la pandemia sigue preocupante en Europa, donde continúa el rebrote de nuevos contagios diarios en Alemania (33.777 el viernes, 373 por 100.000 en las últimas dos semanas), en Reino Unido (+35.383 diarios, 412 por 100.000), Francia (+18.254 diarios, 253 por 100.000), Chequia (+8.256 diarios, 614 por 100.000 habitantes), Paises Bajos (+11.214 diarios, 590 por 100.000 habitantes, Suecia (+7.556 contagios diarios, 742 por 100.000), Portugal (4.320 diarios, 535/100.000), Polonia (+11.953 diarios, 377/100.000) o Bélgica (+3.636 diarios, 266 contagiados por 100.000 habitantes),  De hecho, España, con 11.795 nuevos contagios el viernes 18 de diciembre,  es el 2º país de la Unión Europea con menos tasa de contagios recientes (14 días), tras Irlanda (84): teníamos 214,12 contagiados recientes el 18 de diciembre, menos de la mitad que hace mes y medio  (528 contagios recientes el 4 de noviembre) pero hemos vuelto a superar el listón de los 200 contagiados, tras bajarlos hasta 188 el jueves 10 de diciembre.

Con este repunte de contagios, iniciado el viernes 11 de diciembre, España mantiene una tasa de contagios (214,12) considerada de “riesgo alto, según los semáforos de Sanidad, al estar en la franja 150/250 contagiados/100.000 habitantes. Y lo peor es que hay 6 autonomías en situación de “riesgo extremo”, con más de 250 contagios los últimos 14 días/100.000 habitantes): Baleares (338 contagios recientes por 100.000 habitantes), Madrid (277/100.000), País Vasco (254), Comunidad Valenciana (271), Castilla la Mancha (261) y Melilla (250,9), según Sanidad. Y en conjunto, hay un repunte de contagios en 575 municipios, con 18 provincias en situación de “riesgo extremo”, porque superan ya los 250 contagiados por 100.000 habitantes (ver mapa de Sanidad con las provincias en rojo y nivel de alerta 4, la máxima). Y del resto, ha empeorado Cataluña (234 contagios recientes/100.000 habitantes) y siguen con un nivel alto de contagios Extremadura (231), Aragón (208), la Rioja (212), Navarra (197) y Asturias (181), subiendo Canarias (129), la única “medio bien”.

Este aumento de contagios en España, especialmente preocupante en Madrid (que ha saltado de 190 contagios recientes por 100.000 habitantes el 9 de diciembre a 276,99 el viernes 18), se produce a  pesar de que ahora se hacen menos pruebas diagnósticas, tanto test PCRs (se hacían 98.098 el 1 de diciembre y se han hecho 81.687 el día 14) como test de antígenos (de hacerse 55.188 el día 1 a 54.221 el día 14), que, además, detectan menos positivos en enfermos asintomáticos. Y esta caída en las pruebas para detectar contagiados es especialmente llamativa en Madrid en las últimas dos semanas: los test PCR han caído drásticamente (de 11.010 el 1 de diciembre a 1.746 el día 14) y las pruebas de antígenos también (de16.722 a 995), según los datos de Sanidad. A lo claro: se hacen menos pruebas para buscan contagiados y sin embargo hay más.

La cifra de hospitalizados sigue a la baja en las últimas dos semanas (de 12.552 el viernes 4 a 11.224 este viernes 18), aunque es todavía muy alta y ocupa el 9,14% de las camas públicas. A Sanidad le preocupa el riesgo “alto” en País Vasco (12,92% camas ocupadas por COVID) y Asturias (12,92%), también en Madrid (10,86%), Comunidad Valenciana (10,85%), Castilla y León (10,79%), Castilla la Mancha (10,73%), y Cataluña (10,34%). Los ingresados en UCIs han bajado pero menos (de 2.371 el 4 de diciembre a 1.920 este viernes 18) y ocupan todavía el 20,10% de las camas UCI disponibles, aunque el riesgo es “extremo”, según Sanidad, en 4 autonomías: La Rioja (38,33% camas UCI ocupadas por enfermos COVID), Castilla y León (28,44%), Cataluña (27,88%) y Madrid (25,48%).

Lo más preocupante es que hay muchas muertes: +1.372 la última semana (viernes 11 al viernes 18 diciembre), lo que da una media de 186 muertes diarias (226 la semana anterior y 264 la última de noviembre). Y la mortalidad se concentra en Andalucía (+199 muertos la última semana), Cataluña (+181), Castilla y León (+139), Comunidad Valenciana (+135), Castilla la Mancha (+114) y  Madrid (+100 muertos semanales). Y se han producido casi 18.000 nuevas muertes en los últimos 3 meses, más de un tercio del total (48.926). La mortalidad sigue alta  porque aumenta la edad de los contagiados y vuelve a haber rebrotes en las residencias de ancianos, origen de casi 28.000 muertes, el 57% del total en esta pandemia. Y algunos expertos advierten que el “pico” de muertes por COVID se dará a finales de diciembre y sobre todo en enero. Y más si hay 3ª ola.

El riesgo de amplificar esta iniciada 3ª ola es muy alto porque tenemos pendientes las Navidades, que son unas fechas donde se multiplica la movilidad y los contactos interpersonales. Y el problema de partida es que ahora estamos peor de contagios, hospitalizados, UCIs y muertes que el 22 de junio, cuando se inició la desescalada. La comparación es muy elocuente en contagios diarios (de 125 el 22 de junio a 5.771 el viernes), contagios en los últimos 14 días (de 8,3/100.000 a finales de junio a 214 el viernes) hospitalizados en los últimos 7 días (de 150 en junio a 2.458 el viernes), de ingresados en las UCIS la última semana (de 10 el 22 de junio a 188 el viernes) y, sobre todo, en muertes (6 muertos el 22 de junio y 149 este último viernes).

