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lunes, 25 de marzo de 2024

Centros Comerciales renacen tras la pandemia

En 2023, las ventas en los Centros Comerciales españoles superaron las cifras de antes de la pandemia, alcanzando un récord histórico, gracias a las mayores ventas en ropa, restauración y ocio, aunque todavía reciben menos visitas que en 2019. Son ya 580 los parques y Centros Comerciales que hay en España (somos el 4º país europeo con más espacios, tras Reino Unido, Alemania y Francia), con 33.500 tiendas dentro, que pagan alquileres cada vez más altos (después de pasar algunas por “listas de espera”). Unos Centros Comerciales cada vez con más servicios, desde gimnasios y hospitales a centros de buceo, rocódromos y espectáculos. De aquí a 2026 se prevé abrir 42 nuevos espacios, la mayoría Parques comerciales y centros de outlet. Y ha vuelto “el apetito” de los inversores, sobre todo de los Fondos extranjeros, por comprar y vender Centros comerciales, un negocio con enormes plusvalías. El riesgo es que volvamos a alimentar una burbuja” de Centros Comerciales y un día nos estalle.

                     Enrique Ortega

En abril se cumplirán 44 años de la apertura del primer Centro Comercial en España, Baricentro, inaugurado en 1980 en Barberá del Vallés, cerca de Barcelona. En los años 80 llegaron los Centros más grandes, Nuevo Centro de Valencia (1982), La Vaguada (1983) y Parque Sur (1989) en Madrid , con 76 Centros Comerciales creados entre 1981 y 1.990 (1,6 millones de m2), a los que se sumaron 197 Centros más abiertos entre 1991 y 2.000 (5,18 millones de m2). La fiebre por los CC se aceleró en la primera década de este siglo, con 225 nuevos Centros abiertos entre 2001 y 2010 (7 millones de m2). Luego, con la crisis, las nuevas aperturas bajaron drásticamente, a 28 CC abiertos entre 2011 y 2015 (1 millón de m2), abriéndose sólo 5 Centros en 2017, otros 8 en 2018 y 5 más en 2019.

La pandemia hundió las visitas (cayeron un 35% en 2020) y las ventas (-27%) a los Centros Comerciales, con el riesgo de que estallara la “burbuja”, como había pasado en Estados Unidos tras la crisis financiera: entre 2008 y 2023 cerraron 300 de los 1.200 “Mail” que había en USA, por un exceso de oferta y porque muchos se habían quedado obsoletos. En Europa, la oferta de Centros Comerciales no era tan excesiva (347 m2 por 1.000 habitantes, 14 veces menos a los 5.000 m2 por 1.000 habitantes en EE. UU.). Por eso, aunque tras la pandemia se cerraron algunos Centros Comerciales, en la mayoría de paises aguantaron, con menos tiendas y pocas aperturas. Y a partir de 2022, volvieron a inaugurarse nuevos Centros y Parques comerciales, cerrando 2023 con 580 Centros (12 más que antes de la pandemia), 33.500 comercios (el 85% con menos de 300 m2) y 16,7 millones de m2 disponibles, según la Asociación de Centros Comerciales (AECC).

Con este volumen de Parques y Centros Comerciales, España se consolida como el 4º país europeo con más grandes espacios comerciales, sólo por detrás de Reino Unido (más de 1.200 Centros), Alemania y Francia (con unos 750 Centros cada uno). Y además, España ha sido el tercer país que inauguró más Centros Comerciales antes de la pandemia (300.000 m2 abiertos entre 2019 y 2020), tras Francia y Polonia, según el estudio de la consultora Cushman&Wakefield. Y tras la pandemia, España es de los paises europeos con más aperturas. En 2022 abrieron Mirasierra Gallery (Madrid) , Parque Comercial Atalaya del Tormes (Salamanca), Nasas Nigrán (en Nigrán, Pontevedra) y Parc Comercial Vilanova (en Vilanova i la Geltrú, Barcelona). Y en 2023 se inauguraron La Finca Gran Café (en Pozuelo, Madrid), Nasas Torrejón (en Torrejón, Madrid), Nexus Retail Park (en Fuenlabrada, Madrid) , Parque comercial A Revolta (A Coruña) y Parque comercial Oalma Center (en León), además de las obras de ampliación en el CC Jaén Plaza.

El sector de Parques y Centros Comerciales está eufórico porque ha cerrado 2023 con un récord histórico de ventas: 52.051 millones de euros, +9,6% que en 2022 y +13,2% por encima de las ventas de 2019, antes de la pandemia, gracias a un mayor consumo y a la subida de precios. Eso sí, todavía no se han alcanzado las visitas de antes de la pandemia: hubo 1.840 millones de visitas en 2023, +6,3% que en 2022 pero todavía un -8,3% que en 2019, según la Asociación AECC. Eso sí, han crecido las tiendas que venden en CC y el sector mantiene 870.000 empleos directos e indirectos, aportando el 1% del PIB español.

El negocio de Parques y Centros Comerciales “se ve fuerte” y asegura que han demostrado que es uno de los formatos que mejor se adapta hoy a los hábitos de consumo de los españoles, al ofrecer tiendas de distinto tamaño y oferta, con amplios aparcamientos y entradas independientes, situadas en ubicaciones estratégicas a las afueras de grandes ciudades y pueblos. Además, otra de las claves de su éxito, añaden, es que los Parques y Centros comerciales han ampliado su oferta de servicios: ya no hay sólo tiendas de moda y alimentación, sino que proliferan los puntos de restauración y ocio y servicios que han aumentado su demanda tras la pandemia, como el bricolaje, las tiendas de perfumería y droguería, los centros de deporte y las tiendas de mascotas. Y en los nuevos Centros se están incluyendo hospitales (como la Clínica CEMTRO en el Mirasierra Gallery de Madrid).

Este tirón de las visitas y ventas en Centros Comerciales sigue atrayendo a los inversores, sobre todo a Fondos de inversión extranjeros, que ven en los Parques y Centros una máquina de generar ingresos por alquileres y gestión. De ahí que haya 42 nuevos proyectos de Parques y Centros Comerciales previstos de aquí a 2026, según la Asociación AECC. De ellos, 34 son proyectos de Parques comerciales, a los que ven más futuro que a los Centros Comerciales (la diferencia: no es una única ubicación cerrada, como el CC, sino un Parque con grandes locales con salida directa a la calle). Son más fáciles de gestionar (tienen 20 o 30 grandes tiendas frente a 300) y ahora se opta por un tamaño mediano y pequeño, que se puede ubicar mejor en localidades más pequeñas (las grandes capitales tienen ya una excesiva concentración de CC). Y también se apuesta por los Parques outlet (con grandes tiendas de descuento, a las que están llegando nuevas marcas). La mayoría de las aperturas en 2024 (ver lista) serán en Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana.

