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lunes, 21 de abril de 2025

Crece el ahorro de los hogares (¿milagro?)

Las familias españolas están ahorrando más, en 2024 y 2023, tras recuperarse de la pandemia, la crisis de la energía y la alta inflación. Y lo mismo pasa en Europa, el continente que más ahorra, mientras EEUU gasta y apenas ahorra. La explicación del “milagro” está en la mejora del empleo, en que sueldos y pensiones suben más que la inflación y en que estamos “escaldados” por varias crisis (desde 2008) y preferimos guardar algo para “la próxima”. Pero este ahorro es muy desigual y sólo alcanza a la mitad más rica, algunos jubilados e inmigrantes. Ahora, esperan que ahorro siga alto en 2025, por temor a una nueva crisis tras los aranceles de Trump. España y otros 6 paises europeos quieren aprovechar mejor este ahorro, ahora paralizado en depósitos poco remunerados: preparan una nueva Cuenta europea que lo dirija a inversiones europeas, desde la digitalización al medio ambiente o la Defensa. Que el alto ahorro europeo sea “la gasolina” para que Europa sea más competitiva.

                            Enrique Ortega

Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos  los europeos antes de la pandemia  (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.

Dentro de Europa, los paises que más ahorran son Alemania (20,3% de su renta disponible, 1 de cada 5 euros), Suecia (18,26%) y Francia (17,65%), más Paises Bajos (14,69%) e Irlanda (13,52%), seguidas de España (13,43% ahorro de la renta disponible), por delante de Bélgica (13%), Italia (11,23%), Portugal (10,88%) y Dinamarca (10,36%), según los datos de Eurostat (diciembre 2024). En todos los paises ha aumentado la tasa de ahorro respecto a antes de la pandemia (17,90% ahorraba Alemania en 2019 y 14,55% Francia), pero el mayor salto en el ahorro lo ha dado España: ahorramos +5,38% en 2024 (13,43%) que en 2019 (ahorrábamos el 8,05%), un aumento inferior al de Francia (+3,1%), Alemania (+2,53%), Italia (+0,76%), Portugal (+2,93), la zona euro (+2,68%) o la UE-27 (ahorra +2,5%).

El Banco Central Europeo (BCE) ha llamado recientemente la atención sobre el fuerte aumento del ahorro en Europa, en 2024 y 2023, que atribuye a varias causas: un aumento de los ingresos de los europeos (gracias al aumento del empleo y a que los salarios y pensiones han subido más que la inflación, mejorando el poder adquisitivo), un aumento de las ganancias en Bolsa y dividendos, así como bonos y alquileres), el efecto positivo de las ayudas públicas y, sobre todo, “una mayor cautela a la hora de gastar”, por un aumento de la “incertidumbre estructural”, tras haber sufrido varias crisis (la de 2008 a 2012, la pandemia y la crisis de la energía y la alta inflación tras la guerra de Ucrania), que lleva a los europeos a ser “más prudentes en el gasto” y ahorrar más para afrontar el futuro.

En el caso de España, el mayor aumento en la tasa de ahorro tiene su origen en el fuerte aumento de la renta bruta disponible: alcanzó la cifra de 1.027.715 millones de euros en 2024, +8,7% que en 2023, según el INE. Y de estos ingresos, se destinaron al consumo 889.060 millones (+7,1%), otros 71.734 millones a la inversión (+6%) y se ahorraron 139.900 millones, un 23% más que en 2023. Eso significa que hemos ahorrado el 13,6% de la renta disponible, mucho más que antes de la pandemia (8,5% en 2019) y también más que a lo largo de este siglo (8,6% de ahorro entre 2000 y 2019).

Este fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia se debe a varios factores. Uno, clave, porque ha aumentado mucho el empleo (+1.881.000 empleos creados desde 2019) y también han subido los sueldos de estos trabajadores, aumentando su capacidad de gasto y ahorro. Dos, porque han aumentado los pensionistas y el importe de su pensión, lo que se traduce en más ingresos. Tres, que han aumentado las subvenciones y ayudas públicas (carburantes, electricidad, IVA alimentos…), que suponen ingresos adicionales para muchos. Y cuatro, que han aumentado las rentas percibidas por depósitos, acciones, deuda, Fondos y dividendos, así como por alquileres (3 millones de familias ingresan por las casas que alquilan). Además, la inflación se ha moderado en 2023 y 2024, lo que ha permitido a las familias un mayor poder adquisitivo estos años, gastar y ahorrar más.

Hay más ahorro, pero mal repartido, porque muchas familias siguen con problemas para llegar a fin de mes y no pueden ahorrar. Así que hay grandes diferencias en el ahorro, según los ingresos de los hogares: casi la mitad del ahorro total en España (el 49%) procede del 25% de los hogares con rentas altas, otro 28% del ahorro procede del 25% de hogares con rentas medias-altas, un 21% adicional viene del 25% de hogares con rentas medias-bajas y sólo el 2% del ahorro lo aportan el 25% de hogares con rentas bajas, según un estudio de CaixaBank Research.

Otro factor que explica la desigualdad en el ahorro es la edad: son las generaciones de 65 a 74 años (los jubilados) los que explican el fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia, según CaixaBank Research. Y también ahorran más los autónomos que los asalariados. Así, si el ahorro global de los españoles ha crecido un +4,6% desde 2019, los que tienen entre 65 y 74 años han ahorrado un +6,4%, mientras que los menores de 35 años sólo han aumentado su ahorro un +5,8%  y los que tienen entre 35 y 44 años lo aumentaron un +3,3%. Los expertos consideran que las generaciones mayores ahorran más para afrontar posibles problemas de salud y para ayudar a hijos y nietos. También una parte de los inmigrantes ahorran más, para enviar remesas a sus paises de origen: desde España se enviaron 10.183 millones de euros al extranjero en 2024, según el Banco de España.

El FMI alerta que es la primera vez que crece el ahorro, en España y en Europa, en un contexto que no es de crisis, con un cierto crecimiento y una fuerte creación de empleo (y con una inflación por debajo del 3%). Lo atribuyen a una falta de confianza de los consumidores en el futuro, a que mantienen una elevada incertidumbre, a pesar de que no estamos ya en crisis (incluso España crece más que antes de la pandemia). Esta alta tasa de ahorro provoca que crezca menos el consumo de las familias, que aporta más de la mitad del crecimiento de los paises. En definitiva, más ahorro equivale a menos consumo y a menos crecimiento. Y tampoco ayuda este ahorro a la inversión, otro motor de la economía (muy débil en Europa), porque la mayor parte está “inmovilizado” en cuentas y depósitos bancarios o en deuda, inversiones poco productivas.

Pero parece que este contexto de ahorro fuerte, en Europa y en España, va a seguir en 2025, según prevé CaixaBank Research, que apuesta porque las familias ahorren este año casi lo mismo que el pasado (un 13% de su renta disponible, frente al 13,6% en 2024). Y esa previsión está hecha antes de conocer los aranceles de Trump, que han enturbiado todas las previsiones económicas y podrían provocar inflación y recesión. Dos amenazas que llevarán a muchas familias (las que pueden) a gastar menos y ahorrar más en 2025. Y eso llevará a muchos paises a un menor crecimiento y a crear menos empleo.

La clave ahora es “hacer de la necesidad virtud” y aprovechar esta alta tasa de ahorro, en Europa y en España, para financiar el salto hacia adelante que necesita Europa para modernizarse y competir en el mundo. El gran objetivo es desviar” parte de los 11 billones de euros que los europeos mantienen en cuentas y depósitos bancarios (percibiendo unos mínimos intereses) a la inversión, conseguir que una gran parte del ahorro de las familias se dirija a financiar la inversión europea a largo plazo.

Para lograrlo, España y otros 6 paises europeos (Francia, Alemania, Italia, Paises Bajos, Polonia y Luxemburgo) están trabajando en aprobar una nueva Cuenta europea de inversión, para que los ahorradores europeos dirijan ahí una buena parte del ahorro ahora improductivo, para lo que contemplan ofrecerles un trato fiscal muy favorable y una alta rentabilidad, armonizando las distintas rentabilidades europeas. Con una parte del ahorro europeo en esta nueva Cuenta europea se podrían financiar parte de las inversiones necesarias en digitalización, transición energética y Defensa y Seguridad. Y evitar la fuga de ahorro europeo a Estados Unidos: cada año, 300.000 millones de euros de financiación europea emigra a USA para comprar acciones de empresas tecnológicas o deuda pública.

Actualmente, España y los otros 6 paises promotores están estudiando diversas iniciativas europeas para captar ahorro (desde la cuenta de ahorro en Suecia  al plan de Francia para invertir en cotizadas o la compra de deuda en Italia), para configurar una Cuenta europea de inversión que sea atractiva para los inversores, un producto de inversión “paneuropeo” perfectamente identificable y que permita a los ahorradores saber dónde está su dinero. El objetivo es tener diseñada esta nueva Cuenta europea de inversión para junio y lanzarla al mercado este otoño, para financiar parte de los múltiples proyectos de inversión que tiene previstos la Comisión Europea para “dar el salto” y competir mejor en el mundo.

En resumen, que las crisis nos han hecho más ahorradores (los que pueden) y eso hace que cada año dejemos de gastar un porcentaje mayor, “por si vienen mal dadas” en el futuro. Y 2025, con la incertidumbre de los aranceles y la guerra comercial de Trump, lo normal es que el ahorro vuelva a subir, en España y en Europa. Este menor consumo puede frenar algo el crecimiento, pero el alto ahorro puede utilizarse para financiar las inversiones que necesitan Europa y España para modernizar su economía y ser más competitivos. Para conseguirlo, hay que ofrecer seguridad y rentabilidad a los ahorradores. Ahorro hay.

jueves, 24 de junio de 2021

A gastar tocan

El 1 de julio empiezan las rebajas de verano y las tiendas y grandes almacenes buscan que nos lancemos a comprar, tras el parón de la pandemia. Los españoles tienen “ganas de gastar y ya se ve en bares y restaurantes, tiendas, compras con tarjeta y viajes, aunque todavía no se recuperan las ventas de coches y electrónica. La “gasolina” del consumo es el ahorro acumulado por las familias durante la pandemia, el mayor en la historia reciente y el 4º mayor en Occidente. Para animar las compras, la banca se ha lanzado a una campaña de créditos personales. Y el 71% de los españoles piensan irse de vacaciones, aunque la mayoría se quedará en España y gastará algo menos. Este relanzamiento del consumo de las familias, sobre todo este verano, es clave para la recuperación, porque aporta el 57,3% del crecimiento del PIB. Para no ponerla en peligro, hay que seguir bajando los contagios, controlar la inflación y mejorar el empleo. A gastar tocan.

Enrique Ortega

La pandemia ha disparado el ahorro en todo el mundo, por el confinamiento, la menor movilidad y el miedo al futuro, aunque muchas familias no han podido meter en la hucha porque han perdido ingresos y empleos. En conjunto, el mundo ha ahorrado 4,5 billones de euros durante la pandemia, el 6% del PIB mundial, según Moody´s. Un ahorro que ha sido desigual, por paises y por familias. Ha sido mayor en Estados Unidos (1,35 billones), por los enormes estímulos aprobados por el Gobierno (4 billones de euros en un año) y menor en Europa (400.000 millones ahorrados). Y por paises, los que más han ahorrado durante la pandemia han sido EEUU (el 12% de su PIB), Reino Unido (10%), Canadá (9,5%) y España (8% del PIB), por delante de la media mundial (6% del PIB) y la europea (4,4% del PIB ahorrado), también más que Alemania o Italia (6%) o Francia (5%).

La otra característica del ahorro durante la pandemia es que ha sido muy desigual por familias, concentrándose más en los hogares con ingresos medios y altos, que son los que han visto reducir menos sus ingresos. De hecho, en EEUU, dos tercios del ahorro total se han concentrado en el 40% de familias con más ingresos, según Moody´s. Y lo mismo ha pasado  en Europa y España, donde la pandemia ha disparado el ahorro pero también la desigualdad. Dos datos reveladores. Uno, en 2020, el mundo ha sumado 5,2 millones de millonarios en dólares (han subido de 50,9 a 56,1). Y dos, en España  hay ya 1.147.000 millonarios (tienen más de 1 millón de dólares), según el informe de Credit Suisse.

En España, el ahorro de las familias se ha disparado con la pandemia: los hogares han ahorrado el 14,8% de su renta disponible en 2020, según el INE, el mayor porcentaje en este siglo y desde que se tienen estadísticas, más del doble de lo que ahorraron en 2019 (el 6,3%), a pesar de que las familias ingresaron menos (-3,3%). El ahorro fue a más trimestre a trimestre, disparándose sobre todo en el último trimestre (ahorraron un 19%  de su renta en plenas Navidades) y alcanzando un ahorro total de 108.844 millones en todo 2020. La mayor parte de este ahorro (67.200 millones) fue a los bancos, a cuentas y depósitos, donde los españoles tenían a finales de 2020 un total de 919.054 millones depositados, un récord histórico. Y otra parte (37.000 millones) lo invirtieron en Bolsa y Fondos, aprovechando la gran bajada de cotizaciones de los valores el año pasado. Y el mayor ahorro se ha concentrado durante la pandemia en las rentas más altas, según este informe del Banco de España.

Este “ahorro embalsado” de las familias durante la pandemia empieza a gastarse ahora, desde marzo de 2021, según varios indicadores sobre consumo y ventas. Y se ha confirmado en mayo, con un aumento del gasto en tarjetas del +19% sobre mayo de 2019, según los datos de clientes de CaixaBank y BBVA. Este repunte del consumo, alimentado por el ahorro generado durante la pandemia, lo hemos visto en bares y restaurantes, en tiendas y en los viajes de fin de semana. Ahora se espera que el repunte del consumo aflore con las rebajas de julio, donde tiendas y grandes almacenes esperan un fuerte aumento de ventas (han contratado a 140.000 personas), aunque todavía serán menores a las de 2019. Y queda recuperar la venta de electrónica, bienes de consumo duradero y, sobre todo, las ventas de coches, que todavía son un 36% inferiores a las de 2019 (enero-mayo).

La esperanza es que el ahorro embalsado durante la pandemia aflore más este verano y sea “la gasolina” para un fuerte repunte del consumo en el tercer trimestre, que se mantenga después en Navidades. La previsión de BBVA Research es que el consumo de las familias crezca este año un +6,1%, tras haber caído un -12,1% en 2020, según el INE. Y que se mantenga creciendo un +6,8% en 2022, consiguiendo recuperar el nivel de consumo anterior a la crisis en el 2º semestre del año que viene, no antes. Y este repunte del consumo de las familias es clave para conseguir la recuperación de la economía, porque supone el 57,3% del crecimiento del PIB español. El resto del crecimiento esperado  (+5,5% en 2021) tiene que venir de las exportaciones, el consumo público y la inversión (pública y privada), alimentada por un Presupuesto expansivo y los Fondos europeos (19.000 millones este año).

Para relanzar este consumo de las familias, un factor clave son las vacaciones de los españoles. El objetivo del sector turístico (Exceltur) es conseguir un 90% de la ocupación turística del turismo nacional que hubo en 2019. De momento, parece que hay “ganas de irse de vacaciones”, tras tantos meses de escasa movilidad, aunque no todo el mundo piensa en viajar este verano: sólo lo harán el 71% de los españoles, según una reciente encuesta del Observatorio Nacional de Turismo emisor. El 29% restante no viajará, la mayoría por su situación económica (el 40%), otros por miedo a la pandemia (el 24%), un 15% más porque “así” no les resulta atractivo viajar y el resto porque trabajan o no pueden. Del 71% de españoles que sí viajarán este verano, la mayoría (77%) se quedará en España y optarán por el clásico “sol y playa” pero también por “destinos rurales”. La mayoría se irá de vacaciones en coche (79%) o avión (20%), una semana (56%) y sólo unos pocos (18%) dos semanas. Un tercio irá a un hotel (32%), otros tantos (32%) a su apartamento, un 22% a un apartamento, un 6% a una casa rural y un 4% a un camping (4%). Y gastarán de media 566 euros por persona, bastante menos que en 2019 (719 euros por persona).