Este repunte de contagios, que no recoge todavía los efectos del puente de la Constitución (según Sanidad) ha pillado a contrapié al Gobierno y a las autonomías, que habían pactado, el 3 de diciembre, un Plan de Navidad “light, permitiendo la movilidad de familiares y allegados, reuniones familiares de hasta 10 personas y toques de queda hasta la una y media de la madrugada los días más señalados. Un Plan que varias autonomías han  revisado mínimamente (ver mapa de restricciones por regiones) y que sólo la Comunidad Valenciana va a endurecer (prohibiendo entradas y salidas a la región y con toques de queda hasta las 12 de la noche), y algo menos Cataluña. Mientras, Madrid (la 2ª autonomía con más contagios) lo mantiene en lo fundamental (salvo bajar los grupos familiares de 10 a 6 personas, algo imposible de controlar), sin más restricciones,  para no hundir a los comercios y la hostelería”, según la presidenta Díaz Ayuso. Y autoriza un concierto de Raphael con 5.000 personas.  Medidas “blandas” para tratar de “salvar la Navidad”, mientras Alemania o Dinamarca medio cierran la actividad y estará muy limitada también en Reino Unido, Italia, Paises Bajos y media Europa. Además, la aparición en Reino Unido de una variante más contagiosa del coronavirus ha provocado el cierre de vuelos de 20 paises  europeos (incluida España) con las islas británicas. 

Otra vez más, los ciudadanos nos enfrentamos a un dilema: ¿Qué hacemos? El Gobierno Sánchez (escaldado por los ataques políticos de la derecha y sus autonomías durante el anterior estado de alarma) “se lava las manos” y dice que la responsabilidad es del las autonomías. Y los gobiernos autonómicos van cada uno a su aire, como pollos sin cabeza, con 17 estrategias distintas, que varían cada semana. Y nosotros, los ciudadanos, hartos de tanta indecisión, hacemos lo que mejor nos parece a cada uno, tratando de cuidarnos pero “sin renunciar a hacer una vida medio normal”: comprar los regalos de Navidad, salir a ver las luces de las grandes ciudades, comer con los amigos y familiares (eso sí, “con cuidado”) y viajar mientras no nos pare la Guardia Civil. Y a ver si, con suerte, no nos contagiamos. Pero esta movilidad extra en víspera de Navidad nos ha llevado al inicio de la 3ª ola. Y ha provocado que 1.302  españoles mueran la última semana, más que en todos los atentados de ETA (864 muertos y que en el atentado yihadista de Madrid (193 muertos). Como si nada.

No podemos “normalizar” un nivel de contagios tan alto y 186 muertos diarios, que serán 7.000 muertos en estas Fiestas, hasta después de Reyes. La cuestión no es “salvar la Navidadsino salvar vidas y trabajos, porque si se consolida esta 3ª ola, la recesión económica seguirá en el primer trimestre de 2021 y se retrasará la recuperación, perjudicando sobre todo a los parados, a los que están en ERTES y a los jóvenes que no encuentran trabajo. ¿Qué hay que hacer? Lo que sabemos que funciona: limitar drásticamente la movilidad y cancelar la Navidad” (como piden los expertos). Hay que prohibir los desplazamientos fuera de las regiones e incluso fuera de provincias y ciudades. Impedir que los estudiantes que vuelven y los familiares que se reúnen desplacen el virus de una ciudad a otra, como ya pasó en la desescalada. Y además, restringir al máximo la actividad comercial y de ocio, limitando drásticamente horarios. Decirle claramente a la gente, como pide la OMS, que se quede en casa por Navidad, que ya la celebraremos el año que viene.

Seguro que nuestros políticos no van a decirnos esto ni tomarán medidas drásticas. Pero nosotros, los ciudadanos, no les necesitamos para saber lo que deberíamos hacer estas Navidades: limitar al máximo salidas y reuniones (la OMS acaba de pedir “evitar las reuniones familiares”), quedarnos en casa. Si no lo hacemos y tratamos de conciliar fiestas y salud, no conseguiremos ni una cosa ni otra, sólo que la curva de contagios siga aumentando. Y que sigan muriendo vecinos y conocidos, quizás hasta alguno de nuestros familiares y amigos por nuestra imprudencia. Y en enero, cuando se vea que no se puede frenar la tercera ola de la pandemia, quizás nos vuelvan a confinar, a  encerrar en casa, por no haber sido más drásticos en Navidad. Es lo que dicen los expertos desde hace meses: 6 semanas de cierre total del país es la única vacuna eficaz. Por no haberlo hecho en octubre o noviembre estamos ahora así, con 14.000 muertos más.

En resumen, todos somos mayorcitos para saber lo que pasa y lo que habría que hacer. No esperemos a que los políticos nos digan lo que debemos hacer o a que la situación se agrave tanto que vuelvan a prohibirnos salir de casa. Tenemos una última oportunidad para afrontar esta 3ª ola y frenarla en seco, para evitar más contagios y más muertos. Y sabemos lo que tenemos que hacer: no intentar “celebrar a medias” la Navidad, limitar al máximo las salidas y no viajar para nada. Quédate en casa y salva vidas, quizás la tuya.