Actualmente, unas pocas multinacionales y Fondos extranjeros son los propietarios de la mitad de los 580 Parques y Centros Comerciales abiertos en España, según los últimos datos de la Asociación AECC. La multinacional francesa Carrefour es la líder del sector, con 109 Centros Comerciales gestionados por Carrefour Property y otros 79 por Carmila (una inmobiliaria de Sebastián Palacios donde Carrefour tiene el 35%) . Le sigue Ceetrus (propiedad de la multinacional francesa Auchan), con 53 Centros y Auchan directamente con otros 32. Tras los 2 franceses está Castellana Properties (propiedad del Fondo sudafricano Vukile), con 16 Centros Comerciales y la “española” Lar (25% del Fondo Sudafricano Vukile, un 14% de la inmobiliaria Lar y el resto repartido entre Santa Lucía y Fondos de pensiones USA), que cuenta con 14 Centros. General de Galerías Comerciales (del magnate murciano Tomas Olivo) gestiona 9 Centros Comerciales y la francesa URW gestiona 8 Centros más, la cartera con más valor (La Vaguada, Parque Sur, Equinoccio, la Maquinista, Gloríes, Splau…). Y luego, varios Fondos internacionales, como Nuveen, Klempierre, Neinver, MDSR (israelí) gestionan cada uno entre 8 y 5 Centros Comerciales en España.

La verdad es que el negocio de los Parques y Centros Comerciales se ha convertido en uno de los grandes objetivos de los Fondos internacionales. Por un lado, buscan la liquidez mensual que ofrecen los alquileres de las 33.500 tiendas y locales que operan en sus Centros, unos alquileres que se han disparado en el último año, de tal manera que hay “lista de espera” para cubrir los espacios que se quedan vacíos o los que se van a abrir en el futuro (cuando en 2019, el 18% de los locales estaban vacíos). Y eso, a pesar de que los alquileres alcanzan hasta 20.000 y 100.000 euros al mes, más gastos comunitarios y en ocasiones un porcentaje sobre ventas. Pero el negocio de los Centros Comerciales no está tanto aquí (que lo hay) como en las compraventas, en la especulación de lanzar un Parque o un CC y venderlo en unos años con jugosas plusvalías (y a veces con pérdidas).

Por eso, hay un constante cambio en la propiedad y la gestión de muchos de los Centros Comerciales que visitamos, aunque los usuarios no nos enteramos. Un ejemplo: Puerto Venecia, en Zaragoza, el mayor Centro Comercial de España (19 millones de visitantes en 2023), ha cambiado de dueño 5 veces (más una compra fallida) desde su inauguración en 2012, la última en diciembre de 2019, cuando el grupo inmobiliario británico Intu se lo vendió al Fondo Generali por 475 millones de euros (con 115 millones de plusvalía). En 2024, los expertos alertan que hay Centros Comerciales a la venta por valor de más de 1.000 millones de euros, entre ellos Islazul (Madrid) , Zielo Shopping (Pozuelo, Madrid), Gran Vía de Alicante, Salera (Castellón), Imaginalia (Albacete), Splau en Cornellá, Barcelona),  Los Fresnos (Gijón), Alzamora (en Alcoi, Alicante), Odeón (Ferrol), Ruta de la Plata (Cáceres), Equinoccio Park (en Majadahonda, Madrid) o Moraleja Green (en Alcobendas, Madrid) , tras el cambio de propiedad realizado en julio en los CC de Rivas Futura (Madrid) y Vista Hermosa (Alicante). Operaciones especulativas que suponen cambios en la gestión y a veces reformas y mejoras en los Centros Comerciales, para venderlos más caros en unos años.

Así que todo apunta a que vuelve a creer la burbuja de los Parques y Centros Comerciales, en España y en el resto de Europa, alimentada por un consumo en alza y la perspectiva de bajada de los tipos de interés, que fuerza a los Fondos a buscar inversiones más especulativas. Y todo ello alimentado por un cambio en “la cultura del consumo”, donde muchas personas y familias aprovechan la visita a los Centros Comerciales no sólo para comprar comida o ropa (en muchos casos, para recoger compras hechas por Internet) sino también para hacer deporte, acudir a una consulta médica, ir al cine o a un espectáculo, comer, cenar o tomar copas, todo en el mismo espacio y con aparcamiento asegurado.

Esta tendencia de los grandes espacios comerciales se consolidó hace décadas en las grandes capitales y ahora llega a muchas pequeñas ciudades del resto de España. Un proceso que parece imparable pero que tiene un riesgo evidente: que venga otra crisis, “estalle la burbuja” y los Centros Comerciales se vacíen, con el coste de cierre de tiendas o negocios y pérdida masiva de empleos. Por eso, alguien (Estado, autonomías, Ayuntamientos) debería “vigilar y controlar” el proceso de crecimiento de los Centros Comerciales, para conceder licencias sin demasiado riesgo, para evitar que esos “grandes templos del consumo” sean un día “cementerios comerciales”. Hay que autorizarlos “con cabeza”.

jueves, 7 de mayo de 2020

Compras y ocio en tiempos del coronavirus


Hoy llevamos ya 54 días de confinamiento, aunque los “alivios” del fin de semana han llenado las calles de gente (Ojo: ¡el coronavirus sigue ahí!). Pero hasta el 2 de mayo, la cuarentena ha sido dura y ha cambiado radicalmente nuestro comportamiento, desde lo que comemos a lo que compramos, pasando por cómo trabajamos o estudiamos. Y sobre todo nuestro ocio, cómo nos entretenemos, hiperconectados a Internet y a la TV de pago. Ahora somos más dependientes de Amazon o Netflix, de las videoconferencias o las redes sociales y hemos  dando un gran salto en el manejo de las herramientas de Internet. Pero este gran avance a la fuerza” en el mundo digital, para compras, trabajo, enseñanza y ocio, no puede hacernos olvidar que tenemos una revolución digital pendiente, para que empresas y administraciones inviertan más en teletrabajo, enseñanza a distancia y venta online, donde estamos retrasados respecto a Europa. Internet nos está salvando en esta cuarentena, pero debe ser una herramienta clave para la reconstrucción y el futuro.

enrique ortega

La primera reacción de los españoles ante el confinamiento, en los días previos al 14 de marzo, fue asaltar” los supermercados. Que no nos falte comida… Y es que en la cuarentena, todos comemos más. Lo dicen los datos del Ministerio de Agricultura: en la última semana de abril, los españoles consumimos en alimentación un 50,6% más que un año antes. Y en el confinamiento, los alimentos han subido del 17 al 21% de la cesta de la compra, según Deloitte. La venta de comida y bebida ha subido semana a semana, más del 10% cada una, porque ahora consumimos en casa lo que antes comíamos y bebíamos en bares, restaurantes, colegios o trabajos.


