Las denuncias particulares, la prensa, fiscales y jueces
siguen destapando numerosos delitos económicos y una imparable corrupción política, la tercera preocupación de los españoles
(tras el paro y la crisis). Pero los juzgados y la policía
no dan abasto y han pedido
públicamente más medios. Un ejemplo: Pablo Ruz, uno de los seis jueces de la Audiencia Nacional, lleva más de 3.000 causas económicas, con millones
de folios. Y los dos fiscales del caso Bankia se enfrentan casi solos
a 33 bufetes de abogados. Hacen falta
más jueces, más policías, más peritos y
más medios en los Juzgados para luchar contra la corrupción y la delincuencia económica, muy compleja y poderosa. Y establecer controles eficaces en las empresas y en la Administración. No puede ser que, mientras la mayoría se sacrifica,
los delincuentes de guante blanco se vayan
de rositas. Control, transparencia y sentencias
ejemplares ya.
enrique ortega |
Los delitos
económicos aumentaron en España un 38% entre 2009 y 2011 y crecerán
otro tanto estos dos últimos años, según un estudio
de la auditora PwC. Casi la mitad de las
empresas españolas (un 47%) reconoce haber sufrido algún delito económico o
informático en 2011 (34,5% en 2010), un porcentaje mayor que en Europa (30% empresas), según la encuesta
mundial realizada por PwC. Los delitos
económicos más frecuentes son apropiación indebida (47%), manipulación contable (29%: se ha
duplicado con la crisis), fraude fiscal
(9%) y delitos informáticos (3%), los
que más crecen. En España, la mayoría de estos delitos se cometen dentro de las empresas (81%, frente al
50% en Europa), sobre todo por los altos ejecutivos (61% de los casos), mientras tiene poco peso la delincuencia externa a las
empresas (17,5% en España y 45% en Europa).
El otro frente es la
corrupción política, con más de 500 casos abiertos en los juzgados y 300
políticos electos imputados. La policía
investiga actualmente 171 casos de
corrupción (59 la Policía Nacional y 122 la Guardia Civil), según
el ministro del Interior, con 1.110 personas investigadas y 311 detenciones
(sólo la Policía). España es el país de
Europa occidental con más corrupción en
el sector público: ocupa el lugar 30
en el ranking de
Transparencia Internacional, sólo por detrás de Portugal (puesto 33) e
Italia (72). Y la corrupción y el fraude
se han convertido, desde febrero, en la
tercera preocupación de los españoles (30,7%), tras el paro y la crisis económica, según el Barómetro del CIS de mayo.
La crisis financiera,
y en especial la reconversión de las
Cajas de Ahorros en 2011 y 2012, ha supuesto un salto en la delincuencia económica: unos 100
directivos, de 21 de las 45 antiguas Cajas, están imputados en distintos
procesos, por los presuntos delitos
de operaciones fraudulentas para beneficio propio, indemnizaciones y
jubilaciones millonarias o fallidas salidas a Bolsa. La Audiencia
Nacional lleva los grandes procesos: Bankia (33 imputados), Banca Cívica
(15), CAM (han declarado 30 ex directivos), NovaCaixa Galicia (5 imputados),
Caixa Penedés (3) y Banco de Valencia (10 imputados). Además, numerosos juzgados
provinciales tienen causas abiertas sobre la CAN, CAM, NovaCaixa Galicia, Caixa
Penedés, el crédito de Caja Madrid que ha llevado a la cárcel a Díaz
Ferrán (Marsans) y el caso
Blesa (ex presidente Caja Madrid), que ha vuelto a la cárcel.
Junto a estos procesos
financieros, la Audiencia Nacional tiene abiertos otros viejos procesos
económicos: Eurobank
(quebró en 2004), Nueva Rumasa, SGAE, Fórum
Filatélico y Afinsa (los dos, con 500.000
ahorradores afectados). Y siguen entrando nuevos, el último Pescanova:
están imputados su expresidente y tres ex
directivos por falseamiento de cuentas, ocultación de deuda y manipulación
de acciones. Precisamente, por intento
de manipular
acciones del Popular, la Fiscalía pide 2 años de cárcel para el
empresario Trinitario Casanova. La CNMV reconoce que cada año recibe más de 100 denuncias de manipulación de precios en Bolsa,
la última con las acciones de
Bankia en este mes de mayo tras la reciente ampliación.
Y luego están los delitos
informáticos, el cibercrimen,
que crece sin parar, no sólo en banca (phishing, robo de claves) sino
con ataques
a empresas. Y otros nuevos delitos,
como el amaño de partidos (se
investiga el partido
Levante-Deportivo), un problema con tal entidad (por el auge del juego online) que la Interpol, FIFA y UEFA han creado brigadas
especializadas en Europa para investigarlo (en
febrero denunció el amaño de 380 partidos en 15 países).
La crisis y las nuevas tecnologías han disparado los delitos
económicos, mientras se destapa
la corrupción
ligada al boom. El problema es que la Justicia está colapsada. La Fiscalía
Anticorrupción ha pedido en mayo refuerzos, nuevos Fiscales (tiene
sólo unos 100, para miles de causas), pero Justicia
no se los da e incluso está despidiendo a los fiscales
sustitutos (300 de los 2.400 Fiscales de toda España). Los jueces de la Audiencia
Nacional (son 6) también pidieron
refuerzos en enero. Baste decir que el juez Pablo Ruz, que lleva el caso Gürtel, acumulaba en 2011 (según Memoria
AN) unas 3.000 causas por
delitos económicos, con 1,5 millones de folios. Y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha hecho un
informe demoledor: los tribunales tienen abiertos 1.661 causas complejas por delitos económicos y corrupción, de los que 512
son macroprocesos muy complejos,
sobre todo en la Audiencia Nacional
(77), Andalucía (115), Cataluña (87) y Comunidad Valenciana (80). Y piden
a Justicia más medios: 64 nuevos
jueces, 18 secretarios judiciales, 150 funcionarios y más ayuda de Hacienda y la Policía.
Precisamente, otro problema es que también está colapsada la Agencia
Tributaria y la Policía
judicial, que no dan abasto para
hacer los informes que les piden los jueces. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UEDF) de la Policía Judicial, unos 300 agentes en
Madrid, ya ha denunciado que está
superada y están desviando
casos a policías provinciales no especializados. Y en el caso de Bankia y algunas Cajas, los jueces, el
Gobierno y el Banco de España están recurriendo
a peritos
privados (más de 120 auditores) porque los juzgados no
tienen apenas peritos especializados.
Consecuencias de la
falta de medios: los procesos se
retrasan (con riesgo de que prescriban) y aumentan las posibilidades de
sumarios con errores o con investigaciones incompletas, en beneficio de los procesados. En el caso Bankia, los dos fiscales
trabajan casi solos frente a una legión
de abogados de los 33 imputados. Y en el caso Banca Cívica, un fiscal frente a 15 imputados. Y los 6 jueces de la Audiencia
Nacional no pueden físicamente atender a 77 macroprocesos. Esto lo
saben los delincuentes y mafias
internacionales, que ven España como
un paraíso para delinquir. Además, la escasez
de fiscales impide que tengan iniciativa
para abrir nuevos casos: la mayoría de los delitos se están investigando
por denuncias particulares o populares
(UPyD en el caso Bankia y Banca Cívica) o
de medios de comunicación.
Hacen falta más
medios contra la corrupción y la delincuencia económica, pero también más control de las empresas y el sector
público. Habría que ser más riguroso con
los auditores
(las Cajas intervenidas estaban auditadas) y aplicar sanciones ejemplares (la primera auditora del mundo, Arthur
Andersen, desapareció tras los engaños contables de Enron).
Y exigir a las empresas más
transparencia y unas cuentas más rigurosas, mejor vigiladas por la CNMV (caso
Pescanova), que debe aplicar multas
más rigurosas (son
ridículas) por la manipulación en
Bolsa. En la Administración, dar más autonomía a los interventores
y más medios y poder al Tribunal
de Cuentas, que no pinta casi
nada, con ayuda de la Ley de Transparencia, que sin medios, no será efectiva.
En un país donde se
piden tantos sacrificios a la mayoría, habría que ser especialmente beligerante con la corrupción y los delincuentes de guante blanco, con más normas,
más controles y más medios para jueces y policías. Y con sentencias
ejemplares: sólo hay un empresario(Díaz
Ferrán) y un banquero (Blesa) provisionalmente en las cárcel (llena de delincuentes de poca monta). Quien la
hace, a costa de llevarse dinero de Cajas, ahorradores, inversores, empresas
o contribuyentes, la debe pagar especialmente.
Es lo justo.
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