El grifo del crédito lleva cerrado tres
años, pero ahora Rajoy ha descubierto
el problema y le achaca todos los males de España. Y echa la culpa a los bancos y al BCE. Pero no dice la verdad: no hay
crédito porque han hecho una reforma
financiera que obliga a Cajas y bancos a capitalizarse más (con dinero
público) y prestar menos. Las empresas tampoco
piden crédito, porque no hay ventas,
no hay actividad, por culpa de su política de austeridad. Y el poco crédito que piden, para el día a día,
es el doble de caro en España que en el
norte de Europa. Y eso, porque Merkel,
Bruselas y el BCE no quieren aprobar los eurobonos,
para compartir la deuda europea, y
los inversores prestan más caro al sur.
Abrir el grifo del crédito pasa por cambiar de política, en Europa y en España.
Algo que tampoco hará la Cumbre europea de esta semana.
enrique ortega |
La caída del crédito
con la crisis es la
mayor en España en los últimos 50 años. Desde mediados de 2009 hasta
finales de 2012, la concesión de créditos cayó
un 9,2%: se dejaron de prestar 172.000 millones de euros. Y este
año, hasta abril, la caída del
crédito se ha agravado: -15%, según
el Banco
de España. Un 57% de las pymes
dicen que los bancos españoles están reduciendo su financiación (frente a un
37% de pymes europeas), según el BCE. Y la patronal
CEPYME denuncia que los bancos saneados sólo atienden un 30% de las solicitudes de crédito de las pymes y un 20% las Cajas nacionalizadas (con dinero público).
Menos crédito y encima más caro. Según una encuesta
del BCE, tres de cada cuatro pymes españolas dicen que los tipos de interés de sus préstamos han aumentado en el primer trimestre,
la mitad que el banco les ha exigido más
garantías y una de cada tres que el banco les ha reducido el crédito para
circulante (día a día). Además de pagar más, las pymes españolas están pagando
el doble por los créditos que las del norte de Europa, según el BCE: pagan un 5,36% por los créditos de menos de un
millón de euros (a 5 años), un 84% más
que las pymes alemanas (4%) y un 35%
más que la media de pymes de la zona euro. Y a su vez, las pymes españolas pagan
por sus pequeños créditos el
doble que las grandes empresas españolas, que están pagando un 2,62%
para créditos de más de un millón de euros, también un 46% más de lo que pagan
por financiarse las grandes empresas alemanas.
Menos crédito y más
caro lleva en muchos casos a que no
se pide. De hecho, en el primer trimestre de 2013, el crédito
oficial (ICO) sólo ha prestado un 6% de los 22.000
millones que tiene para todo el año, con la
mitad de peticiones que en 2012. Y según una encuesta
de ATA, 7 de cada 10 autónomos no ha
pedido un crédito en 2013 y sólo el 33,9% ha pedido un préstamo al ICO en
los últimos 5 años. No se piden créditos
y los que se piden no se dan:
sólo a 2 de cada 10 autónomos les dieron lo que pidieron. Por eso, la banca está dedicando su liquidez (la que le da el BCE a bajo precio) a comprar
deuda pública (más rentable).Y el
ICO ha dedicado los 20.000 millones que le prestó el BCE a financiar
al Estado y las autonomías.
Rajoy acaba de culpar
a los bancos de no dar créditos. No dice es que mucha culpa la tiene su reforma
financiera, que ha secado más el
crédito, como ya
advertimos. Y eso, porque a las Cajas
nacionalizadas (un tercio del sistema financiero) se les ha obligado a reducir
riesgos y créditos. Y al resto de bancos, se les han impuesto unas exigencias
de capital que les drenan recursos y les dificulta prestar (a más
créditos, más capital), como reconoce el presidente de La Caixa . Unos y otros están digiriendo fusiones, despidos y cierres de oficinas, con lo que su prioridad no es prestar. Además, el
paro y la recesión están aumentando la morosidad
(ya en el 11%) y miran con lupa cualquier solicitud, exigiendo
más garantías. Y los bancos españoles todavía tienen problemas para financiarse, más caro que los de Europa del norte. Y
así suben
los créditos.
Con todo, el mayor
problema del crédito es que apenas se pide (se
devuelve), porque no
hay actividad, no hay ventas, no se invierte: el país está en recesión.
El negocio de los bancos es prestar y
si no lo hacen es porque no ven peticiones
solventes y tienen miedo del
riesgo, sobre todo si no se ve un
final a la crisis. Precisamente, los
bancos están preocupados por los créditos que han refinanciado,
por ver si los recuperan o tendrán que hacer más provisiones, como se temen
muchos expertos. No sería de extrañar que el Banco de España y el BCE obligaran
en septiembre a un segundo
ajuste bancario, por unos 10.000 millones más. Y con esa perspectiva, bancos
y Cajas no piensan en abrir la mano del crédito. Ni siquiera para renovar
las pólizas de circulante, para
financiar el día a día, un crédito del
que depende la subsistencia de millones de empresas, sobre todo de las pymes (mantienen el 74,5% del empleo).
Es urgente clarificar definitivamente
el saneamiento de bancos y Cajas y
poner en marcha un Plan
de choque para financiar el circulante y los proyectos más urgentes de
las pymes, a tipos asumibles, con ayuda del ICO y las Cajas nacionalizadas,
junto a un paquete de avales
y garantías públicas. Pero no
es suficiente. Para resolver el problema del crédito hay que cambiar
de política, en España y en Europa. La clave es reanimar la economía europea
(año y medio en recesión) y española,
suavizando los recortes y animando la actividad con mayores salarios y consumo (sobre todo en la Europa del norte) y
con bajadas
de impuestos a la mayoría (y
subidas a grandes empresas y a los 145.000 más ricos), mantenimiento de salarios
y más inversiones
públicas (para formación, educación, tecnología, industria y exportaciones)
en España y la Europa del sur.
En paralelo, Europa tiene
que hacer una profunda reforma de su política monetaria, exigiendo
al BCE
que ponga su prioridad en reducir el paro y la recesión, como
hacen la Reserva
Federal USA, Japón, China o Brasil, que se han dedicado a comprar bonos y deuda para dar liquidez suficiente y facilitar el
crédito. Pero, sobre todo, hay que
avanzar hacia los eurobonos, hay que mutualizar y compartir la deuda, porque si no, nos encontramos con que los países
y las empresas del sur pagamos el doble
por financiarnos.
Más liquidez y más crédito
para todos los europeos por igual. Y sobre todo, reanimar la economía para que las empresas y particulares pidan crédito, inviertan y consuman,
porque si no, no se crea empleo. No
parece que Merkel
y los fundamentalistas de Bruselas
estén por cambiar su política, más allá
de medidas escaparate, como el Plan
de empleo juvenil, que es un
parche: 6.000 millones en 7 años
para afrontar el drama de 5,63 millones de parados
europeos menores de 25 años (1
millón en España).Son 142 euros por
parado joven al año. ¿Y los 21 millones de parados restantes, 5,2 millones en España? Se
habla de movilizar 16.000 millones de inversiones del Fondo de Cohesión y
hasta 60.000 millones (9.000 al año) de créditos para pymes del Banco Europeo de Inversiones
(BEI). Está bien, menos es nada, pero
esto no es el Plan
Marshall que necesita Europa para salir de la recesión.
No se puede esperar
mucho más de la Cumbre
de esta semana, porque la Europa del norte no quiere gastar en estimular la economía europea cuando Merkel y
Alemania están a las puertas de unas elecciones (en septiembre). Pero así, Europa retrasa
su salida de la crisis, en
perjuicio de los países del sur, donde la
mayoría sufre con dureza los ajustes, sin ver una salida. Y por eso, las empresas, apenas piden créditos. Están,
como la economía: sin pulso.
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