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jueves, 22 de mayo de 2025

Los aranceles se vuelven contra Trump

Con el chantaje de los aranceles, a Trump le ha salido el tiro por la culata: las empresas y los norteamericanos han anticipado sus compras en el extranjero y el déficit comercial de EEUU con el exterior aumentó un +74,8% en el primer trimestre, llevando a la economía USA a caer un -0,1%. Europa ha salido ganando, porque ha aumentado mucho sus ventas a EEUU, disparando un +89% su superávit comercial con USA. España es una excepción: hemos triplicado las importaciones de EEUU (para evitar aranceles) y eso ha duplicado nuestro déficit con EEUU. Pero esto es un espejismo, porque el anticipo de ventas y compras se acabará y los aranceles, aunque serán menores, nos harán daño: Europa crecerá un 0,4% menos en 2025, aunque España (que comercia poco con EEUU) crecerá algo más, según la Comisión Europea. Urge una postura más firme de Bruselas y medidas para reanimar la estancada economía europea. En España, arrancan estos días las medidas aprobadas por el Gobierno para ayudar a los exportadores afectados por la guerra comercial.

                           Los aranceles han disparado el déficit comercial USA y la caída de su PIB

La economía tiene sus reglas y el chantaje de los aranceles de Trump se ha vuelto contra Estados Unidos: los consumidores norteamericanos y las empresas, a la vista del aumento  arancelario anunciado por Trump, se dedicaron a adelantar sus compras en el extranjero antes de la subida de aranceles del 3 de abril. Sólo en el mes de marzo, las importaciones USA aumentaron un +31% (342.746 millones de dólares), frente a unas exportaciones que crecieron un +6,8% (180.761 millones de dólares), lo que disparó el déficit comercial de EEUU con el extranjero: -161.985 millones de dólares, +75% que un año antes. Y en todo el primer trimestre, el déficit de bienes y servicios de EEUU con el extranjero fue de -351.069 millones de dólares, +74,8% más que el primer trimestre de 2024 (-200.798 millones de dólares).

La consecuencia de esta “avalancha de importaciones” USA en el primer trimestre de 2025 ha sido que el crecimiento económico de EEUU ha caído, porque el tirón de las importaciones crea riqueza y empleo fuera, no en EEUU: el PIB cayó un -0,1% en el primer trimestre de 2025 (la primera caída desde principios de 2022), cuando había crecido un +0,6% en el 4º trimestre de 2024, el último con Biden de presidente. De momento, el anticipo de compras no ha disparado los precios en EEUU, pero los expertos temen que la inflación se disparará tras los aranceles que han entrado en vigor en abril y mayo, agravando la recesión en EEUU y llevando a la pérdida de empleos, que por ahora no se ha producido.

Mientras, Europa se ha aprovechado de este anticipo de compras de empresas y consumidores USA, aumentando en el primer trimestre sus exportaciones a EEUU. Sólo en marzo se exportaron a USA por valor de 71.386 millones de euros, casi el doble que un año antes (44.746 millones de euros en marzo 2024). Y en el conjunto del primer trimestre, el superávit de la UE-27 con EEUU fue de +81.891 millones de euros, +89% que en el primer trimestre de 2024, según los recientes datos de Eurostat.

España ha sido una excepción, porque aunque han aumentado las ventas a EEUU en el primer trimestre (4.371 millones de euros, +2,6%), han aumentado 3,5 veces más las importaciones de España en USA (8.291 millones de euros, +21,8%), debido a que empresas y consumidores españoles han anticipado compras en el primer trimestre, para evadir los aranceles anunciados el 2 de abril. Y esto ha provocado que España casi duplique su déficit comercial con EEUU en el primer trimestre, según los datos de Comercio: -3.919 millones de euros, +22,5% que los -2.547 millones de déficit en el primer trimestre de 2024.

En general, los datos del comercio de España en el primer trimestre revelan que los exportadores han buscado diversificar sus ventas a otros paises, ante la amenaza de aranceles de Trump. Y han vuelto a exportar más que varios grandes paises europeos. Así, las exportaciones españolas crecieron un +2,6%  en el primer trimestre, más que las alemanas (+0,5%) y francesas (-0,5%) pero menos que las de Italia (+3,2%), UE-27 (+4,3%), Reino Unido (+18,6%), USA (+3,2%), China (+6,9%) y Japón (+7,4%). Y lo más importante: crecen poco las exportaciones a Europa (+0,6% en el primer trimestre), por el estancamiento del continente, pero crecen más nuestras exportaciones al resto del mundo, a Norteamérica (+3,6%), a Latinoamérica (+7,3%), a Asia (+17,4%, con un aumento del 24,2% de las exportaciones españolas a China), a Oriente Medio (+25,1%) y a África (+10,4%). Y por sectores, crecen todas las exportaciones españolas, salvo las de energía (-10%) y las del automóvil (-12,9%), según los datos de Comercio.

Pero lo más llamativo es el tirón de las importaciones en el primer trimestre, que han crecido más del triple que las exportaciones (+9,3%), por el adelanto de compras de empresas y consumidores españoles, para evadir la subida de aranceles. Este tirón de importaciones se ha dado sobre todo en la energía (+13,8% importaciones), los alimentos (+11,5%), medicamentos y productos químicos (+17,7%), bienes de consumo duraderos (+12,2%), ropa y calzado (+12,2% importaciones). Y por paises, el mayor aumento de importaciones ha sido con EEUU (+21,8%), Latinoamérica (+21,1%), China (+22,4%) y Oriente Medio (+34,8%). Con ello, España ha casi duplicado su déficit comercial en el primer trimestre: -15.099 millones de euros, frente a -8.105 millones el primer trimestre de 2024. Un dato negativo, porque estas importaciones récord crean riqueza y empleo fuera, no en España.

Así que los datos de comercio del primer trimestre revelan un mayor agujero comercial en EEUU, por el anticipo de compras fuera, que ha beneficiado a Europa, que ha mejorado sus exportaciones a USA, aunque España sale mal parada, porque el anticipo de importaciones de nuestras empresas y consumidores ha casi duplicado el “agujero comercial” con EEUU. Pero ojo, esto es un espejismo, que podría no repetirse el resto del año, cuando los aranceles de Trump están ya en vigor, a pesar de las negociaciones y cambios.

De hecho, el 12 de marzo entraron en vigor los aranceles USA del 25% a las importaciones de aluminio y acero, que ahí siguen. Y también se mantienen, desde el 3 de abril, los aranceles del 25% a los automóviles extranjeros (y a las piezas y componentes desde el 2 de mayo). Y se mantiene el arancel básico del 10% a todos los productos extranjeros, incluidos los europeos. El único acuerdo comercial firmado (el 8 de mayo) es con Reino Unido, a quien Trump aplicará un arancel global del 10%, bajando en cambio las tasas a los automóviles británicos del 25 al 10% (hasta 10.000 unidades) y suprimiendo los aranceles al aluminio y al acero, a cambio de otras cesiones británicas (en carnes y compras de Boeing). El 12 de mayo se pactó una tregua de 90 días con China, bajando los aranceles del 145 al 30% USA y del 125 al 10% China. Y en el caso de Europa, siguen los aranceles al automóvil, al aluminio y al acero y el global del 10%, aunque Bruselas acordó, el 10 de abril, negociar con Trump y no aplicar contramedidas en 90 días. Así que aranceles sigue habiendo, aunque menos que los disparatados porcentajes anunciados el 2 de abril.

