Mucho ruido y pocas
nueces en la última Cumbre europea:
532 euros al año (2014 y 2015) para
ayudar a los parados jóvenes (1.000 euros
a los españoles) y 10.000 millones anuales de créditos a las pymes europeas, a costa de recortar fondos
estructurales. Y nada para los 21
millones de parados restantes (5,2 millones, españoles) ni un Plan para reanimar la economía
europea. Otra Cumbre más para salvar
la cara, esta vez con algunos millones ya previstos y cuyo gasto adelantan
o hacen “ingeniería financiera”. Pero ni
un euro nuevo contra una recesión que dura ya año y medio en Europa. Y sin construir “más Europa”, negando un
papel activo al BCE para comprar deuda, retrasando sine díe los eurobonos, la única manera de evitar que el crédito (escaso) esté el doble de caro en la Europa del sur. Más de lo mismo: austeridad y reformas, una política que lleva 3 años fracasando.
enrique ortega |
Hace justo un año, en otra
Cumbre europea, los líderes de los 27 aprobaron a bombo y platillo un Pacto por el Crecimiento y el Empleo,
para relanzar la economía. Pero un
año después, no se ha puesto un euro en el empeño y Europa, tras mantenerse a ultranza en su política de austeridad, lleva
ya año y medio en recesión, con 1,7 millones de parados más que hace un
año (600.000 de ellos en España). Ahora, presionados
por la contestación social y por algunos países (Francia, Italia, España), Merkel
y los fundamentalistas de Bruselas han querido dar la imagen de que se preocupan de los problemas
de los europeos, poniendo sobre la mesa unos
millones contra el paro juvenil y para créditos a las pymes. Poco dinero y ni un euro nuevo, ya que sólo se
anticipan fondos ya previstos o se cambia el destino de otros para desatascar
créditos, con “ingeniería financiera”. Pocas
nueces y mucha propaganda.
Veamos primero las ayudas
contra el paro juvenil. Había 6.000
millones previstos en los Presupuestos europeos 2014-2020 y lo que ha hecho
la Cumbre es anticipar su gasto, entre 2014 y 2015. Son 3.000 millones al año, a repartir entre los 5.630.000 parados
europeos menores de 25 años (964.000,
españoles). Tocan a 532 euros por
parado al año. En el reparto, España,
líder en paro
juvenil (56,4% frente a 22,6% UE), se llevará casi la mitad, 1.900 millones en dos años: 1.000 euros
por parado al año. Ahora toca estudiar en
qué se gasta y a cambio de qué, porque Bruselas
impondrá
contrapartidas, cambios
ya solicitados en las políticas de empleo y en la reforma laboral.
La cifra, 6.000
millones (y quizás otros 2.000 más para 2016-2020), es ridícula. “Como una gota de agua en el océano”, ha
dicho el presidente
del Parlamento europeo. Y contrasta con las ayudas públicas al saneamiento de los bancos europeos: 1,6
billones de euros (215.000
a los bancos españoles, 40.000
millones de Bruselas). Si parece razonable que sanear la banca sea una
prioridad para Europa (para asegurar crédito y liquidez a la economía), también
debería serlo conseguir que los parados
trabajen, para que no caigan en la pobreza,
consuman, coticen y ayuden a crecer y a recortar el déficit. Pero la desproporción de ayudas es
escandalosa. Y no han aprobado ni un euro para los parados
mayores de 25 años: 21 millones en
Europa, 5,2 millones sólo en España.
Y ahora, la medida para
desatascar
el crédito a las pymes en Europa: movilizar
entre 60.000 y 100.000 millones de crédito en los próximos 7 años, unos
10.000 al año. Medida que tiene doble truco.
Por un lado, sólo se ponen 10.000 millones en manos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que, con la “ingeniería
financiera” (avales) haga el milagro de movilizar hasta 100.000 millones en créditos. Pero además, esos 10.000 millones no es dinero nuevo,
sino que se recorta de los Fondos
estructurales de los países, con
lo que si España, por ejemplo, quiere estos créditos, tendrá que renunciar a
Fondos europeos para zonas rurales o
infraestructuras. Son créditos, que
las pymes tendrán que devolver con
intereses. Y una cifra a repartir entre los países: España
podría conseguir unos 1.000 millones año, la cuarta parte del dinero que dispone
el crédito oficial (ICO) y que no
se presta por falta de demanda.
Estas ayudas a
los parados jóvenes y los nuevos
créditos a pymes no llegarán a
España antes de enero de 2014, a
pesar de nuestra recesión, los 6,2 millones de parados y de que
nuestras empresas no consigan crédito (y si lo hacen, pagan
el doble que en el norte de Europa). Algo que no se va a resolver mientras haya dos
Europas, mientras el BCE no salga en apoyo de los países del sur, comprando deuda pública primero (para
bajar los intereses) y creando después los eurobonos:
un sistema para compartir la deuda europea, para que países y empresas se
financien al mismo coste, como antes de la
crisis del euro.
Pero esto es un tema tabú para Merkel y los fundamentalistas
de Bruselas, que prefieren aprobar
“parches” para inyectar 10.000 millones de crédito anuales que conseguir
una Europa más unida, donde pedir un crédito cueste igual en Madrid que en Berlín
o Viena (porque eso significaría que
ellos pagarían algo más que ahora). Y tampoco
quieren aprobar un verdadero Plan
Marshall para reanimar la economía europea y el empleo porque, para ser
efectivo, costaría al menos 200.000
millones de euros y los países ricos
del norte tendrían que pagar la mayor
parte. Claro que también les beneficiaría vía exportaciones y créditos.
Así que, a falta de
medidas eficaces, parches para salvar
la cara de Bruselas y Merkel, que
busca llegar hasta las elecciones
alemanas de septiembre sin pedir más dinero a sus electores. Y después, más de lo mismo: austeridad
y reformas, nada de estímulos que
cuesten dinero (para recoger mañana).Y si la Europa del sur lo pasa mal, le recetan
paciencia.
Mientras, en España,
el Gobierno Rajoy repite una y mil
veces que hay “brotes
verdes”, pero la realidad es
que seguimos
en recesión y cualquiera puede ver que no hay consumo, no hay
actividad, sigue habiendo despidos y cierres de empresas, que los
parados (sobre todo los mayores de 45 años) no ven salida. Y aunque las
exportaciones
crecen, lo hacen la tercera parte que antes (por la recesión europea), mientras
el turismo
interior sigue cayendo. Y todavía nos
queda ver los efectos depresivos del ajuste de 2014, porque aunque Bruselas
lo haya suavizado,
España tendrá que recortar otros 7.000 millones de déficit (Estado y autonomías)
para 2014.Y cada vez es más doloroso recortar.
Por todo ello, la
única salida es cambiar
de política, en España y en
Europa, abandonar la austeridad y reanimar
la economía, como han hecho EEUU, Japón, Brasil o China, países que crecen
mientras Europa está en recesión desde octubre de 2011. A nivel europeo, hay que conseguir recursos para lanzar un Plan Marshall de inversiones y ayudas a
la Europa del sur, mientras los países del norte reaniman su consumo e importaciones. A nivel español, hay que reanimar
la economía, consiguiendo más ingresos
(en este blog he explicado cómo
recaudar 50.000 millones más de multinacionales, grandes empresas y los
más ricos, bajando impuestos a la mayoría) para
destinarlos a la formación de jóvenes
y parados (la mitad no tiene), a incentivar contrataciones (un año sin
pagar SS por empleo) y a ayudar a
sectores clave para salir de la crisis: exportadores,
industrias, tecnología,
turismo y pymes. Ingresar más para
gastar más y recuperarlo vía empleo que cotiza,
consume y paga impuestos.
Se puede. Lo que no se
puede es seguir así, con un país sumido en la desesperanza y que no ve salida. Esta Cumbre
europea sólo ha aprobado migajas para 2014, cuando lo que urge es el hoy. Y no han afrontado el problema real de España:
crear empleo de verdad. Por eso, Europa,
nuestra esperanza durante décadas, queda cada vez más lejos. Estamos solos. Peor: estamos atados
a su desgobierno.
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