jueves, 22 de septiembre de 2022

Ojo al "agujero" comercial (déficit x5)

Todos sabemos lo que nos cuesta la inflación disparada por la crisis de la energía y la guerra de Ucrania. Pero quizás no sabemos lo que le cuesta al país: la factura del petróleo, el gas y las materias primas que compramos fuera se ha disparado y el déficit comercial se ha multiplicado por 5 este año. Ha pasado en toda Europa, pero somos el 2º país con más déficit comercial de la UE, tras Francia. El problema es que este “agujero” comercial hay que pagarlo y los ingresos por exportaciones (récord) y por turismo no aportan divisas suficientes. Y por ello, España ha vuelto a tener en 2022 déficit con el exterior, tras 10 años de superávit. Así que ahora, por esta crisis y este “agujero”, necesitamos financiarnos fuera (aumentar la deuda) y somos más dependientes del exterior, más vulnerables a inversores y subidas de tipos. Urge ahorrar energía, porque consumimos más gas y carburantes y casi la misma luz que antes. Y no podemos pagarlo.  

Enrique Ortega

A pesar de la actual crisis internacional, España vende más en el extranjero mes a mes: las exportaciones españolas alcanzaron los 222.961 millones de euros de enero a julio, una cifra histórica y un aumento del +24,2% sobre los 7 mismos meses de 2021. Somos el país europeo donde más crecen las exportaciones este año, por encima de la media UE (+21,4%), de Italia (+21,8%), Francia (+19,5%), Alemania (+13,2%) o Reino Unido (+19,1%), e incluso crecen más que las exportaciones de EEUU (+20,5%), China (+14,7%) o Japón (+15,8%), según los últimos datos de Comercio. Están creciendo todas las ventas españolas fuera, pero sobre todo de energía, materias primas medicamentos y productos químicos, más a América (+30,8%) que a Europa (+24,3%). Y con ello, continúa la racha de exportaciones récord, creciendo año tras año desde 2010, para contrarrestar primero la crisis y luego la pandemia, aprovechando ahora la caída del euro (-13,3% desde enero), que abarata nuestros productos fuera (un 13,3%).

Hasta aquí muy bien: las exportaciones nos ayudan a vender, crecer y mantener empleo en plena crisis internacional. Pero la otra cara de la moneda, las importaciones, llevan un camino muy preocupante: se han disparado este año, hasta los 261.485 millones de euros (enero a julio), una cifra histórica que supone un aumento del +40,2%, casi el doble de lo que crecen las exportaciones. Una factura importadora que se ha disparado por el fuerte encarecimiento de las compras exteriores de energía, materias primas y alimentos, que además hemos tenido que pagarlas en dólares más caros (el euro se ha depreciado un -13,30% frente al dólar): petróleo (35.044 millones importados, +101%), gas natural (14.241 millones, +318%), materias primas (8.377 millones, +23%), abonos (910 millones, +68%), aceites (3.265 millones, +56%), pescado (5.057 millones, +34,6%), hierro y acero (8.915 millones, +56%), papel (3.016 millones, +39%), productos químicos inorgánicos (2.185 millones, +66%), plásticos (9.862 millones, +33%), material de transporte (5.545 millones, +52%), motores (1.505 millones, +61%), ropa (15.046 millones, +30,8%) y calzado (2.280 millones importados, +38%).

Los países que se han beneficiado de estas mayores importaciones españolas son sobre todo Estados Unidos (las importaciones españolas de USA ascendieron a 20.787 millones hasta julio y crecen un +143,5%, por la fuerte compra de petróleo y gas), Brasil (5.450 millones importados, un +127%, por el petróleo, materias primas y alimentos), Emiratos Árabes (901 millones, +180%), Argelia (4.666 millones importados, +108,6%, sobre todo gas), Nigeria (5.705 millones, +104,3%, por el petróleo), Egipto (por el gas: 1.652 millones importados, +184%), Rusia (4.408 millones importados, +53,5%), China (27.201 millones importados, +52%), Taiwán (1.459 millones, +55,7%, por compras de hierro y acero, también hechas a Francia, Alemania e Italia), Vietnam (2.296 millones, +55%, por ropa y pescado), así como Turquía, Marruecos y Bangladesh, por mayores importaciones de ropa.

