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lunes, 16 de septiembre de 2024

Curso 2024-25: desigual tensión educativa

Más de 8,3 millones de niños y jóvenes han vuelto a clase, en 28.800 colegios e institutos, para un nuevo Curso escolar con pocas novedades y viejas tensiones, muy diferentes según regiones, centros y enseñanzas. El número de alumnos crece, pero menos que otros Cursos, por la caída de la natalidad, aunque hay autonomías que siguen perdiendo estudiantes mientras otras los forman en barracones. Los estudiantes crecen por el aumento de los alumnos inmigrantes, cuya presencia es mayor en el este de España. Pero la mayor tensión educativa y falta de medios sigue concentrada en los centros públicos, con más inmigrantes y alumnos problemáticos. Todo ello mientras aumenta el gasto educativo, bajo en las autonomías con más alumnos, y los padres se ven obligados a pagar más por la enseñanza que en Europa. Y la calidad de la enseñanza apenas mejora, con demasiados repetidores y abandonos. Urgen más recursos, pero concentrados en las regiones, centros y enseñanzas con más problemas.

                       Más alumnos en 11 regiones, menos en otras 8

Este Curso escolar 2024-25 se espera recibir  a 8.348.030 alumnos en las enseñanzas no universitarias, desde la educación infantil al Bachillerato y la Formación Profesional(FP), según estima el Ministerio de Educación. Serán 10.493 alumnos más que el Curso 2023-24 (8.337.537), un aumento inferior al del curso pasado (+28.057 alumnos) y al anterior (+60.999 alumnos en 2021-22, tras el bache de la pandemia), porque cada año se nota más la caída de la natalidad en España (los nacimientos se han desplomado un -40% entre 2008 y 2023). Y por eso, los niños y jóvenes que estudiarán este Curso serán menos de los que lo hicieron el Curso récord de 1990-91 (8.378.935 alumnos).

Este pequeño crecimiento de alumnos para 2024-25 es muy desigual por edades y estudios: sólo crecen los niños escolarizados en el primer ciclo de educación infantil (+7.251, hasta 491.307 alumnos de 0 a 3 años), en educación especial (+1.927, con 45.001 alumnos), en otros programas formativos (+305, hasta 14.079 alumnos), en Bachillerato, por el aumento demográfico de décadas anteriores (+20.234 alumnos, hasta un total de 711.651) y, sobre todo, en Formación Profesional (+48.460 matriculados este Curso, 1.193.260 alumnos). Pero pierden alumnos este Curso el 2º ciclo de educación infantil (-21.493 niños, con 1.084.307 matriculados de 3 a 6 años), Primaria (-35.380 alumnos, con 2.715.544 matriculados de 6 a 12 años) y la ESO (-10.811 matriculados, con 2.092.405 alumnos de 12 a 16 años), por la caída de la natalidad desde 2008.

Con ello, hay regiones y Centros educativos que ganan alumnos y los tienen que colocar en barracones (como en Levante y Cataluña) y otras que tienen que cerrar escuelas, por falta de niños, como en Zamora o Galicia. Y eso se traduce en que hay autonomías más tensionadas, porque reciben más alumnos, y otras menos, porque los pierden, una tendencia que se repite desde hace más de una década. Así, entre el Curso escolar 2013-14 y el 2023-24, han aumentado un +3,2% los alumnos de enseñanzas no universitarias (de infantil a Bachillerato y FP), según Educación, pero sólo porque han aumentado esta década los niños escolarizados en 8 regiones, sobre todo: Baleares (+11,2% alumnos), Madrid (+10,4%), Navarra (+9,1%), Murcia (+8,3%), Cataluña (+8,1%), Comunidad Valenciana (+6,4%), la Rioja (+5,4%) y Aragón (+4,1% alumnos). Apenas han crecido los alumnos en Melilla (+1,6%), Cantabria (+1,1%) y País Vasco (+0,9%). Y ojo, hay menos alumnos estudiando hoy que hace una década en 8 autonomías: Extremadura (-7,7% alumnos), Canarias (-6,2%), Ceuta (-4,4%), Asturias (-3,4%), Castilla la Mancha (-2,8%), Andalucía (-1,1%) y Galicia (-0,2%).