Trump ha dado marcha atrás en parte de su chantaje, porque los mercados (inversores, Bolsas, multinacionales) y la Reserva Federal han reaccionado con preocupación y desplomes de cotizaciones. Pero persiste en su política de subir aranceles: todo apunta a que quedará ese arancel global del 10% y otros superiores a los coches, aluminio y acero. Por eso, la Comisión Europea acaba de alertar que la UE-27 crecerá menos en 2025, con lo que será el 6º año consecutivo que la economía europea se estanca (desde 2020, con la pandemia). Así, las previsiones de primavera de Bruselas apuestan por un crecimiento del +1,1% en la UE-27 en 2025 (similar al 1% de 2024), -0,4% del crecimiento esperado hace medio año, en las previsiones de otoño (esperaban crecer un 1,5% este año). Y la zona euro (20 paises) crecerá +0.9%, también 4 décimas menos de lo previsto en otoño (+1,3%).

Estas nuevas previsiones de Bruselas recortan el crecimiento europeo sobre la base de que los aranceles quedarán en el 10% (y en el 25% para automóviles, aluminio y acero). El país más afectado por los aranceles será Alemania, el más exportador, cuya economía no crecerá nada en 2025 (+0%, tras caer un -0,2% en 2024), cuando en otoño esperaban que creciera un +0,7%. Francia crecerá +0,6% (-0,2% que lo esperado en otoño) e Italia crecerá +0,7% (-0,3% menos que en la anterior previsión). España será, junto a Dinamarca y Chipre, el único país que crecerá este año más de lo esperado en otoño: +2,6%, casi el triple que la zona euro (+0,6%) y un 0,3% más del crecimiento estimado en otoño (+2,3%). Fuera de Europa, el resto del mundo también crecerá ahora menos de lo estimado en otoño, según la Comisión Europea: +1,6% EEUU (-0,5%), +4,1% China (-0,5%), +1% Reino Unido (-0,4%), +0,7% Japón (-0,5%) y +1,3% el conjunto de la economía mundial (-1,9% que lo esperado en otoño).

España parece “salvarse de la quema” de la guerra arancelaria, según Bruselas,  por el escaso peso del comercio con EEUU (sólo supone el 4,7% de todas nuestras exportaciones, frente al 10,4% que suponen las exportaciones alemanas a USA), por el tirón del turismo y el consumo y por el empujón inversor de los Fondos Europeos. Pero está claro que los aranceles nos acabarán afectando, sobre todo en las regiones que más comercian con EEUU (Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana) y en los sectores que más exportan allí: automóvil y piezas, multinacionales energéticas, empresas de bienes de equipo y semimanufacturas, empresas textiles y de manufacturas de consumo, farmacéuticas y empresas químicas y sectores de alimentación, en especial aceites, vino y frutas. La Comisión Europea estima que están “en riego” 4.500 millones de los 18.179 millones exportados en 2024. Un riesgo menor al del conjunto de Europa, donde  la Comisión cree que están en riesgo una cuarta parte de las exportaciones europeas a EEUU, nada menos que 133.000 millones en riesgo (la UE exportó por valor de 531.600 millones de euros).

Por todo esto es fundamental que Europa reaccione ante el chantaje de Trump y deje de pensar en “acuerdos imposibles”: ya se ha visto con China que el nuevo zar USA sólo reacciona bajo presión, cuando tiene enfrente un duro negociador. Y no parece que esa sea la actitud de la nueva Comisión Europea, más derechizada y menos “peleona” que la anterior (no sólo en el tema aranceles, también en cuestiones claves como la masacre en Palestina o la interminable guerra en Ucrania). La Comisión Europea debería reaccionar con más dureza ante Trump y en paralelo, lanzar un Plan de recuperación para Europa, como el “Next Generation” aprobado tras la pandemia, poniendo en marcha el Plan Draghi, que propone gastar 800.000 millones en modernizar y hacer más competitiva la economía europea. Sólo así saldremos de un bucle de estancamiento económico en el continente que entra en su 6º año.

En el caso de España, el Gobierno pone en marcha estos días las primeras medidas del “Plan de respuesta y relanzamiento comercial” frente a los aranceles, aprobado por el Gobierno el 8 de abril y convalidado en el Congreso el 8 de mayo, con los votos en contra del PP y Vox y la abstención de Podemos. Por un lado, se han activado los primeros 1.000 millones de euros de créditos ICO para las empresas más afectadas por los aranceles de Trump. En paralelo, se pone en marcha un Plan para reforzar la internacionalización de las empresas, por dos vías: el Plan ICEX 500, dirigido a 1.000 empresas que representan la mayor parte de las exportaciones a EEUU, y el Plan “Invest in Spain”, para conectar a 100 inversores extranjeros con empresas españolas, mayoritariamente pymes.

En resumen, que los aranceles de Trump se le han vuelto en contra, provocando una caída de la economía USA y un aumento del superávit comercial de Europa con EEUU, pero no hay que hacerse ilusiones: se debe a que ha habido un anticipo de compras, que no se mantendrán ahora que los aranceles son efectivos. Y aunque Trump haya rebajado su envite, hay ya nuevos aranceles y los seguirá habiendo, más que antes del chantaje. Y eso debilitará más la estancada economía europea, aunque España “se salve de la quema”(de momento). Pero si Europa y el resto del mundo crecen menos, nos afectará. Por eso, urge una firme respuesta comercial europea a Trump y en paralelo, otro Plan de recuperación europeo, como el que provocó la pandemia. Es hora de que Europa despierte y actúe con firmeza. Entre tanto, es importante que las nuevas ayudas del Gobierno a nuestros exportadores funcionen. Está en juego parte del crecimiento y del empleo.

lunes, 24 de febrero de 2025

Exportaciones estancadas (antes de aranceles)

Las exportaciones parecen un tema teórico para economistas, pero nos afectan a todos: aportan un tercio del crecimiento y mantienen 4,6 millones de empleos. En 2024, las exportaciones se estancaron (+0,2%), tras 40 años aumentando año tras año (salvo en 2009, 2020 y 2023). La culpa es del estancamiento de la economía europea, donde van el 73,7% de nuestras exportaciones, aunque subieron las ventas a Latinoamérica, Asia y África. Ahora preocupa que caigan en 2025 y 2026, dos años en que nos restarán crecimiento, por la debilidad de la economía europea y los aranceles con que amenaza Trump. España se verá menos afectado que la mayoría de Europa, pero dañarán a la industria siderúrgica, farmacéutica y al campo, sobre todo al aceite, vino, carnes y pescados. Por eso, urge que Europa tome medidas defensivas ante los aranceles USA y ayude a los paises a diversificar sus exportaciones. Y en España, hay que aprobar un Plan de choque para ayudar a nuestros exportadores, un motor clave de la economía y el empleo.

                            Enrique Ortega

España ha protagonizado un histórico “milagro exportador, promovido por el ingreso de España en la CEE, la apertura exterior de nuestra economía y la crisis financiera de 2008, que obligó a muchas empresas a buscar mercados fuera. Así se explica que España lleve 40 años aumentado sus exportaciones, desde 1995: año tras año hemos exportado más, salvo tres años en que cayeron (2009, 2020 y 2023). Con ello, hemos pasado de exportar 22.933 millones de euros en 1986 (el 10% del PIB) a 159.889 millones en 2009 (15% del PIB) y 384.465 millones en 2024 (el 24,13% del PIB). O sea, que exportamos 16 veces más que hace 40 años. Y además, aunque también importamos más, el “agujero comercial” (-40.275 millones de euros) se cubre de sobra con los ingresos por las exportaciones de servicios y por el turismo, con lo que España ha conseguido algo que parecía imposible hace unas décadas: tenemos “superávit con el exterior” desde 2013, algo inaudito en nuestra historia (de 1961 a 2012 tuvimos déficit con el exterior 45 de estos 52 años).