Los españoles suponen la mitad del negocio del sector turístico. La otra mitad  del gasto lo hacen los extranjeros, que este verano volverán en parte: se esperan 45 millones de turistas extranjeros este año, más del doble que en 2020 (18,96 millones) y algo más de la mitad de turistas que antes de la pandemia (83,7 millones en 2019). Y su gasto salvará parte del negocio turístico español este año: los extranjeros podrían gastar 40.000 millones de euros en 2021, según Exceltur, el doble que el año pasado y menos de la mitad del gasto que hicieron los turistas extranjeros en 2019 (92.237 millones).

Ante este repunte del consumo de las familias, los bancos se preparan para aprovecharlo y financiar parte de las compras y viajes. Ya hay una “mini-guerra” entre las entidades con  ofertas de créditos personales, un negocio que les deja altos márgenes, con tipos que rondan el 7,90% TAE (cuando el dinero les cuesta el 0%). Se trata de créditos preconcedidos a los clientes vinculados y créditos rápidos, de 2.000 a 60.000 euros, algunos con una “tarifa plana mensual” a cambio de cero intereses. Y la otra vía de financiación son las tarjetas de crédito, cuyo uso ha crecido un 10% en los últimos meses. Aquí, muchas entidades tratan de colocar a los clientes las tarjetas “revolving, que parecen más fáciles de pagar (se paga una cantidad al mes, no todo lo gastado en el mes anterior, como los tarjetas de crédito tradicionales) pero que en realidad son un crédito que se renueva mes a mes, a costa de altísimos intereses, que llegan hasta el 20% TAE (a partir de este 20%, el tipo de interés sería “usurario”, según la sentencia del Supremo) y más, según denuncian asociaciones de consumidores.

Los bancos también han redoblado su oferta de hipotecas, para aprovechar una mayor demanda ahora, pasado lo peor de la pandemia y aprovechando la bajada de algunos pisos. En marzo de 2021 se concedieron 36.886 hipotecas sobre viviendas, un 35,1% más que un año antes, con un importe medio de 137.129 euros por hipoteca. Aquí, la batalla de la banca es conseguir que los clientes firmen una hipoteca a tipo fijo, a un tipo medio que ronda el 2,75% TAE, en lugar de una hipoteca a tipo variable, que está al Euribor+0,99% (-0,486 el Euribor hoy más casi un 1% da un TAE del 0,51% para estas hipotecas). Las entidades juegan con el miedo a una futura subida de tipos para colocar esas hipotecas a tipo fijo a 20 años, que ya suponen más de la mitad (el 56%) de las nuevas hipotecas que se firman.

Con el ahorro acumulado durante la pandemia y la ayuda de créditos y tarjetas, el consumo repunta en los últimos tres meses y se espera que crezca más este verano, con el tirón del turismo y las vacaciones. Este consumo de las familias es clave para sostener la recuperación y permitir una mejora del crecimiento y el empleo en la segunda mitad de 2021. Pero hay dos riesgos. Uno sanitario: si repuntan los contagios este verano, por la mayor movilidad y la llegada de turistas extranjeros, las familias podrían frenar su consumo y sus viajes, frenando la recuperación. El otro, que se dispare la inflación y se coma parte del ahorro y del gasto previsto, por una subida extra de los precios turísticos, en bares y restaurantes, en los alimentos, los carburantes y en la energía (luz). Habría que “vigilar” esos precios, evitar que algunos sectores y empresas aumenten en exceso sus márgenes para compensar lo perdido con la pandemia. Sería asfixiar el consumo y la recuperación.

A corto plazo, las “ganas de gastar” tras la pandemia va a relanzar sin duda el consumo y la economía. Pero pasadas las “ansias iniciales”, a medio plazo, el consumo necesita asentarse en una mejora de ingresos de la mayoría de las familias, lo que exige mejorar el empleo y los salarios, estancados durante la pandemia. Y, sobre todo, una mejora de las expectativas: si los hogares ven que la pandemia se deja atrás, que las empresas vuelven a facturar y a vender más, si los trabajadores salen de los ERTEs y hay más empleo, volverá la confianza y aumentará el consumo de las familias y el crecimiento del país. Eso exige tiempo y que no haya sobresaltos, ni en la salud ni en la economía. Y que empiece a notarse, en unos meses, el impacto del mayor gasto público y los Fondos europeos. Por eso, hasta finales de 2022 no volveremos a gastar ni a estar como antes de la pandemia. Paciencia.

jueves, 2 de julio de 2015

Menos ahorro, más Bolsa y pocos Planes de pensiones


El ahorro de los españoles sigue cayendo, por los menores ingresos y las cuantiosas deudas. Y casi la mitad de las familias no consiguen ahorrar ni 100 euros al mes. Por eso, son pocos los que consiguen invertir y los que lo hacen salen de los depósitos y se refugian en Fondos de inversión y en la Bolsa, donde tienen su dinero 2 millones de familias: son ya dueños del 26% de las acciones, más del doble que en Europa. Y se invierte poco en Planes de pensiones privados, aunque han crecido por miedo al futuro de las pensiones públicas. El Gobernador del Banco de España ha alentado ese miedo, aconsejando a los jóvenes que ahorren porque “tendrán pensiones más bajas que las actuales”. No se da cuenta que él gana 174.733 euros al año pero los jóvenes sólo ganan entre 400 y 1.200 euros mensuales y la mitad nada, porque están parados. Así no pueden ahorrar ni contratar Planes.
 

enrique ortega


Los españoles no consiguen ahorrar. En 2014, el ahorro volvió a caer, al 9,8% de la renta disponible, según datos del INE, Y es el tercer año consecutivo en que cae el ahorro, a pesar de la pequeña mejora del empleo y la menor rebaja de los salarios. La razón está en que los españoles siguen estando muy endeudados y la pequeña mejora de ingresos va a pagar hipotecas y a recuperar muy moderadamente el consumo, no a “la hucha”. En el primer trimestre de 2015, el ahorro ha subido, pero muy poco, el 1,3% de la renta disponible de las familias, según el INE.

Antes de la crisis, los españoles también ahorraban poco (el 11% de su renta), porque la mayoría gastaba sin temor al futuro o utilizaba su remanente para comprar piso o cambiar de casa. Pero en 2008, cuando vieron las orejas al lobo de la crisis, las familias empezaron a ahorrar contra reloj, para prepararse ante lo peor: el ahorro subió sin parar, hasta un récord del 17,8% de la renta en diciembre de 2009. A partir de ahí, con el aumento del paro (3,8 millones de empleos perdidos), la devaluación de los salarios (del 10 al 20%), la subida de impuestos  y los recortes de ayudas, las familias se vieron obligadas de “tirar de sus ahorros” para sobrevivir y pagar deudas. Y el ahorro no ha parado de caer.

Tras estos años de crisis, hay todavía 5,44 millones de personas sin trabajo (más de la mitad de ellos, sin cobrar un subsidio) y los ingresos de los españoles que trabajan han caído drásticamente. Con ello, el ingreso medio familiar ha caído un 14,7%, pasando de los 31.711 euros anuales de 2008 a los 27.038 euros de gasto medio por hogar en 2014, según el INE. Y con eso, casi la mitad de los hogares no consiguen llegar a fin de mes, según Estadística. Y tras pagar sus deudas (26,6 % de familias tiene pendiente el pago de su hipoteca), la alimentación y los recibos básicos, apenas les queda dinero para ahorrar.

De hecho, un 45% de los españoles consiguen ahorrar como máximo 100 euros al mes, y de ellos, las dos terceras partes no llegan a los 50 euros, según una encuesta realizada por la aseguradora Genwortthun. Otro 37% de familias ahorra entre 100 y 400 euros y sólo el 18% restante consigue ahorrar más de 500 euros al mes. Así, poco pueden invertir. Y más cuando las familias españolas tienen encima la pesada losa de su deuda: deben todavía 736.080 millones de euros (mayo 2015), tras haber devuelto 219.000 millones de deuda desde 2008.

La inversión que ha hecho la mayoría de las familias es comprar su vivienda, que tienen en propiedad el 83 % de los españoles, frente a un 60% en Europa (y un 44% en Alemania). Por eso, el 80% del patrimonio de las familias (unos 153.300 euros de media) está en su vivienda y sólo el 20% está en activos financieros, 1,9 billones de euros invertidos en 2014. Estas inversiones, que han crecido un 19% desde 2008 (por la revalorización de la Bolsa y los fondos), están concentradas en depósitos (42,9%), acciones (23,4%), Fondos de inversión (11,3%), Planes de pensiones (5,5%) y seguros (10,7%), según Inverco.

Los que pueden ahorrar algo e invertir están saliendo de los depósitos bancarios, que han caído en 2014 (por primera vez desde 1997), debido a la bajada de los tipos de interés, que hace que los bancos apenas paguen nada ya por el ahorro. Y se ha trasvasado mucho dinero a los Fondos de inversión (“forzado” por la banca, que busca ingresar más comisiones) y sobre todo a la Bolsa. Las familias españolas han vuelto a invertir en valores y ya son un 11%, unos 2 millones de hogares (y 3,5 millones de personas), los que tienen su dinero en acciones, según la última Encuesta Financiera de las familias (2011), elaborada por el Banco de España. Con ello, las familias son propietarias hoy del 26,2% de las acciones de la Bolsa española, una inversión de 167.000 millones, según un informe de las Bolsas (BME)Con ello, los pequeños inversores son los segundos dueños de la Bolsa, sólo por detrás de los inversores extranjeros (dueños del 43% de las acciones españolas) y bastante por delante de empresas (16% de la Bolsa), fondos (7,8%), bancos (4,3% y el Estado (propietario del 1,9% de las acciones de la Bolsa española). Una presencia muy elevada de las familias en el parquet, que duplica el peso de las familias europeas en sus Bolsas: 11% en Europa (UE-28), Francia y Reino Unido y 9% en Alemania.

Los españoles que más invierten en Bolsa son los hogares con más renta y donde el cabeza de familia tiene más formación (la mayoría son universitarios) y más de 50 años, según la última Encuesta Financiera de las familias (2011), elaborada por el Banco de España. Además, las acciones están muy concentradas en pocas familias (el 10% de los hogares más ricos concentran el 75% de las acciones) y están muy poco diversificadas: la mitad de los pequeños inversores tienen acciones de una sola empresa (el 20% de dos, el 10 de tres y sólo un 20% de más de tres) y en dos tercios de los casos se trata de acciones de un banco, el del inversor (al que le han “colocado” las acciones en su sucursal).

Al margen del perfil, las familias han invertido más en Bolsa por la crisis de la inversión en inmuebles, la baja rentabilidad de los depósitos y atraídas por las subidas de los últimos años y sobre todo por los dividendos, esa rentabilidad extra que se obtiene anualmente por invertir en determinados valores. De hecho, la Bolsa española ha sido líder mundial en rentabilidad por dividendo en 2014: una media del 5,2% frente al 2% (EEUU)-3,80%(GB) en otros países. Y hay muchas empresas del IBEX que ofrecen rentabilidades por dividendo del 6,2 al 3%, una rentabilidad añadida a lo que suban las acciones (aunque Hacienda se lleve el 20%). Eso sí, las familias han de tener cuidado con su inversión en Bolsa, porque la operativa está en manos de los grandes inversores y fondos extranjeros (movieron el 82,2% de la contratación en 2014) y además la Bolsa española, al ser muy pequeña, es muy volátil: pocos inversores, con pocas operaciones, pueden provocar importantes alzas o bajas en los valores. Y el pequeño inversor cuenta con poca información y escaso asesoramiento.

Junto a la Bolsa, los Fondos de inversión llevan varios años creciendo porque a los inversores les atrae poner su dinero en “cestas de valores”, muy diversificadas, pudiendo cambiar de un Fondo a otro sin penalización fiscal, aunque se pagan excesivas comisiones, mayores que en otros países europeos (mientras al invertir en Bolsa se pagan menores). También crece el ahorro que va a los Planes de pensiones, desde 2011, cuando se aprobó la reforma de las pensiones de ZP, que hizo temer a muchos por su pensión futura. Sin embargo, los españoles invierten en Planes de pensiones menos que otros europeos: tienen Planes unos 8 millones de personas (4,6 con Planes individuales y el resto con planes de empresa o de funcionarios, 700.000), un 26% de los españoles en edad de trabajar, frente al 40% de media en Europa. Y crecen muy lentamente, por la caída de ingresos y ahorro. Así, el ahorro total en Planes supone sólo el 10% del PIB español, mientras en Occidente (34 países OCDE) alcanza el 86% de su PIB, según el último Observatorio de Inverco.

Las aseguradoras y los bancos lanzan cada año campañas para promover los Planes de pensiones, mientras el Gobierno Rajoy ha desalentado las aportaciones, al rebajar a 8.000 euros el máximo que se puede ahora aportar con desgravación (hasta 2014, eran 10.000-12.500 euros, según la edad). Recientemente, el gobernador del Banco de España se ha lanzado a hacer campaña” por los fondos privados, al  asegurar en el Congreso de los Diputados que la demografía conduce “a una reducción inexorable de las pensiones a largo plazo (…). El sistema actual no garantiza el nivel de pensiones que esperan los ciudadanos”. Y por si fuera poco, Luis Linde añadió en otro foro que “los jóvenes deben ahorrar porque la pensión será cada vez menor de forma inevitable, debido al declive demográfico”.

Es grave que un alto dirigente de la política económica siembre dudas sobre el futuro de las pensiones, que es preocupante pero que va a depender mucho de la política que se haga en el futuro: se pueden salvar las pensiones futuras si se favorece la natalidad y el empleo, si se amplían los ingresos públicos, con cotizaciones a la economía sumergida y al subempleo y haciendo pagar más impuestos a las grandes fortunas, empresas y multinacionales, para que la Seguridad Social pueda contar con ingresos adicionales. Pero quizás sea más grave y provocador que el consejo a los jóvenes para que ahorren proceda de un directivo público que cobró 174.733 euros de sueldo en 2014, con un aumento del 5,8% (mientras pedía “moderación salarial” a los trabajadores). Quizás por eso no tenga sensibilidad para recordar que los jóvenes españoles ganan  entre 400 y 1.200 euros y que la mayoría (el 51,36%) están parados y sin cobrar nada. Así es difícil que ahorren y se hagan un Plan de pensiones.

Al margen de esta polémica, la realidad es que el ahorro es una asignatura pendiente de España como país. Ya antes de la crisis, los españoles ahorrábamos menos que la mayoría de países europeos (un 11% de la renta disponible frente al 16% de Francia, Alemania o Suiza), porque teníamos menos ingresos y porque los dedicábamos a comprar casa. Y con la crisis, el ahorro ha caído más aquí porque han caído más también empleos y sueldos. Y como ahorramos menos, nos tenemos que endeudar más, desde el Estado y las empresas a las familias: somos el país más endeudado del mundo (debemos 1,78 billones de euros, el 167% de nuestro PIB) y eso nos deja en manos de bancos, inversores y "mercados”. Una losa para consumir, invertir y crecer.

Así que para salir de la crisis, resulta clave recomponer el ahorro, lo que exige crear más empleo, mejorar salarios y rentas, rebajar impuestos a la mayoría (subiéndoselos a una minoría) y mejorar servicios públicos, ayudas  y subvenciones, para que las familias lleguen mejor a fin de mes. Y dar un mejor trato fiscal al ahorro y a la inversión, para no depender tanto del endeudamiento. Y luego, cuando se recomponga el ahorro, deberíamos cambiar de mentalidad: no enterrarlo en comprar un piso, sino vivir más de alquiler y dedicar el ahorro a la formación de nuestros hijos y a preparar la jubilación. No por miedo, porque fallen las pensiones públicas, sino para complementarlas, para envejecer mejor.