España es el tercer país europeo donde
más ha aumentado la pobreza con la crisis, tras Grecia e Italia: hay 12.236.000 “pobres” (ganan menos
del 60% que la media), casi millón y medio más que en 2008. Son
sobre todo parados, inmigrantes,
trabajadores precarios, jóvenes, niños y mujeres solas con hijos que viven en
la mitad sur de España. Y uno de cada cuatro, 3.111.000 españoles, están “en pobreza severa”: malviven con menos de 355 euros al mes
(solos) o 745 euros (familias). En paralelo, la crisis ha reducido la clase media,
más en España que en Europa, y ha duplicado
los millonarios. Este aumento de la
pobreza y la desigualdad no sólo es
injusto: es también uno de los tres graves
problemas económicos de España,
junto al paro y la deuda, según la ministra de Economía. Por eso urge aprobar un Plan contra la pobreza, que se ha
hecho crónica y se ha agravado en muchas familias, según Caritas. Volcarse en las víctimas de la crisis, que no notan
la recuperación.
enrique ortega |
Europa, la primera potencia económica del mundo, tiene 112,9 millones de pobres, un 22,5% de la población que ingresa menos del 60% que la media europea, según los recientes datos de Eurostat (de 2017). Con todo, son 3,15 millones menos de europeos pobres que antes de la crisis (había 116,07 millones en 2008, el 23,5% de la población), gracias a que la recuperación económica ha permitido bajar la pobreza en 16 de los 28 paises europeos, sobre todo en Polonia (del 30,5% de la población al 19,5%), Rumanía (del 44,2 al 35,7%), Letonia (del 38,2 al 28,2%) y Bulgaria (del 44,8 al 38,9%), aunque también en Alemania (del 20,1 al 19%), Francia (del 18,5 al 17,1%), Reino Unido (del 23,2 al 22,2%) y Portugal (del 26 al 23,3%). Pero la pobreza ha subido en 11 paises europeos respecto a 2008, sobre todo en Grecia (del 28,1 al 34,8%), Italia (del 25,5 al 28,9%) y España (del 23,8 al 26,6%). Somos el 7º país con más pobreza de la UE-28 (tras Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania, Italia y Letonia) y el 5º país con más pobres de la zona euro, según Eurostat.
España, la quinta
mayor económica europea, tenía 12.236.000
“pobres” en 2017, según la estadística europea AROPE, que incluye a las
personas que ingresan menos del 60% de la renta media de cada país o sufren
privaciones materiales o trabajan pocas horas. Son el 26,6% de la población, más
de 1 de cada 4 españoles, un porcentaje mayor que el de 2008 (23,8%
población estaba en la pobreza) pero que lleva tres años consecutivos bajando,
desde el máximo de pobreza alcanzado en 2014 (29,2% de la población).
La pobreza en España
se
reparte de manera desigual y se concentra en colectivos muy concretos: mujeres
(27,1% de pobreza y 6,4 millones de mujeres pobres frente a 5,9 millones
hombres, con una tasa de pobreza del 26%), parados
(59,1% son pobres), inmigrantes
(40,8% de pobreza entre los que vienen de Europa y 58,7% los del resto del
mundo), jóvenes (34,8% de pobres
entre las personas de 16 a 29 años), niños
(31% están en situación de pobreza) y madres
solas con niños (47,9% en riesgo de pobreza) y los trabajadores con contratos precarios, según el reciente informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN) . Por autonomías, la pobreza se concentra en la mitad sur de España, con 6
autonomías que tienen más pobreza que la media española: Extremadura
(44,3% de los extremeños están en situación de pobreza), Canarias (40,2%), Andalucía
(37,3%), Murcia (34,7%) y Comunidad Valenciana (34,3%), más Ceuta (35,8%) y Melilla (34,7%). Y de las 11 restantes, 9 autonomías tienen menos pobreza que la media europea (22,5%),
destacando Navarra (13,5% pobres), La Rioja (14,4%), País Vasco (14,5%) y
Aragón (15,8%).
La estadística europea de pobreza AROPE tiene tres componentes. El primero
valora la pobreza monetaria, que
califica de “pobres” a las personas que ingresan menos del 60% de la renta
media de cada país. En España, las personas
solas que viven con menos de 8.522 euros anuales (710 euros al mes) y las familias con dos niños que ingresan menos
de 17.896 euros al año (1.491 euros/mes).
En 2017 eran 10.059.000 personas en pobreza monetaria, el 21,6% de los españoles (en la UE-28, el 16,9% de la población), 300.000 más que en 2016 y 900.000 más
que en 2008. Aquí, los más afectados
vuelven a ser las mujeres (22,2% pobreza monetaria), los jóvenes (28,5%), los
menores de 16 años (28,8%), los extranjeros (39,2% los europeos y el 52% los
del resto del mundo), una parte de los pensionistas (29,6% pensiones están por
debajo de los 609 euros) y muchos trabajadores (un 14,1% de los que trabajan
son “pobres”), según
el estudio de la EAPN.
El segundo componente de la pobreza AROPE son las personas
que sufren “privación material severa”: tienen dificultades
para llegar a fin de mes (el 53,3% de los españoles), no pueden hacer frente a alquileres
o facturas de gas o electricidad ni tomarse una semana de vacaciones al año. En 2017 tenían
privación material severa 2,3 millones
de españoles (700.000 más que en 2008), un 5,1% de la población, menos que en Europa (el 6,9% en la UE-28). Y el tercer componente de la pobreza AROPE son los ciudadanos que viven en
hogares con adultos que trabajan pocas horas
(menos de un 20% en el último año). En España son 5,77 millones de personas, un 12,8%
de la población, más que en Europa (9,3%) porque tenemos el doble de paro.
Los que sufren alguna de estas tres formas de pobreza
(monetaria o privación material o bajo empleo) son esos 12.236.000 españoles en situación de pobreza, el 26,6% de la
población. Pero de ellos, hay 791.726
españoles que sufren las tres formas de pobreza, los que están peor entre los pobres. Y además, uno de cada tres pobres, 3.111.000 españoles, sufren “pobreza severa”, más que en 2014 (al iniciarse la recuperación). Se llama
así cuando la persona o familia ingresa menos
del 30% de los ingresos medios del país: en España, menos de 4.261 euros
anuales (355 euros/ mes) las
personas solas y menos de 8.948 euros (745
euros mensuales) las familias con 2 hijos. Son sobre todo parados,
menores, jóvenes, madres solas con niños y extranjeros. El último informe FOESSA 2018, encargado por Cáritas, amplía esta cifra de pobreza extrema a 4 millones de españoles (1,2
millones más que en 2007), que
viven en 1,5 millones de hogares “extremamente
vulnerables”, con serios problemas para sobrevivir cada día. Y de ellos, 600.000 españoles sufren “inseguridad
alimentaria severa”, según un reciente estudio de la FAO. Vamos, que pasan hambre y comen gracias a 6.000 ONGs y a los bancos
de alimentos, que en 2017 dieron de comer
a 1.440.000 españoles, según Cruz Roja española.
La otra cara de la pobreza es la desigualdad, que también ha aumentado con la crisis. El número
de “superricos” (los que declaran patrimonios superiores a 30 millones
de euros) se ha triplicado entre
2006 (200) y 2016 (579), según datos de Hacienda. Y se han duplicado los que tienen entre 6 y 30 millones (de
3.732 a 6.053). Además, los ricos son cada vez más ricos,
según el informe de la Red europea EAPN: si en 2008, el 10% más rico tenía un patrimonio 9,6
veces mayor que el 10% más pobre, en 2017 era 12,9 veces mayor. Y si el 20% más rico lo tenía 5,6 veces mayor que
el 20% más pobre, en 2017 era ya 6,6
veces mayor. Y si analizamos el índice de Gini (cuanto más alto, más desigualdad), ha subido en España del 32,4
(2008) al 34,1 en 2017, por encima de la media UE-28 (30,3) y es el tercer
mayor índice de desigualdad de Europa, tras Bulgaria (40,2) y Lituania
(37,6). Y España es el tercer país
europeo donde más ha crecido la desigualdad con la crisis, tras Bulgaria e
Italia.
Crecen los pobres,
crecen los ricos y en medio, la
clase media se reduce, a costa de que muchos españoles dejan de ser clase media (los que ingresan entre 15.000 y 40.000 euros anuales) y
pasan a ser “clase baja” (ingresan menos de 15.000 euros). De hecho, 1 de cada 6 hogares de clase media ha
pasado a ser clase baja entre 2009 y 2014, según un estudio del experto
Luis Ayala publicado por la Fundación Alternativas. Si el avance
de la clase media fue uno de los grandes méritos de la transición y el crecimiento económico de finales del siglo XX y
principios del XXI (pasó de integrar al 60,9% de los españoles en 1973 al 66,2%
en 2010), la crisis ha reducido su peso hasta el 61% de los hogares en
2014, último dato disponible. Una caída de la clase media que se ha dado en todo el mundo, pero España es el país de Europa occidental donde
más se ha reducido la clase media, según un informe del PRC. Y con ello, su peso es menor al que tiene en Francia o
Alemania (66-70%), Reino Unido (62%) y sobre todo, los paises nórdicos (70%
hogares son clase media).
En definitiva, que 5
años de recuperación económica (desde la primavera de 2014) no han servido
para contrarrestar la dura factura de la crisis y España tiene hoy menos clase media, más ricos y más pobres que en 2008.
Pobreza ha habido siempre, pero ahora
se
ha generalizado más: ya no son
pobres los de siempre, sino que
malviven 12.236.000 personas, la mayoría nacidos en España (el 81% de los
pobres), muchos con un nivel educativo medio (hay incluso 1 millón de universitarios en la pobreza, el triple que en 2008) y muchos
son pobres teniendo un trabajo (el
14,8% de los trabajadores son pobres en España, el país occidental con más
ocupados pobres, sólo por detrás de China, India, Costa Rica, Brasil, Turquía y
México, según la OCDE). Y otra novedad: la pobreza
se ha hecho crónica, según advierte Cáritas: algunas familias llevan más de una década siendo pobres y
el problema ha pasado de padres a hijos,
sobre todo entre parados mayores, inmigrantes, mujeres solas con niños y
jóvenes sin estudios. Y los que son
pobres ahora viven peor que en 2008: ha
aumentado la brecha de la pobreza (ese año ingresaban un 25.6% menos que la
media del país y en 2007 ingresan un 32,4% menos, según el informe de la red EAPN), porque se les han acabado los ahorros y tienen
menos ayudas públicas (por los recortes) y de padres, familiares o amigos.
España ha incumplido
el compromiso Estrategia Europa 2020, que Zapatero
firmó en marzo de 2010 con la Comisión Europea: reducir el número de pobres entre 1,4 y 1,5 millones entre 2009 y
2019. En realidad, han aumentado en 1,45 millones entre 2008 y 2017, según
Eurostat. ¿Qué se puede hacer para
reducir la pobreza? La Comisión Europea lleva años criticando al Gobierno Rajoy
por no tomar medidas eficaces para reducir la pobreza y la OCDE, en su informe “Apuesta por el crecimiento 2018” (de marzo 2018), dio una serie de “recetas” a
España “para que la mayoría de la
sociedad se beneficie de la recuperación”: mejorar las políticas de empleo (recuerda que España gasta en políticas activas
de empleo la mitad que la OCDE), mejorar las ayudas a los parados de larga duración, reformas fiscales (bajar
impuestos a los salarios más bajos y subir impuestos al gasóleo, IVA y
contaminación), hacer reformas laborales
(reducir la dualidad fijos/temporales y mejorar la calidad del empleo y la
productividad) y, sobre todo, mejorar la
educación y la formación de los jóvenes.
Luchar contra la
pobreza y la desigualdad no sólo es una
exigencia de justicia social y equidad,
es una exigencia económica, como acaba de indicar la ministra de Economía, Nadia Calviño, al señalar los tres mayores desequilibrios de nuestra
economía: el paro, la deuda y la
pobreza y desigualdad. Y eso porque tener
12,2 millones de españoles malviviendo reduce
el consumo y frena el crecimiento, rebaja la recaudación fiscal, deteriora
las cotizaciones y las pensiones y aumenta el gasto y el déficit. Pero además
de ser un problema económico, la pobreza y la desigualdad también son un problema político, porque muchos de
estos pobres están “excluidos de la
sociedad”, no se integran ni participan y son caldo de cultivo de populismos y fascismos, como se ha visto
en Europa y se puede ver en España.
Así que la lucha
contra la pobreza y la desigualdad debería ser una prioridad social, económica y
política en España, al margen de quien Gobierne. Y eso debería traducirse
en aprobar un Plan contra la pobreza, centrado en los colectivos más vulnerables (niños,
jóvenes, parados, mujeres, inmigrantes y trabajadores precarios), con más
ayudas públicas, homogéneas en toda España (la renta mínima, que reciben sólo 668.578 españoles, es muy dispar y depende de cada autonomía),
complementadas con ayudas alimenticias, a la vivienda y la educación de las
familias pobres. Claro que un Plan
creíble contra la pobreza exige gastar al menos 10.000 millones anuales. Y el problema es cómo conseguirlos,
lo que exige, como para casi todo (lucha contra el paro, mejora de las
pensiones, más vivienda pública, mejora de la sanidad, la educación y la
dependencia…), una reforma fiscal, para recaudar más, porque España recauda menos que la mayoría
de Europa. En 2017, se recaudó un 37,9%
del PIB en España mientras la media UE-27 recaudó un 44,9% del PIB, segúnEurostat. Esto significa que si recaudáramos como el resto de Europa,
Hacienda debería ingresar 81.456 millones más al año, Una parte debería ir a paliar la pobreza.
En resumen, que mucho se habla de “recuperación
económica” pero hay más españoles malviviendo y más millonarios
que en 2008, mientras cae la clase media. Y si vienen mal
dadas, si la economía internacional y española empeoran, la pobreza y la desigualdad aumentarán. Mientras, son ya un cáncer
social, económico y político que hay que extirpar para crecer de una manera más justa y sostenible. No podemos mirar para otro lado.
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