Las exportaciones no sólo facturan ya una cuarta parte de nuestros ingresos como país y nos permiten ser más autosuficientes (tener divisas suficientes para crecer y no tener que endeudarnos tanto) sino que han sido claves para conseguir el crecimiento y el empleo de las últimas dos décadas. Así, tras la crisis de 2008, la economía española entró en recesión, pero hubiera caído mucho más de no ser por la ayuda de las exportaciones: en 2009, por ejemplo, el PIB cayó un -3,6%, pero hubiera caído bastante más (también el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento. Y las exportaciones volvieron a salvarnos con la pandemia: en 2020, cayeron menos que la economía (-2,2%, frente al -10,9% que cayó el PIB). Y en la recuperación posterior, las exportaciones han sido un motor clave: en 2022 aportaron más de un tercio del crecimiento (2,3% del 6,2% que creció el PIB) y lo mismo en 2023 (1% del 2,7% de crecimiento del PIB).

En 2024, la aportación de las exportaciones al crecimiento español (y al empleo) ha sido algo menor, aunque importante: un 0,4% del 3,2% que creció el PIB (la 8ª parte). Y eso porque las exportaciones se han estancado en 2024, creciendo sólo un +0,2% sobre 2023. Aún así, las ventas al exterior de España han sido de 384.464 millones de euros, el 2º mejor dato de nuestra historia (tras el récord de 387.599 millones en 2022, el “repunte” tras la pandemia). Y las exportaciones han conseguido mantenerse” en un año malo para todos los paises, por el bajo crecimiento europeo y el proteccionismo comercial. Así, las exportaciones alemanas cayeron -1,3% y las francesas -1,6%, mientras las británicas caían un -5%, creciendo un +2,3% las de EEUU, un +7,1% las de China y un 6,2% las de Japón.

El estancamiento de las exportaciones españolas en 2024 se debe a la caída de las ventas a Europa (-0,6%), debido a que la UE creció sólo un 0,8%, Alemania siguió en recesión (-0,2%) y apenas crecieron Francia (+1,1%) e Italia (+0,5%), mientras España creció un 3,2%. La mayor caída de nuestras exportaciones, según Comercio, se ha dado con Francia (-3,9%), nuestro primer cliente, seguida de las ventas a  Alemania (-1,2%) y Bélgica (-18,1%), aunque han crecido las exportaciones a Italia (+0,9%), Paises Bajos (+0,8%) y Portugal (+0,8%). Con todo, España cerró 2024 con un superávit comercial (más exportaciones que importaciones) con toda Europa (+43.247,3 millones de euros, +2,5% que en 2023). Y tenemos superávit comercial con 17 de los 26 paises restantes de la UE (con todos, salvo Alemania, Paises Bajos, Austria, Eslovaquia, Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Hungría y República Checa). En contrapartida al “pinchazo” de las exportaciones a Europa, en 2024 aumentaron nuestras ventas a Latinoamérica (+1,9%), Asia (+3,5%), Africa (+6,4%) y Australia (+18,1%), bajando sólo las exportaciones a EEUU (-3,8%), China (-1,5%) y Oriente Medio (-1%).

Por sectores, las exportaciones españolas que más cayeron en 2024 fueron las de bienes de equipo (-0,5%, por menores ventas de material de transporte y maquinaria industrial), productos químicos (-2,3%, por la bajada del -12,4% en la exportación de medicamentos), automóviles (-1,4%), semimanufacturas (-1,4%, sobre todo por la caída del -11,6% en la exportación de hierro y acero o el -3,4% de las ventas de cerámicas) y energía (-7,6%, por menores exportaciones de petróleo, gas, carbón y electricidad). Pero crecieron el año pasado las exportaciones españolas de alimentos (+6,8%), nuestra 2ª mayor partida exportadora (71.793 millones), de ropa y calzado (+2,7%) y materias primas (+6,2%). Por autonomías, la mayoría exportó más, salvo Madrid (-5,4%), País Vasco (-5,1%), Comunidad Valenciana (-2,7%) y Cataluña (-0,5%), según Comercio.

Lo que preocupa ahora es la esperada bajada de las exportaciones españolas en 2025 y 2026, rompiendo la racha de las últimas cuatro décadas. La última previsión del Gobierno apunta que las exportaciones se frenarán, por las tensiones proteccionistas en el comercio mundial y el bajo crecimiento europeo: la Comisión Europea prevé que la UE-27 crezca sólo un +1,5% en 2025, con crecimientos mínimos del +0,7% en Alemania, un +0,8% en Francia y un +1% en Italia (muy por debajo del 2,6% de crecimiento previsto para España este año). De cumplirse estas previsiones, las exportaciones no ayudarían al crecimiento de España ni en 2025 ni en 2026: “restarían” un -0,3% y un -0,4%, después de varios años en que han aportado (“sumado”) un tercio del crecimiento (y la 8ª parte en 2024).

Estas perspectivas “sombrías” sobre las exportaciones españolas en 2025 y 2026 podrían incluso empeorar si Trump cumple con sus amenazas de imponer aranceles a los productos europeos, lo que frenaría aún más todas las exportaciones. De momento, Trump ha amenazado con subir un 25% los aranceles (impuestos) que han de pagar las exportaciones de hierro y acero que entren en EEUU. Y anuncia que el próximo 2 de abril concretará los aranceles  (podrían ser un 25%) que impondrá a las importaciones europeas, en especial a los coches, chips, productos farmacéuticos y alimentos vendidos por Europa.

Estados Unidos es un mercado clave para Europa, ya que allí se dirigen el 20% de las exportaciones europeas y la UE-27 tiene un superávit comercial (más exportaciones que importaciones) con EEUU de 200.000 millones de euros (2024), según Eurostat. Imponer un arancel del 10% al 25% a los productos europeos (que ahora pagan un 2% de media) dañaría sobre todo a la industria europea del automóvil, a la industria química y farmacéutica, a la de material de transporte, muebles y bienes de equipo, así como a los alimentos europeos, según un estudio de CaixaBank Research. Y los paises más afectados serían Irlanda, Alemania e Italia, los paises europeos que más exportan a USA.

España sería el 4º país europeo menos afectado por un aumento de los aranceles de EEUU (tras Rumanía, Eslovaquia y Croacia), según este estudio, pero nos provocarían unas pérdidas de ventas de 1.338 millones de euros anuales. EEUU es el 6º país cliente de las exportaciones españolas (tras Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido), con 18.179 millones exportados en 2024 (el 4,7% del total) y 28.192 millones importados (el 6,6% del total), lo que significa que tenemos un déficit comercial de -10.120 millones de euros con EEUU (-9.363 en 2023), mientras toda la UE-27 tiene superávit. Nuestras compras a USA se concentran en energía (gas y petróleo) y tecnología, mientras nuestras ventas (las que pueden sufrir si imponen aranceles) se concentran en bienes de equipo (6.228 millones en 2023, básicamente maquinaria y material de transporte), semimanufacturas (4.974 millones, sobre todo metales, hierro y acero), alimentación (2.441 millones) y manufacturas de consumo (1.146 millones, sobre todo ropa, calzado y juguetes).

Ahora queda esperar a ver cómo la Administración USA concreta sus amenazas de aranceles, que ya implantó Trump en su primer mandato y afectaron mucho a las exportaciones españolas de hierro y acero y a ciertos alimentos (aceituna negra, aceite y vino). Ahora, el mayor temor se centra en las exportaciones españolas de hierro y acero, en medicamentos y productos químicos, en maquinaria y material de transporte, en el automóvil (España apenas exporta coches directamente a USA, pero sí automóviles y componentes a Europa, que luego se verían negativamente afectados por una subida de aranceles) y, sobre todo en alimentos: aceites, aceitunas, vino, carnes, pescados y mariscos.

Mientras las empresas de estos sectores están muy preocupadas, Europa espera a concretar su reacción comercial a que Trump concrete sus aranceles. Pero todo el mundo apuesta a que habrá subida recíproca de aranceles europeos y eso se traducirá en menores exportaciones y un menor crecimiento económico en Europa, así como un repunte de la inflación (si la UE-27 se ve obligada a imponer aranceles a los productos importados de EEUU, en especial al gas y petróleo, así como a algunos productos tecnológicos). Por ello, la clave es que Europa reaccione también con otras medidas, especialmente dos: diversificar mercados (multiplicando los acuerdos comerciales con Latinoamérica, India, Asia, África y Australia) y favorecer a los exportadores europeos, con promoción, financiación e incentivos.