El primer efecto de esta mayor demanda ha sido, como era esperable, una subida de precios de los alimentos durante el estado de alarma. El IPC de abril lo dejó claro: los alimentos subieron un +4% (+2,5% en marzo), especialmente los alimentos frescos, cuyo precio medio subió un +6,9% (frente al +4,2% en marzo), según el rastreo de precios del INE. Y los datos del Observatoriode la Cadena Alimentaria son más detallados sobre la subida de algunos alimentos entre la semana del 9 al 15 de marzo y la del 20 al 26 de abril: +94,8% subieron las naranjas, +43,1% los plátanos, +133,5% las cebollas y +83,5% las patatas, mientras bajaban las fresas (-27,1%), judías verdes (-23%), las carnes (-4,4% el vacuno, -13,5% el cordero,-7,6% el cerdo y -18,3% el pollo) y los huevos (-2,3%), manteniéndose estable el precio de la leche. O sea, que lo que más subió fue las frutas y verduras, aunque no se beneficiara el campo sino los intermediarios y supermercados.


Precisamente, los supermercados han sido uno de los negocios más beneficiados por el confinamiento, porque sus ventas han crecido semana a semana, viéndose obligados a aumentar plantillas, al igual que las cadenas de logística y transporte. Mercadona, que ya vendía el 25% de toda la alimentación en España, ha aumentado su cuota y aumentó sus ventas un 14% en marzo, aunque dice que sus beneficios cayeron un 95%, debido a que les subieron los costes (100 millones, un 25% más, por el refuerzo de la seguridad, la contratación de empleados y el pago de una extra a la plantilla). La patronal del sector cree que esto mismo le ha pasado al resto de supermercados: han vendido mucho más, pero con más costes. Lo que no dicen es que, con la cuarentena, no han tenido que hacer “ofertas” y han vendido muchos artículos “de capricho”, factores que les suben los márgenes.


Con todo, el gran reto de los supermercados ha sido la venta online, un reto conseguido sólo a medias, porque todos se han visto superados (a pesar de que han multiplicado sus esfuerzos logísticos), debido a que 1 millón de hogares confinados han llenado sus neveras por Internet, según Nielsen, algo impensable antes de la cuarentena. Y las ventas online de alimentos han crecido un +86,6% desde el inicio del confinamiento. En general, los más preparados antes, como Carrefour, han respondido mejor, pero tanto Día como Alcampo o el Corte Inglés se han visto superados y sus clientes han tenido mil problemas para hacer los pedidos. Y Mercadona ha confirmado su incapacidad para la venta online: primero la suspendió fuera de Valencia o Barcelona y cuando la abrió en el centro de Madrid, se colapsó. Pero, a pesar de todo, se ha dado un salto impensable en la venta online de alimentos y todo hace pensar que este canal duplicará sus ventas de antes cuando acabe el confinamiento.


Lo que ha hundido el confinamiento ha sido al resto de tiendas físicas, desde el pequeño comercio a los grandes centros comerciales. Sólo las ventas del comercio minorista cayeron un 14,3% en marzo, una caída histórica que interrumpió la racha de 17 meses seguidos de aumento de ventas, según la estadística del INE. Y también cayó el empleo, un -0,4%, tras 7 meses seguidos de subida de la ocupación. Y los datos de abril serán aún peores, con lo que peligra el futuro del pequeño comercio, unas 900.000 tiendas que dan empleo a 3,3 millones de españoles, el 20% ahora en peligro, según el sector. Sólo algunas tiendas de alimentación de barrio y algunos mercados han capeado el temporal, a golpe de imaginación y multiplicando las entregas a domicilio, sobre todo a mayores vulnerables. Ahora, todos esperan a que el inicio de la desescalada les permita al menos sobrevivir.


Con este panorama, la alternativa a las compras en el confinamiento ha sido Internet, las compras online. No hay todavía datos oficiales, pero múltiples estimaciones señalan que las ventas por Internet han podido crecer más de un 20% durante el confinamiento, más en marzo (+55%) que en abril (+24%) y mayo (+15%). Lo que más se ha comprado, además de comida (+20%) han sido material informático relacionado con el teletrabajo y la enseñanza (tablets, ordenadores, webcams, ratones, impresoras, discos duros), junto a móviles, videojuegos, material escolar,  ropa y calzado de niños, material deportivo (las bicicletas estáticas y cintas para correr se agotaron al principio), tintes, libros, discos, robots de cocina y pequeños electrodomésticos, puzles y juegos de mesa, sin olvidar muebles, material de bricolaje y jardinería. Compras unas necesarias y otras menos, para sobrellevar la cuarentena y ocupar tantas horas de tiempo libre.


El resultado es que las empresas de mensajería y los particulares que trabajan llevando envíos de Amazon no han parado. “Es como si fuera Black Friday cada día”, comentaban, recordando que “se jugaban la salud” para repartir muchas cosas innecesarias (por eso, el Gobierno francés prohibió muchas ventas de Amazon, que terminó cerrando).La empresa que ha acabado ganando en esta pandemia ha sido Amazon, cuyas ventas en España han podido crecer un +30%, según CCOO. Y alrededor de esta multinacional, muchas empresas han querido hacer su agosto con el confinamiento, disparando los precios (no sólo de las mascarillas). Tanto es así que Amazon España reconoce que ha bloqueado a 6.000 vendedores, por haber subido injustificadamente 500.000 productos… Otros que se han aprovechado de la enorme demanda y la falta de empleo han sido Glovo, que además de hacer un ERTE al 38% de la plantilla, han reducido lo que pagan a los “riders” que siguen repartiendo, de 2,50 a 1,20 euros por entrega…


El consumismo online” durante la cuarentena ha hecho que el “e-commerce” avance en 2 meses como en 2 años en España, un país que estaba más atrasado que otros en compras online. En 2019, España era el 10º país por la cola en compras online en Europa, tras Italia, Grecia, Chipre, Portugal y 5 paises del Este, según los datos de Eurostat: sólo un 58% de los españoles había comprado por Internet en el último año, frente al 60% en la UE-28, el 87% en Reino Unido, el 84% en Dinamarca, el 82% en Suecia, el 81% en Holanda, el 79% en Alemania, el 70% en Francia, el 67% en Irlanda, el 38% en Italia o el 39% en Portugal y Grecia. Un retraso importante, aunque en facturación, en compras totales, España es el 4º mercado europeo en comercio electrónico (tras Reino Unido, Alemania y Francia), con una estimación de ventas online de 39.243 millones de euros en 2019, según eMarketer. Ahora, tras estos dos meses de confinamiento, las ventas online se dispararán en España, porque ya hemos probado todos a comprar y muchas nuevas empresas se han lanzado a vender online.


Pero, sin duda, la gran revelación del confinamiento ha sido la múltiple eficacia de Internet, la principal herramienta que nos ha permitido sobrevivir a la cuarentena, estar conectados, estudiar, trabajar y entretenernos, además de comprar. Sólo en la primera semana de confinamiento, el tráfico en Internet aumentó un 80%. Y en la segunda semana del estado de alarma, los españoles estuvimos 79 horas conectados a Internet (casi la mitad del día), según un informe de Nielsen y Dynata. No podemos ni imaginar cómo hubiera sido afrontar esta pandemia sin Internet, hace sólo tres décadas. Porque la Red (y las empresas de telecomunicaciones, que han conseguido que las conexiones funcionen: les doy aquí un aplauso virtual, por su imprescindible trabajo) nos ha permitido sobrevivir mejor a la pandemia: estar conectados al mundo y a nuestros seres queridos, “verles” en las videoconferencias (su utilización se ha disparado), informarnos (y “mal informarnos” en las redes, con memes y bulos), teletrabajar (aunque con muchas limitaciones), seguir las clases virtuales con bastante aprovechamiento, comprar y entretenernos online.


Quizás uno de los grandes protagonistas de este confinamiento sea el ocio online, sobre todo el tremendo aumento de la TV de pago por Internet, en especial Netflix. Los datos son muy elocuentes: la TV de pago llega a más de 10 millones de hogares españoles, por primera vez, y la ven ya más de la mitad de los mayores de 14 años (el 53,8%), según el análisis de Barlovento TV a partir de la primera oleada del EGM de 2020. Y si las operadoras de telefonía, las telecos, ya tenían un importante volumen de clientes que veían  la TV de pago (6,13 millones de hogares), el gran salto con la cuarentena se ha dado en la TV de pago por Internet, en los que pagan un acceso a  películas y series por Internet (Smart TV), que ya son 7 millones de hogares y 16.395.000 personas en España. Y muchas familias y españoles tienen los dos servicios, la TV de su teleco y otra que paga aparte. El gran salto con este confinamiento lo ha dado Netflix, que tiene ya 14,1 millones de clientes en España.


Como puede verse, el confinamiento nos ha hecho comprar más online, trabajar y estudiar por Internet como nunca antes y, sobre todo, estar más conectados a la Red, más enganchados que antes a WhatsApp, video llamadas, redes sociales, series y películas. Y sobre todo, muchos de nosotros (niños, jóvenes y mayores, pero también empresas y colegios) hemos aprendido a usar herramientas de Internet que desconocíamos. Ha sido “un curso acelerado” de digitalización. Pero también nos ha servido para comprobar que estamos muy retrasados en el modelo digital (ver Blog de marzo), que nuestras empresas tienen mucho que mejorar (para vender online y desarrollar el teletrabajo), igual que nuestros colegios y Universidades (que tendrán que seguir enseñando online el próximo curso, hasta que haya una vacuna), igual que nosotros mismos, como tele trabajadores potenciales o por simple ocio. Estamos todavía poco formados digitalmente y poco preparados como país para le revolución digital que viene y que la pandemia nos ha hecho comprender de repente.


Es otra de las grandes enseñanzas de esta pandemia: Internet tiene un enorme potencial y debe ser una herramienta clave para la reconstrucción de la economía, con más inversión en formación y en la reconversión digital de nuestras empresas. Y en la nuestra. Si algo positivo ha tenido el coronavirus es que nos ha enseñado la importancia de estar conectados, la gran potencialidad del comercio online, el teletrabajo, la enseñanza a distancia, las relaciones virtuales y el entretenimiento online. Cómo Internet puede ayudarnos a cambiar y mejorar nuestras vidas, si invertimos en digitalización, innovación y formación. Saldremos de esta pesadilla “más digitales”, pero tenemos que aprovecharlo para reconstruir el país y afrontar mejor un futuro que será digital.

lunes, 4 de mayo de 2020

Desescalada: 49 días muy complicados


Hoy 4 de mayo empieza la fase 0 de la “desescalada”, que durará un mínimo de 7 semanas, más quizás para Madrid y Barcelona. Entramos en la 8ª semana de confinamiento, pero el 11 de mayo se abrirá algo más la mano, en algunas provincias, para ir a comercios y bares, con muchas restricciones, que provocan quejas de empresas, autonomías y la oposición. Pero el coronavirus sigue ahí, contagiando y matando, y no podemos bajar la guardia, aunque aumente el paro y se asfixien empresas. Nos quedan 7 u 8 semanas más complicadas que el sencillo confinamiento en casa: habrá que salir poco y con cuidado, rehacer algo nuestras vidas sin multiplicar el virus. Y a finales de junio, volver a una “nueva normalidad” que no lo será, con un verano y un curso hipotecados por el coronavirus hasta que haya vacuna, a principios de 2021. El mayor problema sigue siendo la desunión política y autonómica ante el virus, mientras los españoles nos sacrificamos. Sumen esfuerzos. Hay que salvar vidas.

enrique ortega

Acaban de cumplirse los 4 primeros meses del coronavirus y la pandemia avanza a una velocidad increíble: tardó 3 meses en contagiar al primer millón de personas, sólo 12 días al 2º millón y otros 12 días al tercero. Hoy 4 de mayo, ha contagiado ya a 3.507.424 personas, en 187 paises, causando 247.497 muertos, a pesar de que un tercio del mundo está confinado. El epicentro de la pandemia sigue siendo Europa (1,5 millones de contagiados), pero el líder es Estados Unidos (1.158.041 contagiados), seguido de España (217.466 contagiados), Italia (210.717), Reino Unido (187.842), Francia (168.925), Alemania (165.664), Rusia (134.687), Turquía (124.375), Irán (97.424), Brasil (97.100) y China (83.959), según la Universidad Johns Hopkins. En muertos, el líder es también EEUU, con 68.598 fallecidos, seguido de Italia (28.884), Reino Unido (28.446), España (25.264 muertos), Francia (24.864), Bélgica (7.844) y Alemania (6.866). España es el 2º país con más muertos por millón de habitantes (537), tras Bélgica (685), aunque nuestra tasa de letalidad (muertos/contagios: 11,6) , es inferior a la de Francia (18,9), Bélgica (15,7), Reino Unido (15,4), Italia(13,7), Holanda (12,4) y Suecia (12,1), según los datos de Sanidad.


Tras 7 semanas de confinamiento, en España sigue bajando el ritmo de contagios: crecen menos del 1% la última semana (+0,39% ayer), la mitad que la anterior y muy lejos del 32% que crecían antes del 14 de marzo. Pero sigue habiendo nuevos contagios cada día (+838 ayer, frente a +2.870 una semana antes), porque ahora se hacen más test, aunque las cifras son  poco homogéneas entre autonomías. Y aumentan, aunque mucho menos,  los hospitalizados (+547 ayer) y los ingresados en las UCIs (+65 ayer). Pero todavía hay muchos muertos: 164 ayer, menos de la quinta parte que los 950 muertos del peor día de esta pandemia (1 de abril), según los datos de Sanidad. Varias autonomías llevan días sin ningún nuevo enfermo COVID en UCIS (Canarias, Cantabria, Aragón, Baleares, Ceuta y Melilla). Y varias no tenían ayer ningún muerto por coronavirus: Canarias, Aragón, Baleares, Ceuta y Melilla.


Esto confirma lo que sucede desde el principio: un alcance muy desigual de la pandemia por autonomías. El mapa del coronavirus concentra los contagios en 8 autonomías con un nivel de enfermos superior a la media española (57,94 contagiados por 100.000 habitantes): son Cataluña (129,08), Castilla y León (118,73) y La Rioja (114,90), seguidas de Navarra (82,39), Castilla la Mancha (81,41), Madrid (76,81), País Vasco (60,42) y Galicia (59,60),  regiones donde viven 24,5 millones de personas, el 51% de españoles. Las 9 autonomías restantes, más Ceuta y Melilla, tienen un contagio inferior a la media, siendo muy bajo en Murcia (4,08 contagiados por 100.000 habitantes), Canarias (8,22), Ceuta (9,44), Melilla (12,72), Asturias (14,67), Extremadura (15,08), Baleares (15,49), Comunidad Valenciana (16,53) y Andalucía (16,66), según los datos de Sanidad ayer. También hay muchas diferencias en el balance de los hospitalizados: destacan Madrid (40.597) y Cataluña (27.257), seguidos por Castilla la Mancha (8.676), Castilla y León (8.085), País Vasco (6.692) y Andalucía (5.961). Y en los enfermos COVID que han entrado en las UCIs: 3.421 en Madrid, 2.844 en Cataluña, 736 en Andalucía, 698 en la Comunidad Valenciana, 604 en Castilla la Mancha o 533 en el País Vasco y Castilla y León, frente a 79 en Aragón, 88 en la Rioja, 108 en Catabria o 110 en Murcia.


Estas enormes diferencias en el alcance de la pandemia son las que justifican  ahora que la salida del confinamiento, la “desescalada”, vaya a ser gradual y desigual por autonomías, algo diferente a lo que hacen otros paises (ver aquí una comparativa de la desescalada en varios paises europeos). Así, Alemania inició la desescalada el 20 de abril, con normas aprobadas por cada Estado federal (hay 16 “länder”) y apertura de colegios desde el 4 de mayo, aunque sin abrir bares y restaurantes. Francia inicia la desescalada el 11 de mayo, en todo el país, con aperturas de colegios y comercios, pero no bares, restaurantes o playas (al menos hasta el 2 de junio). Portugal inicia desescalada hoy, aunque no abre algunos colegios hasta 18 de mayo. Y en Italia, se fijan 3 fechas para la desescalada, uniforme en todo el país: 4 mayo (salidas y compras básicas), 18 mayo (comercios y museos) y 1 de junio (bares y restaurantes).


En España, el Gobierno, asesorado por los expertos, ha aprobado un Plan de desescalada más gradual y más exigente, que se va a aplicar por fases y de forma desigual por provincias, según una serie de indicadores epidemiológicos, sanitarios, de movilidad y económico-sociales. Cada provincia entrará en una fase o pasará a la siguiente según cumpla o no estos indicadores que se miden cada día.

¿Qué se va a tener en cuenta? Primero, los indicadores epidemiológicos: casos confirmados por PCR, número de hospitalizados y en UCIs, sanitarios contagiados, casos posibles detectados y, sobre todo, la capacidad de los centros de salud para detectar, aislar y rastrear los nuevos contagios y sus contactos. Segundo, los indicadores sanitarios: enfermos COVID hospitalizados (no más del 30%) y en UCIs (no más 50% del total), material sanitario disponible (equipos de protección, test PCR, respiradores, medicamentos...), capacidad de los laboratorios y centros no sanitarios disponibles en caso de urgencia. Tercero, indicadores de movilidad: movilidad de las personas y vehículos (utilizando el estudio Big Data del Ministerio de Transportes y los datos de móviles analizados por el INE) y utilización del transporte público. Y en cuarto lugar, indicadores económicos y sociales: evolución de las cotizaciones a la Seguridad Social, datos de ERTEs, consumo de electricidad y otros indicadores socioeconómicos sobre los efectos del confinamiento.


Con todo este panel de indicadores, Sanidad será la responsable de decidir  qué provincias están en disposición de pasar a cada fase de la desescalada. Se han previsto 4 fases, que llegarían hasta finales de junio. La primera, la fase 0, empieza hoy 4 de mayo, y es de preparación para las siguientes, aunque supone un alivio más, tras los paseos de los niños (desde el domingo  26) y las salidas para deporte y paseos de los adultos, desde el 2 de mayo (ver guía). Se obliga a llevar mascarilla en los transportes públicos. Y se permite recoger comida a domicilio y acudir a peluquerías con cita previa (o recoger pedidos en tiendas). La fase 1 (inicial) empieza el 11 de mayo para las provincias que cumplan y durará 2 semanas, si no hay retroceso sanitario. Podrán abrir los comercios preparados (no los Centros comerciales), los mercadillos al aire libre (25% puestos), las terrazas de los bares (50% aforo y grupos hasta 10 personas debidamente separadas), los hoteles (excluyendo zonas comunes), las bibliotecas y actos culturales (aforo limitado), las iglesias (30% capacidad) y las visitas limitadas a familiares (hasta 10 personas en un domicilio, respetando distancias). 


La fase 2 (intermedia) empezaría el 25 de mayo y amplía la desescalada: bares y restaurantes abrirían su interior (30% aforo), mercadillos al 50%, apertura exposiciones, cines y teatros (30% aforo), iglesias al 50%, apertura controlada centros comerciales, hoteles abrirían 40% zonas comunes, autoescuelas y academias, caza y pesca, locales culturales y conciertos (máximo 400 personas al aire libre) y se abren colegios para que asistan niños menores de 6 años cuyos padres trabajen, refuerzo y examen de selectividad. Y se permiten viajes a la 2ª residencia dentro de la misma provincia. En la fase 3 (avanzada), que podría iniciarse el 8 de junio para las provincias que cumplan entonces los requisitos (el resto, cuando los cumplan), supone ampliar más la desescalada: bares y restaurantes abren dentro el 50% aforo (y las barras, con distancia 1,5 metros) y  el 50% de las terrazas, los centros comerciales al 50%, los mercadillos al 50%, los hoteles abren el 50% de las zonas comunes, las actividades culturales con el 50% del aforo, los gimnasios (30% aforo) y funcionan los ferris. Se abren las playas (con restricciones) y se permite viajar a otra provincia en la misma fase.


A partir del lunes 22 de junio, las provincias más afortunadas entrarían en lo que se ha dado en llamar la “nueva normalidad”: se podrá salir, ir a bares, comercios e instalaciones con medidas de protección, separación y a ser posible mascarilla. Y viajar a otra provincia o hacer turismo, siempre que el destino haya salido también de la fase 3. Y así, el resto del año, tanto para trabajar, como para actividades de ocio como para estudiar: el curso se reanudará en septiembre con clases online y presenciales (limitadas). Y con múltiples controles para viajar fuera de España, cuando se pueda (no antes de octubre). Todo ello hasta que exista una vacuna, como pronto en el primer trimestre de 2021.


Este Plan de desescalada es, como se ve, muy complejo, y va a aplicarse de forma desigual, porque las autonomías sufren la pandemia de forma muy distinta. Sanidad ya ha dicho que tres islas canarias (la Gomera, Hierro y La Graciosa), más Formentera, inician hoy la fase 1, mientras los demás entramos en la fase 0. Y dentro de una semana, el 11 de mayo, parece claro que habrá autonomías (y provincias) que no entrarán en la fase 1, especialmente Madrid, Cataluña, las dos Castillas y la Rioja, con dudas sobre Navarra y País Vasco. En esta parte de España, el desconfinamiento podría empezar una semana más tarde y acabar el 29 de junio. Habrá que verlo semana a semana, como dice Sanidad. Todo va a depender de cómo repercuta en la epidemia el abrir la mano. Porque la estrategia gradual significa que si una provincia da marcha atrás, se restringe la movilidad y el desconfinamiento.


El Plan de desescalada ha recibido múltiples críticas. Primero de las autonomías, porque querían “pilotarlo” ellas (y decidir quién entra en cada fase), sobre todo Cataluña, el País Vasco y las gobernadas por el PP. También piden que la desescalada sea por áreas sanitarias y no por provincias, pero eso sería complicarla aún más: si ya es difícil controlar la movilidad entre provincias, mucho más entre comarcas. Otras críticas han venido de la hostelería y el comercio, que amenazan incluso con no abrir, porque “no les compensa el aforo que les dejan”. Hay que decirles dos cosas: se les permite abrir antes que en otros paises. Y sobre el aforo, salvar vidas está antes que el negocio. Eso sí, han aprovechado para exigir que les extiendan los ERTES a después del estado de alarma (el Gobierno lo hará esta semana) y “más flexibilidad” (a lo claro: que les dejen despedir, algo prohibido durante 6 meses).


Las críticas más duras han venido de la oposición, no sólo de la ultraderecha (desaforada) sino del PP, que amenaza con no aprobar esta semana la prórroga del estado de alarma, lo mismo que el PNV y ERC, que apoyaron la investidura del Gobierno. Es un grave problema, porque una cosa es utilizar la pandemia para hacer oposición (en Francia, la oposición se ha abstenido o votado en contra, lo mismo que en Italia, mientras en Alemania o Portugal hay consenso) y otra querer “tumbar al Gobierno” en medio de la pandemia. Ya bastante difícil pone la lucha contra el coronavirus la poca colaboración de algunas autonomías (Cataluña y Madrid sobre todo) y los ataques constantes a todo lo que se hace por parte del PP y Vox, que están dividiendo a una ciudadanía que debe estar más unida que nunca. Y más ahora, que se pide una esfuerzo extra con la desescalada: colaborar al máximo para evitar contactos y contagios, muertes. Quedarse en casa era más fácil.


Ahora, la claves en la lucha contra el coronavirus va a estar en que los ciudadanos seamos muy prudentes y que la Administración funcione mejor para estudiar los contagios y rastrearlos, con el estudio de seroprevalencia que se está haciendo a 30.000 familias (la semana que viene, el Gobierno tendrá una primera información del nivel de contagios) y los test que se hagan en hospitales, centros de salud, residencias de ancianos y empresas (se hacen 40.000 PCR diarios). Pero lo más importante será reforzar los centros de salud estas semanas (Ojo, hay menos médicos de atención primaria que la media en Baleares, Madrid, Murcia, Canarias, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana: ver aquí los datos), porque son los primeros responsables de detectar los rebrotes, descubrir el origen de los nuevos contagios y, sobre todo, rastrear sus contactos para prevenir otros. Y sólo tenemos  500 sanitarios destinados a la vigilancia epidemiológica, cuando España necesitaría 14.000 investigadores, según estima el Instituto Johns Hopkins. En paralelo, urge acelerar una aplicación en los móviles para toda España, que ayude a vigilar contactos de contagiados.


Mientras la desescalada y la lucha contra el coronavirus concentran los mayores esfuerzos, la emergencia económica revela su gravedad día a día, con miles de empresas medio paradas o cerradas y 6,5 millones de trabajadores y autónomos que han perdido temporal o definitivamente su empleo. De entrada, la economía española ha caído un -5,2% en el primer trimestre, más que Italia (-4,7%) o Europa (-3,8% la UE-27), aunque menos que Francia (-5,8), según Eurostat. Y el paro aumentó en marzo en España (+0,6%: del 13,6 al 14,5%), más que en ningún otro país europeo y que la media UE-27 (+0,1%: del 6,5 al 6,6%), según Eurostat. Y los datos del segundo trimestre serán peores, con una caída de la economía española que puede superar el -10% (y el -6% en Europa), lo que se traducirá en más paro todavía

Y por mucho que la economía empiece a medio funcionar, a finales de junio, no servirá para recuperarnos, como reconocen las previsiones que el Gobierno mandó a Bruselas el viernes: la economía española caerá el -9,2% en 2020 y no se recuperará lo suficiente en 2021 (+ 4,5% de crecimiento). Y lo más importante: cerraremos 2020 con 4.400.000 parados (1.200.000 más), de los que 3.900.000 seguirán parados en 2021. Sin olvidar otra abultada factura del  coronavirus: nos obligará a aumentar la deuda pública en 116.737 millones de euros este año (hasta 1,306 billones, el 115,5% del PIB) y pagar casi 50.000 millones sólo en intereses en 2020.


Son datos muy preocupantes, muy graves. Pero no perdamos la perspectiva: más grave es que mueran 300 españoles diarios. La prioridad es la vida, no la bolsa. Y si ahora no tenemos cuidado y responsabilidad en la desescalada, si el coronavirus repunta, pondrá en peligro la salud y la economía. Lo ha advertido el director ejecutivo de la OMS: “si dan pasos demasiado pronto, se arriesgan a sufrir un impacto mayor en la economía”. No hay que precipitarse: el virus no está vencido y es muy peligroso. No bajemos la guardia, actuemos con responsabilidad, cada persona, cada familia, cada empresa, salvaguardando antes la salud que el negocio. Nos jugamos mucho con el desconfinamiento. Y por favor, acaben con las peleas y colaboren todos juntos, autonomías, políticos y Gobierno. Ganemos al virus y frenemos juntos la recesión, el paro y la pobreza. Hay mucho que hacer.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Compras: las tarjetas ganan al cajero


Son días de compras masivas  que pagamos a golpe de tarjeta y con dinero en efectivo. Estamos enganchamos al móvil y a Internet, pero los pagos electrónicos son minoritarios. El número de tarjetas bate récords y los pagos con ellas superan ya el dinero que se saca de los cajeros. Pero sigue dominando el pago en efectivo: con dinero hacemos todavía el 70% de los pagos. Y eso, a pesar de las campañas de los bancos para que paguemos con tarjetas o el móvil y de las medidas del Gobierno, que ha prohibido los pagos en metálico de más de 1.000 euros desde el 1 de enero, para reducir el fraude fiscal. Pero el dinero en efectivo tardará mucho en desaparecer, a pesar del avance del dinero electrónico, que debe resolver problemas de seguridad y comisiones. Y ojo: pagar sin dinero es una tentación que puede endeudarnos más. Cuidado con darle a la tarjeta o a la tecla: luego hay que pagarlo.
 
enrique ortega

En España hay más tarjetas de crédito que habitantes. A primeros de octubre había 73,66 millones de tarjetas, cerca ya del récord de 2008, cuando llegaron a 76,40 millones. Dos de cada tres tarjetas son de crédito (la otra, de débito: pagar y sacar dinero) y su número ha batido este año todos los récords históricos, con 48,09 millones de tarjetas a principios de octubre, casi 4 millones más que en el anterior récord de 2008 (44,82 millones), según datos del Banco de España. Y no sólo es hay más tarjetas que nunca, sino que también se usan más: las operaciones con tarjetas superan desde esta primavera las 250.000 al mes, con pagos superiores a los 10.000 millones de euros mensuales, algo nunca visto.

Otro dato que habla del tirón de las tarjetas es que mueven más dinero del que se saca en los cajeros, algo que tampoco había pasado antes. Desde enero de 2016, los pagos con tarjeta (crédito y débito) superan al importe que se extrae de los cajeros de los bancos: fueron 32.713 millones en el tercer trimestre, frente a 31.317 millones extraídos en cajeros. Esto es fruto del auge de las tarjetas pero también de un cierto declive de los cajeros, que se resienten del aumento de comisiones aplicado por los bancos desde la Navidad de 2015: si antes cobraban entre 0,65 y 0,75 euros por sacar dinero en bancos ajenos, ahora cobran el triple, entre 1,80 y 2 euros por extracción. Con todo, aunque crecen menos, los cajeros también están funcionando más este año, con más operaciones y más dinero sacado: 31.317 millones en el tercer trimestre frente a 30.210 extraídos en el tercer trimestre de 2015.

Indudablemente, las mayores comisiones en los cajeros han dado alas a las tarjetas, con más operaciones (789.937 en el tercer trimestre) y más importes de compras (32.713 millones entre julio y septiembre de 2016). España es el quinto país de Europa por número de tarjetas (73,66 millones), por detrás de Reino Unido, Alemania (147 millones), Francia (80 millones) e Italia (77 millones), aunque ocupamos el puesto 13º en el ranking de tarjetas por habitante (1,48 tarjetas, frente a 1,82 de Alemania o 1,21 de Francia). Y todavía utilizamos menos las tarjetas que la mayoría de Europa: 52 operaciones por habitante y año frente a 79 de media en la UE (y más de 200 en los paises nórdicos).

Eso sí, la operativa de tarjetas está cambiando y cada vez se hacen más operaciones de pequeños importes, incluso de menos de 10 euros, sobre todo tras el auge de los pagos “Contact less” (acercando la tarjeta al datafono), que ya aceptan la mitad de los TPV (hay 820.000 terminales “Contact less” de los 1.647.646 terminales disponibles para tarjetas). El gasto medio por tarjeta es de 2.838 euros (+3,5% sobre 2015), de los que 413 euros se gastan ahora por Navidad.  Y en contra de lo que se piensa, gastan más los hombres (2.917 euros) que las mujeres (2.369 euros). Y más los que tienen entre 40 y 50 años, seguidos de los de 50 a 60 años, siendo bajo el gasto con tarjeta de los jóvenes. Y sobre su uso, el 23% de los pagos con tarjeta se hacen en el súper, el 16% en viajes, el 13% en gasolineras, el 12% en restaurantes, el 11% en grandes almacenes, el 9% en comprar moda, el 7% en electrónica y telefonía y el 6% en artículos para el hogar. Y un dato importante: en las compras online, el 67,2% de los pagos se hacen con tarjeta de crédito.

Los pagos con tarjeta no dejan de crecer y suponen un importante gasto para los usuarios y una creciente fuente de ingresos para la banca. Los que tienen tarjeta pagan por tres vías. Una, la comisión anual, que a veces se perdona el primer año pero no después (salvo en algunos bancos online): es de 35 a 43 euros al año. La segunda, el pago de intereses cuando se aplaza el pago de lo comprado con la tarjeta: un tercio de las tarjetas que tenemos lo hacen (se llaman “revolving”). Entonces se paga un interés, que oscila entre el 20 y el 25% (la media actual es el 21,1% TAE), aunque hay entidades que cobran el 15% (ING o Bankinter) y otras hasta el 30%. En noviembre de 2015, una sentencia del Tribunal Supremo estableció que los intereses superiores al 24% son “usurarios” y por tanto “nulos”. Y la tercera vía son los elevados costes en que se incurre por descubierto, por superar el límite de la tarjeta: se pagan dos comisiones, por reclamación de posiciones deudoras (35 euros) y por descubierto (30 euros), más los intereses de demora (más del 20% TAE).

Además, los comercios tienen que  pagar una comisión a los bancos que les instalan el terminal (TPV) con el que poder cobrar compras con tarjeta. Esta comisión (“tasa de descuento”) es libre y oscila entre el 0,5% y el 1,10% por operación, con un mínimo (que suele ser de 0,35 euros). Y a veces también les cobran una reducida cuota mensual por el TPV. Luego, el banco que ha instalado el PTV y que recibe el importe de la compra tiene que pagar una comisión (“tasa de intercambio”) al banco emisor de la tarjeta con la que se paga, una comisión que sí está fijada por el Gobierno y que tiene un máximo (0,3% por operación  en las tarjetas de crédito y 0,2% en las de débito). Al final, serán casi 3 millones de operaciones este año, con casi 120.000 millones pagados, de los que una parte (entre 600 y 1.000 millones de euros anuales) van a aumentar los ingresos por comisiones de la banca, que suponen ya un 23% de sus ingresos totales (vea aquí el porcentaje de comisiones que cobran los bancos españoles).

Por eso los bancos tienen tanto interés en “colocarnos” más tarjetas y en que no usemos el cajero, que les supone ingresos pero también muchos costes, no sólo en comprarlos e instalarlos sino en toda la intendencia de manejar “dinero físico”: almacenamiento, transporte, seguridad… En esto coinciden con los Gobiernos, que también mantienen una “guerra contra el dinero en efectivo”, porque alimenta la economía sumergida y es una fuente de fraude fiscal: el dinero electrónico deja huella y se rastrea con cierta facilidad, no así el dinero en metálico. Por eso, el Gobierno Rajoy limitó los pagos en efectivo a un máximo de 2.500 euros, en noviembre de 2012. Y ahora ha vuelto a hacerlo: desde el 1 enero de 2017, no se podrá pagar en efectivo más de 1.000 euros, a una empresa o a un profesional, no entre particulares (ahí, el pago es libre). Y si no se cumple, Hacienda puede multar por el 25% de los pagos ilegalmente hechos.

A pesar del auge de las tarjetas y de las prohibiciones, el dinero en efectivo es “el rey de los pagos, en España (84% de los pagos), en Europa (66%) y en todo el mundo (85% de los pagos), según datos de la consultora PwC. Además, el efectivo es el único medio de pago utilizado por el 100% de los españoles, en todas las edades. Las tarjetas las usan el 90,8% de españoles y el 66,7% de los que tienen entre 25 y 34 años. Les siguen los pagos por transferencias (85,8% españoles), los pagos alternativos tipo Pay-Pal (52,5% usuarios), los cheques (38,8%), las tarjetas virtuales (18% españoles), los pagos Contact less (15,2%), las APPs (4,4%) y el pago por móvil (sólo 2,4% pagos), según el estudio de PwC.

Actualmente, se estima que un 70% de todo el consumo privado se paga todavía con dinero en efectivo y sólo un 30% mediante tarjeta o dinero electrónico, según datos recientes de MasterCard. Y lo que es más llamativo: sólo hay un 7% de españoles que pagan exclusivamente con tarjeta mientras hay un 22,6% que lo pagan todo sólo en efectivo, según Tecnocom. Eso indica que los pagos electrónicos aún están muy retrasados en España, aunque en los últimos años crezcan las propuestas para pagar online, por ordenador o móvil. Y todo apunta a que el dinero en efectivo tiene mucha vida por delante, no va a desaparecer a corto plazo, aunque los expertos vaticinan que 3 de cada 4 transacciones de dinero en el mundo serán on line o través del móvil para 2020, según la consultora Accenture.

La última apuesta por los pagos electrónicos ha llegado a España en diciembre de la mano de Apple, que ha lanzado su servicio “Apple Pay”, dos años después que en EEUU. Un servicio que permite pagar con el iPhone (iPad, Apple Wach o Mac) en tiendas físicas, en APPs y en comercios online y que complementa la oferta de Google para los smartphones Android, el “Google Wallet”, lanzado en 2009 y mejorado en 2013 con una tarjeta de débito prepago. Y otros gigantes de Internet, como Facebook o Twitter también han lanzado servicios de pagos en sus redes, aunque todavía no están operativos en España.

En paralelo, otras empresas tecnológicas se han lanzado a ofrecer compras online con tarjetas. La pionera, en el año 2.000, fue PayPal (eBay), que ya tiene 130 millones de cuentas activas en el mundo, con las tarifas más baratas para compras y envío de dinero persona a persona. Amazon lanzó en agosto de 2014 un lector de tarjetas de crédito que conectado a un móvil o una tablet permite a pequeños negocios aceptar pagos. Y las empresas chinas Alibaba y Tencent o la japonesa Rakuta ofrecen también desde hace años plataformas de pago a través de móviles, como la mayoría de empresas que venden por Internet.

Las grandes empresas de telefonía también se han lanzado a este negocio de los pagos electrónicos. Vodafone ofrece su monedero electrónico para pagos (“Vodafone Wallet”) desde 2014 en Reino Unido, Alemania, Italia, Holanda y España. Y en noviembre de 2015 renovó su aplicación para permitir el pago con móvil asociado hasta con 5 tarjetas diferentes. También Orange ofrece el servicio de pago por móvil “Orange Cash”. Y Samsung lanzó en España, en junio de 2016, su sistema de pago por móvil “Samsung Pay”, que ya funcionaba en otros tres paises europeos. Y Movistar ofrece  también un pago por móvil limitado, vinculado a una VISA de la Caixa, uno de sus principales accionistas.

Mientras los gigantes de Internet y las telecos avanzan en los pagos digitales, la banca española ha ido a la zaga, con dispersas aplicaciones desde 2013, la mayoría en colaboración con las telecos. En 2014, CaixaBank y Santander intentaron hacer una apuesta conjunta (con Movistar) de pago por el móvil, la plataforma Yapp, pero fue un fracaso que cerró en junio pasado, tras perder 8 millones de euros. Y finalmente, a finales de septiembre, toda la banca (27 bancos y cajas, el 95% del sector) lanzó Bizum, un servicio de transferencias y pagos por móvil de la banca española, con requisitos técnicos homologados con Europa, donde hay plataformas similares en Reino Unido, Suecia y otros paises. Con Bizum, las transferencias de dinero entre particulares no exigen saber el número de cuenta, sólo el móvil. En octubre se estrenaron las compras online y en diciembre han empezado las compras en comercios, acercando el móvil al TPV e introduciendo una clave que ofrece el banco al cliente que solicite el alta en  Bizum, tras el pago de una comisión que fijará cada entidad (algunos ofrecen gratis las 10 primeras operaciones o el primer año, pero luego cobrarán).

Precisamente, los dos problemas que tienen los pagos electrónicos son las comisiones (más “visibles” que las de las tarjetas) y la seguridad: los expertos creen que los ciberdelincuentes se van a volcar en estas operaciones en 2017, sobre todo en los pagos por móvil, aunque sus requisitos de seguridad son muy altos. Pero hay bastante “sensación de inseguridad” entre muchos usuarios y eso ha restado auge al comercio electrónico y puede frenar también los pagos electrónicos. Sobre todo si los bancos no refuerzan sus inversiones en ciberseguridad  y en seguros específicos, para compensar a los clientes (sin “peleas” y complejas reclamaciones) en caso de fraude online.

En definitiva, que cada vez compramos más por tarjeta pero todavía el dinero en efectivo es el rey de los pagos y lo será por mucho tiempo, a pesar de que crecen  los pagos electrónicos y por el móvil. Pero cuidado: estos nuevos pagos son una forma sencilla de endeudarnos más, de gastar sin control y luego darnos “sustos”. Ojo con darle a la tarjeta o a la tecla: luego hay que pagarlo.