El Gobierno prepara
una drástica
reforma de las Universidades públicas, con cambios en la elección de rectores y en la contratación de profesores, además de suprimir
la Selectividad y reducir titulaciones
y master. Frente a ella, rectores, profesores y alumnos multiplican sus protestas,
denunciando la asfixia financiera de la
Universidad (tras perder 1.600
millones en tres años), el recorte de
profesores y medios, la subida de tasas y el recorte de becas. Y reclaman que, antes de cambiar la Universidad, se la dote
de más recursos, como otros
países. Algo urgente que no puede retrasar
la reforma de la Universidad, para ajustar la oferta (sobran títulos y Campus), adaptarla al empleo (1 de
cada 8 universitarios está en paro y el 25% está subempleado), conseguir nuevos ingresos y dotarla de más autonomía, para mejorar su eficiencia
y calidad. Reformar la Universidad
para que ayude a salir de la crisis.
enrique ortega |
Cada vez que cambia el sesgo
político del Gobierno, el nuevo ministro llega con una reforma educativa bajo el brazo. Esta
vez, Wert prepara también una reforma universitaria, a partir
del informe de un Comité de Expertos que ha recibido el
12 de febrero. En él proponen un cambio drástico en la organización de las Universidades públicas. Por un
lado, que los rectores no se elijan
sólo por el claustro de profesores, sino también entre profesionales de
prestigio, con la colaboración de las
autonomías. Por otro, defienden más
profesores contratados no
funcionarios. Y más financiación
pública para la Universidad, vinculada a resultados. Además, el Gobierno quiere suprimir
la Selectividad (con una reválida al final del
Bachillerato) y suprimir títulos y master (los de menos de 50
alumnos).
Los rectores (todos) han dicho que antes de hablar de reformas, el Gobierno debe resolver el grave problema
de asfixia financiera que tiene la Universidad y que sufren
cada día: problemas de tesorería,
despido de profesores y personal
contratado, retraso en el pago de nóminas,
deudas a proveedores, falta de mantenimiento e inversiones, deterioro
de las instalaciones y una deuda creciente (sólo la Complutense de Madrid, la mayor
Universidad de España, tiene una deuda de 150 millones de euros). Y encima, la amenaza de Hacienda de que si no cumplen este año los recortes y el
Presupuesto, les pueden sancionar.
Si las 50 Universidades
públicas están en bancarrota es
porque han sufrido tres años de recortes en
los ingresos que reciben del Estado
(10%) y sobre todo de las autonomías
(70% de sus Presupuestos). En total, unos 1.200
millones menos desde 2010, según
un estudio de
CCOO, a los que añadir otros 400
millones de recorte en las subvenciones
para investigación (I+D+i), lo que totaliza
un recorte de ingresos del 16%. Un tijeretazo que contrasta con lo que ha
hecho la mayoría de Europa: 9 países han aumentado su gasto universitario entre 2008 y 2012
(Austria, Dinamarca, Francia, Alemania, Noruega, Polonia, Eslovaquia, Suecia y
Suiza), dos lo han mantenido estable (Bélgica y Finlandia) y el resto lo han recortado
menos que España, salvo Grecia, Portugal y Lituania.
Al contar con menos recursos, las Universidades públicas se
han visto obligadas a despedir a profesores contratados, también
porque el Gobierno les forzó a ello con el decreto
de abril de 2012, que aumentaba
sus horas lectivas (triplicando en algunos casos su carga docente) y congelaba plantillas (anulándose incluso
oposiciones
convocadas en 17 Universidades). Con ello, este
curso se han perdido unos 3.000 profesores, que
se suman a otros 1.200 perdidos entre 2010 y 2012. En total, 4.200, un 4,2% de
las plantillas.