Entre tanto, España debe tomar también sus propias medidas, acordado el Gobierno, las autonomías y las fuerzas sociales (patronal y sindicatos) un Plan de choque de apoyo a la exportación, para evitar que frene el crecimiento y pueda seguir manteniendo y creando empleo. Es básico también diversificar mercados, promoviendo oficinas comerciales y Ferias en más paises, con nuevas ayudas a la internacionalización de las empresas, no sólo las grandes que ya exportan (sólo 45.931 empresas han exportado en 2024 y los tres años anteriores), con más financiación pública y privada, mejorando la formación exportadora de los jóvenes emprendedores y las empresas y promoviendo la exportación de productos y servicios de más valor añadido (sólo exportamos un 6,8% de productos de alta tecnología, frente al 17,7% de media en las exportaciones europeas).

En definitiva, la economía ha crecido más gracias al “tirón exportador” pero ahora está en riesgo, por el menor crecimiento en Europa (nuestros tradicionales compradores) y por la amenaza de Trump de subir los aranceles, encareciendo (y frenando) nuestras exportaciones y las del resto del mundo. Los aranceles perjudican a todos, pero hay que responder a esta imposición con aranceles europeos y buscando nuevos mercados. Y para ello, hacen falta medidas y ayudas europeas, pero también españolas. Urge que los políticos acuerden un Plan de choque para apoyar a la exportación, clave para el crecimiento y el empleo.

jueves, 21 de noviembre de 2024

Las exportaciones, estancadas

Al leer que este Blog va de exportaciones, muchas personas pensarán que no les interesa. Pero es un tema importante para los españoles, por tres razones: son el 2º motor de nuestro crecimiento, mantienen 4,6 millones de empleos y los paises más ricos son los que más exportan. Por eso, si las exportaciones españolas (y europeas) están “estancadas”, tenemos un problema. Sobre todo porque España lleva décadas abierta al exterior y exportamos 17 veces más que en 1986, cuando ingresamos en Europa. Eso nos permite tener superávit comercial con la UE , aunque tengamos déficit con el resto del mundo, por las compras de energía. Y tanto en 2022 como en 2023, un tercio del crecimiento  (y el empleo) de España fue gracias a las exportaciones. Ahora, una Europa estancada y la amenaza de aranceles en EEUU (más el proteccionismo y las guerras), amenazan nuestras exportaciones y el crecimiento futuro. Urge aprobar un Plan de estímulo a las exportaciones, porque nos jugamos el crecimiento, la competitividad y el empleo.

                            Enrique Ortega

Uno de los grandes cambios de la economía española en las últimas décadas ha sido la apertura al exterior. En 1986, España ingresa en la Comunidad Europea y a partir de ahí, las empresas extranjeras entran en España y nuestras empresas empiezan a vender fuera. Sobre todo, tras la crisis de 2008, cuando se desploma la demanda interna. Con ello, España pasa de exportar 22.933 millones de euros en 1986 (el 10% del PIB) a 159.889 millones en 2009 (15% del PIB) y 389.208 millones en 2023 (25,6% del PIB). Un salto tremendo: las exportaciones se han multiplicado casi por 17 en los últimos 37 años. Y España, que era un país cerrado al exterior, es hoy el 6º país que más exporta en Europa, sólo por detrás de Alemania (exportó 4 veces más: 1.574.602 millones de euros en 2023), Paises Bajos (866.610 millones exportados con menos de la mitad de población que España), Italia (625.949 millones), Francia (602.233 millones) y Bélgica (525.287 millones exportados).

Este “milagro exportador” de España ha sido constante y continuado en las últimas décadas, con las exportaciones creciendo año tras año, salvo en 2008 (por la crisis financiera) y en 2020 (por la pandemia), hasta alcanzar un máximo histórico en 2022 : 389.208 millones de euros. Y aunque las exportaciones “pincharon” ligeramente en 2023 (-1,4%, hasta 383.688 millones de euros), España es el país europeo donde más han crecido las exportaciones respecto a antes de la pandemia: +32,3% entre 2019 y 2023, frente al +27,9% en la UE-27, +30,4% en Italia, +20% en Francia y +17,6% en Alemania. Y fuera de la UE, las exportaciones crecieron también menos: +16,4% en Reino Unido, +22,9% en USA y +31,1% en Japón, superándonos sólo China (sus exportaciones crecieron +39,7% entre 2019 y 2023). Con ello, España superó la pandemia mejorando su cuota exportadora en  Europa: de suponer el 5,7% de las exportaciones europeas pasó al  5,9% en 2023.

Pero quizás lo más importante es que este “milagro” exportador ha ayudado mucho al crecimiento de la economía en los últimos años, sobre todo en las dos últimas crisis. Primero con la crisis de 2008: entre 2009 y 2013, la economía estuvo en recesión, con bajadas del PIB, pero habríamos caído mucho más si las exportaciones no hubieran crecido. Un ejemplo, el año 2009, el peor de esa crisis financiera: el PIB cayó un -3,6%, pero habría caído mucho más (y el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento. Y las exportaciones volvieron a salvarnos en la pandemia: en 2020, las exportaciones cayeron menos que la economía (-2,2% frente al -10,9% que cayó el PIB). Y en la recuperación posterior han sido claves, aportando un tercio del crecimiento en 2022 (2,3% del 6,2% que creció el PIB) y en 2023 (1% del 2,7% que crecimos). Y en 2024, aportan una quinta parte del crecimiento (0,7% del 3,4% anual hasta septiembre).

Así que las exportaciones llevan décadas creciendo, ganando cuota de mercado en Europa y ayudando a que España crezca más que la mayoría de paises occidentales (3% creceremos este año, según Bruselas, y la cuarta parte lo aportarán las exportaciones). Por eso, preocupa que se hayan estancado en 2024, cayendo un -0,3% hasta septiembre, según los últimos datos publicados por Comercio (tras caer un -1,3% en todo 2023). Y eso, a pesar de que las exportaciones llevan creciendo tres meses seguidos (julio, agosto y septiembre, +4,6% el tercer trimestre) y también en el 2º trimestre (+4,5%) , pero todavía no se han recuperado del desplome en el primer trimestre (-9%). Una caída que se explica por el estancamiento económico de Europa y la recesión en Alemania (nuestro 2º cliente) y por el bajo crecimiento y el aumento del proteccionismo comercial en el resto del mundo.

En concreto, las exportaciones españolas a Europa han caído un -0,8% hasta septiembre, cayendo más las dirigidas a la UE (-1,1%) y sobre todo a Francia (-2,1%), nuestro primer cliente, a Alemania (-1%) y a Bélgica (-21,9%), creciendo sin embargo nuestras exportaciones a Paises Bajos (+1,4%) y a Portugal (+0,9%), también al Reino Unido (+5,5%). Pero la caída de exportaciones es mayor fuera de Europa: -2,1% cayeron nuestras ventas a América (-1,2% a USA), -3,1% las exportaciones a Latinoamérica y -4,9% a Oriente Medio. Eso sí, crecen las exportaciones a Asia (+1,2%), aunque caen las ventas a China (-0,7) y mejoran las ventas a Africa (+5%), por la reanudación del comercio con Argelia (+220% exportaciones). Y por productos, siguen creciendo las exportaciones españolas de alimentos (+7% hasta septiembre) y calzado (+6,8%), pero “han pinchado” las exportaciones de automóviles (-0,6%), medicamentos (-20,3%) y bienes de equipo (-0,6%).

