jueves, 7 de diciembre de 2023

Cumbre de Dubái: Colapso Climático

Primero hablaban del Cambio Climático, luego de la Crisis Climática y ahora “vivimos el Colapso Climático”, según dijo el secretario general de la ONU en la 28ª Cumbre del Clima de Dubái. Los datos de los expertos revelan que las emisiones de CO2 siguen creciendo y que en 2023 batiremos un récord histórico de temperatura y fenómenos climáticos extremos. Pero no necesitamos esos datos para saber que el clima se ha vuelto loco y que nos estamos cargando el Planeta. El problema es que los grandes emisores (China, EEUU, India y Rusia) no aprueban medidas para recortar drásticamente sus emisiones, para no poner en peligro su crecimiento. Y los paises en desarrollo sufren las consecuencias. La ONU reitera las 3 recetas para recortar emisiones y evitar el Colapso Climático: triplicar las renovables, duplicar el ahorro energético y dejar de usar el carbón, el petróleo y el gas en 2050. Pero otra Cumbre del Clima más, escuchamos muchas promesas y pocos hechos. Y pocas inversiones. Estamos al límite.

                  Enrique Ortega

La actividad humana sigue aumentado las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero (metano, oxido nitroso, halocarbonos y ozono troposférico), provocando un aumento de la temperatura de la atmósfera y los mares que modifican el clima y la vida en el Planeta. Aunque llevamos 28 años celebrando Cumbres del Clima (la 1º se celebró en Berlín en 1995 y este domingo se clausura la COP28 de Dubái), la realidad es que las emisiones han crecido año tras año. Este 2023 (de enero a octubre), las emisiones mundiales de CO2 han crecido un +0,3%, según los datos de Carbon Monitor, debido a un aumento de emisiones en China (+2,5%), India (+9,6%) y Rusia (+2,4%), aunque se han reducido algo las emisiones en EEUU (-2,2%), Japón (-4,5%) y Europa (-5,6%), destacando las menores emisiones en Alemania (-7,4%), Italia (-6,4%), España (-3,7%), Reino Unido (-2,3%) y Francia (-2,1%), en Brasil (.2,4%) y resto del mundo (-2,4%). 

  Ahora, la previsión presentada por Carbon Monitor para todo 2023 es que las emisiones mundiales  de CO2 aumenten este año un +1,1%, que crezcan sobre todo las emisiones por el carbón (15,2 Gigatones de CO2,+1,1%), el petróleo (12,1 Gigatones, +1,5%), el gas natural (7,9 Gigatones, +0,5%) y la industria cementera (1,7 Gigatones, +0,8%). Y por paises, crecerán este año las emisiones de CO2 de China (+8,2%) e India (+4%), mientras caerán las emisiones de la Unión Europea (-7,4%) y EEUU (-3,4%). Este nuevo aumento de emisiones en 2023 se sumaría a los de 2022 (+1%) y 2021 (+6%), tras el recorte de emisiones en 2020 (-5,4%), por primera vez desde 2015, causado por la recesión derivada de la pandemia.

Con ello, la acumulación de CO2 en la atmósfera volverá a batir un récord histórico, alcanzando a finales de 2023 las 419,3 partes por millón (ppm), un 51% más de la concentración de CO2 que había en la atmósfera en épocas preindustriales (280 ppm en 1850, 315 en 1959, 354 en 1990 y superando las 400 ppm en 2013). De hecho, ya en mayo de 2023 se alcanzó en Hawái una concentración récord de 424 ppm, la más elevada en la atmósfera en los últimos 3 millones de años (según investigaciones en el hielo ártico).

Todas estas emisiones y la concentración récord de CO2 en la atmosfera ya han provocado un aumento récord de la temperatura en la Tierra: +1,4 grados centígrados de media sobre el periodo 1.850-1900, según el último informe publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), quien nos recuerda que empezamos el siglo con un aumento de 1,27 grados. Y que 2023 será, con toda seguridad, el año más cálido de la historia. Este fuerte aumento de la temperatura provoca un calentamiento de los mares y un deshielo de las masas polares, modificando los ecosistemas  y elevando el nivel del mar (+4,72 milímetros año, el doble que a principios de siglo). Y además, el aumento de la temperatura de la Tierra está provocando fenómenos climáticos extremos: inundaciones y sequías extremas, ciclones tropicales, episodios de calor extremo y macro incendios forestales. Y, en general, un clima “loco” que provoca muertes, enfermedades y cuantiosos daños económicos.

Estamos viviendo el Colapso Climático en tiempo real y el impacto es devastador”, señaló con preocupación el secretario general de la ONU al inaugurar la Cumbre del Clima de Dubái. Lo grave es que la Cumbre del Clima de París (2015) se planteó el objetivo de que la temperatura no superara los +1,5 grados centígrados a fin de siglo (2100), para poder salvar el Planeta. Y ya este año, la temperatura ha subido esos +1,4 grados. Y, según la ONU, con los Planes de recortes de emisiones para 2030, presentados por los 194 paises adheridos al Acuerdo de París, la temperatura media del Planeta subiría entre +2,1 y +2,8 grados centígrados a fin de siglo, un aumento insostenible. Por eso, la ONU insiste en que los paises deben aumentar sus recortes de emisiones, un -43% de aquí a 2030 (sobre emisiones 2009). No vale prometer que van a conseguir cero emisiones netas para 2050: el recorte de emisiones hay que hacerlo ahora, en esta década, porque luego ya será demasiado tarde.

La ONU y sus expertos han reiterado en la COP 28 de Dubái los 3 objetivos que el mundo debe comprometer para salvar el Planeta: triplicar el peso de las energías renovables para 2030, duplicar el ahorro energético y trazar una hoja de ruta para dejar de utilizar en 2050 los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), los grandes responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero y de la actual emergencia climática.

El primer objetivo, triplicar el peso de las energías renovables en la producción mundial de energía (de 3.400 GW de potencia instalada en 2022 a 11.000 en 2030) se ve posible de alcanzar por los expertos, dadas las enormes inversiones en renovables (eólica y solar, sobre todo) y el avance de la tecnología, que produce electricidad cada vez más barata. De hecho, 117 paises se han comprometido ya a triplicar el peso de las renovables para 2030, acuerdo promovido por la Unión Europea y al que se han sumado EEUU, Canadá, Japón, Reino Unido, Australia, Chile y Colombia. Y también está de acuerdo China. Este empujón a las renovables serviría para generar electricidad 100%% renovable y reducir el consumo de combustibles fósiles en la industria y en los hogares.

Pero no sería suficiente. Por eso, el 2º objetivo de la ONU, más difícil de cumplir, es mejorar la eficiencia energética, duplicando el ahorro de energía de los paises, desde las industrias y el transporte a los particulares. Aquí, los compromisos de los paises son más difusos, salvo el caso de la Unión Europea, que se ha comprometido en hacerlo para 2030. Y queda el tercer objetivo, el más difícil de conseguir y el más importante: suprimir a medio plazo el consumo de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), los grandes culpables de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1850. El objetivo fijado por la ONU es claro: para 2050, no quemar nada de carbón, suprimir el 60% del petróleo consumido actualmente y el 70% del gas natural.

Aquí, los grandes paises consumidores (y productores) de energías fósiles dicen que sí, que van a recortar, pero no quieren comprometer una hoja de ruta, con fechas y porcentajes. EEUU, el primer productor mundial de petróleo y gas, ha aprovechado la guerra de Ucrania y la subida de la energía para reforzar su producción (y consumo), aumentando la producción de fracking (petróleo de esquisto) y concediendo Biden nuevas licencias de extracción de petróleo incluso en Alaska. Y tanto la OPEP como Rusia, los siguientes mayores productores de crudo y gas, siguen invirtiendo en prospecciones y tratando de contener la producción para que no caigan demasiado los precios y el consumo. Y nadie habla de que hay que habrá que dejar el petróleo, el gas y el carbón sin extraer si queremos salvar el Planeta. Porque cuando se queman los combustibles fósiles, en el transporte (terrestre, aéreo o marítimo), en la industria o en la producción de electricidad, generan entre el 80 y un 90% del CO2 total.

Junto a necesidad de no consumir carbón, crudo y gas a medio plazo, la ONU se queja de que la mayoría de los paises están subvencionando ahora los combustibles fósiles:”no podemos salvar a un Planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles”, criticó muy visualmente el secretario general de la ONU en Dubái. Y es que los paises destinaron 7 billones de dólares en 2022 a subvencionar los combustibles fósiles (desde ayudas a las industrias a rebajas de impuestos a los combustibles o ayudas al transporte), 1 billón más de ayudas que en 2020, por la crisis de Ucrania y la inflación, según un estudio del FMI realizado con datos de 170 paises (entre ellos, España, que dedica 10.500 millones de euros anuales a subvencionar los combustibles fósiles). Y la ONU revela que de los 194 paises que han firmado los Acuerdos de París, solo 7 paises (que no cita, el 4% del total) se han comprometido a retirar estas ayudas y subvenciones, ni EEUU, ni la UE, ni China, India o Rusia. Y así, financiando con millones a los combustibles que destruyen el clima, no podemos avanzar.

Lo que hay que hacer para superar la emergencia Climática lo tienen claro los científicos y lo ha reiterado la ONU en esta Cumbre de Dubái: triplicar las renovables, duplicar el ahorro energético y dejar de extraer y consumir carbón, petróleo y gas. Pero las grandes economías no están por la labor de reconvertirse y gastar más en energías limpias. Por un lado, China, India y los grandes paises en desarrollo (G-20) defienden que ellos tienen que seguir creciendo, aunque sea a costa de altas emisiones (China emite el 30,7% del total mundial, USA el 13,6%, India el 7,6%, la UE el 7,4%, Rusia el 4,4% y Japón el 2,8%) , como antes hicieron los paises occidentales (el 17% de las emisiones mundiales entre 1850 y 2021 son “culpa” de EEUU, el 12% de China, el 10% de la UE, el 6% de Rusia y el 5% de India). Y por otro, los paises pobres y en desarrollo, que no emiten apenas CO2 son los que más sufren ahora la emergencia climática (inundaciones, tornados, sequías, hambre, incendios, emigraciones…), sin que los ricos apenas les ayuden: el Fondo verde (creado en 2019 y que debía aportarles 100.000 millones anuales no se cubre) y el nuevo Fondo de pérdidas (para cubrir emergencias) depende de aportaciones “publicitarias”, como las hechas en Dubái.

De momento, EEUU apuesta por recortes de emisiones y energías renovables siempre que no pongan en crisis su potencial fósil y sus inversiones, con el riesgo de que el negacionista Trump gane las elecciones en 2024. Y en China, avanzan en las energías alternativas pero sin desengancharse del carbón, el petróleo y el gas, al menos hasta mediados de siglo, lo mismo que India y otros paises en desarrollo. Y Europa es el continente con más conciencia climática y más compromisos (recorte de emisiones del 56% para 2030, cierre de centrales de carbón, un 80% de electricidad renovable y prohibición de coches de combustión para 2035). Pero en muchos paises europeos está avanzando el “negacionismo climático” (Italia, Hungría, Holanda, Reino Unido, autonomías y Ayuntamientos españoles gobernados por PP y VOX…), empujado por la extrema derecha y parte del PP europeo. Y por eso, habrá que esperar al resultado de las elecciones europeas de junio de 2024.

Además de decisión política, la lucha contra la emergencia climática exige reconvertir a fondo las economías y los hábitos de consumo, lo que exigirá cuantiosas inversiones. Según las estimaciones más conservadoras, financiar la lucha contra el Cambio Climático costará 4,3 billones de dólares anuales (4 billones de euros cada año), que habrá que conseguir de inversiones públicas y privadas, impuestos verdes y al CO2, bonos y créditos. Sólo en Europa, la inversión del Pacto verde superará el billón de euros en esta década. Y España contempla invertir, en el Plan del Clima, 241.000 millones de euros entre 2021 y 2030. Cantidades ingentes, pero no podemos olvidar que no hacer nada tiene un coste mayor: en vidas humanas (la OMS estima que 1 de cada 4 muertos pueden atribuirse a causas ambientales prevenibles), en enfermedades y en daños por el clima extremo: los desastres naturales inducidos por el CC costaron 1,5 billones de dólares en 2022, según un estudio. Y el Banco Mundial cree que por cada dólar  invertido acabaremos obteniendo 4 dólares.

Otro año más asistimos a otra Cumbre del Clima más, donde los expertos y la ONU lanzan advertencias, se oyen buenas palabras y grandes propósitos, pero apenas se aprueban medidas ni inversiones ni ayudas. Y así hasta la Cumbre siguiente. Y mientras, el clima nos alerta cada día, sin que cambiemos nuestro estilo de vida, nuestra forma de producir, consumir y viajar, nuestros impuestos y nuestras inversiones. Y así, llegaremos a un punto de no retorno, donde la situación será tan grave que exigirá medidas más drásticas que ahora. Es lo que suele pasar: la humanidad sólo reacciona al borde del precipicio. No aprendemos.

     

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