Este récord importador ha disparado el déficit comercial de España (la diferencia entre importaciones y exportaciones). Siempre hemos comprado fuera más de lo que vendemos, pero este “agujero comercial” se ha disparado este año, a pesar del récord de las exportaciones: el déficit comercial alcanzó los -38.534 millones de euros entre enero y julio de 2022, 5 veces más que en los siete primeros meses de 2021 (-6.995 millones) y más que en todo el año 2021 (-26.178 millones de déficit comercial). La culpa de este “agujero” comercial la tienen las compras de energía, que suponen el 80% del déficit comercial (-31.045 millones). Y por paises, la mayor parte del déficit comercial lo tenemos con China (-22.705 millones, un 44% más que el año pasado), Estados Unidos (-9.825 millones, 60 veces el déficit que teníamos el año pasado), Nigeria (-5.481 millones, el doble que en 2021), Argelia (-3.726 millones , el triple que en 2021), Rusia (-3.564 millones, más del doble que el año pasado), Brasil (-3.448 millones, el triple que en 2021), India (-2.405 millones, +35%) y Vietnam (-2006 millones déficit, el doble que el año pasado). Con el resto de Europa, España sigue teniendo superávit comercial, salvo con Alemania (-3.217 millones, déficit similar al de 2021), Paises Bajos (-1.915 millones, -16%), República Checa (-1.143 millones,+31%), Hungría (-669 millones déficit, +23%) e Irlanda (-553 millones, +42%).

Este grave problema, que se dispare el déficit comercial, lo está sufriendo toda Europa: la zona euro ha pasado de tener superávit comercial con el resto del mundo (+100.600 millones de euros en el primer semestre de 2021) a tener ahora un abultado déficit comercial (-140.400 millones de euros hasta junio). Pero España lo sufre más, porque somos un país con un déficit comercial crónico (mientras 11 países UE suelen tener superávit comercial) y porque tenemos una grave dependencia energética. De ahí que ahora, somos el 2º país con más déficit comercial de Europa (-33.500 millones en el primer semestre), sólo por detrás de Francia (-89.000 millones) y por encima del déficit comercial de Grecia (-17.600 millones), Portugal (-14.100 millones) o Italia (-13.000 millones), mientras Alemania tiene superávit (+33.200 millones), como Irlanda (36.100) y Países Bajos+28.800), según Eurostat.

La primera consecuencia económica de este problema, el disparado déficit comercial de España (por la inflación, la energía, la guerra de Ucrania y el euro débil), es que nos resta crecimiento y empleo. Hasta ahora, el crecimiento de las exportaciones (desde 1995 y sobre todo desde 2010: se han casi duplicado, pasando de 185.799 millones en 2010 a 316.609 millones en 2021) ha servido para contrarrestar las crisis interna, tanto la de 2008 como la pandemia: los empresarios intentaban vender fuera lo que no podían vender dentro. Y por eso, las exportaciones “nos han salvado dos veces”, en la crisis de 2008 y en la pandemia de  2020: cayó el crecimiento (PIB), pero habría caído más de no ser por las exportaciones (y por unas importaciones no disparadas). En 2021, el sector exterior aportó un 0,2% del 5,5% que creció España. Y en 2022, crecimos un +0,2 % en el primer trimestre gracias al sector exterior (+0,8%), porque la demanda interna cayó (-0,6%). Y en el 2º trimestre, el tirón de las importaciones ha restado al crecimiento, según el INE: crecimos un 1,1%, por la recuperación del consumo interior (+2,2%) y el sector exterior fue un lastre (restó un -1,1% al crecimiento total).

Ahora, el temor es que el sector exterior siga restando crecimiento y no ayude en la segunda mitad de 2022, provocando que España crezca muy poco o nada. Y además, el sector exterior es clave para el empleo: las exportaciones sostienen 2,5 millones de empleos en España, el 12% del empleo total (y 38 millones de empleos en toda la UE, ahora afectados). Hay que recordar que cuando se disparan las importaciones (recordemos: han crecido un +40,2%), se está creando empleo fuera de España (en China, USA, Brasil, Argelia, Nigeria, Rusia, Taiwán, Vietnam…) y no aquí. Por eso debe preocuparnos el déficit comercial.

