Aunque parezca increíble,
la luz baja este trimestre (por primera vez desde 2009) un 6,62% (por la caída del consumo y la
ayuda de las renovables), aunque no lo
notaremos en el recibo, porque en abril vuelve a ser bimestral y por tanto pagaremos el doble de lo habitual. Esta bajada, puramente coyuntural, contrasta con la subida del 3% en enero (más otro
2% en 9 autonomías con impuestos
verdes) y el 70% que ha subido la electricidad
desde 2008, con lo que los españoles
pagamos la luz más cara de Europa,
salvo Malta y Chipre. Y a pesar de ello, dicen
que los precios no cubren los costes
y tenemos una deuda histórica con las
eléctricas que ha vuelto a subir en 2012, hasta casi 29.000 millones de euros. Un caos de sistema eléctrico al que el
Gobierno ha intentado poner parches,
cinco en el último año, en vez de
hacer una profunda reforma del sector,
que ajuste costes y precios, para que
paguemos la luz más barata en el futuro.
enrique ortega |
Cada trimestre se revisan los precios de la luz para cubrir
la variación de costes, incluida la
compensación a las eléctricas por
los 7 impuestos que les ha puesto el
Gobierno desde el 1 de enero y que están
trasladando
a los consumidores. Unos costes
que no
están claros, ya que la Comisión
Nacional de la Energía (CNE) ha abierto en febrero dos expedientes a las
eléctricas por sospecha de “posible
manipulación de precios” en el mercado mayorista. Esta vez, los costes
de mercado han bajado, por la caída
del consumo y la ayuda del clima
(lluvia y viento), que han permitido una mayor aportación de energías
renovables más baratas. Con ello, la
factura baja este trimestre un 6,62% (por primera vez desde julio de 2009),
tras subir un 3% en enero (y un 2% más en las 9
autonomías con impuestos medioambientales).
Y apenas lo notaremos porque en abril
vuelven a mandarnos el recibo
cada dos meses. Además, este año habrá 200.000 familias menos que se beneficien del bono
social (2,2 millones), con un recibo más barato (- 23%) por estar
en paro, ser familia numerosa o cobrar pensiones mínimas.
A pesar de la bajada de abril, la
luz ha subido un 30% en los últimos tres años y un 70%
desde 2008, con lo que pagamos la electricidad más cara de Europa,
tras Chipre o Malta: una tarifa un 33% mayor
que la media europea. Y a pesar de ello, el recibo no cubre los costes
reconocidos a las eléctricas, por lo que acumulamos con ellas (desde 2002) un déficit de tarifa que ronda los 29.000 millones de euros, tras haber subido otros 4. 281 millones en 2012. Una hipoteca
que tenemos los consumidores y que pagaremos
en 15 años: esta deuda se convirtió en títulos, “papelitos” que compran los inversores y cuyos intereses y
amortizaciones pagamos en el recibo de la luz, a razón de 3 euros al mes hasta 2025.
Nos suben habitualmente la luz y
encima no llega con el recibo para pagar los costes que dicen tiene producirla. Un
despropósito que tiene su origen en la liberalización puesta en marcha por el Gobierno Aznar con la Ley del Sector Eléctrico (LSE) de 1997. Allí se estableció un doble sistema de precios. Unos, los de mercado: se fijaba el precio de la luz según lo que le
costaba producirla a la central más cara
(las térmicas de gas y fuel), lo que beneficiaba a las que producían con menos
costes (hidráulicas y nucleares). Es como pagar
igual la carne picada, al margen de que se haga con pollo o chuletón de ternera.
Y como con ese precio, la mayoría de las centrales (todas menos
hidráulicas y nucleares) apenas cubrían
costes y no inversiones, se les compensa con otros ingresos, los pagos
regulados , que son los que aprueba el Gobierno: primas, pagos por capacidad,
incentivos a la inversión o disponibilidad…
Al final, lo que baja
en abril son los precios de mercado
y el Gobierno no toca los pagos regulados (tampoco
lo hizo en enero) para que el recibo no suba.
Y es esta parte la que ha tratado de recortar en el último año,
dando un tajo sobre todo a las primas a
las energías renovables, a las que muchos culpan del déficit de tarifa.
Pero no es verdad.
Entre 1998 y 2011, las energías renovables (y
co-generación) recibieron pagos regulados por 35.000 millones, mientras las
centrales convencionales (hidráulicas, nucleares y térmicas) recibieron 53.000
millones. Además, la LSE de Aznar (asesor hoy de Endesa) fijó una compensación a las centrales hidráulicas y nucleares (los CTC), por el cambio de normativa, por importe
de 8.660 millones que cobrarían vía
tarifas en 13 años. Pero resulta que en junio de 2005 ya habían ingresado ese
dinero y siguieron cobrando de más
hasta que se quitó un año después (2.500 millones extras de CTC que les hemos “regalado”
con el recibo).
En definitiva, que en estos 15 años de la Ley Eléctrica de 1997, los consumidores hemos pagado más de lo que costaba producir el kilowatio hidráulico y nuclear
(pagamos carne picada de pollo a precio
de ternera), además de pagarles una compensación extra (CTC) incluso en
exceso, y otro sobrecoste en forma de primas a todas las centrales, muchas ya amortizadas (hidráulicas y
nucleares), disfrazadas de múltiples conceptos: transporte, distribución,
inversiones, disponibilidad… Tantos costes que no hay recibo que los cubra.
El Gobierno Rajoy,
en lugar de afrontar el problema de fondo
(los
costes no son reales) ha hecho como
Zapatero: subir tarifas y dejar que crezca la pelota del déficit. Además, ha
aprobado cinco reformas que son cinco
parches: moratoria a las nuevas renovables (no tendrán ayudas), recortes en algunos pagos a las eléctricas tradicionales, supresión del límite de déficit 2012 y olvidar la promesa de liquidarlo en
2013, recorte
primas a las renovables en 2013
y, sobre todo, la creación de 7
impuestos eléctricos, para recaudar más y reducir el déficit de
tarifa, impuestos que nos repercuten las
eléctricas en el recibo.
Cinco cambios inútiles, porque el déficit eléctrico ha crecido en 2012 (+4.281 millones), lo que ha obligado a aprobar un crédito extraordinario de 2.200 millones, que pagamos todos con nuestros impuestos. Y volverá a crecer en 2013 : sólo en enero, el déficit ha sido de 692 millones (+25% sobre enero 2012). Por eso, el Gobierno prepara un sexto parche para antes del verano: recortará otros 2.000 millones de pagos a las eléctricas (en transporte, distribución y primas a las renovables) y cargará otros 2.000 millones de deficit a los Presupuestos, que pagaríamos todos los contribuyentes.
Cinco cambios inútiles, porque el déficit eléctrico ha crecido en 2012 (+4.281 millones), lo que ha obligado a aprobar un crédito extraordinario de 2.200 millones, que pagamos todos con nuestros impuestos. Y volverá a crecer en 2013 : sólo en enero, el déficit ha sido de 692 millones (+25% sobre enero 2012). Por eso, el Gobierno prepara un sexto parche para antes del verano: recortará otros 2.000 millones de pagos a las eléctricas (en transporte, distribución y primas a las renovables) y cargará otros 2.000 millones de deficit a los Presupuestos, que pagaríamos todos los contribuyentes.
¿Cómo arreglar este disparate de sistema eléctrico? Pues yendo al origen del problema: ajustando producción (sobran centrales: hay 100.000 Mw instalados para un consumo de 40.000Mw) y costes, pagando el kilowatio por lo que cuesta realmente producirlo, sin
regalos para las hidroeléctricas y nucleares (ya amortizadas), pinchando la burbuja del gas (centrales muy
subvencionadas y que sólo funcionan a un tercio de capacidad) y recortando
subvenciones injustificadas al transporte,
la distribución y la disponibilidad,
así como a las grandes empresas consumidoras (les subvencionamos con 749 millones este año). En total, unos 4.000 millones al año menos de costes
y de nuestro recibo.
Y todo ello, apoyando y no penalizando a las energías
renovables, porque son la garantía
de futuro: entre 2015 y 2020, las tres
principales tecnologías (eólica, fotovoltaica y solar de concentración) alcanzarán costes de producción inferiores a
las centrales térmicas de fuel y gas. Y además, España (el país más dependiente del petróleo y gas
importados) tiene que cumplir la exigencia europea de que un 40% de la
electricidad se produzca con renovables para 2020 (ahora es un 32%).
Hay que recortar costes e ingresos no justificados
a las centrales hidráulicas, nucleares y
de gas, no a las renovables. El problema es
que ningún Gobierno se atreve, porque es enfrentarse a un poderoso oligopolio. Pero no hacerlo es mantener la actual locura
de costes y con ello, un
recibo por las nubes y unos precios de
la luz que impiden a nuestras empresas competir con Europa. Es una
de las grandes reformas pendientes,
de una vez y para muchos años. Hay que pactarla
ya y dejarse de parches que pagamos todos en cada recibo.
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