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jueves, 18 de junio de 2015

Nos suben el seguro del coche


Es posible que ya les hayan subido el seguro del coche (como a mí). Si no, tenga la certeza de que se lo van a subir en el próximo año. La excusa es que el Gobierno ha aprobado unos nuevos baremos a pagar en caso de accidente, que encarecen las indemnizaciones. Pero hay otras razones, como que hay más coches, que se usan más, con lo que han aumentado los accidentes. Y encima, los tipos bajos y las mayores exigencias de capital obligan a las aseguradoras a reforzar sus cuentas. Por todo ello, los seguros de coches subirán entre un 10 y un 20% el próximo año, tras haber subido un 6% en 2014, lo que rompió la racha de seis años bajando (entre 2008 y 2013). Sigue habiendo “guerra de tarifas” y muchas ofertas, pero las aseguradoras ya no “tirarán precios”, porque no les salen las cuentas. Y subirán más los seguros a terceros para jóvenes y malos conductores. Prepárese.

enrique ortega


En España, el seguro del automóvil  es el seguro más contratado, el que tenemos 20,5 millones de conductores, que pagamos 9.882 millones en primas (2014), una media de 482 euros por seguro. Y es un seguro que lleva siete años cayendo, desde 2008, por la crisis, que se ha traducido en que los españoles hacen seguros más baratos, por la “guerra de precios” entre las compañías y porque hemos cambiado de los seguros a todo riesgo (más caros) a los seguros a terceros: si antes de la crisis, el 40% de los seguros de coches eran a todo riesgo, ahora no llegan al 30%. Y de los nuevos seguros, la mayoría de los que se hacen son a terceros.

En este panorama, las compañías, sobre todo las más fuertes, aprovecharon la crisis para lanzarse a una “guerra de precios”, rebajando coberturas, que se tradujo en una bajada media de las tarifas del -22% entre 2008 y 2013. Pero en 2014 cambió el panorama y ante una mayor venta de coches y de seguros, las compañías empezaron a subir precios, una media del 6%, según el estudio de Kelisto.com. De hecho, los seguros subieron una media del 3,1% en 2014 cuando la inflación anual, el IPC, bajaba un 1%, según el INE. Y en 2015, sigue la tónica de subidas en los seguros de coches, un 9% en el primer trimestre, según la estimación de Segurojóven.com.

Pero la subida mayor está por venir, a partir de otoño, después de que el Congreso apruebe en septiembre los nuevos baremos que pagan las aseguradoras a los accidentados, baremos que actualizan los de hace 20 años y que elevan las indemnizaciones una media del 50% en caso de muerte (y en algunos casos, del 150% al 200%) y un 35% en caso de lesiones. Además, se incluyen nuevos colectivos a la hora de cobrar (las amas de casa, que ahora van a recibir indemnización por no poder trabajar, y los niños atropellados en  un paso de cebra), trasladando a las aseguradoras todos los gastos sanitarios de los accidentes, los actuales y los futuros (prótesis, rehabilitación, operaciones y consultas futuras…). Al final, las aseguradoras estiman que los nuevos baremos, que ahora se debaten en el Congreso, les costarán 390 millones extras al año. Y saldrán de subir nuestros próximos recibos.

Pero hay más motivos para subirnos el recibo. Por un lado, se están vendiendo más coches, en 2014 (855.308 vehículos matriculados, un 18% más, el mayor crecimiento en 15 años) y en 2015 (443.888 vehículos hasta mayo, un 21% más, a la espera de superar el millón de vehículos vendidos este año). Y por otro, se utilizan más, porque ha aumentado el consumo de carburantes: un 1,4% en 2014 (por primer año desde 2007) y un 4,6% en el primer cuatrimestre de 2015, según datos de AOP: Más coches (la mitad viejos, con más de 10 años de vida) que circulan más son también más accidentes: ha aumentado la siniestralidad y hasta mediados de mayo iban ya 374 muertos en accidentes de tráfico, cuatro más que el año pasado. Y eso son también más costes para las aseguradoras.

Y para rematarlo, dos factores más que también suben los seguros. Uno, los bajos tipos de interés: con los tipos y la deuda pública tan bajos, las aseguradoras tienen más difícil encontrar inversiones más rentables y les cae su rentabilidad, sus márgenes, con lo que tienen “menos pulmón” para aguantar sin subir las tarifas una vez que les suben los costes. Y el otro factor en contra es la nueva normativa europea Solvencia II, que entrará en vigor en enero de 2016 y que obliga a las aseguradoras a tener más capital, concretamente 7.000 millones más para las aseguradoras españolas. Y eso resiente también sus cuentas.

Por todo ello, es impepinable que las compañías nos suban el seguro del coche, entre un 10 y un 20%, sobre todo a partir de otoño, después de que el Congreso apruebe en septiembre los nuevos baremos de indemnizaciones. La subida no va a ser igual para todos, ya que va a depender mucho de la compañía (las más grandes y más saneadas aguantarán mejor y subirán menos, sobre todo los que tengan una cartera de asegurados más saneada: clientes maduros, con menos accidentes, y más pólizas a todo riesgo) y del cliente: van a subir más las pólizas a terceros (obligatorias y con menos márgenes) y los seguros de coches de los jóvenes y de “los malos conductores”, los que tienen más siniestros. De hecho, la mitad de las víctimas de accidentes son jóvenes (entre 18 y 35 años), varones, andaluces (20%) y catalanes (18%), según los estudios de las aseguradoras.

Las compañías deberían avisarnos con tiempo de estas subidas, 2 meses antes de vencernos el seguro, para poder cambiarnos de aseguradora si no nos convence. Pero no lo hacen. Normalmente, nos enteramos de la subida cuando nos llega a casa el aviso de renovación de seguro, donde pone el precio futuro pero no el antiguo con lo que tenemos que buscar el anterior para saber si nos sube o no. Y este aviso, en mi caso sin fecha concreta (solo pone “abril 2015”), suele recibirse cuando quedan menos de 2 meses para el fin del seguro, con lo que ya no podemos cambiarnos, salvo que hagamos una reclamación, que tarda en resolverse. Por eso, la web Kelisto.com ha iniciado una recogida de firmas para obligar a las aseguradoras que informen de las subidas.

A pesar de que la subida del seguro del coche será un hecho, su cuantía va a depender mucho de nuestra compañía y de lo que podamos negociar con ella, sobre todo si tenemos más de 40 años y somos buenos conductores, los clientes que todas las aseguradoras quieren (y a las mujeres). También se puede ahorrar ajustando las coberturas: no compensa tener un seguro a todo riesgo para un coche de más de 5 años y se aconseja mantener tres coberturas además de la responsabilidad civil (obligatoria): asistencia en viaje (barata y muy útil), seguro del conductor (cuesta menos asegurarle que al coche y la indemnización es elevada en caso de accidente) y la defensa jurídica (barata y muy importante). Los expertos  aconsejan no hacer seguro de lunas (muy caro), defensa de multas o retirada de carnet (sólo para profesionales). Y advierten del “seguro a terceros ampliado”, el que más ha crecido con la crisis, porque no incluye de verdad lo que parece.

La ventaja de los seguros es que hay mucha competencia y se pueden analizar precios con los comparadores, aunque hay que ver varios porque muchos no son independientes, están vinculados a aseguradoras. Y casi siempre, las mejores ofertas están en Internet, en las aseguradoras “directas”, con pocas oficinas, aunque a cambio puedan tener menos servicios. Y siempre que pueda, estudie agrupar los seguros, pedir un presupuesto para el coche, la casa y la póliza de salud a la misma compañía, porque suelen conseguirse mejores precios.

El coche es una necesidad y asegurarlo una obligación, así que tenemos que prepararnos a pagar más, porque también nos van a indemnizar más en caso de accidente y porque aumentan los siniestros. Pero podemos aprovechar la subida para revisar nuestro seguro y pagar sólo por lo que necesitamos, negociando la cuota si somos mayores y no tenemos accidentes, porque las compañías no querrán perdernos. Y mirar la letra pequeña y el servicio que nos dan, la atención en caso de avería, accidentes o problemas, no sólo el precio. Porque ya sabemos que, a veces, lo barato es caro. Y con el coche no se juega.   

lunes, 29 de julio de 2013

Carburantes: otro verano con precios récord


Nueva Operación Salida esta semana y nueva subida prevista de los carburantes, que llevan subiendo desde finales de junio. Se repetirá así la historia del verano 2012, cuando los carburantes batieron en agosto su récord histórico: 1,52 euros el litro de gasolina. Y todo porque el sector petrolero sigue sin competencia, dominado por un triopolio (Repsol, Cepsa y BP) que controla el 73% del mercado y el 80% de las gasolineras. El Gobierno les ha abierto  en mayo otro expediente por falta de competencia, que se suma al de marzo por el “efecto lunes”: bajan precios para quedar bien en las estadísticas que mandan a Bruselas y los suben el martes. La reforma aprobada por el Gobierno en febrero para abrir el mercado y forzar la competencia tardará en surtir efectos (limitados). Mientras, hacen falta multas ejemplares para que no abusen de su poder a costa de nuestros bolsillos.
enrique ortega

Se repite la historia del año pasado con los carburantes: en junio, estuvieron bajando todo el mes, hasta que subieron la última semana, para aprovechar la primera Operación Salida de las vacaciones, con lo que dispararon el IPC. Y en julio han seguido al alza (+2,1% la gasolina y +2,4% el gasóleo), con precios más altos que hace un año (+9,27% gasolina y +7,15% el gasóleo), a la espera de una segunda fase de la Operación Salida del verano, donde Tráfico espera 80 millones de desplazamientos, dos millones más que el verano pasado. Y así, podemos esperar que, a finales de agosto, coincidiendo con la vuelta de vacaciones, volvamos a ver precios récords, como en agosto de 2012, cuando la gasolina alcanzó los 1,522 euros por litro y el gasóleo 1,450 euros.

A más demanda, las petroleras aprovechan para subir los precios, que también suben en los mercados internacionales de carburantes. Y eso, básicamente, porque no hay competencia. La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) abrió, a finales de mayo, una investigación a las petroleras (incluso con registros sorpresa en sus oficinas, que se han repetido a finales de julio) por “posibles prácticas restrictivas de la competencia”, para intentar demostrar posibles acuerdos para fijar precios. Además, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) les abrió en marzo otro expediente por el “efecto lunes: acordar bajar precios el lunes, día que se envían a Bruselas, para subirlos el martes, una práctica comprobada desde el verano pasado (ahora es el "efecto viernes", día que Repsol baja los carburantes y muchos le siguen). Y como tercer frente, la CNE investiga a las gasolineras de Aragón, País Vasco y Rioja (las tres únicas autonomías sin “céntimo sanitario”) porque están aprovechando su menor fiscalidad para subir precios.

El problema de fondo es que en el sector petrolero español, liberalizado hace 15 años, hay poca competencia y está dominado por tres empresas : Repsol, Cepsa (controlada por IPIC, la empresa estatal de Abu Dabi) y la británica BP. Un triopolio que controla toda la cadena del  negocio, desde la compra internacional de crudo y carburantes, el refino (las 9 refinerías que hay en España son suyas, mientras en otros países hay entre 5 y 10 operadores refinando), el almacenaje, transporte y distribución (tienen el 29,15% de CLH, la antigua CAMPSA y controlan la logística) y, sobre todo, la venta en gasolineras: controlan el 73% de la venta de carburantes (45% Repsol, 16% Cepsa y 12% BP), aunque en la mayoría de provincias (Madrid incluida) superan el 80% del mercado con gasolineras propias o abanderadas. Un poder que contrasta con el de las grandes petroleras en Francia (50% mercado) o Italia (31%).

Y gracias a este poder, el triopolio es capaz de adelantar o retrasar compras de carburantes, establecer cuellos de botella en la logística que perjudiquen a la competencia y forzar a las gasolineras a pactar precios (a cambio de mejores comisiones), como denuncia un detallado informe de la CNC, que ya les impuso en 2009 una multa de 7,9 millones por pactar precios.

El resultado de este enorme control del mercado por las tres hermanas es que sus márgenes son más elevados que en Europa. El precio de los carburantes se compone de tres partes: coste del petróleo o carburantes en el mercado internacional (para España, en Rotterdam y Génova), los impuestos y el margen bruto, que incluye los costes del transporte, almacenamiento, distribución y comercialización (venta en gasolineras). Y resulta que el coste de los carburantes sin impuestos es más alto en España que en la media de Europa: +4,4 céntimos por litro la gasolina y +2,7 céntimos el gasóleo. Y eso se debe a que las petroleras en España tienen más margen, bien porque tienen más costes (menos eficiencia) o más beneficios o las dos cosas.

De hecho, España es el país europeo donde las petroleras han aumentado más sus márgenes brutos con la crisis, entre 2007 y 2010: un 21% en el gasóleo (80% ventas) frente al 16% en Francia, 9% en Italia, 7% en Reino Unido o 5% en Alemania, según la CNC. Otro dato revelador. En 2006, el margen bruto de los carburantes era 16 pesetas litro (9,68 céntimos de euro), que se repartían a medias entre petroleras y gasolineras. En 2012, este margen bruto es de 27 pesetas (16,22 céntimos), que ahora van un tercio a la gasolinera (5,4 céntimos litro) y dos tercios a las petroleras (10,8 céntimos litro), aunque ellas dicen que la mayor parte son costes (financieros, transporte, almacenamiento y distribución) y que sólo ganan entre 1 y 1,5 céntimos por litro.

Al final, aunque el margen de las petroleras es mayor en España, los usuarios pagamos los carburantes más baratos que la mayoría de europeos (13,2 céntimos/litro más barata la gasolina y 8,3 céntimos litro más barato el gasóleo que la media UE-28) .Y eso, porque pagamos menos impuestos, aunque ya suponen la mitad del precio de la gasolina (49,89% frente al 55% en UE) y algo menos en el gasóleo (45.08% frente al 50% en UE). Y eso, por la fuerte subida de impuestos a los carburantes desde 2009, nada menos que 18 céntimos por litro, debido a la subida de los impuestos especiales (2009), dos subidas del IVA (la última, en septiembre 2012, supuso 3,5/3,6 céntimos por litro), las subidas del céntimo sanitario en once autonomías (+2.2/2,5 céntimos litro sólo en 2012) y la subida en enero 2013 de la fiscalidad a los biocarburantes (+2,4/+2,6 céntimos litro gasolina/gasóleo).

Ahora, la Comisión Europea presiona a España para que suba aún más estos impuestos y los ponga “a nivel europeo”, para lo que Rajoy tiene de plazo hasta marzo de 2014. Eso supondría una subida del 9% para la gasolina (12 céntimos litro) y 6% para el gasóleo (9 céntimos litro), lo que sería la puntilla al transporte profesional y al consumo de carburantes, que en 2012 ya bajó a niveles de 2002. Por ello, el Gobierno quiere, antes de subir impuestos, forzar a las petroleras a bajar sus márgenes, para lo que aprobó una reforma en febrero en dos frentes. Por un lado, limitar el poder de las grandes petroleras: les prohíben recomendar precios a las gasolineras, les obligan a revisar y acortar los contratos con ellas (de 5 años a 1), no podrán abrir nuevas donde tengan más del 30% de mercado y se revisará el funcionamiento de CLH y el mercado mayorista. Por otro, se facilita que otras empresas abran gasolineras en centros comerciales, polígonos industriales y cooperativas, para fomentar la competencia.

Las medidas están bien, pero tardarán años en surtir un efecto limitado, quitando al triopolio sólo entre un 5 y un 10% del mercado (como mucho). Por eso, debe irse a fondo en las investigaciones y los expedientes, con multas ejemplares que limiten los abusos de las petroleras. Y en paralelo, hay que mantener las ayudas (Plan PIVE)  para cambiar de coche (un 40% del parque tiene más de 10 años y consumen un 15% más) y fomentar el transporte por tren y barco (en España, un 83% de las mercancías van por camión, frente al 45% en la UE), para reducir el consumo y la factura de los carburantes. Porque, con mayores o menores márgenes (al final, se podrían ganar sólo unos 5 céntimos por litro, el chocolate del loro), llenar el depósito será cada vez más caro. Por el petróleo y por los impuestos, márgenes aparte.