La OCDE ha lanzado la alerta: la clase media se reduce en todos los paises, a costa del aumento de ricos y pobres. Y España es el único país donde los que dejan de ser clase media han bajado a ser pobres. Detrás de esta pérdida de clase media, motor de la estabilidad económica y política, está su caída de ingresos, por el deterioro del empleo y los mayores gastos en educación, sanidad y vivienda. Y lo peor es que la clase media seguirá recortándose, mientras crecen los ricos y pobres, porque mucho empleo actual está en peligro por los cambios tecnológicos (en España más: el 24% de la clase media podría perder su empleo por la automatización). Las recetas de la OCDE son reformar los impuestos y ayudas públicas para compensar la desigualdad, mejorar la política de vivienda, sanidad y educación y apostar por una mejor formación de jóvenes y adultos. Si se pierde clase media, el futuro será más incierto.
Ser “clase media” ha sido el gran sueño de todos los europeos desde los años 60 y 70. Para muchas generaciones de españoles, formar parte de la clase media era su gran “aspiración vital”: tener un trabajo estable, una casa, un coche y una familia donde los hijos pudieran estudiar para estar más preparados que sus padres. Nadie quería ya ser “obrero” sino “clase media”, una “nueva clase social” que iba a acabar con la lucha de clases y que se convirtió, a finales del siglo XX y principios del XXI, en el motor de la economía y la estabilidad política en Europa y en España. Pero en esto llegó la gran Recesión de 2008 y todo se trastocó: los empleos y los ingresos dejaron de ser estables, el consumo se retrajo, la vivienda, la educación y la sanidad se encarecieron y los hijos empezaron a vivir peor que sus padres. Y muchos europeos y españoles dejaron de ser “clase media”, pasaron a ser “clase baja”.
Los recientes datos aportados
por la OCDE (la organización que
integra a los 36 mayores paises del mundo desarrollado) son muy ilustrativos:
la clase media, que llegó a suponer el 70% de la población occidental en
los años de bonanza, cayó al 64% en 1985
y ahora ha vuelto a caer al 61% de
la población en 2016, según el informe “Bajo presión: la exprimida clase media”, publicado en abril. Se entiende por “clase media”, las
familias que ingresan entre el 75% y el 200% de la renta media
de cada país (entre 11.500 y 30.000 euros de media en la OCDE), lo que para
España supone hoy ganar entre 12.911 y
34.488 euros, según Manuel Escudero, embajador de España ante la OCDE.
Con este baremo de
ingresos, en España la clase
media ha bajado al 58% de la población en
2016, un 3% menos que en Occidente, según el informe específico sobre nuestro país que adjunta la OCDE. Esto supone un retroceso
sobre el dato de 2014, donde había
un 61% de españoles que eran clase media, según el estudio de Luis Ayala publicado por la Fundación Alternativas. Y también un retroceso respecto al final del
franquismo (en 1973, eran el 60,9%) y el inicio de la crisis (66,2%
de clase media en 2010, según ese
estudio).
España tiene ahora
menos clase media que los principales
paises europeos, donde los porcentajes más
altos se dan en los paises nórdicos,
paises del Este y Centroeuropa, según este ranking de la OCDE
(datos 2016): Islandia (71,9% de
clase media), República Checa (71,2%), Noruega (70,8%), Eslovaquia (69,5%), Holanda
(69,4%), Dinamarca (69%), Hungría (68,4%), Finlandia y Francia (68,3%), Austria (67%), Polonia (65,5%), Luxemburgo (64,7%), Suiza (64,7%), Alemania (64%), Japón (65%) e Italia (59%). Y tienen la misma clase
media que España o menos Reino Unido,
Canadá y Australia (58%), Rusia
(53,1%) o EEUU (51%), así como China
(48,2%), India (40,2%), México (44,9%) o Brasil (44,8%).
En la mayoría de los paises, ha bajado la proporción de clase media porque una parte han ido a
engrosar a los más ricos (los que
ingresan más del 200% de la renta media) y otra parte han pasado a ser pobres
(ingresan menos del 75% de la renta media). Sin embargo, España es el país de la OCDE donde casi toda la clase media que se ha perdido (-3,7% entre 1985 y 2016) ha ido a alimentar la clase baja (+3,6%) y sólo una mínima parte (0,1%)
han pasado a ser “ricos”. En Suecia
(el país que más clase media ha perdido en los últimos 30 años: -7,4%), una
parte cayó a la clase baja (4,1%) y casi otro tanto aumentó el porcentaje de
ricos (+3,3%). En Alemania, donde la
clase media ha caído un 5%, la mayoría han ido a engrosar la clase alta (+2,8%)
y menos han pasado a ser clase baja (+2,2%). Y lo mismo en Estados Unidos: pierden un 4,3% de clase media, pero un 3,1% es
porque pasan a clase alta y sólo un 1,2% pasan a clase baja. Y sólo tres paises
OCDE han visto aumentar su clase media en los últimos 30 años: Dinamarca (+1,4%), Francia (+3,2%) e Irlanda
(+3,9%), los tres porque han conseguido que familias de clase baja suban en la
escala social.
Este es el panorama general, pero los jóvenes lo están sufriendo
más en todos los paises, según el informe de la OCDE. Así, la generación “baby boomers” (nacidos entre
1942 y 1964) llegaba a ser clase media (a los 20 años) en un 68% en la OCDE y
un 60% en España. Sus hijos, la “generación
X” (nacidos entre 1965 y 1982) sólo consiguieron ser clase media en un 64%
en la OCDE y un 58% en España. Y sus nietos, “los millenials” (nacidos entre 1983 y 2002), sólo llegan a ser
clase media (al cumplir los 20 años) en un 60% en la OCDE y un 50% en España
(por debajo del 58% de toda la población que es clase media). Eso significa que
los jóvenes de hoy tienen un 10% menos de
posibilidades de ser clase media que sus abuelos.
¿Por qué ha caído la
clase media? Básicamente, porque ingresan
menos con la crisis y tienen más
gastos, según la OCDE. Lo que está pasando es que la
clase media se beneficia menos que los ricos de la recuperación e incluso que
los pobres (por el contrapeso de ayudas e impuestos). Así, en los últimos
30 años, los ingresos totales de la clase media han crecido un 33% menos que los
ingresos del 10% más rico, según la OCDE. Y eso porque sus ingresos anuales han pasado de crecer el
1% (entre 1985 y 1995) al 1,3% (entre 1995 y 2006) y sólo un 0,3% anual entre
2007 y 2016, básicamente porque se han
deteriorado sus empleos y sus sueldos con la crisis. Con ello, se ha
acrecentado la desigualdad y ahora, el 10% más rico acumula ahora casi el 50%
de toda la riqueza de los paises OCDE, frente a sólo el 3% el 40% más pobre y el 47% de la riqueza que se lleva la clase
media.
Además de tener menos
ingresos, la clase media ha
deteriorado su economía porque ahora tiene más gastos, según detalla el informe de la OCDE. Y más gastos
en 3 partidas que son claves para la clase media: la vivienda, la educación y la sanidad. El repunte de los precios
de la vivienda ha hecho que si en 1995, el gasto en vivienda se llevaba la
cuarta parte del gasto total de las clases medias (24% en España y 25% en la
OCDE), en 2015 se lleva ya casi un tercio del gasto total (33% en España y
32% en la OCDE). Eso se traduce en un mayor esfuerzo para comprar un piso: si
en 1995 suponía 7,4 años de ingresos, en 2015 suponía ya 10,2 años de media,
según la OCDE. Lo mismo pasa con la educación: las familias de clase media han disparado su gasto en los
estudios y másteres de sus hijos. Y también se gastan más en sanidad privada, como complemento del
deterioro de la sanidad pública.
El resultado de este doble efecto (menos ingresos y más
gastos) es que muchas familias de
clase media tienen problemas para llegar
a fin de mes, aunque la mayoría tengan 2 sueldos: en 24 de los 36 paises de
la OCDE, 1 de cada 2 hogares de clase media tienen dificultades económicas (y son
2 de cada 3 en el sur de Europa). Y un 40% de los hogares de clase media no pueden hacer frente a “imprevistos”,
lo que les obliga a endeudarse cada año más. Y todo esto lleva a que muchas familias de clase media se hayan “despeñado” a la clase baja entre 2007 y 2015: 1 de cada 7 hogares de
clase media (14%) en la OCDE y el 20% en España, según el informe de la OCDE.
Ante este panorama, la clase
media que todavía se sigue considerando como tal (aunque muchos, por sus
ingresos, no lo sean) contempla el
futuro con mucho pesimismo, sobre
todo por sus hijos: un 60% de los padres
occidentales temen que sus hijos vivan
peor que ellos (y un 70% en
Francia, Italia y Grecia), según una Encuesta de la OCDE hecha en 2018. Y es
que la crisis, la globalización y el reto tecnológico han acrecentado la
desigualdad y bloquean “el ascensor social”, la posibilidad de que los hijos vivan mejor
que sus padres. Así, ahora hay menos “movilidad social” y el 60%
de la población más pobre está atascada en su escalón social y no puede mejorar, según la OCDE. Y los
niños occidentales nacidos en familias con bajos ingresos tardarán 4,5 generaciones en pasar a ser clase media, mientras en España
serían 4 generaciones, 2 en Dinamarca, 3 generaciones en Finlandia o Suecia y 6
generaciones en Alemania o Francia, según el estudio “¿A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility”, de la OCDE (2018).
Así que el futuro de la clase media y sus hijos parece muy problemático. Y sobre
todo por la enorme incertidumbre que se cierne sobre el futuro del empleo. Si ya en
los últimos 20 años, la clase media ha visto cómo subía la exigencia sobre su
trabajo (si en 1995, un 33% de sus empleos eran altamente cualificados,
en 2015 lo eran el 48%), ahora, el gran riesgo es que una parte de sus empleos desaparezcan
con la tecnología y la automatización, que van
a penalizar más a la clase media. Así, un
18% de los empleos (1 de cada 6
empleos) de los actuales
trabajadores de clase media están en peligro en la OCDE, frente al 11% de los
empleos de clase alta y el 22% de los empleos de los más pobres. Y en el caso
de España, el riesgo es mayor, según la OCDE:
pueden desaparecer el 24% de los empleos
de la clase media (1 de cada 4
empleos), frente al 15% en riesgo de los trabajadores ricos y el 29% de los
trabajadores de clase baja. Con ello, España
es el tercer país con más riesgo de empleo futuro para la clase media, tras
Eslovenia y Eslovaquia. Las mayores pérdidas de empleos se darán en operarios, administrativos,
comerciales y servicios, según la OCDE.
Así que el futuro
se vislumbra preocupante para la clase
media, “un barco que navega en aguas
turbulentas”, según dice el informe de la OCDE. Y esto supone un gran riesgo económico y político para el mundo, porque la clase media ha sido y es un elemento clave para el crecimiento económico (consumo, ahorro, inversión,
capital humano) y la estabilidad política. Ahora, alerta la OCDE, su deterioro
provoca sentimientos de “vulnerabilidad, incertidumbre y ansiedad”, que
promueven “nuevas formas de nacionalismo, aislamiento, proteccionismo y
populismos”, que desafían a las
instituciones y a la democracia (Trump, Bolsonaro, Brexit…) y debilitan la recuperación (menos clase
media son menos ingresos fiscales y cotizaciones, con un deterioro del Estado
del Bienestar y las pensiones).
La OCDE advierte a los Gobiernos que el deterioro de la clase media les obliga
a afrontar 3 retos, para que estas
familias dejen de pensar que el sistema es
injusto (porque ellos contribuyen más que los demás y reciben menos), que su modo de vida (vivienda, educación,
sanidad, estatus) es insostenible y no
teman por su futuro, ante la
incertidumbre del empleo. Para conseguirlo, la OCDE plantea medidas en tres frentes: mejorar los impuestos y las ayudas sociales (para que sean más progresivos y compensen más a la
clase media), ofrecer un mejor acceso a la vivienda
(con más oferta de viviendas públicas y ayudas al alquiler y a la compra,
bonificando intereses y dando garantías), a la sanidad y a la educación
y luchar contra la vulnerabilidad del empleo,
con más formación, más protección social y una combinación de flexibilidad y seguridad
en el trabajo. Y añaden que “los
Gobiernos tienen muchas herramientas para atajar los problemas de la clase media”.
En España, hay
que trasladar estas recetas al próximo Gobierno, que debería
promover y pactar un Plan de apoyo a la
clase media, asentado en 4 medidas.
Una, reforma fiscal, para reducir la desigualdad y gravar más a los que más tienen.
Dos, ampliar y reformar las ayudas
sociales, que son pequeñas y poco eficaces, según nos ha dicho la OCDE. Tres, mejorar el Estado del
Bienestar (sanidad, educación y dependencia) y el acceso a la vivienda de la clase media, sobre todo de los
jóvenes. Y cuatro, una reconversión a fondo de la enseñanza y la formación de jóvenes y adultos, para adaptarse a
los empleos futuros.
En definitiva, perdemos clase media porque cada año hay más ricos que tienen más y más
pobres que sobreviven a duras penas. Y esto crea “un mal clima social” que
provoca el desinterés por la política y los extremismos y populismos, atacando
las bases de la democracia y la construcción europea. Por eso, la advertencia
de la OCDE: ojo a seguir perdiendo clase media, es un gran riesgo para la economía y
la estabilidad política. Tomen medidas.
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