En resumen, que Madrid, Baleares, Levante, Aragón, Navarra y el País Vasco, el centro y este de España, recibe más alumnos cada Curso y el resto de España, sobre todo el centro más despoblado y el sur, los pierden. Una razón es que el mayor nivel de vida y el modelo económico atraen más población y con ella, más niños y adolescentes. Y otra, que estas regiones del este de España y las más ricas atraen más inmigrantes, que suelen tener más hijos en edad escolar que los españoles. Los alumnos extranjeros se han disparado en España: eran 763.087 en el Curso 2013-14 y fueron ya 1.066.875 alumnos extranjeros en las enseñanzas no universitarias el Curso 2023-24 (+330.626 en una década, un aumento del 45%). Con ello, los niños y jóvenes extranjeros que estudian en Colegios e Institutos españoles son ya el 12,2% del total, aunque su reparto es muy desigual.

Los alumnos inmigrantes se concentran precisamente en las regiones donde más están creciendo los estudiantes no universitarios, según Educación: Baleares (18,3% alumnos extranjeros, frente al 12,2% de media en España), la Rioja (17,1%), Comunidad Valenciana (17%), Cataluña (16,5%), Aragón (16,2%), Murcia (15%), Madrid (14,3%) y Navarra (12,9%), mientras los estudiantes extranjeros tienen poco peso en Colegios e institutos de Extremadura (4% de los alumnos), Ceuta (3,2%), Galicia (5,9%), Asturias (7%), Andalucía (7,2%), Cantabria (8,1%), Castilla León (8,7%) y Castilla la Mancha(8,5%), autonomías que pierden alumnos.

Los alumnos inmigrantes se concentran más en los centros públicos (colegios e Institutos), según los datos de Educación: ahí estudian el 75,7% de los alumnos inmigrantes no universitarios, cuando sólo concentran el 67% de los alumnos totales. En los centros concertados estudian en 16,5% de los inmigrantes (cuando tienen el 24,8% de todos los alumnos) y en los privados sólo el 7,8% (frente al 8,2% del total de alumnos que acogen). Y hay autonomías (las más pobres) que concentran más porcentaje de inmigrantes en sus Centros públicos, lo que tensiona su enseñanza (porque exigen mayor dedicación y medios): Melilla (el 95,5% de los alumnos inmigrantes estudian en centros públicos), Castilla la Mancha (91,2%, Extremadura (87,9%), Murcia (86,9%), Canarias (85,7%) o Ceuta (85,7%), mientras el porcentaje es mucho más bajo en Madrid (72,1%) o Cataluña (73,9%).

Como vimos, el aumento de alumnos y la consiguiente tensión en Colegios e institutos es muy desigual según los Cursos que se estudien (hacen falta más medios en educación infantil de 0 a 3 años y en FP, también en Bachillerato), la región donde se viva (más tensión en el este de España, Baleares y Madrid) y en los centros públicos, no sólo porque reciben a un mayor porcentaje de alumnos inmigrantes que los concertados o privados, sino porque los centros concertados y privados “seleccionan” a los alumnos que reciben y las cifras demuestran que los colegios e Institutos públicos concentran a más niños y jóvenes de familias con menores ingresos, que normalmente tienen más problemas de integración educativa y formación (1 de cada 3 deja los estudios antes de tiempo), alumnos de familias vulnerables que exigen más atención educativa y más refuerzo escolar.

Este panorama indica que deberíamos centrar los esfuerzos en reforzar los centros públicos de las regiones con más tensiones educativas, sin descuidar al resto. Y en cuanto a los estudios, urge reforzar la educación infantil de 0 a 3 años y la Formación Profesional. Sobre la educación infantil no obligatoria (0 a 3 años), España es un referente europeo, ya que tenemos escolarizados al 41,8% de estos niños, frente al 31% en Europa (39,6% en Alemania o 38,5% en Finlandia) y el 32,4% en la OCDE. Pero la mayoría de estos niños están en guarderías privadas, muy caras para sus padres, por falta de plazas públicas. Frente a una creciente demanda, el Gobierno pretende crear 65.000 plazas públicas de 0 a 3 años entre 2021 y 2025, utilizando Fondos Europeos. En el último Consejo de Ministros, el Gobierno ha aprobado 162 millones más (con Fondos UE) para promover plazas públicas de 0 a 3 años. De ellos, 32 millones son fondos públicos que ha devuelto Andalucía porque ha preferido no gastarlos que tener que destinarlos a guarderías públicas (el Gobierno andaluz y otras autonomías del PP optan por financiar guarderías concertadas o privadas).