Lo positivo es que las importaciones, las compras españolas en el extranjero (que crean riqueza y empleo fuera, no en España) también caen y más que las exportaciones (-1% hasta septiembre, hasta 313.896 millones de euros), porque España ha comprado mucho menos gas (-34,4%), carbón y electricidad (-34,6%), por el auge de las energías renovables, aunque sigue comprando más petróleo (+3,6%). Estas menores compras energéticas han conseguido que el déficit comercial (importaciones- exportaciones) se reduzca este año (-8,4%), hasta los -27.091 millones de euros, aunque el 82% de ese déficit sea por las compras de energía.

España consigue “tapar” sin problemas este déficit comercial, gracias a los ingresos por turismo y a otras exportaciones de servicios (no de mercancías) que hacen las empresas españolas, desde consultaría e ingeniería a servicios financieros, de transporte o tecnológicos en el extranjero. Así, en 2023, las exportaciones españolas de servicios batieron otro récord, con 183.095 millones de euros de ingresos (y 90.072 millones de pagos), menos de la mitad por ingresos turísticos (85.181 millones) y la mayoría (97.955 millones) por exportaciones de servicios prestados fuera de España (el 66,5% en Europa y el 22,7% en América, donde exportamos muchos más servicios que mercancías).

Con estos ingresos por turismo y servicios, España consigue tener superávit con el exterior desde 2013, algo inaudito en nuestra historia: de 1961 a 2012, España tuvo déficit con el exterior 45 de estos 52 años, lo que limitó extraordinariamente la capacidad de maniobra económica del franquismo y la democracia. Ahora, este histórico superávit con el exterior (ingresamos más divisas de las que pagamos) desde 2012 a 2023 (+36.600 millones de euros), que se repetirá en 2024 (+25.400 millones hasta junio), nos convierte en un país más solvente y más independiente, con más inversión extranjera y más capacidad para invertir sin endeudarse tanto en el exterior y poder reducir nuestra deuda externa : debemos 791.115 millones en 2023 (52,8% del PIB), frente a un billón de deuda en 2013 (96,2% del PIB). Más independencia y más solvencia económica gracias a todas las exportaciones, desde las mercancías al turismo y los servicios empresariales en el extranjero.

Como ha podido verse, las exportaciones son una cuestión económica clave, no sólo para crecer y ser un país solvente sino porque mantienen 4,6 millones de empleos en España. Por eso preocupa que se hayan estancado y que aunque este año “se salven”, caigan más en 2025, no ayudando o incluso restando crecimiento a la economía. Y eso porque Europa, donde se dirigen el 74% de todas las exportaciones de mercancías (y dos tercios de los servicios, así como la mayoría de turistas que nos visitan) apenas va a crecer en 2025, según la última previsión de la Comisión Europea: un +1,5% la UE-27 (tras un +0,9% en 2024), un +0,7% Alemania (tras 2 años en recesión), un +0,8% Francia (menos que el 1,1% de 2024) y +1% Italia (tras 0,7% este año). Y encima, Trump amenaza con poner un arancel del 10% a las exportaciones europeas (serían un 10% más caras), mientras China y muchos paises toman medidas proteccionistas que dificultarán nuestras exportaciones.

Las exportaciones españolas han aguantado bien hasta la fecha, creciendo más que las del resto de Europa, ayudadas por una inflación contenida (en España era del +1,7% anual en septiembre, frente al +2,1 en la UE-27 y el +1,8 en Alemania, aunque Francia tiene un +1,4% e Italia el +0,7%) y, sobre todo, por unos salarios que son de los más bajos de Europa: 18,2 euros por hora trabajada en 2023, un -24,2% menos que en la UE-27 (24 euros) y bastante menos que en Dinamarca (42 euros/hora), Bélgica (36,3), Irlanda (33,3), Paises Bajos (33), Alemania (31,6), Francia (28,7)o Italia (21,5), según Eurostat. O sea, que nuestra fortaleza, que nos permite ganar mercados, es intentar ser “la China de Europa” (bajos precios y salarios). Pero nuestras exportaciones tienen varias debilidades estructurales: un exceso de concentración, en destino (Europa), en origen (sólo 6 autonomías exportan de verdad y pocas empresas, la mayoría muy grandes) y en productos (mercancías de poco valor añadido).

El primer problema de fondo que tienen las exportaciones españolas es que están demasiado concentradas en Europa: allí van el 74% de las exportaciones, de ellas el 62,2% a la UE-27. Y además, en los últimos años, esta tendencia a exportar a Europa se ha agravado (en 2019 sólo exportábamos allí el 71,5%), aunque ahora exportamos más a paises europeos que no están en la UE. Lo más preocupante es que nuestras exportaciones a Asia suponen sólo el 7,7% del total (y ha bajado, porque en 2019 iban el 9% de las exportaciones), cuando esa zona concentra el 40% del comercio mundial. Y otro tanto pasa con las exportaciones a EEUU (estancadas en el 4,7% del total, ahora y antes de la pandemia) y a Latinoamérica (estancadas también en el 5,2% del total), mientras ha caído el peso de nuestras exportaciones a Oriente Medio (del 2,6 al 2,1%) y a Africa (del 6,5 al 5%).

Otro problema de fondo es el origen de estas exportaciones. Están concentradas en 6 autonomías y el resto apenas exportan: Cataluña (25,9% del total), Madrid (12,7%), Andalucía (10,6%), Comunidad Valenciana (9,9%), País Vasco y Galicia (8% cada una). Y eso ahora (74,9% de las exportaciones proceden de ellas) y en 2019 (74,3%). Y lo mismo pasa con las empresas: la exportación se concentra en 44.838 empresas (de casi 3 millones), que son las que venden fuera regularmente más de 50.000 euros anuales. Y ojo, las 1.000 empresas españolas que más exportan hacen el 66,3% de todas las exportaciones.

Un tercer problema es lo que exportamos. España se ha especializado en exportar alimentos (el 18,7% de nuestras exportaciones: somos “la despensa de Europa”), automóviles (el 13,8% de las exportaciones) y semimanufacturas (metales, hierro, papel y cerámica, un 9,9% más). Y por ello, exportamos pocos productos de alta tecnología, de alto valor añadido: un 6,8% del total, frente al 17,7% de las exportaciones europeas. Y hay otro problema más: mucho de lo que exportamos obliga antes a incorporar productos intermedios  importados, lo que agrava nuestro déficit comercial. A lo claro; que España, por sus bajos salarios y su posición geográfica, es un país ideal para producir, importando productos intermedios y exportando luego los productos finales, dentro de las cadenas internacionales de producción (un ejemplo es el automóvil). La consecuencia es que sólo una parte de las exportaciones españolas, el 75%, generan realmente “valor añadido doméstico”, frente al 77,4% de media en Europa y el 92% de las exportaciones en EEUU, según un estudio de la Fundación BBVA.

En definitiva, que aunque las exportaciones se hayan disparado en las últimas décadas, queda mucho por mejorar para que España tenga un sector exportador más potente, donde haya más empresas de todas las regiones exportando productos de más valor por todo el mundo. Un reto que es clave para conseguir una economía más competitiva, más eficiente y que mejore el nivel de vida de los españoles. Porque basta ver los países europeos donde las exportaciones tienen más peso (en % del PIB) para hacer la lista de los paises más ricos: Bélgica (exportaciones aportan el 88% del PIB), Paises Bajos (81%), Austria (43,80%), Alemania (38%), Suecia (34%), Irlanda (37,7%), Dinamarca (32%), Italia (29,43%) …, todos por delante de España (aportaron 25,6% del PIB en 2023).

