Ahora que ha dejado de llover, volveremos a preocuparnos de la contaminación,
que fue grave a principios de 2011 y 2012. La Agencia Europea de Medio Ambiente nos acaba de recordar que media España respira un aire que supera
todos los límites fijados por Bruselas y que somos el único país europeo,
con Luxemburgo, cuyo aire ha empeorado. Y esto provoca
graves enfermedades y 20.000 muertes al
año. El Gobierno acaba de aprobar un Plan Aire 2013-2016, que contempla limitar
el acceso de coches a las ciudades y subir los impuestos a los
más contaminantes. Pero es insuficiente. Hay
que tomar medidas más drásticas, como subir
los impuestos al gasóleo (que paga
menos y contamina 6 veces más que la gasolina), dar más ayudas para cambiar de coche, no subir tanto el
transporte público y conseguir unos
carburantes y coches menos contaminantes. Nos
jugamos la salud y nuestras ciudades.
enrique ortega |
España es uno de
los siete países que incumplen los límites a la contaminación impuestos por
la Comisión Europea (Directiva
2001/81) para 2010, junto a Luxemburgo, Austria, Francia, Alemania y
Bélgica. Y el único, con Luxemburgo, que ha empeorado sus emisiones de gases contaminantes (2011),
según el último informe de la Agencia
Europea de Medio Ambiente.
España rebasa
los límites europeos en las emisiones a la atmósfera de cuatro
gases contaminantes muy nocivos
para la salud: dióxido de nitrógeno
(NO2), partículas en suspensión (PM10), ozono troposférico (03)
y dióxido de azufre (SO2). Y de un quinto que afecta a
las zonas rurales: el amoníaco (NH3), producido en la agricultura
y ganadería por el uso de fertilizantes y la gestión del estiércol.
El mayor problema
es el incumplimiento límites de
dióxido de nitrógeno (NO2), un gas
tóxico que procede en un 80% de los
vehículos y cuyo techo europeo se
ha superado (2011) en 13 ciudades, con 12 millones de habitantes : Madrid (capital, zona sur y
corredor del Henares), Barcelona, Vallés y Baix Llobregat, Sevilla, Granada y
Palma, según los mapas
del Ministerio de Medio Ambiente.
Sin embargo, el
incumplimiento más grave es la emisión de partículas (PM10), en un 35-50%
también procedentes de los vehículos (el resto, de calefacciones, industrias y
térmicas), porque son las más nocivas para la salud. Superan el límite europeo
un abanico de ciudades de toda España, con 7,2
millones de habitantes: Barcelona, Vallés y Baix Llobregat, Plana de Vic, Terres
de Ponent, La Rioja, Bilbao y bajo Nervión, Gijón y Asturias central, Granada y
Bailén.
El incumplimiento más
extendido es la superación de los topes de ozono troposférico (O3), el ozono “malo” (el “bueno”, el estratosférico, filtra la radiación
solar), producido sobre todo en verano por la fotooxidación de NO2 y compuestos orgánicos volátiles (COVs),
procedentes de vehículos, calefacciones, térmicas e industrias. Media España (Madrid, sur de Castilla y
León, mitad sur de España, la Rioja, valle del Ebro y Cataluña) incumple los límites europeos de O3, afectando a 22,6 millones de habitantes, según Medio
Ambiente. Y España es el país europeo que más
veces rebasó los niveles saludables de este gas irritante.
Por último, dos zonas
españolas superan los límites europeos de dióxido de azufre (SO2), producido por la industria
(refinerías y químicas): la bahía de Algeciras y Santa Cruz de Tenerife,
afectando a 580.000 personas.
Estas emisiones de gases son nocivas
para la salud y para la tierra (acidifican el suelo y dañan los
cultivos), no sólo en España, sino que “viajan”
a grandes distancias, produciendo lluvia ácida. Está científicamente
demostrado que la contaminación del aire produce enfermedades respiratorias
(asma, bronquitis, enfisema), cardiovasculares,
tumores, ictus, partos prematuros y
hasta diabetes y obesidad,
sobre todo en los grupos de riesgo: niños, ancianos y enfermos crónicos.
Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aumentado su alerta
y pide a los Gobiernos rebajar más los límites (que ahora se incumplen), sobre
todo de las partículas más pequeñas
(PM2,5 micras), las más
peligrosas y que muchas ciudades no miden.