Sobre la Formación Profesional (FP), este nuevo Curso se han repetido los problemas de falta de plazas públicas, dada la enorme demanda, porque los jóvenes han visto que abre las puertas al empleo. Educación espera 1.193.260 alumnos de FP este Curso 2024-25, lo que supone casi duplicar los alumnos de hace una década (698.694 en 2013-2014). Pero el gran salto (+54,7% entre 2013 y 2023) se ha dado en los centros de FP privados (de tener 39.941 alumnos a 226.661 en 2022-23, un +467%), más que en los centros públicos de FP (los alumnos han subido de 542.203 a 710.601 en 2022-23, +31,2%) y que en los centros concertados (de 116.550 alumnos a 143.701, +23,5%). Eso se debe a que inversores privados (entre ellos Fondos de inversión extranjeros) se han lanzado a abrir centros de FP privados, sobre todo de Grado medio y Superior, cobrando precios desorbitados (de 2.500 a 6.000 euros al año), aprovechando la falta de centros públicos de FP (casi gratuitos).

Los sindicatos creen que faltan unas 100.000 plazas públicas de FP, sobre todo en Madrid, Barcelona y las regiones más pobladas y con más demanda. En el último Consejo de Ministros, el Gobierno aprobó 88,5 millones para crear 41.790 plazas y destaca que desde 2020 se han creado 376.186 plazas públicas de FP, con una inversión de 842 millones. Pero faltan más. Y además, este Curso se repite también el problema de encontrar empresas que colaboren para que los 1,2 millones de alumnos de FP hagan prácticas, algo obligatorio (deben hacer unas 500 horas anuales de prácticas, entre el 25 y el 35% de sus estudios).

Mientras los alumnos de Colegios e institutos aumentan o bajan, según dónde, el número de profesores de enseñanzas no universitarias aumenta, aunque menos: eran 784.425 profesores en junio pasado, +15.627 que el Curso anterior y +113.646 más que 10 años antes (670.777 en 2013-14). Eso permite mejorar algo la ratio alumnos por profesor, que era de 11,4 alumnos por profesor en 2021-22, aunque existen también grandes diferencias por niveles de estudio, centros y autonomías. Así, hay regiones con muchos más alumnos por profesor, como Madrid (12,9), Cataluña (11,9), Melilla y Murcia (11,8), Andalucía (11,7), País Vasco y Comunidad Valenciana (11,2), y otras menos tensionadas, como Cantabria (9,1 alumnos por profesor), Extremadura (9,4), Asturias y Galicia (9,9), Castilla y León o Navarra (10).

Con todo, España tiene menos alumnos por profesor, en Primaria y Secundaria,  que la mayoría de Europa, según Educación: 11,3 alumnos/profesor en 2021-22, frente a 12,1% de media en la UE-27, 12,7 en Finlandia, 13,3 en Alemania o 15 en Francia. Eso sí, en España hay más alumnos por clase: 20 en Primaria en los centros públicos (23 en los privados) frente a 19 alumnos por clase en la UE, y 24 alumnos por clase en la ESO (26 en la privada) frente a 21 alumnos de media en la UE. Y aunque en España hay menos días lectivos, los profesores españoles dan más horas de clase: 875 anuales, frente a 800 en la UE y 804 en la OCDE.

El problema no es tanto el exceso de alumnos ni la falta de profesores como la calidad de la enseñanza que se imparte. Dadas las tensiones en algunas enseñanzas y centros (los públicos con alumnos más vulnerables), España tiene un serio problema de resultados de la enseñanza no universitaria, no sólo porque salgamos mal en los estudios PISA (que miden la capacidad en matemáticas y comprensión lectora), fruto de una enseñanza demasiado “memorística”, sino porque hay demasiados alumnos con dificultades, que acumulan problemas y fracasos desde infantil a Bachillerato. Bastan 3 datos para alertarnos. Uno, los repetidores: el 2,1% en Primaria (1,2% en la UE-25) y el 7,8% en Secundaria primera etapa (2,2% en la UE-25) y un 6,5% en la 2ª etapa. Dos, el abandono escolar, el altísimo porcentaje de jóvenes que deja sus estudios sin acabar Bachillerato o FP : 13,6% en España frente al 9,6% en la UE-25. Y tercero, el altísimo porcentaje de jóvenes (18 a 24 años) que son “ni-nis” (ni estudian ni trabajan): 17,8% en España y 13,8% en la UE.

Así que debemos estar preocupados por la calidad de la enseñanza no universitaria en España, fruto de la tensión educativa y la falta de medios en determinadas regiones y centros, con un alto porcentaje de alumnos que necesitan “refuerzo” y no lo tienen. Por un lado, mejorar la enseñanza exige más medios y más gasto, ya que España sigue gastando menos en educación que la mayoría de Europa: 10.181 dólares por alumno en Primaria, frente a 11.478 dólares en la UE-25 y 11.902 dólares en la OCDE. Y 12.541 dólares por alumno en Secundaria, frente a 13.225 dólares en la UE y 13.324 en la OCDE, según el reciente informe de la OCDE. Y ese mayor gasto evitaría que una parte del gasto educativo recaiga sobre las familias: los padres españoles financian entre el 9% (Secundaria), el 11,6% (Primaria)  y el 12% (infantil) de la educación no universitaria de sus hijos, el doble que los padres europeos (financian el 4,4% en Primaria, el 5,4% en Secundaria y el 10,4% en infantil).

No basta con gastar más para mejorar la calidad de la enseñanza. Hay que gastar mejor y de forma desigual, poniendo más recursos en los centros y estudios más tensionados, en la regiones donde más crecen los alumnos y necesidades. Pero no se hace así. Existe un Plan PROA+ para refuerzo de los alumnos con problemas, para desdoblar aulas y profesores, pero en muchos Colegios e institutos es insuficiente, sobre todo en los centros públicos. Y además, hay una tremenda desigualdad en el gasto educativo por autonomías, con el agravante que algunas de las más tensionadas son las que gastan menos. Así, en 2023, Madrid fue la región que gastó menos en educación por habitante (858,64 euros), seguida de Asturias (988), Aragón (1.020), Canarias (1.026 euros), Baleares y Galicia  (1.031), Cataluña y Castilla la Mancha (1043), mientras que las que más gastan en educación son País Vasco (1.522 euros, casi el doble que Madrid), Navarra (1.398), Extremadura (1.241) y Comunidad Valenciana (1.220 euros), según este estudio de los Directores sociales.

En resumen, los niños y jóvenes han iniciado otro Curso escolar donde nos jugamos avanzar en la calidad de su enseñanza y resolver las graves desigualdades educativas que se dan en España, según en qué centro y en qué ciudad se estudie. No basta con mejorar la enseñanza en general: hay que mirar dónde están los “puntos negros” y reforzar alumnos, centros y enseñanzas, con más recursos, más medios y otra educación. Nos jugamos el futuro.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Curso escolar 2023-24: más alumnos y costes

Unos 8,3 millones de niños y adolescentes han vuelto a clase en 28.500 colegios e institutos, en un Curso escolar con novedades. La primera, que estudiarán 20.000 alumnos más, a pesar de la caída de la natalidad, por el aumento de la educación infantil (0-3 años), los alumnos hijos de inmigrantes y el récord en Formación Profesional (que supera por tercer año el millón de alumnos). Además, este curso se aplica totalmente la nueva Ley de Educación (Lomloe), con cambios en los contenidos de todos los cursos y la obligación de que todos los alumnos de FP hagan prácticas en empresas (algo complicado). Pero siguen faltando profesores y recursos para la enseñanza no universitaria, lo que obliga a que las familias españolas sean las que más gastan de Europa (aportan el 12% del gasto educativo), en un año donde sube la factura de libros, uniformes, transporte y comedor. Este menor gasto repercute negativamente en la calidad de la enseñanza, manifiestamente mejorable. Nos jugamos el futuro.

                 Enrique Ortega

Este nuevo Curso escolar  2023-24 marcará un récord de alumnos en las aulas de colegios e institutos, donde estudiarán unos 8.330.000 niños y adolescentes, 20.000 más que el curso pasado y una cifra récord desde el curso 1990-91 (cuando estudiaron 8.378.935 alumnos en las enseñanzas no universitarias, de infantil a Bachillerato). Se rompe así una tendencia de recorte de alumnos en los últimos cursos, por la caída de la natalidad en este siglo, lo que ha supuesto la pérdida de 450.000 alumnos de 0 a 15 años (en infantil, primaria y la ESO) en la última década, entre 2013 y 2023. Ahora, este curso se interrumpe la caída por tres causas: el aumento de la educación infantil (de 0 a 3 años), la presencia creciente de hijos de inmigrantes en los centros (sobre todo públicos) y el boom de la Formación Profesional (FP). 

El primer factor que aumenta los alumnos este curso es la mayor asistencia a los centros de enseñanza regulados de niños de 0 a 3 años, para cursar educación infantil: se esperan unos 475.000 niños escolarizados, lo que supone un empujón, dado que con la pandemia cayeron de 472.625 en 2019 a 388.974 en 2021. En los últimos 3 años, el Gobierno Sánchez ha distribuido 670 millones de euros entre las autonomías para que crearan 65.000 plazas de educación infantil gratuita (de 0 a 3 años, una franja en la que la educación no es obligatoria), en centros públicos y concertados. La consecuencia es que, ya en el curso anterior, España alcanzó un récord histórico de escolarización infantil (0 a 3 años) en centros autorizados, al margen de las guarderías: un 45,6% de los niños de 0 a 3 años. Con ello, somos uno de los paises con más tasa de escolarización infantil (23% en la UE y 27% en la OCDE), lo que resulta clave para el futuro: cuanto antes empiece la escolarización de los niños, mejores resultados educativos, según los expertos. 

El segundo factor que aumenta los alumnos este curso es que siguen creciendo los alumnos hijos de inmigrantes, con una mayor natalidad que las familias españolas. El curso pasado, los alumnos extranjeros en colegios e institutos ya rondaron el millón (944.992 en el curso 2022-23), cerca del 12% del total de alumnos, cuando sólo 5 años antes (curso 2017-2018) eran 687.774, el 8,5% del total (y sólo había 100.000 alumnos extranjeros en enseñanzas no universitarias, el 2% del total, en el curso 2000-2001). Sólo en Primaria, se han incorporado en los últimos 6 años casi 116.000 niños extranjeros. Esta mayor afluencia de alumnos extranjeros aporta una gran riqueza a la educación, al incorporar otras experiencias y culturas, pero también crea problemas por el idioma y la segregación. Sobre todo, porque estos alumnos extranjeros están concentrados en centros públicos  (el 76% del total: los centros concertados y privados acaban “segregándoles” por distintas vías) y en unas pocas autonomías (Levante, Cataluña, Madrid, Aragón, la Rioja Baleares y Canarias concentran un porcentaje de alumnos extranjeros superior al 15% del total de alumnos). 

Y el tercer factor de aumento de alumnos este curso es que sigue creciendo la matrícula de jóvenes en Formación Profesional, unos porque la prefieren al Bachillerato (son ya 7 años consecutivos en que se matriculan más jóvenes en FP que en Bachillerato) y otros porque habían dejado de estudiar y vuelven a hacerlo para estudiar FP, porque ofrece más garantías de empleo futuro. La realidad es que este será el tercer curso escolar en que la FP superará el millón de alumnos matriculados, con 1.132.364 alumnos matriculados, un 35% más que hace 4 años (se matricularon 838.764 en 2018-19). Dos tercios de estos alumnos de FP se han matriculado en centros públicos (unos 775.000), pero lo que más crece es la matrícula de FP en centros privados (más de 300.000 alumnos ya), ante la falta de plazas en los centros públicos. De hecho, los centros concertados se están volcando en ofrecer nuevas titulaciones de FP, con un alto coste, ante la escasez de plazas públicas. E incluso hay Fondos de inversión que apuestan por crear centros de FP, como un gran negocio educativo, mientras los sindicatos denuncian que hacen falta 300.000 nuevas plazas públicas de FP. 

Además de tener más alumnos, otra novedad de este Curso escolar 2023-24 es que se completa la aplicación de la nueva Ley de Educación (la Lomloe, Ley orgánica que modifica la Ley Orgánica de Educación de 2006, la LOE), la 8ª Ley de Educación de la democracia, aprobada en diciembre de 2020, con los votos en contra de Ciudadanos, Vox, regionalistas y el PP, que amenaza con derogarla si llega a la Moncloa. A pesar de las reticencias de las autonomías gobernadas por la derecha, la Lomloe avanza y se aplica: el curso pasado se revisaron los contenidos de los cursos impares de Primaria, ESO y FP básica y este curso 2023-24 se aplicará a los contenidos de los cursos pares (2º,4º y 6º).

El cambio que pretende la nueva Ley (Lomloe) es modificar el anterior sistema de enseñanza, para que ahora se base menos en la memoria y más en aprender competencias y habilidades, donde los alumnos españoles están a la cola de la OCDE, según el informe PISA. Por ello, se han cambiado los contenidos de las asignaturas, para que los centros cambien lo que hay que enseñar y cómo evaluarlo (reglas para suspensos y repeticiones de curso). El problema ahora es que los contenidos serán diferentes entre regiones, porque los distintos Gobiernos autonómicos aprueban ahora entre el 40 y el 50% de los temarios, siendo el resto de contenidos (comunes) elaborados por el Ministerio de Educación. Ahora, con la derecha (y Vox) gestionando los gobiernos de 11 autonomías, ya se han planteado polémicas por los contenidos de algunas asignaturas (Historia, Valores Cívicos, Sostenibilidad…). 

Otro cambio importante en este curso 2023-24 se va a dar en Formación Profesional, al aplicarse ya totalmente la nueva Ley de FP, que se aprobó en septiembre de 2021, con el voto en contra del PP y Vox y la abstención de ERC. Además de reformularse los cursos de FP, este año se hace obligatoria la formación “dual” para todos los alumnos de FP. Eso significa que el millón largo de alumnos de todos los cursos tendrán que cursar entre el 25 y el 35% de sus estudios (unas 500 horas anuales) haciendo prácticas en empresas, algunas remuneradas. Eso puede crear este curso “un tapón”, ya que hace falta que los Centros firmen acuerdos con cientos de miles de empresas para que colaboren con las enseñanzas de FP. Pero a la vez es la gran esperanza de reducir el paro juvenil (casi un 30% en España).

Además de estos cambios, preocupa otra vez este Curso escolar  2023-24 la falta de profesores y la tremenda precariedad de un tercio de sus contratos. En julio de 2023 fueron despedidos 110.000 profesores interinos, para no pagarles las vacaciones. Y ahora en septiembre, ha habido retrasos para recontratarlos y configurar las plantillas, lo que ha provocado que muchos centros iniciaran este curso sin toda la plantilla, sobre todo en Madrid, Comunidad Valenciana, Cataluña y Castilla la Mancha. Y los sindicatos reiteran que faltan profesores, que se han perdido parte de los docentes de refuerzo contratados por la pandemia: CCOO pide un aumento del 15% de las plantillas, 100.000 docentes más. Y sobre todo, piden reducir la enorme precariedad: un tercio de los 760.000 profesores de colegios e institutos son interinos o tienen un contrato temporal (además de estar mal pagados). 

Además de la falta de profesores, urge atajar la deficiente calidad de la enseñanza no universitaria en España, sobre todo en los centros públicos. Los indicadores revelan que tenemos un serio problema educativo: alto porcentaje de repetidores, un 7,6% en ESO (la tasa más alta en Europa donde sólo repiten el 2,2%), que es del 9,2% en los centros públicos y del 4,3% en los concertados y privados, un alto porcentaje de fracaso escolar temprano (17,8% de jóvenes de 18 a 24 años que no han terminado la ESO obligatoria, frente al 9,3% en la UE-25) y un altísimo porcentaje de “ni-nis, jóvenes de 18 a 24 años que ni estudian ni trabajan (17% en España frente al 13,7% en la UE-25). Y unos peores resultados educativos en matemáticas, ciencias y comprensión lectora, según todos los informes PISA.

Unos mediocres resultados educativos, muy dispares por autonomías, que contrastan con el hecho de que los estudiantes españoles den más horas de clase que sus compañeros europeos, según el último informe de la OCDE 2022: +7,3% de horas en Primaria y un +30% en Secundaria. Los expertos critican que este exceso de horas de clase, para cumplir temarios demasiado extensos, quita recursos (profesores y horas lectivas) para dedicarlos a refuerzos y desdobles, a reducir los alumnos por clase y ampliar las extraescolares. En general, los recursos se concentran en los alumnos sin problemas y no hay posibilidad de atender mejor a ese porcentaje creciente de alumnos que necesitan más seguimiento y atención y que son el núcleo que genera repetidores y abandono escolar. Sobre todo en los centros públicos, dotados de menos recursos y de más alumnos problemáticos. 

Y entramos en el meollo del problema, la falta de recursos y Presupuesto. En líneas generales, España gasta menos en educación que la mayoría de Europa y la OCDE, también en la enseñanza no universitaria: gastamos un 3% del PIB (1,3% en Primaria y 1,7% en Secundaria) frente al 3,2% de media en la UE-22. El gasto total por estudiante de Primaria es de 8.580 euros en España, frente a 10.141 euros en la UE-22 (10.622 en Alemania y 9.312 en Francia). Y en Secundaria el gasto educativo por alumno es de 10.706 euros, frente a 11.673 de media en la UE-22 (14.930 euros en Alemania y 13.475 en Francia), según el Informe 2022 de la OCDE. Y encima de gastar menos en colegios e Institutos, el gasto es muy desigual por autonomías: sólo gastan 899 euros por alumno no universitario en Asturias y 938 en Madrid, frente a 1.489 en Euskadi y 1.294 en Navarra, según la AIREF. 

Además, hay varias autonomías que apuestan por financiar y apoyar la enseñanza concertada, en perjuicio de la enseñanza pública, que está perdiendo alumnos en colegios e institutos. Así, en el último curso con datos oficiales (2020-21), el 67,3% de los alumnos no universitarios (de infantil a Bachillerato) estudiaban en centros públicos (frente al 71,5% en 2008), un 25,2% en concertados y un 7,6% en centros privados. Pero hay autonomías donde los alumnos en centros concertados y privados casi llegan a la mitad: País Vasco (48% en concertados y 1% en privados), Madrid (29,6% en concertados y 15,8% en privados), Navarra (32,8% en concertados y 1,5% en privados) o Cataluña (25,9% en concertados y 9,1% en privados). Y otras autonomías donde los alumnos en centros públicos rondan o superan el 80%, como Castilla la Mancha (83,2%), Extremadura (80%) o Canarias (76,4%). 

Este menor gasto en educación en España, sobre todo gasto público en los centros públicos, se compensa con un mayor gasto de las familias: España es el país europeo donde aportan más, un 12% del gasto educativo total (de Primaria a Bachillerato), frente a sólo el 5% en la UE y el 7% en la OCDE, según el informe Education at a Glance 2022. Además, en los últimos años, estos pagos educativos de las familias se han disparado con la inflación. Y este curso, el gasto por niño de la vuelta al cole ha rondado los 500 euros, según la OCU, por la subida de libros, material escolar y uniformes, a los que sumar las subidas en el transporte escolar, extraescolares y comedor escolar. Aquí tenemos un grave problema, según Save the Children: sólo el 11,2% de los colegiales reciben ayudas para el comedor escolar cuando hay un 27,4% de niños en situación de pobreza. Eso sí, el Presupuesto para becas (2.520 millones), que reciben un millón de estudiantes, creció en 1.000 millones desde 2018.

Hasta aquí el panorama educativo y los problemas de fondo con los que ha empezado este nuevo Curso escolar 2023-2024: cambios educativos, falta de medios y profesores, escasez de Presupuesto y muchas desigualdades por autonomías, con un resultado educativo manifiestamente mejorable. ¿Cómo mejorarlo? El Gobierno le pidió a la OCDE que analizara nuestro sistema educativo y propusiera soluciones, que se presentaron en junio: identificar los centros educativos con más peso de familias desfavorecidas y con bajas rentas y concentrar en ellos más recursos (dinero y profesores), premiando a los docentes que los elijan, mejorar la formación y reducir la precariedad del profesorado, reforzar horarios y atención del alumnado más vulnerable y potenciar al máximo la Formación Profesional. Acciones concretas que habrá de aplicar el próximo Gobierno, aunque ya será el curso que viene. Mientras, la urgente mejora de nuestra deficiente educación está en manos de las autonomías, que han de gastar más y mejor en educación, apostando por la enseñanza pública. Nos jugamos el futuro.