Y eso con un nuevo récord
de alumnos este curso: 1.469.653 (+25.000). Alumnos que han
sufrido una drástica subida de tasas; la media ha subido el +16,7%, pero subieron mucho
más Cataluña (+66,7%), Canarias (+42,1%), Castilla y León (41,9%), Madrid
(+38,1%), Comunidad Valenciana (+33,3%) y Castilla la Mancha (+20,3%). Y
aumentaron más las diferencias entre Universidades, con grados
que cuestan desde 713 euros en Galicia a 2.510 (1º Medicina) en Cataluña. En
los master, la subida media fue
mayor, del 69% (llega al +170% en Canarias, +130% en Cataluña o +121% en
Madrid), con precios que van desde 1.590 euros el master en Galicia a 4.290
euros en Canarias. Y eso que, antes de
esta subida, España era el noveno país de Europa con las matrículas más caras (incluso
hay 8 países europeos con matrículas gratuitas: los nórdicos, Austria, Grecia y
Malta).
Esta fuerte subida de tasas, que seguirá los dos próximos cursos,
contrasta con el mínimo aumento en las becas para
2013 (1.163 millones, 23 más que en 2012), que reciben un 23% de
universitarios. Además de endurecer los criterios para darlas (y retrasar
su pago), se han recortado las becas
de idiomas (-80% desde 2011 y se suprimen las becas para el
extranjero), las Erasmus (-60%) y las becas
Séneca (para cambiar de Universidad dentro de España), que se suprimen para el próximo curso. Con menos ayudas y tasas más elevadas,
apenas han subido las matriculaciones (+1,5%, la mitad que el curso pasado),
reduciéndose las asignaturas matriculadas. Y han caído las matriculaciones de master (-4.000
alumnos), sobre todo en ingenierías
(las más caras y que hacen más falta).
España gasta menos en educación universitaria (1,07% del PIB) que la media europea
(1,14%), por debajo de Francia (1,24%) y Alemania (1,21%), aunque mejor que
Italia o Reino Unido (0,84%). El Comité
de Expertos propone
subir este gasto hasta el 3%, lo que evitaría la asfixia financiera de las 50 Universidades públicas, que ahora son más eficientes que las 28 Universidades
privadas: gastan un 53% menos por
alumno, según el análisis de dos economistas
universitarios. La diferencia es que en España la aportación pública es mayor
que en Europa (81,6% frente al 73%) y menores los ingresos por matrículas
(8,42% frente al 9,1%, antes del tasazo porque
se busca que paguen el 25% del coste para el curso 2014-15) y los otros ingresos (10% frente a 18%),
porque nuestras Universidades recaudan
menos de donaciones, empresas
(formación, investigación, consultoría) y servicios (comedores, residencias).
Una vía a mejorar, junto a una subida menos drástica de tasas (y más becas: son el 0,08% del PIB frente al 0,25% en la OCDE).
Pero no todo es financiación. Además de contar con más recursos, la Universidad
tiene que afrontar cambios. Primero, ajustar su oferta, recortando
titulaciones (2.413 grados y 2.758 master) y fusionando Universidades (hay 236, en todas las capitales, con la
misma oferta de estudios a pocos kilómetros de distancia). Segundo, hay que orientar a los estudiantes hacia carreras técnicas más demandadas,
reduciendo la oferta de Humanidades y Ciencias Sociales, con menos “salida”. Y tres, habría
que reducir el número de universitarios, dirigiendo más alumnos de Bachillerato a FP,
para que la Universidad no sea una fábrica de parados: tenemos más universitarios que el resto de
Europa (un 29% frente al 27% la UE) y más
del doble de paro universitario
(12,5% aquí y un 5,2% ellos) y de universitarios
subempleados (25% en España frente al 12% en la
OCDE).
Hay que financiar mejor la Universidad, pero optimizando la inversión. Y eso
pasa por una mejor organización de los Campus,
con menos endogamia y más profesores de
fuera, pero con más autonomía universitaria, sin injerencia política del Gobierno y las autonomías (hacen como hicieron con
las Cajas), buscando Universidades más ligadas a las empresas y
al empleo, más internacionales. Y, sobre todo, con auditorías externas de eficiencia y calidad. Pero todo esto
no puede hacerse sin un gran pacto educativo, que hoy parece
imposible. Si se impone la reforma, como con los recortes y
las tasas, la Universidad española estará tocada
de muerte. Y no nos ayudará a salir
de la crisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario