lunes, 11 de diciembre de 2023

Más despidos "encubiertos"

La reforma laboral, en vigor desde abril de 2022, ha reducido el empleo temporal y precario en España. Pero muchos empresarios han utilizado una “puerta trasera” para quitarse  trabajadores y seguir rotando plantillas: realizan 3 tipos de despidos, que tienen poca o nula indemnización, sobre todo si el trabajador lleva pocos meses trabajando. Uno, las bajas por no superar el periodo de prueba, que casi se han duplicado desde 2021 y eran 740.000 hasta septiembre. Otro, las bajas por despido disciplinario individual, que han crecido un +26% y superaban las 400.000 en septiembre. Y la tercera vía, las bajas individuales “por causas objetivas, que han crecido un +34% y superaban los 308.000 despidos hasta septiembre. Los sindicatos han denunciado estas vías de “despidos baratos” al Consejo de Europa y, antes de que dictamine, a principios de 2024, el nuevo Gobierno se ha comprometido a reformar estos tipos de despido, que, según la vicepresidenta Díaz les sale a las empresas “demasiado barato. Será objeto de la 2ª reforma laboral (pendiente).

                 Enrique Ortega

Cada día se hacen en España miles de contratos (42.650 diarios hasta octubre), varios por cada puesto de trabajo al año, y también miles de despidos, en un mercado laboral que no para. Y eso se traduce en miles de altas y bajas a la Seguridad Social cada día. En octubre pasado, por ejemplo, hubo 2.143.091 altas y 2.260.893 bajas a la Seguridad Social (SS), según la última estadística oficial. Otros meses, como septiembre, las altas superan a las bajas (2.443.370 frente a 2.111.209) y por eso crece el empleo neto. Concretamente, entre enero y octubre de 2023, la afiliación a la Seguridad Social creció en +500.094 afiliados (altas menos bajas), alcanzando un récord de 20.817.657 afiliados en España.

Este dinamismo del empleo y la afiliación a la SS no puede ocultar un hecho del que alertan los sindicatos desde 2022, cuando entró en vigor la reforma laboral: se han disparado las bajas a la Seguridad Social, aumentan los “despidos encubiertos”, un fenómeno que no llama tanto la atención porque han aumentado más las altas y se está creando empleo neto. Pero las bajas, los despidos, están ahí y creciendo, según revelan las estadísticas oficiales. Los sindicatos y muchos expertos consideran que son “una puerta trasera” por la que muchos empresarios cambian trabajadores y rotan plantillas ahora que les resulta más complicado hacer contratos temporales. Y denuncian que están utilizando 3 tipos de bajas que les permiten quitarse y cambiar trabajadores con poco coste, con indemnizaciones bajas o nulas. Veamos estos tres tipos de bajas cuyo uso se ha disparado desde 2022.

La primera puerta que usan ahora muchos empresarios para aumentar las bajas y rotar plantillas son las bajas de trabajadores por no superar el periodo de prueba. Siempre ha habido periodos de prueba (se deben fijar por escrito en el contrato y son unos periodos que fijan los convenios, aunque a falta de criterio suelen ser 6 meses para titulados técnicos y 2 meses para el resto) y siempre ha habido trabajadores que no los superaban. La novedad es que ahora, las bajas por este motivo se han disparado, sobre todo tras la reforma laboral: si hubo 444.722 bajas en 2020 y 552.748 en 2021, en 2022 se cerró con 893.930 (+61,7%). Y este año 2023, hasta finales de septiembre se habían tramitado ya 739.877 bajas a la SS por incumplir el periodo de prueba, casi tantas como todo el año pasado.

Estas bajas por incumplir el periodo de prueba son muy baratas para las empresas, porque el trabajador no tiene derecho a cobrar una indemnización al irse, sólo cobrará los sueldos pendientes y la parte de pagas extras y vacaciones. Y con ello, puede utilizarlo para rotar su plantilla y coger otro trabajador, ahora que resulta difícil contratar temporalmente. El trabajador despedido puede reclamar a Magistratura, si creen que el despido ha sido injusto, pero si ha estado poco tiempo en la empresa (de 2 a 6 meses), no le compensará contratar un abogado e ir a juicio por una mínima indemnización (33 días por año en caso de despido improcedente o algo más si la empresa pacta para no ir a juicio).

La segunda puerta que se está utilizando para los despidos “encubiertos” son los despidos disciplinarios individuales, cuando se justifican en “un incumplimiento grave y culpable del trabajador”, por varias causas que fijan los artículos 54 y 55 del Estatuto de los Trabajadores: faltas repetidas de asistencia o puntualidad, indisciplina o desobediencia, ofensas verbales o físicas al empresario o a otros trabajadores, “transgresión de la buena fe contractual o abuso de confianza”, disminución continuada y voluntaria en el rendimiento del trabajo (¿cómo se mide?), embriaguez habitual o toxicomanías, acoso racial, étnico, religioso o sexual… Este tipo de despidos también se han dado siempre, pero otra vez nos alertan las estadísticas oficiales de bajas por motivos disciplinarios: han pasado de 203.050 entre enero y septiembre de 2021 a 318.829 en los 9 primeros meses de 2022 y 402.010 entre enero y septiembre de 2023 (+26,1%). Y lo más llamativo: el 90,8% de estos despidos han sido a trabajadores con contrato fijo, que ahora pueden ser sustituidos por personal más barato y menos antiguo.

El abuso de esta fórmula de despido lo confirma este dato: en septiembre pasado (2023) hubo 52.166 bajas por este motivo, casi el doble que en septiembre de 2021 (27.853 bajas). Este despido disciplinario sale barato, porque el trabajador no tiene derecho a indemnización. Y aunque puede recurrir judicialmente, buscando un despido improcedente (nulo es casi imposible), sólo acabará cobrando 33 días por año trabajado (o algo más si pacta para no ir a juicio). Otra vez más, si lleva poco tiempo en la empresa, el despedido se tendrá que pensar si le compensa pagar un abogado y reclamar. Y además, si el trabajador lleva pocos años en plantilla, a la empresa le puede “compensar” pagar el coste de este despido como improcedente para disponer de su puesto para otro trabajador nuevo.

La tercera puerta que algunas empresas están utilizando para hacer despidos “encubiertos” son las bajas individuales “por motivos objetivos”, por “causas económicas, técnicas, organizativas o productivas” (causas ETOP). Tras la pandemia y la guerra en Ucrania, el Gobierno Sánchez ha tratado de limitar estos despidos “por causas económicas” para empresas, para lo que abrió la vía de los ERTE (“aparcar trabajadores” un tiempo, pagándoles el desempleo hasta que mejorara la situación del sector o empresa). Y el sistema ha funcionado (había 12.692 en agosto de 2023, cuando llegó a haber 3.617.205 en abril de 2020). Pero, a cambio, muchas empresas han utilizado las “causas económicas” para dar de baja a trabajadores, sobre todo tras la reforma laboral. Así, entre enero y septiembre se han registrado 308.606 bajas por despidos objetivos individuales, +34,11% que en esos 9 primeros meses de 2022 (230.112 bajas) y más del doble que en 2021 (146.222 bajas de este tipo entre enero y septiembre).

En este tipo de despido “objetivo”, la empresa paga al trabajador una indemnización más baja, de 20 días por año trabajado. Y si se recurre como improcedente, volvemos al tema de los 33 días de indemnización por año, que pueden compensar o no. En cualquier caso, parece que las empresas están optando más por este “goteo” de despidos objetivos uno a uno, ahora que les resulta más difícil conseguir un “despido objetivo” de un grupo de trabajadores. De hecho, las bajas por despidos objetivos colectivos (un 10% de trabajadores o más de la empresa) han sido solo 23.774 bajas entre enero y septiembre de 2023, una cifra mucho menor a la de 2021 en esos meses (42.360) y a la de 2013, en lo peor de la crisis financiera (65.781 bajas por despido colectivo entre enero y junio de 2013).

Los sindicatos llevan ya dos años alertando de este aumento de despidos “por la puerta de atrás”, que consideran un abuso y un fraude laboral de las empresas que los hacen, buscando vías alternativas (y baratas) para rotar plantillas. Ya en marzo de 2022, UGT presentó una denuncia ante el Comité de Derechos Sociales del Consejo de Europa porque consideraban que hay formas de despido que contravienen el artículo 24 de la Carta Social Europea (que España ratificó en 2021) y el Convenio 158 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). En octubre de 2022, el Comité admitió a trámite esta denuncia, a la que se sumó CCOO, con otra reclamación ante el Consejo de Europa a finales de 2022.

En su argumentación ante el Consejo de Europa, UGT reitera que la indemnización por despido en España, rebajada por la reforma laboral de Rajoy en 2012 (de 45 a 33 días por año) no compensa a los trabajadores despedidos que llevan poco tiempo empleados y que hay vías de despido (como las tres vistas ya: por no superar el periodo de prueba, por despido disciplinario o por causas objetivas) que son “demasiado baratas” para los empresarios. Por eso, los sindicatos han pedido a Europa que se pronuncie a favor de subir la indemnización por despido improcedente (de 33 a 45 días por año, con límite de 42 mensualidades) y que se fije una indemnización mínima en estos despidos, de 6 meses de salario, para compensar a los despedidos con poca antigüedad. Además, piden que se recupere el pago de los salarios de tramitación (que antes de la reforma de 2012 se cobraban habitualmente tras una sentencia de readmisión y ahora sólo en algunos casos). Y, sobre todo, que se concrete mucho más “la causalidad” de los despidos, para que no se abran “puertas traseras injustificadas” al despido, reformando la situación actual de los despidos objetivos, individuales y colectivos.

El 15 de febrero de este año, la vicepresidenta Yolanda Díaz recogió esta tesis de los sindicatos sobre las indemnizaciones y el abuso en algunos despidos, al declarar textualmente en el Congreso: “El despido en nuestro país no es caro, es demasiado barato. Es tan barato que a las empresas les sale a cuenta despedir utilizando las indemnizaciones de 33 días”. A partir de ahí, Sumar incluyó en octubre, en el acuerdo de Gobierno con el PSOE, este compromiso: “Establecer garantías para las personas trabajadoras frente al despido, dando cumplimiento a la Carta Social Europea y reforzando la causalidad en los supuestos de extinción de la relación laboral”. Una promesa de que el nuevo Gobierno legislará para cambiar la indemnización y las causas de algunos despidos.

La idea es que la reforma de los despidos sea “el corazón de la 2ª reforma laboral pendiente, tras la aprobada en 2021. No va a ser fácil, porque la patronal no quiere oír hablar de “encarecer el despido” o limitar sus causas, argumentando que iría en contra de la flexibilización en la contratación prometida a Europa en el Plan de Recuperación. Pero los sindicatos presionan y esperan que el Comité del Consejo de Europa se pronuncie en el primer trimestre de 2024. Y podría darles la razón, encareciendo el despido y limitando las causas, como ya hizo con reclamaciones sindicales similares de Francia (2 sentencias), Italia y Finlandia. Quizás la vicepresidenta Díaz y el Gobierno prefieran esperar esta decisión, para cargarse de razón frente a la patronal y tener más fuerza para reformar el despido. En cualquier caso, esta 2ª reforma laboral será más difícil que la de 2021, a la vista de la intransigencia patronal y la dureza de la oposición de PP y VOX. Pero algo habrá que hacer, para que no se abuse del despido barato como sucede ahora. La pelea, en 2024.

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