Ahora que las exportaciones se han estancado y se enfrentan a un año 2025 comercialmente muy difícil, sería un buen momento para que el Gobierno propusiera un Plan de choque para reanimar las exportaciones, con medidas en varios frentes, que llevan años pidiendo los exportadores españoles: más oficinas comerciales y asistencia por el mundo, más viajes y misiones comerciales en paises emergentes, más ayudas a la internacionalización de las pymes, aumentar y mejorar la financiación pública a la exportación, facilitar la integración de empresas para ganar tamaño y vender fuera, mejorar la formación exportadora y aumentar las ayudas e incentivos fiscales a las empresas exportadores, que generalmente facturan e invierten más, tienen más tecnología e innovación y crean más empleo estable que las empresas no exportadoras. Hay que “mimar” las exportaciones, que nos salvan a todos.

jueves, 30 de mayo de 2024

Las exportaciones se frenan (en España y la UE)

Las exportaciones españolas cayeron en marzo (último dato), por 12º mes consecutivo, algo que sólo ha pasado dos veces (en 2009 y 2020) en los últimos 40 años. Bajan las exportaciones a Europa, pero sobre todo a América y Asia, todas salvo alimentos y automóviles. El problema no es sólo de España, porque las exportaciones han caído el último año en toda Europa (menos), por el estancamiento económico en la mayoría de paises (que compran menos fuera) y porque han “pinchado” las exportaciones europeas a EE. UU., China y Asia. Y esto preocupa mucho, porque es síntoma de la menor competitividad europea, que ha perdido cuota exportadora en el mundo, mientras la ganan China y USA. Por eso, mejorar la competitividad europea es una prioridad tras las elecciones del 9-J. En España, urge un Plan de apoyo a las exportaciones, porque con ellas nos jugamos parte del crecimiento (un tercio en 2023 y la mitad en 2022) y mantienen 1 de cada 4 empleos. Por eso hay que "mimarlas".

                                Enrique Ortega

En marzo, las exportaciones españolas cayeron un -19,2%, la mayor caída mensual en el último año, aunque está distorsionada por la Semana Santa (descontando el efecto calendario, cayeron sólo un -5,6%), según los últimos datos de Comercio. Con esta bajada, son ya 12 meses consecutivos (desde abril de 2023) en que bajan las exportaciones españolas al exterior, algo que no había pasado antes, salvo en 2009 (crisis financiera) y en 2020 (pandemia). De hecho, las exportaciones españolas llevan creciendo, año tras año, desde 1985, al amparo de la entrada de España en la Comunidad Europea (1986). A raíz de la crisis financiera (2008), las empresas españolas multiplicaron sus esfuerzos pasa vender fuera, a la vista de la crisis interna. Y consiguieron duplicar con creces las exportaciones de bienes, desde los 159.859 millones en 2009 a los 389.208 millones vendidos fuera en 2022 (récord histórico). Eso sí, en 2023 pincharon las exportaciones, cayendo un ligero -1,4%.

En 2024 ha continuado la bajada de las exportaciones, un -9% en el primer trimestre, con 93.430 millones vendidos fuera, según los datos de Comercio. Han caído las ventas de casi todo, pero sobre todo las exportaciones españolas de energía (-28,2%), de productos químicos (-25,9%), semi manufacturas químicas (-11,9%), materias primas (--11,7%), bienes de consumo (-6,8%), textil, calzado y juguetes (-5,1%), mientras han crecido las ventas fuera de alimentos (+3,3%) y automóviles (+1,7%). Por destinos, han caído algo más que la media las exportaciones españolas a la UE (-9,6%), sobre todo a Bélgica (-52,1%), Irlanda (-41,2%), Finlandia (-25,3%), Paises Bajos (-13,4%) e Italia (-7%), pero el mayor “pinchazo” se ha dado en las exportaciones a Latinoamérica (-14,3%, por una bajada de ventas del -29,3% a Argentina y -21,9% a Brasil, mientras crecían un +21,4 % nuestras ventas a México), a EE. UU. (-11%), China (-13,9%), Japón (-16,3%) y Marruecos (-6,2%), aunque crecen las exportaciones  a Argelia (+712%), Arabia (+12,1%) y Australia (+2,6%).

En paralelo a la caída de las exportaciones, han bajado también las importaciones españolas en el primer trimestre, aunque menos (-7,1%), sobre todo porque hemos comprado menos energía (-15,3%) y materias primas (-20,6%) más baratas. Con ello, el déficit comercial (importaciones-exportaciones) ha crecido, hasta -8.105 millones de euros en el primer trimestre (+23,2%), según Comercio, un “agujero” comercial que se compensa con los ingresos de las exportaciones de servicios y el turismo. En este primer trimestre, tenemos superávit comercial con toda Europa pero menor (+11.050 millones, frente a +14.565 en el primer trimestre de 2023), teniendo sólo déficit en el comercio con 10 paises UE: Paises Bajos (-1.691 millones), Alemania (-1.612), República Checa (-563), Hungría (-363), Suecia (-309), Irlanda (-181,5), Eslovaquia (-143,9), Austria (-42,8), Luxemburgo (-36,2) y Finlandia (-9,7 millones). Fuera de la UE, tenemos superávit con Reino Unido (+3.447 millones) y déficit comercial con USA (-2.571 millones), Latinoamérica (-940), China (-8.267), India (-723), Japón (-610), Corea (-397), Vietnam (-1.050), Rusia (-500) y toda África (-4.085 millones), teniendo superávit con Oriente Medio (+330) y Oceanía (+425).

Las exportaciones no sólo se han frenado en España, también en toda Europa, aunque menos: frente al -9% que han caído en España en el primer trimestre, cayeron un -2,9% en Alemania, un -2,4% en Francia, un -28% en Italia y un -0,4% en Reino Unido, según Eurostat, mientras crecían en China (+4,9%) y Japón (+8,8%) y se estancaron en EE. UU (-0,3% en el primer trimestre), según Eurostat. Una tendencia, la caída de las exportaciones, que se mantiene también desde hace 12 meses en toda Europa.

De hecho, Bruselas alerta de un freno en las exportaciones europeas en 2024, tanto las ventas entre los propios paises europeos como las exportaciones a paises fuera de la UE. Así, en el primer trimestre, el comercio entre los 27 paises UE ha bajado un -6,9% (de 1,097 billones de euros a 1,022 billones), según Eurostat. Y las exportaciones de la UE-27 al resto del mundo han caído un -3,3% en el primer trimestre (de 650.300 a 628.800 millones de euros), aunque la balanza comercial cierra con un superávit de la UE con el resto del mundo (+48.700 millones). Pero eso se debe al superávit comercial de Europa con EE. UU. (+17.000 millones), Reino Unido (+15.200 millones), Turquía (+1.900 millones) y Brasil (+300 millones), porque seguimos con déficit comercial con China (-21.400 millones de euros, frente a -22.600 al inicio de 2023), Noruega (-4.000), India (-1.700), Corea (-900) y Japón (-100 millones de euros).

La causa del “pinchazo” en las exportaciones europeas es doble. Por un lado, la caída de las ventas entre paises UE se debe al estancamiento de la economía europea, que apenas ha crecido en 2023 (+0,5%, frente al +3,4% de 2022), con Alemania en recesión (-0,1% en 2023) y mínimos crecimientos en Italia (+0,7%) y Francia (+0,9%), aunque algo más en España (+2,5% crecimos en 2023). Por otro, la caída de las exportaciones a terceros paises se debe a que Europa está perdiendo competitividad en el mundo, por tener mayores costes energéticos y salariales y menos innovación y tecnología. De hecho, Europa ha perdido cuota de mercado en el comercio mundial de bienes (-1% entre 2019 y 2023), mientras ganaba cuota China (+1,5%) y la mantenía Estados Unidos. Y además, gran parte de la inversión mundial (incluso europea) se está desviando en los últimos años de Europa a USA y China.

Por todo esto, en Bruselas preocupa el pinchazo de las exportaciones europeas, como síntoma de que falla la competitividad de las empresas europeas, por lo que la Comisión Europea ha encargado dos informes, a los ex políticos italianos Enrico Letta y Mario Draghi, para que propongan medidas para mejorar la productividad y competitividad de Europa ante USA y China, lo que será la prioridad de la futura Comisión Europea tras las elecciones del 9 de junio. Medidas que pasan por reforzar el mercado único, fomentar la creación de grandes grupos industriales europeos y aumentar las inversiones en tecnología, digitalización y economía verde, reduciendo normativa para competir con USA y China.

Entre tanto, España no puede esperar a que en Bruselas haya una nueva Comisión y se aprueben medidas para mejorar la competitividad europea. Urge que el Gobierno español apruebe un Plan de choque para fomentar la exportación, porque la exportación en España todavía tiene menos peso que en el resto de Europa (supone el 41% del PIB frente al 56% de media en la UE-27) y porque tenemos una serie de problemas estructurales propios, que debemos resolver, según señala el propio Club de Exportadores. El primero, un exceso de concentración de la exportación en pocas empresas (sólo 26.687 empresas exportan más de 50.000 euros al año y de ellas, sólo 1.000 empresas exportan el 67% del total desde hace 25 años), en Europa (allí van el 75,7% de todas las exportaciones, frente a sólo un 7% a USA, China y Japón, que suponen el 28% de las importaciones mundiales) y en 6 autonomías (Cataluña, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco y Galicia concentran el 74,2% de todas las exportaciones). Y el segundo, el escaso peso de las exportaciones de alta tecnología, de alto valor añadido: un 6,8% del total de las exportaciones españolas, frente al 17,7% de las exportaciones europeas.

En definitiva, que España debe conseguir que haya más empresas y autonomías que exporten (las pymes apenas venden fuera), buscar más mercados fuera de Europa y mejorar la tecnología y la calidad de los productos, para competir mejor fuera. Ahora lo hacemos “al modo de China”, compitiendo con bajos salarios (18,2 euros por hora trabajada, frente a 24 euros que se paga en la UE y 31,6 euros en Alemania) y bajos precios: en 2022 y 2023 hemos tenido menos inflación que la UE-27 y que Alemania, aunque ahora tenemos más inflación (3,4% anual en abril, frente a 2,6% en la UE-27 y 2,4% en Alemania y Francia, según Eurostat).  Es hora de competir de otra manera, por producto y no por costes, lo que exige mejorar la productividad de España, algo complicado. Para ello, los expertos proponen aumentar el tamaño de las empresas, dar más peso a la industria, apostar por la tecnología, la innovación y la digitalización, mejorar la formación de los trabajadores y gestores y apostar por la inversión y la internacionalización de la economía.

Los exportadores españoles llevan años pidiendo medidas para reforzar su papel: medidas fiscales para promover la actividad exterior, mejora de la financiación pública y privada a la exportación y ayudas a la promoción comercial y a la diversificación de los mercados, desde la apertura de más oficinas comerciales, la mayor participación de las empresas en el diseño de la ayuda al desarrollo, las becas exteriores para jóvenes y la mejora de nuestra diplomacia económica por el mundo. Todos los paises ayudan a sus exportadores y hasta Alemania (el tercer mayor exportador del mundo, tras China y USA) aprobó en septiembre un Plan de choque para apoyarlos (32.000 millones en 4 años). Es importante volcarse en la exportación ahora que ha pinchado, por dos razones. Una, porque la exportación de bienes (y servicios) es clave para el crecimiento de España: en 2022 aportó la mitad de todo el crecimiento del PIB y en 2023 ha aportado un tercio. Y la otra, porque el sector exterior mantiene 1 de cada 4 empleos en España (5,3 millones), según la OCDE. Así que cuidar” la exportación es clave para todos.

jueves, 22 de febrero de 2024

Las exportaciones nos salvan otra vez

Las exportaciones fueron uno de los tres motores del crecimiento de la economía y el empleo en 2023, junto al turismo y al consumo: aportaron un tercio del total (0,8 del 2,5%), después aportar la mitad en 2022. Pero ojo, a pesar de esta ayuda, las exportaciones españolas “pincharon” en 2023: cayeron un -1,4%, después de 40 años creciendo (salvo en 2008, 2009 y 2020). La causa, el estancamiento de Europa, donde vendemos dos tercios de las exportaciones. A cambio, han caído más las importaciones (-7,2%), por las menores compras de gas, y el déficit comercial se redujo a la mitad. Además, como se dispararon las exportaciones de servicios y el turismo, España vuelve a tener superávit con el exterior, por 11º año consecutivo, solventando un problema endémico (déficit de divisas) que hemos padecido desde la postguerra hasta 2012. Ahora, los exportadores piden un Plan de choque, para reanimar las exportaciones y que sigan ayudando al crecimiento y al empleo (sostienen 5,3 millones de empleos). Apóyenlos.

                   Enrique Ortega

España lleva casi 40 años detirón exportador: las ventas al extranjero llevan creciendo, año tras año, desde 1985, al amparo de la entrada de España en la Comunidad Europea (1986), con la excepción de tres años en que cayeron (2008, 2009 y 2020). A raíz de la crisis financiera (2008), las empresas españolas multiplicaron sus esfuerzos para exportar, a la vista de la crisis del mercado interno. Y han conseguido duplicar con creces las exportaciones de bienes, desde 159.859 millones en 2019 a 389.208 millones en 2022, según Comercio. Pero en 2023, las exportaciones han “pinchado” otra vez (como con la crisis financiera y la pandemia), cayendo ligeramente (-1,4%), hasta los 383.688 millones de euros, según los datos publicados esta semana.

La causa de esta ligera bajada es que se han frenado en 2023 las exportaciones españolas de energía (-20,6%), sobre todo de petróleo, carbón y gas, de materias primas (-15,5%), metales, papel y cerámica (-10,8%), productos químicos (-11,1%), electrodomésticos (-16,8%) y ropa (-8,9%), por el estancamiento económico en Europa y la crisis en los precios energéticos tras el tirón de 2021 y 2022. Sin embargo, han aumentado mucho las exportaciones españolas de automóviles (+20,6%), maquinaria y bienes de equipo (+10,1%), y alimentos (+4,6%), sobre todo carnes (+6,4%), frutas y hortalizas (+5,1%). Por zonas, cayeron nuestras exportaciones a Europa (-0,7%), donde van el 74,3% de todas las exportaciones, especialmente a la Unión Europea (-1,6%), y también a Asia (-6,6%) y Oriente Medio (-12,4%) y a África (-5,9%), aunque crecieron nuestras ventas a América (+3,3%) y a Australia (+9,9%).

Las exportaciones españolas han pinchado ligeramente en 2023, pero menos que las exportaciones europeas, que cayeron un -2,5% en 2023, sobre todo las alemanas (-2%), estancándose las italianas (+0%) y creciendo sólo las francesas (+1,7%). Las exportaciones de Reino Unido cayeron más en 2023 (-3,5%) y también las de EE. UU. (-2,2%), creciendo sólo las de Japón (+2,8%) y las de China (0,6%). Esta tendencia en 2023 sigue la de los años anteriores, donde las exportaciones españolas se han comportado mejor que las restantes europeas. Y así, España es el país grande de la UE que más ha aumentado sus exportaciones entre 2019 y 2023, un +32,3%, casi el doble que Alemania (+17,6%) y más que Francia (+20%), Italia (+30,4%), la UE-27 (+27,9%), Reino Unido (+16,4%), EE. UU. (+22,9%) y Japón (+31,1%). Sólo nos ha superado el aumento de las exportaciones de China (+39,7%). Y gracias a ello, España ha ganado cuota en las exportaciones europeas (el 5,9% del total). Y en 2023, han batido récords las exportaciones españolas a Alemania, Italia, Polonia, Reino Unido, Marruecos y Turquía, según los datos de Comercio.

España pincha sus exportaciones en 2023, pero menos que la mayoría de Europa y del mundo gracias a una mejora de la competitividad de nuestros productos, sobre todo por dos factores: menos inflación y unos salarios más bajos, además de la mejora de los “engranajes” de la exportación fuera de Europa. Por un lado, la inflación española en 2023 acabó con una subida del +3,3%, inferior a la media de la UE-27 (+3,4%), Alemania (+3,8%) o Francia (+4,1%), siendo sólo menor en Italia (+0,5%), según Eurostat. Y los salarios crecieron menos y son más bajos que en la mayoría de Europa: 17,50 euros por hora en España, un 24% inferiores a la media UE-27 (22,9 euros/hora), un 42% menores que en Alemania (30,3 euros por hora) y por debajo de los sueldos de Francia (27,7), Paises Bajos (30,7%), Bélgica (33,4), Italia (21,2) y sobre todo Dinamarca (41 euros por hora), según Eurostat.

Si bajaron algo las exportaciones en 2023 (-1,4%), han caído más las importaciones (-7,2%), gracias al desplome en las compras de energía (-30,2%), por la caída de las compras y los precios del petróleo, el carbón y sobre todo el gas: nos hemos gastado 27.400 millones menos en importar energía que en 2022 (de ellos, 12.344 millones menos en comprar gas, por la caída de los precios), un ahorro que da para pagar 2 meses las pensiones. Gracias a esta mayor bajada de las importaciones, el déficit comercial se ha reducido drásticamente (-40,5%), de -68.122 millones en 2022 a -40.560 millones en 2023. Y además, España ha mejorado el superávit que tenía con Europa (donde vendemos bienes por 42.185 millones de euros más del valor de los que compramos) y Australia (+927 millones), mientras hemos bajado a la mitad el déficit con América (-12.806 millones), reduciendo también el déficit con Asia (-62.117 millones) y África (-14.418 millones).

Hasta aquí he hablado de las exportaciones e importaciones de bienes. Pero España exporta (e importa) también servicios (no sólo mercancías), servicios de empresas y turísticos. Y en este renglón, las empresas españolas han vuelto a batir otro récord, con un superávit de +56.940 millones de euros (otro récord histórico), gracias a los crecientes ingresos por asesoría, consultoría y ventas en el extranjero de filiales de empresas españolas, más los ingresos por servicios turísticos. Estas dos importantes fuentes de ingresos exteriores, exportaciones de servicios e ingresos turísticos, permiten a España “tapar” con creces el déficit comercial (esos -40.560 millones) y tener superávit con el exterior. Hasta noviembre, era de +36.400 millones de euros, frente a +6.700 un año antes, según el Banco de España.

Este saldo positivo de divisas frente al exterior puede parecer algo técnico, pero es clave, porque nos permite invertir y endeudarnos fuera, además de poder reducir la deuda actual.  En definitiva, tenemos superávit con el exterior, ingresamos más divisas de las que gastamos y eso nos da una mayor autonomía económica como país. Y con 2023, son ya 11 años seguidos de superávit exterior, que conseguimos por primera vez en 2013. Un logro histórico, porque uno de los males endémicos de España ha sido su déficit exterior: lo sufrimos casi todos los años del siglo XX y al inicio del siglo XXI. Un dato concreto: entre 1961 y 2012, España tuvo déficit exterior 45 de esos 52 años… Y eso condicionó la política económica del franquismo y de la democracia: no teníamos divisas suficientes para importar y eso limitaba nuestro crecimiento económico y nos obligaba a endeudarnos fuera.

Lo importante del sector exterior en 2023 no es sólo que las exportaciones sigan fuertes (aunque bajen un 1,4%), que caigan las importaciones de energía, se reduzca el déficit comercial y este agujero lo “tapen” los servicios empresariales y el turismo, asegurando otro año de superávit con el exterior. Lo realmente importante es que las exportaciones y los servicios empresariales y turísticos, “el sector exterior” ha vuelto a salvar el crecimiento y el empleo en 2023: aportó un tercio del crecimiento total de España (0,8% del 2,5% que creció el PIB), tras habernos salvado también en 2022, cuando aportó la mitad del crecimiento (2,9% del 5,8% que creció el PIB). Y aunque restó crecimiento en 2021 (-0,2% del 6,4%), ayudó al crecimiento entre 2019 y 2014. Y antes, en la crisis financiera, la aportación del sector exterior evitó que la economía cayera más (entre 2009 y 2013). Por eso, las exportaciones son clave para la economía y el empleo: sostienen 5,3 millones de empleos (el 25% del total).

Ahora, cara a 2024, todo apunta a que será un año difícil para la exportación y su posible ayuda al crecimiento y al empleo. Por un lado, las empresas creen que mejorarán sus exportaciones a Europa, dado que se espera un mayor crecimiento en el continente (+1,3%, frente al 0,6% en 2023) y que los costes laborales y la inflación crecen moderadamente en España. Y la bajada de tipos mejorará la exportación de servicios empresariales y turísticos. Pero hay una gran incertidumbre, la geopolítica: los conflictos en Ucrania y Palestina pueden frenar el comercio mundial, sobre todo si se agudiza el corte del Canal de Suez, por el que se mueve el 30% del tráfico mundial de contenedores. Si se mantiene el colapso marítimo en el Mar Rojo, España sería el tercer país europeo más afectado, sólo por detrás de Grecia e Italia, según un estudio de UniCredit Research: estaría en riesgo el 10% del comercio exterior de España, sobre todo las exportaciones a Asia y Oriente Medio.

Ante esta incertidumbre y tras el “leve pinchazo” de 2023, el sector exportador pide al Gobierno un Plan de choque, para ayudarles y reanimar las exportaciones españolas en 2024 y 2025, años que serán difíciles. El Club de Exportadores acaba de señalar que les preocupa que las exportaciones “estén perdiendo dinamismoy proponen acometer con el Gobierno una serie de políticas para afrontar los problemas estructurales que tiene la exportación española. Y citan tres. Uno, la insuficiente diversificación, por paises y productos. Dos, el reducido número de exportadores: sólo hay 44.000 empresas (de casi 3 millones) que exporten regularmente (en el año y durante tres años antes). Y tres, la excesiva concentración en pocas empresas: dos tercios de toda la exportación española la hacen 1.000 empresas.

En toda Europa preocupan las exportaciones, claves para el crecimiento y el empleo y sometidas a la competencia de EE. UU., China y paises emergentes. De hecho, Alemania ya aprobó en septiembre un Plan de choque (32.000 millones de ayudas en 4 años). Algo así piden en España los exportadores, un Plan centrado en abrir nuevos mercados, más gasto en promoción, ayudas fiscales y mayor financiación (pública y privada), tratando de implicar más en la tarea de exportar a las pymes. Pero en paralelo, habría que avanzar en medidas estructurales para corregir a medio plazo los “problemas de fondo” que tienen las exportaciones españolas: están demasiado concentradas en origen (sólo 25.000 empresas exportan más de 50.000 euros al año, las tres cuartas partes de ellas concentradas en Cataluña, Madrid, País Vasco, Comunidad Valenciana, Galicia y Andalucía) y en destino (el 74,3% de las exportaciones van a Europa y sólo el 7,6% a EE. UU., China y Japón). Y dominan las exportaciones con poco valor: sólo el 6,8% de las exportaciones españolas tienen alta tecnología, frente al 17,7% de las exportaciones europeas, según reconoce el Club de Exportadores.

El gran reto exportador de España es conseguir exportar más de otros productos con más valor y tecnología, a más paises de fuera de Europa y que exporten muchas más empresas de todas las regiones de España. Casi nada. Pero de ello depende en gran medida que seamos un país con más riqueza y empleo, como Alemania, Holanda, Irlanda, Italia, Chequia o Bélgica, los grandes exportadores europeos. No basta con “tirar los sueldos”, intentar ser la China de Europa”,  para competir en el mundo. Hay que modernizar la economía, mejorar la productividad de las empresas, incorporar la innovación, la tecnología y la calidad a los productos “made in Spain”. Sólo así venderemos más fuera, la clave para ser más ricos y tener más empleo dentro. Por eso hay que “mimar” a las exportaciones. Pero nadie habla de ello. Esto no “vende” noticias ni gana votos. Sigan con la amnistía…