Frente al aire
contaminado, un grave problema en
toda Europa (más del 80% de la
población europea está expuesta a una contaminación que supera las
recomendaciones de la OMS), las soluciones
son dispares. Hay ciudades, como Londres, que pusieron en 2003 un peaje
diario a los vehículos. Otras, como Milán,
tienen desde 2007 un protocolo para cerrar el centro al tráfico cuando hay contaminación
excesiva (lo han hecho tres veces). Y en Berlín,
desde 2008 se restringe el tráfico en el
centro a los coches más contaminantes, medida que aplican ya más de 400 ciudades europeas. En España,
se ha optado por la trampa de cambiar
de sitio las estaciones de medida (Madrid
o Zaragoza) o pedir una prórroga de cinco años a Bruselas para cumplir los límites (se la ha negado a Barcelona y
está pendiente Madrid), sin tomar medidas decididas, a pesar de los graves problemas a principios de 2011
y 2012.
Ahora, el Gobierno Rajoy
quiere tomar medidas, con el Plan
Aire 2013-2016, que se está
debatiendo con autonomías, Ayuntamientos e instituciones. Pretende crear un
marco común para todas las ciudades (ahora cada Ayuntamiento va a su aire) y promover tres
medidas concretas: limitar la velocidad de circulación, poner
colores a los coches (según lo que contaminen) para limitar su acceso a
las ciudades (no se atreven a imponerlo a los Ayuntamientos y lo estudiará un Grupo de trabajo para aplicarlo en 2015) y subir el impuesto de
circulación a los coches que más contaminen (crean una comisión con
Hacienda y los Ayuntamientos).
Es un paso, pero insuficiente. Porque España tiene un problema de contaminación más grave que el resto de Europa.
Primero, porque tenemos demasiados coches:
en 1980 había uno por cada cinco habitantes y en 2010 son dos, con lo que somos
el cuarto país del mundo con más
coches por habitante (480 por 1.000), tras Italia (600), Alemania (510) y
Francia (495), por delante de EEUU (439) y Japón (450). Pero sobre todo, porque
somos “un
país diésel”: el 60% de vehículos circula con gasóleo frente al 37% en Europa. Un carburante que emite seis veces más NO2 y partículas PM10 que la gasolina.
Por eso, es urgente
tomar medidas valientes. La primera,
subir el impuesto al gasóleo (compensando a los transportistas), como piden Bruselas
y el FMI,
ya que paga menos que en Europa y menos que la gasolina. Para equipararlos, habría que subirlo 7 céntimos litro.
La segunda, que paguen más impuestos los coches más contaminantes. La tercera,
más rigor en el control de la ITV: un 20% de los coches con más
de 10 años (los que más contaminan) no la pasan, según un estudio
de la Universidad Carlos III. Cuarta, aumentar las ayudas para cambiar de coche, porque en 2014 la mitad tendrán más de 10 años. Quinta, fomentar el transporte público de verdad, congelando
tarifas
(ha subido un 8,1% en 2013 y más del 30% con la crisis) y mejorando el servicio,
con autobuses menos contaminantes. Y limitar
de verdad el acceso al centro de las
ciudades con problemas.
A medio plazo, hay
que tomar dos medidas de fondo. Una,
conseguir carburantes menos contaminantes, lo contrario de
lo que ha hecho el Gobierno este año penalizando
doblemente los biocarburantes (bajando
su porcentaje del 6,5 al 4,1% y quitándoles la exención
fiscal). Un camino que acaba de seguir EEUU:
Obama ha aprobado el Plan
Tier 3 para reducir los óxidos de nitrógeno (-80%) y el azufre (-60%)
en los carburantes para 2017. La otra, pactar
con la industria para fabricar automóviles menos contaminantes,
a la vez que se apoyan de verdad (sólo 10 millones de ayudas, retrasadas) los coches híbridos y eléctricos
(un fracaso: se venden 1,2
al día).Carburantes y coches más
limpios aunque más caros.
Todo ello supone enfrentarse
a grupos muy poderosos (petroleras,
industria
automovilística) y tomar medidas
impopulares (penalizar el coche),
además de gastar más, en medio de la crisis. Pero no podemos seguir respirando
veneno, más en cuanto la economía crezca. La contaminación causa ya 20.000 muertos al año, según Ecologistas en Acción. Y provoca otros
costes, sanitarios y medioambientales, por 20.000
millones al año, según el Observatorio
de la Sostenibilidad. Hay que pararla antes que nos carguemos nuestras ciudades de forma irreversible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario