El Gobierno ha
puesto en marcha un Plan de empleo
juvenil cuya mayor apuesta es que los jóvenes desempleados se hagan “emprendedores”,
cobrando el paro de una vez para montar
una empresa con cotizaciones rebajadas. Un falso atajo para casi 2 millones de jóvenes parados, porque la
mayoría acabarán cerrando su “chiringuito”,
tras dejar sus estudios y comerse el
paro: el 91% de estos negocios no
sobreviven más de tres años y medio. Pero “emprender" se ha
puesto de moda, en las autonomías y en el Gobierno, que aprobará este mes
una Ley de Emprendedores, como “receta mágica” contra la crisis. La
realidad es que crean poco empleo y empresas con poco futuro, sobre todo
tiendas, bares y webs. Hay que fomentar
nuevos negocios, pero con proyectos viables y no por la urgencia del autoempleo o para hacer marketing (y demagogia política) a costa de los emprendedores.
Y sobre todo, reanimar la economía y no hacer más recortes,
como los de este viernes. Porque para
emprender hay que vender.
enrique ortega |
En España hay 1.860.000
jóvenes (menores de 30 años) sin trabajo,
que sólo tienen por delante cuatro opciones:
buscar trabajo sin conseguirlo, seguir estudiando, irse
a otro país a buscar empleo o montar un negocio. El Gobierno, tras
el tirón
de orejas de Bruselas (tenemos el 52%
de paro juvenil, el doble que la UE),
ha puesto en marcha, con foto
en Moncloa, un Plan de empleo
juvenil con dos
patas: incentivos (pocos) a la contratación de jóvenes y medidas
para que se hagan “emprendedores”,
para que cobren el paro de una vez y monten
su negocio, pagando menos cotizaciones (50€ los 6 primeros meses).
La Estrategia
de Emprendimiento y Empleo Joven
es un atajo para rebajar la cifra de
parados jóvenes, animándoles a que se hagan empresarios. El primer problema, como siempre, es que se hace con poquísimos recursos: 1.700
millones en cuatro años para todo, 425
al año, de los que un tercio son para autoempleo (161
millones). El Gobierno estima crear 30.000
nuevos autónomos jóvenes en
estos 4 años, frente a casi 2 millones de jóvenes en paro. El segundo problema es que muchos de ellos,
angustiados por no trabajar, están ahora
tentados a cobrar el paro de una vez y montar un negocio, sin un plan, sin medios y sin experiencia
(el 26,8% de los emprendedores carecen
de estudios). La mayoría montan una tienda, un bar, una franquicia o una
web, que sólo les emplea a ellos. Y el riesgo
es que dejen sus estudios y buscar un empleo acorde a su formación para acabar comiéndose el paro y cerrar. Eso sí, el Gobierno consigue que en ese tiempo desaparezcan
de la lista del paro.
Está claro que España
debe avanzar en el emprendimiento joven, porque sólo un
4% de los negocios
(autónomos) los llevan menores de 30 años. Pero como una opción profesional
más (“ser empresario”), no por la urgencia del autoempleo. Afrontar el grave problema del paro juvenil exige tomar otras
medidas: educativas
(conseguir que muchos jóvenes retomen los estudios que abandonaron, fomentar la
Formación
Profesional), formativas y de reciclaje
(535.000 jóvenes en paro no
han acabado la ESO y más de la mitad de los parados no hablan idiomas)
y con contratos más incentivados que
vinculen trabajo y aprendizaje. Y sobre todo,
hace falta acabar con los recortes, que la
economía crezca, que haya demanda, porque si las empresas no venden no contratan
jóvenes (ni medio gratis como ahora).
Con todo, emprender
se ha convertido en la receta
mágica contra la crisis, en boca de expertos y muchos políticos, junto a grandes empresas y bancos que hacen marketing (y demagogia) con su presunto (y ridículo) apoyo a emprendedores.
De hecho, todas las autonomías
tienen programas para emprendedores, con
más asesores que nuevos empresarios. Y el Gobierno Rajoy lleva un año
prometiendo una Ley de Emprendedores, que dice aprobará a finales de abril. La medida estrella es crear empresas por Internet con
un euro de capital, en 24 horas y por 40 euros. Promete
simplificar la burocracia,
dar ayudas fiscales, reducir cotizaciones y conseguir vías de financiación (fondos, capital riesgo,
microcréditos) para que muchos españoles
se hagan empresarios.
Está bien, no viene mal que haya más emprendedores, pero no deja de ser otro espejismo. Primero,
porque hay mucha mortalidad en los nuevos negocios: sólo el 9% llegan a
cumplir los tres años y medio, según el último estudio
GEM. Y como uno de cada cuatro
emprendedores está en paro, lo hacen con poca experiencia y formación, sin
capital (5.000 euros es lo habitual), sin
crédito y creando poco empleo (57% sólo el suyo y otro 36% con 1 a 5
empleados), en empresas poco innovadoras
(90% con escasa tecnología), que no
exportan (el 75%, nada). Mimbres
que llevan a muchos negocios poco competitivos
y sin futuro.
Además, los
emprendedores se encuentran con un entorno hostil,
que se ha llevado por delante a 571.000
autónomos desde 2007 (quedan unos 3 millones). Y eso porque están sufrido
especialmente tres problemas: morosidad
(2 de cada 3 autónomos no consiguen cobrar de empresas y Administraciones
públicas, que les deben 4.811 millones), subida de
impuestos (IVA, IRPF, aumento retenciones
profesionales de 6 puntos desde enero y supresión
de tributar por módulos
a carpinteros, albañiles, cerrajeros, fontaneros y transportistas) y, sobre
todo, falta
de crédito: dos de cada tres autónomos
ya ni lo piden y los que lo hacen se encuentran con que a la mitad no
les dan nada y a otra cuarta parte menos de lo que necesitan (y carísimo).
En definitiva, que los emprendedores
en España lo tienen bastante crudo
con la crisis como para animar a más a intentarlo. Y sobre todo, que la solución al empleo no pasa sólo por
crear más pymes, porque en España hay demasiadas
(aunque no sea “políticamente correcto” decirlo): un 95% de empresas tienen
menos de 10 empleados y sólo tenemos 3.305 empresas con más de 250 trabajadores
(0,1%), cuando en Alemania hay 8.995 (0,5%). Y este raquitismo
empresarial tiene negativas consecuencias, porque los estudios
demuestran que las grandes empresas
son más productivas, más innovadoras, más exportadoras y con un empleo más estable. Por eso, el Gobierno debería fomentar la fusión de empresas, junto a la reindustrialización,
porque la industria es el sector que asegura más
empleo y competitividad.
Eso no quiere decir
que haya que abandonar a las pymes ni a los autónomos. Cada uno tiene su
papel y las grandes empresas tiran de las
pequeñas. Y está claro que debe
haber más
jóvenes que apuesten por ser empresarios, como en el resto de Europa u
EEUU. Pero no puede engañarse al personal
haciendo creer que el emprendimiento es
la panacea para el empleo, como critican
los sindicatos. Ni para jóvenes
ni para mayores. Hay que apoyar las nuevas iniciativas empresariales, pero las
que se vean viables y sean innovadoras. El resto, la mayoría, deberemos buscar empleo, de nuestra
profesión a ser posible, trabajando
en una empresa bien gestionada y con futuro.
Para todo ello, para
que se creen nuevos empresarios y contraten
las empresas actuales, hace falta que la economía crezca, que haya
demanda, que se venda. En lugar de reanimar la economía (como han
hecho EEUU, Japón, China o Brasil ),
Bruselas sigue empeñada en la austeridad,
en que España
haga más reformas (recortes)
y suba impuestos, con lo que nos hundiremos más en la recesión, este año y quizás también en
2014. Si Rajoy les hace caso y mete más la tijera este viernes , la economía se
retraerá más y así no habrá
empresas que salgan adelante, ni viejas ni nuevas. Porque para emprender hay que vender. Así de simple.
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