Otro año más, toca presentar la declaración de la renta, aunque a 7 de cada 10 contribuyentes les saldrá negativa, porque les retuvieron de más en 2018. El IRPF es el impuesto que más recauda, pero pagamos más cada día “sin notarlo” con el IVA, carburantes, tabaco o múltiples tasas. Somos el 2º país europeo donde los trabajadores pagan menos impuestos y tenemos demasiadas deducciones, por lo que somos el 3º país que menos recauda por IRPF, un impuesto que recae más sobre la clase media: los que ganan entre 22.500 y 57.000 euros pagan el 50%. Dicho esto, sepamos que el IRPF recauda más que antes de la crisis mientras las empresas pagan casi la mitad en sociedades. Y que se pierde mucho con el IVA y el fraude fiscal. Urge aprobar esta Legislatura una reforma fiscal para recaudar más (ingresamos 80.000 millones menos que Europa) y repartir mejor los impuestos: que paguen más empresas, bancos, multinacionales y los más ricos. Así declararemos con más ganas.
El Impuesto sobre la renta, el IRPF, es el principal impuesto en España: recaudó 82.858 millones de euros en 2018, el 39,32% de toda la recaudación fiscal (208.684 millones), por delante del IVA (70.177 millones, el 33,62%), sociedades (el impuesto que pagan las empresas recaudó 24.838 millones, el 11,90%) y los impuestos especiales (carburantes, tabaco, alcohol, juego y otros aportaron 20.528 millones, el 9,83% del total), recaudándose el resto con tasas y otros ingresos (1.973 millones), según el último balance de Hacienda.
Este año 2019,
Hacienda espera recaudar un 3,9% más por IRPF, concretamente 86.126 millones de euros, con lo que este
impuesto ganará peso otro año más (supondrá el 39,46% de la recaudación, frente al 36,18% en 2007). Y la mayor
parte de este IRPF se ingresará con las retenciones que se hacen mes a mes
(en las nóminas, pensiones y dividendos), pagando sólo 11.872 millones en la
declaración que presentemos el año que viene, por los ingresos de 2019. En la declaración que presentamos ahora, antes del 1 de julio, se
esperan 20,3 millones de declaraciones de la renta, pero al 70% de los contribuyentes les
saldrá negativa, porque les
retuvieron de más el año pasado: se estima que Hacienda les devolverá 11.265 millones de euros. Al 30% restante
les saldrá “a pagar” y tendrán que ingresar ahora, con la declaración del IRPF,
12.212 millones de euros, según Hacienda.
Este año, no hay grandes cambios en el IRPF, que mantiene las rebajas fiscales
hechas por el Gobierno Rajoy en 2015 y 2016, tras las fuertes subidas de
impuestos que aprobó para 2012, 2013 y 2014. La principal novedad es que no tributan las prestaciones de maternidad y paternidad cobradas en 2018,
después de que el Tribunal Supremo las declarara exentas. Y también, que
Hacienda va a “vigilar con lupa” las 1,6
millones de cuentas bancarias que los españoles tienen en el extranjero,
conocidas recientemente gracias a los acuerdos internacionales firmados en la
OCDE. Eso sí, Hacienda sigue sin
descontar el efecto de la inflación a nuestros ingresos, lo que supone una penalización media de 33,24 euros
por contribuyente (entre 18 y 1.321 euros), según los técnicos de Hacienda. Y sigue siendo un galimatías conocer los cambios fiscales de las autonomías, que han modificado mínimos exentos y
deducciones, lo que provoca 17 declaraciones de la renta distintas.
¿Quién paga el IRPF?
Los datos publicados por la Agencia Tributaria (referidos a la declaración 2016,
presentada en 2017) son concluyentes: el
50% del impuesto lo paga la clase media, los que
declaran ganar entre 22.500 y 57.000 euros anuales de base imponible (son el 29% de las declaraciones, 5.690.300 contribuyentes). Por debajo,
los que ingresan menos de 12.000 euros (40,2%
de los contribuyentes) no pagan casi nada (el 1,1% del total) y entre
12.000 y 22.500 euros (27,3% de
contribuyentes) muy poco (otro 6,1% de la recaudación). Y por encima, los que ganan entre 60.000 y 120.000 euros
(2,8% de los declarantes) aportan el
17,4% de la recaudación, los que ingresan entre 120.000 y 240.000 euros (el
0,6% de los contribuyentes) pagan el 0,8% y los que declaran más de 240.000
euros anuales (el 0,2% de contribuyentes) aportan el 10% del IRPF.
Como se ve, el
impuesto de la Renta es progresivo (pagan más los que más tienen), pero podría serlo más si pagaran tipos más altos los que ganan más de
120.000 euros, muchos de los cuales utilizan sociedades y SICAV para
“eludir” impuestos. Otro problema del
IRPF es que es un impuesto plagado de deducciones y exenciones fiscales (familia, vivienda, planes de pensiones, inversiones…), que suponen un doble
problema: reducen mucho la
recaudación final (14.800 millones en 2016, un 18,6% de recaudación
perdida) y son muy regresivas, porque de estas deducciones se aprovechan más las
rentas medias y altas que los que tienen menos ingresos. Así, el 20% de españoles más pobres pagó un 26,8% de su renta en impuestos
(directos e indirectos), más que la
clase media (el 70% de españoles con ingresos intermedios pagó en impuestos
entre el 23 y el 25% de su renta) y
sólo menos que el 10% más rico (que pagó el
29,1%), según un estudio de FEDEA.
Dicho esto, hay que señalar que en España se paga menos IRPF que en la mayoría de Europa, sobre todo
las clases medias y altas. Así, el tipo
marginal máximo en Madrid es
del 43,5% (aunque hay autonomías
donde llega al 48%), lo que sitúa a España el
puesto 11 de los 28 UE, según Eurostat, en línea con Reino Unido (45%), Italia (47,2%), Alemania (47,5( e
Irlanda (48%), pero muy por debajo del
tipo máximo que se paga en gran parte de la Europa del norte, más rica y
con más servicios: Suecia (57,1%), Dinamarca (55,8%), Grecia (55%), Bélgica
(53,2%), Portugal (53%), Holanda (52%), Francia (51,5%) y Finlandia (51,1%). Y
en la Europa del Este (más pobres y con menos servicios), los tipos de los
impuestos personales son muy bajos, entre el 10% de Rumanía o Bulgaria, el 15%
de Hungría y el 32% de Polonia.
El IRPF es un impuesto que pagan sobre todo los
trabajadores, los que viven de un
sueldo, que aportan el 85% del impuesto, siendo el resto las rentas de intereses y
dividendos (8,6%) y los ingresos empresariales y de otras actividades (sólo
aportan el 5,6%). Pero los trabajadores
españoles son los 2º con menos presión fiscal (impuestos y cotizaciones) en la OCDE, tras Estonia, según los últimos datos de esta organización referidos a 2018. En España, un trabajador soltero paga el 21,36% de su
sueldo en impuestos (14,9%) y cotizaciones (6,35%) frente al 28,4% en Europa, el 39,7% en Alemania, el 31,4% en
Italia, el 28,7% en Francia o el 23,4% en Reino Unido. Y si se toma a un trabajador casado y con dos hijos, en
España paga el 16,2% en impuestos y cotizaciones, frente al 16,9% en Europa, el
28,8% en Dinamarca, el 27,2% en Alemania, el 19,2% en Italia, el 18,6% en
Francia y el 15,6% en Reino Unido, el único país donde se paga menos que en
España junto a otros 8 paises europeos (la mayoría del Este), según los datos de la OCDE.
Al final, al tener
tipos marginales más bajos y abultadas deducciones fiscales, el IRPF tiene
menos peso en España que en la mayoría de Europa: somos el 3º país europeo que menos recauda con el impuesto sobre la
renta, sólo por detrás de Grecia y
Portugal, según un estudio de FEDEA: un 7,5% del PIB
de media, frente al 10% de media europea, el 9% de Alemania o
Francia, el 12% de Italia o el 27% de Dinamarca. Así que el IRPF recauda menos,
se paga de forma muy desigual y es regresivo, no reduce las desigualdades.
El otro impuesto
que hay que declarar ahora es el impuesto sobre el patrimonio, que sólo tienen que presentar los contribuyentes con más de 700.000 euros de
patrimonio (no cuentan hasta 300.000 euros de la vivienda habitual), tope
que baja a 400.000 euros en Aragón, a 500.000 en Cataluña y Extremadura y a 600.000 en la Comunidad Valenciana. Este
año se esperan unas 200.000
declaraciones de patrimonio, tras presentarse 197.768 en 2017, recaudándose 1.039,7 millones por este impuesto
(el 52% lo pagan los que tienen entre 1,5 y 6 millones de patrimonio, un 25,8%
de los contribuyentes, la clase media alta, el 21,6% los que declaran entre 6 y
30 millones y un 10,3% los que declaran
más de 30 millones de patrimonio, sólo 579 contribuyentes en 2017). Aquí hay grandes diferencias entre autonomías, porque varían los tipos y deducciones y
las bonificaciones: en Madrid no se paga nada (bonifican el 100%) y en
La Rioja sólo el 25%.
Visto el panorama general, hay que resaltar también que el IRPF, aunque recaude menos que en
Europa, tiene cada vez más peso en los
impuestos españoles y es el 2º impuesto donde más ha crecido la recaudación: un +18,60% más entre
2007 (72.214 millones) y 2019 (86.126), sólo por detrás del IVA, donde nos han dado el gran “palo fiscal”, con un aumento del +32%
de recaudación entre 2007 (55.851 millones) y 2019 (73.712). En impuestos
especiales (carburantes, tabaco, alcohol y juego) también pagamos un 13,4% más
que en 2007. Y entre tanto, las empresas
pagan casi la mitad que antes de la crisis en el impuesto de sociedades:
aportaron 44.823 millones en 2007, en
2018 ingresaron 24.838 millones y está previsto que paguen 26.063 millones en 2019, un 41,8% menos que antes de la crisis.
Y eso que los beneficios empresariales pasaron
de 450.170 millones en 2007 a 511.842
millones en 2018, que las empresas gananun 13,7% más que antes de la crisis. La explicación es que el tipo medio del impuesto de sociedades
ha bajado (del 35 al 25%) y, sobre todo, que han aumentado las exenciones y
deducciones, por lo que las empresas
pagan mucho menos mientras la mayoría pagamos más impuestos que en 2007.
Así que pagamos menos IRPF que la mayoría de europeos pero pagamos más impuestos que las empresas, los
bancos y multinacionales y que los que utilizan una sociedad o una SICAV
para tributar. Y esto lo refleja claramente el último informe de la OCDE sobre España
(“Perspectivas Económicas 2019”), publicado en mayo: “la tributación se mantiene
concentrada en las rentas del trabajo, lo que penaliza el crecimiento y el
empleo” (textual). Y la Comisión
Europea, en su último informe sobre España (febrero de 2019) critica que en España haya “un
exceso de deducciones” en el IRPF y que sean “regresivas”, por lo que los
impuestos corrigen menos la desigualdad en España que en el resto de Europa.
Pero la mayor crítica de la UE a los impuestos en España es que recauda poco, menos que los
demás países. Es un hecho, del que nunca hablan los que defienden bajar
impuestos. En 2018, España recaudó un 38,9% del PIB en impuestos frente al
45% de media en la UE-28 y el 46,3%
en la zona euro, según Eurostat. Eso significa, a lo claro, que España recauda cada año 73.703 millones menos que la UE-28 y 89.410
millones menos que los paises del euro. Pongamos 80.000 millones menos de media. Si
nos equiparáramos fiscalmente con Europa, podríamos destinar esos 80.000 millones a reducir el déficit y gastar más en
tanto como hace falta (pensiones, sanidad, educación, gastos sociales,
tecnología, modernización…).
La gran pregunta es ¿por
qué recaudamos menos? La Comisión Europea nos lo ha dicho, informe tras informe, sin que Rajoy y sus
gobiernos hayan hecho caso. Primero, hay un exceso de deducciones en el IRPF
y los que ganan más de 120.000 euros pagan poco. Segundo, hay un gran agujero en el IVA (somos el 3º país europeo que menos recauda), por un
exceso de tipos reducidos y superreducidos que en muchos casos no están
justificados (10% de IVA a hoteles y restaurantes, por ejemplo). Tercero, hay poco peso de los impuestos medio
ambientales (1,8% del PIB frente al 2,4% en Europa) y pagan mucho menos impuestos el gasoil
(59,75 céntimos/litro frente a 73,82 céntimos en la UE-28) y la gasolina (70,77
céntimos/litro frente a 87,64 céntimos en Europa, según el último Weekly Oil Bulletin). Cuarto, recaudamos menos por
el impuesto de patrimonio, herencias y tasas.
Pero, sobre todo, el gran “agujero” en los ingresos está en sociedades, porque el tipo es más bajo (25% frente al 28% de media europea, el 34% de Alemania y Portugal o el 34% de Francia y Bélgica) y porque hay muchísimos beneficios fiscales (3.800 millones en 2016, el 15% de la recaudación que se pierde), lo que hace que las grandes empresas acaben pagando muy poco: el 5,99% sobre beneficios, menos que las pymes (16,93%) y que los demás contribuyentes (pagamos el 14,9% de nuestros ingresos). Y eso, sin olvidar a las multinacionales (que apenas pagan impuestos en España) y los más ricos, que “eluden” o evaden impuestos.
Pero, sobre todo, el gran “agujero” en los ingresos está en sociedades, porque el tipo es más bajo (25% frente al 28% de media europea, el 34% de Alemania y Portugal o el 34% de Francia y Bélgica) y porque hay muchísimos beneficios fiscales (3.800 millones en 2016, el 15% de la recaudación que se pierde), lo que hace que las grandes empresas acaben pagando muy poco: el 5,99% sobre beneficios, menos que las pymes (16,93%) y que los demás contribuyentes (pagamos el 14,9% de nuestros ingresos). Y eso, sin olvidar a las multinacionales (que apenas pagan impuestos en España) y los más ricos, que “eluden” o evaden impuestos.
Con este panorama, parece claro que urge una reforma fiscal en
profundidad con 2 objetivos: recaudar
más (se puede y se debe recaudar “como europeos”) y recaudar de una forma más justa, para que
paguen más los que hoy pagan poco (grandes empresas, bancos,
multinacionales y los más ricos) y los demás paguemos con más equidad,
rebajando deducciones injustificadas y desiguales y subiendo el IRPF a los que
ganan más de 120.000 euros (sólo el 0,8% de contribuyentes) y el impuesto de
patrimonio a los más ricos (que apenas pagan hoy). Y buscar más recursos con impuestos nuevos, como los pensados por muchos paises UE para las multinacionales
tecnológicas (tasa Google) y las finanzas (tasa Tobin), así como con impuestos
verdes. Algunas de estas propuestas estaban incluidas en el Presupuesto fallido para 2019 (+5.654 millones de recaudación) y se ha perdido un
año, aunque la idea es subir esos impuestos (no a la mayoría de
españoles) en el Presupuesto 2020.
Algo nada fácil, porque las tres derechas defienden bajar impuestos, no subirlos como exige
equipararnos con Europa y las tremendas necesidades del país.
Estos días que nos
toca “declarar” a Hacienda (pagar
impuestos lo hacemos todos los días), podemos reflexionar sobre todos estos
datos y sobre dos hechos incontestables: España recauda menos impuestos y los pagamos de una forma desigual e injusta,
en perjuicio de los que viven de un sueldo y a favor de las grandes empresas y
los más ricos, que tienen muchos medios para “eludir” impuestos legalmente. Es
hora de plantearse esta Legislatura una reforma fiscal a fondo, que
reparta el esfuerzo y reduzca el fraude, con más medios para Hacienda,
porque España tiene “el menor número de
inspectores por habitante de la UE”, según alertaba el último informe de la Comisión Europea. Y que consiga más ingresos, no
menos, para equipararnos con Europa y financiar los servicios públicos
y las reformas económicas y sociales que hacen falta para modernizar el país. Sin más ingresos (justos) no conseguiremos gastar en lo que hace falta
y tener un país con más servicios para
todos. Entre tanto, demos ejemplo y , ahora, declaremos bien a Hacienda.
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