jueves, 25 de abril de 2019

EPA marzo 2019: menos empleo y más paro


La EPA publicada hoy, con una caída del empleo y un aumento del paro, debería servir para que los partidos hablaran menos de la Patria y de Cataluña y se plantearan resolver la 1ª preocupación de los españoles: el paro. Porque hay 3.354.200 parados, un 14,70% de los adultos (y un 35% de los jóvenes), más del doble que en Europa. Y casi la mitad llevan más de un año sin trabajo y sin cobrar el paro, sobreviviendo en la pobreza. Son datos como para que los partidos acordaran un Plan de choque contra el paro, con recursos, formación y ayuda a los parados que lo tienen peor: jóvenes, mujeres y mayores de 50 años. Y más cuando, este año, Europa está estancada y España crecerá menos y se crearán menos empleos (muy precarios). Pero no se unirán contra el paro: harán declaraciones, le echaran la culpa al otro y seguirán “a su bola”, mientras el paro se enquista y los jóvenes y muchos españoles “no ven una salida”. Volcarse en una “cruzada contra el paro”. Eso sí sería “patriotismo”. 


enrique ortega

El primer trimestre es, desde 2008, una mala época para el empleo, porque se acaban los contratos de Navidad y Reyes, que suelen ser de temporada. Y este año ha sido aún peor, porque la Semana Santa no ayudó en marzo (como en 2018), porque cayó en abril. Y por eso, el empleo cayó, entre enero y marzo de 2019, en -93.400 personas, según la EPA de hoy, aunque sea menor a la del año pasado (-124.100 empleos en el primer trimestre 2018) y mayor que en 2016 (-64.600) y 2017 (-69.800). El empleo ha “pinchado” sobre todo en los servicios (- 109.200 empleos), en el turismo, la hostelería y el comercio, mejorando muy poco  en la industria  (+200 empleos), la construcción (+1.400) y algo más en la agricultura (+ 14.100 empleos). El empleo se ha perdido más entre los hombres (-54.000 empleos) que entre las mujeres (-39.400) y entre los más jóvenes: dos tercios de empleos los pierden los jóvenes (-70.000 empleos entre 16 y 29 años), algunos menos los de 40 a 44 años (-48.400) y curiosamente mejoran su empleo los mayores de 50 años (+38.500 empleos). Y donde se pierden más empleos es en Baleares (-40.000), Castilla y León (-26.200) y Canarias (-20.900), mientras ganan empleo Andalucía (+15.900), País Vasco (+5.300) y Extremadura (+5.100).

El poco empleo creado este primer trimestre ha sido otra vez un empleo muy precario, como entre 2014 y 2018: de los 5.138.900 contratos firmados entre enero y marzo (una barbaridad, porque se hacen muchos para cada empleo), el 89,69% fueron temporales (la cuarta parte, por menos de una semana de duración) y un 10,31% indefinidos, un dato similar al 10,25% de contratos indefinidos firmados en todo 2018, según los datos del Ministerio de Trabajo. Y un 33,18% fueron empleos a tiempo parcial, por horas, similar dato al 35,8% de contratos a tiempo parcial de 2018. Con ello, sólo el 6,8% de todos los contratos firmados este año han sido “normales”, fijos y a jornada completa, una precariedad que se arrastra desde 2009 (6,5% en 2018).

Esta pérdida de empleo en 2019 ha llevado a un aumento del paro en este primer trimestre, sumando  49.400 parados nuevos parados (frente a +29.400 entre enero y marzo de 2018), lo que da una cifra estimada de 3.354.200 parados a finales de marzo de 2019, según la última EPA . Una cifra que podría haber sido mayor si no hubieran bajado este trimestre  los españoles que buscan trabajo, los “activos” (- 43.500 activos), porque hay más personas “desanimadas” que ya ni buscan empleo. Con ello, la tasa de paro sube al 14,70 %, todavía la más baja desde 2008 pero  seguimos teniendo más del doble de paro que Europa: 6,5% en la UE-28 y 7,8% en la zona euro, 8,8% en Francia y 3,1% de paro en Alemania, en febrero de 2019, según Eurostat . Y la tasa de paro juvenil (menores de 25 años) todavía está en el 34,9%  en España, frente al 14,6% en Europa.

El paro en España también es desigual, como el empleo, y se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados: 1.783.800, con una tasa del 16,74%,frente al 12,90% de los hombres), los jóvenes ( 33,60% de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes (21% de paro) y los mayores de 50 años (el 13,02 % de paro, el triple que en 2017), donde ya hay 890.700 españoles mayores sin trabajo (y sin muchas posibilidades de conseguirlo), según la primera EPA de 2019. Por autonomías, todavía hay 5 regiones con una tasa de paro “insoportable”, que se mantiene o supera el 20%: Melilla (25,92% de paro), Extremadura (22,52%), Ceuta (22,31%), Andalucía (21,08%) y Canarias (21,03%). Y otras 3 autonomías que tienen un nivel de paro “europeo” y rondan el 10%, como Navarra (8,19% de paro), el País Vasco (9,62%) y Aragón (10,50% de paro). Además, hay más de 1 millón de hogares (1.089.400) con todos sus miembros en paro.

Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y aumentan los parados que llevan más de un año sin trabajar, casi la mitad del total : 461.700 llevan parados entre 1 y 2 años y otros 1.053.900 parados llevan más de 2 años en paro, según la EPA del primer trimestre de 2019. En total, 1.515.600 parados “de larga duración, el 45,18% de todos los parados. Una bolsa enorme de “parados crónicos” (668.000 llevan parados más de 4 años, según los datos aportados por UGT), que tienen muy difícil volver a trabajar, básicamente por su elevada edad (un 70% superan los 50 años y dos tercios son mujeres) y su baja formación: el 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO e incluso menos. Y además, estar más de un año fuera del mercado laboral reduce un tercio sus posibilidades de ser contratados, según los expertos.

Mientras ven muy difícil recolocarse, el mayor problema de muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir, porque tras meses y años en el paro, se les ha acabado el subsidio. De hecho, en febrero de 2019, sólo cobraban el paro el 56,6 % de los españoles que se declaran en paro según la EPA: 1.898.369 parados con subsidio, según la última estadística del Ministerio de Trabajo. Y de ellos, la mayoría  (1.075.587 parados) cobraban  un subsidio asistencial, de sólo 430 euros al mes, mientras los 822.782 restantes cobran un subsidio contributivo, de 827,70 euros de media (con grandes diferencias, según autonomías, sexo y trabajo que hayan tenido). Esto significa que un 43,4 %de los parados EPA, 1,455.831 parados, no cobran ningún subsidio. Y sobreviven en la pobreza, gracias a ayudas de la familia y amigos y a “chapuzas” en la economía sumergida. La situación es peor en las 7 regiones donde son mayoría los parados que no cobran: Melilla (71% parados EPA no cobran), Madrid (57,4%), Canarias (54,6%), Ceuta (52%), Asturias, País Vasco  y La Rioja (51% parados EPA no cobran nada).

Volviendo al empleo, ahora se espera que siga débil en 2019, dado que España va a crecer menos este año: 2,2% frente al 2,6% en 2018, según el Gobierno, y podría ser incluso menos si Europa sigue débil  (Alemania va a crecer sólo un 0,5% este año) y hay turbulencias en la economía internacional (proteccionismo comercial, petróleo caro, subidas de tipos y crisis en paises emergentes). La estimación del presidente Sánchez, en la Cumbre de Davos, fue que se pueden crear 330.000 empleos en 2019, bastantes menos de los creados en estos 5 años de recuperación (372.500 empleos de media anual: 1.862.200 empleos en total). Y se espera crear otros 350.000 empleos en 2020, año en que también bajará el crecimiento. De ser así, España tendrá que esperar todavía a 2021 o 2022 para recuperar el empleo perdido antes de la crisis, los 20,51 millones de puestos de trabajo de 2007 (ahora hay 19,47 millones: falta todavía recuperar 1,1 millones de empleos).

Con menos empleo todavía que antes de la crisis y más del doble de paro que Europa, el empleo y el paro deberían ser la prioridad de todos los partidos en esta campaña electoral (no ha sido así) y del futuro Gobierno. Y más cuando tenemos el empleo más precario de Europa, con 1 de cada 4 asalariados con contratos temporales (el 25,88 % en marzo de 2018, según la EPA) y con 1 de cada 7 empleos a tiempo parcial (el 14,90% de los empleados), empleos por días o por horas que son “obligados”, forzados, para dos tercios de estos trabajadores, más “subempleos” que en la mayoría de Europa. Y lo peor: sólo un 8% de los contratos temporales se hacen fijos en España, cuando en Europa lo son el 24%, según ha advertido recientemente el Banco de España.

Urge algún acuerdo social, entre patronal y sindicatos (con el apoyo del Gobierno y los partidos), para conseguir más empleo “decente”, con una estrategia de “palo y zanahoria”: palo a las empresas y sectores (hostelería y servicios) que “abusan” de los contratos temporales y por horas para empleos que son estables y con jornadas normales. Hay que reforzar la Inspección de Trabajo y lanzar campañas contra los que defraudan, como se empezó a hacer en agosto. Y “enseñar la zanahoria” al resto, para incentivarles a que hagan contratos fijos y con jornadas normales, con menores cotizaciones e impuestos. Y con un seguimiento periódico y un objetivo: por ejemplo, rebajar del 89,75% al 70% el porcentaje de temporales en los contratos de 2020. Se puede conseguir si se convence a los empresarios que ahora, tras varios años con beneficios,  pueden y deben ofrecer contratos decentes. Y eso pasa también por una reforma normativa, para dar marcha atrás a la reforma laboral de Rajoy de 2012, como piden los sindicatos y la izquierda.

En paralelo a esta nueva reforma laboral, urge aprobar un Plan de empleo, dirigido especialmente a los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración, los colectivos que tienen más difícil colocarse. Primero, hay que volcarse en su formación (hay 1.504 millones de euros para formación sin gastar, de los ejercicios 2015, 2016 y 2017), con cursos más eficaces y ligados a lo que piden las empresas. Segundo, hay que reformar los servicios públicos de empleo (SEPE), para que no sean unas oficinas burocráticas sino que ayuden realmente a los parados a encontrar empleo, como agencias de colocación. Un avance pueden ser los 3.000 asesores que van a contratar las autonomías para orientar a los jóvenes parados, en cumplimiento del Plan de empleo joven aprobado por el Gobierno Sánchez en diciembre. Y tercero, hay que incentivar (ayudas fiscales, cotizaciones) a las empresas que contraten de forma estable parados de larga duración, casi la mitad de los parados.

En tercer lugar, además de promover empleos decentes y la contratación, hay que mejorar la situación de los parados, porque es escandaloso que el 43,4 %, casi millón y medio de parados no cobren ningún subsidio. Habrá que revisar el seguro de desempleo, para asegurar que cubra a más parados, en colaboración con las prestaciones sociales (renta mínima) que pagan las autonomías. Y sin olvidar que estamos en Europa y que, de cara a la futura Comisión Europea, somos los más interesados en que se apruebe un “seguro de paro europeo”.

Para todo esto hacen falta recursos (un Plan de empleo creíble, que gaste en formación, asesoramiento e incentivos a la contratación, exige no menos de 5.000 millones extras anuales y mejorar el seguro de paro exigiría 2.000 millones más) y medios, básicamente más personal para los servicios públicos de empleo: cada empleado del SEPE tiene a su cargo 450 parados mientras en Alemania, cada funcionario atiende a 47 parados y en Reino Unido a 22. En definitiva, España tiene que gastar más en “políticas activas de empleo, porque no es de recibo que teniendo más del doble de paro que Europa, gastemos la mitad: 5.710 millones en 2018, el 0,5% del PIB frente al 1% que gasta de media la UE-28.

A 3 días de las elecciones generales, la EPA del primer trimestre debería servir para forzar a los partidos a ofrecer alternativas eficaces contra el paro y para crear empleo. Pero la principal medida sería dejarse de “peleas políticas” y pactar, a partir del lunes 29 de abril, un Plan de choque contra el paro, gobierne quien gobierne. Los parados de este país, sobre todo los jóvenes, las mujeres y los mayores de 50 años, lo necesitan con urgencia. Es importante que el próximo Gobierno inicie una verdadera “cruzada contra el paro”, con dinero y medidas eficaces, apoyadas por todos. Eso sí sería “patriotismo”.




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