La población
española se redujo en 2012, por primera vez en la historia reciente, y caerá más en los próximos cuarenta años: España
perderá 4,7 millones de personas hasta 2052, por la caída de la natalidad y la menor llegada de inmigrantes.
Seremos menos españoles y más viejos, porque viviremos más: en
2052, un 37% de la población tendrá más
de 64 años. Y sólo habrá una persona
en edad de trabajar por cada niño o jubilado. Un dato que se maneja para hacer
un recorte
drástico a las pensiones, de más del 20% en unas décadas, con una nueva
reforma impuesta por Bruselas y
que el Gobierno aprobará en junio. La población
es realmente una hipoteca para España y las pensiones, pero no se resuelve
con recortes, sino aumentando los
cotizantes (creando empleo), con
más ingresos (vía impuestos de los que no los pagan) y ayudando a las familias para que tengan más hijos. Más españoles trabajando y aseguramos las
pensiones. Seguro.
enrique ortega |
La población siempre
ha sido un factor clave en la historia económica
de España, como refleja el interesante libro “Crisis
económicas en España 1.300-2.012”. En el Antiguo Régimen, la peste, las enfermedades y las malas cosechas diezmaron la población española en catorce
ocasiones entre 1.599 y 1.855 (las más graves en 1.599, 1639 y 1.804), aunque
la mortalidad no paró en los siglos XIX (700.000 muertos por el cólera en 1.833
y 1.855) y XX (la gripe española de
1.918-19 afectó a un tercio de la población y mató a 200.000 personas, mientras
la Guerra Civil se cobró más de 500.000
vidas). En la edad moderna, la despoblación
rural y el éxodo a las ciudades, iniciada a mediados del siglo XIX, se
aceleró a mediados del XX: entre 1.950 y 1.991, el campo español perdió más de
una cuarta parte de su población. Y a partir de los años noventa, llegaron a
España 5,6 millones de inmigrantes.
Ahora, la previsión es, según el
INE, que la población se reduzca y envejezca hasta 2052.
La población española
cayó durante 2012 en 205.788 personas, por primera vez en
la historia reciente. Y volverá a caer en 2013 y en los próximos 40 años: en
2052 habrá en España 41.499.216 habitantes, 4.697.062 menos que en 2012. Y eso, por tres causas. Primera: porque cae la natalidad
(1,38 hijos por mujer, frente a 1,59 en la UE
27, 1,94 en Reino Unido o 2,03% en Francia), por la crisis de
fecundidad de los años 80 y 90, que ha reducido las mujeres en edad fértil: nacerán 14,6 millones de
niños en los próximos cuarenta años, un 24% menos que en los 40 anteriores. Segundo,
la población envejecerá
y eso aumentará las defunciones: desde 2018, habrá más defunciones que
nacimientos. Y en los próximos 40 años morirán
17,9 millones de españoles, un 34 % más que en las cuatro décadas pasadas. Y
tercero, habrá menos inmigrantes:
en los próximos 40 años, el saldo entre los que se vayan y los que vengan será de -1,4 millones (sólo a partir de 2042, el saldo será positivo).
Menos población y más
envejecida, porque aumentará la esperanza
de vida, gracias a la sanidad y a hábitos más saludables: pasará de 79,1
a 86,8.años en los hombres (casi +8 años) y de 84,9 a 90,7 en las mujeres (casi +6 años). Con ello, casi el
37% de los españoles tendrán en 2052 más
de 64 años (ahora son el 17,3%). Y la esperanza de vida al jubilarse aumentará entre 5 y 6 años (de 22 a 27 años las
mujeres y de 18 a 24 los hombres).
Con todo ello, el
resumen es que si ahora hay 2 españoles en edad de trabajar (16-64 años)
por cada niño (0-16) o jubilado (65 y más), en 2052 habrá un activo
por cada inactivo, según las proyecciones
del INE. Un dato preocupante para asegurar el Estado del Bienestar (la
educación, la sanidad, la dependencia y el subsidio de desempleo) y las pensiones.
Esta hipoteca de la
población futura, más
envejecida que en el resto de Europa, es el argumento de Bruselas para presionar al Gobierno a que recorte más las pensiones, después de la reforma
de 2011 de Zapatero,
que ya supone un recorte de hasta el 20% en las pensiones futuras. Temen que el
pago de pensiones (121.557
millones en 2013) impida recortar el déficit y, sobre todo, pagar la deuda a sus bancos (alemanes,
franceses, holandeses), aunque lo tienen asegurado por la última reforma
de la Constitución (el pago de las pensiones no). Por ello, Rajoy aprobará en
junio, con el rechazo
de la mayoría, otra reforma
con un objetivo claro: recortar el futuro gasto
en pensiones, que es en España el
tercero más bajo de Europa, tras Grecia y Portugal: un 10,7% del PIB,
frente al 12,9% en la UE-27 (13,4% zona euro), el 12,8% en Alemania, el
14,6% en Francia o el 16% en Italia. Incluso sin recortes, y aunque crecerá más, nuestro gasto seguiría siendo más
bajo en 2050.
Pero Europa
manda y el recorte se hará.
Por un lado, a los pensionistas futuros, con varias medidas: recorte nuevas pensiones según la esperanza de vida (hasta un -19%), retraso de la edad de jubilación
(primero a los 67 años, antes del 2027 previsto, y luego quizás hasta los 70), aumento de los años exigidos para cobrar el
100% de pensión (de 35 a 37, antes del 2027 previsto) y aumento de los años de cotización que se
miran para calcular la pensión (pasarán de 15 a 25 en 2022 y aumentarán después hasta contemplar
toda la vida laboral). En cuanto a los 9 millones
de pensiones actuales,
se propone revisarlas sólo cuando la
Seguridad Social tenga superávit, con lo que perderán poder adquisitivo al
menos hasta 2018 (tras no revalorizarse en 2011 y 2012 y una ridícula subida del 1% en
2013).Con todo ello, las futuras pensiones podrían recortarse entre un 20 y un 40% sobre las actuales.
Al final, lo fácil para “asegurar” las pensiones es recortarlas, aunque los
pensionistas españoles cobren una pensión
que es la
tercera más baja de Europa (la media
es de 855 euros, pero 4 de cada 10 cobran menos de 600 euros) y un 65% de la pensión
media europea, según GESTHA. Habría
que ir por otro camino: reactivar
la economía y crear empleo para aumentar el número de cotizantes (se han perdido
3.875.900 con la crisis), conseguir más
ingresos (vía impuestos
de los que pueden pagarlos, para complementar las pensiones
mínimas, una cuarta parte) y sobre todo, fomentar
la natalidad y ayudar a las familias a tener más
hijos, para que dentro de cuarenta años haya más jóvenes y más cotizantes.
Para aumentar los
cotizantes y la población son claves dos
medidas: ayudar a la mujer
a trabajar y a conciliar su trabajo con ser madre. En España, la tasa de empleo
femenino (50%) es un 9% más baja que la de los hombres y que la de las
mujeres en Europa (58,5%). Y 18% menos que en Alemania. Si trabajaran la
misma proporción de mujeres que hombres o que en Europa, tendríamos 1,3 millones más trabajando (y 2,26 millones si fuera
como en Alemania). Si recuperamos a esas mujeres y a los empleos
perdidos, habría 5,2
millones más de personas cotizando. Ese es el reto de la próxima década, no recortar la cuarta parte unas
pensiones de miseria a los que han cotizado toda su vida.
En resumen, la población
es una hipoteca que España puede pagar
si ayuda más a las familias a tener más hijos (fiscalidad,
guarderías,
conciliación laboral y alquileres), si se facilita el trabajo de las mujeres
y si se hace otra política para crear
empleo y aumentar los cotizantes. Sólo
así se garantizarán las pensiones futuras, no con recortes que son parches. Inútiles e injustos.
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