Pero hay otro motivo de preocupación ahora, por haberse quintuplicado el déficit comercial: este “agujero” hay que taparlo, hay que financiarlo. Y lo grave es que España no tiene ahora divisas suficientes para hacerlo y ha incurrido otra vez en un déficit con el exterior: los ingresos por exportaciones y por turismo (divisas) no son suficientes para pagar la disparada factura de las importaciones. Y así, en el primer semestre de 2022, España tiene un déficit de -1.230 millones de euros con el exterior (llamado “déficit por cuenta corriente”), según el Banco de España, cuando teníamos un superávit de +2.087 millones en el primer semestre de 2021 (porque las exportaciones y el turismo ingresaban más divisas que el coste de las importaciones).

Volvemos así a un viejo problema de España, con Franco y con buena parte de la democracia: la insuficiencia de divisas para financiar las compras al extranjero, lo que nos obligaba a restringirlas y a endeudarnos para pagarlas. Sólo entre 1987 y 2011, España sufrió 26 años de déficit con el exterior (ver gráfico). Y sólo en los últimos 10 años, entre 2012 y 2021, hemos logrado tener superávit con el exterior (+17.057 millones en 2021), gracias a los sucesivos récords de ingresos por las exportaciones y el turismo. Ahora, al haberse disparado la factura de las importaciones, volvemos a las andadas, al histórico problema del déficit de España con el exterior, que reduce nuestra independencia económica, al obligarnos a endeudarnos para financiar este agujero exterior. Y nos pilla en un mal momento, porque España se ha visto obligada a aumentar su deuda externa con la pandemia: alcanzó un récord histórico en el primer trimestre de 2022, según el Banco de España: 2.341.000 millones de euros entre deuda pública (1,48 billones) y privada, 231.000 millones más de deuda externa que antes de la pandemia (diciembre 2019). Y encima, están subiendo los tipos de interés, lo que aumentará los intereses a pagar por esta abultada deuda externa.

En definitiva, que la actual crisis de inflación no sólo afecta a nuestros bolsillos (encareciendo la cesta de la compra, la luz, los carburantes y casi todo) sino que ha disparado la factura de importaciones del país (+40,2%), multiplicando por 5 el déficit comercial. Y esto va a restarnos crecimiento y empleo en España, además de obligarnos a financiar este “agujero exterior” con más deuda externa, porque no llega con las divisas que aportan las exportaciones y el turismo, lo que reduce nuestra “independencia económica” y la maniobrabilidad del Gobierno. Y una deuda que ahora tendrá más coste para el Estado y las empresas, al estar subiendo los tipos de interés.

El tema puede parecer  algo técnico pero es una cuestión clave para la economía y para todos: las importaciones se han disparado y no las podemos pagar sin grandes sacrificios para el crecimiento, el empleo y el pago de la deuda. Por eso, urge frenar la factura energética: no podemos permitírnosla. Hay que recortar el consumo de petróleo, gas y materias primas, que empobrecen a las familias y al país. Y no parece que tengamos conciencia de ello. Porque los españoles consumimos ahora más energía que antes de la invasión de Ucrania. Veamos los datos. El consumo de gasolinas ha aumentado un +14% en el primer semestre y el de gasóleos, un +3,73%, a pesar de haberse disparado los precios, según CORES. El consumo de gas natural ha aumentado otro +5,2%. Sólo el consumo de luz ha bajado, pero muy poco: -2% de enero a septiembre, según REE.

Ahora, la Comisión Europea va a aprobar un Plan para recortar el consumo de energía en Europa un 15% de media cara al invierno, un paquete de medidas que pretende reducir el consumo de gas y racionalizar el uso de la energía, que está destrozando las cuentas de los europeos y las balanzas comerciales de los paises, sobre todo de España. No se trata sólo de ahorrar para evitar cortes de suministro de energía (a empresas y familias), sino sobre todo evitar que la factura de la energía rompa las economías y el empleo. No se trata de si cada uno de nosotros puede o no pagar la luz, la calefacción o los carburantes, sino que no podemos pagarlos como país. Acuérdese del tremendo agujero del déficit comercial (x5) y sus consecuencias: nos limita y nos endeuda. Recuerden esta otra visión de la crisis, de la que no se habla.

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